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Capítulo 7🦋

En la habitación de Jungkook, asomándose por el enorme ventanal que la noche anterior divisaba a la luna, ahora estaban las primeras caricias de los rayos del sol, anunciando el inicio de un nuevo día.

Jungkook, quien yacía aún dormido, arrugó ligeramente su rostro al sentir la luminosidad colarse en su espacio. Poco a poco fue separando sus párpados, tratando de enfocar su vista tanto como sus ojos se lo permitían ante la luz invasiva que cree fue una eternidad no haberla sentido antes.

Se iba sentando despacio en su cama, aún con las cobijas encima, mientras estiraba uno de sus brazos, arqueando su espalda, dando un largo y perezoso bostezo acompañado de un pequeño quejido.

Una vez que es un poco más consciente de su entorno, pasea lentamente su visión en todo el lugar, notando sus muebles, el espejo del tocador donde se preparaba todas las mañanas y las paredes decoradas con diferentes cuadros de pintura.

«Me falta algo aquí.»

Apartó las cobijas y se disponía a levantarse cuando lo recordó.

— ¡Taehyung!

Asustado, sacó sus pies de la cama colocándose sus zapatillas para buscar a Taehyung que, se supone, debería haber permanecido ahí con él y no salir a provocarle un infarto a nadie.

Cuando estuvo a punto de dar un paso, sintió cómo uno de sus tobillos era tomado por los largos y delgados dedos, haciéndolo caer y dar un grito al mismo tiempo que ocasionaba un estruendo que, está seguro, pudieron haber escuchado sus inexistentes vecinos.

— ¿Qué fue eso...? —alcanzó a quejarse Jungkook, mientras frotaba una de sus rodillas tratando de mitigar el dolor por el golpe recibido. Volteó a ver bajo su cama, captando a Taehyung boca abajo y riéndose por lo que había provocado. Jungkook lo vio incrédulo y con cierta molestia en su rostro. —¿Qué problema mental te llevó a meterte ahí abajo?

— Lo siento, mi plan era asustarte, no que te golpearas. ¿Estás bien? —preguntó, arrastrándose con sus antebrazos y sacando medio cuerpo del reducido espacio al que se había metido, mientras iba pausando poco a poco la risa que no había parado hasta ese momento.

Jungkook estaba con la frente un poco arrugada, tratando de aguantar el dolor por el golpe, apresando sus labios con sus propios dientes asintió, dando a entender que no pasó a más.

— ¿Qué estabas haciendo? —tomó asiento lentamente en posición de flor de loto.

— Hace un rato escuché que venía alguien a tu habitación. No tuve otra opción que ocultarme aquí. —explica, apoyado de sus codos para mantener algo elevado su torso. —Tu nana te dejó el desayuno en la mesa cerca del ventanal.

Taehyung apuntó con su barbilla en dirección al sitio señalado y Jungkook lo siguió con la mirada. En efecto, a la par de las enormes ventanas en su habitación se encontraba el sillón donde Taehyung se supone que pasó la noche y una pequeña mesa frente a éste reposaba una bandeja con el desayuno ya servido.

Estaba a punto de colocarse de pie e ir a degustar los alimentos que se veían tan apetecibles pero antes que nada, escucharon la puerta intentar abrirse.

— Joven Jungkook, ¿se encuentra bien? Escuché un golpe desde el otro lado. —la voz de su nana sonó amortiguada al encontrarse del otro lado de la puerta.

Jungkook, en un momento de pánico y por tratar de ocultar rápido a Taehyung lo empujó de vuelta con sus pies al interior bajo su cama, con sus quejidos de por medio al golpearse la cabeza con el soporte.

— ¡Oye, ten más cuidado!

— Silencio no hagas ruido, mi nana va a entrar. —susurró a medida que acomodaba sus sábanas al costado de la cama, de tal modo que cayeran al ras del suelo y Taehyung no fuera visible.

— ¿Jungkook? Disculpa pero entraré ahora —la mujer ingresó, dejándose ver con su típico vestido oscuro y largo, con un pequeño delantal y un moño en su cabello que lo recogía perfectamente ya que se encontraba realizando aseo en la habitación de al lado. —¿Q-qué hace en el suelo, joven?

— Me... ¿Caí? —los nervios de Jungkook eran evidentes pero él trataría de seguir disimulando que nada raro ocurría.

— Ayer también tuvo un tropiezo joven. ¿Seguro que no ocurre nada? ¿Se lastimó los pies el tiempo que estuvo fuera? —ciertamente su nana se encontraba muy preocupada ante el comportamiento poco usual de Jungkook. Había un cambio en él que no lograba descifrar, empezando por lo tarde que el doncel se había levantado. No importaba qué pero Jungkook siempre y todos los días solía ser el primero en estar despierto y tocando el piano.

La nana intentó acercarse y ayudarle, sin entender qué habrá empujado al doncel en adoptar hábitos sutilmente diferentes pero notorios. Sin embargo, antes de aproximarse más a Jungkook, él le hizo seña de no precisar su ayuda para detenerla en el acto.

— N-no, han sido momentos de torpeza, sí... Eso.

Siempre has sido torpe. —se escuchó un leve susurro de repente.

— ¿Disculpe? —quiso saber la mujer, arrugando su frente y observando a Jungkook con atención, pues le pareció haber escuchado un casi inaudible susurro.

— ¡Me encuentro bien! —Jungkook le metió una patada a Taehyung sutilmente para que dejara de hablar y éste alcanzó a hacer un quejido que no se escuchó debido a las exclamaciones en voz alta que hacía. —No se preocupe, nana. Voy a comer y luego bajo, tenemos una plática pendiente.

La mujer lo observó de arriba abajo, prestando atención a la aparente sonrisa de inocencia que se plasmaba en el rostro de su joven doncel, quien aún yacía sentado en el suelo. Soltó un suspiró y consideró que ya había abarcado suficiente de su tiempo esa mañana,

— Está bien. Si necesita algo, por favor hágamelo saber. —la nana le dedicó una pequeña sonrisa y reverencia para salir de la alcoba y continuar con sus labores.

Jungkook soltó un fuerte suspiro y se colocó de pie, Taehyung finalmente se arrastró totalmente fuera de la cama y de igual modo se levantó para seguir a Jungkook a la mesita del desayuno.

— Eso estuvo cerca. —atinó a comentar mientras sacudía su vestimenta bajo la atenta mirada de Jungkook, quien ya estaba sentado en el sillón con uno de sus codos puestos en el reposabrazos y sus nudillos cargando su rostro.

— ¿Por qué me ves así? —inquiere con desinterés cuando Taehyung comenzó a intercalar su mirada entre él y su desayuno.

— ¿Te doy de comer en la boca? —el tono de voz y la sonrisa juguetona de Taehyung algún día le provocarían algún malestar en el estómago del doncel. Pero su ofrecimiento logró únicamente que Jungkook estampara su mano en su propia frente.

— ¿Qué pecado tan grave cometí para estar en esta situación?

Cuando Jungkook finalizó su desayuno, con Taehyung molestándolo cada que la oportunidad se presentaba, tomó un baño y se preparó para hacerle frente al día con un traje en tonos oscuros que usualmente utilizaba.

El plan de hoy iniciaría en la búsqueda de Park Jimin y cumplir el último propósito de Taehyung.

Taehyung se encontraba con su atención puesta en el ventanal, maravillándose por la radiante luz del sol que muy pocas veces se hacía presente en el pueblo. Jungkook estaba frente a su espejo y tocador, colocando sus prendas de oro y preparando su rostro para salir, sin percatarse que -inconscientemente- se colocó la alianza de matrimonio que carga consigo desde que huyó de la iglesia. Pero mientras lo hacía no pudo evitar que una extraña pesadez se instalara en su pecho, como un vacío que absorbía su corazón para envolverlo en oscuridad.

De repente, vio a Taehyung a través del espejo, preguntándose por qué la sola idea de ayudarlo a partir para siempre y no volver a verlo nunca más comenzaba a no parecerle la mejor idea en todo el plan ideado entre ellos y su padre. Podía ser alguien atrevido, poco convencional, demasiado coqueto y descarado para lo que él acostumbra a ver y frecuentar en su entorno, con costumbres que no estaban arraigadas en él pero nada de eso quitaba el hecho de que su esposo fuera un buen hombre, y era extraño... Pero no quería perderlo.

Con disimulo, sacudió su cabeza para ahuyentar esos pensamientos, lo que sea que estuviera sintiendo no debía permitirlo, no debía darle paso. Taehyung era agradable y le tomó aprecio además de gratitud por todo lo que había hecho por él e incluso llegó a preguntarse si era eso o alguna especie de enamoramiento que comenzaba a surgir por su compañero pero sea cual sea el sentimiento instalado dentro de él no estaba dispuesto a sufrir por ello.

Se levantó de su pequeña silla y le pidió a Taehyung que aguardara una vez más en su habitación, para aprovechar el poco tiempo que aún le queda disponible y conversar con su madre sobre todo el lío que se había provocado en su ausencia.

Bajó las escaleras a paso tranquilo y con la particular elegancia con la que fue educado durante toda su juventud, caminó a la sala de estar y encontró a su madre sentada en un sofá muy largo, bebiendo tranquilamente una taza de té mientras su nana no estaba muy lejos terminando los quehaceres.

— Buenos días, hijo. ¿Gustas sentarte a beber el té para que me expliques dónde te habías metido? —el tono pasivo-agresivo que usó su madre no fue totalmente de su agrado, se dio cuenta que la emoción con la que fue recibido ayer se había esfumado y regresó la mujer intimidante que solía ser.

Jungkook afirmó con un solo movimiento de cabeza a la propuesta que le dio y tomó lugar sentándose frente a ella.

— Antes de yo explicarle dónde estuve y lo que hice, me dirá usted a qué se refería ayer con que debemos recuperar lo que Lord Min nos quitó. —ahora Jungkook usó el mismo tono que ella.

— ¿Por qué escuchas conversaciones ajenas, hijo mío? —Jiwoo dio un exhaló un poco suave, dejando la taza de té y colocándola sobre la mesa, tomó un pañuelo para limpiar la comisura de sus labios, posterior a ello hizo contacto visual con Jungkook y empezó a hablar. —No es la educación que te fue inculcada.

— No desvíe el rumbo de la conversación, madre, eso también es de mala educación.

— En otras circunstancias no permitiría que me hables de esa manera— aseveró con rigidez visible en su rostro. —Pero hoy, ciertamente, me encuentro de buen humor a pesar del oscuro panorama que nos envuelve como familia Jeon. El tiempo nos apremia y es posible que en un parpadeo perdamos todo lo que tu padre ha construido para nosotros.

Jungkook frunció su entrecejo, la confusión lo estaba invadiendo y dispuesto a preguntar qué ocurría, fue interrumpido por Jiwoo para escuchar su explicación.

— Min Yoongi y yo nos habíamos sentado a charlar días antes de su boda, no me creas si no quieres, hijo mío, pero vi por tu bienestar y reputación hasta el último momento. Esa plática consistía en evaluar el patrimonio con el que ustedes iban a contar como tal, sumar y calcular su fortuna combinada a la tuya y todo parecía cuadrar bien. Sabes que soy muy cuidadosa con el cálculo y sobre todo si se trata de nuestro dinero.

Jungkook asintió, sabía perfectamente que su madre rara vez cometía algún error en el manejo del patrimonio familiar.

» Luego de haber despejado dudas y haber contabilizado un monto aproximado llegamos a la parte de acuerdos y herencia. El abogado Jung, quien siempre apoyó a tu padre, se presentó esa misma tarde para legalizar los documentos. —Jiwoo, pese a su firme voz y para sorpresa de Jungkook, estaba a nada de derramar lágrimas, sus ojos se habían cristalizado.

Jungkook estaba empezando a asustarse, sabe que si la palabra dinero viene antes de un semblante derrotado de su madre, no puede significar nada bueno.

— ¿Qué ocurrió? Me está asustando, madre... —Jungkook se acomodó mejor en su sitio ante el breve silencio.

Jiwoo tomó aire y fue directo al punto de la situación.

— Entre los papeles a firmar, la rata asquerosa de Min metió un documento donde yo le cedía toda nuestra fortuna. —confirmó con un deje de rabia en su voz. —Engañó a nuestro abogado, consiguiendo así estafarnos en nuestra propia cara... En mi propia casa. El papel hizo alusión a que tú habías desaparecido y por ello, cuando huiste de la iglesia a quién sabe dónde, pudo reclamar todo nuestro patrimonio sin problema alguno.

— P-pero mamá, eso no tiene sentido. —Jungkook abrió sus ojos ante el tono mordaz y agresivo que Jiwoo había utilizado. —¿Cómo pudo él saber que yo-

— Estamos en bancarrota, Jungkook, sosteniéndonos de uñas y dientes con lo poco que me queda. Y la única manera de recuperar ese dinero es que tú te presentes de nuevo y lo reclames. —la voz de la mamá de Jungkook ahora se estaba alzando más fuerte, logrando asustarle en el proceso. —Nos vamos a deshacer del ahora esposo de Min, no sé cómo pero lo haremos, y te casarás con él de una vez por todas, solo así podrem-

— ¡Le cedió la fortuna de mi papá con su firma! Si yo me presento no servirá de nada, ¿no lo ve? —Jungkook se levantó de su lugar asustado y algo exaltado por la idea tan disparatada que su madre estaba proponiendo. —Buscaré otra manera de recuperar lo que mi padre tanto luchó por entregarnos si es lo que tanto le preocupa, pero no puede obligarme a pretender otra vez a ese hombre.

— Harás lo que yo te diga y no se discute más el asunto. —ella se plantó frente a Jungkook, quien estaba a punto de abandonar la habitación a pasos firmes y apresurados.

— No voy a casarme con un cobarde y delincuente. —Jungkook estaba a nada de permitir que la salinidad en sus ojos fuera liberada, preso del pánico y enojo que burbujeaba en sus adentros. —La gente en el pueblo me señala por su culpa.

— Hace nada te hacía ilusión la idea de un matrimonio feliz, Jungkook, ¿por qué ahora no? ¿Hay alguien más rondando cerca tuyo? ¿Hay algo que me estés ocultando de este pequeño viaje que has hecho?

Jungkook la observó con terror, incrédulo de sus palabras y de la dureza con la que estaba dirigiéndose a él, arrastrándolo consigo a un futuro desolador y dónde, una vez más, lo estaba utilizando para ser ella la única favorecida en sus planes.

— ¿C-cómo podría seguir teniendo afán de casarme después de lo que me hizo?

— ¿Te viste con otro hombre, Jungkook? —la mirada en Jiwoo se había ensombrecido, Jungkook nunca había tenido oportunidad de verla tan cargada de ira como ahora. —¿Manchaste nuestro apellido comportándote como un doncel indecente y vulgar con otra persona? ¡Responde!

— ¡No! —respondió para que ella escuchara lo que quería, doliéndole mentir de esa manera sabiendo que hay un nombre rondando su mente. —No he conocido a nadie nuevo, no quiero que otro se me acerque, ningún hombre es de mi agrado ahora, entienda eso.

— Entonces, te subes a ese carruaje en este momento y te irás al pueblo donde Min Yoongi se encuentra, lo vas a enamorar de nuevo, como el doncel recatado y fino que siempre has sido, y conseguir que se fije en ti.

— No haré tal cosa. —habló firme y decidido, era la primera vez en su vida que desafiaba un capricho de su madre pero ella, repentinamente, lo tomó con fuerza de uno de sus brazos y con la otra lo tomó del mentón con sus dedos haciendo presión demás, hasta casi ensartar sus uñas en sus mejillas y sacándole un quejido a Jungkook.

— Esto es tanto mi culpa como tuya. —le susurró entre dientes y con su paciencia totalmente drenada del cuerpo. Jungkook se removió tratando de quitársela de encima, pero ella afianzó más el agarre que tenía en él. —Si no hubieras salido corriendo como un estúpido aquel día, pudimos haber hecho algo para evitarnos este problema pero ahora estamos en la boca del lobo y al borde de la miseria. Así que haz lo que te ordeno y sube al maldito carruaje de una vez.

Jiwoo soltó bruscamente a Jungkook, empujándolo unos pasos atrás y ocasionando que éste casi cayera al suelo pero consiguió tener soporte de una mesa cerca suyo. La señora Jeon nunca se había atrevido a ponerle un dedo encima y es por eso que ahora Jungkook no puede evitar verla fijamente pero con temor, provocando que su cuerpo incluso temblara ante ella.

— ¿Harás lo que te estoy ordenando? —lo vio asentir corto y con miedo. —¿Qué harás, entonces?

— B-buscaré a lord Min y... Voy a conseguir que vuelva conmigo.

— Eso está bien. —ella sonrió pequeño y con malicia. —¿Amarás a tu esposo, Jungkook-ah? Porque aún lo haces, ¿no? ¿Lo amas lo suficiente como para devolverle todo a tu apellido?

— Sí, madre. —susurró con dolor en su voz aún sabiendo que su respuesta era una mentira. —Aún lo amo y deseo estar con él...

— Vete, adelántate con el conductor. —habló mientras se retiraba. —Yo te alcanzaré luego en otro carruaje.

Al perderla de vista, Jungkook corrió escaleras arriba sin que ella se diera cuenta, no percatándose que su nana lloraba sentada en una silla cerca del recibidor, ella se lamentaba por todo lo que inevitablemente escuchó y doliendo en su corazón el no poder hacer nada por salvar a su niño de tan fatídico futuro.

Jungkook necesitaba sacar de algún modo a Taehyung de ahí y llevarlo discretamente con él, sin mencionar que necesitaba apoyo y él era la única persona con la que podía contar ahora ante la repentina desaparición de su padre.

Entró a su habitación, lo buscó con la mirada en todo el lugar pero estaba vacío, buscó debajo de su cama y muebles pero no lo encontró, consiguiendo soltar un doloroso suspiro al verse sólo en esa situación.

— ¿Taehyung...?

Mientras Taehyung parecía un león enjaulado en espera de Jungkook, dio el suspiro número trescientos según sus cuentas y en su corto recorrido en la habitación caminó al ventanal, como si los árboles fueran a cambiar de posición o las flores del jardín salieran corriendo para hacer interesante la vista que, lejos de maravillarle, ya le aburría.

Estuvo atento y desinteresado observando el paisaje pero algo más captó su atención en medio de los árboles que estaban al fondo del amplio y verde jardín, podía apenas divisarse lo que parecía ser un pozo, lo sabe por el pequeño muro de piedras y el arco de madera que se situaba sobre este, pero también pudo ver que estaba alguien sentado al borde.

Seokjin.

No podía ser nadie más que él así que se dirigió a la salida de la habitación, tomó un fuerte respiro y abrió la puerta. Con todo el sigilo que le fue posible caminó por el pasillo de la segunda planta para llegar a las escaleras. Una vez ahí bajó cada escalón, con cuidado de no hacer ruido y ser descubierto, escuchó que Jungkook y su mamá estaban discutiendo sobre algo y a medida que bajaba las voces se hacían más audibles.

Buscó a la nana con su vista, ya que al menos tenía en la mira a dos personas, pero debía cuidar no ser visto por la amable mujer que parecía ser la única atenta a todo lo que ocurría con Jungkook. Llegó a la planta baja con su postura un poco encorvada para, según él, no producir ningún sonido, caminó por el vestíbulo y cruzó rápido por la sala de estar, aprovechando que los Jeon estaban sumergidos en su plática pero fue imposible seguir caminando cuando escuchó entre toda la discusión una idea de casamiento y sobre volver a buscar a cierto lord.

Incrédulo a todo, Taehyung quiso escuchar más de esa conversación pero unos pasos que se aproximaban lo obligaron a buscar un escondite y a la par de él estaba un enorme reloj de pedestal con una puerta en medio, no lo pensó dos veces para meterse ahí tan rápido como pudiera, logrando con éxito que la nana no lo viera cuando sintió que pasó de largo.

Entreabrió un poco la puerta, no podía ver a la familia pero si escuchó algo que, extrañamente, lo hizo sentir un escalofrío en todo su cuerpo. ¿Jungkook seguía amando a lord Min? Porque está seguro que eso fue lo que el doncel dijo. Sintió pesadez en su estómago ante esas palabras, escuchar como el que supone es su esposo está interesado en volver a los brazos de quien le hizo daño no era lo que él planeaba. Pero por qué siquiera siente celos crecer dentro de él ante la idea de Jungkook en los brazos de otro hombre.

«No, te sientes mal porque es de eso que querías salvarlo... Nada más.»

Intentó convencerse a sí mismo de no sentir nada por él, de solo protegerlo cuanto fuera posible y ayudarle a tener una vida decente. Pero si Jungkook no quería ayuda, él poco o nada podía hacer.

Respiró hondo, abatido y agotado de tanto pensar, de tanto tratar de huir de algo que cree muy pronto podría alcanzarlo. Abrió la puerta para salir de ahí, escuchar esa conversación no ayudaría en nada a los bajos ánimos que se instalaron en él y se enfocó en llegar hasta Seokjin.

Si la mansión era tan grande como Seokjin había dicho, podría ir al jardín sin ser visto por nadie. Con eso en mente caminó buscando alguna puerta que lo llevara al exterior y afortunadamente la encontró en la cocina.

Salió a toda prisa y se dirigió al pozo, donde esperaba que Seokjin aún siguiera sentado y para su buena suerte así fue. A pasos lentos y cuidadosos se detuvo detrás de él, Seokjin le estaba dando la espalda y Taehyung no entendía porqué de repente su comportamiento se tornó tan distante.

— Jungkook le temía a este pozo cuando era casi un bebé. —habló Seokjin sin despegar la vista del lugar y sin dirigirse aún a Taehyung. Este guardó silencio esperando a que siguiera contando la anécdota. —Solía ser un niño con bastante miedo a casi todo, ¿sabes? Le tenía miedo incluso a su madre y según yo no había por qué temer a quién le dio la vida.

— ¿Escuchaste o viste algo que te hiciera dudar? —quiso saber Taehyung, su voz sonando apagada y un deje de tristeza en su mirada, misma de la cual Seokjin aún no se percataba.

—Sí, anoche di un recorrido a lo que alguna vez fue mi hogar, entré a mi antigua oficina y encontré los documentos de la fortuna Jeon y sobre lo que creo que mi esposa planea hacer con Jungkook. —Seokjin finalmente volteó hacia su amigo con una mirada que Taehyung jamás había presenciado en él.

Preocupación. Urgencia.

— Taehyung, estoy seguro que Jungkook corre peligro.

Ante esto dicho, Taehyung abrió sus ojos con sorpresa, dejando de lado su tristeza ante tal conclusión.

— ¿En peligro de qué?

— No lo sé, pero nada de esto me da un buen presentimiento. Tienes que ayudarlo, por favor, estar cerca de él. —Seokjin se levantó de su lugar y tomó a Taehyung por los hombros para seguir hablando a modo de súplica. —Yo no puedo intervenir sin que nadie se asuste de verme, mi esposa o cualquier otra persona me reconocerán rápidamente. Solo tú puedes ayudarlo siendo más discreto.

Taehyung pudo sentir a flor de piel ese mal presentimiento del que Seokjin hablaba al escuchar su voz a punto de quebrarse, buscando la seguridad de su hijo y fue empático en la situación porque se trataba de un ser querido, de alguien a quien Seokjin se vio obligado a dejar tan pequeño y a merced de un mundo que podía devorar a Jungkook fácilmente por su docilidad e inocencia.

Tomó las manos de Seokjin dando un fuerte apretón en ellas, haciéndole saber que estaba dispuesto a ayudarlo.

«Protegeré a Jungkook a toda costa, incluso si hacerlo me aniquile por dentro.»

— Te ayudaré, te dije que nadie tocará uno solo de sus cabellos sin antes pasar sobre mí. —sonó seguro y decidido, viendo como Seokjin relajaba un poco su semblante ante esa afirmación.

— Síguelo, por favor, te prometo que veremos luego tu propósito... Pero necesito poner a salvo a mi hijo primero. —se alejó a cortos pasos de Taehyung, dándole las indicaciones y explicándole de qué manera podía mantenerse de cerca a Jungkook sin tantos contratiempos ni levantar sospechas. Una vez quedó el plan trazado, empezó a caminar en dirección al bosque. —Debo hacer algo antes, te encargaré vigilarlo de cerca mientras regreso.

Taehyung asintió en silencio a su petición, atento a cómo Seokjin poco a poco se perdía de su campo de visión mientras se adentraba más en el bosque. El sol se había ocultado de pronto, cubriendo de un sombrío aspecto esa zona, apreciando una densa neblina a lo lejos y rodeado de los peculiares cuervos que rondaban en la copa de los árboles.

Soltó un fuerte suspiro y se recargó en el bajo muro del pozo que se encontraba cerca de él.

— ¿Qué está pasándome? —llevó sus manos al rostro y lo frotó con sofocación, frustrado de las circunstancias y preso de sus pensamientos.

Ahora sí estás en aprietos.

Aquella pequeña voz que, para su desgracia, ya conocía lo hizo abrir sus ojos con sorpresa ante su repentina aparición, pues hacía mucho que no contaba con la presencia de su interesante amigo.

— Pensé que te habías aburrido de mí. —comentó al aire mientras lo buscaba alrededor al no conseguir divisarlo.

Tu cuerpo está entre los mejores cinco que me he comido, no me iría fácilmente.

Taehyung rodó los ojos ante el comentario y por haber encontrado a la voz responsable de sus dolores de cabeza desde que murió. Volteó hacia su hombro izquierdo para toparse con uno de los gusanos que se había encargado de comerle la piel al fallecer.

— También me da gusto verte, Maggot.

— ¿Problemas con el amor? —inquirió el pequeño gusano con una sonrisa perezosa.

— Yo no tengo problemas con nadie.

— ¿Y el hermoso doncel que te encontraste en el bosque?

— ¿Qué tiene? —tomó a Maggot con uno de sus dedos para posarlo cara a cara.

— Te conozco de toda tu muerte, estás triste por él.

— N-no es así. —desvió su mirada para ocultar su timidez. —Él no provoca nada en mí.

— Ay, por favor, si no me lo hubiera comido te diría que uses el cerebro. Es obvio que ese niño te encanta.

— No digas cosas sin sentido, además, ¿por qué siquiera te estoy escuchando? Eres solamente un gusano.

— Un gusano que sabe que estás inseguro ante el futuro esposo de ese doncel.

— Su esposo soy yo. —aseguró con voz firme, viendo a Maggot sonreírle con burla. —Pero si a él le gusta ese lord, no soy quien para mandar en sus sentimientos.

— El Taehyung del purgatorio suele tener buena autoestima y ser muy altanero, ¿por qué éste que tengo frente a mí es un perdedor que se deja intimidar por un hombre vivo?

Taehyung sintió un pinchazo de realidad en su pecho ante la pregunta. En primer lugar, se sentía patético estar siendo aconsejado por un gusano que lo siguió hasta ese plano terrenal y en segundo lugar estaba el hecho de pensar que ese tal lord Min estaba vivo y Jungkook también, era evidente quién sería el favorecido entre ellos dos.

— Lo va a escoger a él.

— ¿Qué podría tener ese lord que tú no tengas?

— Su corazón aún late. —susurró apenado y con una sonrisa triste. —A Kim Taehyung nadie nunca lo quiso en éste lugar, no veo por qué ahora será distinto.

— Pulso valorado y sin razón. Seguro ni siquiera es talentoso ese hombre, nadie tiene tu destreza en el piano. Si tan solo pudiera conocerte mejor...

— Pero lord Min aún respira.

— ¿Y qué? No es importante, es excesivo y sin valor. Tú tienes el anillo en el dedo correcto y ahora recuperaste tu cuerpo vivo, úsalo para hipnotizarlo con tu radiante sonrisa.

— Eso no sirve de nada, ¿comerte mi cerebro no te da un poco a ti? —resopló con impaciencia pero extrañamente tuvo ganas de llorar en ese momento. —Él y yo somos diferentes; si me quemo con una vela, no voy a sentir su calor; si me atravieso con un cuchillo, no tendré dolor... Y su corazón palpita y yo sé que estoy muerto... Muy muerto.

— Por favor, Taehyung, lo único genial que podrá tener ese hombre es que está vivo. Un estado que es pasajero en todos; tarde o temprano él también estirará un pie, eso no debería cohibirte.

— ¿Y qué sugieres que haga? ¿Cómo compito contra eso?

— Entonces, si quieres llegar al doncel. —el gusano lo vio con ganas de reírse en su cara y por primera vez notó nerviosismo en la mirada de su antiguo hospedaje por el desliz que tuvo en sus palabras. —Anda, primero admite que te gusta el niño.

— No.

— Dilo, ya.

— Está bien... —tomó aire para conseguir el valor que requería el confesar lo que ha estado acechándole en ese tiempo. —Me gusta Jungkook y quiero que se fije en mí.

— Entonces, ve por él. Muéstrale que ese lord no es nada a tu lado y solamente tú eres digno de ser llamado su esposo. Tienes con qué responder, sácale provecho a tu físico y encanto. —Taehyung lo vio decidido, así que se levantó de su lugar y -sin malicia- arrojó a Maggot al suelo en medio de su euforia, para irse a pasos rápidos y completar el plan que Seokjin había dejado momentos atrás. —¡Pero no me dejes aquí tirado! Ahg... Ingrato.

Jungkook, muy en contra de su voluntad iba sentado en su carruaje, con un elegante traje negro que su madre le obligó a usar. Se dirigía al pueblo vecino, del cual ni siquiera recuerda el nombre por el temor y los nervios que lo inundaban en ese momento.

Volvería a ver al hombre que lo hizo protagonizar la humillación más grande de su vida y recordada por todo el pueblo. Tenía sentimientos encontrados, deseaba poder decirle todo lo que le hizo sentir, acompañado de uno que otro insulto pero muy en el fondo también esperaba que ese hombre ya no provocara nada en él.

Le atemorizaba caer en alguna otra de sus mentiras, porque sí, se ha dado cuenta que Min Yoongi y tanto sus palabras como sus promesas están cargadas de veneno, mentiras que lo hicieron caer y cegarse por años. Esperaba no cometer alguna imprudencia y verdaderamente haber puesto punto final en esa amarga historia.

De repente y haciendo un contraste enorme, Taehyung invadió su mente, recordó cuándo y la manera poco convencional y tétrica con la que conoció a ese cadáver en el bosque. El cómo inesperadamente le perdió el temor a pesar de estar en un lugar desconocido y cómo había sido tan gentil y atento con él. Pero todo fue porque él le inspiró confianza hasta cierto punto, descubriendo en el proceso que compartían gustos y talentos similares.

De pronto, echó de menos sus bromas, su manera tan directa de hablar, el tono profundo de su voz que lograba erizar su piel un par de veces cuando estaba serio... Su bonita sonrisa y los ojos brillantes con los que se topó al volver al bosque.

Parpadeó rápidamente por esas últimas memorias, Taehyung lo confundía de cierto modo, a veces se creaba ideas sobre ellos que no consideraba apropiadas y tampoco iban bajo los principios que le fueron inculcados.

Se pregunta ahora en dónde podría estar, no haberlo encontrado por ningún rincón de su hogar le formó un nudo en el estómago que no hizo más que alimentar sus nervios. ¿Dónde pudo ir?

Se supone que le ayudaría a dar con el paradero de Park Jimin, su prometido.

«Ex prometido.»

Por Dios, ahora es cuando tan apenado se siente de haberle recalcado a Taehyung que él y el otro doncel ya no se pertenecían. No había necesidad de tal comentario pero no puede ocultar que, muy en su interior, no le agradó escuchar esa palabra salir de la boca de Taehyung y menos refiriéndose a otra persona.

Tan absorto se encontraba entre sus propios pensamientos que no se percató cuando el carruaje se detuvo y únicamente lo hizo reaccionar la voz de su conductor que parecía conversar con alguien afuera.

Este es un carruaje privado y no tengo permitido subir a alguien que no esté autorizado, lo siento." —la voz autoritaria y al mismo tiempo serena de su conductor se escuchó amortiguada desde su sitio.

Apartó las cortinas de la ventana a su lado y asomó su cabeza, asombrándose de ver a quién se estaba dirigiendo el hombre todo ese tiempo.

— Si tuviera alguna otra opción no lo molestaría, créame, pero necesito llegar a ese pueblo cuanto antes. —suplicaba Taehyung con desespero y prisa, juntando sus manos en una aparente súplica.

— En otras circunstancias podría ayudarte pero ahora n-

— Está bien, podemos llevarlo. —Jungkook vio necesario interrumpir la pequeña discusión, ganándose la mirada de Taehyung y el conductor que veía sobre su hombro.

— Joven Jeon, no es seguro. Sabe que su madre se molestará si se entera que estuvo con un hombre desconocido.

— Mi madre no tiene porqué enterarse que ayudamos a una persona. Además no tiene nada de malo y ya estamos cerca del pueblo, déjalo que suba.

Con eso último dicho, Jungkook se adentró nuevamente al carruaje y cerró la ventana. Taehyung por su lado sonrió en grande mientras el conductor suspiraba en derrota y le indicó que subiera.

Taehyung reverenció en agradecimiento y caminó con ligera prisa hacia la puerta del carruaje para entrar en él, encontrando a Jungkook ahí en medio, de pie y dándole la espalda. Taehyung tragó grueso, en verdad preocupado, pensó que el doncel estaría enojado con él por haber salido de la mansión sin su permiso o previo aviso. Cerró la puerta tras él, se preparaba para hablar y explicarle todo a Jungkook pero éste se anticipó dándose la vuelta con sus ojos cristalizados y una expresión de añoranza, acto seguido hizo lo que Taehyung jamás habría esperado.

Jungkook se aferró con ambos brazos del torso ajeno, ocultando su rostro en el espacio de su cuello mientras apretaba sus ojos y aunque, aún con ropa se podía sentir el frío cuerpo de Taehyung, cuando éste le correspondió rodeándolo con sus brazos sintió que había sido el abrazo más cálido y sincero que nunca antes había recibido.

No lo supo hasta ese momento pero necesitaba de ese abrazo para sentirse acompañado en toda esta tormenta a la que su madre y -ya lo había dicho Taehyung- su propia imprudencia lo empujaron.

Se separaron solamente un poco para poder verse fijamente, eran casi de la misma estatura pero Taehyung llevándole un par de centímetros en ventaja. Se vieron por un tiempo que bien pudo ser una eternidad, con palabras flotando en el aire pero que ninguno se atrevía a pronunciar, prudentes de no romper ese frágil y efímero instante en el que sus ojos se encontraron con algo diferente, con un sentimiento nuevo latente en cada par. Sin embargo, fue el movimiento del carruaje lo que provocó que ambos se desestabilizaran de su sitio, arrancándoles la oportunidad de seguirse apreciando entre sí y risas que apaciguaron las almas de quienes ahí se encontraban.

— ¿Debería preguntar por qué fue ese gesto tan cariñoso? —Taehyung irradiaba felicidad, siendo delatado por su risueña sonrisa. —Me preocupa no haber sido reprendido por desaparecer.

— Es mejor que no preguntes cosas irrelevantes ahora. —Jungkook se acomodó a su lado, tratando de mantener un rostro estoico, pretendiéndose ajeno a lo que ocurrió hace instantes pero un rubor en sus mejillas era lo suficiente para llevarse la contraría a sí mismo. —¿Por qué no estabas en la habitación y cómo pudiste venir hasta aquí tan rápido?

— Encontré a tu papá en el jardín, junto al pozo que da con la entrada al bosque. Y estoy aquí porque él me lo pidió y yo quise venir. —Taehyung se giró en dirección a Jungkook, observándole sorprendido por cómo llegó hasta ahí. Tragó saliva y se preparó para iniciar lo que tan acongojado lo ha tenido hasta ahora. —Necesitamos hablar.

Taehyung tomó delicadamente las manos de Jungkook, siendo gentil y educado, viendo a los ojos contrarios y a espera de alguna renuencia o reclamo que nunca llegaron.

— Ayúdame, por favor. —se adelantó Jungkook a hablar en voz baja, afianzando el agarre que permanecían en sus manos. —Mi madre quiere que me intente casar otra vez con lord Min.

Taehyung suspiró y de igual modo bajó unos tonos en su voz, dando con sus pulgares leves caricias a las manos de Jungkook.

— ¿Es algo que deseas hacer? —ancló su mirada en el rostro de Jungkook, anhelante a una respuesta pero temeroso a que la misma sea algo que no le guste. —Dime, por favor. 

— Por supuesto que no. —Jungkook pudo ser testigo de cómo Taehyung relajó su cuerpo, el cual se encontraba tenso y no se había percatado de ello. —Lord Min le robó dinero a mi familia, debo recuperarlo a toda costa pero no con los planes de mi mamá.

— ¿Es parte de su plan que te cases con él para recuperar el dinero? —cuando Taehyung vio a Jungkook asentir con pesar a su pregunta, algo dentro suyo hirvió cual volcán a punto de hacer erupción. ¿Cómo se atreve a ofrecer de esa manera a tan invaluable y hermosa joya?

— Yo no quiero eso. —dijo con una voz tan pequeña y adolorida, que sacó a Taehyung del trance de ira en el que se había envuelto repentinamente. —Justo ahora me dirijo a su hogar para pactar algún acuerdo, pero tengo miedo.

— No temas, por favor, estoy aquí para cuidarte. —lo acercó a él para brindarle un suave abrazo, transmitiéndole la seguridad que necesita en una situación tan compleja como esa. —¿Quieres que te acompañe hasta allá?

— Mi conductor no sabe de ti, no quiero levantar sospechas. Esta vez me tocará ir solo, debemos ser prudentes.

— Entonces, búscame apenas salgas de ese sitio. —frotó su espalda con suavidad para intentar relajarlo. —Te ayudaré a salir de ese aprieto. Tú no vas a casarte con nadie más y estaré contigo en lo que haga falta porque servirte ahora se convirtió en mi propósito.

Jungkook se percibía internamente feliz por lo que escuchaba, con una sonrisa tan grande que deshizo las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos. Tenía miedo de enfrentar solo a su madre y a Yoongi pero tener a Taehyung frente a él, hablándole con tanta devoción y lealtad, muy decidido a afrontar todo a su lado, consiguió que sus latidos se aceleraran y sus pupilas se expandieran, lo cual se maximizó cuando volvió a tener el rostro de Taehyung frente a él pero ahora más cerca que nunca, suspirando levemente ante la calma que le fue transmitida.

Taehyung observaba el hermoso y pulcro rostro que tenía a solo escasos centímetros de él, dándose cuenta que ahora no existe nada que no haría por él. Ciego, torpe y necio; negándose todo ese tiempo los sentimientos que se habían anclado dentro de él en el primer instante que cruzaron miradas, no aceptando que Jungkook le estaba dando una nueva oportunidad en muchos aspectos. Pero ahora no planea desaprovechar ninguna, porque le gusta ese doncel, está totalmente prendado de él y si debe luchar y volver a morir por tener su cariño es un reto que aceptará con todo el gusto del mundo, porque él vale eso y más.

— Jungkook... —susurró muy despacio.

— ¿Sí...? —mantuvo el mismo tono.

Sin darse cuenta y como si estuvieran simultáneamente bajo un hechizo ambos se iban aproximando entre sí, contemplando sus ojos mutuamente y el brillo que estos emanaban, sus miradas se paseaban por el rostro del contrario sin parar, hasta que en cierto punto se detuvieron al mismo tiempo en sus labios.

La cercanía ya era peligrosa y sus respiraciones prácticamente se combinaban; el gélido aliento de Taehyung contrastaba con la cálida respiración de Jungkook, ladearon sus cabezas en sentidos contrario para tratar de llegar al oculto anhelo de sentirse a través de un beso. Pero cuando sus labios estuvieron a punto de rozarse el conductor frenó el carruaje, sacudiendo en su sitio al par e interrumpiendo lo que estaba a punto de ocurrir.

Ambos aclararon sus gargantas, tomaron un poco de distancia y fingieron arreglar las inexistentes arrugas en sus prendas.

Escucharon los pasos del conductor aproximarse a su lado hasta que abrió la puerta, haciéndole saber a Taehyung que habían llegado a la entrada del pueblo junto a indicaciones de cómo encontrar la posada que él anteriormente había dicho que buscaba, Taehyung asintió despacio y vio de reojo cómo Jungkook prestaba atención a todo lo dicho por el hombre.

— Muchas gracias y me disculpo por las molestias. —Taehyung bajó del vehículo y reverenció frente al conductor y Jungkook. —Joven doncel, fue un placer conocerle, espero que le vaya bien en su aventura.

Jungkook sonrió pequeño ante el discreto guiño de ojo que Taehyung le hizo para luego dar media vuelta y caminar lejos de ahí.

Una vez se despidieron tomó camino nuevamente, suspirando mientras esboza una pequeña sonrisa en el proceso, pensando que estuvo a nada de besarse con Taehyung, ahora se da cuenta que sus sentimientos podrían ser correspondidos, que no solo él estaba navegando en el inmenso mar de la incertidumbre que le producían sus emociones. Y si esa era la señal que necesitaba para admitir su atracción hacia Taehyung entonces la tomaría, alejaría sus miedos y dudas que le invadían y aceptaría que tiene cariño para darle a ese hombre que llenó su mundo de colores.

Ve por la ventana los árboles pasar, el gentío del pueblo disminuir a medida que se acercan a la zona exclusiva con viviendas que poseen solo las personas de renombre. Es ahora que la preocupación le invade de repente, sabe que se dirige a la boca del lobo y podría estar en peligro si todo lo que su madre le ha dicho resulta ser cierto.

El carruaje siguió su rumbo un par de minutos más, llegando a lo que parecía ser una residencia en un terreno bastante amplio.

Una vez se adentraron al lugar, el conductor nuevamente abrió la puerta para él, indicándole que habían llegado a su destino, Jungkook le agradeció y bajó del vehículo.

— Joven, sé que sirvo a la señora Jeon con lealtad y discreción. Pero ¿está seguro de hacer esto usted solo? Puedo esperarlo afuera de la puerta al menos. —incluso el hombre se encontraba algo consternado por lo que ocurre, recordando a detalle el día que dejaron solo en la iglesia a su joven Jungkook.

— Estaré bien, puedes esperar en el carruaje sin problema. —Jungkook dio un pequeño asentimiento para indicarle que podía seguir su orden sin preocuparse de nada. Observó al conductor retirarse y tomó un último suspiro, preparándose para lo que sea que le espere del otro lado de la enorme puerta blanca frente a él. Caminó con seguridad hasta ella y tocó el timbre, esperando que alguien lo recibiera.

Pasados unos segundos, un hombre un poco más bajo que él le abrió la puerta y le dio una sonrisa amable y una mirada con duda. Era un doncel.

— ¿Puedo ayudarle? —preguntó el hombre amablemente a Jungkook, viéndolo de pies a cabezas.

— Mi nombre es Jungkook. —evitó dar su apellido para evitar algún desastre, al mismo tiempo que veía con ligero asombro al doncel mayor frente a él, se le hacía demasiado hermoso y dudaba que fuera alguien de servicio. —Estoy en busca del Lord Min Yoongi.

— Oh, claro. —sonrió cordial para él. —Le digo que lo busca Jungkook...

— Kim... Kim Jungkook. —respondió con ojos asustados. De todos los apellidos que conoce justo tuvo que venirse primero a su mente el que tiene Taehyung. Aunque, de todos modos, es su apellido de casado si lo piensa de acuerdo a las recientes circunstancias.

— Adelante, por favor. —se hizo a un lado para permitirle el paso a Jungkook, quien agradeció su gesto. —Ahora se encuentra en su oficina pero le haré saber que usted está aquí, señor Kim.

«Señor Kim... Qué extraño se sintió eso... Extraño y bien.»

— ¿Es usted algún socio de su trabajo? —indagó un poco más el doncel mayor, buscando la relación que podrían tener el joven que busca a Min Yoongi, recibiendo un asentamiento de su parte. —Bien, aguarde aquí, señor Kim.

— G-gracias señor...

— Cierto, disculpe mis modales. —se acercó a Jungkook para estrechar manos. —Soy el esposo de mi lord, Min-Park Jimin.

Oh...

El 27 de octubre del 2023 se publicó el primer capítulo del fanfic que cambió mi vida. Feliz aniversario, Married with a Dead, gracias por haber nacido de mi cabecita.

Gracias a la th_ariV por animarme a crearlo y por quererme bonito desde siempre.

Nos vemos pronto. Los quiero 🐁

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