Capítulo 13
Su corazón se estaba desesperando, no encontraba a Jeongin por ningún lado, sentía que podría colapsar en cualquier segundo, necesitaba hallar a Jeongin, necesitaba explicarle todo, explicarle que lo quería, que estaba enamorado de él, que en su corazón solo reinaba él. Necesitaba confesarle que sus sentimientos le pertenecían, únicamente a él.
Corría por todo el colegio y cada vez se angustiaba al no hallarlo, estaba lloviendo a cántaros y Jeongin podría enfermarse. Se jaló los cabellos con mucha frustración, tratando de pensar a dónde pudo huir, hasta que recordó ese lugar, aquel sitio al que no habían podido visitar por los días de lluvia.
Volvió a correr, saliendo del colegio y sin importarle que su mochila y prendas se mojaran con rapidez.
Llegó hasta el jardín trasero y allí lo encontró, sentado bajo su árbol favorito, bajo el árbol que los unió, con su rostro y uniforme empapados, las lágrimas eran casi irreconocibles con las gotas de lluvia que caían desde su cabello.
Se acercó con cuidado y se sentó a su lado, pudo escuchar sus sollozos y pudo ver a su cuerpo temblar, quizás por el frío o quizás por el dolor, de todas formas, a Chan le dolía verlo en ese estado.
—Jeongin... —susurró, más Jeongin no lo miró—, mírame, por favor —suplicó, pero Jeongin seguía sin mirarlo—. Lo que pasó ahí no significó nada para mí, ella me tomó desprevenido, yo solo te... —su voz se cortó y no se dio cuenta en el momento en que sus ojos ardieron, soltando lágrimas y empezando a llorar.
Jeongin sintió su pecho apretarse, no le gustaba escuchar la voz de Chan tan lastimada; así que, se giró, viendo a Chan con su cabeza agachada, llorando. Con algo de duda, posó su mano en los cabellos negros de Chan, dándole pequeñas caricias. Chan ante el acto, levantó su cabeza para verlo.
—Lo lamento —dijo Jeongin, Chan lo miró con confusión—, yo no debí reaccionar así, no somos nada, lo lamento tanto, pero... pero me dolió ver cómo esa chica te besaba... me dolió porque me gustas, me gustas mucho y pensé que teníamos algo especial... —habló con su voz entrecortada—. En lo único en lo que pude pensar era en huir. Sé que muy inmaduro de mi parte... De verdad discúlpame —no lo evitó más y volvió a llorar.
Chan solo pudo abrazarlo para consolarlo, se mantuvieron así por varios segundos, abrazados, con sus cuerpos húmedos y sintiendo sus emociones desequilibradas.
—Te amo, Jeongin —susurró Chan, Jeongin sintió su corazón volver a alocarse—. Estoy enamorado de ti, no sé desde cuándo, lo único que sé es que quiero estar contigo sin importar qué.
—¿De verdad?
—Sí, Jeongin. No te equivocaste, tenemos algo especial que quiero cuidar.
Jeongin solo pudo llorar, pero no de dolor, sino de felicidad. Levantó su rostro y lo acercó al del Chan, uniendo sus labios en un beso salado lleno de sentimientos. Movieron sus labios en un ritmo lento que iba subiendo de a poco, era un momento íntimo y significativo para ambos.
—También te amo —murmuró Jeongin cerca de los labios de Chan—. Desde el primer momento en el que te vi, me enamoré de ti. Desde esa mañana que te conocí, he sentido mariposas por ti.
Chan sonrió, muy enamorado y sin esperar volvió a unir sus labios, ambos felices, ambos embobados, ambos sintiendo esas las mariposas volar en su interior, completamente enamorados.
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