002; clint barton
Descendió su mirada a la taza de porcelana que contenía su afamado té de arándanos. Aferró sus manos alrededor del utensilio y dio un diminuto sorbo, sintiendo la calidez del líquido descendiendo por su garganta y calmando el cúmulo de nervios en su estómago.
“Volveré cuando el torneo finalice" había murmurado su esposo instantes antes de partir a Boston. Semanas después y seguía sin tener un indicio de su paradero, dejando que las hipótesis merodearan en su cerebro y comenzaran a hilarse historias con posibles desenlaces: una misión de último minuto, una nueva invasión alienígena o alguna creación extraña de Stark que provocara que la humanidad tendiera de un hilo.
Su teléfono celular comenzó a emitir un extraño sonido que indicada que estaba recibiendo una llamada de un número no agendado entre sus contactos.
—¿Si?
—¿Señora Barton? —preguntó una voz masculina del otro lado de la línea. Jayleen aguardó sin responder a la pregunta—. Habla el coronel Ross, quisiera mencionarle que su esposo se encuentra en una prisión del gobierno de los Estados Unidos por quebrantar una gran cantidad de leyes tanto nacionales como internacionales. ¿Podría dirigirse al aeropuerto esta misma tarde?
Jayleen quedó perpleja por algunos segundos, tratando de procesas las palabras del oficial.
—¿Señora Barton..?
—Estaré allí.
Colgó. No quería perder minutos en averiguar lo que había ocurrido, prefería preguntárselo en persona. Tomó un bolso y colocó lo necesario para la travesía, además de una pequeña valija con prendas para Clint y algunos abrigos en caso de ser enviada al exterior del país.
Condujo durante varias horas desde la granja familiar hasta las instalaciones principales del gobierno en Washington. Su mente no paraba de generar hipótesis al respecto. Incluso, mientras conducía, habían consultado con algunos compañeros de la agencia de espionaje estadounidense, quienes le informaron acerca de un combate producido en algún aeropuerto alemán.
Sus labios se separaron unos centímetros al apreciar el helicóptero. La situación era peor de lo que imaginaba.
—¿Se encuentra bien?
Los mareos se habían instalado en su rutina diaria desde hacía semanas. Pero empeoraron significativamente mientras sobrevolaban el océano atlántico.
—Vértigo —mintió.
—¿Segura?
Jayleen asintió, observando a través del cristal a las instalaciones flotantes que asomaban entre el oleaje. Su esposo se hallaba dentro de una prisión de alta seguridad, eso le daba una mínima idea de la gravedad del asunto.
Un grupo de uniformados la escoltaron por los pasillos del lugar hasta una tétrica habitación que carecía de ventanales. Al cabo de unos segundos, se abrió una entrada lateral. Clint entró y Jayleen tuvo que contener sus crecientes ganas de abalanzarse sobre él.
—Les dejaremos unos minutos mientras continuamos con el papeleo, ¿entendido, señores?
Jayleen asintió, acercándose a su esposo y percatándose de la exuberante cantidad de heridas recientes de sus brazos y rostro.
—¿Jugaste al golf contra alienígenas?
—Dieciocho golpes —respondió orgulloso. La muchacha cruzó sus brazos a la altura de su pecho—. También destruimos un aeropuerto en Alemania. Debí haberte llamado, pero todo sucedió tan de repente..
—Ahorrate las excusas, estoy al tanto de todo lo sucedido. Iré a patearles el trasero ese anciano y al pedazo de hojalata.
—¿No estás molesta?
—Decepcionada —corrigió, frunciendo sus labios. El grupo heroico se había desintegrado por un capricho de las Naciones Unidas—. Dime que no has puesto a Natasha o a Wanda contra nosotros —tomó las manos del arquero entre las suyas y las colocó sobre su abdomen—, porque creo que necesitaremos niñeras.
—¿Hay un mini agente ahí adentro?
—¡No vayas a desmayarte, Barton! —no acabó de pronunciar la oración que su esposo se desvaneció sobre el suelo de la habitación— ¡Barton!
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_Jayleen_Grande espero que te guste ❤
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