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|| SooKai ||
|| Fluff || +18 Soft ||
|| O.S. || Idolverse || POV ||
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Tu despertador suena nuevamente, por favor, despierta ya, pues no soporto más el estar despierto sin tu compañía y menos soporto aquella canción infantil que has asignado como tu tono de alarma. ¿Billy Poco? Creo que ese es su nombre porque esas palabras son las más repetitivas en la canción, apostaría mi cena de esta noche a que ese es su nombre.
La canción por fin termina y mi buen oído me informa que estás dando pasos fuera de tu habitación, seguramente vas al baño. Salgo de un salto de mi cama, necesito verte, darte un abrazo y un beso de buenos días.
Al salir de mi habitación veo que la puerta del baño está cerrada y también puedo escuchar un tarareo, debiste amanecer con muy buenos ánimos, cada que es así tarareas y cantas. Tu bella voz me brinda un concierto personal, es una canción de Bruno Mars, vaya novedad. Suelto una risa debido a que, después de unos minutos, escucho tu canto un tanto chistoso, me he imaginado que tienes pasta en los dientes y, aún con el cepillo en la boca, sigues cantando.
Siguen pasando los minutos y ya no me deleitas con tu voz, empiezo a pensar que debería preparar el desayuno para sorprenderte con este, pero la necesidad que tengo de tenerte entre mis brazos, que has dicho tantas veces son tu hogar, es mayor.
Mis labios mueren por probar los tuyos, las yemas de mis dedos queman por acariciar tu piel, mis ojos están brillando muy ansiosos por verte y mi pecho te está esperando para que te fundas en él.
Necesito la calidez de tu cuerpo contra el mío.
Vaya, es definitivo... Estoy perdidamente enamorado de ti, lo sé muy bien, si embargo, es bueno siempre reafirmarlo.
Te necesito tanto que no pienso mucho en los reclamos que puedas darme cuando ya estoy girando la perilla de la puerta del baño, al girarla notó que no le has puesto seguro y eso me da un permiso tácito para ingresar de manera rápida, pero silenciosa.
Lo primero que veo, y logra deslumbrarme, es tu amplia y blanca espalda que posee unas salpicaduras color café que he ido contabilizando con el tiempo.
Estás semidesnudo preparando la bañera. No puedo evitar morder mi labio inferior, te ves tan exquisito en estos momentos y con "estos momentos" me refiero a siempre, cada día, ante mis ojos te ves exquisito y eso puede llegar a generar alguna que otra reacción fisiológica en mí que puede costarme una sanción.
Me tienes tan mal, amor.
—¿SooBin?
Preguntas en voz baja a la vez que giras a verme, bufo en respuesta. ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que me llames por mi nombre?
Llevamos más de seis meses juntos y, aún te es difícil llamarme cariñosamente o bueno no, no te es difícil, pero dices que no es correcto pues puedes llegar a confundirte cuando estemos con otras personas o frente a cámaras.
Uh, sinceramente no me molestaría que te refieras a mí como amor, cariño, vida o universo, ya sabes... Como sueles hacer cuando estamos cubiertos por la oscuridad de la noche, cuando estamos escondidos bajo suaves sábanas que son las únicas que testifican un secreto que muchas veces he tratado de confesar.
Me gustaría que uno de esos sobrenombres cariñosos que me has dado salga de tus lindos labios en pleno live ante miles de fans que últimamente osan pedirte en matrimonio, sería una gran manera de rechazar sus propuestas...
Es solo un pensamiento, claro.
—¿Qué haces aquí? Sal, los chicos po-
Ya me sé de memoria esas palabras, me tienes cansado de ellas, entonces decido que es mejor interrumpir tu muy conocido reclamo con un delicado beso en tu suavecita mejilla derecha.
Que bien se siente tu piel, que bien se siente rodearte entre mis brazos.
—Te extrañé toda la noche y madrugada, no me regañes, por favor.
Confieso y pido, aún con mis labios contra tu, ahora muy sonrojada, mejilla. No me dices nada, por ello es que empiezo a llenar aquella bonita zona de tu rostro con besos sonoros, se siente bien ser el causante de que tus mejillas sean cubiertas por capitas de tono carmín y también de aquellas bajas risas nerviosas.
Tus delgados brazos se envuelven lentamente por mi cuello, mis ojos se transforman en dos finas líneas por la sonrisa boba que no puedo evitar tener presente en mi rostro cuando estoy disfrutando de tu felicidad, de nuestra felicidad.
Los minutos van pasando y mis manos van bajando de forma lenta de tu cintura hasta tus caderas, mis pulgares tantean la sensible zona bajo los pantalones cortos que llevas y me es imposible no regalarte una sonrisa pícara porque, justo cuando me decido a tirar para abajo del elástico, un suspiro lleno de dulzura y placer escapa de tus labios.
Tu ser es tan tímido y sensible, algún día serás el causante de que me dé un infarto debido a aquella mágica sensualidad que desprendes.
Mis labios van trazando un camino que va desde tu marcada barbilla hasta tu blanquecino cuello. Estoy perdido en tus suspiros y pedidos en voz baja para que me detenga. Me pides que pare, pero no haces ningún intento por alejarme de tu piel, es más...
Me atrevo a decir que estás haciendo tu cuello hacia atrás para darle una mayor accesibilidad a mis labios y lengua que empieza a deleitarse con el manjar que es tu piel.
El corazón se me acelera y la sangre desciende hasta una parte en específico, que si menciono ahora seguramente hará que los colores se te eleven más de lo que ya están, al escucharte llamarme por amor en un placentero gemido. En mi cabeza solo puedo gritar ¡Bingo!
Has caído ante mis encantos, bonito.
—Yo también te extrañé, SooBin hyung.
Logras decir con voz estable. Otra vez me llamas por mi nombre y ahora junto a honoríficos, quiero que me llames cariñosamente como hace unos segundos, a manera de reproche mis manos se hunden bajo tus pantalones cortos, rápidamente doy contra tu piel, ya que estás sin ropa interior —¿eso es lo que es llamado un hombre precavido o no?— y sostengo uno de tus glúteos con un tanto de fuerza, mientras al otro le doy varias palmaditas.
Sueltas una risa y te aproximas a mi cuello para hundir tu rostro en él. Me gusta esa manera tuya con la que buscas ocultar la timidez de tu rostro en mí.
—Binie.
—No, no, no.
Digo y siento que te vas removiendo de mi cuello, seguro para preguntar el motivo de mis "no", pero antes de que abandones mi cuello, yo acercó mis labios a tu oreja para darte más besos desde la hélix hasta el lóbulo y seguido susurrar mi deseo.
—Amor. Quiero que me llames así, dulzura.
Tú guardas silencio y como yo soy alguien impaciente decido hacerte hablar pasando mi lengua por el lóbulo de tu oreja, sé cuán sensible eres en esa zona y me fascina que mis caricias allí logren rápidamente estremecerte, ocasionarte mil y un suspiros.
—Amor —al fin— es temprano, no podemos.
—¿Qué no podemos?
El tono de mi voz denota falsa inocencia, lo notas rápido y das un golpecito en mi hombro. Te miro con una muñeca exagerada de dolor y tú me dedicas una mirada de "no te hagas". Es gracioso todo esto, pero también es sensual para mí.
—YeonJun hyung, él-
—En una cita con BeomGyu.
—Pero, Tae-
—Salió una hora antes de que despertarás a la empresa.
Me miras sorprendido y antes de que me digas algo obvio, sí, me he metido aquí sabiendo que podría brindarte un viaje hacia las estrellas ida y vuelta sin ningún tipo de interrupción.
—¿Me permites?
—¿Qué cosa?
Oh, tú sabes a lo qué me refiero. Esas juguetonas y castañas pestañas que haces revolotear me dicen que sabes muy bien a lo que me refiero, pero si quieres que juguemos a la falsa inocencia, adelante.
—Acompañarte en tu baño.
—¿Solo eso?
—¿Esperas algo más, luz de mi vida?
Niegas rápido con un sonrisa nerviosa, acto seguido buscas mi mano para entrelazar nuestros dedos y así guiarme hasta la bañera que, para suerte nuestra, no se ha desbordado.
Te pido permiso para acabar de desnudarte y aceptas tímidamente con la condición de que lo haga mientras me das la espalda. No me quejo mucho, puesto que la vista es buena igualmente. Me resulta curioso el que tantas veces te he tenido cubierto únicamente por mi cuerpo y, aún así te avergüenzas cuando aprecio tu desnudez en su máximo esplendor.
Tengo dos hipótesis para esto y son las siguientes: O tú eres muy conservador o es que yo me convertí en un total exhibicionista desvergonzado desde aquella primera noche en la cual nuestros cuerpos se volvieron uno solo. Me has dado algo nuevo en lo que pensar esta noche mientras te espero.
Pronto nos encontramos juntos, pero separados en la bañera, no sé cómo, pero conseguiste huir de mis brazos y hacer que nos sentemos el uno frente al otro. Esto no era lo que yo tenía en mente...
En el momento que voy a reclamarte por estar separados, las palabras de mi boca se esfuman y mis ojos no pueden evitar seguir tu mano derecha que sujeta una esponja de baño.
La esponja va por tus brazos, cuello y pecho en cámara lenta, no sé si sea mi mente la que está jugando conmigo o si eres tú, tú quien está buscando tentarme con mi más conocida debilidad: Tu cuerpo.
Pasan los minutos y mis ojos no pueden dejar de verte, has echado tu cabeza hacia atrás, tus ojos también has cerrado y te has dedicado por más de un minuto a pasar la esponja por tu cuello y torso.
Es definitivo, estás tentando mi paciencia, autocontrol y falsa inocencia. Aunque, si pierdo esta última, ganaré igualmente ¿Verdad?
Mis manos buscan bajo el agua tu pierna derecha para elevarla hasta que tu tobillo llega a la altura de mis labios. Tus ojos se abren de inmediato y tus labios tiemblan, sabes bien lo que pasará.
—Relájate.
No lo haces, ni bien empiezo a besar la zona de tu tobillo te tensas, pero conforme voy besando más y más siento tu pierna temblar cual gelatina, tus cortos vellos corporales se erizan a la vez que voy recorriendo con mis labios hasta la zona baja de tu pierna, anterior al muslo —eres muy perceptivo en esta zona, es placentero para ti, por lo tanto, también lo es para mí—.
Decido colocarme sobre mis rodillas en la bañera por comodidad para así poder sujetar solo con una mano tu pierna, ya que también la apoyo contra mi cuerpo. Conoces tan bien mis movimientos que no me sorprendo cuando sujetas, bajo el agua, mi otra mano que está libre, interrumpiendo así las caricias de mis dedos que tenían como punto de partida tu muslo izquierdo y como meta, la zona de tu ingle.
—Aquí no, amor.
—¿Aquí no qué?
—Tú sabes qué.
—No, no sé.
¿Mentirita piadosa? Sí, me gusta que te exasperes. Te ves sexy cuando frunces el ceño, tensas tu muy definida mandíbula y sueltas un "ts" porque también eres impaciente para algunas cosas, como por ejemplo esta.
—¡Choi SooBin!
—¡Kai Kamal Huening!
Grito ni bien tú lo haces. Te he levantado por la cintura tan rápido para acomodarte sobre mi cuerpo que te has sorprendido y enojado, para resolver lo último llevo una de mis manos a tu mandíbula para acariciarla y ni bien te dispones a abrir la boca para hablar yo me apodero de tus labios en un ansioso beso que estoy esperando desde anoche.
Recuerdo que desde que te conocí me pregunté qué sabor tendrían tus labios, siempre estaban brillantes y muy rosas, supuse que su sabor sería a cerezas, fresas o inclusive melocotón. Sin embargo, cuando me atreví a besarte por primera vez mientras "dormías" después de una clase de baile me di cuenta que no tienes sabor frutal.
El brillo de tus labios es natural, no hay bálsamo en ellos para que se mantengan de ese bonito color.
Tus labios son dulces, tienen un dulzor único que no se compararía jamás con algo como la miel o el azúcar, puesto que estos dos pueden llegar a empalagar cuando son consumidos en exceso hasta al más ferviente amante de los postres. Pero heme aquí, besándote por ya casi doce minutos seguidos, sin empalagarme ni un solo segundo, más bien pidiendo más y más de tu dulzor.
Cada vez queriendo más y más de tu existencia combinada con la mía.
Sonará raro, pero algo que podría acercarse un poco al dulzor de tus labios es, quizás, el aroma de los jazmines en su época de floración durante el atardecer.
Mis dedos acarician tu columna vertebral, esa perfecta curvatura al final de tu espalda que adoro apreciar antes de dormir, justo cuando el cansancio te gana y te rindes ante Morfeo, sin tomarle importancia a tu desnudo cuerpo boca abajo en mi cama.
Gemidos sutiles vas soltando a la vez que meces tus caderas, de adelante hacia atrás y trazas pequeñas circunferencias, sobre mi ya despierto miembro.
Una vez dijiste que mis labios te llevan a otra dimensión, que consigo llevarte hasta un lugar mágico y desconocido en el cual puedes sentir plenamente la calidez de mi amor.
Tus pulmones te exigen respirar correctamente, por eso decides volver a esta dimensión. Tus labios están un poco magullados, se ven más apetecibles.
Ahora tienes unos labios de rubíes, tus mejillas pintadas de carmín y tus orejas la purpurea granada madura.
Colocas tu frente contra la mía, tu nariz delicadamente roza la mía —no creo que exista otro par de enamorados que le den tanto valor a los besos esquimales como el que nosotros les damos, son tan especiales para nosotros, puesto que uno de esos, fue nuestro primer beso— y tus dientes están mordiendo levemente tu labio inferior.
La falsa inocencia se acaba de ir por la borda.
—Hazme tuyo, por favor.
—¿Cómo hago eso?
—¡SooBin!
Reclamas haciendo un tierno puchero que no tardo en besar fugazmente.
—Pide, mi ángel. Pide bien qué es lo que quieres, qué es lo que involucra exactamente el hacerte mío.
Tus mejillas se escarchan con sonrojos, pero tus caderas entienden mi pedido y se van moviendo deliciosa y casi imperceptiblemente, me quieres torturar con lentitud.
—Por favor, quiero que, uh... ¿Seamos uno?
¡Adorable, adorable, adorable! Harás que me desmaye por una alza de azúcar ahora mismo.
—¿Somos una clase de rompecabezas?
Me miras mal y te abrazo fuertemente por la cintura, no quiero que me dejes sin estar disfrutando de tu ser como hace una semana por mis bromas tontas.
—Los chicos llegarán y se me irán las ganas.
—Waoh, pero hace un mes no dijiste lo mismo cuando lo hicimos en la sa-
Sí, mejor cállame con un beso antes de que exponga tus fetiches.
—Tonto.
Dices sobre mis labios y yo asiento, cosa que te hace reír. No puedo negarme, soy tonto y todo lo que tú digas. Por ti y para ti cariño puedo ser el ser más bobo del universo que se la pasa suspirando por la más simple acción que realices, el más valiente, aunque sea un total miedoso , el personaje más romántico que se haya descrito jamás en un libro y así todo lo que tú me pidas ser.
Busco ser tu ser favorito, busco ser ese amor bonito con el cual has soñado desde niño.
No es sencillo describir el sinfín de emociones que estallan dentro mío, pero puedo tratar.
Tus piernas se aferran a mis caderas y siento electricidad recorrer todo mi cuerpo, tus brazos se posan en mis hombros y siento una calidez similar a la del sol de verano en una día de invierno, tus dedos se pierden en mis cabellos color negro y entonces tus caricias me transmiten comodidad, tus labios están siendo la fuente de vida de los míos y solo puedo sentir miles de mariposas en mi estómago.
Cuando te refieres a mí por amor entre suspiros a la vez que mis dedos te van preparando procurando otorgarte placer, dentro mío hay una revolución hormonal y sentimental. Finalmente, cuando me aseguro que no hay manera alguna de que llegue a lastimar tu delicado cuerpo, tus gemidos mueren en mis labios, me quedo con cada uno de ellos al sentir tu interior recibir cálidamente y con gran necesidad mi extensión.
Nuevamente te estoy haciendo el amor, te reclamo como mío y te recalco que soy tuyo, los sonidos ajenos a nuestros choques de pieles, jadeos, gruñidos, gemidos, suspiros y chasquidos de besos, desaparecen. El chapoteo del agua es obviado por nuestros oídos.
Un aura de dulce placer y complicidad nos envuelve. Se siente bien saber que no solo estoy disfrutando de tu cuerpo, cariño, también estoy disfrutando de tu amor que es algo abstracto, algo que no es tangible, pero que llego a disfrutar y sentir por todo lo que me permites hacerte.
Tus manos entre mis manos, tus ojos con pupilas dilatadas posados en los míos, tu cabeza apoyada en mi hombro, tu pecho denotando una respiración irregular y tus labios entreabiertos soltando uno que otro te amo sincero en un susurro bajo cual secreto cerca a mi oído. Quiero quedarme así contigo por una eternidad.
Imagino una vida entera haciéndote el amor, desnudando y disfrutando únicamente tu alma. Susurrando en nuestros tibios días que tu belleza es irreal, que me siento el ser más bendecido de todos los tiempos por ser el que conoce de todas las formas posibles a la perfección hecha persona.
—Por favor, por favor~
La dulce coquetería de tu voz hace que acelere mis movimientos, más y más, quiero dar con aquella zona que te llevará al delirio. Quiero disfrutar tu clímax, que sientas la gloria misma, que tus ojos se nublen y me pidas que recargue tu cuerpo en mi pecho para mimarte hasta que concilies el sueño.
Quiero que juntos nos elevemos hasta el cielo.
El objetivo de mis labios ahora cambia hacia tu par de botoncitos, son suaves como creo que lo son las nubes —esas a las cuales nos gusta darles alguna forma de animal cuando salimos a pasear tomados de la mano mientras usamos lentes oscuros, mascarillas y gorros—, si bien me gusta mordisquearlos lo hago con mucha delicadeza puesto que para mí eres muy frágil, tanto que a veces me da miedo de llegar inconscientemente a lastimarte.
Mis embestidas disminuyen su velocidad, me gusta lento porque las cosas más exquisitas deben ser percibidas por todos los sentidos y es muchas veces la rapidez, el apuro, lo que nos hace perdernos detalles importantes.
Mi visión se centra en tu bello rostro, sé bien que serías la fuente de inspiración de muchos escritores y dibujantes que se dedican a hacer arte del erotismo. Me genera un poco de celos la idea de alguien más deleitando su vista con tu desnudez, pero al mismo tiempo me emociona la idea de tener plasmado en un cuadro o en unas líneas el desastre pasional que eres cuando te entregas a mí, desastre pasional del cual yo soy el autor.
Ahora eres tú quien lleva el ritmo, das saltitos sobre mi regazo, rápido y lento, cambiando la velocidad mientras me preguntas si me gusta o no.
¿Cómo podría no gustarme el que me permitas probar junto a ti lo más cercano a la gloria?
Estoy por decirte algo cuando siento tu lengua acariciar el lóbulo de mi oreja, entre deliciosos jadeos logras decirme algo que casi hace que me desmaye, sabes bien que no puedo negarte nada.
Con cuidado te voy levantando para colocarte contra el extremo de la bañera, acomodo cada una de tus piernas en mis hombros y me posicionó bien sobre mis rodillas para empezar a buscar nuestras liberaciones. Cierras tus ojos y llevas una de tus manos a tu frente, no sé si tus rubios cabellos están tan húmedos por sudor o por el agua de la bañera.
Mis ojos van a parar por un momento alrededor del baño y carajo, siento que me vas a gritar cuando te saque de aquí.
—Mi-mierda.
—Esa boquita, ángel.
—¡Rápido!
Mandón.
Al príncipe lo que pida digo en mi mente, elevo más tu cuerpo y doy certeramente en aquel dulce punto, sueltas unas maldiciones, muerdes tus labios, tus ojos lagrimean, me aprietas más dentro tuyo, tu estrechez logra que sienta cosquillas en mi zona baja, estoy tan cerca.
El orgasmo que vives dejaría enmudecido al propio Eros, cuando llegas a tu límite eres una mezcla entre lo más tierno, bello y placentero del universo.
Gritas tan fuerte por mí, que hasta llego a temer que hayas dañado tu garganta. Al segundo que te vienes y tus espasmos inician, y no puedo hacer más que llenar tu interior.
Mi respiración es muy agitada, notas que mi cuerpo también se siente desvanecer como el tuyo y me atraes con tu manos para que descanse mi mandíbula en tu hombro. Ambos nos quedamos abrazados y regulando nuestras respiraciones mientras nos decimos cuánto nos amamos con los ojos por un par de minutos.
—Te amo.
Dices con voz melosa y una amplia sonrisa. Yo también sonrío, te acercas a mi mejilla izquierda y das un besito en mi marcado y bonito hoyuelo. Sé que tienes una debilidad por ellos.
—Te amo, me encantas y ahora mismo no me importa morir.
—¿Morir?
Me miras desconcertado, si no muero por el placer inigualable que me has brindado, seguro moriré cuando notes que mitad del agua de la bañera está en el suelo.
Cuando me retiro de ti y ofrezco terminar de asearte es cuando notas el suelo, me preparo para ser regañado, pero el regaño no llega. Lo único que llega a mí son muchísimos besos cortos por mi rostro y una propuesta que aprovecharé bien.
Es de noche, pero a diferencia de las últimas, estás en mi cama antes de que sea de madrugada. Te estoy observando dormir desde la puerta, te he abrigado bien y traído un par de peluches para que abraces mientras yo me encargo de la limpieza del baño.
Un bostezo escapa de mis labios, estoy cansado. Entre hacerte el amor durante lo que quedaba del mediodía y gran parte de tarde además de limpiar, me has logrado dejar rendido.
Los chicos, no han llegado todavía, pero yo no doy para más, no hemos cenado, pero en estos momentos mi sueño supera el hambre. Me dirijo sigilosamente hasta donde duermes, tienes una linda sonrisa, espero realmente que sea porque estas soñando conmigo o con uno de tus ambiciosos sueños de estrella.
Retiro el conejo blanco de tus brazos, te remueves entre sueños y aprovecho esto para adentrarme en la cama y rodearte con mis brazos, te quejas un poco y decides tallarte los ojos con tus finos dedos. Mientras tratas de despertar yo deposito un beso en tu mejilla izquierda que está muy roja debido a que has puesto todo el peso de tu cara sobre ella.
—¿Qué hora es?
—Hora de que me mimes.
—Pero lo hice todo el día.
—Exacto, ya me acostumbraste a ello.
—Bobo.
No estás muy despierto que digamos, sujeto tu cuello por la parte trasera y te atraigo hacia mi pecho, me pides que te cante y lo hago, me abrazas fuerte cuando empiezo a cantar Why de TaeYeon.
¿Por qué dudar?
¿Por qué dudar de nuestras promesas y sueños a futuro juntos cuando ninguna de las mariposas de nuestros estómagos ha parado un solo día de revolotear?
Desde que te conocí supe que eras la mano que quería sostener para toda mi vida, desde que te conocí no pude evitar pensar en que si te tenía en mi vida, no necesitaba nada a nadie más para ser feliz.
Beso tus dormidos párpados, susurro un te amo de buenas noches, acomodo tus rubios cabellos y tapo con mis manos tus orejas cuando escucho los golpes de TaeHyun a la puerta, creo que ha notado que usé sus toallas de baño como trapeadores.
Ay, no sé ni qué escribí, pero me gusta. Necesitaba escribir algo de mis gomitas. Realmente espero que les haya gustado aunque sea un poquito esta cortísima historia. Fua, tuve que reescribir la parte final porque se me borró ayer, por eso mismo no llegué a subirla anoche, perdón :c
Dejen su estrellita si les gusto este +18 soft, idk. Aún no le entro al smut, pero algún día :3
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