XVII Historia
«Un nuevo descubrimiento marcaría un hito importante en la evolución de la humanidad: el aprendizaje en el manejo de los metales, primero el cobre y de su aleación con el estaño el bronce y posteriormente la forja del hierro darían a los campesinos nuevas herramientas que sustituirían a las arcaicas de piedra, y dotarían a los ejércitos de poderosas armas que llevarían las guerras a otra dimensión. Además, la utilización de la escritura permitía una mejor organización social y favorecía la transmisión de los conocimientos adquiridos que se habían hecho de manera oral hasta ese momento. El comercio en grandes barcos de remo y vela, y grandes caravanas que se desplazaban a territorios lejanos, favorecieron el comercio y la rápida expansión de los nuevos y sorprendentes inventos y la construcción de maravillas que asombrarían durante siglos».
»En esos momentos, los pequeños poblados ya se habían convertido en grandes urbes, donde la especialización de sus habitantes era evidente. Surge el poder político en manos de reyes con plenos poderes que decidían sobre los territorios que dominaban y que estaban asesorado por una corte, en muchos casos de sacerdotes de religiones complejas y organizadas; escribas, trabajadores, funcionarios públicos, compartían su espacio en la ciudad con artesanos, comerciantes y artistas, todos ellos obligados al pago de impuestos para mantener las florecientes ciudades. El inicio de la esclavitud que se prolongaría durante siglos, incluso hasta hoy en día, dotaba a sus dueños de mano barata para la realización de grandes y costosas obras, pero que también, han marcado uno de los capítulos más oscuros de la historia humana.
»A golpe de espada o mediante acuerdos pacíficos entre ciudades vecinas se fueron creando grandes imperios que competían entre sí por dominarse unos a otros: Egipto, Babilonia, las ciudades-estados griegas, Asiria, Persia, Cartago, Roma en India y China, y América, entre otros, dominaron durante siglos el mundo antiguo, cubriéndolo de terror, sangre y fuego».
—IAC.
—Dime Marko.
—¿Qué es la esclavitud?
—La esclavitud es el sometimiento de una persona privándola de su dignidad, derechos y libertad, cosificándola para convertirla en propiedad de un amo o propietario.
—Es terrible.
—Sí, lo es.
—¿Cómo puede haber humanos que hagan eso a otras personas?
—Te sorprendería de lo que sois capaces los humanos.
Durante unos minutos se hace un silencio entre ambos. IAC lo rompe y comienza a hablar:
«Abraham, David, Moisés, Salomón, Arquímedes, Sócrates, Aristóteles, Platón, Keops, Kefrén, Ramsés II, Akenatón, Nefertiti, Tutankamón, Pericles, Sófocles, Tales de Mileto, Fidias, Homero, Heródoto, Alejandro Magno, Nefertari, Darío, Jerjes, Nabuconodosor, Hammurabi, Leónidas, Aníbal, Asdrubal, Espartaco, Julio César, César Augusto, Marco Antonio, Cleopatra, Séneca, Virgilio, Cicerón, Buda, San Juan Bautista, San Pablo, San Pedro, María Magdalena, Calígula, Nerón».
—¿Quiénes son IAC?
—Son personajes importantes de la época antigua que guardas en tu mente y que en algún momento de tu vida los estudiaste o escuchaste hablar de ellos.
—¿Cómo lo sabes?
—He rebuscado en tus recuerdos olvidados y he encontrado a estos.
—Y ¿Qué opinión te merece mis conocimientos olvidados?
—Bueno, para un chico de tu edad no está mal. La mayoría son personajes bíblicos, algunos egipcios, filósofos y algún que otro sabio griego y romano, y varios emperadores persas, griegos y romanos. Aunque más allá de una determinada zona geográfica que va entre Oriente, África del Norte y Europa, no conoces más que de Asia a Buda.
—¿Quién fue?
—Siddhārtha Gautama, el Buda, fue un príncipe que dejó la corte y se hizo ermitaño y maestro espiritual, sus seguidores dicen que fue un ser plenamente iluminado que enseñó un camino hacia la de la , el , el renacimiento y el sufrimiento.
—¿Cómo se consigue esa liberación?
—Mediante la meditación u observación interior de uno mismo.
—Tuvo que ser un gran hombre, me hubiera gustado conocerlo. ¿Cuántos personajes de aquellas épocas conoces tú?
—Miles, cientos de miles, a todos de los que ha quedado algún registro y están subidos en la red, aunque la gran mayoría son personas normales que no destacaron. Pero espera, déjame unos segundos.
—Está bien.
Durante unos minutos, IAC comienza, iluminando algunas zonas del cerebro de Marko, a mostrar imágenes de todos aquellos personajes históricos que conoce el muchacho y de los lugares donde vivieron. Marko comienza a recordarlos incluso mejor de lo que los conocía anteriormente.
—Vaya eso que has hecho, ha sido increíble.
—Espera quiero mostrarte algo más sobre alguien que también guardabas recuerdo.
—¿Quién?
La IA muestra imágenes de una película: La pasión de Cristo. El muchacho queda mudo, absorto, sobrecogido ante la brutalidad de lo que está percibiendo, en el recuerdo de aquel hombre tan especial y único, y de la forma en la que él lo está dimensionando desde la realidad que ahora conoce del mundo y del ser humano.
—¡Jesucristo!
—El mismo —responde IAC—. Para algunos un caudillo, un revolucionario, para otros un profeta, para muchos el hijo de Dios hecho hombre —y añade con rotundidad—. Las enseñanzas de Jesús de Nazaret se centran en el amor, la compasión, el perdón, la justicia y la salvación. Él predicaba acerca del reino de Dios, la vida eterna y el camino para alcanzarla.
—¿Y para ti? —reclama con cierta angustia Marko mientras va contemplando en su mente las imágenes.
—Para mí. —La IA se toma un momento antes de dar una respuesta—. Es la personificación de lo que ha sido y es el ser humano en este mundo. Si hubiera una Inteligencia colmena que alcanzara la unidad de la totalidad de humanos, sería por lo que han sido y son en este mundo, como se vería él.
—¡Vaya! Eso es muy profundo, hermano. —Resuelve Marko ante la dimensión de esas palabras—. Eres un genio, un sabio.
—No, solo tengo gran cantidad de conocimientos y los aplico con lógica. Tengo muchas carencias, pero..., no nos distraigamos o no acabaremos nunca. Todavía te queda mucho por aprender.
—Está bien, continúa.
«Durante ochocientos años, el Imperio romano se iría imponiendo al resto, expandiéndose por gran parte del Europa, Oriente y el norte de África, su cultura, leyes, construcciones, lengua, religión y conocimientos se desarrollaron por todos sus territorios. Su extensión era tan grande que dividieron el Imperio en dos Occidente y Oriente. Las invasiones bárbaras y las grandes migraciones que las acompañaban, llegadas desde el norte y este, terminarían por doblegar a Roma y al Imperio romano de Occidente, dando por finalizada la Edad Antigua y el inicio de la Edad Media.
»Con la caída de Roma, Europa Occidental se sumió en un profundo vacío de poder. Las estructuras políticas y administrativas romanas desaparecieron, dejando a las provincias occidentales en manos de una variedad de grupos bárbaros, entre ellos los visigodos, ostrogodos, vándalos y francos. Estos grupos establecieron sus propios reinos y sistemas de gobierno en las tierras que alguna vez fueron parte del Imperio.
»El colapso de la autoridad romana llevó al surgimiento del feudalismo, un sistema en el que los señores feudales gobernaban sus territorios a cambio de servicios militares y lealtad de sus vasallos. Esto condujo a una sociedad altamente estratificada, con una nobleza guerrera en la cima y campesinos en la base. La descentralización del poder político se convirtió en la norma, y la lealtad personal reemplazó en gran medida a las estructuras de gobierno centralizado.
»Sería un periodo dominado por el aislamiento, la , la , la y el miedo alimentado por la inseguridad endémica, la violencia y la brutalidad de guerras e invasiones constantes, y de epidemias apocalípticas.
»Las enseñanzas de Mahoma se expandieron llevando una nueva religión, el Islam, desde la península arábiga hacia el este llegando a la India y por el norte de África hasta la península ibérica. Los árabes vivieron por aquella época su particular edad de oro, con importantes avances en la arquitectura, la agricultura, las matemáticas, la astronomía y la literatura entre otras.
»Nuevos imperios surgirían expandiéndose y enfrentándose entre ellos, los unos, los otomanos, y en gran medida los mongoles un pueblo nómada que se extendió desde las grandes llanuras del noreste de la China hasta Europa del Este, dominaron el mayor imperio contiguo de la historia. Otros como los vikingos asolaban las costas continentales y las cruzadas para recuperar Tierra Santa marcarían el inicio de las guerras religiosas cuyos efectos perduran hasta nuestros días.
»Un nuevo invento utilizado ya por los chinos y que los mongoles utilizarían posteriormente en su expansión, marcaría un nuevo hito en la escalada de las guerras, la pólvora mostraría un enorme poder destructivo con el paso de los años.
»Pero si las guerras sembraron la tierra de cadáveres, un enemigo peor se expandió por aquella época, las epidemias y pandemias como la peste negra que mataría entre ochenta y doscientos millones de personas en Eurasia y África del Norte. Paradójicamente, esta peste bubónica considerada la más devastadora de la historia de la humanidad, trajo, tras finalizar, grandes cambios en la sociedad, provocando una mayor movilidad geográfica, y ante la escasez de mano de obra barata mejoraron las condiciones de vida y trabajo de los sobrevivientes, y favorecieron la renovación y ampliación de las ciudades, que trajeron un nuevo grupo social, los burgueses.
»Europa que había estado aislada del resto del mundo y encerrada en sí, conservaba la cultura clásica en monasterios, abadías y catedrales que se levantarían con una arquitectura que evolucionaría del austero prerrománico al románico y al exuberante gótico, y daban paso a nuevas lenguas romances que expandirían juglares y trovadores por los nuevos burgos. Mientras, el Imperio bizantino, que había resistido desde la época de los emperadores romanos, caería finalmente conquistado por los otomanos».
—IAC.
—Dime, Marko.
—Creo que me has traumatizado —resuelve el muchacho en el reflejo de aquellas imágenes y partes de películas y documentales.
—Pues solo te he mostrado una parte, lo peor está por venir.
—¿Cómo puedes soportarlo?
—Tienes que verlo de manera objetiva, en el contexto histórico en el que ocurren las cosas, aceptando la realidad de lo que es y ha sido el ser humano, con sus luces y sus sombras. —Trata de hablarle comprensivo—. Para que llegues a ser un hombre completo y consciente de la realidad, y ayudes a cambiarla para hacer un mundo mejor.
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