Capítulo 6.
Mis paredes se cierran,
no puedo respirar.
¡Ayúdame!
Sé mi salvación,
quédate a mi lado.
Sé mi toma de aire,
sé mi salvación.
—Estar para mí, Four Chips.
Mark Zugadi.
Lo mejor de ir a casa luego de haber estado de gira por unos cuantos meses es que mamá me consiente como a nadie. Me dedica el primer día de visita por completo, me prepara mis comidas favoritas y no para de hacerme mimos todo el día. Mi madre es fantástica, es la mejor mujer que ha pisado la Tierra y junto a mi padre, me ha inculcado los valores necesarios que me han hecho el hombre que ahora soy.
Me encuentro recostado en las piernas de mamá mientras ella me acaricia el cabello, podré tener veintiséis años pero esta es una maña que no he perdido, adoro que mi mamá acaricie mi cabello hasta quedar KO, es como si tuviera el don de relajarme. El mundo del espectáculo muchas veces es abrumante, te cansas y tiendes a caer en los malos pasos, mamá siempre ha estado para mí cuando tengo ciertos ataques de ansiedad que me tumban completamente. De hecho, mi madre tuvo que acompañarnos en el tour del año pasado por Estados Unidos, pasé un mal momento con los problemas de ansiedad pero mamá supo controlarlo, en realidad, es la única que sabe hacerlo.
—¿Sabes cuál fue el mejor país de Latinoamérica que visitamos?—le pregunto en voz queda y con los ojos cerrados, ella hace un sonido nasal que interpreto como que quiere saber mi respuesta—. Argentina, algún día los llevaré.
—¿Qué te gustó de Argentina?
—No podría explicarlo, apenas pisamos el suelo argentino una emoción gratificante llenó mi cuerpo. Los fans son maravillosos, a Dustin le robaron su gorra y a Frankie los lentes de sol. Fue una locura.
—Entones no estoy tan segura que quiera ir a ese país en compañía tuya.
—¡Hey!
La risa cantarina de mamá hace que abra mis ojos y la mire con atención.
—¿Te maginas, Mark? ¡Tus fans no nos dejarían ir ni a la esquina! Te perseguirían.
—Es lo que soy mamá, no puedo estar más agradecido con los fans. Si tengo que detenerme para tomarme mil fotos con fans, lo haré.
—Lo sé, Mark, por eso estoy tan orgullosa de ti, tus pies todavía están pisando tierra firme—hace una pausa y luego continúa—. Nunca pensé que esa audición iba a cambiar tu vida tan drásticamente.
Levanto mi cabeza de sus piernas y me acomodo a su lado en el sofá, tomo su mano dándole un beso.
—Cumplí mi sueño mamá y muchas cosas te la debo a ti.
—Querrás decir que todo me lo debes a mí y a tu papá, si él y yo no hubiésemos tenido esos jueguecitos en el parque, tu jamás hubieses estado aquí—su mirada divertida me hace estremecer.
—¡Mamá!
Las risas de mamá se hacen más fuerte y mi mueca de asco es más evidente. Mi mamá cada vez que tiene oportunidad me cuenta su versión de como ellos me procrearon y créanme, no es bonito saber cómo tu mamá y tu papá hicieron la posición de perrito en un parque abandonado a altas horas de la noche, la primera vez que me lo contó las imágenes pasaron por mi cabeza y... ¡Joder! Solo vi dos masas corporales chocar entre sí.
—¡No te quejes! Estoy seguro de que tú has tenido mucho sexo en parques abandonados.
Dos veces, en posición del misionero, pero eso ella no tiene que saberlo por lo que mantengo mi rostro impasible.
—Eres mi mamá, imaginarte a ti tendiendo sexo con mi padre es un pecado.
—Más pecado es que no estés orgulloso de haberle ganado a los demás espermatozoides, Mark—la voz gruesa de mi padre se abre paso—. Tú fuiste el espermatozoide más veloz.
—¡¿Tú también papá?!
Mi padre no contesta pero se acerca a nosotros, me levanto del sofá y pronto estamos abrazándonos fuertemente, no había tenido la oportunidad de ver a mi padre todavía, su trabajo lo absorbía. Cada vez que tengo tiempo de recordárselo le pido que deje el trabajo, no lo necesita, yo puedo darle la cómoda vida que se merece, a lo que él responde que se sentiría demasiado inservible si no hiciera absolutamente nada.
Estoy seguro que yo sería igual de terco que mi padre, amo estar activo, siempre haciendo algo, la música me dio la oportunidad de eso, de estar siempre creando, moviéndome e incluso siendo útil para los demás. Muchas veces fans nos han dicho que nuestra música los han ayudado en diferentes situaciones de la vida, saber que fuiste esa herramienta para alguien para salir de una mala situación, wow, se siente realmente bien.
—¿Cómo estás, mi muchacho?
—Bien, tan bien como para dejar de escuchar la historia de Mark el espermatozoide—reafirmo para dejar en claro que no quiero oír más esa tonta historia.
—Nunca pararemos de hablar eso, amigo.
—Lamento escuchar eso, viejo.
Mamá se adelanta a papá besando sus labios. Es increíble como los treinta y cinco años de matrimonio de mis padres sigue floreciendo más y más a medida que pasa el tiempo. Todos quisieran tener un amor de película como ellos, incluso yo me uno a ese paquete.
—¿Por qué llegaste tan tarde?—le pregunta mamá aún con sus labios unidos. Es una imagen graciosa de ver.
Papá se separa y dice—: Estaba saludando a una hermosa señorita.
—¿Qué señorita?—mamá frunce el ceño.
Dije que su amor florecía más y más, eso no significa que las discusiones no estén. Ellos parecen perro y gato, pelean cada vez que tienen oportunidad, pero es gracioso ver como resuelven todo en minutos.
—Vanessa está de visita en casa de sus padres—Al escuchar el nombre de Vanessa mi oreja se levanta—. Está preciosa, hace semanas que no la veía, me contó que ya empezó la universidad para obtener su maestría.
—Desde que estaba pequeñita sabíamos que era una niña muy inteligente—Mamá me lanza unas miraditas—, y también pensamos que Vanessa y Mark terminarían jugando en su propio parque abandonado.
—¡Madre!
—No te hagas ofendidito, recuerdo que cuando tenías diez me confesaste que tu vecinita era una niña muy bonita. Desde ahí, Karen y yo supimos que seríamos comadres.
Karen Martin es la preciosa madre de Vanessa, mi mamá y ella mantienen una relación muy estrecha que consistía hace años en unirnos a Vanessa y a mí como pareja, nunca les funcionó su estrategia.
—Vanessa es demasiada mujer para mí—contesto con pesar porque es verdad, pero a consecuencia de mi comentario mi madre me pega una fuerte palmada detrás de la cabeza—. ¡Coño, mamá!
—¡Cuidado con ese tonito, Marco Charles Zugadi!—Uhh, nombre completo. Si, veintiséis años y sigue asustando como la mierda—. Tú eres un partido grandioso para Vanessa. Estoy segura que me darían los mejores nietos.
Miro a papá rogándole que acabara con eso, él se compadece de mi por lo que posiciona su brazo por encima de los hombros de mamá.
—Vamos, querida, deja al muchacho.
—¿Tú también piensas lo mismo, verdad? ¡Vladimir, no nos estamos haciendo más jóvenes y quiero ver a mis nietos dar sus primeros pasos!
—Vale, ya está bueno, este señorito se irá a su vieja habitación.
Y dejándolos a los dos de pie en medio de la sala, empiezo a subir las escaleras, voy por el cuarto escalón cuando escucho el grito de mi madre.
—¡Mark, tus revistas pornográficas ya están en la basura así que no te molestes en buscarlas!—rápidamente me doy la vuelta mirándolo incrédulo.
—¿Es en serio, mamá?
Esas revistas estaban ahí desde que cumplí los doce, joder, ni me acordaba que eso existía. Me da un poco de vergüenza que mi madre viera mi amplía colección, cuando digo amplía es... muy amplía.
Sin prestarle más atención a los comentarios de mi madre y a las sonrisas de mi padre subo a mi vieja habitación, la puerta de ésta tiene grabada una M en color dorado, mamá lo hizo para mí cuando apenas estaba en su vientre, ya sabían que esa iba a ser mi habitación. Entrar en esta habitación—cuando son pocas veces que lo hago—, me traen amplios recuerdos, tanto buenos como malos, algunas hojas con partituras aún llenan mi escritorio, les doy una ojeada y me sorprendo al ver que es la letra original de la primera canción que compuse para la banda. ¡Que locura! ¿Cómo mamá no me dijo que estas cosas estaban aquí?
Recuerdo que cuando me fui de casa mamá lloraba a moco tendido, iría a vivir con los chicos, éramos unos pillulos que acabábamos de firmar con una discográfica grande por lo que teníamos dinero en el bolsillo y decidimos comprar un apartamento para todos. Fue la peor decisión que pudimos tomar, fue una maldita pesadilla. No duramos mucho en ese apartamento y poco después cada uno hizo de las suyas en su propio lugar.
Me siento en mi vieja cama, tan suave como la recordaba, amo dormir ahí, incluso hago algunos movimientos saltarines para medir su suavidad y es fantástica. Entonces mis ojos se posan en la ventana dando directamente al patio de la casa de los padres de cierta personita que cada vez que tiene oportunidad me hace rabiar.
Me levanto de la cama acercándome al marco de la ventana, no esperaba ninguna sorpresa al asomarme pero vaya que la encuentro. La figura delgada de Vanessa es lo primero en que me fijo en el cuidado jardín, está junto a su padre y le está sonriendo. Joder, las letras empiezas a arremolinarse en mi cabeza como fuera un enfermo. Es increíble lo que una mirada de esta mujer puede ocasionar. Algunos artistas dicen que las musas no existen, yo estoy en contra de eso, he vivido en carne propia sobre estar obsesionado con una persona, tanto así que pude escribir seis canciones de las doce que estarán en el álbum y todas—menos una—, indirectamente hablan sobre ella.
No sé qué me impulsa a ir hacia a ella pero no pasa mucho tiempo cuando ya estoy saliendo de la casa dejando las preguntas de a donde me dirijo de mamá, no contestadas. Cuando estoy frente la puerta de los Martin extiendo mi mano para presionar el timbre, pero me detengo... pienso las cosas por solo cinco segundos y presiono. No se demoran mucho en abrir, Karen me abre con su sonrisa perfectamente extendida, muy parecida a la de su hija.
—¡Pero si es la súper estrella! ¡Dame tu autógrafo, dame tu autógrafo!—grita ella simulando ser una fanática, cosa que me hace reír y la envuelvo en un abrazo dándole un gigantesco beso en su mejilla—. ¡Mark Zugadi besó mi mejilla! Más nunca voy a lavármela.
—Para ya Karen, que en serio me voy a creer que eres mi fan.
—¿Y quién dice que no lo soy? Si mal no recuerdo yo fui la que te regaló en navidad un cuaderno para que anotaras tus canciones, así que ayudé para tu fama, ahora soy parte especial de tu vida.
—Karen, tú y tu familia siempre han sido parte importante en mi vida.
—Aww, mi Mark precioso... ¿Pero qué hacemos aquí todavía? Pasa, pasa, cariño.
Entro en la casa topándome con la sala, no han cambiado su decoración, está exactamente igual, es increíblemente reconfortarle.
—Vanessita está afuera con su padre.
—Lo sé, los vi por la ventana—confieso, enrojezco cuando me mira pícaramente, como si supiera algo que yo no.
—Y yo pensando que solo querías hacerle una visita a unos viejos amigos, solo estás aquí por mi hija.
—Claro que no...
—A mí no me mientas, jovencito, te conozco desde que estás en pañales—mis mejillas están a punto de explotar.
¿Quién iba a creerlo, no? Si Frankie estuviera aquí, ya se estuviera burlando de mí.
—Que esto quede entre tú y yo, Karen, ¿vale?
—Por supuesto, Mark. Mis labios están sellados.
—¿Y por qué deben estar sellados, mamá?
La melodiosa voz de Vanessa nos aleja a Karen y a mí, miro a mi musa sin ninguna expresión en mi rostro mientras que ella solo me mata poco a poco con sus ojos.
Típico, que estés loco por tu musa y esta te desprecie y no te preste ni la más mínima atención.
He aquí nuevo capítulo, y dejando la pregunta que hace un tiempo les hice: ¿alguno sabe como sus padres los procrearon? xD ¿O han visto a sus padres en una situación comprometedora? Yo gracias Dios no.
Espero les haya gustado un montón, nos estamos leyendo x
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro