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Capítulo 12🦋

Una pequeña semilla se ha plantado en su interior para germinar en la más hermosa y pura creación jamás vista por nadie, producto de un amor técnicamente imposible pero real.

¿Había escuchado bien? ¿Sus más profundos anhelos y deseos ocultos han sido escuchados por alguna entidad superior a ellos? Numerosas interrogantes cruzaban su mente, mientras que las respuestas parecían escasas y lejanas. Sin embargo, no era el momento propicio para tratar de establecer una lógica en una circunstancia tan compleja, especialmente cuando el impacto de la sorpresa resultaba extraordinario.

Su doncel, su más preciado y amado doncel, le ha dado la noticia que creyó por siempre imposible de escuchar: será papá.

Nunca antes tuvo la oportunidad de contemplarse en una situación semejante; en toda su vida, ni siquiera se le presentó la ocasión de reflexionar sobre algo tan significativo como lo era la paternidad. A sus veinticinco años, había sido obligado a contraer matrimonio de manera casi fortuita, y ahora, estando muerto y muy lejos de la línea de la vida, lo consideraba aún más improbable.

— ¿Un hijo nuestro? —susurra cerca del rostro de su esposo. Sabe que su mirada refleja perplejidad y emoción porque Jungkook le sonríe muy bonito, brindándole caricias en su mejilla. —¿Mi doncel va a darme un hijo, fruto de nuestro amor y sangre de mi sangre?

— Vamos a ser padres, el médico que me revisó en ese evento me informó de mi estado —responde en tenue voz, mientras asiente despacio.

— Me has dejado sin palabras, perplejo de tan grandiosa noticia —acerca sus labios a los de Jungkook para presionarlos en un corto pero profundo momento y se aleja lo necesario para seguir hablando—. Pero me interesa más regocijarme de felicidad contigo.

— ¿En serio estás feliz? —la comisura en los labios de Jungkook baja levemente, pero son sus ojos los que delatan su nerviosismo—. ¿N-no estás molesto? Digo... Tae, nuestra situación es complicada. ¿Qué haré si te vas y me quedo sólo y con nuestro pequeño?

La sonrisa de Taehyung se apagó por completo. Es ahora que se da cuenta de que, al volver a este plano terrenal con intenciones de trascender a la paz perpetua, no ha hecho otra cosa que acumular inconscientemente motivos para quedarse. Taehyung está absorbiendo más pendientes de los que se supone debía resolver, viviendo una vida que ya no le corresponde.

¿Cómo iba a tener el descanso eterno si volvía al purgatorio y dejaba a Jungkook sólo con su hijo?

— Lo vamos a resolver —respondió en un tono pacífico, buscando mitigar la preocupación de Jungkook, pero le observó negar ahora, preso del pánico.

— No está bien. Es decir, sí, estoy feliz de cargar en mi vientre a nuestro hijo, pero no puedo evitar ponerme nervioso. Si tú te vas, eso implica volver con mi madre, Taehyung, y no estoy dispuesto a depender de ella otra vez. Deberé hacer todo yo solo y... —Jungkook lo sostuvo del rostro con sus dos manos para que pudiera verlo con más atención a medida que sus lágrimas empezaban a descender de sus ojos. Continuó suplicante—. Tengo miedo...

— Hey, no —Taehyung lo atrajo a su pecho para acunarlo y erradicar las inquietudes del doncel, siseando para hacerle saber que estaba ahí con él—. Mírame un momento, por favor.

Jungkook levantó su rostro del hombro ajeno y lo observó, sorbiendo su nariz, con sus labios abultados, el inferior temblando levemente y sus ojos rojos y acuosos.

— Te contaré algo. ¿Recuerdas el día que nos conocimos? —indaga Taehyung con una sonrisa nostálgica, viendo al otro asentir sin ningún cambio facial en él—. Las circunstancias que nos unen ya eran extrañas desde aquel entonces, cariño. ¿Hay algo más inusual que caminar por el bosque, en un día normal, y que de repente un muerto salga de la tierra y te diga que están casados? ¡Incluso te desmayaste!

Jungkook rio levemente ante el efímero recuerdo. No ha sido hace tanto tiempo como aparenta Taehyung al hablar, pero en definitiva ellos han cambiado mucho desde ese día, recordando el terror que le tuvo a Taehyung en aquel entonces, luego intentando alejarse de él y escapar ante el rechazo que suponía ser definitivo de su parte, para finalmente convertirse en cómplices de una aventura que no esperó los marcara y uniera hasta el punto en el que se encuentran hoy.

— Has hecho cosas que no creíste que fueran posibles desde entonces; visitaste el purgatorio y saliste de ahí intacto, pasado un tiempo ni siquiera te importó ver a los muertos rondando cerca tuyo al caminar de un lado a otro en ese lugar; has visto a tu padre nuevamente y le contaste con entusiasmo lo que has hecho desde que se fue de este plano hasta ahora que estamos aquí, pese a lo difícil que te ha resultado crecer sin él; encaraste y humillaste frente a todos al mismo hombre que alguna vez te hizo sentir similar en una iglesia —se detuvo un momento, permitiéndose contemplar el hermoso rostro que lo observa con atención y leve sonrojo en sus mejillas, las cuales toma para deslizar con suavidad con sus pulgares—. Le diste oxígeno a un par de pulmones que hace años están inmóviles... Y latidos a un corazón que creí ya no tener.

— Tae...

— Eres grandioso, cariño, un doncel valiente y único. Tú has hecho tanto en tan poco tiempo, me siento orgulloso de lo que hoy eres. Es por eso que ahora te pido que confíes en mí, en que voy a encontrar la manera para estar contigo y nuestro bebé. Déjame igualar tu valentía, demostrarte que soy merecedor de tu amor, un escudo para ustedes dos... Déjame sentir que puedo proteger a mi pequeña familia, la que siempre quise tener y se me negó formar.

Jungkook se presionó en un fuerte abrazo con él; era imposible no emocionarse ante la belleza en sus palabras y dejarse cautivar ante el hombre tan adulador y sincero que ha correspondido sus sentimientos.

— Gracias... Gracias... —musita sin separarse.

Permanecieron en su refugio de amor y tranquilidad por un rato más, cuando finalmente las piedras del camino desaparecieron, eliminando el casi ensordecedor ruido que producían las ruedas al chocar con tanta inestabilidad. El coche volvió a la normalidad para mayor comodidad de ambos. Taehyung limpió el cuerpo de Jungkook con extra cuidado ahora que sabe que ahí se está formando su hijo.

Mientras se vestían de nuevo y un poco más lucido en el momento, no pudo evitar reprender a Jungkook por no haberle dicho antes que estaba encinta, así hubiera evitado ser un bruto cavernícola, según sus propias palabras, por la manera en que tomó a su esposo durante el viaje. Pero el otro, lejos de sentirse mal o molestarse, resopló restando importancia.

«Me encantó lo que hicimos y a ti también, deja de quejarte.»

Y por supuesto, sería un hipócrita decirle que no, porque vaya que lo disfrutó, Jungkook ha sido el único dueño de su placer, de relucir ese lado que él mismo desconocía y permanecía dormido al no tener quien fuera su detonante al sacarlo a la luz. Se había superado a sí mismo en la manera que lo hizo sentir en este encuentro.

Llegando al pueblo ya se asegurará de que todo esté realmente en orden con su pequeña familia y consultar debidamente a un médico. Por lo pronto, permitió que Jungkook descansara un poco mientras el cielo se iba aclarando con el pasar de las horas, abriendo paso en el cielo a un hermoso amanecer que los recibía expectantes a un nuevo día.

El coche finalmente se detuvo. Jungkook, algo somnoliento, se dio pequeñas palmadas en sus mejillas para despertar un poco más, se levantó de su lugar para salir y poder estirar su cuerpo debidamente pero una mano en su muñeca lo detuvo de abrir la puerta.

Taehyung lo llevó enfrente de él, de tal modo que el vientre de Jungkook quedó en su rostro y se inclinó para dejar varios besos en la zona, sosteniendo las caderas de su esposo con ambas manos para estabilizarlo mientras sigue repitiendo su acción y hablándole bajo a su hijo.

— Hola ahí adentro.

— Creo que aún es muy pequeño para escucharte. —Jungkook sonríe, regocijándose de amor ante el acto de Taehyung y le es imposible no acariciar su cabello mientras éste ahora acerca su oreja al vientre, escapándose una pequeña risa por ello. —¿Ahora qué?

— Shh, ¿te importa? Mi hijo y yo estamos conversando.

— ¿Cómo sabes que no será una niña?

— Él me lo dijo. —hizo silencio un momento y luego fingió sorpresa, como si hubiera entendido lo que su hijo le acaba de contar.

— Está bien. —decide seguirle la corriente a Taehyung mientras vira sus ojos en blanco. —¿Y qué dice?

— Se está disculpando contigo.

— ¿Disculpando? —Jungkook alza una ceja y ahora Taehyung lo está viendo desde abajo con una enorme sonrisa. —¿Por qué?

— Porque vas a cargarlo nueve meses pero se va a parecer a mí.

Taehyung soltó una sonora carcajada cuando Jungkook empezó a intentar pegarle en los brazos ante su broma. Sujetó sus muñecas mientras se ponía a su altura, aún entre risas, lo atrajo a él para besarlo y luego acunar su cuerpo entre sus brazos.

— Te amo.

— También te amo, cariño. —le dio un beso en la frente para finalmente separarse. —¿Qué pensaría aquel Jungkook que me vio por primera vez en el bosque, si le decía que soy su esposo y futuro padre de sus hijos?

— Probablemente, en lugar de desmayarme, te habría pegado con alguna rama por parecer un depravado y acosador. —aseguró divertido mientras observa la cara de disgusto del otro, brindándole un último beso pese a las burlas.

Taehyung finalmente baja del carruaje buscando a sus otros dos compañeros para llegar a un acuerdo en su próxima misión.

Cuando Jungkook se ha quedado sólo deja escapar un suspiro y acaricia su vientre aún plano, reposando por un instante su mano ahí encima. Lo piensa por un momento y muerde levemente su labio inferior pero decide hablar.

— Hola, bebé... ¿Será que también me escuchas a mí? —duda si seguir hablando con su hijo pero prosigue con una ligera sonrisa en él. —Mmm... Tu papá es muy guapo, ¿sabes? Pero... ¿Podrías parecerte un poquito a mí también, por favor? Te prometo que esta plática será nuestro secreto.

Una vez que ha terminado de charlar, justo a tiempo Taehyung aparece para ayudarle a bajar y caminar junto a Namjoon y Seokjin. Pero antes voltea hacia el cochero que los había estado transportando en todo ese tiempo y se observaba relajado mientras revisaba las riendas de sus caballos, suspira con alivio porque aparentemente el inocente hombre no se enteró de todo el alboroto que hubo en su coche hace nada, lo cual le sorprende si recuerda con vergüenza todos los ruidos y movimientos que hicieron.

Mientras avanzaban tomados de la mano, Taehyung se preguntaba cómo reaccionaría Seokjin ante la noticia de que sería abuelo. Aún recordaba cómo su mandíbula había estado a punto de desprenderse de su rostro cuando Seokjin se enteró de que la castidad de su hijo había sido interrumpida por culpa de él. Sin embargo, intentó convencerse de que esta vez sería diferente, ya que se trataba de un bebé, y a todos les gustaban los bebés.

— ¡Te voy a matar!

Bueno, parece que no a todos.

Namjoon está utilizando todas las fuerzas que tiene para evitar que Seokjin vaya y despedace a Taehyung, quien justo ahora está -inútilmente- resguardado detrás del cuerpo de su esposo. Un poco extraño si lo piensa, pero de cualquier modo Jungkook quiso sentirse fuerte y ser una barrera para él ante la furia de su papá.

— Deja de hacer el ridículo, Jin, Taehyung ya está muerto. —le dice Namjoon con dificultad, ante el forcejeo que están haciendo.

— ¡Pues lo voy a rematar o lo que le siga a eso! ¡Eres un-! Espera un momento... —Seokjin dejó de causar alboroto, consecuencia de ello Namjoon igual y lo vio arqueando una de sus cejas ante el repentino cambio de temperamento. —Taehyung está muerto.

— Qué observador. —responde el aludido desde lejos, recibiendo un codazo de Jungkook para que no vuelva a provocar a su padre.

— No, idiota, no... Digo, estás muerto. ¿Cómo es que un muerto pudo fecundar a alguien vivo?

Automáticamente todos dirigieron su mirada a Namjoon, quien los vio a todos y exhaló con pesadez, sabiendo que era su turno para aportar alguna explicación.

Procedió a retirar sus manos de Seokjin, lanzándole una advertencia con la mirada a mantenerse en su lugar, esperando que obedeciera y no aprovechara el momento para tirarse encima de Taehyung, porque ahora no lo iba a poder detener.

— Lo he pensado mientras estábamos en el camino, tenía dudas sobre los comportamientos y respuestas fisiológicas que parece tener Tae ante ciertos estímulos que desarrolla Jungkook para él. Pero creo haber hallado una respuesta en mis memorias de investigaciones antiguas. Tae, estás en el mundo de los vivos y básicamente juegas, o mejor dicho, los tres jugamos bajo sus reglas.

— Oh...

Namjoon, al ver que él y los Jeon aún mantenían un signo de interrogación y parpadeaban constantemente en clara señal de seguir con la mente en blanco, viró sus ojos y decidió profundizar en el tema.

— Muy bien, nosotros no pertenecemos a este plano, por eso tenemos una apariencia en el purgatorio y una diferente aquí. Nuestro verdadero 'yo', es el que existe en lo que tú llamas inframundo, donde la luna es permanente en el cielo. Lo que somos aquí es... Lo que alguna vez fuimos, un cuerpo prestado, cómo nos veíamos antes de cruzar al más allá y se supone que no debería tener ningún funcionamiento más que vernos "menos feos" a los ojos de todos aquí.

— ¿Por eso desapareció la cicatriz en mi rostro al venir aquí? —indagó Taehyung, observando al otro asentir con seguridad.

— Exactamente. Además, todo va de la mano con la promesa lunar. Ese lazo es más complejo, porque no solo estás atado a él emocional y simbólicamente, sino también en lo espiritual. Estás en el borde, en un espacio liminal donde lo físico se encuentra con lo intangible. —Hizo una pausa, dejando que el aire se cargara con ese conocimiento.

—¿Qué significa eso?

— Significa que sus emociones, sus deseos, sus miedos, son más que simples pensamientos para ti. Actúan como corrientes que atraviesan ese puente, ajustando tu existencia en este cuerpo prestado. Si él siente una necesidad, ese lazo la convierte en una demanda para ti, no solo emocional, sino también energética y física. Tú respondes a esos estímulos porque estás sintonizado con Jungkook, en todos los aspectos. No solo tu mente, sino tu esencia, tu presencia, tu espectro mismo. Por eso el cuerpo reacciona, porque la promesa lunar se extiende más allá de lo consciente, entre lo vivo y lo muerto, entre el alma y el mundo físico.

Es en ese instante que para Jungkook muchas cosas empezaron a tener sentido; Taehyung nunca dormía porque su prioridad era protegerlo sin importar nada; los momentos en que parecía entrar en una especie de trance o como si fuera poseído por algo cada vez que se enteraba de alguna amenaza latente para él; las situaciones en las que tuvo miedo y él le otorgaba el consuelo que realmente necesitaba y sobre las ocasiones que tuvieron intimidad estaba demás decirlo.

— Entonces, ¿no estaba loco cuando creí, en un par de ocasiones, sentir a mi corazón latir de repente...? —Taehyung volteó a ver a su esposo, quien estaba justo a su lado, sosteniendo uno de sus brazos y con un brillo particular instalado en su mirada, ahora es que se entera de la verdadera fuerza que Jungkook tiene sobre él.

— Es muy probable que haya emitido algún latido de vez en cuando, sí. Lo provoca él en ti. —Namjoon sonrió para el par frente a él. —Lo que Jungkook necesite de ti provocará que, por momentos, algunos de tus órganos funcionen. Así que... De cierto modo, supongo que muchas felicidades por su bebé.

— Gracias, pero esto... —ahora habla Jungkook ante la duda que aqueja su mente desde que se enteró de su estado. —¿Traerá consecuencias que vaya a tener un hijo suyo? Me refiero a... ¿Mi hijo nacerá con algún problema porque Taehyung no esté vivo... Técnicamente?

— No te preocupes por eso, nacerá bien. La cadena genética en Taehyung permanece intacta, así que el bebé poseerá información biológica tanto tuya como de él y le permitirá tener una formación normal. —le aseguró, permitiendo a Jungkook suspirar de alivio. —Sin embargo, yo me preocuparía más por el tema de que estarás sólo con el bebé aquí, porque cuando Taehyung se vaya todo será complicado.

— No lo voy a dejar solo. —Taehyung aseguró con voz firme ante todos. —No me iré.

— ¡¿Qué?! —pronunciaron los tres presentes en coro.

— No puedo ni quiero dejar a Jungkook de esta manera.

— Taehyung te lo dije cuando nos vimos, no perteneces aquí. Quedarte tanto tiempo a la larga podría ocasionar algún problema.

— ¿De qué estás hablando? —Jungkook frunció sus cejas al no entender a qué se refería. Vio a Taehyung cambiar su expresión seria a una atónita.

— Taehyung, ¿no le dijiste aún? —Namjoon indagó ahora con algo de molestia en él. Estaban con más problemas que cuando llegaron y ni siquiera le habían aclarado las cosas a Jungkook.

— ¿Decirme qué? —el tono de voz en Jungkook se estaba endureciendo de igual modo, dejando atrás al cálido y risueño doncel que hace rato estaba feliz junto a él.

— Taehyung debe volver al purgatorio o resolver sus pendientes y obtener el descanso eterno. —informó Namjoon.

— Pero ahora dejarás como pendiente a Jungkook con tu hijo en este plano. No vas a poder trascender así. —completó Seokjin. —Por lo cual, ya sabes qué opción te queda.

— No voy a volver al purgatorio.

— Deja de ser tan terco. —la molestia ya estaba apoderándose nuevamente de Seokjin. —Eso mismo es lo que te ha dejado en este punto sin salida ahora.

— Pero no voy a hacer eso.

— ¡Acepta que es la única opción que queda, maldita sea!

— ¡No voy a permitir que Jungkook muera!

El silencio les invadió a todos repentinamente. El aire helado, en el ambiente casi oscuro que les rodeaba, era lo único audible justo en ese momento. Namjoon y Seokjin no dijeron nada porque saben que no les corresponde a ellos la decisión de tal tema, por lo que se limitan a observar fijamente a Taehyung, esperando que este quiera hablar por fin.

Jungkook está observándole con sus ojos muy abiertos, asustado e incrédulo de lo que ha escuchado y quiere... No, exige una explicación al respecto. Taehyung lo ve ahora y es solamente en ese instante que decide confesarle lo que ocurre.

— Si vuelvo al purgatorio... Tendrás que irte conmigo y... Vas a morir para quedarte allá eternamente. —dice con voz baja pero el suficiente volumen para ser escuchado por Jungkook. —Hoy te dije que estoy sumando más pendientes y de ese modo no podré irme a otro lado... Menos ahora si llevas a mi hijo, por eso no puedo volver. Tengo que ver la manera de quedarme y que estés a salvo.

Jungkook lo ve, sin ninguna expresión en particular, su mente procesando la información que le ha sido revelada.

Suelta al contrario con lentitud y lo ve intentar tomar su mano pero él la aparta inmediatamente y es ahora en dónde Taehyung agradece no tener un corazón que pudiera partirse a la mitad porque de lo contrario no se cree capaz de haber sobrevivido ante el repentino gesto de terror que Jungkook le dio.

Jungkook le tiene miedo.

— Koo... —pronuncia bajo y con dolor en su voz. El mencionado lo sigue observando con miedo y enojo en sus ojos, no sabe qué decir o hacer.

— ¿No pensabas decirme nada? Estoy involucrado también, Taehyung. Es mi vida y ahora la de mi hijo lo que está en medio de todo este problema. Acepté cuando en el carruaje dijiste que ibas a protegerme pero ocultando información tan importante y terrorífica no es la manera.

Sin más, Jungkook retrocedió un par de pasos, sin despegar sus ojos de Taehyung pero rápidamente se dio la vuelta para ir a los brazos de su padre. Seokjin le dio una última mirada a Taehyung haciéndole entender que hablará con él y se dirigen al coche para descansar, esperando un momento adecuado para resolver la disputa y emprender camino a la residencia Kim.

Taehyung suspira pesado, tallando su rostro con ambas manos y exasperado. No era cómo pretendía que todo se diera, no le ocultó detalles a Jungkook con ninguna malicia de por medio porque fue honesto al decir que lo protegería de cualquier mal.

El descanso eterno definitivamente quedó descartado de sus planes, lo único que le queda es ir al purgatorio o quedarse ahí sin hacer nada y esperar que La Parca vaya por él; en la primera opción, Jungkook al menos moriría sin sentir absolutamente nada de dolor y podrían estar juntos el tiempo que haga falta; su segunda opción es más macabra y probablemente sádica si recuerda cómo murió él. Pensar que su esposo correría con el mismo destino y él no podría hacer nada por ser arrastrado de vuelta al inframundo, no lo podía permitir.

— Solo quiero que Jungkook esté a salvo. —susurró después de un rato.

— ¿Y te has preguntado qué es lo que él quiere o le has consultado tan siquiera? —Namjoon, que rondaba cerca de él, se acercó para darle consuelo.

— Jamás podría pedirle que acceda a morir, no entiendes. Yo tenía veinticinco años la tarde que me arrebataron la vida... Jungkook apenas veinte, no ha vivido y no puedo quitarle eso.

— Pero por dónde sea que intentes verlo él ya está condenado, Taehyung. —Namjoon le habló en voz baja, esperando que esta vez sea escuchado por el otro. Colocó una mano en su hombro, señal de comprensión hacia la encrucijada que alberga en su mente. —De un modo u otro él morirá, y aunque es el destino que todos estamos obligados a atravesar, al menos podrías tener un pequeño acto de bondad hacia él.

— ¿Cuál sería?

— Ayudarlo a cumplir con sus propósitos... Que muera sin dejar asuntos pendientes aquí. —Namjoon obtuvo atención. Taehyung le observaba con interés en sus palabras. —Eso sería parte de encaminarte a tus pendientes; puedes bajarlo al purgatorio, y cuando la balanza vea que está limpio de asuntos inconclusos, Jungkook podrá trascender y vivir una eternidad pacífica.

— Pero... El bebé...

— Podemos hacer tiempo hasta que el embarazo llegue a término. Jungkook puede dejarlo al cuidado de alguien de su entera confianza. De algún modo, eso le brindará alivio al momento de partir, asegurarse que su hijo estará en buenas manos.

— Sería... Renunciar a nuestra pequeña familia.

— Nadie dijo que sería fácil, Taehyung. Hay sacrificios que debemos hacer. Lo importante es ver que todos estarán bien, incluso si las decisiones llegan a doler.

A Namjoon tampoco se le hacía sencillo hablar de una barbaridad así, puede hacerse una idea de cuánto le va a doler a ambos dejar ir a su pequeño bebé. Más aún a Taehyung dejar ir a su familia en sí.

— No hay nadie en quien confiar. —aseguró Taehyung con pesar en su voz. —Su mamá no es una opción bajo ninguna circunstancia y su nana ya es bastante mayor para hacerse cargo de un bebé. Y el idiota de Min no le permitió hacer amigos.

— ¿Y qué hay de tus padres? Justo vamos allá, tal vez ellos traten bien a Jungkook.

A Taehyung se le iluminó el rostro ante la posibilidad. Sus padres no eran malas personas, tal vez su madre fue muy necia al querer encajar en un círculo social al que realmente nunca pertenecieron, pero puede hacerse a la idea del mal rato que pudo pasar ella al enterarse de su desaparición, o al menos es lo que quiere creer, al ser su única alternativa.

— Tengo algo muy en claro y es que a este punto, estoy dispuesto a sacrificar mi propósito aquí, con tal de conseguir la paz que Jungkook se merece y la seguridad de mi hijo. —habló con firmeza. — Así que, lo de mis padres podría funcionar.

— Entonces, ve donde se encuentran él y Jin para resolver y aclarar sus diferencias. Tenemos mucho que hacer.

Ambos se vieron fijamente, trazarían un plan entre todos y lo harían funcionar.

Taehyung sabe que su condena al purgatorio podría ser permanente pero, ¿quién no haría hasta lo imposible lo posible por el amor de su vida? incluso si eso significa sacrificarlo todo.

Jungkook tenía el semblante más relajado y su padre le brindaba pequeñas caricias en su hombro al tenerlo recostado parcialmente en su pecho y con la mirada perdida.

Seokjin consiguió apaciguar sus temores y molestias luego de una charla tranquila. Quería ayudarlos a ambos, así que si debía mediar entre ellos para conservar la paz en el pequeño grupo que habían formado, lo haría.

— Él no es un mal muchacho, te lo he dicho. —aboga Seokjin por Taehyung, tratando de apaciguar a su hijo.

— Ya lo sé, padre. Pero considero inaudito que hemos sido nosotros dos contra el mundo últimamente y que no tomara en cuenta lo que yo quiero o pienso de esta situación me dolió.

— Sus intenciones no fueron malas. No lo apoyo pero lo comprendo.

Jungkook irguió lentamente su postura y así poder ver de frente a Seokjin, quien acarició su cabello de manera muy compasiva, esperando que su hijo sea receptivo a la calma que intenta transmitirle.

Finalmente, Jungkook libera un suspiro y prefiere cambiar un poco el rumbo de la conversación que sostienen.

— ¿En serio estás molesto por el bebé que estoy esperando? —susurra con timidez y algo de temor, colocando una mirada de cachorro hacia su padre y éste tenga compasión de él.

— Por supuesto que no. —ríe con gracia ante el gesto de su hijo. —Me tomó por sorpresa y sabes que me gusta exagerar la situación. Además, Taehyung debe enterarse que sea en la vida o la muerte, estaré yo para atormentarlo si te hace sentir mal.

— Eres grandioso. —responde contagiado de felicidad. —Me duele pensar que te hayas ido de mi lado, lo habría pasado muy bien. ¿Tú no estarás en problemas también por no buscar tu propósito?

— Aunque no lo creas, estoy siempre en la dirección correcta de mis pendientes.

Seokjin esbozó una tenue sonrisa, consiguiendo que la de Jungkook bajara gradualmente hasta verlo con confusión.

— Estoy feliz de saber que mi hijo formará a su pequeña familia. —interrumpe Seokjin antes que nada, acercándolo a un abrazo. —Eres la luz de mis ojos, siempre te voy a amar a ti y al bebé que formará parte del legado de los Kim y los Jeon.

Una pesadez inexplicable estrujó el corazón de Jungkook ante esas palabras, que lejos de brindarle calidez y refugio, le generaron angustia y miedo. Pero no pudo replicar ante el comentario porque escucharon la puerta del carruaje abrirse levemente, después de unos gentiles golpes en ella para anunciar la llegada de alguien.

Jungkook enfocó rápido su mirada en esa dirección, encontrando a Taehyung con un rostro afligido.

— ¿Podemos hablar? —mantuvo un tono de voz bajo, observando con preocupación que su esposo no rechazara su petición pero al ver a Jungkook asentir despacio, mientras se enderezaba en su lugar, le provocó soltar un suspiro de alivio.

— Los dejaré para que conversen.

Seokjin se levantó, dando un asentimiento a Taehyung en señal de apoyo y proceder a retirarse mientras Taehyung entra al reducido espacio, cerrando la puerta en el proceso.

— Lo siento, por no haber sido honesto —tomó asiento al lado de Jungkook, no perdiendo de vista sus ojos mientras hablaba—. No lo hice con mala intensión, cariño. Es solo que... Esperaba resolver todo antes de siquiera tener que decir algo.

— ¿Cómo sabes que no quiero irme contigo al otro lado?

Ante esa interrogante, apenas pronunciada por el leve tono de voz que ocupó Jungkook, Taehyung abrió sus ojos en grande. No pudiendo creer lo que escucha.

— ¿Qué dices...?

— ¿Qué pasa si no quiero estar aquí... Y quiero volver al purgatorio contigo?

— Eso es algo que aún si tú lo deseas, yo no puedo permitirlo. —respondió firme, sin eliminar su expresión de asombro en él.

— Tú no puedes decidir eso por mí. —Jungkook habló con mayor seriedad esta vez, observando con cierto enojo a su esposo. —Dónde elija pasar la eternidad a tu lado es asunto mío.

— Y mío también. Llevas a nuestro hijo en tu vientre, si antes no estaba de acuerdo con dejarte en el purgatorio, ahora menos que se me ocurra con él estando de por medio.

— Taehyung, si lo que dijiste hace un rato es verdad, yo ya estoy muerto por donde quieras verlo. Mi papá me explicó un poco más los detalles... —la voz suplicante en él hizo acto de presencia. Se sentía perdido, tiene miedo de lo que pueda ocurrirle pero la única certeza que habita en él es la de permanecer junto a la persona de la que se ha enamorado. —Es mi vida... Me están dando la opción de cómo quiero morir, es un privilegio que no todos tienen, déjame a mi decidir cómo quiero que suceda.

— Pero no puedo dejarte morir fácilmente, entiéndeme, por favor.

— ¿Y a mí quién me va a entender? Primero mi madre controló mi vida haciéndome el doncel perfecto para un hombre con el cual intentó, no una, sino dos veces casarme solo por dinero; y ahora tú quieres decidir mi muerte. ¿Hay algún plano en el cuál yo pueda ser libre de decir lo que quiero?

— ¿Y qué es lo que quieres?

— Mi familia contigo... —susurró con pesar, bajando su mirada y exhalando despacio la tensión en su cuerpo.

Taehyung no dijo nada, observó a Jungkook por un momento que le pareció eterno, no podía creer que estuviera dispuesto a dejar a un lado su vida con tal de irse junto a él. Jamás le habría pedido hacer algo así, nunca quiso ser egoísta en privarle de lo mismo que le arrebataron y menos cuando el otro conocía poco o nada de lo que vivir realmente significa.

Incluso si ni siquiera él mismo sabe lo que es.

Es consciente de las circunstancias, de las consecuencias y reducidas opciones. Sopesa por un momento la conversación que hace nada sostuvo con Namjoon y la idea de planear enviar a Jungkook al descanso eterno, incluso si eso implica que él se quede varado como alma en pena. Pero no le importa, su esposo y su hijo son su mayor prioridad ahora.

Ya es doloroso para él pensar en que deberá renunciar a su bebé apenas nazca y encuentre un lugar adecuado en donde pueda crecer con seguridad, cuidados y educación necesaria; agregarle a ese dolor tener que dejar ir a Jungkook para siempre no le ayuda en lo absoluto, le han quitado la vida, sus sueños y su futuro, ahora también el destino se está empeñando en quitarle a su familia.

Sin embargo, hará lo que sea necesario por la paz y la comodidad tanto de Jungkook como del pequeño que viene en camino. Es de esa manera que se convertirá en el escudo que prometió ser incluso si debe llorar lágrimas de sangre por la eternidad.

— Te pedí hace un momento confiar en mí, en que buscaré la manera de resolverlo sin perder nada y sobre todo tú y mi hijo estén ilesos. —tomó una mejilla de él para acunarlo con delicadeza, viendo cómo se inclina en su tacto ahora más tranquilo. —Todos saldremos a salvo de esto, te lo prometo.

Aproximando su rostro al de su esposo es que decide sellar su promesa en un beso, mismo que les permitió también llegar a su acuerdo de reconciliación y olvidar las diferencias que pudieran tener.

Jungkook también lo sostuvo, la plenitud en su interior le invade al sentirse finalmente escuchado por alguien, por la persona correcta. Y puede que sus deseos sean un acto de egoísmo puro, al menos él lo siente así porque es consciente que al pedirle a Taehyung volver al purgatorio significa que este desista de su idea de trascender y se queden juntos por lo que la palabra eternidad llegue a significar.

Siendo completamente ignorante de todo el plan y trasfondo del mismo que Taehyung ya había empezado a trazar para ellos.

El amor que se profesan mutuamente saben que compensa cualquier situación que lleguen a atravesar en un futuro.

Es así como los cuatro emprendieron su camino nuevamente al pueblo, yendo directo a la residencia Kim, lugar en donde empezaría una nueva etapa en su destino ya escrito.

El trayecto fue tranquilo en esta ocasión. Jungkook durmió plácidamente recostado en el hombro de su esposo, quien ahora se encuentra expectante al recibimiento que sus progenitores puedan otorgarle; Namjoon y Seokjin trataron de planificar ideas en todos los puntos viables para que el menor de los Jeon dejara resuelto cualquier asunto que pudiera tener a su corta edad.

Estaban unidos en una misma misión y atravesaran los obstáculos necesarios para cumplir con éxito su cometido.

— ¡Ese descarado infeliz! —Yoongi entró furioso a su residencia, quitándose de encima su saco de gala para arrojarlo a cualquier lugar del salón principal.

A pasos autoritarios y molestos, caminó a su oficina para buscar licor que le ayudara a mermar su temperamento. Se dirigió al pequeño bar que ahí conserva y destapó una botella de whisky, vertiendo su líquido en un vaso ya servido y tragó el contenido de golpe.

— ¿Yoongi? —la voz de su esposo aproximándose al estudio hizo acto de presencia en el silencioso lugar.

Yoongi colocó el vaso de nuevo en la mesa y soltó un suspiro para relajar su semblante. Jimin no tenía la culpa de nada y sabe que es injusto desquitar su ira con él, con su tesoro más preciado.

— Estoy en la oficina.

— Te escuché gritar. —Jimin entró despacio, con curiosidad ante el comportamiento poco usual de su pareja. —¿Estás bi-? ¿¡Pero qué te ocurrió en el rostro!?

Yoongi tenía una seña muy violeta alrededor de su ojo, opacando la cicatriz que ahí mismo estaba. El golpe que Jungkook le había dado ya era fuerte, que llevara su argolla nupcial lo hizo incluso peor.

Jimin corrió hasta él para revisarlo con más detenimiento.

— No es nada, mi amor, puedes estar tranquilo. —acarició las manos ajenas cuando se posaron en sus mejillas, retirándolas con gentileza para dejar un casto beso en cada una de ellas luego.

— No puedo estar tranquilo viendo ese golpe, ¿quién sería capaz de hacerte algo así? —le responde con dolor, envolviendo en un pañuelo que traía consigo un cubo de hielo para colocarlo con cuidado en la herida.

Nunca había visto a Yoongi ser golpeado por nadie, era absurdo que alguien siquiera se atreviera a un suicidio así, tomando en cuenta que el hombre por sí mismo ya era intimidante.

— Jungkook se atrevió, me doy cuenta que aprecia muy poco su vida para humillarme de esa forma en medio de tanta gente reconocida y amigos nuestros.

— ¿Ese insolente? —Jimin frunció el ceño y su mirada de repente se oscureció en molestia. —¿Y lo dejaste ir sin ningún castigo?

— Los invitados intervinieron antes de que pudiera hacer algo. —suspiró con algo de impotencia ante el recuerdo. Poco le importaba si se trataba de un doncel, nadie podía faltarle el respeto a él y menos de esa manera. —Pero me pagará esto, te juro que lo haré pagar...

— Déjamelo a mí.

Yoongi vio con cierta sorpresa a Jimin, al haber pronunciado esas palabras tan decidido.

Jimin no es alguien que suela meterse en sus asuntos, pero muy bien está enterado de la poca o nula simpatía que le tiene a Jungkook por todo lo que tuvo que soportar mientras el plan de apoderarse de su fortuna seguía su curso.

— Ya te he dicho que tus manos no deben ensuciarse con sangre de nadie, menos con él.

— Esto es un asunto entre donceles, amor mío, y entre donceles lo vamos a resolver. Si se atrevió a tocarte, no lo voy a dejar así.

Jimin acarició su rostro una vez más con su mano libre, dándole una sonrisa muy cálida e inocente pero ambos saben que carece de toda buena intención.

Yoongi asintió despacio a su petición, le dio un beso en su frente con mucho cuidado, siempre trató a Jimin como una joya invaluable, única en el mundo y de valor incalculable. No había nada que le superara jamás.

— Te permito que le des un susto al menos, pero no te pongas violento. Del trabajo sucio siempre me encargo yo. —le escuchó reír con delicadeza y el sonrió pequeño para él. —Iré a darme un baño, pero te aconsejo que por ahora no hagamos nada. Dejemos que crea que nada le ocurrirá, luego de la calma es cuando la tormenta aparece, ya lo sabes.

Jimin asiente para él pero cuando Yoongi vuelve a tomar una de sus manos para besarla, nota que le falta un accesorio.

— Por cierto, ¿tu argolla de matrimonio se cayó? No la traes puesta.

Yoongi volteó a ver su mano en ese momento, no se había percatado que dicho objeto no estaba en el lugar que lleva ocupando su dedo anular por veinte años.

— Tantos años desde que lo conseguí y justo la pierdo ahora. Genial. —resopla con cansancio. —¿Será mal augurio?

— Tú no crees en esas cosas absurdas. —le dijo Jimin en un tono divertido y ambos rieron con ello. —No existe la magia, ni la mala suerte. Deja ese asunto, ya conseguiremos una nueva. De todos modos no nos pertenecía.

— Era como un trofeo para mí... —su respuesta sonó lejana, rememorando sin asco ni remordimiento el día que obtuvo dicha prenda de oro. —En fin, recuerda lo que dije cariño, deja que las aguas del mar se calmen y luego iremos con todo. Te veo en la habitación.

Y con esas palabras se retiró del estudio, dejando a Jimin muy pensativo al respecto. Tenía sentido, probablemente Jungkook esté en alerta por un tiempo y no sea prudente actuar por impulso. Le dejará en paz una temporada prudencial pero en definitiva no iba a dejar las cosas así, nadie podía hacerle daño a su esposo y menos alguien a quien hace mucho tiene deseos de que desaparezca de su vista o del mundo si es posible.

Sonrió con malicia, casi endemoniado tal vez, imaginando el pequeño susto que le va a propinar. Echará andar su imaginación por semanas o tal vez meses, explotará al máximo su creatividad o verá lo que las circunstancias le permitan hacerle pero de algo está seguro y es que cuando lo encuentre, solo uno de ellos volverá con vida a su hogar y se promete a sí mismo que ese no será Jungkook.

— Es un asunto de donceles que voy a resolver... Y ponerle punto final...

Feliz cumpleaños a mi...(?) Así es gente, me auto-regalé una actualización, así que vengan a celebrar conmigo.

¿Ya vieron la fecha también? Un día como hoy, 11 de diciembre, me tocó pasar mi cumpleaños viendo a mi bias, y los demás bitis que tanto amo, enlistarse en el ejército y si... Si dolió.

Comenten siempre, por favor, Tae no muerde.
Háganme saber si les quedó claro el cómo y por qué Jungkook y Tae van a ser papis:

Yo con Jimin tipo: ¿Ahora qué pendejada pensas hacer? 😡

Los quiero🐁

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