Capítulo 3.
Cuatro letras, hacen parte de nosotros,
cuatro letras, nos hacen uno solo.
Preciosa, eres mía, uhh.
Grita mi nombre cuando estés junto a mí.
Esas cuatro letras no es solo sexo,
es amor, el amor que tenemos.
Nosotros somos amor.
—Sexo Vs Amor, Four Chips.
Vanessa Martin.
Estudiar arte para muchos es una pérdida tiempo. La gente dice que te morirás de hambre vendiendo pinturas, que ninguna galería de arte reconocida te dará la oportunidad de exponerte si no tienes un centavo en tu bolsillo. Y de alguna manera es cierto, es necesario tener un capital para lograr las cosas que quieres en la vida, lamentablemente, el dinero mueve al mundo. Pero soy firmemente creyente de que si quieres lograr algo debes luchar por eso.
Mis padres nunca me reprocharon que eligiera el arte, estaban felices de que la hubiera escogido a pesar de las malas lenguas de la familia. El día en que me gradué del instituto toda la familia estuvo reunida para una cena. No fue nada bonita, fue desastrosa luego de que mis arpías tías—por parte de mi mamá—, criticaron mi decisión e incluso insinuaron que moriría sola con doce gatos en un solitario apartamento luego de que dijeran que nunca podría formar una familia, a lo que yo respondí: ¿Qué tiene que ver que estudie arte con formar una familia? Tampoco es que me importe formar la mía propia ahora, apenas puedo mantener una firme relación con Nemo y ha sido un milagro que no haya muerto aún.
Nemo III es mi fiel pez payaso. ¿Qué por qué no le puse solo Nemo o Nemo II? Ellos ya pasaron por la misma pecera y ninguno sobrevivió más de tres meses. Nemo III tiene un récord de ocho meses en su pecera.
Sí, sé que Nemo no es el nombre más original del mundo pero, es un pez payaso, como el de la película, era tierno colocarle de esa manera.
Continuando con mi carrera de Artes, me gradué hace seis meses por lo que era el momento de iniciar con la maestría en la que he soñado por los últimos años. Hoy iniciaba la maestría en administración de Artes y por más que me emocionara, no quería levantarme de mi cómoda cama para hacerme el desayuno.
Punto negativo de no vivir con tus padres: El desayuno no está listo.
Mamá acostumbraba a prepararme un rico desayuno y el almuerzo para llevar. Eso ya no sucede, debo hacerlo yo, pero prefiero esto a volver a casa de mis padres.
Punto positivo de no vivir con tus padres: Tú haces tus propias reglas, es tú casa y tú decides si quieres vivir bajo una cubierta de suciedad.
Eso no pasaba cuando vivía con mamá y papá. Papá es SEAL[1] retirado por lo que el orden y la disciplina es esencial para él, tanto así que llevó esas órdenes a casa volviéndonos locas a Evelyn y a mí.
Evelyn tiene dieciocho años y es un dolor en el culo. Aunque no me puedo quejar, tenemos muchas similitudes: Ama las fiestas, al igual que yo, se mete en problemas, otra vez al igual que yo y odia con todas sus fuerzas a Mark Zugadi... al igual que yo. Solo que su odio es un poco más... destructivo y malvado.
Eve, en alguna etapa de su vida, estuvo loquita por nuestro vecino, tanto así que le pidió que se casara con ella. Mark, pensando que era una cosa tierna de niñas aceptó y se casaron, o algo así, pero rompió el corazón de mi hermana dos meses después al besar a una chica al frente de su puerta. Evelyn estaba furiosa y quería golpear algo... a mí. Ella fue testigo de ese segundo beso que tuve con Mark. Ella al crecer me perdonó con el tiempo pero, ¿a Mark? No dejaba de hacerle maldades. Cada vez que aparecía con una mujer nueva en su puerta, ella planeaba algo malvado que lo hiciera arrepentirse de estar de chica en chica.
Evelyn odia a los mujeriegos y Mark está cerca de serlo.
Amo a mi hermanita, pero no me gusta vivir bajo el mismo techo que ella. Si yo soy desordenada, ella puede ser la causante de que se inicie una tercera guerra mundial. Lastimosamente, ella me pidió hace unos meses que compartiéramos los gastos de mi apartamento, no quiere vivir más con mis papás y está buscando una manera de "independizarse". Si, independizarse conmigo. Pero como les dije, amo mi hermanita, no podía decirle que no. En tan sola una semana vendría a ocupar el espacio de Nemo y mío.
El maldito despertador suena con fuerza al otro lado de la habitación. La única manera en que pueda levantarme es colocando el móvil lo más lejos posible de mi cama para obligarme a ir por él y apagarlo.
El sonido me molesta pero aun no tengo la voluntad de levantarme. No me preocupo, tengo la alarma programada cinco veces cada cinco minutos, en algún momento me voy a hartar y voy a estrellar el teléfono contra el suelo.
Pienso en lo que tengo que hacer en el momento en que mis piernas estén fuera de mi cobija. Debo ducharme, desayunar cualquier cosa que haya en mi nevera, tomar el bus, salir corriendo a la universidad, registrarme y buscar mi horario especial en control de estudios, ir a clases, salir de clases y correr a la galería, tomar un respiro, empezar a trabajar, terminar de trabajar, salir de la galería, correr al bus para que no me deje varada y tener que caminar veintiún cuadras, tomar un respiro sentada en el bus, llegar a casa, alimentarme, alimentar a Nemo, ducharme, dormir.
La misma rutina de siempre al menos que tenga alguna tarea o una fiesta y esta se ubicaría entre ducharme y dormir.
Mi alarma suena por cuarta vez y sé qué debo levantarme o moriré escuchando ese sonido de fondo.
Arrastro mi cuerpo fuera de la cama, agarro el móvil y toma toda mi voluntad de no estrellarlo. Desactivo la alarma y como buena adicta a la tecnología lo primero que hago es revisar mi buzón de mensajes. Tengo una que otra foto de Luca en alguna fiesta loca que me invitó ayer pero a la que no tenía ánimos de ir. Sonrío, mi mejor amigo está loco. Otro mensaje de mamá pidiéndome que hable con la incontrolable Evelyn. Lo siento mamá pero Eve ya es mayor de edad. Y por último, un mensaje de mi compañero de odio mutuo.
¿Sabes? Me gustaría verte nuevamente en mi cocina... Con un uniforme de sirvienta... No cocinándome, puede que me envenenes... Pero si le podríamos dar uso a nuestros aparatos reproductivos en el mesón de mármol. ¿Qué te parece? ¿Te apuntas?
Ruedo mis ojos, no puede ser más morboso y asqueroso.
¿Sabes? Tengo una mejor idea, ¿por qué no tomas tu mano derecha, sacas tu pene y te haces una manuela? Imagínate que estoy ahorcándote y casi no tienes aire en tus pulmones, estás a punto de morir. Nada más cachondo que eso.
Presiono enviar luego de responder furiosamente mensaje.
—Chúpate esa, Zugadi.
No había hablado con Mark desde antes de ayer en la fiesta que preparó Luca en su apartamento. Luego del encontronazo en su cocina, me molesté y dejé la fiesta atrás solo despidiéndome de mi nueva amiga Elizabeth. No quería seguir en ese lugar, no con Mark ahí.
Camino hacia mi cocina y busco en una de las gavetas el alimento de Nemo, lo tomo para acercarme a su pecera la cual se encuentra en la pequeña salita.
—¿Tienes hambre, Nemo?—mascullo mientras abro el envase con alimento de pez y luego empiezo arrojarlo sobre el agua—. Uhh sí, mi Nemo tiene hambre.
El pez nada con rapidez en su espaciosa pecera. Al menos tiene bastante espacio en el cristal y uno que otro juguete que sus hermanos Nemo han dejado al morir.
—¿A que Nemo es un buen pez? Si lo es, si lo es.
Sí, tal vez deba dejar de hablarle al pez como si de un perro se tratara.
—Nemo, estas conversaciones son aburridas. Eres un pez payaso, échate un chistecito que me alegre la mañana, ¿sí?
En respuesta, el pez sigue atento tratando de agarrar su alimento flotante en la pecera. Suspiro, creo que necesito otra mascota, una que por lo menos me reciba con felicidad al llegar a casa. ¿Pero se imaginas yo con un perro o un gato? Pobrecillo, no duraría ni una semana vivo y luego tendría que buscar una manera de enterrarlo. Al menos con los peces era más fácil, a ellos solo lo lanzas por el inodoro.
Treinta minutos después estoy en el bus vía la universidad con diez minutos de retraso, nada fuera de lo común en mí. Papá decía que yo debí entrar en una escuela militar para arreglar ese comportamiento de horario que estaba mal en mí. No me ofendí, yo también creo que debo hacer algo con mi impuntualidad.
Mi móvil vuelve a sonar y sé que es la respuesta del idiota, no me doy mucha bomba y lo leo.
Dios, ¿te gusta rudo, no? A mí también me va rudo, Vanessita. Aunque, lastimosamente mi pene no se ha levantado con lo que has dicho. Creo que su protagonista no es muy sexy que digamos. Voy a tener que buscar otra sirvienta que quiera ahorcarme y dejarme sin aire.
No respondo, es un idiota, no debo malgastar mi tiempo en él.
Poco después llego a la universidad, camino rápidamente a control de estudios de la facultad de Artes. Sé que me van a mirar mal, muy mal. Tal vez y hasta me insulten diciendo que no merezco estar aquí por ser impuntual.
Al abrir la puerta de control de estudios, la señora Dallas me lanza una mirada fulminante.
Se los dije, les dije que iban a mirar mal.
—Martin, tarde como siempre. Esta vez no te lo pasarán tanto, comenzarás una maestría, niña.
—Mi cama es pecaminosa, señora Dallas—le digo con una sonrisa—. Ella realmente me hace pecar.
—Pues es mejor que botes esa cama y compres otra porque si llegas tarde, no creo que termines alguna vez la maestría—amenaza ella.
—Lo mismo decía mientras sacaba mi licenciatura y aquí estamos.
—No tientes a tu suerte, Martin—Advierte ella extendiéndome el papel que supongo es mi horario.
Termino de formalizar mi inscripción y con una sacudida de mano me despido de la señora Dallas para internarme en los pasillos de la facultad buscando mi salón.
Después de que mis clases han terminado, camino hasta la Galería de Arte Dante Alighieri, donde trabajo de asistente. Si, solo soy una asistente, pero luego de obtener mi maestría tal vez pueda ascender a encargada y, en algún momento obtener mi propia galería.
Benedict Elliot es el encargado actual y mi mayor pesadilla, es un hombre de setenta y cinco años que ha sido puesto en mi camino para arruinarme la vida. Es el maldito demonio personificado y si hay alguien en la vida a la que pueda despreciar más que a Mark Zugadi, ese sería Benedict.
Entro en la galería con mi sonrisa más grande, pero esta se borra cuando Benedict dice—: Llegas tarde.
—Señor Elliot, llegué cinco minutos antes de mi hora...
—Mi reloj dice que son las tres, mi reloj no miente—refuta tercamente.
Lo miro incrédula, ¿me está hablado en serio?
—Necesito que dividas los nuevos óleos que están en el almacén. Tres y tres. No más, divídelos correctamente. No quiero errores y por nada del mundo dejes caer, rasguñar o simplemente estropear alguna. Valen más que tu propia vida.
¿Tres de tres? ¿Que valen más que mi propia vida? ¿En qué idioma me está hablando este hombre?
—Señor Elliot...
—¡Productividad, Martin! Necesito productividad y no la veo. No te veo caminando al almacén a hacer tu trabajo. ¡Corre, corre!
Corro cuando el autobús está avanzando pero no llego. Grito de frustración en medio de la calle diciéndome que debo reunir urgentemente para el auto más económico que haya en la ciudad. No puedo seguir dejando pasar los buses de las ocho y caminar las veintiún cuadras hasta mi casa. Dejo salir el aire de mis pulmones haciendo que humo salga de mi boca, está haciendo frío, algo normal considerando que estamos en otoño.
No me queda de otra, me quito los tacones como cada vez que me deja el autobús y empiezo a caminar. Si, descalza, es una tradición de "tu bus te dejó, Vanessa... otra vez". Es divertido, pero no lo intenten en sus casas.
Para las ocho y cuarenta y cinco ya estoy abriendo la puerta de mi apartamento. Lo primero que veo es a Nemo nadando felizmente en su pecera.
Al menos aun no está muerto, pienso como cada vez que entro al apartamento y lo veo nadar.
Lanzo los tacones en cualquier parte de la sala y camino a la cocina antes de que se me olvide alimentar a mi pez. Tomo el envase de alimento y dejo caer un poco de comida en la pecera.
—¿Qué cómo fue mi día? Todo muy bien, Nemo. Otra vez me dejó el bus—hago un puchero ridículo respondiendo las preguntas no formuladas por mi pez—. ¿Tú qué hiciste hoy?
Nemo nada en círculos comiendo las hojillas de alimento que flotan en la pecera.
—Nadar y vivir. ¡Wow, que emocionante Nemo!
Mi móvil suena interrumpiendo la cómoda conversación que mantengo con Nemo.
—Discúlpame, amiguito, tu mami tiene un mensaje.
Y es Mark... otra vez.
¿Vanessa? ¿Cuál modelo debería ser mi fantasía sexual?
Y con una sonrisa de felicidad le contesto.
Deberías pensar en las grandiosas curvas de Frankie... mientras te hace una mamada. Ninguna modelo vale más que eso para que tu pene se levante.
—¿A que tu mami es una listilla, Nemo?
Nemo contesta dando otras vueltas en su pecera.
—Ay amigo, si no mueres en las próximas semanas, tal vez te compré una sexy compañera, ¿qué dices?
[1] SEAL, Los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos o SEAL ( de SEa, Air and Land), conocidos habitualmente como Navy SEALs, son la principal fuerza de operaciones especialesde la Armada de los Estados Unidos.
2/3 capítulos que les debo porque Cantv (Compañía que brinda Internet a gran parte de Venezuela) es un asco y no me dejó actualizar.
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