Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10🦋

— Mamá...

— ¿Pero qué crees que haces con ese hombre? Y frente a todas estas personas, Jungkook. Aléjate en este instante. —demandó Jiwoo en un tono fuerte y autoritario.

Intentó aproximarse para rescatar a su hijo pero se detuvo al ver que éste hizo el amago de retroceder y crear más distancia.

Pese a la innegable consternación de la señora Jeon, Jungkook se negó a soltar a su esposo, su soporte más importante para afrontar esa situación. Arrugó su entrecejo y vio a la mujer con cierto desprecio.

Desde ese momento decidió que ya no sería el muñeco de trapo al cual ella puede sacudir, vestir o controlar a su antojo. No más reglas absurdas, no más tratar de fingir ser algo que nunca se sintió cómodo en ser, se había cansado y Taehyung le daba el valor que necesitaba para tomar esa postura fuerte.

— Me alegro que por fin viniera y también es bueno verle otra vez, madre. —le respondió con ironía, viéndola de pies a cabeza con total rechazo.

— No estoy entendiendo nada, hijo pero ¿podrías, por favor... En serio, por favor, soltar a ese hombre? No hagas un escándalo en frente de tanta gente importante. —se detuvo para dirigir su vista a Taehyung, quien la veía serio e intensamente, como si estuviera analizando cada movimiento o palabra que ella soltara. —Y si puedes venir conmigo ahora a un lugar más privado para hablar... Mejor aún.

Jungkook ladeó un poco su cabeza, fingiendo confusión ante la solicitud de su mayor.

— ¿Por qué me alejaría de mi esposo?

— ¿T-tu qué? —en ese momento, Jiwoo abrió sus ojos con total sorpresa, boqueaba para intentar decir algo, sin embargo, las palabras no salían y morían ahogadas en su garganta. Llevó su diestra a su rostro, intentando contener, inútilmente, el horror que éste expresaba. —Jeon Jungkook, ¡¿quién es este hombre?!

Frente a ella estaba un completo desconocido, jamás lo había visto pese a que sus rasgos se le hacían familiares de algún lugar pero no tenía respuesta. Lucía de la edad de su hijo o tal vez solo un poco mayor y no, no iba ella a negar que el joven posee una belleza digna de admiración y puede que en otras circunstancias no le habría molestado tanto lo que veía.

El problema es que sus planes -y sobre todo, su dinero- se estaban saliendo de su control y escapando de sus manos.

— ¿No está feliz por mí? Tengo un esposo que me adora y me cuida, madre. ¿No es eso lo que tanto se esmeró en buscar para mi futuro? ¿O simplemente intentó venderme como cabeza de ganado al primer postor?

Jiwoo tragó fuerte su saliva, clara señal de luchar consigo misma y no perder la calma frente al grupo de personas que iban y venían cerca de ellos, de momento aún eran ajenos totalmente a lo que ocurría en ese espacio.

Con la mejor voz que pudo disimular la calma, prosiguió a indagar a fingir no verse afectada y descubrir qué estaba ocurriendo en sus propias narices.

— Claro que me alegra... —exclama con cierta duda, acompañada de una mirada que escaneó por completo al caballero que sostenía a su esposo con recelo, pero sus ojos no ocultaron su latente desaprobación ante tal acto. —Pero habría sido ideal y educado de tu parte haberlo mencionado cuando llegaste a casa aquella noche.

— Lo olvidé. —Jungkook respondió como si nada, siendo lo más tajante que le fue posible y trataría de continuar así.

No quería seguir envuelto en los trucos de su madre, mucho menos quería volver a toparse con Yoongi, por ello, necesitaba resolver todos sus pendientes para no tratar temas de dinero nunca más con ninguno de ellos dos.

— ¿Te molestaría contarme cuándo y cómo ocurrió? —ella intentó de nuevo dar un paso hacia la pareja, al momento que colocaba sus manos juntas y cruzadas frente a su largo vestido de tonos claros, sin dejar de lado la sonrisa más fingida jamás vista por nadie. —Me gustaría conocer al nuevo miembro de la familia.

— No. Él no es de su familia, es mío, él es mi familia y yo la suya. —Jungkook la interrumpió antes de escuchar algo que no sería de su agrado, borrando exitosamente la sonrisa que detestaba ver de ella cuando intentaba ser educada pero que, muy en el fondo, no estaba cargada de nada más que veneno.

Jungkook se aferró más a Taehyung, casi ocultando el rostro en su pecho pero sin despegar la mirada de Jiwoo.

— Hijo, ¿puedes razonar un poco y hablarle con más respeto a la mujer que te trajo al mundo? Ven conmigo.

— Solo vine para solucionar todo con Yoongi y salir de los problemas con él, si la hice venir fue para mandarlos al demonio a los dos al mismo tiempo, ya no quiero más conflictos, por favor.

— Jungkook, hablo en serio. —su voz empezaba a tornarse más sombría, queriendo intimidar a su hijo.

— Ya le dije que no quiero.

— No es si quieres o no, vienes conmigo ahora.

— No me puede obligar a nada.

— ¡Obedece!

— No le permito que levante su voz a mi esposo y menos en mi presencia. —Taehyung finalmente se hizo notar, totalmente indignado, al ver cómo la mujer intentaba amenazar y cohibir a Jungkook, quien había dado un leve respingo en su lugar al haber escuchado la interrupción tan repentina de su esposo. —Cualquier asunto que quiera tratar con él será conmigo a su lado.

La señora Jeon no pudo hacer nada más que callar ante la dura y fría voz con la que Taehyung se dirigió a ella. Sonó algo tenebrosa y casi de ultratumba en sus oídos.

Observó cómo éste sostenía mejor a su hijo. Ambos la veían desafiantes, esperando que cometiera un error más para lanzarse a atacarla.

Jiwoo puede asegurar que es la primera vez que se sintió acorralada, por algún motivo sentía ganas de llorar y sus manos temblar ligeramente, sintió su nariz picar, clara señal de que las lágrimas no tardarían en aparecer en escena.

¿Era impotencia al ver que perdía el control en su hijo?

¿La voz de ese hombre tendrá alguna especie de poder que la hizo flaquear? No lo sabe, él no dijo gran cosa, ni siquiera le atacó pero se sintió humillada y exhibida ante su hijo, quien probablemente presenció por primera vez que alguien actuara más autoritario que ella.

— ¿Qui-quién eres tú? —cuestionó la mujer una vez más, temerosa sin saber aún a qué.

— Mi nombre es Kim Taehyung. —su semblante serio y protector no cambiaba. Se veía como bajo una especie de trance, como si hubiera un botón que activara automáticamente sus alarmas cada vez que alguien quisiera hacerle daño a Jungkook.

— ¿Kim Taehyung? —la pregunta le salió como en un suspiro de incredulidad. –¿Eres familiar del matrimonio Kim que se dedicaban al comercio marítimo?

— Sí, somos familia y llevo el nombre de su hijo en su honor.

Ella quiso responderle de vuelta, bajarlo de su nube de aparente grandeza o superioridad. Pero algo se lo impedía, ese hombre no era normal y ella podía intuirlo.

Jungkook por su parte estuvo a punto de pedirle a su mamá que se retirara, pero vio detrás de ella a Yoongi, pasearse campante y tranquilo, con una copa en una mano y la otra dentro del bolsillo de su pantalón, el autor principal de toda esa incomodidad en la que estaban sumidos había llegado.

Decidido en acabar con todo ese asunto y poder hacer en paz su vida con Taehyung saliendo de esa casa, intentó soltarse de su agarre pero éste lo reafirmó, sin despegarle la mirada a la señora Jeon.

Jungkook nuevamente se extrañó del comportamiento que Taehyung estaba adoptando, ya había visto esa reacción antes.

— Taehyung. —le llamó en un leve susurro, ignorando por fin a su mamá y tratando de capturar la atención de su esposo. —Mi amor, ¿podrías verme un momento, por favor?

Taehyung inmediatamente empezó a parpadear y sacudir un poco la cabeza, como si volviera en sí y acatando la orden de Jungkook para voltear a verlo y cuando lo hizo recibió una bonita sonrisa.

— Lord Min ya está aquí. —mencionó, brindándole caricias en el rostro a Taehyung y bajo la atónita mirada de su madre, aún incrédula de lo que ve.

— Bien, vamos con él. —tomó una mano de Jungkook para besarla con gentileza y dispuesto a marcharse juntos de ese lugar pero él mismo lo detuvo.

— Iré yo sólo, la última vez estuvo muy intrigado con tu apellido y no quiero alargar la conversación. Será más rápido.

— No, aquel día te dije que no volvería a dejarte a solas con él, es peligroso. —frunció el ceño ante la idea nada convencional pero por más que quiso verse molesto ante la sugerencia de Jungkook no lo consiguió, le era imposible darle una mala cara a su doncel.

— Estás cerca y me cuidas, eso me da seguridad. Tranquilo. —Jungkook soltó su mano para tomar su rostro y depositar un beso en sus labios, importándole poco o nada que su madre está prácticamente en primera fila y siendo espectadora de todo ese intercambio.

Finalmente se alejó de Taehyung y comenzó a caminar al interior del local, pasando a un lado de la señora Jeon pero no sin antes dedicarle una mirada fría y cargada de desprecio.

Min Yoongi era un pretencioso y altanero, quienes lo conocían a profundidad lo sabían, mientras que todos los demás solamente sabían lo que él quería que vieran.

Su fachada como el «hombre adinerado que solamente quería complacer al joven doncel» había funcionado por los años que estuvo con Jungkook.

Lo conoció en un evento similar al que se encuentran ahora y mientras iba caminando, relajado, sin vergüenza alguna entre los demás invitados y sosteniendo una copa de vino, sonrió. Le parecía casi poético el haber recordado el día que aquel pequeño e ingenuo doncel lo había "conquistado" a primera vista.

Y sí, lo piensa con burla e ironía, ya que todo había sido minuciosamente premeditado. El plan era tan simple que casi podía reír en su propia mente ante lo divertido que era si él mismo lo relataba.

«Conquistar a Jungkook.
Ganarte su confianza y la de su madre.
Establecer los principales beneficios a surgir si se llegasen a unir ambas fortunas (la señora Jeon está dispuesta a dar incluso a su propio hijo con tal de obtener más de lo que ya tiene).
Obtener el dinero por las buenas, haciendo que lo cedan legalmente o siendo beneficiario del doncel.
Si la opción anterior no resulta de acuerdo a lo planeado y la segunda opción se concreta parcialmente...

...Deshacerse de Jeon Jungkook»

Sonreía para sí mismo, orgulloso de haber conseguido lo que quería y sin necesidad de ensuciarse las manos, esa era la mejor parte.

Por supuesto que él no tenía ninguna fortuna que repartir con los Jeon, el poco dinero que había tenido fue producto de la escasa herencia que su esposo, Park Jimin, había obtenido de sus endeudados padres, quienes más que dejar dinero, dejaron problemas de los que tuvieron que ajustar cuentas para vivir tranquilos. No obstante, el haber hecho eso los dejó cortos de capital y haber conocido a Jungkook en aquel evento les dio ese magnífico plan perfectamente orquestado.

Jimin, por su parte, no se sentía muy contento ante la idea de compartir a su esposo, al amor de su vida. En más de una ocasión los vio de lejos besarse o tratarse con cariño, tampoco ayudaba el hecho de que Yoongi casi no permitía que Jungkook se mostrara ante el público si no era solamente con él, avivando más los rumores del pueblo ante la -supuesta- inminente unión de esos dos.

Claro que quiso matarlo con sus propias manos, aunque muchas veces se abstuvo de hacerlo para pensar que todo era por el bien de Yoongi y de él, por su estabilidad económica. Pero a veces se le hacía imposible contenerse, se tuvo que ir al pueblo en el que ahora residen para ocultarse y muchas noches estuvo solo, porque su esposo debía fingir bien su papel de caballero enamorado, sumado a las muchas ocasiones que le tocaba ver como Jungkook era todo un arribista que presumía de estar junto a un hombre tan apuesto.

Lo aborrecía, lo detestaba y si debía volver a manchar su conciencia, con gusto acabaría con el problema de raíz.

Fue justo por ese instinto violento que despertaba a veces en él que Yoongi le pidió no asistir y dejarlo resolver todo por su cuenta. Ama a su esposo y no permitiría por nada del mundo que él se vea perjudicado en algo que puede ser resuelto por la paz.

Yoongi tomó un largo trago de vino y cuando bajó la copa de su rostro se topó con Jungkook frente a él, luciendo pulcro y hermoso como siempre, con un brillo extrañamente nuevo y peculiar en sus ojos que, aún si estaban cargados de repudio hacia él, se veían ilusionados, dóciles y al mismo tiempo cautelosos y protectores.

— Qué bueno verlo de nuevo, joven Jeon, luce tan hermoso como siempre. —tenía su característica sonrisa ladeada, esa que le daba la apariencia de lo que es, un completo descarado, y viéndolo ligeramente hacia abajo, pues le ganaba en altura por unos centímetros.

Jungkook respiró profundo y soltó el aire por su boca, expresando cansancio. Se quiere dar mil bofetadas en el rostro al no haber visto con más atención a Lord Min antes, si es tan despreciable que no entiende cómo le pudo dedicar tiempo de su vida.

— Sin rodeos, por favor, y a lo que vinimos.

— Wow, despacio ahí. —Yoongi alzó su dedo índice mientras rio levemente ante la actitud del menor. —No deberías tener tanta prisa, ¿dónde quedó la cordialidad? Como todo buen negocio, es importante brindar para pactar un acuerdo.

Tomó una copa de una bandeja que venía siendo sostenida por uno de los meseros que caminaba por ahí y la extendió hacia Jungkook, quien siguió observándolo de brazos cruzados y una ceja alzada.

— Ten, es tuya. Vamos a brindar, es lo que se hace en lugares como estos. ¿No te recuerdan al día que nos conocimos?

— Solo dame lo que me pertenece, no quiero seguirte viendo.

— Es solo brindis Jungkook, haz lo que te digo. —Yoongi empezó a hacer presión en su mandíbula al ver la renuencia de Jungkook para acatar su orden.

— Dije que no.

— Jungkook... Ten... La copa... —su mirada se ensombreció, su cuerpo estaba rígido pero dedicó una sonrisa de satisfacción al haber obtenido lo que buscaba, intimidar al menor.

Jungkook lo observó algo asustado y por más que se repetía que todo está bien porque tiene a Taehyung cerca, la expresión de Yoongi logró hacerlo sentir pequeño y temió de empeorar la situación, así que optó por tomar el objeto mientras sus manos temblaban levemente.

— Eso, ¿por qué estás tan desobediente, Jungkook-ie? —le sonrió con burla de ver cómo había logrado imponerse ante él, derribando la ridícula postura autoritaria que Jungkook había intentado plantar antes. —¿Eres así con tu esposo también, cariño mío?

— Ya te dije que no me llam-

— Me importa una mierda si tu novio o amante te dice así. Yo lo seguiré haciendo porque se me antoja. —la seriedad y frialdad en su mirada volvieron, dejando de lado los juegos de una vez por todas. —Me cansé de fingir amabilidad contigo y si en casa me contuve de ponerte en tu lugar fue porque Jimin estaba cerca y no quería preocuparlo con nada.

— ¿Tú quieres ponerme en mi lugar? Si fuiste tú, descarado y poco hombre, el que no dio la cara en un día importante y demostró ser alguien que incumple su palabra, dejándome a mí a merced de un pueblo hambriento de habladurías y desdichas ajenas. —Jungkook estaba nervioso e indignado, sus piernas no le respondían para ir en busca de Taehyung y alejarse pronto.

— ¿Todavía me guardas resentimiento por una boda que nunca iba hacerse? Despierta, Jungkook, sal de tu burbuja soñada. Esto no es un cuento de hadas donde el príncipe vivirá feliz por siempre con su amado. Supera tus traumas de una vez y supérame a mí también.

— ¿Qué dices?

— Sí, lo que escuchaste, porque luces como un despechado. ¿O cómo crees que lo verían mejor las autoridades? Les puedo decir que mi ex prometido, dolido y desesperado por un mal de amores, irrumpió en mi hogar y lastimó a mi actual pareja e intentó robarme.

Jungkook se alteró totalmente con lo que escuchaba, dejó de lado la copa que le había sido entregada al temer dejarla caer.

Por supuesto que se imaginó que esta reunión tenía una trampa pero no de esa magnitud, Yoongi estaba dispuesto a dejarlo mal otra vez ante todos y sabe perfectamente que le van a creer a él sin importar lo que un papel diga, porque Yoongi ahora tiene dinero y él quedó en la ruina.

— Te propongo un trato, para eso estamos aquí y hacer el brindis, mocoso ingenuo, así que vuelve a tomar esa copa. —Yoongi volvió a hablar, capturando la atención de Jungkook otra vez. —Te desapareces otra vez y para siempre, por tu propia voluntad. Si no lo haces, voy a sobornar a quien sea con tal de que te metan tras las rejas por ser un acosador...

— Yo n-

— ¡O la otra opción...! Te desapareces otra vez y para siempre... Pero porque seré yo quien tenga que intervenir para hacerlo por las malas. Y bebé, eso sí te va a doler, te lo prometo.

Sus ojos se llenaron de espanto, después de todo, sus sospechas eran ciertas.

Jungkook si entendió perfectamente cuando habló con su madre antes de salir de la mansión, Yoongi quería su dinero pero se negó rotundamente en pensar que podría hacerle daño. Sin embargo, él mismo se lo acaba de confirmar.

«El papel hizo alusión a que tú habías desaparecido y por ello, cuando huiste de la iglesia a quién sabe dónde, pudo reclamar todo nuestro patrimonio sin problema alguno.»

«¿Cómo podía anticiparse a una supuesta desaparición? Él, pensaba...»

— Tú... Ya habías planeado matarme antes de la boda... 

Jungkook estaba horrorizado, ni siquiera aquel día en el bosque, cuando Taehyung salió a rastras de la tierra, sintió tanto pánico como ahora.

— Touché, querido. Aunque decirlo así suena muy feo, ¿no crees? —Yoongi puso su copa en una mesa cercana y lo tomó bruscamente de su muñeca al notar que poco a poco este iba retrocediendo de su lugar. —Por eso, yo prefiero llamarle solución a largo plazo.

— Suéltame, por favor. —Jungkook se lo pidió en un susurro. Ya estaba derramando lágrimas, un dolor punzante se instaló en su cabeza y su estómago, sentía náuseas de sólo imaginar que alguna vez dijo amar a un monstruo como el que tiene frente a él.

— No, mi amor, ahora vas a escucharme atentamente y como esta es la última ocasión que espero que nos encontremos, te deseo una buena y larga vida, en dónde yo no tenga que verte de nuevo. —Yoongi tomó el rostro de Jungkook, quien temblaba descontrolado, para hablarle igual en un susurro. —Porque si te veo otra vez, será para matarte a ti y a quién sea el imbécil con el que te estás revolcando, estoy seguro que tu atrevimiento e insolencia son culpa de ese pobre diablo que no supo controlarte a como se debe.

Le dio un profundo beso en los labios, sellando la macabra promesa que le ha hecho, una vil advertencia a lo peligroso que es tratar con él y alejarse antes de que sea tarde, reflejando además, toda la traición que éste hombre era capaz de darle a quien fuera su objetivo.

Jungkook, todavía atónito a todo lo que estaba aún procesando, no fue capaz de reaccionar ni emitir algún movimiento. Lo más que pudo hacer fue sujetar con fuerza el cuello de la camisa que Lord Min estaba utilizando y apretar sus ojos igual.

Odiaba su cuerpo por no responder, por no huir y refugiarse a llorar en los fríos brazos que le brindaban seguridad y extraña calidez todos esos días.

No pudo hacer nada, tampoco pudo evitar que, de toda la discusión que habían sostenido, inoportunamente Taehyung presenciara solo ese beso.

— ¿A dónde crees que vas?

Minutos antes de toda la discusión que se llevaría a cabo en medio del salón de aquel evento, Taehyung se disponía a seguir de cerca a su esposo, tenía un mal presentimiento y no podía dejarlo desprotegido, pero la voz de su -por desgracia- suegra, lo detuvo.

— Voy a acompañar a Jungkook a resolver sus asuntos con ese intento de lord, con permiso.

Hizo el amago de pasar al lado de ella pero antes sintió como el brazo de la señora Jeon se interpuso en su camino. La observó con una ceja alzada, preguntando silenciosamente qué rayos estaba haciendo y si apreciaba un poco su vida como para cometer tal atrevimiento con él.

Jiwoo sabía dónde y con quién estaba su hijo, sacaría provecho de esa última carta bajo su manga para tratar de alinear todo a su favor nuevamente, apostando todo en esa última oportunidad.

— Considero descortés que piense en retirarse sin habernos presentado adecuadamente. —le dijo ella con una sonrisa sarcástica.

— Créame, estoy mejor sin conocerla adecuadamente, permiso.

— No creo que tengas más de medio año conociendo a mi hijo. —al decir esto, Taehyung detuvo sus pasos, la quedó viendo por sobre el hombro. —Y sé que tengo razón, no hace falta ser genio para notarlo. ¿Qué serán, tres o cuatro meses tal vez?

Taehyung volteó totalmente hacia ella, regresando de su andar para encararla, mantenía una expresión estoica y la escuchaba atentamente.

— ¿Cómo sabe que no soy alguien con quien él siempre quiso estar e intentó huir conmigo?

Jiwoo rio con genuina diversión, quería impacientar a su yerno y lo estaba logrando, lo supo cuando lo vio arrugar el entrecejo.

— Oh, por favor, joven Kim. Mi hijo ha estado perdida y locamente enamorado de Lord Min antes de esa boda. Es un parásito ladrón, es verdad, pero tantos años de relación generan sentimientos que muchas veces se superponen a los defectos de quienes amamos, Taeyang.

— Soy Taehyung. —corrigió él, a lo que ella solamente viró sus ojos con molestia.

— Sí, como sea, no me importa. Lo que quiero decir es que la relación de un par de escasos y pobres meses que deben de llevar no va a superar al fuerte amor que mi hijo aún siente por ese malnacido que, si me permites decirlo, lo odio pero es el mejor partido para mi hijo en este momento.

— ¿Prefiere que su hijo esté con una basura que verlo feliz? —cuestionó incrédulo y la mujer asintió con tanto orgullo que Taehyung quiso arrancarse los ojos por haber visto tal gesto en una madre.

— La felicidad no te da de comer, ni te brinda un sueño tranquilo a la hora de irte a acostar porque no tienes deudas ni pendientes con nadie. Espero que entiendas que luego de hoy, el único lugar al que irá mi hijo, es a la casa de Min Yoongi, así vaya en contra de todos los principios que le inculqué a él, incluso si debo aceptar que sea desflorado antes de un matrimonio. —ella se sentía triunfante de ver cómo el rostro de Taehyung casi se desfigura de cólera. Lo tiene justo donde quiere. —Se convertirá en su verdadero prometido y luego, van a sacar a patadas al patético doncel que tenga de esposo. Mi hijo recuperará su posición, su futuro y mi dinero. Todos ganamos.

— ¿Qué le hace pensar que yo no puedo brindarle esa comodidad a Jungkook para evitar todo ese disparate que dijo? —Taehyung había caído directo en el juego de manipulación que estaba haciendo la señora Jeon.

La sola idea de imaginar a Jungkook en brazos de otro hombre o ser forzado a hacer cosas que no quiere le consumieron los pensamientos.

— Por Dios, eres un Kim, todos saben que esa familia de comerciantes cayó en desgracia después que tu «honorable» pariente desdichara el apellido hace años. ¿Alguna vez te contaron lo que se hablaba de ese muchacho?

Taehyung tragó saliva, de repente nervioso porque ella lo hubiera llegado a conocer hace años y lo reconociera.

— No.

— Luego de dejar plantado a los Park, varios de sus antiguos conocidos salieron a decir que era un perdedor, un retraído de la sociedad que no valía nada. «El físico más desperdiciado del pueblo.» Así lo nombraron porque según contaban, su belleza no era comparable a nadie pero su torpeza opacaba todo. Casi incendió la casa de su ex prometido, recuerdo todo eso porque recién había dado a luz a mi Jungkook, una recuperación difícil pero que no me impidió escuchar de mi servidumbre en ese entonces comentando lo que corría por todo el pueblo.

— ¿Por qué me dice todo eso?

— Para que te des cuenta del linaje del que provienes, de la vergüenza en la que hundirás a mi hijo si se te ocurre formalizar con él públicamente lo que sea que tengan. Yo que tú, me habría cambiado el nombre hace mucho porque ser un Kim no trae más que desgracia en estos lares. De paso, ya deberías irte y evitarte la humillación de que mi hijo te venga a rechazar con Lord Min a su lado.

— Con todo el respeto que no se merece. —le sonrió con sarcasmo, ya dispuesto a irse y no seguirla escuchando. —Usted está loca.

— Puede ser... Pero no soy yo quien está en brazos de Lord Min justo ahora.

A medida que Taehyung la veía con confusión y borraba su sonrisa, la de ella se ensanchaba y apuntó con su barbilla a la escena en donde se encontraban Yoongi y Jungkook discutiendo. Taehyung volteó y no dio crédito a lo que veía.

Abrió sus ojos y su boca, sorprendido. Desde su perspectiva, su esposo estaba sujetando a un hombre en medio de ese beso que parecía ser correspondido, no distinguió de quién se trataba porque el contrario estaba de espaldas pero era obvio que era lord Min y no vio a Jungkook oponer resistencia en ningún momento.

¿La señora Jeon tenía razón? ¿En serio no importaba todo lo que se habían dicho y hecho estas últimas semanas, un amor de muchos años tenía más peso que este que recién empezaba entre ellos?

Se sentía herido.

Seguro había alguna explicación para eso, claro que sí. Su esposo... Su Jungkook, él no sería capaz de jugar así con alguien.

«¿Verdad que no?»

— Tranquilo, corazón, estas son cosas que pasan. —la señora Jeon habló con fingido pesar a sus espaldas. —Digo, no en nuestra clase, porque yo no crie así a mi hijo pero si él quiere jugar a ser independiente y comportarse como un prostit-

Taehyung no la dejó terminar, giró hacia ella con su expresión totalmente dolida e inyectada en furia, la tomó del cuello para estamparla en la pared, asustando a las personas cerca a ellos. Sus ojos se nublaron, perdieron el brillo que había adquirido al volver a ese plano y lucían exactamente iguales a cuando caminaba por el purgatorio.

Opacos, profundos... Sin vida.

— Me duele lo que acabo de ver, no se lo voy a negar, pero eso no le da derecho de hablar así de mi esposo. Ni usted, ni nadie nunca le van a faltar el respeto porque no lo voy a permitir.

Jiwoo, inundada de pánico, sostenía la gélida mano que presionaba su cuello, trataba de luchar por aire pero no lo conseguía y solamente lo obtuvo cuando Taehyung la soltó, provocando que cayera de rodillas al suelo y tosiera en desesperación pero cuando quiso recriminar un acto tan violento y nada aceptable hacia una dama como ella, Taehyung ya no se encontraba a su alcance, había desaparecido.

Pero lo había escuchado de nuevo, ella escuchó esa voz casi inhumana que salió de Taehyung. ¿De dónde demonios sacó Jungkook a ese hombre? Su aspecto no era usual, no le parecía acorde al contexto en el que se encuentra pero tampoco parecía ser alguien de distinto nivel social, se veía la fineza en su porte y elegancia al andar.

Suspiró aliviada de no tenerlo cerca, le abrumaba en cierta manera verlo y no poder descifrar con exactitud su origen pues no le bastaba con saber que era un Kim, pero poco le duró la paz cuando escuchó un estruendo en el salón donde estaba su hijo, seguido de un jadeo colectivo por parte de los demás invitados, parecían sorprendidos de algo.

Volteó hacia Jungkook y lo vio enfurecido; a sus pies, Min Yoongi tirado y sosteniendo su mejilla. Le había dado un puñetazo.

Jungkook se agachó cerca de él y en un arranque de valor lo tiró del cabello para encararlo.

— En tu asquerosa y miserable vida... Vuelvas a ponerme un solo dedo encima porque un golpe como este es lo más suave que vas a recibir y no seré yo quien se deba ensuciar las manos.

Quiso soltarlo bruscamente para ir con Taehyung pero Yoongi lo jaló de su mano e intentó arrojarlo al piso junto a él para devolverle el golpe pero Jungkook se resistió y forcejearon por un rato hasta que los demás invitados intervinieron para separarlos.

— ¡Me las vas a pagar, Jungkook, juro que me la vas a pagar! —Yoongi lanzó esa amenaza, sacudiendo su traje y quitándose el agarre de quienes lo retenían, los vio con asco y procedió a retirarse furioso del lugar.

Jungkook estaba jadeando por el sobreesfuerzo, agradeciendo en cortas y apenadas reverencias a quienes le habían ayudado a zafarse de ese agarre pero luego vio su mano, notando que traía la sortija de matrimonio de Yoongi entre sus dedos. Chasqueó su lengua y la guardó en su bolsillo, en ese momento no pudo darle importancia porque sentía que el aire le faltaba.

Caminó por dónde antes había entrado para encontrarse con su madre, atónita de todo lo acontecido y él viendo en todas direcciones.

—¿Dónde está Taehyung?

— No lo sé. —respondió la mujer cómo mejor pudo, reponiéndose de su impresión. —De repente desapareció y no lo he vuelto a ver.

—¡¿Qué?! —Jungkook entró en pánico ante esas palabras, exaltándose de manera muy exagerada y desesperándose al no tener en su campo de visión al hombre que ama. —No, él no se fue para siempre, ¿verdad...?

— Te digo que no sé, Jungkook, cálmate, estás llamando la atención otra vez.

— Él no se pudo ir. —jugaba con sus manos, sintiendo como estas empezaban a sudar en nerviosismo, así que procedió a limpiarse repetidas veces en su pantalón. —No pudo trascender para dejarme aquí solo...

— ¿Qué dices? ¿Cómo que trascender?—Jiwoo se aproximó a él al verlo trastabillar repentinamente, pero él se alejó de su tacto, aturdido y comenzando a llorar.

— No se pudo ir, no me dejó así sin despedirse... —continuó susurrando. De pronto estaba extremadamente exhausto y mareado, resultando que tambaleara y se sujetara de la puerta próxima a él, en dónde su madre por fin pudo alcanzarlo y lo sostuvo, preocupada y confundida de su reacción.

— Hijo, ¿qué te ocurre? Estás pálido. —la mujer tocó su frente para tomar su temperatura y se alarmó. —Estás helado, bebé, se te bajó la presión. Ven conmigo.

— Taehyung... ¿Dónde está mi esposo? —su voz se estaba debilitando junto a su cuerpo, casi dejó caer todo su cuerpo en el de Jiwoo. –Siento que todo me da vueltas, mamá.

Jungkook finalmente cayó inconsciente, con una mano intentando sostenerse de la señora Jeon pero resbalando en el acto para caer de lleno al suelo. Ella gritó horrorizada, pidiendo ayuda para su hijo ya que le era imposible alzarlo de vuelta.

Observaba cómo algunos hombres que parecían tener conocimientos en medicina intentaban reanimar a su hijo mientras ella mordía sus uñas en ansiedad, nerviosa y llorando con temor.

— Jungkook... —susurró para ella misma. —¿Qué lazos tienes con ese Kim...?

Los quiero 🐁

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro