15. El gato
Las últimas cajas ya estaban dentro del departamento, o por lo menos las que debía traer ese mismo día. Mi suerte era muy mala, había tenido un retraso con la firma del contrato y no me habían dado las llaves para entrar, es por eso que ese domingo a las once de las noches subía la última caja. Mañana empezaría la universidad y por fin había decidido mudarme en una casa dependiente y liberarme de las manos de mi madre. Me compadecía de mi padre, aún así estaba feliz.
El primer día de la universidad, en mi segundo año y llegaría en auto desde mi propia casa. No podía estar más orgulloso.
Claro, que debía buscar un trabajo antes de cumplir los tres meses y mi madre deje de pagarme los víveres.
Para mi la historia recién comenzaba y un travieso gato me lo estaba por demostrar.
Después de terminar de ordenar un poco, cai rendido en mi cama, realmente estaba cansado. Pero antes de que la alarma sonara, senti como la almohada se hundía debido a un peso, abri lentamente mis ojos confundido por aquella sensación. Era algo extraño y me confundía, con una mano busque en mi mesa de noche (que era otra caja porque aún no la había traído desde mi habitación en casa de mis padres) los lentes, para tener una mejor visión de aquella nube oscura que se observa justo al lado de mi cabeza.
Cuando por fin pude acostumbrar la vista, descubri a un felino de color blanco con manchas naranjas y negras, como si un tacho de pintura se hubiera caído sobre él. Le sonrei al intruso en mi habitación.
—¿Cómo has entrado pequeño?— Acaricie su cabeza justo detrás de las orejas. El gato ronroneó en respuesta.
Observe alrededor de él, buscando la respuesta a la pregunta. No creía que un gato fuera capaz de responder ¿Verdad? La luz se filtraba por la ventana, lleve mis ojos hasta ese lugar descubriendo que estaba abierta ¿La había dejado abierta durante la noche? No lo recordaba, me había dormido con la ropa puesta.
Levante al gato entre mis manos revisando en el collar si tenía algún nombre, tal vez una medalla con una dirección o algo que me ayude a descubrir de dónde había salido. Definitivamente tenía dueño, tenía un lindo collar rojo y su pelaje estaba intacto, alguien debía cuidar muy bien de él.
—¿Permiten animales en el edificio?— me pregunte a mí mismo. Debía estar loco para hablar con un animal.
Camine despacio hasta la cocina, buscando algo para darle de comer al gato, seguramente tenía hambre y si estaba perdido, no sabía desde hace cuánto tiempo no había comido. Al llegar prepare un desayuno rápido y le deje un frasco con leche en el piso, el gato lo acepto gustoso. Me acomode en una silla y sonreí gustoso desde mi asiento.
"Es el primer día, no debo llegar tarde"
Me repetía una y otra vez, debatiendo entre ir y preguntar en la recepción sobre el cuidado de mascotas en el edificio o simplemente dejarlo para cuando regresara de la universidad, tal vez tendría más tiempo luego y podía preguntar en los alrededores por si alguien lo perdió o buscar en las redes sociales alguna publicación de un gato perdido.
Decidido, tome mis cosas y despidiendo al gato sali del departamento, prendiendo viaje hasta la universidad donde pasaría el resto del día. Demasiadas preocupaciones rondaban por mi cabeza, y ahora se sumaba un gato perdido.
Baje del automóvil con orgullo, saludando a mi primo que me esperaba en la puerta de la universidad, que para mí sorpresa se lo veía pálido y algo nervioso. Algo raro en él, estaba seguro que cuando lo vería podría tener cualquier expresión, menos una nerviosa.
—¿Asustado Donghyuck?— me burle de mi pobre primo menor.
—¿Eh?— pareció salir de su trance, al verme parado a su lado, me sonrió de esa manera altanera que siempre tiene en su rostro. Extrañe aquel semblante nervioso que tenía antes.
—No estoy asustado, solo acabo de ver al amor de mi vida—Suspiro el chico menor junto a mi.
—¿Nuevo Crush? ¿Tan rápido?— mi primo era todo un caso, por lo menos una vez al mes tenía un nuevo enamorado en la cabeza.
—Estoy seguro que esta vez es el indicado— Entre junto a mi primo a la universidad, era todo un caso.
En el camino le hable sobre el gato que había entrado en mi departamento y en menos de cinco minutos, Donghyuck encontró la página del edificio donde ofrecía los departamentos en alquiler y como encabezado tenía mensaje de "Aceptamos pequeñas mascotas". Eso tenía mucho sentido, pero a la vez significaba que había muchas personas que seguramente tendrían mascotas, ahora mi número de posibilidades de encontrar el dueño se hacían más chicas y claro, al llegar de regreso vi como una señora cargaba a un pequeño perro con ella.
Ingrese con la esperanza de encontrar al pequeño intruso haciendo algún desastre, casi no me había podido concentrar en mis clases de solo pensar en lo que podría hacer un gato en un departamento. Pero mi sorpresa fue grande cuando no lo encontré en ningún lugar, intente llamarlo, aunque no sabía el nombre. Me rendí fácil, tal vez había regresado así como había entrado en primer lugar.
Al siguiente día la rutina se repitió, un peso en mi cama y un gato se observaba, una pequeña bola de pelos que me miraba desde arriba listo para reclamar comida. Yo me levanté y busque algo para comer, no tenía muchas cosas así que tuve que improvisar. Aquello se volvió parte de mis días por lo menos un mes, cada mañana el gato a quien le di como nombre "Chat" aparecía en mi cama y yo me levantaba para darle de comer, desayunábamos juntos y luego me dirigía a la universidad, los domingos se quedaba más tiempo y jugábamos un poco. Era como si el gato supiera que necesitaba compañía y el estaba dispuesto a darmela.
—¿Y no te da curiosidad saber quién es el dueño?— Me Preguntó una tarde Donghyuck. —Tal vez se preocupe sobre su gato que desaparece—
—No lo creo, ningún vecino parecía preocupado— Fui sincero, ya había pensado en esa posibilidad, pero ni siquiera había algún cartel. Tal vez era un gato travieso y la familia ya conocía sus costumbres.
La tarde en la que conocí al dueño de "Chat" fue un desastre que terminó bien, más que bien.
Era un viernes después de la facultad, un nuevo camión llegaba con algunas de mis pertenencias, ya era lo último y terminaría por fin de acomodarme, había sido un infierno esperar que me trajeran mis cosas de a poco, pero ya estaba todo. Estaba en la vereda del edificio, intentando cargar con las cinco cajas que estaban fuera.
Las cajas eran pesadas y mis brazos no lograban encontrar la forma de tomar todas las cajas, me estaba frustrando y seguía estando ahí fuera. Solo faltaba que empezara a llover para hacerlo perfecto. Por suerte no sucedió y en su lugar, un chico de cabello oscuro apareció.
Se quitó los auriculares y pauso su música, me miró con una sonrisa y me habló.
—¿Necesitas ayuda?— Decir que me había quedado como idiota mirándolo, sería la verdad absoluta. Era como si un ángel había llegado solamente desde el cielo para ayudarme.
—Claro-—Solté por lo bajo.
Sus brazos tomaron tres de las cajas sin esfuerzo, tome aire al ver como sus brazos se marcaban al hacer fuerza. Cambie de dirección su mirada y le indique cuál era mi departamento, el simplemente sonrió y me siguio hasta el ascensor. Ninguno dijo nada durante el trayecto hasta la puerta de mi departamento, donde bajamos la caja para que pueda abrir la cerradura y poder entrar. Dentro de lo que podría llamar hogar, estaba Chat acostado en el sofá que llegó hace unas semanas.
El chico que me estaba ayudando, entro corriendo, mientras dejaba las cajas en un costado y tomaba al gato entre sus manos.
—¡Bongsik! Niño travieso ¿Donde estabas?— sonreí grande, al ver a como el chico llamaba al gato como si fuera un pequeño chico.
Lo acarició con cariño y lo bajo a sus pies, con una sonrisa. El gato y el chico estaban en el suelo de su departamento como si fuera una escena de reencuentro.
—¿Su nombre es Bongsik?— El chico me miró desde abajo y me regaló una tímida sonrisa. El dueño se parecía al gatito.
—Me había olvidado que esto no es mi casa— Rió por lo bajo.
—Si, su nombre es Bongsik. Siempre se pierde—
—Misterio resuelto, siempre viene a verme— Le conteste mientras abría los brazos como si presentará un nuevo show en un circo.
—Lo siento— Yo negué rápidamente.
—No, es un buen chico— Me acerque al gato y a su dueño. Acariciando al animal y regalando una sonrisa al chico.
—Soy Jeno— Extendió su mano hacia mi, la recibí gustoso.
—Mark—Ambos quedamos en el suelo, sin decir otra cosa. —¿Quieres quedarte a cenar? Quiero decir, para agradecer por... Ya sabes, las cajas— Intente hablar lo más coherente posible, el chico era lindo y no quería asustarlo.
—Claro— Lo ví pararse e imite su gesto. —Dejare las cosas de la universidad en mi casa y luego volveré— Y con una sonrisa salieron, junto a su mascota, de la casa y en unos minutos regreso.
Jeno era, perfecto. Era dulce, amigable y se reía de cualquier estupidez que dijera, durante toda la velada me habló de él y sus amigos, resulta que asistíamos a la misma universidad y que vivía dos pisos arriba, tenía otros tres gatos y aún vivía con sus padres. Le gustaba hacerme sonrojar por sus palabras, repitiendo una y otra vez lo asombroso que era vivir solo.
—Podrias hacer una fiesta sin estar esperando el permiso de tus padres — Soltó aún más emocionado que yo mismo, veía las cosas de maneras totalmente diferente a las mías —O podrías invitar a cualquier chica a pasar la noche y no ser interrumpido— Casi escupo al ver como movía sus cejas de manera sugerente.
—Seria difícil, ya que no son mi tipo— Primero lo ví abrir sus ojos y luego sonrió más ampliamente, si eso era posible.
—Es un alivio— Yo atine asentir.
La mañana siguiente fue lo mismo de siempre, un peso que se acomodaba justo al lado mío. Con una sonrisa y aún con los ojos cerrados, estiré mi mano hasta encontrar al gato. Lo acaricié despacio de arriba abajo. Recordando la noche anterior con su dueño, era un chico muy lindo y podría decir que me gustaba. Aunque suena un tanto apresurado. Subí un poco más, arrugando mi entrecejo al sentir que era más grande de lo que pensaba o recordaba.
—Si sigues subiendo, llegarás a un lugar peligroso— Abrí mis ojos lo más grande que pude, encontrando con la sorpresa de que estaba acariciando la pierna de Jeno todo este tiempo.
—Eres lindo durmiendo y sin lentes—
—Entonces ¿Soy feo con lentes?— el negó.
—Eres sexy con ellos—
—¿Qué?—
—¿Qué?—
—¿Cómo entraste?— Dije, aun tratando de despertar. Tratando de olvidar lo que dijo, tal vez estaba confundido
—Tenia curiosidad de saber cómo hacia Bongsik para entrar y fue más fácil de lo que pensé. Deberías cerrar esa ventana— Señaló aquella que dejaba siempre abierta para que entrara el gato, lo había descubierto al tercer día en el departamento
—Cualquier persona puede entrar—
—Estamos en un tercer piso, no creo— Frene mi hablar —¡Estamos en un tercer piso!— Busque mis lentes para verlo mejor. Se veía ya listo para salir a la calle y yo a penas tenía puesto un pantalón corto.
—Y yo vivo en el quinto. No te preocupes— Me levanté para buscar algo de ropa, la vergüenza había caído en mi y Jeno me estaba mirando todo el torso descubierto. —Tambien quería desayunar, dijiste que te sentías solitario— Sonreí, había sido tan solo un comentario.
—Aun así, podrías haber entrado como persona normal— Le señale la puerta.
—No sería divertido— Lo miré desafiante, se pudo lastimas en su hazaña.
—¿Qué quieres desayunar?— Le pregunté rendido, era un chico capaz de ser conciente de sus acciones y yo solo era un estudiante más.
—A ti—
—¿Qué?—
—Mani— Lo mire con una expresión confusa, tal vez había escuchado mal, pero no era normal tampoco esa respuesta.
Cuando me dijo que quería desayunar conmigo, no creía que fuera, literalmente todos los días. Cada mañana antes de la universidad ya no solo era el gato, también era su dueño. A veces traía comida que hizo su madre o alguna cosa que compraría por ahí. No me animaba a preguntarle si quería que lo llevara a la universidad, solo supe que se iba hasta ahí en colectivo. Todas las mañanas se retiraba de mi departamento diciendo que estaba a punto de perder el transporte.
—¿No quieres que te lleve? Tengo mi auto— Pareció dudarlo un rato, pero freno su corrida hasta la puerta.
—Solo porque quiero verte conducir, seguro te ves muy concentrado— Reí por su ocurrencia y la forma en la que parecía imitar.
Una vez en mi auto, encendí el auto sintiendo su mirada. Se tomaba en serio cada una de sus palabras, era muy lindo cuando hacía eso. No iba a mentir.
Antes de marchar, recibí un mensaje, muchos de ellos, mi celular no paraba de sonar y conocía a una sola persona con ese nivel de impaciencia. Mi primo Donghyuck. Abrí el chat antes de tomar viaje y leí sus mensajes, ignore esos que solo eran letras al azar, que estaban ahí solo para molestar.
“Mi madre no puede llevarme a la universidad”
“No me sé manejar con el transporte público”
“Ayuda a tu primo”
“Imbecil”
“Pasare por ti”
“Voy con compañía”
“No se te ocurra decir nada”
“Es el chico de tu edificio?”
Decidí no responder, era claro que Donghyuck lo entendería y me molestaría toda la semana o el mes. Ya tenía suficiente con escucharlo decirme que debía mover “las piezas” con el chico que estaba sentado en el asiento del copiloto. Al salir del estacionamiento, le dije a Jeno que pasaríamos a buscar primero a una persona. Mi primo no vivía muy lejos de ahí, el me recomendó el edificio, así que llegamos en menos de cinco minutos.
Al ver salir a Donghyuck de su casa, escuche una exclamación venir desde el chico junto a mi, yo lo observé con una pregunta silenciosa.
—Yo lo conozco—
—¿A Donghyuck?— El asintió. Ambos viendo cómo el chico llegaba hasta el auto y se acomodaba en los asientos de atrás.
—¿Jeno Lee?— Los ví saludarse, como dos amigos que se encuentran después de mucho tiempo. —¿Tu no vas a la universidad junto a Jaemin y Renjun?—
—Si, pero Mark se ofreció llevarme— Nuestros ojos se encontraron y ambos sonreímos. Demasiado perdidos en nuestro mundo.
—Si, muy lindos los dos. Pero llegaremos tarde—
Los escuché hablar a los dos de muchas cosas, al parecer eran compañeros en algunas materias y se conocían por tener amigos en común o eso entendí. Yo quedé perdido, tan solo un chófer que los estaba llevando hasta la universidad. ¿Estaría mal sentirse celoso? Así me sentía, tal vez debía salir un poco más por los pasillos y no quedarme revisando mis apuntes en el aula. Solo hablaba lo justo y necesario con mis compañeros.
—Gracias Mark— Me agradeció cuando frenamos en la universidad, ya habíamos llegado. —Nos vemos mañana o tal vez más tarde— Y dejando un beso en mi mejilla, salió del auto corriendo.
Escuché un pequeño grito desde atrás, había olvidado que mi primo se encontraba aún ahí atrás. Me di la vuelta para enfrentarlo.
—No puedo creer que te guste Jeno—
—¡Oh vamos! Es el chico perfecto—
—Como sea. Suerte— E imitando el gesto de Jeno, me beso la mejilla y salió corriendo mientras reía a carcajadas. Orgulloso por molestar.
Después de escuchar como Jeno y Donghyuck se ponían de acuerdo para hacer una fiesta en mi casa, termine aceptando la idea y dejando que hicieran lo que quieran. Ellos se pusieron felices e invitaron a unos pocos, tampoco tenía el departamento más grande del mundo y los vecinos podrían enojarse. En total, llegaron unas veinte personas o tal vez una o dos menos. De repente mi casa parecía un lugar muy chico.
Resulta que ese pequeño grupo de amigos conocía a un chico de años mayores que invitaron a otro y así lograron llenar la sala. Un poco de bebida aquí y allá, música y pequeños grupos de personas reunidas en círculos que hablaban y reían entre sí. Con la vista busque a Jeno, en algún momento se había perdido de mi vista. Me había prometido que me ayudaría a ser más sociable.
—Mark— Lo encontré por fin o mas bien, el a mi. —Te presentaré a los chicos— Con una de sus manos en mi cintura me condujo hasta donde otros chicos estaban hablando entre sí —Ellos son, Renjun, Jaemin, Jisung y Chenle— Los saludé a todos, uno a uno. Saltando a mi primo que estaba entre ellos.
—Hola, Soy Mark— Me presente.
—¿Es tu novio?— Preguntó uno de ellos. Yo me ahogue con mi saliva, dirigiendo mi mirada a la mano de Jeno la cual aún seguía en mi cintura. Lo ví alejarla, avergonzado.
—No lo somos— Mi cara enrojeció.
—No sean tímidos. Jisung y yo somos novios, no hay nada de malo— El otro chico lo abrazo por la espalda, aunque el chico llamado Jisung no parecía muy feliz. —Jisung no es muy cariñoso—
—Espera Jaemin— Todas las miradas se posaron en mi primo —¿Tu novio no es Renjun?—
—No— Casi se largó a reír y el joven al lado de Donghyuck lo miró con una cara de desprecio, como si hubiera dicho una locura.
—¿Renjun estás soltero?— le pregunto y el chico quien era un poco más bajo asintió. —¡Genial! Quiero decir, genial— Intento ocultar una sonrisa. Yo reí, el mundo era pequeño.
Para cuando se hizo de día y ya todos se habían ido a sus respectivas casas o por lo menos no estaban en la mía, Jeno se quedó con la excusa de ayudarme a limpiar. Tampoco era mucho, pero había insistido.
Me parecía extraño que casi no hablara, parecía estar pensando en algo. Perdido en si mismo. Cuando terminamos, nos acomodamos en mi sillón, le pregunté si quería comer algo y el solo asintió.
—¿Estás bien?— El me miró, con la mirada perdida.
—¿Te puso incómodo el comentario de Chenle?— Lo mire, tratando de recordar. Primero cuál era Chenle y luego a que se refería. —Lo de que tú eras mi novio—
—Claro que no—
—Mark, debo decirte algo— Lo ví tomar aire con fuerza y luego mirar en un punto fijo —Mi primer día en la universidad te ví, estabas con tu primo. Obviamente me acerque a él con la esperanza de acercarme a ti— Mire su perfil, tratando de procesar sus palabras —Pero no sales mucho con tu primo, luego te ví un día. Estabas subiendo por el ascensor, el portero me dijo que te habías mudado hace poco—
—¿Me conocías de antes?—
—No fue coincidencia que te viera con las cajas. Pero se actuar bien ¿Verdad?— Ambos reímos, realmente parecía casual caminando justo por la puerta.
—Me dices todo esto ¿Por qué?—
—Me gustas desde que te ví— Su mirada se conectó a la mía. Sintiendo como el tiempo se detenía, mi rostro inclinándose al suyo. Cortando la distancia entre ambos, a solo unos milímetros de unir nuestros labios.
Pero Bongsik quería comer un poco y se metió entre ambos. Reímos por la interrupción y nos levantamos a preparar el desayuno para los tres.
Claro que, luego de dejar todo listo, Jeno Tiro de mi cintura y me atrajo a su cuerpo, sellando su punto con un beso. Un beso que parecía ser lo más común entre ambos, como si está casa fuera de ambos y nos estuviéramos dando los buenos días, doméstico y cotidiano. Sonreí sobre sus labios, separados solo por un maullido.
—¿No puedes esperar a que termine con mi novio?— Le reclamé al gato.
—¿Novio?—
—Por supuesto. No te vas a escapar tan fácil— Mire al gato una vez más, susurrando un "Gracias Chat" para luego volver a besar a Jeno.
Una historia construida a partir de la llegada de un travieso gato.
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