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Capítulo 7.


Tus besos saben a chocolate,

no los quiero desperdiciar.

Sea en el sexo o en el amor,

tu me los vas a regalar.

Cuatro letras, hacen parte de nosotros,

cuatro letras, nos hacen uno solo.

Ya no es solo sexo versus amor,

el beso que nos damos

también es parte de nosotros dos.

—Sexo Vs Amor, Four Chips.

Vanessa Martin.

Cuando se me dio la oportunidad, vine hasta casa de mis padres para hablar precisamente con papá sobre el asunto del amigo de Eve, debía lograr que mi padre entrara en razón o al menos que se disculpara con el chico y con mi hermana, él en algún punto sabría que había obrado mal.

Mi ida a la casa fue tranquila, al llegar ahí me encontré con el padre de Mark, me saludó con afecto ya que teníamos un tiempo sin vernos, luego me dirigí hasta la puerta y mamá me recibió con un abrazo y un beso mientras que papá me perforó con su mirada sabiendo perfectamente el porqué estaba ahí. No era otra visita normal y no era debido a que me sentía mal, él sabía perfectamente que estaba ahí para hablar de Eve, por lo que solo me hizo un gesto para ir al patio.

Hablamos durante varios minutos, papá algo reacio ante la situación aún se negaba a razonar, no fue hasta que le plantee la idea de que si alguna de nosotras nos gustara una persona del mismo sexo cómo él reaccionaría. Papá lo pensó un poco luego de mi pregunta y no tuvo que decirme que se disculparía con Eve, en su mirada se veía que él lo haría.

Cuando decidimos entrar nuevamente a la sala, curiosamente nos encontramos a mi mamá cuchicheando con Mark.

—Por supuesto, Mark. Mis labios están sellados—escucho a mi mamá decir

No puedo evitar quedarme callada y haciendo anuncio de nuestra presencia digo —: ¿Y por qué deben estar sellados, mamá?

Ambos se separan al escucharme. Mark Zugadi tiene la habilidad de meterse en la cabeza de las personas y hacer que éstos se enamoren perdidamente de él, conmigo no funciona, ¿pero mis padres? Mamá lo adora, junto con la madre de Mark siempre intentaron unirnos, el problema en sus planes fueron siendo nosotros no tolerándonos. ¿Papá? Él lo considera el hijo varón que nunca tuvo, por lo que no me sorprende cuando él se acerca a Mark envolviéndolo en un fraternal abrazo.

—¡Hijo! ¿Cómo ha estado todo? ¿La gira, estuvo bien?—Papá le da unas palmadas en la espalda—. Te extrañamos mucho por aquí.

—Yo también los extrañé un montón.

—No te dejes engañar Gael, que Mark no vino por nosotros—seguido del comentario de mamá, los tres empiezan a mirarse de manera extraña, como si se estuvieran comunicando con solo la mirada.

Siempre he sido una mierda leyendo las miradas de las personas, no tengo ese don y no creo que alguna vez vaya a tenerlo.

—¿Qué?—trato de poner fin a las miraditas.

Mark, aprovechando el momento, me lanza su sonrisita socarrona, la de sabelotodo, esa que sabe que me molesta demasiado.

—Vanessita, vaya sorpresa tú por acá.

—Más es la sorpresa de que tú estés por estos lados. Tengo entendido que pronto darás un concierto y además están próximos a sacar un nuevo disco.

Cuando veo lo impresionada que está mi madre sé que he cometido un error, cualquiera creería que estoy más que interesada en lo que está sucediendo en el cronograma de Mark. Él incluso lo ve de esa manera, lo sé cuándo su sonrisa se ensancha.

—No importa que tan ocupado estés, tu familia está primero, por sobre todas las cosas.

Me sorprende que me responda de esa manera, sin meterle más leña al fuego.

—Tienes toda la razón, hijo. No sabes lo orgulloso que estamos de ti, siempre manteniendo los pies sobre la Tierra.

Ruedo los ojos y me dirijo a la cocina, sin importarme que aquellos tres se queden en la sala confabulando cualquier cosa. Sujeto un vaso rellenándolo con jugo de naranja, tomo un sorbo cuando siento una mirada fija en mí, me doy la vuelta encontrándome con Mark quien misteriosamente no tiene la sonrisita fastidiosa en su rostro. Está serio, muy serio.

—¿Qué?—ataco con esa simple palabra.

Mark se encoge de hombros para después recostarse en una de las paredes.

—Es raro estar nuevamente en este lugar, juntos, después de tantos años.

Lo comprendo. Mark y yo hemos tenido encuentros en otros lugares, nunca en alguna casa de nuestros padres, al menos no desde hace años.

—¿Así que viniste a visitar a tu familia?—La incomodidad me embarga poco a poco, luego de las palabras de Mark le doy toda la razón, es raro estar en esos lugares que frecuentábamos cuando éramos unos niños.

—Tenía pendiente la visita. Charlé un rato con mamá sobre los días de gira, luego papá entro en la casa diciendo que te había visto, ambos se burlaron de mi nuevamente con la historia del "espermatozoide Mark", hui hacia mi vieja habitación y con curiosidad me asomé por la ventana, te vi a ti con tu papá, tenían una conversación muy profunda, ¿no?

—En realidad no, papá se metió en problemas con Eve.

—Viniste a resolverlo—no es una pregunta.

—Sabes que soy el intermediario entre esos dos.

Mark agarra un vaso y también lo rellena con jugo, toma un sorbo de él y dice—: ¿Qué cosa endemoniada hizo tu hermana?

Río un poco.

—Esta vez toda la culpa la tiene papá.

Mark y yo guardamos silencio por unos largos minutos hasta que ambos terminamos nuestros jugos. Él toma mi vaso y el suyo colocándolos en el lavaplatos procediendo a limpiarlos.

—Papá me dijo que empezaste la universidad—repentinamente escucho su voz—. Pensé que ya habías terminado.

—Si te gusta estudiar, te quedas toda tu vida en un salón de clases—recito de memoria.

—Tu abuelo decía muchísimo eso.

Me sorprende que lo recuerde.

—Sí, tanto fueron las veces que lo dijo que se me quedó grabado en fuego. Inicié mi maestría en administración de artes.

—No me lo tomes a mal, pero no tengo idea de lo que me estás hablando, Vanessa.

Me nace querer explicarle en que consiste mi nueva formación. Cosa extraña. Mark y yo hemos garantizado al menos quince minutos de pláticas sin haber soltado algún insulto por alguna de las dos partes. Incluso, no buscamos el huir hacia la sala con mis padres para no estar solos. La conversación fluye como si fuéramos amigos del alma.

—Lo más difícil es el transporte del trabajo a mi casa, he tenido noches en que tengo que caminar porque siempre llego tarde a la estación de buses.

Mark me mira horrorizado.

—¡¿Caminando?!

—Sí, ¿qué tiene?—inquiero confundida.

—Vanessa, cualquiera te podría hacer daño.

—Sé karate.

—Solo fuiste a una clase, ¡cuando tenías ocho años!—porfía el mirándome ceñudo—. ¿No has pensado en comprarte un auto?

—No todos tienen la fortuna de Mark Zugadi.

—Tú puedes permitirte un auto, Vanessa.

—Incorrecto de nuevo. Mis padres pueden permitirme un auto—lo corrijo—. Tengo veinticuatro años Mark, no pienso pedirles dinero a mis padres para un auto.

—Pero lo necesitas...

—No es no—finalizo nuestra tonta discusión.

Mark no se ve para nada complacido; una espinita se clava en mi corazón, como si este quisiera agradecerle por la preocupación que siente.

—Voy a estar bien, Mark—susurro, me acerco un poco más a él—, mientras tanto, si alcanzo el bus lo tomaré y si no lo hago solo caminaré.

Se queda en silencio, me mira fijamente y luego su rostro serio cambia como si hubiera tenido la mejor idea de su vida.

—Sabes que estaré unos meses en Canadá.

—No, no lo sé.

—Pues acabas de enterarte—refuta él sin darle importancia a mi interrupción, su rostro cambia a estar preocupado—. No le digas a nadie que estaremos unos meses en Canadá. Las fans saben dónde vivo, no quiero que otra chica vuelva entrar a mi casa a esperarme en ropa interior sobre mi cama.

—¿Qué una fan hizo qué?

—Prosigo, como estaré unos meses en Canadá—vuelve al tema de conversación original ignorando totalmente mi pregunta—, podría ser tu chófer por el tiempo que esté aquí.

Presto atención a su propuesta, no me niego ni acepto al instante, evalúo mis pros y mis contras en un pequeño lapso de tiempo.

Pro: Tendré seguridad al ir a mi casa.

Contra: El chofer es Mark.

Pro: No tendré que caminar miles de cuadras para llegar a mi casa.

Contra: Uhm, nuevamente, el chofer es Mark.

Pro: No llegaré tan cansada o sudada a mi casa.

Contra: ¡Adivinaste! El chofer es Mark.

Vale, hay más pros que contras, por lo que muy a mi pesar, aun pensando que Mark Zugadi sería mi chofer y que tendría que pasar más tiempo con él, suspiro antes de dar mi respuesta.

—Serías muy amable si hicieras eso, Mark.

—¿Qué va a hacer Mark, Vanessita?—mamá entra en la cocina observándonos pícaramente. Sé que decidió entrar al ver que nosotros hemos tardado tanto en salir.

—Seré el chofer de tu hija, Karen—contesta él con orgullo, como si fuese el mejor logro de su vida.

Ya el Mark irritante ha vuelto junto a su sonrisita.

—¡Ay Dios mío! ¡Eso es un avance!

—¿Un avance de qué, mamá?—el fastidio es notorio en mi tono de voz.

—Nada hija... Los dejo, voy a llamar a Margarite para contarle las buenas nuevas—Mamá dando saltitos de felicidad sale de la cocina.

Miro a Mark con confusión, se nota que él está aguantándose la risa por aquel episodio de mi madre. Al ver cuán confundida estoy él trata de aclarar lo que acaba de pasar.

—Tu madre y mi madre aún quieren que nuestros genes se mezclen.

Me congelo, cuando capto lo que está diciendo hago un gesto de repulsión, por consiguiente él se carcajea. Vale si, que mi mamá y Margarite, la madre de Mark, toda la vida han querido que nuestras familias se unan, pero, ¿saben lo desastroso que sería eso? No, horrible, es inimaginable.

—Esa es la peor imagen que mi mente ha podido formar.

—Mentirosa, tu querrías que mis espermatozoides estén haciendo su carrera a tu óvulo.

—Suenas igual de raro que tus padres cuando cuentan la historia del "espermatozoide Mark"—Porque sí, yo conozco esa historia.

—Es de familia—se encoge de hombros, luego se acerca lentamente a mi hasta apresarme en la isla de la cocina, igual que ese día en su apartamento.

—Uhm, ¿Mark? Espacio personal.

—¿No quieres que los espermatozoides de Mark jueguen con tu óvulo?—me carcajeo, no puedo evitarlo—. ¡Deja de reírte, hablo en serio!

—Es que... suena muy... raro—digo entre risas.

—¡Tómatelo en serio!

—No... puedo—sigo con mis largas carcajadas hasta que las manos de Mark toman mi rostro y a continuación me besa.

Si, Mark Zugadi me está besando y no es la primera vez... Sino la tercera.

¡Habemus beso!

¿Qué tal? Yo por aquí, dejándoles un jugoso capítulo de MARK, espero que les guste.

Nos estamos leyendo.


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