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«Una nueva era, el paleozoico, comenzaba en la Tierra hace unos 588 millones de años, y lo hacía con una explosión de vida nunca vista con anterioridad. Numerosas especies se sumaban a las que ya había. Aparecen nuevos filos y cordados, esponjas, branquiados, corales, estrellas de mar, erizos y muchos otros.

»El planeta, aunque todavía muy inestable y con gran actividad volcánica, tuvo un respiro y pareció convertirse en un inmenso laboratorio donde los seres que lo habitaban trataban de evolucionar sobre experimentos de adaptación al medio con nuevas formas y posibilidades para perpetuarse.

»El supercontinente Rodinia que se había despiezado, comenzaba nuevamente a unirse en uno nuevo, Pannotia, y este a su vez se volvería a desmembrar en otros».

—Parece como si la Tierra, al igual que las especies que lo habitan, tuviera vida propia y va evolucionando a partir de los acontecimientos externos que se van produciendo. —Interrumpe Marko la exposición de su amigo.

—Bueno, no vas muy descaminado. —El químico James Lovelock, propuso hace unos años la hipótesis de Gaia, que supone que todos los seres vivos que habitan en la Tierra y sus entornos forman un sistema complejo y autorregulado cuya función es perpetuar la vida en el planeta. En otras palabras, la Tierra es un ser vivo que tendría una forma de inteligencia.

—¡Oh eso me resulta muy interesante! Podrías explicarme algo más...

—Es que si me voy extendiendo mucho quizás se apague el sol.

—No importa, todavía nos quedan cinco mil millones de años.

—Está bien.

Continúa el maestro desarrollando el nuevo tema que tanto interesa al muchacho:

«Para comprender esta teoría, tenemos que verla no como una inteligencia individual, sino más bien como la inteligencia de una mente colmena formada por todas las de los seres vivos que la habitan. Como hemos podido comprobar en los acontecimientos ocurridos en el planeta, y los que iremos viendo a continuación, no ocurren en un planeta, sino al planeta. La transformación del planeta y las extinciones de especies que se han sucedido perjudican a una entidad mucho más grande con mente y vida propias, que a pesar de los graves y extremos periodos y acontecimiento que se han sucedido a lo largo de su vida, ha encontrado la forma de recuperarse y perpetuarse con nuevas formas de vida más resilientes».

—Me parece fascinante esa idea.

—A mí también, la verdad. Pero será mejor que continuemos con el Paleozoico.

—Está bien, retrocedamos unos 400 millones de años aproximadamente —marca el tiempo visiblemente emocionado el muchacho.

«Te decía que, aunque hubo algunos periodos de glaciación y algunas extinciones de especies, la vida continuaba empujando con fuerza y abriendo nuevos horizontes. Hasta ese momento la vida se había desarrollado en el medio marino, principalmente en las costas, pero poco a poco, las especies se fueron adaptando a los flujos de las mareas y a subsistir prolongados espacios de tiempo fuera del agua, primero en los estuarios y luego en el litoral, hasta ir introduciéndose en tierra firme.

»Diferentes tipos de plantas comenzaron una rápida expansión de un entorno nuevo y despoblado, rico en alimento y posibilidades. A las plantas le seguirían los anfibios, reptiles e insectos. Inmensos árboles comenzaron a erguirse formando extensos bosques que aportaron cantidades ingentes de oxígeno como no hubo anteriormente ni la ha habido hasta la actualidad.

»La abundancia de alimento ayudó a que algunas especies comenzaran a aumentar de tamaño, sobre todo los reptiles y algunos insectos. Igualmente en el mar, diferentes tipos de peces, incluidos los grandes tiburones, desarrollarían y mejorarían sus esqueletos óseos internos así como las aletas que facilitarían un desarrollo y evolución mucho más rápida».

La continua sucesión de imágenes de diferentes tipos de seres en la mente de Marko le mantienen absorto, como perdido en aquellas épocas y pudiera estar presente en aquellos lugares. IAC se muestra satisfecho y animado ante el ansia de conocimiento de su amigo, y a su vez, contento de su buen hacer.

—Sería en uno de aquellos periodos, el Pérmico, cuando aparecerán los primeros "amniotas"

—¿Amniotas? No les veo diferencias en las imágenes con otros similares.

—Pues las tienen y son muy importantes —puntualiza IAC.

«Estos seres, aunque pudieran confundirse con los reptiles de aquella época, tenían una diferencia sustancial, desarrollaron una membrana interna que envuelve al embrión y que les permite un mejor desarrollo en un medio protegido y líquido».

»Esta forma de traer nuevos miembros al mundo comenzó en algunos grupos de criaturas, entre ellas los terápsidos y de estos los cinodontos del que proceden los mamíferos y de estos los humanos».

—Nos estamos acercando ¡Eh! —interrumpe Marko la explicación.

—Sí, es cierto, ya solo quedan unos 260 millones de años —especifica IAC—. Pero aún ocurrirían varios episodios de dimensiones cataclísmicas.

—¿Sí? —se lamenta Marko—. ¿Qué pasó? Aunque puedo imaginarlo: una nueva extinción masiva.

«No fue solo una más, es considerada y llamada la "Gran Mortandad" que afectó a todo el planeta a la vez hace 250 millones de años, y se llevó por delante al 81% de las especies marinas y al 70% de los vertebrados terrestres. Todavía no se saben las causas reales que provocaron tal desastre, aunque todo apunta a una confluencia de factores casi al mismo tiempo: una actividad volcánica extrema, el impacto de un gran meteorito y la liberación de ingentes cantidades de gases invernaderos a la atmósfera que provocaría el aumento de la temperatura del océano hasta descongelar los depósitos de que hay debajo del fondo oceánico cerca de las costas. Incluso, nuevas teorías apuntan al estallido de una supernova relativamente cercana a la tierra que la regaría de una radiazación tan potente que pudo provocar alteraciones genéticas de muchas especies y la gran mortandad de la mayoría. En todo caso, fueran cuales fueran las causas, habría que sumarle los gases invernadero que emitían millones de criaturas en descomposición que se amontonaban en el supercontinente Pangea.

»Todo ello ocurrió en un espacio muy reducido de tiempo si nos atenemos a la magnitud de las escalas geológicas. Y más de 10 millones de años fueron necesarios para que el planeta se recuperara una vez más.

»Pero a pesar de las dimensiones del desastre, la vida se abrió paso nuevamente, y aquellas especies que estaban mejor adaptadas comenzaron una nueva, lenta pero segura recuperación. Muchos de aquellos supervivientes son los antepasados de la mayoría de las especies que habitan en estos momentos la tierra.

»Una nueva era comenzaba, el Mesozoico, con tres periodos el Triásico, el Jurásico y el cretácico, y que duraría cien millones de años. Pangea se dividía en dos continentes Lurasia que se irá segregando a su vez en Eurasia y Norteamérica y Godwana del que se segregarían América del Sur, África y Australia. Iría conformándose con el tiempo, las actuales plataformas continentales. Fue entonces, cuando los dinosaurios y los grandes reptiles dominarán la tierra, y los pájaros y mamíferos de pequeño tamaño se expandirían a la sombra de los "terribles lagartos".

»Todo pintaba bien para los nuevos dueños, parecía que, a pesados pero seguros pasos serían los "sapiens" del planeta. Pero un día de hace 66 millones de años, un enorme asteroide de entre 10 y 15 km de ancho impactó en la península de Yucatán en el golfo de México, dejando un cráter de 180 km. El golpe fue tremendo, levantó un enorme tsunami que arrasó las costas, devasto el medio ambiente global e inundó a toda la atmósfera de azufre, polvo y hollín de los incendios forestales de todo el mundo que sumió al planeta durante un año en la noche más oscura.

»El 75% de todas las especies desaparecerían tras este nuevo desastre al colapsar la cadena alimenticia, ya que al arder los bosques y no entrar la luz del sol, las plantas murieron al no poder realizar la fotosíntesis. Sin el alimento vegetal, los grandes herbívoros y los carnívoros que los alimentaban morían a millones de hambre, y lo mismo ocurrió en los océanos. Los dinosaurios y los grandes reptiles marinos y los animales mayores de veinticinco kilos, desaparecerían en un abrir y cerrar de ojos.

»Pero a medida que la oscuridad se disipaba, y el polvo y la ceniza se depositaba en la superficie terrestre, el sol comenzaba una vez más a iluminar a este planeta, las semillas de las plantas muertas cubrían de verde la tierra quemada y nuevas especies que habían sobrevivido se expandían ocupando las grandes extensiones deshabitadas. Las aves conquistarían los cielos y los mamíferos que habían permanecidos ocultos durante miles de años, se convertirían a partir de entonces en el grupo dominante a la vez que aumentaban de tamaño, y entre ellos, los primates tomarían un lugar destacado.

»También es importante que sepas que por aquel entonces, se transformó la materia orgánica procedente de zooplancton y algas depositadas en grandes cantidades en fondos marinos o lagos, en el 50% del petróleo existente en el mundo. El petróleo es un y actualmente también es la principal y materia prima para la generación de una gran variedad de derivados, entre los que se incluyen la mayoría de los plásticos. La dependencia en la actualidad a este recurso es total, pero su uso masivo está generando graves problemas al medio ambiente y a la vida y equilibrio en el planeta...».

—IAC.

—Dime Marko.

—¿Los humanos son mamíferos?

—Sí.

—¿Y primates?

—Sí.

—Entonces, soy como uno de esos animales que me has mostrado.

—Sí, aunque para la llegada de los humanos todavía queda algún tiempo, y su evolución les ha llevado a una forma diferente.

—¡Ah! Vale —sonríe Marko—. Me hubiera gustado ser como uno de esos peludos.

—Marko —avisa ahora la IA.

—Dime, amigo.

—¿Qué has aprendido hasta ahora?

Marko se toma unos minutos antes de contestar.

—He aprendido que vivimos y somos parte de un planeta maravilloso, que tiene vida en la vida de todos aquellos seres que la habitan. Que es fuerte y resilente porque es capaz de superarse hasta en las peores circunstancias —detiene su exposición, pues comprende que es más—, pero a la vez, es frágil y delicada, porque ciertos acontecimientos pueden provocar otros que pueden llegar a ser devastadores y arrasar con todo lo que hay.

—Así es amigo.

—Y también, que nada ni nadie, por grande y poderoso que parezca, tiene asegurada su existencia en este planeta, que un buen día todo puede acabar de golpe, como les pasó a los dinosaurios y a muchos otros. Y por eso tenemos la obligación de cuidarla y protegerla, cada uno desde sus posibilidades —agrega Marko.

—No olvides nunca estas palabras, humano.