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Prólogo


"Flowers bloom, holding the warming sun
Becoming small dream
The withered flower petals bloom one by one
As the cold, icy season
Has come to melt
The spring days I awaited bloom once again"

—Flower, CHEN. (April and a flower)

Historia dedicada a fa_bee

Mariposas

Prólogo

Lunes por la tarde de la segunda semana de octubre, la campanilla que tenía sobre la puerta de entrada de su florería retumbaba incesante, indicándole que entraba un cliente. Normalmente, rodaría los ojos, tomaría un respiro y se daría vuelta con la sonrisa más falsa de su repertorio para recibir al bastardo que osara molestarlo tan cerca del cierre, porque generalmente los clientes que entraban a último minuto eran los típicos varones problemáticos que vienen saliendo del trabajo, estresados, apurados, buscando un ramo de rosas rojas para pedirle perdón a sus parejas por alguna idiotez que cometieron. Generalmente, son indecisos, lo apresuran, y buscan algo grande, elaborado, que se vea lindo y exagerado como si el tamaño de un arreglo floral fuera proporcional a sus chances de ser perdonados. Si de él dependiera, escribiría en la notita dedicatoria con su linda caligrafía un consejo para las pobres mujeres u hombres que recibirían el regalo: "no le perdones nada a este bastardo maleducado, encima pidió descuento, para que veas como le importas."

Sep, odiaba a esos clientes.

Pero esta vez, Byun BaekHyun no se giró de mala gana, y la sonrisa que esbozó era tan real como las mariposas que se acumulaban lentamente en su estómago, haciéndole cosquillas.

—Bienvenido.

— Buenas tardes, BaekHyun-ssi.

Ahí, parado en la entrada de su Florería Blooming Days, estaba el hombre que le robaba todos y cada uno de sus suspiros. Era alto, de hombros anchos y piernas chuecas. Iba vestido de traje, con el primer botón de su camisa desabotonado, su corbata probablemente perdida en algún lugar de su maletín de cuero café y su cabello negro peinado en forma de coma ligeramente desordenado. Sus ojos eran grandes, oscuros y expresivos, y esa sonrisa que le dedicaba al saludarlo le partía el rostro en dos y le aceleraba el pulso como nadie jamás lo hizo, joder.

— ¿Lo de siempre? Tengo un arreglo recién hecho aquí conmigo. - Dijo orgulloso, sacando un pequeño arreglo de rosas rojas, claveles en tonos pálidos, papel blanco y una cinta dorada. — Y por favor, ya basta con las formalidades. Es sólo BaekHyun para ti, señor cliente.

El alto le sonrió culpable, se encogió de hombros y asintió ante eso último, susurrando un "Lo siento" quedito, al mismo tiempo que se acercaba al mostrador y tomaba en sus manos el arreglo en cuestión para admirarlo más detenidamente.

— Me encanta.

BaekHyun sintió sus mejillas teñirse de rosa, internamente repitiendo la frase como si fuera dedicada a él y no a un montón de flores, y se mordió el labio para evitar delatarse con una sonrisa triunfante. Había hecho aquel trabajo especialmente para él.

— ¿Cuánto es?

— Lo mismo de siempre.

— Estoy seguro que esto no cuesta tan poco, es demasiado bonito.

Y sólo Dios sabe cuanto deseaba él que el alto le dijera algo tipo "Demasiado bonito, igual que tú" o alguna otra linea cliché básica, repetida y que si viniera de cualquier otro hombre, le causaría dolor de estómago.

— Los beneficios de ser cliente frecuente, ChanYeol.

— Te he dicho millones de veces que me cobres como corresponde por tu maravilloso trabajo, por favor. Haces que sienta que me estoy aprovechando.

"Hombre emparejado es hombre muerto, BaekHyunee". Eso le decía su abuela, y lo tenía claro, joder, pero no podía evitar sentir las tontas criaturitas revolotear en su vientre cada vez que el gigante le dedicaba una palabra de agradecimiento, o le hacía un cumplido por los arreglos que hacía para él.

—A ver, ¿Quién es el dueño de la Florería? – Preguntó el florista, arreglándose unos mechones de cabello rubio del flequillo, haciendo un gesto de falsa altanería. Parándose erguido sobre el mostrador donde figuraba un panfleto: "Blooming Days, de Byun BaekHyun"

—Vale, lo voy pillando. – Suspiró rendido el otro, sin perder la sonrisa. —Al menos dime si ya cerraste caja para pagar con tarjeta y no estropear el libro contable ¿sí? Sé que hoy llegué demasiado tarde.

—Alcánzame tu tarjeta entonces, ChanYeol.

El más bajito hizo el respectivo cobro, tratando de ignorar ese malestar en el pecho que le provocaba ver de reojo como el pelinegro sonreía respondiendo un texto, probablemente dirigido a quien recibiría las flores y lo esperaba con una rica cena preparada en casa para que el tipo descansara luego de una ajetreada y larga jornada de día lunes.

Como siempre, hizo entrega de todo lo correspondiente con su cara más radiante, chequeó a través del ventanal de su tienda que no vinieran ningún posible cliente e imprimió el resumen de lo vendido en el día desde la máquina bancaria para luego guardarlo en el libro de contabilidad y acompañó al otro hasta la puerta, despidiéndose de él y viéndolo alejarse, apoyado en la puerta de vidrio de su negocio. Una vez que perdió de vista la espalda del hombre, dio un largo suspiro y dio vuelta el letrero colgado en la puerta para que indicara que, por el día, la Florería estaba oficialmente cerrada.

Esa era su rutina desde hace aproximadamente tres meses, desde aquella extraña tarde de verano que se largó lloviendo sin previo aviso, y su modesto negocio sirvió de refugio para ChanYeol. El pobre llego mojado de pies a cabeza, con el cabello hecho un nido de pájaros remojado y la ropa pegada a su cuerpo, dejando en evidencia sus largas y delgadas piernas, su trabajado abdomen y sus brazos duros.

Ese día le ofreció secarse un poco con una estufa eléctrica que guardaba debajo del mostrador para utilizar cuando el otoño se acercara, le preparó un café de sobre y puso bajo el secador de manos del baño la billetera del tipo a ver si lograba salvar los documentos dentro de ella, pues el papeleo que traía de la empresa se habían hecho añicos aun siendo de cuero su maletín. Esa vez el alto compró una rosa, una sola, por cortesía y en forma de agradecimiento, y la verdad es que a BaekHyun no lo hubiese importado si no se llevaba nada, había quedado flechado y lo único que quería de él era su número, el cual no pidió sólo porque entró la señora de la panadería de la esquina, clienta frecuente, e interrumpió su amena charla con el tipo sobre cosas triviales como la lluvia y el calor de mierda que había hecho toda la jodida semana, para contarle sobre el desgraciado de su marido que nuevamente había llegado borracho y espantado a su clientela. Le trajo uno de esas magdalenas que tanto le gustaban, y se notaba bastante triste, por lo que no tuvo corazón para rechazarla (si, estaba caliente por el moreno vestido de traje, pero tenía moral). El tipo claramente se sintió fuera de lugar, y prefirió marcharse.

Nunca esperó verlo al día siguiente, arreglado esta vez, saludándole mientras entraba a la tienda y haciendo su corazón pegar un brinco de emoción. Se disculpó por haberle comprado una pordiosera flor antes, pero el resto de su dinero se había mojado, y le regaló un rico batido de fresa con crema batida de la heladería que estaba a tres cuadras de allí, porque recordó había mencionado que era su favorita.

Y si, con un sonrojo en la cara y el pulso acelerado, el rubio se armó de valor para invitarle a una cita, pero el destino era una perra y nuevamente le dio una bofetada.

"Si, ya voy a casa. ¿Te gustó la rosa? Vale, te llevo más entonces. También te amo, nos vemos." Dijo el tipo de piernas chuecas antes de cortar la llamada, devolver su atención hasta él y preguntarle qué era eso que quería decirle.

Esa conversación se había grabado en su memoria, y cada vez que sentía las mariposas revolotear en su interior al conversar con ChanYeol, su mente la evocaba. Todo habría sido más fácil si el pelinegro no se hubiera vuelto un cliente frecuente, si no fuera tan jodidamente guapo y tan inhumanamente amable y divertido.

—¡Odio a los hombres! - Exclamó con un pedazo de pizza con piña a medio morder en la mano, recostándose dramáticamente en el sillón.

—BaekHyun, deja de decir burradas con la boca llena, y hazme el favor de usar el plato, si manchas mi sofá nuevo no te permito entrar más a mi casa. - El hombre de cabello corto negro y ojos del mismo color dijo severo, sus labios en forma de corazón haciendo una mueca de disgusto.

—Es mi departamento también...

—Pagas la mitad de la renta, pero está a mi nombre, puedo revertirte el jodido pago y dejarte durmiendo en la calle, no me tientes.

—¡KyungSoo! – Gritó ofendidísimo y volviendo a sentarse derecho, el pedazo de pizza por poco y soltándose de su agarre. — ¿De verdad me echarías a la calle? ¿A mí? ¿Yo que te amé tanto?

Miro al chico con su mejor carita de cachorro abandonado, incluso haciendo ese puchero adorable al que nadie nunca se podía resistir, ni siquiera el serio de Do KyungSoo, por mucho que tratara de ocultarlo tras su cara de póker.

—Baek, no saques la tarjeta del ex novio porque sales perdiendo. No hay mujer ni hombre en este mundo que acepte vivir con su ex.

—Porque nadie tiene un ex novio tan genial como yo, claro está.

Dejó el pedazo de pizza en el plato que tenía en frente, sobre la mesita de centro, y sonrió con suficiencia al ver que las orejas del tipo sentado en otro sillón individual se ponían rojas al mismo tiempo que dejaba su café cargado en la misma mesa, y trataba de disimilar su vergüenza manteniendo una cara seria.

—Bien, pero ¿por qué me hablas sobre esto a mí? Deberías hablarlo con MinSeok hyung, él siempre sabe qué decir.

—¿Estás demente? Hyung está de muerte porque el año pasado se casó JongDae y no supo nada de él hasta que le llegó una invitación al bautizo de su hija recién nacida. Encima ¿recuerdas a ChangMin? El tipo guapo ese que conoció hace poco, su nuevo cliente frecuente en la Cafetería. – El chico de cabellos negros estuvo a punto de interrumpirlo para preguntarle porqué carajos era relevante aquello, pero no lo dejó. —Bien, resulta que el otro día llegó como siempre, y pidió lo de siempre, sólo que esta vez en una mesa para dos porque venía con su señora. Estaba casado, joder.

—Con mayor razón entonces ¿no? Tienen tema en común.

—Bueno y tú estás en la posición de ChanYeol, después de todo tu actual novio te tiraba los corridos cuando aún estabas saliendo conmigo.

KyungSoo no respondió nada, sólo se quedó en silencio y le dijo mudamente que podía continuar con sus quejas sobre su estúpido amor unilateral por el gigante de orejas graciosas. Sabía que el rubio no le hacía ese comentario con mala intención, por venganza o por ser un amargado rencoroso que no deja ir, de hecho, lo decía con una sonrisa en su rostro y muy tranquilo, con cero intensiones de hacerlo sentir mal (y aunque así fuera, tampoco es que pudiera quejarse sin ser hipócrita, el pelinegro sabe que tiene un humor más oscuro que su closet, y el sólo ocupa ropa negra).

Era verdad, después de todo. JongIn, su actual pareja desde hace ya tres años, era un chico menor que ellos que apareció en su vida todo coqueto y vestido de Gucci cuando aún estaba enamorado hasta los pies de BaekHyun. En un principio lo ignoraba deliberadamente, si bien es todo un adonis con ese cuerpo de bailarín y piel canela, Byun también era guapo aún con los kilos de más que tenía en ese entonces, las raíces negras que se negaba a teñir porque no tenía dinero (y porque es la moda, Soo) y el hecho de que su vida social se redujera a sus amigos de League of Legends, un Hyung que conocían de la escuela secundaria (MinSeok) y su hermano mayor. Si le preguntan a KyungSoo, él nunca pensó que todo iba a terminar como lo hizo.

Nunca esperó que, a pesar de las negativas que le daba al menor, y de que JongIn dejó de insistir en el coqueteo, su corazón empezaría a latir más por el bailarín y modelo que por BaekHyun. Y mucho menos esperó que el rubio le terminara porque me doy cuenta cómo lo miras, y como sientes culpa cada vez que sales conmigo porque no me quieres como antes, Soo.

Por eso es que ahora eran capaces de ser amigos, los mejores amigos, y vivir juntos sin ningún problema, rencor o complicación; Bueno, a veces cuando está muy pero muy borracho, se le pasa por la mente que quizás sí extraña tener a BaekHyun muy dentro suyo, sudado y con el cabello revuelto mientras gime su nombre y aprieta su bonito trasero pidiéndole que, por favor, no se le ocurra detenerse si quiere seguir viviendo. Pero el punto, es que tienen una relación saludable, de apoyo mutuo, que no cambiaría ni por todo el dinero de la galaxia. Porque se adoran, se quieren y se conocen como nadie más lo hace, y a pesar de que a veces sea un bastardo insensible con el florista, sabe que sólo se desean felicidad.

—Bueno, si realmente quieres mi opinión, cuando estuve en esa situación, lo único que podía pensar era en ti y en lo feliz que estaba con mi relación. – Dijo finalmente, luego de escuchar atento cada palabra que decía el rubio. — Y honestamente, escúchame bien que no lo repetiré, no me gusta que estés así. Eres muy buen partido como para estar colgado de un tipo emparejado.

—Gracias, de verdad que no sé porque me gusta tanto, Soo. Ni siquiera es como que coqueteemos, sólo hablamos, pero todo lo que dice es tan emocionante, y divertido, y su voz es muy bella.

—Quizás sólo tienes que ponerte un límite. Si no puedes dejarlo ir, aléjate de a poco, no lo sé. Pero no quiero verte llorar.

—Te quiero mucho.

—Sí, yo también, ahora lávate las manos si quieres abrazarme y termina tu comida, o terminarás acostándote con el estómago lleno y no podrás dormir.

BaekHyun sonrió ampliamente.

Efectivamente, terminó de comer tarde, y tuvo problemas para conciliar el sueño porque le dolía la panza. El lado bueno, es que había logrado distraerse de aquello pensando en lo que le había dicho su amigo.

Nunca antes había pasado por un drama similar. Por lo general no era muy enamoradizo, y tampoco ligaba muy seguido como para quedar enganchado de algún revolcón de una sola noche. Sus únicas relaciones fueron KyungSoo, su primer novio y highschool sweetheart, luego un tipo que conoció en un Foro de videojuegos y que resultó ser un bastardo infiel (uno guapo) llamado Lucas, y una relación bastante corta que terminó porque no lograban realmente congeniar, aunque se gustaran mucho con un banquero de apellido Zhang. Pretendientes tuvo, en la florería tanto hombres como mujeres le coqueteaban un montón, pero realmente él siempre fue de tener relaciones serias, aunque duraran un par de horas. No iba a arriesgarse a ser el trofeíto de nadie, mucho menos después de que Lucas le dijera a todo el mundo que era una zorra en la cama y que daba buenas mamadas, como una puta.

De verdad, no caía fácilmente, no solía ser realmente superficial, pero con ChanYeol todo fue diferente, y no sabe el motivo.

Se planteó muchas veces que quizás fue su voz grave y su risa nerviosa, o sus orejas grandes que el día que se conocieron brillaban de lo rojas que estaban debido al frío. Incluso, se llegó a preguntar si tendría algún fetiche por sus manos grandes y sus dedos largos (dedos que no llevaban anillo alguno, lo cual al inicio elevó sus expectativas) o con sus piernas chuecas. Quizás sólo fue el impacto de verlo mojado de pies a cabeza, como cuando ves un cachorrito en la calle y te lo quieres llevar y no dejas de pensar en ello.

Y para qué iba a mentir, parecía ser un buen tipo. Tiene un sentido del humor parecido al suyo, y siempre tiene algo bueno que decir respecto a sus arreglos. Lo espera al momento de cerrar cada lunes (que es el día que sale más tarde de la oficina y el predilecto para comprar rosas), y le hace compañía, aunque sea unos minutos, cuando sale antes del trabajo los jueves o viernes, y entra a su tienda buscando nada en particular, sólo conversación con un café de máquina y una que otra flor suelta.

No había nada entre ellos, sólo muchas conversaciones y cafés compartidos. Por eso no debió dolerle tanto cuando a la semana siguiente, vio entrar al tipo con un chico de rasgos finos, cabello castaño y acento extraño, preguntándole con toda confianza si esta era la tienda de los hermosos adornos que llevaba a casa.

o-o-o-o

Por supuesto, cuando entré a Wattpad para publicar la historia no me aseguré que se hubiera subido correctamente, y si no es porque una lectora me pregunta a qué hora me toca, no me entero.

Arruinando mi propio festival. Nos leemos en tres días más con el Capítulo 1 (y único)

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