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Capítulo 3🦋

La sensación de haber hecho lo correcto en el lugar equivocado no abandonaba su mente, nunca creyó verse preso de su inocencia y terquedad. ¿Qué necesidad tenía de huir tan lejos? Es ahora que se da cuenta de lo imprudente de su actuar. De repente, voces se hicieron presentes, lejanas e inentendibles, se acercaban a él cual susurro escalofriante. Había una conmoción que no podía comprender muy bien y, para agregarle más desesperación a su estado de sueño lúcido, tampoco podía ver nada.

Percibía la presencia de múltiples personas, sabe que están ahí pero ¿por qué se siente asfixiado? Una ventisca helada rozaba por su rostro y no entendía por qué pero se iba intensificando cada vez más.

«Oye, ¿me escuchas?» Entre todo el caos logró comprender aquella pregunta, pero la oscuridad no abandonaba su visión aún.

«Tienes que despertar, por favor.» De verdad quería hacerlo, quien quiera que fuera, pero era difícil.

Poco a poco se enfocó en recuperar al menos uno de sus sentidos, tal vez si lo hacía uno a uno podría despertar más rápido. Y entonces lo logró, su audición se agudizó para distinguir mejor los sonidos de ambiente pero ¿por qué ese bullicio suena como una celebración? ¿En qué momento pasó del bosque a una fiesta?

Pretendió que nunca podría conseguirlo pero había recuperado la consciencia en su cuerpo y la oscuridad se iba reemplazando por destellos blancos y borrosos, que poco a poco aclaró mejor el panorama y lo primero que vio... No fue lo que esperaba.

¿Eso estaba vivo?

— ¡Hola! Pensé que no despertarías nunca, qué alivio. —suspiró la mujer con una sonrisa cálida y enorme, quien le hablaba cerca de su rostro. Aunque el gesto debió brindarle calma, el problema es que ella tenía casi el mismo aspecto del que momentos atrás provocó su desmayo, cree que incluso luce peor.

Se sentó de golpe, provocando que la amable señorita se hiciera a su lado. Con sus ojos, abiertos a más no poder, miró en todas direcciones, barriendo con el lugar que lo recibía. Era una especie de taberna, bastante colorida si lo compara al gris paisaje que suele rodearlo en su hogar pero lo que más capta su atención es el ambiente tan ameno que invade a los esqueletos, quienes lo observaban fijamente, entre risas escandalosas y jarras de cerveza en lo alto, celebrando que por fin había despertado.

— ¿Qué está-? —se corta a sí mismo, incapaz de pronunciar palabra alguna. Todo era irreal, incomprensible y... Aterrador.

— ¡Uno nuevo! —alguno de ellos exclamó en alto para él, consiguiéndole arrancar un sobresalto a su invitado.

— ¡Bienvenido, niño bonito! Fue un viaje movido, ¿eh?

— ¡Ese peinado moderno te queda de lujo! —otro más se había sumado a opinar, chocando su jarra con otro muerto mientras reían por sus palabras y bebiendo hasta acabar el contenido.

Jungkook abrió su boca con asombro, no dando crédito a todo lo que está presenciando.

— Creo que voy a vomitar... —susurró para sí mismo, meciendo su cabeza de un lado a otro. —Y de paso volver a caer.

— Oh no, ni se te ocurra desmayarte otra vez.

Cuando estuvo a punto de perder la consciencia, una voz grave y algo familiar se le adelantó. Volteó en su dirección y ahí estaba, el hombre que reconoció como el mismo del bosque, ahora se erguía frente a él de brazos cruzados, con el semblante serio y un poco retirado de dónde se encontraba ahora sentado.

Jungkook, sin querer ser brusco apartó a la mujer que aún seguía a su lado, ella retrocedió y levantó sus manos a la altura de su pecho en señal de rendición para no alterarlo más, tratando de convencerlo de que no le hará daño.

Se puso de pie lentamente, girando sobre su propio eje, consiguiendo que la música de ambiente se detuviera y ganando la atención del público, como si él fuera una especie de atracción principal, esperando a que iniciara su función o dijera algo de alto impacto para darle a todos un motivo de celebrar un brindis masivo y continuar la borrachera y festejo.

Negó suavemente cuando se palpó todo el cuerpo, revisando que estuviera en todas sus piezas y cada parte de su cuerpo en su debido lugar y no como a quienes tenía rodeándolo.

¿Qué eran esas cosas? ¿Gente... muerta? Definitivamente tenían que estarlo.

Claro que lo eran, algunos esqueletos completos y otros aún conservaban uno que otro pedazo de piel y músculo; otros mutilados, incluso juraría que vio uno decapitado hacer fondo blanco con su bebida mientras sostenía su cabeza en un brazo. También había personas que si estaban enteras de piel pero sin brillo alguno, un poco pálidos en tonos azules bajos, como el hombre que tenía en frente y la mirada mortal que éste le dedicaba, la cual no cambiaba en ningún momento.

— ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es este? —pudo formular esa pregunta con toda la valentía que pudo ahorrar en ese instante, interrogando al par frente a él.

Ambos se disponían a responder pero cerraron la boca cuando Jungkook empezó a jadear con rapidez a medida que iba viendo más a su entorno, aparentemente preso de algún ataque de pánico.

— Oye, tienes que relaj-

— Dime en dónde estoy, no entiendo nada. —encogido en su lugar, su cuerpo temblaba por completo, a Jungkook ya le habían ganado los nervios y si no recibía alguna explicación estaba seguro que se iba a desvanecer mil veces más. — ¡Quiero preguntas, ahora!

— Respuestas. —contestó el hombre frente a él arqueando una de sus cejas y manteniendo sus brazos cruzados, ganándose la total atención de Jungkook y conectando miradas nuevamente. —Creo que lo que quieres son respuestas, genio.

— Sí, gracias. ¡Quiero respuestas, ahora! —por algún motivo, ver a ese hombre tan altanero no le estaba agradando para nada. Lo observó con el ceño fruncido, sospechando que todo era su culpa. —¿Y tú quién eres?

— No te haremos daño, tranquilo. —la amable fémina ignoró a propósito su interrogatorio.

Jungkook la observó de pies a cabeza, curiosamente portaba un vestido de novia, rasgado y viejo por el paso del tiempo, incluso cree que ese estilo podría ser de muchas décadas pasadas si recuerda el que tiene su abuela en un cuadro familiar en la sala de su hogar. Pero ella si parecía una joven agradable en comparación a su amigo, a pesar de tener solo la mitad de su cara con piel.

Verla con tal vestimenta no pudo evitar que su corazón se acongojara en los recuerdos de la reciente traición de la que ha sido víctima. Sus memorias comenzaron a caer una sobre otra; desde la mirada juzgadora en cada uno de sus invitados, los gritos de su histérica madre, sin olvidar la intrépida huida que ejecutó, dominado por el pánico y el dolor.

— Es que no entiendo nada. —bajó la guardia por un momento, su voz saliendo un susurro asustadizo y provocando cierta ternura en ella, tal vez en comprensión y empatía.

— Estarás bien, lo prometo. Mi nombre es Emily. ¿Cuál es el tuyo? —quiso avanzar un par de pasos hacia él para reconfortarlo pero Jungkook retrocedía por cada uno de ellos, aún no podía confiar en ella.

— S-soy Jungkook... Yo... ¿Yo me morí o por qué estoy aquí hablando contigo?

— Eso quisieras. —el hombre detrás de Emily dio un pequeño resoplido en tono burlesco, acabando con la pequeña escena nostálgica que se estaba formando y escaneando a Jungkook de arriba hacia abajo. Parecía bastante molesto pero por otro lado, Jungkook estaba empezando a corresponder tal estado de ánimo, pues lejos de temerle a él, ya estaba agotando su paciencia al no responder ninguna sus dudas y portarse tan duro con su persona.

— ¿Él es la persona que esperabas en todos estos años? —Emily volteó hacia su compañero, viéndole negar en respuesta.

— Claramente no, este niño solo fue un intruso y no sé cómo logró despertarme al otro lado. —aseveró en voz alta para que Jungkook lo escuchara.

— ¿Cómo que esperar de qué? Y dime de una vez, ¿quién eres? No me agradas y por lo grosero que eres es seguro que estoy aquí por tu culpa.

— La historia de nuestro novio muerto es desgarradora y triste. —Jungkook, al ser interrumpido nuevamente, guio su atención a lo que parecía ser un pequeño escenario en la taberna. Un hombre de sombrero y aspecto peculiar sostenía un bastón de baile consigo, siendo iluminado por un único reflector, sonrió ladino al darse cuenta que obtuvo los ojos curiosos que esperaba. —¿Quieres conocer su desdichado pasado y repentina muerte en una canción?

— Eh, ¿no...?

— ¡Ya lo oyeron, muchachos! Suban el volumen. Y un, dos, y un, dos, tres y...

♪ ¡Hey!
Háganme caso te quiero decir,
Al menos algunos que puedan oír,
Te tengo una historia que te hará llorar,
De nuestro novio muerto algún tiempo atrás. ♪

Jungkook rodó los ojos porque no solo fue ignorado, sino que también uno de los esqueletos se acercó a señalar a Taehyung y éste sonrió con mucha soberbia viéndolo fijamente.

Él era atractivo y guapo en verdad,
En la alta sociedad lo quisieron integrar,
«Casarlo con un doncel», ese era el plan
Quien era bien parecido y sin ningún igual,
Pero fue así que en sus ojos cayó sin pensar.

El fragmento de la canción llamó la atención de Jungkook, quien alzó sus cejas con interés, queriendo saber más y observando anonadado al grupo que danzaba por doquier y tocaban instrumentos coordinadamente.

♪ Un cita pactaron para conocerse mejor,
Nada se comentó del encuentro o el plan,
El acuerdo de paz fue su mayor tesoro,
Si hay amor en tu vida nada te faltará,
Excepto algunas cosas que dije recién,
Momentos compartidos y sueños también,
Y cerca del bosque donde está el viejo roble,
Una tarde de niebla, quince para las tres...
Él esperó ansioso para conocerlo mejor,
El novio estaba listo pero algo no iba bien
Pues el joven doncel nunca llegó por él. ♪

♪ Y entonces... Esperó... ♪

Jungkook se mantuvo a la expectativa, ansioso por saber que seguía, al igual que el resto en el bar, quienes guardaron silencio ante el suspenso.

♪ Y entonces... De las sombras emergió... ♪

♪ Y entonces... Una sonrisa lo invadió... ♪

— ¿Y entonces...? —susurró Jungkook, sin percatarse de haberlo hecho, hasta que el cantante le sonrió con malicia.

Y entonces, nene, todo se oscureció...

Jungkook llevó una mano a su boca, volteando hacia el novio muerto, sin saber exactamente cómo sentirse ante su trágico final, pero a este parecía ya no afectarle.

Y él al despertar muerto estaba ya,
Las joyas se habían ido igual que su vida,
Realizó una promesa tirado en el bosque,
Esperando su amor que lo liberaría,
Aguardando porque le pidiera su mano,
Cuando sin pensar apareció este muchacho,
Juró para siempre estar a su lado,
¡Y esa es la historia de nuestro novio!

♪ Sí, sí tendrás que morir, pero nunca finjas,
No vas a sufrir, quererte esconder o tratar de rezar,
El final llegara nada puedes hacer.

Ante estas últimas palabras y con todos los muertos celebrando al son de la música es que Jungkook se asustó y colmó de terror, moviéndose a un lugar más apartado del bar y con menos ruido. Analizó mejor lo que ocurría y le fue inevitable no pensar en la probabilidad de que estos desconocidos querían darle a él su mismo destino para permanecer ahí por siempre.

— Borra esa cara de espanto, muñequito. —el novio le habló desde su espalda, asustándolo en el intento y sonriendo ladino, casi burlándose por los abruptos cambios de humor que podía presentar el doncel.

— Y tú cierra tu muerta boca por un rato más, ¿quieres? —desbordado de paciencia, Jungkook le habló entre dientes. Le parecía increíble como él lograba disipar sus miedos para convertirlos en rabia.

— Calma los dos. —intervino Emily, viéndolos de mala manera hasta que ambos borraron cualquier rastro de molestia y diversión respectivamente. —Es momento de aclararte mejor las cosas, Jungkook, porque todo ha sido confuso y puedo imaginarlo. Pero el motivo principal es que recitaste tus votos matrimoniales a la perfección en el bosque, ¿sabes qué significa eso?

– Claro, son palabras que uno fácilmente memoriza antes de casarse, ¿no? —respondió con un deje de inseguridad y confusión en su rostro.

— Eso es mentira, yo no me aprendí todo eso nunca. —el novio se entrometió de nuevo, ganándose una mala cara de Emily otra vez.

— Es cierto lo que él dice, guarda silencio y no empeores las cosas, yo aclararé esto.

— Bien. —suspirando pesadamente se dirige a recostarse junto a la barra y mantuvo sus brazos cruzados mientras regresó la mirada llena de burla hacia el menor de los tres, al mismo tiempo que este lo miraba con la frente arrugada y los labios apretados.

— Ponme atención solo a mí, Jungkook, por favor. —continuó Emily con una sonrisa amable. — Como te decía, recitaste tus votos en el bosque perfectamente y usaste las palabras que son dichas antes de enlazar tu vida eternamente junto a la de otra persona, además colocaste un anillo de oro en el dedo de mi amigo.

A Jungkook no le estaba gustando el rumbo que esa conversación estaba tomando cuando escuchó la palabra eternidad. Tragó saliva con algo de miedo y volteó donde el novio se encontraba aún con una sonrisa y levantaba su mano izquierda a la altura de su rostro mostrando el brillante anillo que antes Jungkook había usado en el bosque.

— No me digas que yo... —Jungkook abrió sus ojos con pánico y volteó a ver a Emily a toda prisa.

— ¡Te casaste con mi amigo en el bosque! Si me lo preguntas, fue muy romántico. —claro, ella lo dijo con una característica y peculiarmente hermosa sonrisa, mientras Jungkook iba cambiando de todos los colores y planeaba desmayarse de nueva cuenta.

— ¡Ya te dije que no se te ocurra desmayarte! No sabes lo difícil que fue traerte aquí. —volvió hablar el hombre aún desconocido para el doncel.

— No, tú... ¿Qué es esto? Yo no puedo estar casado contigo, te vi salir debajo de la tierra... ¡La tierra! ¿No deberías estar muerto? —logró articular sus palabras sin caer inconsciente y recobrando los sentidos de nueva cuenta.

— Sí, estoy muerto y también sí, estás casado conmigo.

— Pero, ¿no lo ves? Yo no puedo estar casado contigo. —Jungkook, con imprevisto valor y aires de prepotencia se fue acercando al contrario, levantando cada dedo a medida que iba enumerando los detalles. — Número uno; tú estás muerto y se supone que el matrimonio es hasta que la muerte nos separé y ¿qué crees? Nos separó antes de que ocurriera cualquier cosa.

Se había erguido con postura firme y lleno de enojo, pero el mismo se fue reduciendo a nada cuando el otro se incorporó de su lugar y empezó a caminar en dirección a Jungkook quien iba retrocediendo cada paso, con sus ojos cual cachorro acorralado.

— ¿Escuchaste lo que te explicó Emily? —la profundad en su voz y el semblante retador provocó un temblor inexplicable en el cuerpo de Jungkook. —Recitaste los votos que te unen a otra persona por la eternidad, ¿si sabes el significado de eso o debo buscarte un diccionario?

— ¿C-cómo que la eternidad? Esas palabras son las que siempre dicen los prometidos antes de casarse. Son votos nupciales, no un conjuro o maldición.

– De hecho es una promesa lunar. —ante tal explicación, Jungkook frunció el ceño, tratando de distraerse de la peligrosa cercanía que el otro estaba ejerciendo. —Las promesas lunares son sagradas e irrompibles, cariño. Pero claro, allá al otro lado, donde todos están vivos, por supuesto que no saben eso y apenas se dan cuenta hasta que mueren como almas en pena y se reúnen con sus difuntas parejas aquí mismo.

Jungkook quería llorar, no sabía que las consecuencias del acto que había cometido en el bosque serían así de graves. De cualquier modo no se permitió soltar lágrima alguna y optó por llevar la conversación a otro rumbo antes de que todo se torne más retorcido de lo que ya es.

— Bien, de todos modos, el segundo motivo es que yo ya estoy comprometido. —declara con voz que aparenta ser firme, como sí el pánico no fuera una extensión más de su anatomía en ese instante. —Eso no te convierte en mi esposo, sino en... El otro.

Emily llevó sus manos a su boca con asombro por lo que escuchó. El otro hombre solamente lo vio con burla.

— ¿Ah, sí...? —se aproximó aún más al rostro del contrario, rozando las puntas de sus narices, sin borrar su sonrisa cuadrada y mirada maliciosa, Jungkook no pudo evitar colocarse nervioso ante ese acto. —Entonces, ¿qué hacías en el bosque colocando el anillo en mi dedo y no en el de tu "prometido"? Estás conmigo ahora, mi amor, y eso lo convierte a él en... El otro.

«Oh, podría caer por esa voz muchas veces si pudiera...» ¿Pero qué está pensando?

Jungkook sacudió su cabeza y empujó de los hombros al novio, tratando de alejar cualquier pensamiento extraño, ¿para qué dijo esa mentira si no tenía cómo sostenerla? Sí, podía inventar algo, pero tenía el pésimo habito de tartamudear cuando mentía, si sumaba eso a los latentes nervios que lo consumían estaba seguro que no serviría de nada inventar una coartada que no tardaría en ser descubierta.

Lo único que pudo hacer en ese momento fue lo que cualquier otro habría hecho en su lugar.

Se fue corriendo.

No supo cuánto corrió ni por dónde iba pasando, lo único que divisaba eran muchas personas –muertas, claro– pero ninguna intentó hacerle daño, más bien lo miraban con extrañeza y confundidos, nadie realmente interesado en lo que hacía.

Jungkook debe admitir algo sobre el nuevo escenario que lo ha recibido ya por un buen tiempo. Y es que el lugar no era tan macabro, en algún momento pensó incluso que se veía más relajado que el pueblo, más vivo, por contradictorio que eso suene, pero por supuesto, eso no quitaba el pánico que lo invadía mientras seguía trotando lejos de aquel insoportable tipo con cabello azulado y tenebroso.

Terminó el trayecto, cansado y jadeante, cerca de unas escaleras. Se recostó en un muro que estaba a la par de estas para recuperar el aliento mientras llevaba una mano a su pecho, viendo a su alrededor y tratando de identificar algún lugar en el que pudiera esconderse. También vio hacia atrás para asegurarse que nadie lo había seguido, para su alivio el perímetro se encontraba vació.

Suspiro y dejó ir su cabeza hacia atrás, descansando sobre el muro y cerrando sus ojos en el proceso, pero poco le duró la paz.

— Pensé que tardarías más.

Jungkook brincó por el susto provocado y siguió a ver al dueño de la voz que ya estaba cansado de escuchar.

— ¿Cómo demonios me alcanzaste?

— No le busques lógica a las cosas de aquí, muchas no la tienen realmente. —respondió con simpleza mientras encogió brevemente sus hombros, restándole importancia. Dio media vuelta para subir las escaleras. —Sígueme.

Jungkook, sin muchas opciones y viendo que huir no serviría de nada, soltó un suspiró y acató la orden.

Al llegar donde las escaleras dirigían se percató que era una especie de mirador, desde ahí se podía divisar un buen tramo del lugar en el que se encontraban y la enorme luna que iluminaba todo a su alcance, cual faro en medio del oscuro mar.

El novio se encontraba sentado en una banca cerca del borde con barandales del mirador, Jungkook lo vio un poco dudoso, no supo qué acción debía ejecutar en ese momento.

— Puedes sentarte. No planeo lastimarte, Jungkook, no sería capaz. —el hombre dirigió su vista al mencionado, de forma pacífica y con algo de resignación, ante todo el embrollo en el que se ha adentrado con él.

No dijeron nada cuando éste ya había tomado espacio a su lado. Por un breve momento el silencio los invadió, hasta que Jungkook, aún con su naturaleza curiosa, quiso saber el dato más importante de todo.

No sabía el nombre de su ahora esposo.

— Tú... ¿Quién eres? Ni siquiera sé tu nombre hasta ahora.

— Taehyung.

— ¿Taehyung...? —frunció sus cejas, ¿por qué el nombre le parecía tan mencionado? Rebuscó en sus recuerdos hasta que dio con ellos, la sorpresa lo azotó repentinamente. — ¿K-Kim Taehyung?

«¿Será el mismo?»

— ¿Cómo sabes mi apellido? —eso lo había tomado por sorpresa, lo admite, por lo que escudriñó a Jungkook con mucha atención. —No creo que superes los veinte años siquiera y ese es el tiempo que llevo de haber... Bueno...

— ¿Muerto? ¿Tú moriste luego de huir? —Jungkook tenía interés en su historia. Luego de aquella canción sabe que hay detalles en los cuales, ahora que tiene la oportunidad y aparentemente nada más que hacer, quiere escarbar un poco en ello.

— ¿Huir? Yo no hui a ningún lugar. —aseveró Taehyung con algo de molestia a lo que escuchaba pero no era con el chico a su lado, él claramente estaba aclarando dudas de lo que sea que estuvo escuchando por otros. —¿Quién pudo pensar algo así? ¿Qué es lo que han dicho en todo este tiempo allá?

— B-bueno... eres muy famoso en el pueblo. —Jungkook acarició su cuello con algo de nerviosismo, su mirada dirigida al suelo con timidez. —Todos piensan que quisiste desligarte de los Park y te fuiste lejos.

Fue a propósito que omitió detalles como que incluso rumoraban que había escapado con una mujer, era innecesario justo ahora.

Taehyung dejó escapar aire de pulmones con pesadez.

— Te contaré algo, tal vez de paso pueda explicar un poco el qué haces aquí y cómo podríamos librarnos de esto.

— ¿Hay alguna manera de salir de esto y yo pueda volver a casa? —un brillo de esperanzas revivió en los ojos de Jungkook, le hacía mucha ilusión poder volver a su hogar y salir de ahí.

— La verdad, espero que sí. —Trató de ignorar el par de luceros que lo empezaron a ver fijamente y dirigió su vista hacía la luna mientras empezó a relatar. —La canción en el bar fue exactamente mi historia; me comprometieron con el doncel de la familia Park, no quería hacer algo así, ¿sabes? No conocía a mi prometido, fue mi madre quien lo escogió por mí. Entré en pánico, lo desconocido suele dar miedo pero eso cambió cuando lo vi, no sé si fue amor a primera vista, pero al verlo, algo en mí se sintió contento... Inquietante incluso. El problema es que no supe si me sentí así porque él se veía como una buena persona, o porque su futuro estaba igual de desdichado que el mío... Luego llegó el momento de ensayar los votos y lo arruiné, no los aprendí nunca y sentí temor a decepcionarlo, él me quiso consolar a pesar de todo, así de bueno era. Nos veríamos en el bosque para dar un paseo y conocernos mejor, lo esperé ahí donde tú y yo nos encontramos.

Jungkook no supo por qué, pero las últimas palabras se sintieron extrañas dentro de él.

— Sin embargo. —prosiguió Taehyung, sacando a Jungkook de sus pensamientos y recuperando su atención. —algún desconocido llegó antes que mi prometido y me atacó por la espalda. Lo único que quería hacer era robarme, porque se llevó las alianzas y mis cosas de valor... O eso es lo que creo recordar mientras agonizaba y enlazaba mi alma al bosque, esperando por mi prometido... Quien nunca llegó. Te resumí mucho de mi historia, hay más detalles que prefiero omitir por ahora.

Finalizó su relato cabizbajo y con un tono algo melancólico, dejando un nudo en la garganta y algo de incomodidad en el pecho de Jungkook.

Lo que ocurrió con Taehyung fue una tragedia y la gente del pueblo no lo sabía, bromeaban con su desaparición, hacían burlas de ello e incluso condenaron al rechazo a los Kim por la "cobardía" de su hijo.

— Ni siquiera te dieron una sepultura digna. Que injusto. —susurró Jungkook, recibiendo un leve asentimiento por parte de Taehyung. —¿Simplemente te dejó tirado... Ahí donde te encontré?

— Sí, nadie va al bosque, al menos no a esa zona porque es simple y rodeado de árboles, hay lugares más vistosos que ese, así que no se tomó la molestia de llevarme a otro lugar a ocultar lo que me hizo.

— La herida en tu rostro... —Jungkook levantó su diestra, tentado a tocar la zona pero se detuvo en el acto, no era prudente y tampoco bien visto tener ese tipo de cercanía con un desconocido.

— Fue el golpe de gracia, el que me mató. Tengo un amigo, al que conocí no mucho después de yo haber cruzado a este lado, él fue más curioso que yo y adquirió más conocimientos de este lugar muy rápido. Un día solo me explicó que aquellos que fueron asesinados conservan la marca de lo último que los lastimó.

— Ya veo. —comentó Jungkook mientras movía su cabeza ligeramente en afirmación y su vista al frente —¿Este sitio es donde vienen todos los que mueren?

— Es el purgatorio, cariño, solo vienen aquellos que tienen asuntos pendientes y que no pudieron resolver en vida. Pero es menos macabro que el pueblo si lo piensas mejor. —Taehyung por fin le brindó una sonrisa amable a Jungkook y este le correspondió dándole la razón.

— Y si no estoy muerto ¿Cómo pude cruzar?

– ¿Te han dicho que eres muy preguntón?

— Oye tú me trajiste aquí, lo menos que puedes hacer es aclarar mis dudas, qué por cierto, son muchas.

Taehyung rio un poco y eso llamó la atención de Jungkook, no pensó que fuera capaz de demostrar alguna emoción por el rostro tan inexpresivo y estoico que mantuvo con él al principio, haciendo de lado el sarcástico en la mayor parte del tiempo.

— Porque enlazaste tu vida con mi alma. Las palabras son poderosas, Jungkookie, la promesa lunar lo es aún más. Los vivos no le dan la importancia que en verdad tiene.

— ¿Y hay alguna manera de... Ya sabes... Interrumpir esto? Si no estoy muerto no puedo quedarme aquí.

— Si lo hay, muy pocos tienen la oportunidad de hacerlo pero gracias a ti es posible. —Taehyung le sonrió en grande y Jungkook no supo cómo interpretar ese gesto porque esa sonrisa es de alguien que tiene un plan ya preparado.

– ¿Qué hay que hacer?

– Debo resolver lo que me mantiene aquí, penando.

– ¿Y eso vendría siendo...?

– Reencontrarme con mi prometido y enlazarme con él, es el destino que estaba sellado para mí antes de morir; vivir a su lado.

— Pero él nunca llegó... —agregó Jungkook algo extrañado. El hijo de los Park debió aparecer en cualquier momento para aquella época, se supone que lo había citado ahí.

— No, nunca lo hizo. Seguro sus padres lo impidieron u ocurrió alguna dificultad pero me tranquiliza no verlo aquí, significa que a pesar de cualquier eventualidad se encuentra bien.

— Está bien. —asintió con algo de duda. —Te ayudo a llegar con tu prometido. ¿Y luego qué?

— Una vez que resuelva eso mi alma podrá descansar en paz y pasar a otro plano, desapareceré, tú quedarás libre de esto y podrás seguir con tu vida normal. —finalizó su explicación con mucha seguridad.

— Eso... no suena mal supongo. —Jungkook sonrió en grande, un gesto que no pasó inadvertido para Taehyung, considerándolo incluso adorable.

— Muy bien, vamos. Pero antes, déjame arreglar un poco tu cabello. —Jungkook no entendió lo último pero se dejó hacer por Taehyung, quien ya se encontraba de pie, frente a él y ordenando las hebras de su cabello con mucho cuidado. Al finalizar, extiende su mano hacia el doncel, quien algo confundido al principio, la tomó de todos modos. —Iremos con mi amigo a ver cómo podemos ir de vuelta al otro lado.

Asintió ante el plan y no pudo evitar concentrarse en las manos que permanecían enlazadas aún; la de Taehyung estaba helada pero al mismo tiempo agradable, por lo que no fue impedimento para permanecer así durante su trayecto. Caminó a la par de él, confiando en su ayuda y dejándose guiar dónde sea que lo llevara.

«Había escogido creer en Kim Taehyung.»

— Aún no respondes la pregunta que te hice. —después de unos pasos en silencio, Taehyung quiso hacerse de conversación con su compañero. Mientras caminaban, sus manos no se habían soltado, si a Jungkook no le incomodaba, eso estaba bien para Taehyung.

— ¿Qué pregunta? —cuestionó Jungkook algo confundido.

— ¿Qué hacías en el bosque en ese momento?

— Oh... Yo... Yo si estaba huyendo. —declaró en un susurro y algo apenado.

— Huyendo de... ¿Tu boda? Porque llevas el traje blanco y ahora que aclaramos todo, supongo que este anillo no era para mí. —Taehyung levantó su mano para mostrarle nuevamente la sortija mientras sonreía pero Jungkook no hizo ningún gesto y su semblante empezaba a decaer.

—No fui yo quien huyó de la boda, mi prometido si lo hizo. —la voz de Jungkook salió muy triste de su garganta cuando pronunció esas palabras y Taehyung detuvo la caminata para voltear a verlo sorprendido, acción que Jungkook copió. —¿Qué? ¿Dije algo malo?

— ¿Por qué haría algo así? A ti... —había un tono de indignación en Taehyung.

— Realmente no lo sé, hui antes de poder pensar en la situación, incluso aún en el bosque creí que él mágicamente llegaría a mí para pedirme perdón y retomar la ceremonia. —relatar lo último que experimentó en el mundo de los vivos no le provocaba ninguna sensación dulce a decir verdad. —Ahora, con mi cabeza más fría, me doy cuenta que... Él no volverá por mí. Pero ¿sabes qué es lo peor?

Taehyung negó con su cabeza sin decir nada.

— Que cuando vuelva a casa, y por algún motivo él me busque nuevamente, yo caería a sus pies. Me enamoré irremediablemente de un hombre que no cumple con su palabra, que me hizo pasar la peor vergüenza de todas... Y aún así estoy dispuesto a darle otra oportunidad. Siento que esto va a matarme. —quiso llorar, su vista se mantenía en el piso mientras jugaba con sus dedos al haber soltado la mano contraría.

Taehyung, con su dedo índice, alzó el rostro de Jungkook tocándolo gentilmente en la barbilla, de esa manera pudo dedicarle una mirada profunda mientras el otro aún, con sus ojos brillosos debido a las lágrimas que nunca cayeron, lo miraban atónito por esa acción.

— Eso que sientes no es amor. Estar mal por lo que te hizo es normal, no te matará, créeme. Pero si vuelves a caer por él entonces si condenarías a tu alma en un dolor perpetuo que te hará agonizar día tras día, y eso, muñeco mío... Te juro que es peor que la muerte misma. Estoy seguro que tú vales más de lo que él te pudo hacer creer. —al finalizar lo dicho, Taehyung palmeó suavemente la mejilla de Jungkook y le brindó una pequeña sonrisa para posteriormente seguir caminando y pasarlo de largo.

Jungkook quedó anonadado ante las palabras del mayor, no pasando por alto ninguno de los motes de cariño con los que se ha dirigido a él hasta ahora. Lo siguió con la mirada, observando su espalda ancha seguir su rumbo, con cada mano en su bolsillo y un andar bastante seguro.

«Taehyung es increíble.»

Salió de su ensoñación para trotar en su dirección, llegando junto a él mientras aún continúa procesando lo que habían compartido hace un momento. Taehyung tenía razón, demonios que Jungkook lo sabía, pero su corazón iba en el sentido contrario y eso lo estaba quemando por dentro.

Por otro lado ocurría algo interesante de lo que no se percató hasta ese instante; ¿En qué momento el hombre con el que va caminando dejó de provocarle nervios y enojo? Ni siquiera se percató que ha actuado con él como si nada, como si fueran amigos o conocidos de toda la vida... Como si él no estuviera muerto.

— Bien, llegamos. —anuncia Taehyung para su acompañante, quien lo ve algo confundido, Jungkook no se percató cuánto tiempo pasó perdido en su mente como para ya haber llegado a su destino. Taehyung carraspeó su garganta para llamar su atención. — ¿Pasa algo?

— N-no, estoy bien. ¿Aquí nos ayudarán? —preguntó Jungkook fingiendo seguridad en su postura y viendo el pequeño edificio frente a ellos.

— Este es mi hogar, y espero que sí nos ayuden. Sígueme, tal vez te agrade conocerlo. Él ha sido una excelente persona conmigo desde que nos conocimos. —Termina comentando Taehyung con una sonrisa tranquilizadora hacia Jungkook, al tiempo que abre la puerta e ingresan al lugar. —¡Jin, ya volví!

Jungkook detiene sus pasos de golpe y abrió sus ojos exageradamente cuando escuchó el nombre que Taehyung acaba de pronunciar.

«¿Jin? ¿Será que...?»

— ¡Taehyung-ah! ¿Volviste ya? No pensé que ver a Park sería tan rápido. —Jin emergió de alguna habitación dentro de su hogar, dirigiéndose en abrazar a Taehyung.

— Pasaron cosas... Complicadas... Pero luego te cuento cómo ocurrió todo, mientras te presento a Jungkook.

Jin analizó al joven frente a él con mucha cautela, pues le parecía bastante familiar.

— ¿Jungkook?

— Ajá. —Taehyung sonrió en grande mientras asentía con seguridad. —Es mi doncel, mi esposo.

— Espera... ¿J-Jungkook? ¿Jeon Jungkook? —preguntó Jin otra vez, pasando por alto lo último dicho por Taehyung, hasta que algo en sus memorias hicieron click en su cabeza. — Tú, ¿T-tú eres mi-?

Jungkook estaba perplejo al ver a ese hombre frente a él y si antes no había derramado ninguna lágrima, ahora sí fue inevitable. En un leve susurro que apenas y fue percibido por los presentes ante él solamente pudo decir:

— ¿Papá...?

Si les gusta el fic díganme, sino comenten "hay talento en la sangre pero falta que circule." Digo, no voy a dejar de escribir por eso pero si me daría risa.

Los quiero.🐁

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