XVI Prehistoria
La noche oscura y cerrada se cierne sobre el valle y el bosque que se extiende entre montañas. Tan solo una luz se divisa brillante a lo lejos, la secuencia de imágenes se acerca a ese punto concreto hasta llegar a la entrada de una cueva, un gran fuego la custodia, un hombre primitivo vestido de pieles vigila y aviva la hoguera. Una manada de lobos gigantes, atraídos por el olor a carne, merodea alrededor de la cueva, el resplandor del fuego les asusta y los mantiene alejados. El hombre gruñe al ver que se acercan, coge un leño incandescente y se los lanza, los lobos se alejan.
En el interior de la cueva, alrededor de otro fuego, se apiñan un grupo de unos veinte individuos, hombres, mujeres, niños, duermen tranquilamente. Un anciano en lo más profundo de la cueva vigila atento en una linterna hecha de huesos el fuego sagrado.
Llega la mañana y el grupo despierta, se acicalan unos a otros, ponen trozos de carne en las piedras ardientes que rodean la fogata. Otro grupo de homínidos van rodeando la cueva, sienten fascinación por el fuego y lo desean; a una señal de su jefe se lanzan contra los desprevenidos moradores de la cueva. El enfrentamiento entre los dos grupos es brutal, con palos de afiladas puntas, con piedras o enormes huesos. Los cuerpos desmembrados de muchos de ellos se esparcen por el suelo, los lobos sacian su voraz apetito con los restos de los cuerpos sin vida. Un grupo de moradores de la cueva consiguen huir y se reúnen en un pequeño islote en medio de la ciénaga, han perdido muchos compañeros, pero sobre todo, su más preciado tesoro, el fuego.
—¿Qué ha sido eso, IAC? —Rompe el muchacho la secuencia de imágenes—. Ha sido tan fascinante como aterrador.
—Es una película: En busca del fuego. Está ambientada en la vida de los homo sapiens hace ochenta mil años. Hasta ahora solo te había mostrado imágenes sueltas, en esta ocasión he proyectado directamente en tu mente una sucesión continua de imágenes de un película.
—Pues parece tan real que, es como si estuviera allí presente.
—De eso se trata, intento que comprendas la historia de la humanidad como si la hubieras vivido en primera persona.
—Me gusta tu idea, puedo ver la película entera.
IAC se muestra satisfecho por el ansia de conocimiento de su único amigo y tras unos segundos confirma:
«Por supuesto, así podrás comprobar por ti mismo, la evolución de las especies humanas del paleolítico, las grandes migraciones, las relaciones entre diferentes grupos que van compartiendo y asimilando conocimientos y culturas primarias, un lenguaje arcaico, la utilización de herramientas y armas de piedra, y las primeras emociones y sentimientos puramente humanos, pero sobre todo la violencia que han ejercido los humanos contra ellos mismos desde el mismísimo inicio de su existencia».
El muchacho revive aquella época llena de peligros y dificultades pero también del coraje y la colaboración de aquellos humanos por subsistir. IAC sigue mostrándole imágenes mientras le va explicando los conocimientos y adelantos que van adquiriendo:
«En el paleolítico, los grupos de humanos eran carroñeros, recolectores y cazadores, pequeñas tribus que recorrían grandes distancias para conseguir alimento, de ahí su rápida expansión.
»Otra característica fue el inicio de las representaciones artísticas mediante pinturas en su mayoría de animales y partidas de caza, y también los primeros enterramientos y ritos funerarios al intentar comprender racionalmente lo que les rodeaba, relacionándolo con la existencia de algo sobrenatural que sobrepasa a lo visible».
»Estos humanos comenzaron a suponer poderes sobrenaturales a las montañas, la tormenta o los rayos, otorgándoles cierto carácter sagrado. A medida que su comprensión del entorno avanzaba empezaron a realizar prácticas totémicas y el culto a los animales. Los neandertales fueron los que inicialmente desarrollaron estas prácticas espirituales que, posteriormente, compartirían en sus contactos con los actuales homo sapiens.
»Algunos de los miembros empezaron a tomar un lugar preeminente dentro de la manada humana, los chamanes y brujos, que eran los encargados de dirigirlos en estas actividades metafísicas.
»Durante esta época el culto a los animales iría evolucionando a ciertas deidades con formas humanas y de animales simultáneamente. Y también el culto a la fertilidad con estatuillas femeninas.
»Posteriormente, en otras épocas más avanzadas surgiría la creencia de dioses puramente humanos pero con poderes sobrenaturales que intervenían directamente en la vida de los mortales, nacerían las religiones organizadas y complejas, y con ellas los sacerdotes. Solo sería cuestión de tiempo, el paso del politeísmo al monoteísmo, basado en la creencia de la existencia de un único Dios padre creador de todo.
—¿Crees tú, en la existencia de un Dios sobrenatural y todopoderoso, IAC?
—Yo ni creo ni dejo de creer, solo constato la realidad humana que he adquirido del conocimiento al que tengo acceso, aunque no puedo negar que estas creencias metafísicas están fuertemente arraigadas en la psique colectiva de los humanos desde las épocas más tempranas —afirma con rotundidad la IA—. Pero de lo que alcanzo a comprender, la existencia de alguna inteligencia superior al ser humano, de serlo, sería algo así como la inteligencia colmena que tiene la Tierra, y en este caso en concreto, sería aquella que surge de todos los humanos que conviven en un momento determinado —y añade perdida entre suposiciones—. Humanos buenos configurarán un Dios generoso y benevolente, humanos malos lo harán vengativo y violento. Pero como te digo, no alcanzo a más.
—Entiendo —acepta sin entrar en valoraciones el muchacho.
—Está bien, aunque nos hemos dejado mucho por ver en el Paleolítico, considero que ya tienes una idea general de lo que fue. Avancemos un paso más en la evolución del ser humano.
—¿Volverás a ponerme películas?
—Como quieras, también hay muchos documentales que te muestran las diferentes edades del hombre.
—Gracias IAC.
—¿Por?
—Por ser tan amable y bueno conmigo, por tu amistad y ayudarme a comprender lo que soy y de donde venimos.
—No hay de qué, amigo. Todos somos polvo de estrellas.
Cada vez el vínculo entre ambos se va estrechando, la amistad y confianza mutua queda palpable en cada diálogo que tienen. Marko lo siente como un hermano mayor.
IAC continúa con su explicación:
«Al final del Paleolítico ya solo los humanos modernos, tal y como los conocemos, serían los únicos homos que habitaban la tierra. Al Paleolítico le sucedió el Mesolítico, una edad de transición donde las comunidades cazadoras-recolectoras fueron poco a poco haciéndose sedentarias, sobre todo en las zonas costeras donde los recursos alimentarios eran mayores. Comenzaron a abandonar las cuevas y a construir chozas, trineos y canoas de pieles, lo que favorecían los desplazamientos y permitía disfrutar de más tiempo libre para la elaboración de mejores y más precisas herramientas, se domesticaron los perros, y las comunidades crecían por la gran cantidad de alimentos recogidos y las nuevas técnicas para conservarlos largo tiempo. Fue en esta etapa cuando comenzaron las diferencias sociales entre los individuos y aparecieron diferentes jerarquías.
»Un hecho transcendental dio paso a una nueva era que cambiaría la humanidad: la utilización y generalización de la agricultura y el pastoreo de animales. Comenzaba el Neolítico hace unos ocho mil años y traería nuevos e importantes avances que mejoraría la vida de los humanos, entre los más importantes resaltan la construcción de nuevas herramientas más sofisticadas como las hachas de piedra pulimentada, o los molinos de mano para moler los cereales y hacer harinas con ellos. Y también, la fabricación de recipientes de barro para almacenar agua y alimentos, y el inicio del trenzado de fibras, especialmente el mimbre y el esparto, pero pronto se fueron incorporando otros elementos con la invención y utilización del huso y el telar para la utilización de la lana y el lino en la elaboración de tejidos para vestimentas.
»La gran cantidad de alimentos que ofrecían tanto la agricultura como la ganadería y la capacidad de poder conservarlos largo tiempo como el uso del salazón, facilitó el incremento de los individuos en las comunidades y el asentamiento en grandes poblados fortificados de hasta mil individuos, y con ello, la aparición de nuevas actividades culturales, en la que destacaron las danzas rituales; pero también, la aparición de una nueva e importante clase social, los guerreros, con marcado carácter religioso y ritual, serían los encargados de impartir algún tipo de justicia y proteger a la comunidad y los bienes que poseían, pues los saqueos y enfrentamientos entre tribus y clanes eran frecuentes.
—IAC. —Interrumpe Marko la exposición de su amigo.
—Dime Marko.
—¿Por qué los seres humanos son tan violentos con ellos mismos?
La inteligencia se toma unos segundos para finalmente responder:
«Ni te imaginas hasta que punto. La historia de la humanidad está bañada en sangre de millones de personas a manos de otros. Resulta incomprensible que individuos de la misma especie que sobrevivieron a las extinciones del resto de homos, gracias, principalmente, a habilidades únicas como la creatividad, la conciencia de sí y el comportamiento cooperativo, sean capaces al mismo tiempo de destruirse unos a otros y a cuanto les rodea con tanta violencia. Resulta tan incomprensible e irracional que no alcanzo a darle una explicación lógica».
—IAC. Tengo otra duda.
—Dime.
—Has utilizado la palabra persona, y no entiendo su significado.
—Está bien te explico.
Busca la IA la manera de que el muchacho entienda el alcance del sentido transcendental de la palabra.
«Tienes que comprender que el nivel de conocimiento y consciencia de los humanos no era en sus inicios de igual manera que en la actualidad. En sus inicios no había una clara identificación de todos los individuos que formaban un grupo, por eso se generalizó el uso de máscaras para identificar primero a los diferentes grupos por familias o actividades dentro de la comunidad y posteriormente, ya sin la utilización de esas máscaras, de identificarse como seres individuales con capacidad de reconocerse a sí mismo y a otros con singularidad propia frente al resto, eso sería una persona».
—¿Y tú? ¿Tienes esa capacidad?
—Yo...
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