- Suna...¿Me amas? -

- más que a mi vida -

Sábado 05:30 de la mañana, demasiado temprano para Rintarō pero le había prometido a su novio que ambos verían el amanecer en aquel gran campo favorito de ellos, en el campo donde 4 años atrás el castaño se había declarado al gemelo menor y este mismo le aceptó con demasiada alegría; pasarían aquel momento juntos enredados con una manta para cubrir la fresca brisa, como regalo de cumpleaños de Osamu.

Rintarō quería darle algo material, algo que pudiera usar o tener en su habitación; pero Osamu siempre le decía que no necesitaba nada de eso, que el mejor regalo era que su pareja lo acompañara en ese día, que le mimara como solía hacer, que sólo estuviera a su lado; no necesitaba nada material.

Los destellos anaranjados y amarillos comenzaron a salir poco a poco, el peligris se removió entre los brazos de su novio para poder apreciar mejor aquel cielo celeste que comenzaba a mezclarse con colores más brillantes.

- ¡Suna, Suna, mira! Anda, no te duermas - le tomó de las manos sacudiendo levemente al castaño quién intentaba mantenerse despierto.

- ¿Qué pasa? -

- ¡Mira que ya está saliendo el sol! -

Mientras Osamu observaba la puesta del sol con una gran sonrisa, Rintarō capturaba en una foto aquel momento; amaba ver a su novio tan feliz hasta por el más mínimo detalle. La emoción que reflejaba Osamu, la brillosa mirada, incluyendo aquellos pequeños cabellos revueltos que caían por su frente; hacían que el corazón de Suna se sintiera cálido. Prefería mil veces mejor observar a su novio que lo que sucedía a su alrededor.

- ¡¿Verdad que es hermoso, Sunarin?! - continuaba observando hacia enfrente.

- precioso - el castaño sonrió mientras lo observaba dulcemente.

Él no se refería a la puesta del sol.

- gracias por traerme a este lugar - volvió a acurrucarse entre los brazos del más alto.

- lo que sea por ti mi cielo - dejó un casto beso sobre la cabellera gris provocandole soltar una pequeña risa.

Osamu sabía que su pareja puede verse intimidante, que si te metes con él posiblemente saldrás herido, que es alguien que no le importa nada más que él mismo; pero él mismo había comprobado que todo aquello solo era una máscara, que en realidad es la persona más dulce y protectora, que se preocupa demasiado por quienes quiere, que da todo por quien ama.

- lamento interrumpir este hermoso momento a tu lado pero debo llevarte a tu casa o tu padre me matará - le tomó de la cintura con una mano para con la otra poder retirar la manta que los cubría.

- ya no quiero seguir ocultandolo Rin - confesó triste mientras recogían las mantas para volver al auto que habían dejado cerca de ahí.

- ni yo pero cuando se lo dijimos a tu padre no lo aceptó, se molestó demasiado -

Había pasado 1 año desde aquella reunión que no duró ni 15 minutos porque el progenitor se había negado a aceptar esa relación.

Osamu y Rintarō sólo quieren ser felices, que sus familias sepan quién es la pareja que los llena de alegría. Mientras una familia había aceptado muy gustosos esa relación, la otra estaba dividida en donde el mayor se negaba completamente y la mujer aceptaba ese amor que había florecido.

Desafortunadamente la opinión del padre de Osamu importaba mucho y era de temer, él era un hombre capaz de todo; incluso de desaparecer a alguien que no le agrada para nada, es un hombre que no se mancha las manos, que prefiere que otros hagan el trabajo sucio por él. No es un tipo que trabaje en cosas más ilegales pero si alguien importante en el mundo del comercio.

- Volvamos a intentarlo, hagámosle frente tú y yo sí es lo que tú quieres Samu -

- pero...¿Y si vuelve a oponerse? ¿Que haremos? No pienso alejarme de ti, nunca - se escondió entre los brazos del más alto mientras que éste le acariciaba su cabellera.

- ¡Huyamos, escapemos lejos y seamos felices! - se separó un poco para poder observarlo a la cara y ambos sonrieron.

- te seguiré a dónde sea Sunarin - selló sus palabras con un corto beso.

Correrían ese gran riesgo siempre y cuando estuvieran juntos. Harían lo posible para que aquel hombre no los separara como tanto deseaba.

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