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017; yon-rogg


Observó a sus compañeros acabando con los preparativos para asistir a la misión que se llevaría a cabo en algunas horas. Desconocía los detalles, pero a juzgar por el armamento que cargaban los soldados, dedujo que se enfrentarían a un enemigo poderoso.

Acomodó el gigantesco abrigo que recubría la parte superior de su cuerpo y protegía sus violáceas heridas de la mirada pública; al menos se ahorraba los comentarios desagradables o penosos hacia su persona. Y se encaminó en dirección a la oficina del superior comando.

    —¿No me dejará asistir, capitán?

   La cálida mirada del hombre se apartó de los documentos por un instante y se concentraron en ella.

    —Dara, regresa a la enfermería —más que una orden, aquello se asemejó a un pedido.

    —Me encuentro en perfectas condiciones —informó, demostrando sus muñecas libres de pulceras magnéticas. Yon Rogg negó con un movimiento de cabeza— Reitero, perfectas condiciones.

   Los efectos secundarios que prosiguieron a la radiación sometida, habían alterado sus sistemas internos. De manera que un ínfimo cambio de actitud o un acontecimiento que le provocara una emoción contraria, desataría el caos. Yon conocía a la perfección sus debilidades y temía sacrificar a su tripulación por un capricho.

    —Apenas puedes mantenerte estable, tu sistema inmunológico indefenso —enumeró, acariciando con delicadeza los brazos repletos de hematomas. Dara predijo sus palabras—... y los brotes de energía son demasiado recurrentes.

   —Puedo controlarlos.
 
    O hacer el esfuerzo por mantenerse alejada de él y prevenir cualquier inconveniente a la misión.
   
   —Dara.

   —Puedo hacerlo —pronunció, alejándose del hombre por el bienestar de aquellos que vivían en las instalaciones y alrededores.

  Yon tardó un momento en responder a la petición. Dara, por su parte, mantuvo una considerable distancia del capitán, sus nervios comenzaban a acumularse en su interior y, mezclándose con sus ansias de conocer la respuesta, podrían acabar provocando algo peor.

  —Te quedarás en la nave... —estuvo a instantes de emitir una queja— y sin peros.

[...]

  Cuando recibió la notificación de lo que suedería al momento del aterrizaje, la muchacha maldijo a Yon Rogg con cada trozo de su alma. Él conocía a la perfección su investigación acerca de los seres y de su interés por averiguar de donde provenía su cambio de formas, que dejarla encerrada en una aeronave era un castigo demasiado severo.

  —¡Intenta cuidarnos el trasero! —

  —¡A ti te dejaré morir! —exclamó por su auricular en respuesta. Escuchó la lejanas carcajas de Yon, aumentando los latidos de su corazón.

   Su cerebro divagaba en averiguar la función de los diversos botones que componían el panel de control, que tardó un tiempo en percatarse de la presencia de diversos puntos parpadeantes en el radar. Habían descubierto su posición.

  —¿Capitán? —indagó, tomando su traje correspondiente y atravesando los pasillos a gran velocidad— ¡Capitán!

  —¿Si?

  —Tenemos problem.. —sus palabras quedaron atoradas en su garganta.

    Un significativo grupo de soldados habían interceptado la nave. Y Dara se rindió, incapaz de repartir golpes a diestra y siniestra o emplear sus mutaciones genéticas.

    Fue transportada a una aeronave de menor tamaño que los trasladó hasta una gigantesca infraestructura metálica. Mientras era conducida, a empujones, por los pasillos, apreció rostros familiares dentro de celdas de cristal. Algunos prisioneros que habían capturado en misiones anteriores e incluso ex compañeros de trabajo.

   Su corazón dio un vuelco cuando Yon Rogg apareció en su campo de visión: el hombre estaba siendo golpeado por un grupo de soldados que exigían respuestas. Aunque el desencadenante de su furia fue escuchar el desgarrador grito de un niño proveniente de una de las celdas.

   La energía fluyó de su cuerpo en milisegundos, provocándole la muerte a los verdosos seres que la acompañaban y transformándolos en un cúmulo de cenizas.

   Horrorizados, el comandante de la flota enemiga dirigió un ataque contra Dara, cual derivó en un intercambio de puñetazos y descarga de armamentos por parte de ambos contrincantes.

    —¿Reprimiras, algún día, tus benditos impulsos de energía? —preguntó Yon, liberando sus muñecas de las pulceras de descargas.

   Ninguno había mencionado lo ocurrido en el desconocido planeta a sus superiores. Simplemente un altercado y un exitoso escape.
   
   —Lamento mencionarle que es su entera culpa.

  —Lamento ser atractivo y atraerla sexualmente, soldado.

  —Sí... —observó la coqueta sonrisa del capitán a través del reflejo del cristal. Dara se percató que había cometido un grave error— ¿¡Qué!? Frene sus estúpidas hipótesis, jamás me atraerá.

  —Eso se verá.

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 Vane_Echelon espero que te guste kdjd ❤

  

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