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026; tony stark

      —¿Ha recibido los documentos del cuartel central? —indagó, mientras se encaminaba al interior de la oficina.

        Un bufido escapó de sus labios. La pila de documentos en uno de los extremos del escritorio del millonario proseguía agrandandosé, haciendo referencia a que el hombre a cargo de la corporación siquiera los había observado.

          Anthony continuaba sentado en su sillón, con su atención en la pantalla de su computador e intercambiandola, cada cierta cantidad de segundos, con la tableta digital portátil sobre el escritorio. Sarah depositó las nuevas carpetas de un golpe, capturando la atención del hombre. 

      —¿Qué? —cuestionó, mostrando una leve pizca de enfado.

     —¿Qué? —las miradas de ambos descendieron a los documentos. Tony buscaba una respuesta a la irrupción en su labor—. ¡Ah! Son de tus admiradores del cuartel central exigiendo atención.

   Anthony tardó unos minutos en percatarse del verdadero significado de la última oración pronunciada por la muchacha. Luego regresó a su anterior accionar, ignorando completamente su presencia.

   La tensión entre sus cuerpos aumentaba a medida que transcurrían los días. Todo había comenzado en una celebración del millonario, donde, a causa de las grandes cantidades de alcohol ingeridas, habían acabado intercambiando caricias. Ninguno se hubiera acordado de lo ocurrido, de no ser por el dios del trueno, quién les regresó sus recuerdos de esa velada.

   Sarah, aunque las palpitaciones de su corazón aumentaban cada vez que pronunciaban el nombre de Tony, intentaba mantener ese suceso alejado de sus pensamientos. Conocía al sujeto lo suficiente para no crear situaciones imaginarias en su cerebro.

   Terminó saliendo de la habitación, idealizando las exclamaciones que debería soportar por parte de Natasha y los reclamos de Maria Hill. Incluso lograba escuchar sus voces en sus pensamientos.

   Una peculiar voz masculina capturó su interés.

   —¡Sarah! —exclamó Steve, alzando su mano— ¿Has logrado que lea el papeleo?

   —¿Quieres intentar hacer entrar en razón a un multimillonario con un traje de metal? —removió sus cabellos, desesperada—. Porque planeo rendirme.

   Las carcajadas de Steve le devolvieron la agradable sensación de tranquilidad. Faltaban los malos —si se podían decir así— chistes de Sam y las imitaciones baratas de Clint para regresarle su felicidad absoluta.

   —Vayamos por un té, necesitas calmar esos nervios.

   —Exacto —una tercera presencia se realizó desde el extremo opuesto del pasillo.

    Anthony caminaba en dirección a ellos con una importante pila de documentos entre sus brazos y un par de marcadores de colores pasteles.

   Sarah frunció su ceño.

   —¿Qué? ¿No me ayudarán?
  
    La muchacha contuvo sus crecientes ganas de golpear el atractivo rostro del hombre con los sillones que servían de adorno en el lugar, por temor a ser despedida y en gran medida por su incapacidad física para quitar objetos que se encontrarán adheridos a las paredes de concreto.

   —No puedo entrometerme en negocios ajenos, señor Stark —murmuró, dirigiendo sus movimientos a proseguir con sus actividades.

    —Pero...

    —Hace semanas que insisto en que le dé un vistazo a los documentos, que firme las autorizaciones pendientes y que escuche la rigurosa planificación de Natasha con respecto a los descubrimientos recientes de posibles centros de control de organizaciones secretas —comentó, conservando una tonalidad de voz serena, sus nervios ya estaban lo suficientemente dañados como para soportar otro altercado— ¡No pienso ayudarle!

   Steve parecía entretenido con la discusión, aportando extraños sonidos en apoyo a la mujer.

   —¿Y cuándo se declararán?

   La atmósfera de tensión pareció esfumarse ante el comentario del capitán. Los dos implicados se observaron mutuamente y regresaron al hombre de cabellos rubios.

   —¡Rogers!

   —Tú le gustas —señaló a Tony— y ti te gusta —señaló a Sarah—, ¿por qué no declaran sus sentimientos y nos evitan de situaciones similares al resto del equipo?

   Sarah se permitió el beneficio de la duda, aunque finalizó abandonando el pasillo al cabo de unos segundos. ¿Le gustaba a Tony Stark?

  
   

  
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lauu_marasca espero que te guste ❤️
   

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