Rintarō corrió hacia donde está la habitación de los gemelos logrando llegar en el momento en que Osamu bajaba del árbol, cuando ambos se vieron no dudó en correr para ayudarlo. Una vez ya juntos, tomó la mano del peligris y la besó.

- me iré contigo Sunarin -

- perfecto, pero antes...- con su otra mano libre la metió dentro del bolsillo de su pantalón para después sacarla de forma cerrada.

La mano que tomaba del peligris, la extendió dejando algo dentro de ella. Osamu abrió su mano y sus ojos brillaron, un anillo de plata con pequeños diamantes celestes por alrededor del mismo era lo que Rintarō le había dado.

El castaño se arrodilló sobre una de sus piernas mientras tomaba ese anillo para poder observar hacia arriba al peligris.

- Osamu, eres lo que más amo y quiero estar contigo para siempre; no te faltará nada y te cuidaré hasta el último día de mi vida...¿Aceptas casarte conmigo y pasar el resto de nuestra vidas juntos? -

- ¡Sí, sí, sí, es lo que más deseo Sunarin! - sonrió con pequeñas lágrimas de emoción en sus ojitos provocando que el castaño sonriera muy feliz.

Se levantó para poder colocar ese anillo en el dedo anular de la mano izquierda del peligris y tomó la otra mano junto a la maleta de su pareja. Osamu con mucha alegría observaba el anillo en su mano y antes de comenzar a correr con su ahora prometido, miró hacia el balcón de su habitación donde estaba Atsumu presenciando todo, le mostró su mano dejando ver el precioso anillo y el gemelo contrario le sonrió aún más, le gritó algunas palabras deseándole suerte y que no olvidara invitarlo a su boda. Osamu logró gritar un “Sí” y desapareció del campo de vista de su hermano.

Atsumu por dentro lloraba por no haber vivido un amor así, se arrepentía por no haber hecho lo mismo como su hermano y haber huido con Sakusa en lugar de terminar su noviazgo diciéndole o más bien, mintiéndole con decir que ya no le amaba más, que nunca debieron haber estado juntos; pero en realidad le había costado decir todo aquello.

Mientras en la residencia la progenitora se disculpaba con Keiji por el abandono de su hijo, no tenía idea del gran peso que también le habían quitado a él pues tampoco amaba a Osamu. Ambos finalmente eran libres.

Un padre muy furioso.

Una madre fingiendo preocupación y tristeza porque en realidad estaba más que feliz por uno de sus pequeños.

Un hermano que lloraba en silencio pero feliz por su hermano.

Una pareja de enamorados reía en aquel auto que viajaba por la carretera muy lejos del antiguo hogar de Osamu.

- lamento que tengas que huir de tu casa en tu cumpleaños, Osamu -

- ¿De que hablas? ¡Es el mejor jodido cumpleaños que he tenido! - volvió a reír para después besar los labios de su prometido quien lo llevaba sobre sus piernas mientras conducía.

Apesar de los besos que ambos se daban, tenían mucho cuidado pues sabían que aún viajaban por la carretera en plena obscuridad.

- te amo Sunarin -

- te amo mi cielo - le sonrió dulcemente provocando que el contrario se escondiera entre su cuello. - Feliz cumpleaños Samu - besó el hombro del peligris sin despegar la mirada de la carretera.

- muchas gracias querido -

Viajarían a un lugar donde el progenitor no los encontrara, comenzarían una nueva vida juntos, aún tienen muchas cosas por aprender pero lo harán juntos, y cuando se casen legalmente; nadie los podrá separar, ni siquiera el hombre que se negó a aquella relación.

࣪✦ Fin.