Capítulo 6🦋
Enamorarse es como una completa gama de colores. Cada emoción es un matiz diferente, desde la calidez reflejada en la felicidad y la pasión, hasta la frialdad de la incertidumbre y el miedo. Como un arcoíris; el amor abarca todas las tonalidades, creando un paisaje emocional tan vibrante como complejo.
Sin embargo, es difícil dar una definición exacta de tal sentimiento, aún más si se trata de algo que crees haber sentido antes cuando, en realidad, nunca fue así.
Justo ahora, mientras caminan de regreso a su propio purgatorio, permaneciendo contentos y el fantasma de la euforia y felicidad rondando entre el pequeño ambiente que cargan los cuatro aventureros del más allá, Jungkook observa a Taehyung cuando éste se distrae, para no ser pillado en el acto y tomarse la libertad de divagar un poco en la situación.
No le parece un hombre al cual antes pudo haber acudido en su búsqueda al necesitar un consuelo, apoyo o diversión, tampoco quiere compararlo con lord Min pero le es inevitable; Yoongi solía llevarle a pequeños paseos a un parque, siempre acompañados de su nana o alguna doncella disponible que evitara un escandaloso encuentro a solas de la pareja. El lord le platicaba de sus viajes alrededor del mundo y lo bien que solía pasarlo. Sin embargo, de él nunca nació proponerle a Jungkook hacer algo similar, salir a explorar lo desconocido y vivir un entorno distinto al que su familia le había acostumbrado desde que nació, mucho menos le permitió relacionarse con otras personas.
Por otro lado, Taehyung había puesto su mundo de cabeza, sin previo aviso, sin invitación o preámbulos. Pudo percibir cómo Taehyung se había tomado muy a pecho el querer cambiar sus pensamientos, convertirlo en alguien más empoderado y decidido, lo incluyó en su pequeño círculo de confianza y no quería regresarlo al mundo de los vivos como el sirviente de algún oportunista que le hiciera sufrir el resto de su vida.
«¿Por qué Taehyung se toma tantas molestias?»
Sus acciones le confunden, sus intenciones también le descolocan un poco. Pero es por todo ello que ahora no tiene claro qué es lo que siente por el hombre que se encarga fervientemente de cuidarlo y procurarle un futuro feliz y es probable que, debido a esa confusión, soltara tal comentario como hizo momentos atrás.
Pero el problema es ese... Que sí lo habría elegido a él.
Tal vez está anticipando a su cerebro con este hombre, tal vez es él quien se está tomando a pecho todos los gestos amables que ha tenido Taehyung y los tergiversa en su casi nula experiencia de parejas con un interés romántico. No le preocupa tanto llegar a sentir cariño por otra persona; después de todo, ya es libre de fijarse en alguien que no le cause los desaires que vivió en su plano de vida, lo que realmente le preocupa es de quién se está interesando ahora y de la revolución que éste mismo provoca en sus adentros al tener el más mínimo detalle con él.
— Por fin, puedo ver la plaza. —la voz algo melancólica de Soobin, anunciando que su próximo destino estaba cerca, saca a Jungkook de su ensoñación, percatándose que si podían divisar dicho lugar desde donde se encuentran.
— Es verdad, ya falta poco. —Yeonjun tomó la mano de Soobin, brindándole una cálida sonrisa, tratando de mermar el dolor que siente su compañero y más grande amigo porque puede sentirlo, puede darse cuenta de lo mal que se ha puesto gracias a su semblante decaído y no quiere irse sabiendo que dejará un vacío en él.
Solo unos minutos más de caminata, recorridos en un silencio incómodo entre ellos, se ocuparon para que el pequeño grupo se hiciera presente en el sitio acordado.
Estaban en medio de lo que se asemeja mucho a una plaza enorme, situada en medio del purgatorio que los cobija; justo en el centro de ese lugar es donde una torre se alza imponente y sobresale de todo el sitio pero al pie de esta pueden divisar una balanza colocada en lo que parece un pedestal. Es ahí donde los muertos suelen acercarse, al creerse liquidados de las deudas que pudieran tener y esperar pacientemente a que la balanza decida si es su tiempo de partir o permanecer aún como deudores.
Muchos de ellos, los que ya llevaban siglos esperando, trataban desesperados de ser absueltos de sus pendientes y poder trascender a lo que sea que lleve el destino luego de ese lugar pero no todos lo obtenían. Incluso, han llegado a actuar con violencia en contra de tal objeto que les indicaba que aún permanecerían ahí.
Poco se sabe de cómo funciona la balanza pero es de común conocimiento que es una autoridad máxima, nadie puede pasar por encima de su ley y su decisión, algunos aseguran que ha llegado a cobrar forma humana, personificando a la mismísima muerte; a la encargada del final de todos los que ahí residen.
Una vez se detuvieron cerca de tal objeto, permitieron que Yeonjun asimilara su situación, conservando cierta distancia de él. Éste observó el ópalo de fuego en su mano, riendo por lo bajo al recordar lo intrépido de su actuar por obtenerla, dirige su atención hacia Soobin y Taehyung, quienes le brindan una sonrisa de labios cerrados y una mirada demasiado dulce.
Sabía desde un principio que era inevitable no meterse a problemas por conseguir ese objeto si implicaba ir con ellos dos, sumado al precioso doncel que se ocultaba discretamente detrás del cuerpo de Taehyung, temeroso de lo que fuera a presenciar. Le acredita a Jungkook el no haber ocasionado perturbación alguna en la dinámica grupal pero claro que supo animarlos a todos, porque es realmente consciente de que Taehyung propuso ir a otro purgatorio por el doncel. Pero Yeonjun... Él solo quiso experimentar una última aventura al lado de ellos.
— Yo... Este es el fin... ¿No? —jugó nervioso con la pequeña piedra en sus manos, sintiendo de repente sus ánimos decaer en un segundo, con un deje de preocupación en su rostro.
— Has sido el mejor amigo de todos, Yeonjun. —la voz de Taehyung provocó que alzara su vista con asombro.
Taehyung no solía expresar de esa manera su sentir, su personalidad se lo impedía casi todo el tiempo pero también comprende que ha experimentado variadas emociones en un corto tiempo. Sonríe un poco pero viendo hacia Jungkook, quien hasta ahora no había pronunciado palabra alguna pero se encontraba expectante a lo que pudiera ocurrir. Esos cambios sutiles en su amigo se deben al doncel, Yeonjun lo sabe.
— Yo te extrañaré mucho. —Soobin fue incapaz de pronunciar esas palabras sin dirigir su vista a sus pies. No quería sentirse solo, Yeonjun había sido su compañero y el único -además de Taehyung- que le tenía paciencia y comprensión, pero sin él ya nada sería igual.
Yeonjun tampoco pudo ser capaz de responderle de vuelta, se limitó en dar un leve asentimiento y luego caminar en dirección opuesta a sus amigos, acercándose a la última parada del ciclo de vida. Pronunció ante la balanza cuál era su deuda pendiente en vida, alzando frente a él la piedra que había estado buscando como una prueba de haber saldado sus cuentas; entonces, observó a la balanza comenzar a inclinarse lentamente de un lado a otro, mordía su labio inferior con ansiedad y nervios porque no estaba seguro de haberlo hecho bien.
— ¡Ustedes son maravillosos! —gritó repentinamente, volteando hacia el grupo y encontrándolos con expresiones de confusión. —Lamento mucho que todos hayamos muerto en circunstancias tan patéticas pero eso no les quita lo geniales que son. Excepto tú, Jungkook, tú aún no te mueras.
Soobin corrió hacia Yeonjun para abrazarlo entre lágrimas, siendo recibido con la misma emoción.
— Yeonjun... —Taehyung pronunció su nombre con serenidad a medida que también se aproximaba a pasos lentos, siendo seguido muy de cerca por el doncel a sus espaldas.
— Tú, Taehyung. Eres increíble. —Yeonjun no soltó su abrazo con Soobin mientras le dedicaba sus presuntas últimas palabras a Taehyung. —Aunque nos conocimos con mucho tiempo de diferencia, estoy feliz de haberlo hecho.
— Yeonjun... —Taehyung quería verbalizar también sus pensamientos, pero Yeonjun había sido dominado por la emoción del momento, no dejando de llorar.
— Eres muy carismático, divertido y apasionado, nadie nunca podrá igualarte en personalidad. Todas las aventuras que pasamos los tres, los conocimientos que nos compartimos y ahora podemos alardear que somos más inteligentes que cualquier persona viva...
— Yeon-
— Y sin embargo, no somos más inteligentes que los otros muertos de acá pero no importa, aún así te quiero mucho y-
— ¡Yeonjun!
— ¡¿Qué?! —el llanto le había ganado y abrazó más fuerte a Soobin.
— ¿Por qué demonios la balanza dice que no te puedes ir? —Taehyung señaló hacia dicho objeto, el cual ya había finalizado su veredicto y se inclinó del lado que indicaba a Yeonjun aún como un deudor.
— ¡Es que ahora estoy en deuda con ustedes por haber sido tan buenos conmigo y ayudado a conseguir la piedra!
Soobin dejó de llorar luego de lo que escuchó, levantó su rostro del hombro de su amigo y lo encaró con el ceño fruncido; Taehyung también había puesto serio su semblante ante el comentario porque habían caminado sin propósito hasta ese lugar.
— ¿Estoy llorando por nada? —Soobin sorbió su nariz y empujó a Yeonjun levemente para apartarse. —Pero entonces, si no te vas a ir, ¿por qué lloras?
— Porque no sabía cómo decirles eso en todo el camino.
— Payaso.
— Imbécil. —Taehyung recibió un codazo por parte de Jungkook, había olvidado que no debía decir groserías frente al doncel.
— ¡Lo siento! —se arrodilló en el suelo y reverenció a ambos amigos. —Les prometo que lo compensaré.
— Pues debes hacerlo, genio, sino nunca te irás de aquí. —Soobin limpió su propio rostro con el dorso de su mano. —Vamos al purgatorio nórdico, Yeonjun, dicen que ahí también hay un perro muy bonito y, para iniciar a saldar tu deuda, me compensarás llevándome a verlo.
— ¿Sí? —irguió su postura y prestó atención con interés. —Pero no conozco ese lugar, nunca he leído del purgatorio nórdico.
Yeonjun se levantó del suelo, permitiendo que Soobin le tomara su mano para ayudarle a incorporarse, para acto seguido despedirse de Taehyung y Jungkook con un ademán, siendo correspondidos por la pareja mientras les observaban marcharse a una nueva aventura.
— Muy bien, eso fue raro pero me cobraré su estupidez. —Taehyung se dispuso a volver a casa junto a su doncel luego de la despedida.
— No digas groserías. ¿Por qué no vamos con ellos a ver a ese perrito, Tae? —Jungkook sintió la mano helada de Taehyung posarse sobre su hombro y guiarlo en dirección contraria del par que acababa de marcharse. Estaba dudoso del por qué privarlo de la diversión y además cómo caminaban con cierta prisa.
— Porque el perrito del que habla Soobin es un lobo gigante llamado Fenrir, cariño. Y hoy no me apetece ser despedazado, me gusta estar en una sola pieza, gracias.
— Finalmente regresan, por un momento pensé que vería a mi hijo ya de otro color bajo tus cuidados.—Seokjin los recibió de nueva cuenta en la biblioteca, mientras bebía de su té y sostenía un libro en su otra mano, viéndolos fijamente ya que entraron entre risas y comentarios que no logró descifrar. La amenidad de la pareja causó cierta curiosidad en él. —¿Por qué demoraron tanto y en dónde estuvieron?
Taehyung y Jungkook rebosan una química nunca antes vista en otras parejas ni por el mismísimo Seokjin y él cree intuir lo que está empezando a surgir en esas pequeñas interacciones. Por lo pronto, considera prudente no ser impertinente y darles su espacio para que definan ellos mismos el rumbo que están tomando pero se mantendrá alerta, porque sabe que nada bueno puede surgir de esa relación si se llegase a concretar.
— Antes que todo, debo decir que Jungkook es muy bueno en el piano. No tuve oportunidad de hacértelo saber antes de salir pero es un doncel muy talentoso. —Taehyung estaba muy sonriente y por primera vez Seokjin notaba tal gesto sin que se tratara de alguna fechoría ocasionada por él mismo.
Jungkook, por otra parte, se ruborizó un poco ante el elogio y le dio un gracias únicamente articulado con la boca, sin emitir sonido, al mismo tiempo que Taehyung revolvía su cabello con ternura.
Jin estaba en un pequeño trance, anonadado de tales gestos, con una sonrisa plasmada por lo bien que se estaban llevando su amado hijo junto al que ha sido su buen amigo en todos estos años. Pensó que, en vida y tal vez muchas circunstancias diferentes, ellos hubieran formado un gran equipo, por Dios, incluso se plantea que de estar en el mundo de los vivos, mil veces habría aprobado a Taehyung como su pareja.
Pero solo piensa en imposibles, porque en ningún momento del pasado pudo haber existido oportunidad alguna para ellos y lamenta profundamente pensar que ni siquiera parecía ser ahora; las circunstancias y diferencias entre la vida y la muerte eran latentes.
¿Qué tal en un futuro, en un mundo diferente? Tal vez...
— Espera. —la voz de Jungkook lo trajo de regreso al presente. —¿Me enviaste a pedirle disculpas y no te opusiste a que saliera con él... Aún a sabiendas de que no podría cuidarme apropiadamente?
Jungkook se aterrorizó e indignó con su padre al reaccionar por lo que mencionó antes de "verlo de otro color".
— Por supuesto que no, jamás te pondría en peligro. —Seokjin retuvo una carcajada por la cara de su hijo. —Taehyung-ie es alguien muy responsable y te habría cuidado. Además le gusta compartir su música con otras personas, ¿No es así, Tae?
— Tendrían que destruir mi podrido cadáver primero, antes de que toquen una sola hebra de cabello en mi doncel.
— Bueno, tampoco respondas con tanta confianza. —Seokjin había puesto un gesto de disgusto ante lo que escuchó. Ya suficiente había pasado su hijo con él. —Muy bien, vamos a lo importante ahora: resolvernos el destino a todos aquí.
Seokjin dejó la taza y el libro que sostenía en sus manos para colocarse de pie y dirigir su total atención a la pareja. Taehyung y Jungkook se acomodaron de nuevo en el alargado sofá que los había recibido al principio, antes de la innecesaria pelea que habían sostenido. Vieron atentamente a Seokjin mientras tomaba otro libro de los estantes que, por algún motivo, se encontraba un pequeño candado en la pasta de este.
— Jungkook, hijo, aunque no lo creas tu presencia será la respuesta a nuestros pendientes, tanto de Taehyung como los míos; al mismo tiempo que podrás volver a casa sin problema alguno. —le dijo con una expresión llena de esperanza, mientras buscaba en su bolsillo la pequeña llave que abriría ese pesado libro en sus manos.
Jungkook sonrió con mucha ilusión, más por la parte de poder ayudar a sus mayores, se sentía parte de algo importante. Qué increíble era pensar que podía ayudar a otros y no solamente sentarse desde el privilegio de ser un doncel de alta cuna, viendo a los demás hacer todo por él. Estos cambios le gustaban mucho y le interesaba más el aportar algo para ellos que en sí regresar al mundo de los vivos, de todos modos, nada bueno o interesante lo esperaban de vuelta.
Seokjin tomó asiento frente a la pareja y empezó a revisar página por página hasta intentar encontrar lo que necesitaba.
— ¡Bingo! Encontré el conjuro necesario. —celebró con una enorme sonrisa.
— Espera ahí, ¿qué conjuro? Aún no nos explicas qué debemos hacer. —Taehyung suele confiarle muchos conocimientos a su amigo, pero ahora estaba un poco asustado por escuchar esa palabra y ni siquiera saber lo que seguía, además, era cierto que la sonrisa de Seokjin daba miedo cuando tenía un plan.
— La única manera de subir al mundo de los vivos es solamente si un no muerto cae aquí por error, este conjuro se creó para devolverlo a su lugar de origen. —explica mientras ojea página tras página, tratando de ubicar la información precisa para su situación.
— ¿A alguien más le ha ocurrido algo como lo mío? —la curiosidad en Jungkook comenzó a despertar poco a poco, además de guardar esperanzas en no ser el único distraído que cayera en una situación como la que vive ahora, varado en un lugar al que no pertenece.
— Sí y no. —aclaró su papá y Jungkook maldijo en su interior. —Hay personas que caen en coma por algún accidente o enfermedad y lo que se sabe es que, permanecer en ese estado, te envía a una inconsciencia extrema, lo cual no es lo mismo que dormir.
— Básicamente es estar muerto sin estarlo. —complementó de manera tranquila Taehyung.
— Exacto, muchas personas llegan aquí de ese modo pero realmente aún no se ha determinado para ellos si es su momento de partir, por lo cual se ancló una balanza en nuestro inframundo, la cual está ubicada en el centro de plaza, y es lo que decidirá si despertarán del estado de coma o no.
— Oh, es donde fuimos con Yeonjun hace poco. —Jungkook prestaba suma atención a lo que su papá venía explicando porque realmente no estaba entendiendo nada y lo único que pudo conectar en su mente fue el objeto del que habló recién.
— ¿Yeonjun ya cumplió sus pendientes? —Seokjin giró su rostro rápidamente a la pareja, interesado en conocer los resultados.
— No, aún no, y ni me lo recuerdes porque me debe un enorme favor. —resopló Taehyung con fastidio para luego cambiar su expresión y dirigirse a Jungkook. — Y cariño, lo único que debes entender es que Seokjin encontró un conjuro que se creó para devolver a esas personas, cuyo tiempo aún no ha culminado, al mundo de los vivos que en donde pertenecen.
Como si leyera su mente, Taehyung le aclaró de forma resumida lo que de verdad importaba de toda la explicación. Recibió una ligera palmada en el hombro, un gesto que sirvió para animarlo a seguir con ese plan y lo agradece mucho, porque Jungkook se encuentra nervioso con toda la información recibida.
Lo que ignoraba Taehyung es que parte del nerviosismo en su doncel, y a la repentina pero ligera fiebre que le invadió por dentro, es por la amabilidad y paciencia con la que suele dirigirse a él, además el tono de su voz grave no ayuda a calmar todo el terremoto que arrasó en su interior. No cooperaba en nada para aclarar sus pensamientos y tampoco en cómo debía responder de vuelta, pero prefiere no cometer ninguna imprudencia y mantenerse al margen porque de pronto ha decidido que lo mejor es ignorar tantas sensaciones en su estómago, así que solamente atinó a asentir con la cabeza.
— La ventaja de tener un vivo entre nosotros es que podemos acompañarlo, Jungkook es nuestro pase para cruzar al otro lado y de ese modo tú y yo. —señaló a Taehyung. —Cumpliremos con los pendientes que dejamos allá arriba y tendremos el descanso eterno.
— No parece un mal plan. —Taehyung tenía todas sus esperanzas puestas en esa idea y que todo saliera a como lo han calculado, se permitió divagar un poco en cómo sería todo ahora que pudiera ver de nuevo el sitio que fue su hogar. Además, tenía cierta curiosidad en reencontrarse con Jimin, saber el por qué nunca llegó en su búsqueda.
— Muy bien, debemos ir ahora con la única persona que puede llevarnos arriba. —Seokjin se colocó de pie, listo para salir de la habitación y de lo que consideró su hogar por un largo tiempo. Fue un lindo lugar pero honestamente esperaba no regresar, en serio anhelaba descansar. —Namjoon sabrá cómo manejar todo esto de manera profesional.
La pareja imitó sus acciones y se prepararon también para salir. Taehyung le dio pase a Jungkook para pasar primero y así lo hizo, agradeciendo el gesto. Estaba a punto de seguir tras él pero Seokjin lo retuvo del brazo para susurrarle sus inquietudes.
— ¿Estabas tocando el piano antes de salir, cuando llegó a buscarte?
— Sí.
— Gracias por dejarlo vivo a pesar de haberte interrumpido. —rio de solo imaginar que alguien interrumpiera a Taehyung en sus pequeños recitales, aún recuerda cómo un día tomó la cabeza de Yeonjun y la escondió por un largo tiempo en un baúl, cuando éste irrumpió en su pieza gritando eufórico por salir a un paseo.
— Recuérdame avisarle que no lo haga de nuevo, sino te tocará acomodar una habitación para él aquí.
— Lo haría si supiera que no lo disfrutaste. —Seokjin seguía riendo y salió antes que su amigo.
Taehyung se quedó de pie viendo a los Jeon caminando uno al lado del otro, sonriendo ligeramente. Por supuesto que disfrutó ese momento y no lo negaría jamás.
Se adentraron a lo que a ojos de Jungkook parecía un laboratorio muy viejo y abandonado, algunos muebles acumulaban polvo sobre ellos, al igual que ciertos instrumentos para mezclar sustancias o lo que sea que ahí se hiciera, escalofriantes telarañas estaban tejidas en todo el espacio que ocupaba esa habitación.
De repente, un cuervo apareció volando sobre ellos para posarse en un pedestal muy alto, suceso que asustó a Jungkook e instintivamente se aferró a Taehyung en un fuerte abrazo mientras apretaba sus párpados. Pero cuando fue consciente de su comportamiento, de lo mal que estaba reaccionar de esa manera con un desconocido, abrió sus ojos con espanto conectando miradas con Taehyung, quien le sonrió con burla mientras elevaba una de sus cejas.
— ¿A qué le temes, muñeco mío? Si estoy aquí para protegerte. —molestar a su esposo de vez en cuando le entretenía mucho y es un gusto que no se había podido dar hace rato, así que aprovecharía cualquier momento para hacerlo.
— Cállate. —susurro con un deje a berrinche, abultando sus labios y mientras se despegaba de Taehyung tan rápido como le fue posible.
— ¿Namjoon? —canturreó Seokjin a medida que caminaba por delante de la pareja, comenzando a invadirle la impaciencia y cansancio en su voz. —¿Dónde estás, viejo amargado?
— Ya te he dicho que no soy amargado... Y mucho menos viejo.
Una voz bastante grave se escuchó provenir detrás del trío de intrusos, quienes se crisparon nerviosos ante la repentina respuesta. Decir que sintieron un terrible escalofrío recorrer sus espaldas al haberlo escuchado no era más que la verdad pura.
— ¿A qué debo el honor de tu visita, Seokjin? —finalmente salió de su escondite un hombre mucho más alto que los tres presentes, pálido y con el cabello de un color negro tan intenso que la noche se miraba mucho más iluminada que este.
Taehyung y Jungkook se hubieran podido asustar más, de no ser porque el temible hombre frente a ellos les mostró una sonrisa tan radiante que podían apreciarse sus perfectos hoyuelos.
— Ahí estás, grandote. —le saludó Jin con felicidad, para tratar de tranquilizar a los dos más jóvenes. Al caminar hacia el más alto, no ignoró cómo instintivamente Taehyung se había colocado frente a Jungkook en modo de... ¿Protección?
«Una reacción bastante interesante y peculiar.»
— Él es mi hijo, Jeon Jungkook. —señaló con orgullo, viendo al mencionado reverenciar con respeto para saludarle. —Y hasta ahora tengo la oportunidad de presentarte a Taehyung, vive conmigo en la gran casa.
— Un placer recibirlos. —la caballerosidad y cortesía en Namjoon se vieron reflejadas en la tan distinguida manera que tuvo de reverenciarlos a todos. Jungkook pudo intuir que fue alguien de alta sociedad. —Por favor, pasen y pónganse cómodos, disculpen el desorden pero no suelo tener tantas visitas.
— Se nota. —susurró Jungkook pero recibió una advertencia silenciosa por parte de su papá.
Se reunieron en medio del laboratorio para explicarle a Namjoon todo lo que estaba ocurriendo y ponerle al tanto de todo el embrollo que se ha ocasionado, al romper las barreras que existen entre los vivos y los muertos.
En vida, Namjoon había sido un gran científico, su trabajo había hecho revolucionar la medicina en varios aspectos a nivel mundial pero un problema de cálculos en una fórmula que estaba creando, desencadenó una terrible explosión que acabó con su laboratorio... Y con su vida.
Es por eso que, muy diferente a la gran mayoría de los muertos, Namjoon no tenía su piel azulada o pálida, sino en un tono bronceado pero sin brillo, faltándole varios pedazos de la misma y logrando divisar varios huesos de su cuerpo. Haciendo a un lado el carisma natural que conservaba el científico, ese es el cuerpo que más destrozado ha visto Jungkook hasta ahora.
— Ya veo, no es nada difícil lo que pides pero ¿por qué ustedes dos quieren ir allá? Si la gente se muere por venir aquí. —les comenta en un pésimo chiste del cual solamente él se rio.
— Necesitamos terminar nuestros pendientes, Nam. —intentó ignorar el sentido del humor tan particular que solía tener su amigo. —Jungkook es la oportunidad que tenemos para poder subir y arreglar las vidas inconclusas que Taehyung y yo dejamos.
No es que fuera prohibido ir, pero casi ningún muerto había dejado antes el purgatorio. Seokjin sabía del caso de Emily, la amiga de Taehyung, cuando una serie de eventos la empujó a volver al mundo de los vivos por un hombre, pero cuando regresó estaba tan triste e inconsolable que luego de ello todos hicieron de lado la idea de siquiera considerar cruzar al otro plano.
— Está bien. Accederé en ayudarlos, pero solo porque el joven no pertenece aquí. Si por mí fuera no permitiría que te fueras Jinnie, admito que la pasaba muy bien contigo. —lo dijo de manera sincera. Namjoon disfrutaba de la compañía que Seokjin le solía ofrecer de vez en cuando.
Jungkook volteó a ver a su padre confundido por lo que acaba de escuchar, Taehyung igual volteó pero levantando una ceja. Él sí podía intuir a qué tipo de "compañía" se refería Namjoon.
— Que divertido eres. —Seokjin rio con nerviosismo y negando con su cabeza, fingiendo no saber que tenía encima la mirada de los más jóvenes. —Vamos, apúrate y haz lo que tengas que hacer.
Namjoon se acercó a Seokjin para tomar el libro que recitaba el conjuro necesario para llevarlos al otro mundo.
— Muy bien, necesitaré un par de cosas... Entre ellas toda tu sangre. —apuntó con el dedo índice a Jungkook.
– ¡¿Cómo que toda?! –Sujetó el brazo de su papá con miedo ante la orden que le estaban imponiendo.
– Oh, mi error. Es una muestra solamente, una basura no me dejó ver bien.
Los tres se quedaron viendo entre sí mientras Namjoon hacía su trabajo en reunir lo necesario.
— ¿Estás seguro que esto funcionará? —cuestionó Taehyung algo dudoso, ahora estaba pensando en sí era tan necesario irse al descanso eterno.
— Estoy seguro que al menos lo intentará, ¿qué es lo peor que puede pasar? Tú y yo ya estamos muertos.
— ¡Pero yo no! —la voz de Jungkook salió casi en un chillido de terror pero estaba siendo ignorado por todos los presentes.
— Muy bien. —interrumpe ahora Namjoon, con todo listo para iniciar el ritual. —Será un viaje movido pero con suerte llegarán completos.
De repente, no parecía mala idea para Jungkook quedarse en el purgatorio y que algo ahí le quitara la vida de manera indolora. Todo era mejor que ver a Namjoon manejar objetos peligrosos.
— ¿Se irán juntos o uno a la vez? —quiso saber Namjoon antes que nada.
— Iré yo primero, ellos pueden llegar juntos después. —se pronunció Seokjin como voluntario ante el experimento.
— Bien, entonces, cuando quieran volver recuerden que solamente deben decir la palabra Infernáculo, y estarán aquí en un parpadeo.
De un pequeño nido que habían creado los cuervos cerca de una ventana que se situaba en su laboratorio, sacó dos huevos y los bañó con la sustancia que había creado antes.
Quebró el primero aproximándose primero a Seokjin, y de ahí salió una especie de humo blanco que rápidamente lo envolvió y como si fuera por arte de magia, desapareció.
Los más jóvenes quedaron asombrados ante lo que acaban de presenciar y ahora más aliviados, estaban dispuestos a seguir su turno.
— Seguro Jin se dio una buena revolcada cuando llegó, le dije que la transición es muy movida pero se ofreció a ir solo.
— Pero si tú le preguntaste si quería ir sin nadie o todos juntos. —le reprochó Jungkook.
— ¿Lo hice? Suelo cometer errores. —le restó importancia alzando sus hombros con desinterés. —Su turno, ahora ustedes júntense para no golpearse en el proceso.
Ambos mencionados se vieron por un momento y dudosos tomaron sus manos.
— Una simple tomada de manos no los va a proteger. —Namjoon arrugó su nariz con una mueca de impaciencia en su rostro. —Júntense más, por el amor a Dios.
Jungkook abrazó el torso de Taehyung, mientras éste colocó una mano en la cabeza del doncel y la otra abrazando su cintura. Cerraron fuertemente sus párpados pero Namjoon tenía una cosa más que agregar.
— Taehyung. —el nombrado abrió sus ojos para dirigir su vista hacia el científico. —Tu propósito está en el rumbo equivocado.
— ¿Qué...? —respondió incrédulo y confundido.
— Sé que harás lo correcto. —concluyó con una sonrisa. Sin dejar a Taehyung preguntar a qué se refería, rompió el huevo y nuevamente salió el humo blanco que envolvió a la pareja y los hizo desaparecer de ahí.
Namjoon no mintió cuando dijo que el viaje era muy movido.
Cuando Seokjin aterrizó en el mundo de los vivos llegó con el cabello revuelto y cayó dando vueltas por el suelo, golpeándose con ramas y piedras por un buen rato hasta que logró estabilizarse. Esperaba no tener que pasar por algo así de nuevo.
La pareja apareció luego, aferrados uno con el otro, justo como habían estado al partir del purgatorio.
Cuando Jungkook dejó de sentir la turbulencia del viaje y en su lugar lo recibió una ventisca fresca y agradable, abrió lentamente sus ojos y pudo divisar que se encontraba en el mismo lugar del bosque donde había encontrado a Taehyung hace un... ¿Momento? ¿Días? ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?
Separó un poco el agarre que tenía con el contrario para verlo y sonrió aliviado.
— Creo que func-
Sus palabras quedaron atascadas al ver que Taehyung ya no era peliazul, sino castaño. Su piel que antes parecía entre pálida y azulada sin vida, ahora poseía un tono ligeramente acanelado y brillante como si se expusiera a la miel clara bajo el sol, y en lugar de tener frente a él aquel par de ojos en su rostro, que parecían oscuros y opacos cuando lo conoció, ahora irradiaban más luz que la luna y las estrellas posados sobre ellos en ese momento.
A Jungkook se le secó la garganta y se quedó hipnotizado ante la apariencia de su compañero.
— Taehyung. —se escuchó cerca de ellos, pero solo el nombrado volteó. Era Seokjin, siendo extrañamente celoso con su hijo al ver que el par seguía abrazado el uno al otro. —cuidado con esas manos, ya tocaron suficiente.
Taehyung hizo el amago de soltar a Jungkook pero este seguía en su mundo viéndolo fijamente, como si se encontrara en medio de un trance.
— ¿Qué? —preguntó Taehyung, confundido por la expresión que Jungkook tenía al no quitarle la mirada de encima. —¿Me pasó algo malo?
Taehyung era ignorante de la situación pero, al llegar al plano de los vivos, adoptó la apariencia física que poseía antes de morir. Por tal motivo Jungkook estaba fuera de órbita, porque Taehyung tenía toda la jodida razón del mundo cuando dijo que él era...
— Muy guapo...
Taehyung lo vio confundido. Si bien su relación con Jungkook hasta ahora viene en altos y bajos, está totalmente seguro que la confianza aún no es la suficiente como para que el doncel suelte un elogio así para él.
— ¿Te golpeaste la cabeza en el camino? —inquirió en voz baja y preocupada, llevando ambas manos al rostro de Jungkook para inspeccionar que todo estuviera bien.
— ¿Pensé en voz alta, verdad? —el contacto de las manos frías de Taehyung consiguieron que saliera de su trance.
Jungkook por fin pudo articular más palabras pero la vergüenza lo estaba invadiendo y se ruborizó hasta las orejas por el pequeño desliz que tuvo. Tratando de evadir la mirada del contrario, retiró sus manos del rostro y se apartó de él con suavidad.
— Lo hiciste, sí. ¿A qué se debe el cumplido tan repentino? —se cruzó de brazos e intercaló su mirada entre Jungkook y Seokjin.
«Un momento.»
Volteó hacia Seokjin de nueva cuenta, prestando total atención a su apariencia. Su amigo había cambiado, su piel era blanca e iluminada, su cabello castaño oscuro y su rostro con mejillas más rellenas y sonrojadas de lo que recuerda.
Incrédulo elevó sus manos para apreciar que él también estaba diferente. Tocó su rostro y confirmó que la herida abierta en su mejilla ya no estaba.
— Parece que a Namjoon se le olvidó mencionar el cambio de apariencia. —Seokjin se acercaba a su hijo para verificar su estado e integridad física. —Te ves... Menos azul.
— Empiezo a creer que fue peligroso haber ido con él. —Taehyung, aún dentro de asombro, continuaba observando sus brazos y ropa. Todo él era la viva imagen de su último día en la tierra, hace veinte años atrás.
—No quise decirlo pero si era peligroso.
— No hubo necesidad, él mismo se encargó de hacernos notar que lo era. —opinó Jungkook con una mueca en su rostro, recordando el desorden en ese laboratorio. No quiso pensarlo con maldad pero no le extrañaba haberlo conocido... Muerto.
— ¿Por dónde empezamos nuestra misión? –preguntó Seokjin mientras miraba el bosque a su alrededor. Hacía mucho tiempo ya que no sentía la brisa fresca impactar en su cuerpo, el sonido de los árboles al mecer sus ramas por las caricias que el viento brindaba en ese momento, eran música para sus oídos.
Taehyung estaba un poco absorto en su mente también, contemplando la enorme luna alzada en el firmamento, no era nada parecida a la del purgatorio y hacía tanto tiempo ya que fue privado de su presencia que había olvidado la calidez que solía transmitirle. Sin embargo, los recuerdos de su agonía azotaron su mente, del hombre que lo privó de seguir viviendo y sin la oportunidad de al menos despedirse de sus seres queridos.
— Si Jin no va a resolver sus pendientes primero, entonces lo haré yo. —Taehyung se obligó a salir de sus pensamientos nada amables, debía avanzar y buscar la paz interior por la que tanto ha anhelado. Su voz sonó decidida y seria. —Debo encontrar a mi prometido y-
— Ex prometido. —corrigió Jungkook para él y sin ningún gesto en especial, alzando su mano izquierda y mostrando su alianza hacia Taehyung, quien lo vio arqueando su ceja. —Lo digo porque han pasado veinte años y no creo que haya guardado celibato por ti en todo este tiempo.
— Bueno... —aclaró su garganta. —Ex prometido... Él es quien me ayudará en mi proceso del descanso eterno. Además, mi otro asunto pendiente es descubrir quién me mató pero eso tal vez tome más tiempo.
Jungkook le dio un firme asentimiento de cabeza, entendiendo lo que debían hacer y como una seña que le mostraba a Taehyung que podía contar con él.
— Yo no necesito buscar a nadie para mí propósito. —mencionó Seokjin desde su lugar, para luego acercarse más a la pareja más joven plantando una leve sonrisa en sus labios. —El mío es diferente así que te acompañaré igual.
Con todo lo acordado, el grupo inició su caminata que los condujo fuera del bosque, iluminados con la luz de las estrellas; Jungkook y Taehyung iban de par en par, caminando en silencio y tranquilidad, Seokjin hacía lo mismo pero unos cuantos pasos más atrás de ellos, ya que se detenía en admirar los detalles de la naturaleza. El menor del grupo es quien se encargaría de guiarlos dentro del pueblo una vez entraran en él, por ser quien conocía la estructura más actualizada.
— Entonces... —repentinamente, Taehyung interrumpió el cómodo silencio que llevaban, con un tono de voz bastante suave y algo cerca de oído de Jungkook sin detener su caminata. —¿Te parezco guapo, cariño?
Jungkook torció sus ojos mientras su compañero reía en carcajadas. Taehyung era insufrible desde su perspectiva y sabe que aprovechará ese incidente para fastidiarlo por un tiempo.
Entrando al pueblo, Taehyung y Seokjin veían un poco asombrados los cambios que este ha tenido. Edificios de viviendas un poco más altos y estéticos a lo que recordaban, tiendas y negocios que nunca antes habían visto, aunque el peculiar entorno sombrío y ligeramente tenebroso no cambiaba en lo absoluto, sin mencionar que las personas y su manera tan monótona de transitar por la calle seguía también igual.
Jungkook ahora iba unos pasos adelante, mientras el otro par iba aún maravillado al observar sus alrededores y alumbrados por cada farol de la calle. Pasaron por la iglesia, en donde extrañamente estaban celebrando una boda a esas horas, usualmente se hacían por las mañanas pero se podía escuchar los murmullos de la gente dentro.
Una vez estando en frente los tres, un tanto curiosos de lo que veían, no evitaron escuchar algo que a Taehyung le podría haber hervido la sangre si ésta aún circulara por su cuerpo.
«Lo bueno es que el novio no huyó con otra, como el hijo de los comerciantes Kim hizo hace años.»
Escuchó como la gente rio ante el comentario. Taehyung ahora entiende a lo que se refería Jungkook cuando le mencionó en el purgatorio que las personas soltaban rumores de él aún hoy en día. «Que tradición tan estúpida» pensó. Hablar de Taehyung aún a dos décadas de su desaparición e inventando que se había fugado con alguien más era sencillamente inaceptable.
— Vámonos. —intervino Seokjin, reposando su mano en el hombro, Taehyung lo vio con ojos llenos de impotencia, brillosos por el cúmulo de emociones en él y por no saber cómo tomar tales comentarios. Vaya reputación se había ganado incluso muerto y lo peor es que no sabe si su familia los habría creído. —Ya sabes cómo son en el pueblo, no se les debe escuchar-
Fue interrumpido por escuchar otro comentario que, esta vez, dejó a los tres con sus ojos abiertos a más no poder.
«Tampoco dejaron a la novia plantada como al niño Jeon, que vergüenza en un doncel de su categoría.»
Seokjin inmediatamente tomó a Taehyung y a su hijo de las manos, llevándolos lejos de todo ese alboroto. No necesitaban escuchar nada de eso, no iba a permitir que los siguieran lastimando de esa manera.
Una vez lejos de ese lugar detuvo sus pasos; primero, porque no tenía ni la más mínima idea de dónde se dirigían y segundo, para corroborar el estado en el que iban los dos menores.
Taehyung parecía preocupado y Jungkook en estado de shock. Soltó la mano de Taehyung para hablar con su hijo.
— Jungkook, mírame por favor. —le pidió Seokjin sujetando su rostro y logrando captar su atención. —Tal vez sea un poco severo, pero ni se te ocurra permitir encasillarte a lo que otros opinen de ti y llorar por ello.
— Yo no quería que me humillaran de esa manera en mi boda. —su voz salió apagada, con algo de rencor en ella. —Estoy asombrado por cómo prefirieron hablar de mí... En lugar del hombre que me dejó burlado.
— Piensa en que, por muy mala que haya sido la manera en que todo ocurrió, fue lo mejor. Me habría dolido darme cuenta que mi hijo se juntó con un cretino. —Seokjin consiguió relajar su semblante, viendo que Jungkook asentía con una leve sonrisa para él. —Y tú tampoco estés preocupado de lo que puedan decir, de todos modos ni conocemos a la mayoría.
— Mientras Jungkook esté bien no importa cómo me sienta yo. —Taehyung brindó una cálida expresión para ambos, siendo correspondido en el acto.
— Estando todo mejor, entonces hay que seguir. Jungkook, hijo, ¿dónde iremos ahora?
— Podemos ir a casa, mañana con la luz del sol buscaremos a Jimin. Ustedes no necesitarán descansar pero yo sí. —Jungkook estaba agotado física y mentalmente, por lo que su plan se vio más como una petición que ambos aceptaron sin objetar.
Haber regresado al pueblo, de cierto modo, le dio más calma a Jungkook y debido a ello su cuerpo recibió de golpe todo el cansancio acumulado desde la huida de la iglesia hasta ese momento.
— ¿A tu mamá no le dará un infarto verte llegar con otro hombre que jamás ha visto y... Con tu papá que se supone que está muerto? —consultó Taehyung, pensando que esa era una pésima idea.
— La mansión es lo suficientemente grande para entrar sin ser vistos. —aclaró Seokjin. —Si es que aún conserva su diseño original.
— Lo hace. —contesta Jungkook para avanzar y seguir guiando al grupo.
— Eso en lugar de alegrarte debería preocuparte, qué poca seguridad. —asevera Taehyung pero Seokjin prefiere ignorarlo y hace un ademán con su mano restando importancia al comentario.
Siguieron el camino por varios minutos más hasta la residencia Jeon y finalmente la divisaron. Un golpe de nostalgia abrazó a Seokjin en ese momento, a sus ojos estaba el resultado de las luchas que hizo en vida para darle un techo digno a su familia, que no les faltara nada y vivir cómodamente. Dio un suspiro muy pesado pero sus pensamientos fueron interrumpidos por su hijo una vez que pisaron la entrada del lugar.
— Yo, eh... Me adelantaré. Tú sabes el camino, papá, entren por la puerta de atrás y vayan a mi habitación, es la misma de siempre.
— Lo haré, suerte con tu mamá. —Seokjin le pidió a Taehyung que fuera con él y así lo hicieron hasta perderse de la vista del doncel.
Jungkook, por su parte, estaba de pie ante las imponentes puertas de su hogar, había tomado una llave que solía esconder en casos de emergencia bajo un adorno de su porche y la colocó en la cerradura. No sabía con qué cara iba atravesar ese umbral y presentarse ante su histérica madre pero ya estaba allí y no había vuelta atrás. Inhaló todo el aire que le fue posible para inflar su pecho en valor y abrió la puerta.
Con sigilo se adentró al lugar y cerró la puerta detrás de él, empezó a caminar despacio, tratando de ubicar a su nana o su mamá. Se asomó por la sala de estar, la cocina, la habitación del piano. Nadie.
Cuando iba de regreso al vestíbulo para dirigirse a su habitación chocó con su nana, quien se asustó por reflejo al tener a otra persona en casa y dejando caer un juego de té que llevaba cargando en una bandeja pero al momento que reconoció el hermoso rostro de su pequeño Jeon, el semblante le cambió.
— ¡Joven Jungkook, volvió! —vociferó ella con sorpresa y alegría al verlo de nuevo ahí presente, siéndole inevitable no lanzarse a abrazarlo. —¿Dónde estuvo todos estos meses? Pensé que nunca volvería a verlo.
— ¿Meses? —es lo único que Jungkook logra articular con dificultad.
Su nana sollozaba con tristeza, recordando todo lo ocurrido el día de la "boda". El conductor del coche le había puesto en contexto cuando regresó solamente con la señora Jeon, desde el amargo momento que hicieron pasar a Jungkook y su huida de la iglesia, hasta su desaparición por casi tres meses.
Sí, tres meses estuvo Jungkook lejos de casa.
En el mundo de los muertos no existe tal cosa como el tiempo. Es verdad, pudo encontrar relojes en muchos sitios y calcular los segundos con ello para eventos que lo requirieran -como Seokjin, midió el tiempo que habían demorado Tae y Jungkook cuando salieron al purgatorio de México- pero no había tal cosa como el día y la noche, un sol que naciera por las mañanas y por la tarde creara un lindo atardecer. La luna en el purgatorio era permanente, recordatorio perpetuo de que incluso el tiempo está expirado en ese sitio.
Jungkook no notó nada de ello, si bien estuvo inseguro de cuánto tiempo estuvo del otro lado, jamás se imaginó que pudiera haber transcurrido tanto tiempo cuando su nana se lo hizo saber.
— ¿Qué es ese escándalo? —Jeon Jiwoo apareció desde lo alto de las escaleras, con su rostro arrugado al no tolerar el ruido que produjo la nana pero grande fue su sorpresa al ver a su hijo nuevamente en casa. Con sus ojos abiertos por el desconcierto y la adrenalina corriendo en su sangre, bajó a toda prisa en dirección a ellos. Jungkook se tensó por lo rápido de su andar, pensó que su mamá lo iba a reprender por perderse durante tanto tiempo pero no pudo estar más equivocado.
Jiwoo envolvió a su hijo en brazos muy fuerte, mientras lágrimas de felicidad caían en su rostro, su único hijo había aparecido. Temió lo peor cuando mandó a su búsqueda por todos lados sin éxito, encontrando únicamente su bouquet destrozado en el bosque y todos los pétalos de sus flores, atorados en las ramas de los arbustos, esparcidos por doquier.
— ¿M-madre...?
— Mi hijo, ¿dónde estuviste? Pensé que también te había perdido a ti. No sabes cuánta agonía sufrí en todo este tiempo; la partida de tu padre ya fue dolorosa para mi corazón. Luego imaginar que tú pudiste haber-... No, no puedo pensar más en cosas malas... Ya estás aquí, es lo único que importa.
A Jungkook debieron conmoverle las palabras de su madre por la aflicción palpable en su voz y el genuino temor al abandono que manifestó. Pero en su lugar, echó un vistazo discreto alrededor de la mansión, pensó que se había equivocado de dirección, ella no solía ser así de afectuosa.
— Lo siento por perderme de esa manera, madre. Yo... No sé cómo explicar todo lo que he vivido y no he medido el tiempo que estuve ausente. —se excusó como pudo y se liberaba poco a poco del abrazo de su madre para tomar cierta distancia de ella. —De verdad quiero contarte todo y tal vez suene descarado pero ¿puedo ir a mi habitación a descansar? Es lo único que deseo ahora.
Jungkook es consciente de lo grosero y apresurado que está siendo con ambas mujeres. Perderse por un tiempo prolongado podría prestarse a malas interpretaciones, sobre todo desde su posición, además de que les ha cortado el emotivo encuentro. Pero cuando vio a Seokjin seguido por Taehyung pasar por la cocina y subir al segundo piso a espaldas de las mujeres, le generó inquietud y quería cerciorarse que estaban a salvo.
— Esta es tu casa, mi niño. —pronunció Jiwoo con una sonrisa bastante marcada en su rostro, extrañando a Jungkook por no reprenderlo. —Yo nunca te cerraría las puertas. De hecho, hoy por fin dormiré en paz, porque estás bajo mi techo nuevamente.
—Joven, si gusta puedo hacer un té de jazmín y luego preparar su habitación para que descanse.
— ¡No! —se apresuró a responder, haciendo que ambas mujeres saltaran de la impresión ante la repentina negación de Jungkook. Rápidamente aclaró su garganta para no ser tan evidente en sus nervios. —D-digo... No te molestes, nana, solo quiero descansar. Mañana hablamos los tres, ¿sí? Descansen, por favor.
Hizo reverencias cortas y rápidas para ambas y con disimulo subió a toda prisa a su habitación pero en el pasillo chocó con Taehyung, provocando que ambos cayeran al piso.
— ¿Hijo, estás bien? —quiso saber Jiwoo desde su lugar, aún impresionada por el extraño comportamiento de su joven doncel y seguido del estruendoso golpe que escuchó.
— ¡Sí, mamá! Solo tropecé con una alfombra fea. —lo último lo susurró para que solamente Taehyung lo escuchara. —¡¿Qué haces aquí?! Tenías que seguir con papá.
— Está en tu cuarto llorando por ver todos tus recuerdos y me reí de él pero luego me aburrí. Así que salí para conocer la mansión, es muy bonita. —Taehyung hablaba con desinterés mientras sacudía su ropa sin prisa, a medida que se colocaba de pie y le ofrecía una mano a Jungkook para levantarlo.
— ¿Y te pareció una buena fuente de diversión venir al pasillo y que te vieran alguna de ellas para darles un ataque de pánico? —entre refunfuños aceptó la mano del contrario, copiando la acción de sacudir su ropa. —Vámonos antes que suban aquí.
Se disponían a caminar de regreso a la habitación pero unos suaves y peculiares murmullos empezaron a escucharse desde el recibidor de la mansión. Taehyung y Jungkook se vieron mutuamente y dedicaron una ligera sonrisa de complicidad para acercarse con cuidado a la pared que los cubría de no ser vistos desde abajo, asomaron un poco sus cabezas para ver a la mujer.
— ¡Esto es perfecto! Qué alivio que haya regresado. —Jiwoo sonaba contenta, incluso daba ligeros saltos desde su lugar ante la felicidad que la inundaba en ese momento. —Puedo retomar mis planes.
— ¿Qué planes? —la nana le dedicó una mirada acusatoria. —Ya no queda nada que hacer, deberías dejar en paz a tu hijo.
— Oh cállate, tú no sabes cómo se manejan estos asuntos evidentemente. —rodó sus ojos y se apoyó en una pared cercana, mordiendo su labio inferior mientras sonreía. —¿Recuerdas que cuando buscábamos a Jungkook encontramos a lord Min en otro pueblo? Todo se ha alineado a mi favor.
— ¿Y exactamente qué significa que lord Min esté en otro lugar?
— Sencillo, llevaré a Jungkook con él, buscaré que hagan las paces y luego veremos a qué nos lleva eso. Si sabes a lo que me refiero.
Al escuchar ese nombre, Jungkook se había desestabilizado un poco pero Taehyung lo sostuvo para evitar que recibiera un golpe y fueran descubiertos, podía notarlo turbado por la información suelta que dejaba la señora Jeon, incluso él tenía muchas preguntas.
— Ese hombre lastimó a mi niño. —la nana estaba muy a la defensiva, queriendo evitar que siguieran utilizándolo. —Y cuando hallaron a ese lord dijiste que ya estaba casado, ¿De qué sirve seguir de necia?
— Jungkook me va ayudar a recuperar todo. —la señora Jeon le dedicó una mirada poco amigable a la nana. —Y si podemos quitarle a Min lo que consiguió con su nuevo esposo, mejor todavía.
¿Qué?
Jungkook estaba entendiendo poco o nada de lo que escuchaba, ¿Lord Min casado? ¿Quitarle qué cosa? Además no pasó por alto el hecho de que su mamá seguía usándolo cual ganado para hacer dinero.
Demasiado cansado para lidiar con Jiwoo en una sola noche y al ver que ambas se disponían a subir las escaleras una vez finalizada su charla, Jungkook y Taehyung se retiraron de ahí, entrando a la habitación del doncel que, para su sorpresa, estaba desocupada.
— Genial, ¿ahora dónde se metió papá? —dio un largo suspiro mientras se tiraba en su cama, agotado a más no poder. Volver a su hogar le generó más cansancio que cuando estuvo en el purgatorio.
— Lo puedo ir a buscar. —Taehyung dio media vuelta para cumplir lo dicho pero Jungkook lo detuvo.
— No, no, no. Ya suficientes problemas hemos tenido y no me voy a arriesgar a que te vean a ti también. Mi papá por lo menos conoce la mansión y será más discreto para andar por ahí, tú quédate quieto, quiero descansar.
Taehyung asintió y volvió en dirección a Jungkook, quien ya lo observaba fijamente por un tiempo prolongado y sin decir palabra alguna.
— ¿Qué? —Taehyung rompió el silencio incómodo.
— Date la vuelta, quiero cambiarme.
— Pero si estamos casados, cariño mío, ¿qué tiene de malo si te veo? Además, aún me debes la noche de bodas. —rio cuando Jungkook le arrojó una almohada para callarlo.
— La hora de las bromas ya acabó, date la vuelta. —pronunció firme y sonrojado. —R-rápido.
Taehyung entre su propia risa le devolvió la almohada a Jungkook y obedeció.
Cuando escuchó que Jungkook ya estaba moviendo sus sábanas dio media vuelta y lo encontró ya dentro de ellas, listo para dormir.
— ¿Dormirás en medio de toda tu cama?
— ¿Qué tiene de malo? —preguntó con las sábanas cubriéndolo casi a totalidad, asomando nada más sus ojos y su frente arrugada ante la pregunta.
— Soy tu esposo, el más guapo que existe, deberías hacerme espacio a tu lado.
— Eres imposible. —lloriqueó por lo bajo y cubriéndose hasta la cabeza. —Cierra la boca, apaga las velas y deja dormir ya.
Taehyung tenía una muy atontada sonrisa mientras apagaba una a una las velas de la pieza. Jungkook le parecía demasiado tierno y agradable, en su mente transita la vaga idea de acostumbrarse a verlo por un largo tiempo más.
En las penumbras de la habitación, Taehyung estaba sentado en un cómodo sillón al borde del ventanal que le permitía una vista espléndida hacia la noche estrellada que lo ha recibido en ese plano; cual centinela, se encuentra velando por los sueños y el descanso del doncel que justo ahora reposa próximo a él. Empezó a creer que Jungkook sí estaba muy cansado como para haber bajado la guardia y dormir tranquilamente, sin importarle que él estuviera en el mismo espacio sin ninguna otra compañía.
Iluminado por la luz de la luna, que lograba colarse por las casi transparentes cortinas blancas, Taehyung volteó su vista hacia Jungkook, observándolo cómodo y relajado, lo cual le hizo esbozar una pequeña sonrisa para levantarse de su lugar y a pasos tranquilos se aproximó a él, con cuidado de no despertarlo.
Se sentó con suma cautela en la orilla de la cama, viéndolo con detenimiento. Acarició suavemente su cabello, notando cómo Jungkook se removió un poco en búsqueda de recibir más ese contacto.
Enternecido ante tal acción, Taehyung sabía que él mismo se estaba adentrando en terreno peligroso, cual callejón sin salida, reduciendo sus opciones de escape a lo inevitable.
Es consciente que el cariño que siente por el doncel podría transformarse en algo más y por mucho que anhele permitirse el sentir algo bueno, no puede hacerlo. Aparentemente, eso es algo de lo que ni siquiera estando muerto se puede escapar.
«No lo hagas, no te hagas esto...»
La sola idea se ve ridícula en su mente, ¿un doncel tan hermoso, lleno de vida y que podría tener a sus pies a cualquier lord más importante, fijándose en él? Eso no ocurrirá.
«Nunca serás la opción para nadie, no fuiste nadie en vida y no lo eres ahora... Tu corazón ni siquiera palpita, Taehyung. ¿Qué latidos vas a dedicarle?»
Se dejó consumir por sus pensamientos, recordándose una y otra vez cuál era su lugar en todo este asunto.
Volvió su vista de nueva cuenta a Jungkook, quien aún dormía profundamente, pues al haberse perdido en sus pensamientos se quedó viendo a la nada.
No detuvo las caricias en la oscura cabellera del doncel durante toda la noche, cuidaría de él por el corto tiempo que les quede por compartir.
— Tú también eres muy hermoso, Jungkook-ie.
Si no captaron que Jungkook estuvo celoso en una escena, vuelvan a leer 9,116 palabras para verlo 🫵🏻
Los quiero🐁
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