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Capítulo 1🦋

— Mamá, ¿en serio debo hacer esto? ¿No hay otra manera de entrar a la alta sociedad que no sea, no sé, usarme como carnada, tal vez? —Taehyung se encontraba molesto con su madre y puede ser que con justa razón.

El hecho de verse envuelto en sus planes, sin sentido para él, le revolvía el estómago. Sentía que era incorrecto perturbar la paz de otra familia y sobre todo la suya porque esto no es lo que él buscaba, no es para lo que quiso apuntar durante toda su juventud.

Es consciente que no podía entregar su vida entera a la soledad y alejarse de la idea de un matrimonio e hijos, pero es que tampoco tuvo tiempo de socavar en planes como ser la cabeza de su propia familia y un patrimonio entero.

No lo quiere, huye de esos pensamientos tan rápido como intentan entrar en él y su comportamiento corporal se lo ha dejado más que claro a su progenitora.

— No, no. No digas tonterías, Taetae, nadie te está usando. —ella fue gentil en su tono, pese a que rebuscaba paciencia desde sus adentros. —Ahora, quédate quieto mientras anudo bien esta corbata. Veinticinco años y aún no puedes hacerlo por tu cuenta, qué vergüenza.

Taehyung bufó ante la terquedad de Heesun, todavía tratando de asimilar cómo ella pudo ser capaz de entregarlo de ese modo a los Park y a su, hasta ahora desconocido, prometido, Park Jimin.

Algo de razón tenía ella, incluso él lo puede admitir, aunque la única beneficiada entre todos los involucrados sea su madre. Pues ambas familias necesitaban algo de la otra; los Kim querían fama y reconocimiento, los Park necesitaban recuperar su fortuna. Por lo cual llegaron al acuerdo de unir sus casas pero Taehyung no está muy de acuerdo con "regalar" su dinero a otros.

No, no es que sea egoísta y nunca le haya tendido alguna limosna a quienes de verdad lo necesitan. Pero no es justo tener que darle en bandeja de plata parte del patrimonio que su padre se ha desvivido creando para ellos. Tal vez es su misma negación quien no le permite tener una visión amplificada de todo ese embrollo, llegándose a creer mezquino, o, simplemente todo está mal y ya.

Kim Taehyung es un joven bastante bueno, y esa bondad va de la mano con su pulcro aspecto físico; guapo, alto y de cabello castaño oscuro un poco largo, ojos marrones en un rostro que posee rasgos finos y delicados. Era un pianista excepcional que adquirió tal gusto musical por su cuenta, aunque algo entristecido al no tener con quien compartir dicha pasión, en su familia nadie era músico y por lo tanto, nadie podía comprender cuán importante para él era dirigir el rumbo de su futuro hacia esa dirección.

Llevaba una vida tranquila y para nada ostentosa pese a la riqueza que lo rodeaba, no buscaba los mismos objetivos de su necia madre, ha quedado claro ya, pero Heesun era quien estaba aparentemente urgida por ser alguien famosa entre las personas del pueblo, porque no importaba que vistiera con las prendas más finas y las joyas más caras, nunca fue tomada en cuenta ante las familias de renombres que ahí habitaban.

No le interesaba nada de eso, no quería la atención y las miradas del pueblo encima de él. Solamente quería ser libre, correr... Volar si le fuera posible y alejarse de las miradas juzgadoras o las burlas hacia su persona.

Desde su infancia fue un cero a la izquierda para sus compañeros de clases, nadie relevante según le decían o a quien escogieran para jugar a la pelota. Era el niño raro que siempre vestía de ropas oscuras, callado y retraído que durante sus horas de clases prefería perderse en sus pensamientos; observando hacia la ventana a su lado mientras las mariposas monarcas revoloteaban por doquier, encontrando siempre entre ellas a una de color azul que lograba plasmarle una sonrisa.

Estaba solo y eso apestaba, rodeado de personitas aristócratas que hacían a la perfección lo que sus padres con tanto empeño les enseñaban: relacionarse entre ellos, entre los conocidos y más cercanos, dejando de lado a gente como él, que pretendía pertenecer a un sitio del que nunca había sido bien recibido.

Probablemente la principal culpable de atravesar tan amarga experiencia en esa etapa ha sido su madre, al forzarlo entrar a una institución de alto prestigio, donde evidentemente él no encajaba y a medida que iba creciendo nada fue diferente, pues ahora, en lugar de no ser el favorito de sus compañeros para jugar, eran las mujeres y los donceles quienes no le brindaban ni el más mínimo interés.

De nada servía ser sumamente guapo y educado si no tenía un apellido importante que le respaldara con una fortuna de más de seis ceros en su caja fuerte y refuerzo de algún grupo social que te acompañe.

Ahora regresa su mente al presente, viéndose con un traje elegante de color negro, quieto como las frías estatuas de mármol, mientras su madre acomodaba su corbata en el día de su ensayo de bodas y a punto de conocer a Jimin, el prometido que incluso debieron escoger para él.

«Porque nadie escogería nunca a Taehyung.»

— Quisiera saber a quién se le ocurrió esta estúpida idea.

— Muy bien, Taehyung, ya basta. —endureció su tono, harta de escucharlo tan negativo. —Estás siendo muy insolente porque sabes que yo planee su encuentro.

— Ah, sí, lo siento.

No, realmente no lo sentía, seguía pensando que la idea era bastante absurda, rodó sus ojos con impaciencia pero se dejó hacer por la mayor.

Una vez le dieron los últimos retoques a su atuendo, observó con una ceja alzada cómo sus padres también se preparaban para la ocasión y, sin más, salieron de su hogar para subir al carruaje de la familia.

Todo era perfecto, todo iba de acuerdo al plan.

— Que bello día hace, perfecto para una boda. —la radiante sonrisa de Heesun era casi cegadora, mientras veía las calles por la ventana del carruaje que los conducía a la residencia Park.

— No es una boda, es el ensayo y está lloviendo horriblemente fuerte. —el rencor era palpable en la voz de Taehyung.

Heesun volteó a ver a su hijo y él ya se encontraba con sus facciones endurecidas, apretando su mandíbula y viéndola casi con el ceño fruncido.

— Hijo, por favor, cambia esa cara. —suplicó su madre, necesitaban causar una buena impresión y la negatividad dentro de ese coche no le estaba ayudando, era su momento dorado y estaba eclipsandose.

— Mamá, para empezar no conozco a Jimin, ¿no te das cuenta? ¿Y si ni siquiera le atraigo? Ya he tenido muchos disgustos como para vivir uno más.

— Oh cariño, no digas eso. Eres muy apuesto y estoy segura que estará encantado por ti. —regresó su vista a la ventana, su sonrisa plasmándose en ella nuevamente. —Y por lo de conocerse no te preocupes, ya tendrán la vida entera para hacerlo.

Taehyung estaba muy incrédulo ante las palabras de su madre. Lucía muy segura de sí misma, y qué ganas tiene de decirle, que, si tanto desea los beneficios de la unión pues que sea ella quien se case con Jimin. El único inconveniente con ello es que todavía está casada con su papá, le está arruinando sus planes.

— ¿Usted no dirá nada ante las locuras que hace su esposa? —trata de hacer hablar al hombre que no ha pronunciado ni un estornudo en mucho tiempo.

– A mi ni me digas. —ni siquiera hizo contacto visual con su hijo. —Tú no sabes lo que es llevarle la contraria a esta mujer y te deje durmiendo en la parte trasera de la casa... En invierno.

Muy bien, definitivamente estaba condenado.

Rendido ante todo intento patético por detener esta unión, vio hacia la ventana aceptando su fatídico final, trato de relajarse en su lugar y descansar de todo ese tormento al menos un rato, perdiéndose en el mundo de sus sueños, donde al menos ahí podía tener paz, hasta que pasado un buen trayecto del camino, sintió el carruaje detenerse.

Al despertar se asomó de nueva cuenta por la ventana y ya había llegado. Su destino estaba sellado, todo terminaba aquí.

Su madre, eufórica por el encuentro, bajó primero del carruaje con ayuda del conductor que ya se encontraba esperándola al pie del vehículo con un paraguas, seguida por su esposo y por último un para nada entusiasmado Taehyung.

Escaneó con recelo toda la mansión, muchas hectáreas más grandes que la suya y el amplio jardín que los recibía en ese momento. Nada de esto es lo que él quería para su vida, solamente quería ser libre de todas las amargas ataduras que estaban poniendo en él.

Se sentía asfixiado, inquieto y ansioso al estar ahí de pie, frente a su inevitable final. No deseaba nada de esto.

¿Pero por qué no podía decirle que no a su madre?

No quería romper su terco corazón, Taehyung vio por años cómo ella se esmeraba día y noche en alcanzar a las familias acaudaladas y de gran poder en el pueblo. No se sentía capaz de aniquilar sus sueños, no quería hacer nada de esto, aunque patalear y reniegue de sus planes, tampoco tenía el valor de ser el causante de las lágrimas de su madre si se negaba a esta petición.

Aunque le costara su libertad y su mamá estuviera siendo egoísta, él no lo sería. Él sacrificaría su felicidad si eso le daba tranquilidad a ella.

— Vamos, Taetae, todo saldrá bien ya lo veras. —su madre apretó sus mejillas con felicidad y él, algo sofocado, apartó sus manos sin ser brusco. —El señorito Park estará deslumbrado con tu belleza, estoy segura que sí.

No dijo nada mientras se adentraban a la mansión, donde un mayordomo los recibía mientras mencionaba que los señores Park bajarían en un momento con ellos.

— Muy bien ya saben, compórtense y recuerden sus modales. —Heesun, ciertamente, estaba nerviosa, cada vez se sentía más cerca de lograr su sueño.

—De acuerdo, que empiece mi pesadilla entonces. —Taehyung dio un largo suspiro y mantuvo la compostura.

— Familia Kim. —se escuchó una voz delicada desde lo alto de las escaleras. —Por favor, sean bienvenidos, es un placer recibirlos en esta tarde, aunque algo lluviosa.

Los señores Park bajaban con elegancia y sonrisas amplias en sus rostros.

«¿Esas sonrisas son... sarcásticas?» Pensó Taehyung, mientras los veía con el ceño fruncido y un poco disgustado ante la primera impresión de sus futuros suegros.

Y pensar que su madre se ha quebrado la cabeza el día entero para que él parezca feliz con el plan del casamiento.

Recibió un discreto codazo en sus costillas, cortesía de su mamá, para que saludara en una reverencia a los anfitriones.

— Estamos muy agradecidos por su invitación y ante todo, el haber aceptado esta maravillosa unión. —aparentemente Heesun era la única genuinamente feliz en todo el vestíbulo.

— Jimin bajará en un momento, está dando los últimos retoques a su atuendo y luego se unirá a nosotros. Si gustan podemos ir pasando al salón del té e irnos conociendo mejor. —el señor Park se dirigía a la familia invitada con una sarcástica sonrisa que más bien parecía una mueca.

— Por lo menos alguien está interesado en conocerme antes de casarme. —susurró Taehyung pero su madre lo escuchó y lo fulminó con la mirada para luego fingir una sonrisa ante los Park.

— Claro que sí, muchas gracias. —respondió ella por los tres.

Mientras iban caminando y la señora Kim se maravillaba con toda la decoración que encontraban en el trayecto. Taehyung los siguió detrás, atento a sus alrededores hasta que divisó un enorme piano de cola en una de las habitaciones, parecía el salón de música.

Se cautivó tan rápido y se dejó atraer ante el imponente instrumento que se encontraba solitario en ese lugar que, sin darse cuenta, ya se había adentrado para sentarse en el banquillo.

Acarició las teclas del piano con la yema de sus dedos, de una forma muy delicada y solemne. Sonrió un poco ante lo bien que se sentía ver algo en ese sitio tan lúgubre que le daba calidez a su alma, lo tomaría como buen augurio.

Sin poder resistirse más empezó a tocar una melodía, de las tantas que ya conocía y había practicado desde que tocaba el piano, la Sonata Claro de Luna de Beethoven.

Estaba tan perdido e inspirado ejerciendo delicados movimientos con sus largos falanges que, al estar de espaldas a la entrada de esa habitación, no se percató de cierto espectador ahí presente. Quien lo escuchaba mientras sostenía una sonrisa tímida en su rostro, se acercó a Taehyung lo suficiente para poder susurrarle y este pudiera escucharlo.

— ¿Hace mucho que toca el piano? —Jimin se acercó lo suficiente a su oído para lograr estremecer al contrario.

Taehyung dio un brinco en su lugar del susto, dejando su breve interpretación de un lado para llevar sus manos al pecho.

— ¡Dios! No te escuché venir, lo siento mucho, no quise ser un atrevido, seguro es tu piano y yo aquí tocando descaradamente como si fuera... yo... perdona... —Taehyung se quedó sin aire en sus pulmones ante las mil disculpas y excusas que quiso dar.

Jimin solamente atinó a reír suavemente con cierto rubor en sus blancas mejillas.

— No te preocupes, nadie toca eso. No me tienen permitido acercarme, dicen que mis manos son muy pequeñas para tocar el piano y sería una pérdida de tiempo que siquiera lo intente, ¿puedes creerlo? Sin embargo, seguramente habría sido un asco.

— Sí, seguramente sí... ¡Digo, no! No lo serías, habrías sido muy bueno con algo de práctica. —Taehyung estaba en un momento de torpeza y no tenía claras las ideas en su cabeza.

Ahora puede ver que Jimin era muy simpático, bastante guapo a decir verdad. Tiene el cabello rubio y bastante brillante y labios rosados y carnosos, llevaba un traje ceñido al cuerpo de color azul grisáceo en tonalidades oscuras, permitiendo apreciar sus perfectas curvas.

Estaba impresionado, el joven frente a él movió algo en su interior.

¿Así se siente el amor a primera vista?

— Eres muy amable, gracias por intentar hacerme sentir bien. Imagino que eres Taehyung, mi prometido, ¿no es así?

— S-sí, soy Kim Taehyung, es un placer conocerte. —le regaló una leve sonrisa apenada y el rostro ya tomando tonalidades rojas por lo ruborizado que estaba ante la belleza del doncel y los pensamientos intrusivos que lo inundaron hace un momento.

— Encantado, soy Park Jimin. Si me permites decirlo, no puedo evitar pensar que eres muy guapo, Taehyung.

— Sí, gracias. Digo, t-tú también eres guapo, mucho... muy, si... eso.

— ¿Y qué piensas de esta unión? Estoy algo nervioso, no sabía cómo eras, pensé que sería algún viejo mal intencionado o algo parecido. —Jimin rio ante lo dicho por él mismo. Realmente esperaba algo malo, lo admite. Tampoco estaba contento con lo que sus padres estaban haciendo, al igual que ocurría con Taehyung, él ya tenía otros planes para su vida y han sido frustrados. —Pero me alegro de verte y sé que todo estará bien.

— También estuve asustado al inicio, estoy seguro que nos llevaremos bien y como dijo mi madre... Supongo que aún si no nos conocíamos de antes, tendremos una vida para hacerlo.

— Sí, Tae, espero que así sea. —manteniendo un frívolo tono amable en cada palabra pronunciada. —Todo saldrá de acuerdo al plan.

Jimin dijo esto último con una sonrisa que Taehyung no supo descifrar, pero antes de poder decir algo más fueron interrumpidos por la señora Park.

— ¡¿Qué es esta insolencia?! —Jimin y Taehyung se asustaron ante el grito de la señora Park. —Ambos a solas en una habitación sin supervisión de nadie y sin estar casados, ¡inaceptable! Pasen ahora mismo al salón, el cura de la capilla está en espera de ustedes para la práctica oficial.

Los jóvenes se quedaron viendo entre sí y se dedicaron unas sonrisas tímidas, caminaron a la salida de la habitación y Taehyung extendió el brazo señalando la puerta, de manera que Jimin fuera el primero en abandonar el lugar seguido con él detrás.

— ¿Cómo quiere que me aprenda todo eso si solamente lo repitió una vez? —Taehyung estaba exasperado con el cura, el viejo no le tenía paciencia y él tampoco.

— ¿Así es como planea prosperar en su matrimonio? Ni siquiera se está esforzando en hacerlo bien, joven Kim. —hace mucho tiempo atrás que el cura le había perdido la paciencia al novio ante su total despiste y torpeza.

— Hago lo mejor que puedo, al menos me hubiera escrito lo que debo decir para ahorrarnos las dos horas que llevamos aquí en lo mismo.

— Por Dios, Taehyung, pon de tu parte, querido. Lo menos que puedes hacer por el joven Park es recitar bien tus votos. —la voz de Heesun se escuchaba ya cansada, mientras se abanicaba el rostro debido al calor que los nervios le han hecho sentir en todo ese momento y su esposo a la par totalmente disociado de la situación.

— Bien, ya. —bufó ya cansado y exasperado. —Con esta vela...

— Con esta mano. —susurró Jimin, corrigiendo a Taehyung en el orden correcto para decir sus votos.

— Oh sí. Con esta mano, yo sostendré tus anhelos; con esta vela... —dicho objeto no estaba tomando el fuego que se encontraba en una pequeña llama puesta en la mesa del cura. —Con esta vela...

— Descuida te ayudaré. —Jimin intervino nuevamente, cuando se disponía en ayudarlo a prender la vela.

— No, no te preocupes, yo puedo hacerlo. —siguió Taehyung el susurro esta vez.

— Taehyung, por favor, deja que te ayude.

— Que no, yo puedo, deja...

Y durante el pequeño forcejeo de ambos, la vela se dio vuelta en la mesa, provocando que el mantel tomara fuego de manera rápida. El cura, Taehyung y Jimin ampliaron sus ojos a más no poder por el susto.

Caos.

— ¡¿Qué hiciste?! —gritó la señora Park. — ¡Por favor, alguien haga algo!

Se levantó de su lugar no sabiendo si apagar el fuego o salir corriendo de ahí, el señor Park estaba estático y en shock contemplando con resignación cómo su preciada mesa de madera importada -y probablemente lo único de valor que le quedaba a estas alturas- era abrasado por el fuego.

El cura inútilmente trataba de sofocar el fuego volando manotazos a las llamas, Taehyung en algún momento se quitó el saco para tratar de sofocar el fuego pero no funcionó, la señora Kim abanicaba el fuego sin darse cuenta que estaba avivándolo.

De un momento a otro, cuando parecía que el fuego tomaría más fuerza, el señor Kim arrojó una cubeta con agua finalizando así con el drama ocasionado en el salón.

— Yo... lo siento, papá, mamá, yo n-no quise...

— ¿Te das cuenta de lo que provocaste? —lo culpaba su propia madre, con congoja en su voz y lágrimas en sus ojos liberándose en decepción y cayendo por sus mejillas, al igual que sus ilusiones de pertenecer a algo. —Solamente debías poner un poco de tu parte y ni siquiera pudiste hacer eso por mí... por nosotros. ¿Tan egoísta puedes llegar a ser?

Y una escena así era justo la que Taehyung le quiso evitar a ella en todo este tiempo.

— Eres un desastre, hijo, no estás preparado para tal responsabilidad. —acusó esta vez el cura. —No te puedes casar hasta que sepas tus votos y dejes de ser tan patético como ahora. La próxima vez que me citen espero que no me hagan perder mi tiempo con tu torpeza e inutilidad. —Finalizó, para tomar sus cosas y abandonar la mansión con toda la ira contenida en sus adentros.

— Yo de verdad no quería, por favor, discúlpenme... Señora Park... Señor Park... Les j-juro que no quise provocar esto. —Taehyung estaba afligido, con ojos llorosos, trataba de contener las lágrimas pero sentía que perdería esa batalla.

— No tengo comentarios al respecto. Pueden ir a sus habitaciones de huéspedes, ya veremos si mañana no he cambiado de opinión sobre su estúpido hijo. —una vez dichas esas palabras por la señora Park, abandonó el lugar con su esposo detrás de ella, quién seguía en shock aparentemente debido a su rostro aún descolocado y los Kim algo apenados con todo lo recién ocurrido.

Taehyung no lo soportó más y empezó a sollozar por lo que había provocado, llevando ambas manos en su rostro para frotarlo con frustración. Es que nada nunca le salía bien, su torpeza siempre le ha hecho pasar malos ratos y justo en un día que suponía ser importante terminó siendo el peor de todos.

— Oye. —Jimin, con su particular tono agraciado, interrumpió sus quejas y le brindó una sonrisa mientras daba caricias en el brazo de su prometido para relajarlo en cuanto ganó su atención. —Tranquilo, te prometo que todo estará bien mañana. Se les pasará.

— Lamento haberte decepcionado así, no es la impresión que quería dar. —es lo único que pudo responder cabizbajo.

— No te preocupes, tal vez no sea el mejor doncel del mundo. Pero por verte sonreír siempre, daré lo mejor de mí. —observó cómo a Taehyung se le instaló un brillo peculiar en sus ojos ante esas palabras. — ¿Te gustaría dar un paseo al aire libre? Podemos despejarnos un poco de esto y ocupar el día para conocernos, ¿qué dices?

— Está... Está bien. —relamió sus labios algo ansioso, manteniendo contacto visual con Jimin y perdiéndose un momento en sus facciones tan delicadas. —Supongo que puedo hacerlo.

— Bien, si quieres puedes irte adelantando, el bosque está cruzando el puente a las afueras de la mansión, puedes esperarme por ahí mientras yo me cambio la ropa ahumada.

Taehyung rio un poco y con algo de tristeza, asintió y obedeció lo dicho por Jimin, atento a cómo este salía antes que él y contorneaba sus caderas con coquetería. ¿Lo hacía por él? No lo sabía, y sabe que tal vez esté mal verlo de esa manera pero no se privó de detallar el precioso cuerpo que poseía Jimin. Sonrió un poco para sí mismo, sintiéndose afortunado de encontrar esa luz entre toda la oscuridad que lo tenía atrapado.

Tiempo después salió de la mansión y se dirigió al bosque, aún inundado en tristeza y decepción porque no era posible cometer tantos errores en un solo día y en horas continuas. Jimin parecía no darle tanta importancia, incluso puede jurar que lo vio con ganas de reír ante lo ocurrido pero no puede asegurarlo cuando estuvo ocupado tratando de no ser abrasado por las llamas que él mismo provocó.

Sin darse cuenta, debido a todo lo que su mente le repetía una y otra vez que era un fracasado, ya se había adentrado al bosque, observando algo dudoso a su alrededor porque aún no era de noche y ese lugar no se veía nada acogedor.

Sopesó un poco más la idea de seguir permaneciendo ahí a solas pero terminó por restarle importancia, optando por esperar a Jimin sentando en un tronco caído que estaba cerca de sus pies.

Colocó sus manos en su regazo, mientras su mirada se sostenía en las hojas caídas alrededor de sus pies cuando, de repente, sintió algo en su bolsillo derecho. Un poco confundido sacó una pequeña cajita aterciopelada que venía en su pantalón, la abrió y divisó lo que serían dos sortijas de matrimonio. Sonrió para sí mismo, su madre seguramente lo había puesto ahí antes de salir de casa.

Tomó la argolla más grande, la que aparentemente iba a pertenecerle a él y la colocó en la palma de su mano. Pudo apreciar las iniciales "K.Th" en el interior del anillo, revisó el más pequeño que aún yacía puesto en la caja y traía las iniciales de su prometido "P.Jm".

Demonios que su madre si pensó hasta en el último detalle y él la había decepcionado, eso empeoró su estado.

Suspirando rendido ante todo, echó la cabeza al cielo y cerró sus ojos, apoyando sus manos en el tronco, una de ellas hecha un puño porque aún sostenía su anillo y la pequeña caja, mientras una lágrima rodaba por su mejilla, brindándole la última caricia que, sin saberlo, recibiría en vida.

Escuchó unas ramas crujir cerca de él como si se tratara de pasos aproximándose, no abrió los ojos porque supone que Jimin finalmente lo había alcanzado e inocentemente esboza una débil sonrisa.

Pero no estaba listo para lo que se venía.

Sorpresivamente desde atrás recibió un golpe en la cabeza, tumbándolo con fuerza al suelo.

Soltó la caja y el anillo que sostenía, perdiéndose entre las hojas regadas en el entorno, llevó su mano en donde recibió el impacto, con la mirada perdida y sin saber qué ocurrió, volteó hacia arriba encontrándose con un hombre vestido totalmente de negro y con un fierro de metal en ambas manos que ya estaba manchado de su sangre, su rostro no estaba cubierto pero de todos modos, debido al impacto, su visión estaba borrosa y creyó que no conocía a la persona frente a él pero atinó a ver una leve cicatriz en su mejilla... O en su ojo, no era claro.

— Pero qu... ¿Qué pasa? —alcanzó a preguntar Taehyung, no sabiendo que serían esas las palabras con las que el bosque arrastraría esa voz con su viento, perdiéndola para siempre entre sus árboles y senderos.

Taehyung no pudo anticipar el siguiente golpe que recibiría de nuevo en su cabeza, seguido en su rostro y luego uno más en sus costillas hasta que iba perdiendo el aliento. Ni siquiera pudo gritar, no pudo defenderse, tampoco pudo evitar que su madre llorara, no pudo evitar decepcionar a Jimin y su familia, a sí mismo... No pudo evitar ser un fracaso.

Moriría en manos de un presunto desconocido siendo un total perdedor, no sabía si merecía lo que estaba ocurriéndole pero sentía que sí, que debió poner de su parte y hacer todo de buena voluntad como tanto su madre le rogó desde esa mañana.

Si tan solo pudiera recibir otra oportunidad, no se hubiera quejado el día entero por su inevitable destino. Necesitaba que Jimin supiera que sí anhelaba unirse eternamente a él, porque entre toda la gente que ha conocido en su vida, él ha sido el único que ha valido la pena con su gentil sonrisa, la amabilidad con la que fue tratado y nunca antes alguien había tenido ese gesto con él, incluso si se vieron solamente por un par de horas quería decirle lo mucho que se cautivó al verlo y lo hermoso que pudieron haberse llevado como esposos y probablemente haberle dado muchos hijos.

Pero ya era demasiado tarde. Y entonces todo se envolvió en oscuridad.

Espero los detalles que voy agregando sea de su agrado

Los quiero🐁

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