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Capítulo 2.

No hay vuelta atrás,

quiero besarte, abrazarte y mimarte.

No me dejes, amor.

No me dejes.

Seamos uno solo,

no me dejes amor,

No me dejes.

Acompáñame en cada aventura y,

solo seamos uno solo.

—No me dejes, Four Chips.

Mark Zugadi.

Recibir un mensaje de Tyler Ray no es extraño, él y yo hablamos en muchas ocasiones, es una excelente persona y un gran amigo, pero recibir un mensaje pidiéndome un favor es lo más raro del asunto. Tyler es conocido en nuestro círculo social por ser muy orgulloso, así que pedirme un favor debió ser muy difícil para él. Cuando leí la frase necesito un favor esperaba cualquier cosa: dinero, estadía en mi apartamento e incluso una cita falsa, no me esperaba que me pidiera que para la fiesta de esta noche conociera a una mujer a la que él llama su Margabeth.

¿Qué diablos significa eso de todos modos?

Lo primero que pensé es, ¡mi muchacho Tyler tiene novia! Pero cuando capté lo de la fiesta de esta noche mi cerebro empezó a maquinar. ¿Qué maldita fiesta? No pude evitar preguntárselo y él solo me dijo que Luca había llamado a todos para una fiesta de bienvenida para el famoso Mark Zugadi... solo que la fiesta es sin el famoso Mark Zugadi.

Voy a matarlo, jodidamente voy a sacar todos los sesos de su cerebro, si es que tiene alguno.

Estamos a tan solo una hora de aterrizar en la fría Canadá. Extraño cada cosa cuando estoy fuera del país en alguna gira, y estoy seguro de que a mis hermanos les pasa lo mismo, solo que ellos no tienen una Vanessa Martin con quien disfrutar discutir. Mierda, Vanessa, pocas son las veces que puedo verla. Si no es estar en un gira pues grabamos en el estudio como poseídos o damos algunas entrevistas y están esas ocasiones en la que los muchachos me manipulan para llevarme a alguna discoteca y enredarme con cualquier muñeca de lindas tetas y culo.

Pienso en lo que han sido mis últimos siete años: gritos de fans, álbumes de música, entrevistas y país tras país para las giras. Lo más difícil del asunto ha sido estar tan lejos de mi familia, siempre fui un niño de mami y papi, ellos me daban todo, me consentían con lo que el niño Mark siempre chillaba por obtener; lo único bueno de estar en este trabajo es que puedo devolverle todo aquello que ellos me dieron, estar al pendiente de ambos y darle lo que ellos siempre humildemente me piden.

Suspiro cerrando los ojos en el proceso, dejando mis pensamientos descansar sobre el sofá del jet privado de Four Chips. La gira por Latinoamérica fue una locura, llegar a los aeropuertos y ver esa ola masiva de fans despierta nuestra adrenalina, estuvimos a punto de morir en el aeropuerto de México, pero nos recompensaron totalmente con cinco conciertos totalmente agotados. Estar encima del escenario con esos otros tres es el sentimiento más puro y bonito que nunca me gustaría entregar.

De repente, siento como algo suave acaricia mi cuello alertándome al instante, las cosquillas son mi punto débil y lastimosamente cada persona en este avión lo sabe. Gracias Chris, por gritarlo a los cuatro vientos.

Me levanto sobresaltado y poco después se escuchan las risitas de Frankie y Dustin. Malditos hijos de su madre; no digo putas porque sus mamás son tan especiales que aun no entiendo cómo es posible que esos chicos hayan salido de ellas.

—Markito le tiene pavor a una pluma—se burla Frankie meneando la pluma de un lado a otro. Esos dos algún día me provocarán un infarto—. ¿Tú crees que Markito le tiene pavor a una pluma, Dustin?

—Aww sí, pobre Markito—Dustin secunda a la burla de Frankie.

—Quiero que sus culos fastidiosos estén tocando sus asientos en este maldito instante—La voz oscura de Austin endereza a mis amigos provocando que sus culos se apoyen nuevamente sobre el asiento. Yo por mi parte me río por aquella acción pero los ojos oscuros de nuestro manager me callan rápidamente—. No tientes a tu suerte... Markito.

—¡¿Pero por qué todos tienen que llamarme de esa manera?!

—Simple, por que a ti te molesta—afirma Chris quien se encuentra a mi lado con su portátil en el regazo. No sé cómo escucha todo el alboroto considerando que tiene los audífonos puestos.

—¿Qué estás viendo? ¿Porno?—pregunta Frankie levantándose nuevamente de su asiento mirando detrás de nuestro espaldar. Con curiosidad poso mis ojos en el portátil de Chris, pero no, no es porno lo que ve, sino un concierto de piano—. ¿Qué es eso?

—Bach—contesta Chris aún concentrado en los dedos del pianista—, deberías escucharlo, le quita lo idiota a los idiotas.

Li quiti li iditi i lis idiitis. Mariquita.

—Que me guste la música clásica no significa que sea mariquita—rectifica mi compañero de asiento antes de argumentar un—: que no respetes los gustos de otras personas y seas una maldita piedra en el zapato de los demás, eso sí es ser una mariquita.

Escucho las carcajadas de todos en el avión, incluso yo los acompaño. No es la primera vez que el sabiondo de Chris le cierra la boca a Frankie.

Nunca te metas con Christopher cuando esté escuchando música clásica, la ama y la defendería de cualquiera, así de tostados estamos todos.

A pesar de las risitas, Frankie rueda los ojos para luego posar su atención en mí, niego con mi cabeza ordenándole indirectamente que no diga alguna estupidez.

—¿Markito, podemos ir a tu apartamento y disfrutar de la fiesta?—frunciendo el ceño, me levanto de mi asiento para luego extender mi palma y pegarle detrás de su cabeza—. ¡Mierda, Mark!

—Concuerdo con Chris, eres una maldita piedra en el zapato.

—Me encanta ser tan especial para ti—dice antes de lanzarme un beso, se sienta y empieza a molestar a su siguiente víctima, Dustin. Aunque no creo que le moleste, Dustin es igual de fastidioso que Frankie.

Desbloqueo mi teléfono para leer el nuevo mensaje de Tyler, según él ya está en el apartamento con su chica y otras veinte personas más. Le agradezco con un mensaje advirtiéndole que no le diga nada a mi primo que estaré por ahí en tan solo minutos.

Luca lo más seguro es que estuviera muy confiado pensando que volvería el lunes, ese era el plan, pero un problema con la hermana diabética de Chris cambiaron nuestros planes de quedarnos dos días de vacaciones en las hermosas playas venezolanas. Ninguno lo culpamos o dijimos alguna palabra, Faith es la única persona que Chris tiene, no mamá, no papá, no tíos o primas, solo Faith, su hermanita menor. La historia de los hermanos James es triste y horrible, tal vez por eso Chris es tan cerrado.

—¿Qué harás con Luca?—escucho sorpresivamente la voz de Chris.

—Tal vez le dé una paliza.

—Siempre le amenazas con eso y estoy seguro de que tus pensamientos se vuelven sangrientos cada vez que él hace algo malo pero tú... nunca haces nada.

Digiero bien sus palabras, tiene razón, lo máximo que puedo hacerle a ese idiota es darle una patada en las bolas.

—Soy pacifista—trato de restarle importancia al asunto.

Chris me sonríe—: No, tu problema es que evitas hacerle daño a los demás.

—¿Eso no es ser pacifista?

Sé lo que quiso decir con sus palabras.

Chris ríe por mi insistencia mientras niega con su cabeza para luego subirle un poco más el volumen a su portátil. Entiendo, no quiere que nadie lo moleste en su sesión de piano instrumental.

Podremos ser antipáticos uno con los otros, insultarnos, pegarnos o molestarnos, pero somos una pequeña familia, si alguien se mete con alguno pues te llevas al combo completo y para mí, si no tuviera a algunos de esos idiotas en mi vida tal vez no sería el mismo y si alguien le hiciera daño a Chris, Dustin o Frankie pues un pedacito de mi corazón ya no estaría conmigo.

Son las diez cuarenta y cinco cuando entro en el vestíbulo de mi complejo residencial, Woody, no el muñeco de la película de Disney Pixar sino el portero me mira con ojos alarmados, él sabe de la fiesta y no hizo ningún esfuerzo para evitarlo, pero no lo culpo, Luca tiene una labia monumental que podría envolver a cualquiera.

—Señor Zugadi—dice el pequeño hombre levantándose sobresaltado—. Yo...

—No debes decirme nada, Woody, ya sé que está sucediendo arriba en estos momentos—aseguro arrastrando la maleta hacia mí, me detengo frente a su lugar de trabajo posando mis brazos sobre la encimera de granito—. Necesito un favor, llama a mi apartamento y dile Luca que estoy aquí, que estoy subiendo en este mismo instante.

—S...i... sí, señor—Woody coloca el teléfono en su oído y marca algunos números en el panel, está sudando y temblando porque sabe que estoy enojado—. Señor Ricci, su primo está aquí... Sí, señor, está subiendo por el ascensor... Emm, no puedo hacer eso.

Apuesto veinte dólares a que Luca le pidió a Woody que corte la energía del ascensor.

—Señor Ricci... ¿Señor Ricci?—Woody levanta su mirada para verme con ojos de perro atropellado—. Colgó, señor Zugadi.

—Solo quería que se enterara que ya me encuentro aquí, estoy seguro que estará cagándose del miedo en este momento—le digo con una pequeña sonrisa malvada en mis labios. Tomo mi maleta y empiezo arrastrarla para entrar en el ascensor y antes de que las puertas se cierren me volteo hacia Woody—. ¿Y Woody? Soy Mark, no señor Zugadi.

Al ver la sonrisa en mi rostro el hombre me la corresponde, hemos tenido ésta discusión desde que me mudé a este lugar.

Subiendo por el ascensor me preparo mentalmente para ver mi apartamento lleno de gente. Lo positivo, es que conozco a una gran variedad de sus amistades por lo que no me sentiré incómodo, pero estoy cansado y solo quiero dormir.

El ascensor se detiene en mi piso, saco las llaves del bolsillo de mi pantalón y la introduzco en la cerradura para abrirla, la música se escuchó desde que salí del ascensor, gracias a Dios que aún no tengo vecinos o si no hubiese tenido grandes problemas.

Apenas abro la puerta grito un—: ¡Luca! ¡¿Dónde estás hijo del demonio?!

Todos los presentes me miran con sorpresa, pero mis ojos solo se posan en el cobarde de mi primo quien se oculta fallidamente detrás de una hermosa castaña que es dueña de cada uno de mis pensamientos.

Dejo mi maleta en la entrada sin preocuparme, saludo a algunas personas hasta llegar al pequeño grupo: Mi primo, Tyler, su chica y Vanessa.

—¡Te dije que nada de fiestas, Luca!—le echo una ojeada a cada uno de los presentes en el grupo y obtengo diferentes miradas. La chica de Tyler me mira como si fuera un Dios, Tyler se encuentra divertido, Luca me teme y Vanessa... nunca puedo interpretar esos bonitos ojitos.

—No seas tan aguafiestas, estamos en el mejor punto de la noche, no botes a mis amistades.

Le doy mi más seria mirada de, ¿crees que me importa?

—Gracias a Dios conozco a algunas de estas personas—me acerco a Tyler y nos abrazamos efusivamente. Hablo mucho con él pero son muy pocas las ocasiones que lo veo, mientras que él está ocupado con la universidad, yo lo estoy con las giras y grabaciones.

—¿Cómo estuvo la gira, imbécil?

—¡Jodidamente genial! Es la primera vez que tocamos en tantos países—Y es cierto, a pesar de ser la segunda vez que pasamos por Latinoamérica esta vez agregamos ocho países más.

—Canadá siempre será tu favorito.

—Obviamente, Ty, este país me vio crecer—digo sonriente hasta que mi atención se centra en ella—. Vanessa.

—Mark.

Tan tierna como siempre.

—Wow, ¿aún sigue su enemistad?—Tyler pregunta con incredulidad.

¿Enemistad? Eso no es lo que tenemos.

—Cierta persona no es muy madura para superar lo que sucedió—Vanessa escupe con violencia.

¿Habla del beso?

—¿Estás hablando de mí? Creo que deberías hacerte un auto examen, Vane.

—Idiota.

—Tonta.

—Estúpido.

—Estúpida.

—Gilipollas.

—Calientabraguetas.

—Ok, ok, ¿pueden callarse? Llaman la atención de mis invitados y los están incomodando.

—¡Esta es mi casa, Luca! Si quiero discutir con Vanessa, lo hago.

—¡Dios mío! Solo compláceme esta vez, por favor. Después siguen peleando como tanto les gusta hacerlo.

Ambos lo miramos mal cruzándonos de brazos, Luca al ver nuestra clara amenaza en los ojos huye del lugar. Vanessa toma asiento en el sofá aún fulminándome con la mirada, pero decido no seguir molestándola al ver los ojos iluminados de la chica de Ty.

—Hola, ¿quién eres tú?

—Soy... soy... Eli... Eli... Oh Dios mío, no puedo creer que seas tú.

La chica está deslumbrada, cosa que me divierte cada vez que conozco a alguna de nuestras Little chips.

—Ella es Elizabeth, mi novia, es fanática número uno de Four Chips—dice entre risas Tyler.

Lo he notado, amigo.

—Yo no soy su novia, Mark, él es un mentiroso. Estoy soltera y disponible.

—¡Margabeth!

—Es Mark Zugadi, Ty—trata de susurrar pero esas palabras llegan a mis oídos.

—Es un placer conocerte, Elizabeth no novia de Ty, soltera y disponible fan número uno de Four Chips.

Elizabeth se ríe haciéndome reír a mí también.

—Me encanta tu música.

—Gracias, Eli. ¿Puedo decirte Eli?

—Llámame como quieras, o mejor llámame, estoy disponible las veinticuatro horas del día—la miro divertido. Ya veo el por qué le gusta a Ty.

—No sé si cometí una equivocación presentándote a Mark—dice de mala gana Tyler tomando la atención de todos—. Ahora menos va aceptar tener algo conmigo, gracias Mark.

—De nada, hermano.

Tyler se sienta junto a la ceñuda Vanessa con los brazos cruzados y luego Eli aparta su mirada para sentarse junto a él.

—Creo que te debo algo—le dice ella.

—No me debes nada, Margabeth.

—¿Le dices Margabeth?—pregunto entre risas. Ya lo sabía, pero me parece la cosa más rara del mundo.

—Es original—se defiende Tyler.

—Tiene razón, es extremadamente original—masculla ella antes de besarlo.

Vanessa los mira incómoda y aprovecho ese momento para lanzarle un beso, ella me saca el dedo del medio y yo le respondo sacándole la lengua. Llámennos inmaduros y tontos, pero estoy seguro que a ella se le hace tan divertido como a mí.

—Vale, no me esperaba ese beso—trata de vocalizar Tyler.

—Vengo en un momento, iré a la cocina a buscar algo de beber—miro fijamente a Vanessa—. ¿Me acompañas?

—Antes que me atropelle un camión que estar a solas en un lugar contigo.

—Me acompañas—finalizo tomándola de la mano y arrastrándola conmigo.

Fue difícil al principio pero al final se dejó llevar y ambos terminamos en mi solitaria cocina.

—¡¿Por qué eres tan fastidioso?!—chilla ella separándome de mi, pero yo rápidamente la acorralo entre la isla y mi cuerpo y ella no puede encontrarse más tensa en ese lugar.

—Porque me encanta ver esa bonita arruga en tu ceño—acercándome más, ella instantáneamente cierra sus ojos y yo sonrío. Ella jodidamente quiere besarme, pero no le daré la satisfacción. Tomo uno de los vasos que se encontraban detrás de ella para luego separarme de su cuerpo. Vanessa abre los ojos confundida, pero luego su emoción cambia a furiosa al ver el vaso en mis manos—. ¿Qué? Solo quería tomar un vaso.

—¡Eres un idiota!—grita ella antes de correr fuera de la cocina.

—¡Pero un idiota al que quieres!

1/3 capítulos que les debo porque Cantv (Compañía que brinda Internet a gran parte de Venezuela) es un asco y no me dejó actualizar.

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