—Debes de estar bromeando.

     Las comisuras de sus labios se elevaron, permitiendo que una gigantesca sonrisa iluminara su rostro.

     Logra escuchar las maldiciones y protestas de su pareja al otro lado de la línea telefónica, la mayoría dirigidas a Anthony Stark y unas cuantas llevaban como destinataria a Natasha Romanoff. Diana simplemente dejó escapar unas sonoras carcajadas.

    —¿Es el día de los inocentes en Alemania?

    —¿Dame las motivaciones para apoyar a un experimento nacionalista de cien años? —indagó, comenzando a caminar de un extremo al otro de la habitación, acomodando objetos que no se hallaban en sus lugares correspondientes—. Además, ¿qué nos justifica que el gobierno no conoce de nuestros pasos?

     En aquellos momentos querían encontrarse en el extremo contrario al océano, entre los brazos de Clint, admirando alguna comedia romántica o discutiendo acerca de la evolución de los diversos alimentos en su cocina. Por el contrario, estaba de embajadora en Europa con el propósito de verificar que la situación transcurra con normalidad.

    —¿Crees que el gobierno acate lo establecido en el acuerdo?

    —De lo contrario disponemos de las cualidades para mandarlos a freír espárragos —respondió, tomando asiento cercana al ventanal—. Hablando de espárragos, ¿has regado las hortalizas?

    Más maldiciones se hicieron presentes. Un bufido permaneció atascado en su garganta. Imaginó que ninguna de las actividades que había señalado mediante anotaciones que colgaban en la puerta del refrigerador habían sido cumplidas o que solo un ínfimo porcentaje de las mismas habían obtenido resolución. Un acontecimiento similar y tomaría el primer vuelo a los Estados Unidos.

    —Sabes que te amo, ¿verdad?

    —Ve a regar las hortalizas, Barton.

  Ruidos externos provenientes de la granja se hicieron presentes en el teléfono. Los ojos de Diana emitieron un brillo especial de tan solo descifrar las voces de sus pequeños.

     —¡Mamá! ¡Hola, mami! —tres tonalidades de voces diferentes comenzaron a vociferar a través del auricular.

      Un "beep" le aseguró que la llamada telefónica había acabado.
Aguardó un par de segundos, mientras revisaba un par de documentos que su compañera le había enviado haciendo referencia a un proyecto confidencial que reunía a la antigua Unión Soviética y a científicos de diversos países.

      La fotografía de su esposo apareció en la pantalla de su teléfono, debajo la petición para responder a una videollamada.

     —¡Hola, mami!

     Las caritas de sus pequeños aparecieron en el visor. Diana les regaló una sonrisa.

       Luego de ser sometida al exhaustivo interrogatorio de Lila y Cooper, Clint apareció en escena para obligarlos a que se despidieran y lograr intercambiar unas palabras con su esposa —y tal vez finalizar con el motivo de la llamada—.

     —Te enviaré el plan en breve —pronunció Diana, desconcertado por completo al hombre— ¿En verdad crees que confiaría mí estabilidad matrimonial y el cuidado de la humanidad a un emblema patrio y a un millonario robótico?

    —¿Esto significa que toda la conversación anterior y nuestra discusión sin fundamentos nunca pasó?

    La mujer asintió con suavidad.

    —¡Elizabeth!

    —Adoro escuchar tu enfado, Francis.

     Guiñó su orbe derecho de manera descarada, sacándole una carcajada a su esposo. Diana escuchó pasos provenientes del pasillo, adivinando que Natasha se acercaba a la oficina.

    —Debo asistir a una reunión —informó, organizando el papeleo sobre su escritorio—. Te llamaré al finalizar. Recuerda regar las hortalizas, no permitir que los niños miren demasiada televisión y que estudien sus asignaturas pendientes —se acercó al micrófono y exclamó— ¡Niños, no permitan que su padre se vaya con el tío Steve! ¡Retenganlo!

   —¡Diana Elizabeth Barton!

   —¡Te adoro, Clinton!

   Y cortó la videollamada antes de recibir un sermón por parte de su esposo. 

  
    
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YeimmyPotter espero que te guste ❤️