13. Empresario [+16]
Nada era mejor que una sesión de besos en su cama un sábado por la mañana, sus manos acariciando mi piel desnuda, sus grandes hombros bajo mis dedos. El sabor de su boca devorando la mía, el contacto de nuestras pieles descubiertas, sentir su cuerpo bajo el mío. Seguí succionando su labio como sabía que le gustaba, impulse mi cuerpo hacia adelante para que el suyo se apoyara en el respaldar de la inmensa cama en la que horas atrás habíamos tenido relaciones, como tantas noches hace ya casi tres meses atrás. ¿Quién diría que me volvería loco por un hombre diez años mayor?
Su teléfono comenzó a vibrar y tuvimos que separarnos un momento.
-¿Si?-Contestó él. Yo por mi parte me encargue de besar su cuello, morderlo y dejarle una marca. Si pensaba ir a la oficina, tendría una señal de advertencia para cualquiera de sus trabajadoras.
Lo escuché decir varias cosas, enojarse y gruñir, aunque eso último era provocado por mi trabajo en su cuello. Lleve mi mano hasta su mandíbula, era mi obsesión la forma en la que se marcaba, mi lengua la recorrió hambrienta. Ya conocía la situación y sabía que esa erección matutina debía encargarme solito, no estaría mal jugar un poco con su paciencia y frustrarlo más.
-Jeno- Me acerque nuevamente a su boca para respirar su aliento. Mi nariz chocando la suya -Debo ir a la oficina- Asentí, me lo imaginaba -¿Tienes tú llave?- Lo miré con mis labios arrugados en un berrinche. Claro que la tenía, pero no quería usarla.
-¿No te puedo esperar aquí?- Acaricie su pecho intentando convencer, no sería la primera vez que me quedaba en su casa solo. Por alguna razón tenía una copia de la llave de la misma.
-No sé a que hora regreso y debes ir a casa- Respire profundo, volver a casa. Se me apetecía cualquier cosa, menos aquello -Levántate, le diré a Johnny que te lleve después de que desayunes-
Tuve que levantarme con pesadez de su cuerpo, estaba realmente cómodo en esa posición. Él se levantó y se dirigió a su armario para buscar una de sus prendas para la oficina, entro al baño dejándome solo en su habitación. Busque mi celular en la mesa de noche y lo prendí, tenía muchos mensajes y llamadas perdidas de papá, otras de Donghyuck que eran de hace unos minutos. Busque el chat con mi padre y le envié un mensaje diciendo que estaba vivo, anoche había apagado el celular y recién veía sus llamadas. Me preparé mentalmente para su llamada y una larga charla, así que tome mis cigarrillos y busque en el desorden de la habitación un encendedor.
El tabaco entro en mi sistema una vez lo encendí, entre cada calada observaba la pantalla de mi móvil y respondía los mensajes del chat del grupo donde Donghyuck nos invitaba a su casa. No tenía muchas ganas de ir, pero si les decía aquello empezarían con sus estupideces de que les oculto algo, no lo hacía, simplemente mantenía en secreto la identidad de la persona con la cual tenía relaciones sexuales. El tono de llamada cortó mi respuesta y me ví obligado a responder.
-¿Que sucede?- Solté el humo del cigarro mientras respondía a la llamada de mi padre.
-¿Estás fumando?-Respondí con un sonido de mi boca -¿No pienses dejarlo? Tienes apenas dieciocho ¿Que harás a los treinta? Tus pulmones-
-No vamos a discutir sobre esto por teléfono- Corte su larga letanía de reprimendas -¿Que querías?-
-Hablame bien Jaeno, soy tu padre- Rodé los ojos justo en el momento en que la puerta del baño se abrió y un apuesto hombre con camisa se acomodaba los últimos botones, le sonreí con picardía. El sabía que me encantaba verlo vestido de esa forma. -¿Me estás escuchando?-
-No- Lo escuché suspirar. -No te preocupes, estoy bien-Volví a llevar el cigarrillo a mis labios, recibiendo una mirada de advertencia. A ninguno de los dos les gustaba esa costumbre mía.
-Ahora ¿Por qué tenías el celular apagado?-
-Estaba ocupado- El hombre se acercó hasta a un costado mío para buscar su reloj y terminar de arreglarse, yo lo seguí con la vista.
-¿Haciendo que?-
-Teniendo sexo desenfrenado con un hombre de negocios- No mentía, pero mi padre no me creía y empezó con sus quejas sobre hablar con la verdad, que no me iba a juzgar. Claro, aceptaba mi sexualidad, pero se negaba a que tuviera un algo con alguien mayor.
Antes de salir por la puerta me besó, lo respondí aún sosteniendo el celular en mi mano, sin miedo a que mi padre nos escuché. Mordí su labio inferior para molestarlo y hacer que se ría por lo bajo. Artículo un "Adiós" con sus labios y me quito el cigarro, lo llevo a su boca y le dió una calada, luego lo apago y lo arrojo a la basura.
-... Algún día quisiera conocerlo- Escuché lo último que me decía.
-Ya te lo dije, es un hombre ocupado y no tiene tiempo para esas cosas- A demás, lo nuestro no era nada formal. Simplemente disfrutábamos de la compañía del otro Así que no éramos novios, ni nada parecido, por lo menos hasta ahora. -Si te callas podré vestirme para ir a casa-
Luego de cortar la llamada me di un corto baño, aún tenía rastro de la noche anterior y mi padre odiaba cuando llegaba de esa manera, más aún desde que llevo a una de sus conquistas a casa y llegué hecho un desastre. Solo le había dicho a esa mujer que nunca vería una marca de labial en mi piel, al menos que a mí chico se le ocurriera. Ella se lo buscó, yo solo le dije la verdad. Él vivía solo en esa casa grande, tenía dos empleados; su chófer y la ama de llaves, la mujer de edad mayor me conocía y me trataba como a su hijo, así que no había molestia de vestirme.
Desayuné en la cocina, sin ir muy lejos, mi padre me esperaba y no tenía ganas de hacerlo molestar hoy. Suspiré mientras terminaba de prender el último botón de mi uniforme. No era buena idea salir del instituto e ir directamente a su casa, pero ya estaba hecho. No tenía más nada que hacer en la casa, así que camine hasta el garage donde Johnny me esperaba apoyado en el auto.
-Buen día Johnny- Le saludé como siempre, el giro los ojos. Yo sé que me ama en secreto.
-¿Una larga noche?- Yo reí mientras ingresamos al coche.
-Una muy divertida-
-No quiero detalles- Saque uno de los cigarrillos de su paquete y lo lleve a mi boca dispuesto a encenderlo.
-¿Lo llevo a su casa?-
-Si- Antes de prenderlo me di cuenta que no estaba el cenicero en ningún lado. Yo recordaba haberlo dejado en uno de los compartimentos. Tal vez lo había dejado en los asientos delanteros cuando decide darle el día libre a su chófer. -Johnny ¿Mi cenicero?--
-El señor lo quito. No quiere que fumes en su auto- Bufé, yo prendería el cigarro igual.
-¿Por qué le dices así? Eres más grande que él- Le di una calada y él negó ante mi acto.
-Es mi jefe-
-¿Y por qué a mí sí me dices por mi nombre?- Le dije indignado. Algún día tendría la razón para ser llamado "Señor" o "jefe".
-Tu no pagas mi salario-
-Pero soy el...- Deje la mitad de la frase, no sabía bien lo que éramos en realidad.
-Amante- Termino mi frase. En un principio hubiera reído, ahora no estaba seguro. No me gustaba esa palabra.
Llegue a casa y me despedí de Johnny, escuché todas las quejas que mi padre me decía. Hablo sobre traer a una mujer que estaba conociendo a casa y me pedía que me comporte, aún así dejé que hablara, ahora tenía excusa para ir a la fiesta de Donghyuk en su casa.
La noche llegó y con ella las charlas en el patio trasero de Donghyuk, comida en una pequeña mesa, bebidas y los amigos reunidos al rededor. Discutían las actividades que podríamos hacer esa noche, salir a algún bar, quedarnos en la casa o buscar algo que hacer y disfrutar de nuestros últimos días en el instituto. Yo observaba mi teléfono esperando un mensaje, no me había hablado en toda la tarde y me preocupaba que no me dijera que estaba haciendo.
Suspiré, no era nadie para reclamarle.
El timbre sonó y todos nos miramos asombrados. No esperábamos a nadie más, nuestro círculo de amigos era pequeño.
-Creo que es Mark- Mi respiración se cortó y mi corazón comenzó a latir con rapidez. El hermano mayor de Donghyuk me volvía loco. ¿Que hacías ahí? Sus padres no estaban en la casa.
-¿Esa cara?- me gire para ver cómo Jaemin se reía de mi. Todos estaban concientes de mi atracción desde hace años. -¿Es por el hermano sexi de Haechan?- Yo reí. Obviamente era por él. Pero ellos no sabían un detalle.
-Hola chicos- El hombre de casi treinta años nos saludo. Aún con su traje de oficina y su rostro cansado.
-Puedes sentarte aquí, yo iré a buscar más sillas- Le ofreció una sonrisa a su hermano y fue a buscar dentro de la casa, Renjun y Jaemin lo siguieron para agrandar un poco más el lugar donde estábamos.
Quedamos solos los dos. Mark se acercó hasta donde estaba sentado, lo espere con una sonrisa arrogante. Sus ojos mostraban furia y yo mordí mis labios con anticipación. Sujeto de mi chaqueta y tiró de ella para hacer que mi cuerpo se pegará al suyo, su rostro a centímetros del mío.
-Crei que habíamos dejado claro sobre el asunto de respetarme-Incline mi rostro, provocando que estuviéramos más cerca.
-¿Que hice ahora?- Observé la forma en la que sus labios se mantenían cerrados. Sabía lo que había hecho, pero quería ver su reacción.
-Mi auto apesta a tabaco- Gruñó sobre mi boca.
-Me encanta cuando te enojas- Corte la distancia entre los dos en un beso hambriento. Mordí sus labios haciendo que soltara sonidos de placer, lo había hecho a propósito esperando el momento para verlo de esta forma. Bruto y exitado.
-Lo has hecho a drede- Estaba por volver a unir nuestros labios cuando las voces de los otros se escucharon cerca.
La noche transcurrió entre risas y tragos. Mark se mantuvo al margen desde el principio, fueron infinitas las veces en las que nuestras miradas se cruzaron, siempre con deseo en sus ojos. Sabía que le molestaba verme cariñoso con otros chicos, por eso pase toda la noche abrazando a mis amigos. Les daba de comer o me reía de sus chiste, la paciencia no era el fuerte de Mark, solo era tiempo para que explotara.
Fui a buscar más bebidas dentro, solo era una vil excusa al ver la mirada de enojo en mi hombre. Era la señal que me advertía. Un movimiento en falso y todo se iría a un lugar no muy bonito. Escuché sus pasos por detrás, mire la punta de sus zapatos de cuero, esos que llevaba puesto cuando se fue de su casa esta mañana.
-No sabía que necesitábamos niñera- Me di la vuelta para enfrentarlo cara a cara.
-Mi madre me pidió que los vigilara- Se cruzó de brazos. No le servía de mucho, lleve mis manos hasta su cintura. Acariciando por encima de la tela de su camisa.
-¿Por qué?-
-Tu padre le dijo que anoche no volviste a casa, sabía que vendrías aquí y quería saber qué hacías-Me reí, ambos sabíamos que hacía cuando no estaba en casa.
-Solo quiere conocerte- Lo pegue más a mi -O mejor dicho, quiere conocer al chico que me tiene loco- Ahora fue su turno de reír, mientras llevaba sus brazos hasta mis hombros.
-Lastima que no existe ese chico-
-No. En su lugar, hay-Lo apreté más a mi, logrando que su entrepierna quedara pegada a mi muslo -Un hombre sexi, que adora verme desnudo- El se hecho a reír mientras asentía.
-Me atrapaste-Volvió a pegar nuestras bocas en busca de un nuevo beso.
Lo empuje hasta que su cuerpo dió contra la pared de la cocina, disfrutando de sus gemidos ahogados por mi boca sobre la suya. Me moví de arriba abajo creando fricción entre los dos, mis manos buscando quitar la camisa dentro de sus pantalones, las de el sujetas a mi pelo, tirando mechones con fuerza.
-Jeno, aquí no- Corto el ambiente caliente que se había creado. Respire tratando de calmar mi estado, tenía razón, acá podríamos ser descubiertos en un abrir y cerrar de ojos.
Pasamos la velada entre risas y miradas furtivas. Solo nosotros sabíamos nuestro secreto, era algo de solo los dos y quería mantenerlo así un tiempo. Nadie nos molestaba mientras creían que no éramos nada, que solo nos veíamos cuando nos cruzamos en esta casa. Los chicos comenzaron a hablar entre ellos, planeando salir a un bar al cual muchas veces habíamos ido, yo no tenía muchas ganas de ir a aquel lugar. Aunque insistieron, Mark llegó para salvarme de sus súplicas.
-Esta bien muchachos, yo llevaré a Jeno a su casa- Todos asintieron de acuerdo y se fueron de la casa, dejándonos solos. Le sonreí desde una esquina cuando despedía a su hermano que le dejaba indicaciones. Se giró a verme -¿Crees que te salvaste?-
-¿Que piensa hacer señor Lee?- Desprendiendo los primeros botones de su camisa se acercó a mí.
-Tendras un castigo- Solté una carcajada, llevando mis manos hasta su cintura. Lo acerque más a mi, su nariz aspirando mi cuello. -Hueles a tabaco- Repartió pequeños besos en aquella zona.
-Lo sé- Suspiré -Si tan solo tuviera un novio con dinero que me regale un perfume costoso- Lo ví como lentamente se incorporaba para verme directo a los ojos. Sonrió incrédulo.
-¿Es tu forma de pedirme que te regale un perfume?- Mi sonrisa desapareció, no era mi idea en un principio. Aún así dejé que algo dentro mío hablara por mi.
-No. Es mi forma de decirte que quiero ser tu novio- Sus ojos se abrieron y se separó unos centímetros. Lo ví reírse, dudar y preguntarme con la mirada si iba en serio.
-Jeno, ya ha-
-Lo se- Corte sus palabras. Ya conocía la respuesta -Olvidalo- Lo solté y me encamine hasta donde estaba mi chaqueta. Quería olvidar el asunto, estaba enojado y no entendía por qué. Teníamos un acuerdo.
Ninguno dijo nada, lo esperé en la puerta con un semblante serio. Estaba cansado, mis amigos sabían que tenía una persona por la cual suspirar, si su oficina sabía que tenía relaciones con una persona. Si no se preocupaba por guardar las marcas en su cuello ¿Por qué le costaba ponerle un nombre a la relación? No había necesidad de decirlo a todo el mundo, solo lo debíamos saber nosotros dos.
Condujo por unos minutos en dirección de mi casa, son siquiera preguntarme. Ninguno dijo nada y mi vista estaba pegada a la ventana. De repente el auto freno y mire a los lados, esto no era mi casa, ni se acercaba.
-¿Que haces?- Finalmente lo ví.
-Jeno. Debemos hablar-
-Quiero ir a mi casa Mark Lee- Lo mire desafiante, odiaba que hiciera esto cada vez que debíamos hablar sobre algún tema serio. -No quiero hablar-
-Esta bien. Bajate del auto- Fruncí mi ceño, debía estar bromeando. No podía hacerme esto.
-¿Que?-
-Me oíste. Si no piensas hablar, no creo que debas estar sobre mi auto- Quite el cinturón de seguridad y coloque mi mano sobre la puerta para abrirla. Lo miré una última vez y me decidí. Me acerque más a donde el estaba, levanté mi pierna y me coloque en su regazo entre su cuerpo y el volante del auto. -¿Que estás haciendo?-
-¿Estás seguro que me dejaras ir? Una vez que salga por la puerta no volveré- Lo enfrenté. Llevando mi cuerpo más cerca al suyo, su boca a milímetros de la mía. Nuestras respiraciones mezcladas en una sola.
-Besame- Suplico en un susurro.
-Respondeme- roce mis labios a los suyos.
-No quiero que te alejes. Solo quédate a mi lado- Rompí la distancia entre los dos y lo besé como hace menos de una hora. Sus labios siendo succionados, mordiendo de a poco, su lengua jugando con la mía, en un beso desastroso.
Sus manos jugaban con la hebilla del pantalón, terminando con mi paciencia. Mis dedos tomando con fuerza su cabello, mi boca apoderándose de la mía. Pero no podíamos seguir en el pequeño espacio donde estábamos. Me separé de él luego de gemir alto, sus manos pérdidas entre mis pantalones.
-Vamos a tu casa-
Así como cada noche hace ya tres meses, compartimos caricias, besos y suspiros. Cada vez era distinta a las anteriores, pero sin dudar, aquella fue totalmente distinta. Los besos eran dulces, las caricias eran lentas y sus movimientos pedían perdón por cualquier error que podría haber causado en mi. Suspiramos en un ritmo calmado, nuestros cuerpos aún sudados por la acción anterior.
La mañana siguiente me desperté solo en su cama, no era la primera vez, pero si fue la primera vez que sentí un vacío al verla así. Sentía que la noche anterior había sido diferente. Me levanté despacio, mis pies sintiendo el frío suelo. Caminé por la habitación tratando de buscar mi ropa, en su lugar había una nota.
"La señora Jung de llevo tu ropa a la lavandería, puedes usar lo que quieras de mi armario"
Como dije, la ama de llaves de Mark me adoraba y me trataba como a un hijo. Busque la ropa que siempre usaba cuando me quedaba en aquella casa, tan solo una camiseta larga que me llegaba hasta las rodillas. Con pasos cansados baje la escalera y lo busque por todas las habitaciones de la casa sin encontrarlo. En su lugar, había otra nota sobre un plato con comida.
"Le pedí a la señora Jung que lo preparara. Cuando termines de comer, ven a mi oficina"
Volví a leer la nota, Mark tenía una oficina en su casa en la cual no me dejaba pasar por ahí. Según ella, había demasiado papeles importantes y nadie debía tocarlos. Con la duda en cara poro de mi ser entre a ese lugar. No era muy grande, a penas una silla y un escritorio con algunos cajones. Y encima de dicho mueble una caja con mi nombre.
Dentro de la caja había un perfume. Reí incrédulo ¿Desde cuando? ¿Cómo? ¿A qué hora se había despertado?
-Es mi manera de pedirte que seas mi novio-
VIERON EL VIDEO EN EL MULTIMEDIA? ABIABSKAJA DIO VIDA A ESTO.
Estaba pensando en hacer esto +18 pero crei que se haría muy largo. Lo pensé y dije "¿Que tal un fic? Así que les dejo esa pregunta.
¿Quieren una historia de este OS? ¿Una que sea antes de esto y después?
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