Luego de aquel día de lluvia en donde confesaron sus sentimientos, formalizaron su relación, la cual trataron de mantener no a escondidas, sino solamente para ellos dos y su pequeño círculo social, aunque fue algo difícil, ya que no podían contenerse cuando estaba juntos, deseaban abrazarse y pasar juntos la mayor parte del tiempo. 

Al final no consiguieron lo deseado, pues todos en el colegio se enteraron de su relación, quedándose muy asombrados porque jamás se habían imaginado al presidente nerd del colegio con el chico misteriosamente guapo.

Probablemente Chan jamás lo notó, puesto que solo se concentraba en sus prioridades, pero era muy popular entre las jóvenes estudiantes, incluso algunas llegaron a odiar a Jeongin cuando se enteraron de que era novio de Chan. Estaban celosas porque Jeongin fue el único capaz de enamorar a Chan. 

Al principio Jeongin corrió peligro de ser maltratado por ese pequeño grupo de chicas obsesivas, sin embargo, tenía compañía de Seungmin, quien se encargaba de ahuyentarlas y evitar cualquier tipo de agresión contra Jeongin. Seungmin no tenía pelos en la boca y siempre era directo, jamás se dejaba de nadie, Jeongin agradecía tener un amigo como él.

Cuando notaron que, por más que lo intentaran, no lograrían nada, aquellas chicas desistieron con el tiempo. Jeongin estaba tranquilo, disfrutando de su último año junto a su novio y sus amigos. Sí, amigos, porque Jeongin empezó a relacionarse y tener amigos. 

Se hizo cercano a los amigos de Chan; Minho y Jisung, también a Changbin; el novio de Seungmin, e incluso con Félix y Hyunjin. Aquel par aún se acordaban de lo que Jeongin hizo por ellos, cuando se encontraron en uno de los eventos cívicos del colegio se reunieron a comer juntos, desde entonces se hicieron muy cercanos.

Ahora Jeongin ya no estaba solo como al principio, tenía amigos y un magnífico novio. 

Chan y Jeongin se encontraba en su lugar favorito; el árbol en donde se conocieron. Ambos estaban acostados sobre el césped, mirando el precioso cielo azul y recibiendo la sombra que les proporcionaba ese especial árbol. 

—¿Crees que seguiremos juntos por siempre?

—No lo creo, lo estaremos —respondió Jeongin con mucha seguridad.

—¿Cómo estás tan seguro? ¿Acaso adivinas el futuro?

—Sí, ahora adivino el futuro —dijo Jeongin con una sonrisa—. Terminaremos nuestros estudios, trabajaremos muy duro, nos casaremos, compraremos una bonita casa con un precioso jardín para que las mariposas nos visiten y en diez años estaremos sentados observando nuestro jardín, mientras esperamos por la llegada de nuestro bebé —comentó sin dejar de sonreír en lo que acariciaba la mano de Chan.

—Eso sería completamente hermoso —musitó Chan, desviando su mirada del cielo hacia Jeongin, observando lo más hermoso de su vida—. Realmente deseo que eso suceda, porque quiero estar contigo siempre... Contigo me quedo y me quedo de por vida, Jeongin.

—Te amo mucho, Channie —susurró—. Y quiero tanto besarte... 

—Pero nos esperaremos hasta la salida, ¿okey?

—Okey —contestó con un puchero. 

—Ahora será mejor que regresemos, el recreo no tarda en acabar.

Chan se colocó de pie, limpiando su uniforme y ayudando a Jeongin a levantarse. Ambos recogieron las cosas que utilizaron para el almuerzo y empezaron a caminar hacia los edificios de salones, agarrados de las manos porque en esa zona no había supervisión .

Jeongin observaba sus manos entrelazadas y fue inevitable sonreír, cuando se trataba de Chan siempre le era inevitables no sentirse feliz y no sentir esas mariposas volar en el interior de su estómago.