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Capítulo Dos



"Why do I like you so much?
Why can't I sleep?
Like this till morning, all night
Instead of me, have sweet dreams"

— Sweet Dreams, EXO-CBX.

Capítulo Dos

Una semana había pasado desde ese icónico y sorpresivo día lluvioso que tomó desprevenida a toda la ciudad de Seúl, y la verdad es que BaekHyun había tratado de muchas maneras no pensar en ese guapo cliente, ni en su voz grave, ni en lo mucho que le jodía que el hijo de puta haya tenido la audacia de sonreírle de manera tan hermosa si ya tenía a alguien en su vida, carajo. Realmente, le enfurecía el sólo hecho de pensar en cada latido que se había saltado su corazón,  sólo para que este fuera destrozado. Y obviamente sabía que no estaba siendo justo al pensar así, pero la vida es una perra y tampoco lo estaba tratando justamente, así que le daba igual y decidió que estaría enojado con el gigante orejón hasta que lograra sentirse mejor consigo mismo o encontrara otro chico guapo que le moviera el piso. 

La cosa, sin embargo, no salió como él quería. Había tenido un gran día, buenas ventas, logró concretar dos reservas para decoración de eventos el mes siguiente, y una de sus clientas frecuentes, la señora Kanamori (una empresaria japonesa, muy linda y refinada) le había traído onigiri hecho por ella misma para que disfrutara en su colación como agradecimiento porque Gracias a tus adornos, Baekkie-kun, la fiesta de mi nieta fue todo éxito.  En resumen, tuvo un día redondo, no pensó por un segundo en su situación sentimental de lo ocupado que había estado, y ahora que quedaban sólo diez minutos para cerrar la tienda, sentía que nada ni nadie podría perturbar su paz. Únicamente tenía que desconectar los electrodomésticos, guardar los adornos más aparatosos de las vitrinas, apagar las luces, y llamar a Minseok Hyung para preguntarle que tan lejos está del local y si quiere pasar a comprar a alguna tienda de conveniencia frituritas o algo así para su noche de películas.

Su día laboral estaba terminado, o al menos eso pensó. La campana que indicaba la entrada de un cliente resonó por todo el lugar, asustándolo un poco debido a que ya había apagado la radio y el local estaba en completo silencio.

—Disculpe per—

Se dio media vuelta decidido a amablemente despedir a quien fuera y decirle con la mejor de las sonrisas fingidas de su repertorio que podía volver otro día, porque ya había cerrado caja y estaba por imprimir el recuento del día en la máquina para las tarjetas, pero no pudo seguir articulando una sola palabra cuando vio la figura parada en la puerta.

—¿He llegado demasiado tarde verdad?

Su cliente menos favorito (Park ChanYeol) estaba allí, con su metro ochenta y seis, su cabello negro despeinado, su corbata fuera de lugar y su saco mal puesto, probablemente por haber corrido para llegar antes del inminente cierre. Sus lindos ojos oscuros estaban abiertos de par en par en una expresión preocupada, sus labios llenos entreabiertos y su pecho subiendo y bajando, claramente tratando de recuperar el aliento "disimuladamente" (no iba a decirle que no lo estaba logrando, de todos modos).

—Lo siento, pensé que alcanzaría.- Comenzó el recién llegado, tratando de sonar calmado y genial cuando en realidad estaba avergonzado, sus orejas rojas por el bochorno de llegar a molestar de esas forma y tan al filo de la hora de cierre — Vi el letrero sin fijarme realmente en la hora, volveré mañ—

—¡No!

La voz del rubio salió casi en un grito desesperado, siendo tan torpe que por poco y deja caer la máquina de banca en red de la que trataba de imprimir un comprobante. Mierda, que puta vergüenza. Ahora estaba sonrojado, con el aparato a penas siendo sostenido por sus finas manos, frente a un guapo hombre contable que lo miraba con expresión de sorpresa.

—D-digo, aún no cierro, este...Sólo estaba adelantando un poco las cosas porque tengo un compromiso.- Trató de explicarse sin tartamudear, recordándose a si mismo que no tenía porque estar tan nervioso. Era sólo un varón. ¿no?

Era cierto, de todos modos. Hombres guapos había visto bastantes (incluso sin contar a todas sus ex-parejas, jamás salió con un hombre feo) en su vida, algunos incluso más calientes que ChanYeol, con mucho más estilo y lo más importante: solteros.  Rayos, se supone que había resuelto dejar de encapricharse con un flechazo aleatorio y pasajero,  más bien, se supone que lo convertiría en el foco de su enojo algo así para poder apaciguar su corazón desbocado.

—Oh, con mayor razón, lo siento mucho, volveré mañana.- Respondió haciendo una venia rápidamente.

Eso sería lo mejor y lo más práctico para todos, incluso, podía no volver y así BaekHyun podría dejar de sentirse tan desdichado.

—No, no, no es eso lo que quise transmitirle.



Bueno, no tenía porque siempre estar de acuerdo consigo mismo.


—Lo que quería decir es que no está molestando, aún no es la hora del cierre, y yo decidí empezar a adelantar trabajo para poder hacerlo con más calma, pero si quiere preguntar por algo o realizar una compra, adelante.- Le dijo, terminando con una sonrisa sincera.

Joder, no pueden pedirle que sea de palo, el tipo se veía cansado y claramente había corrido hasta el local porque quería llevar algo. Y en verdad, desde el inicio estuvo mal plantear al otro como el problema, cuando claramente el obsesionado con el tema era él. En fin, era incapaz de ser una mala persona, y de controlar sus impulsos al parecer. Miren que sufrir por un tipo del cual ni siquiera sabía el nombre.

—Muchas gracias.- Respondió el otro por fin dignándose a adentrarse en el lugar y observar con detención los adornos florales. —La verdad es que buscaba un adorno para poner en un tocador, pero no sé mucho de estas cosas.

—¿Necesita una recomendación?.- Inquirió BaekHyun, forzándose a ignorar esa molesta puntada en el pecho que sintió al recordar que el chico buenmozo no venía verle a él, sino a buscar flores para alguien más: Una mujer que lo esperaba en casa.

—¿Seguro que hay tiempo para eso?

—Bueno, pues...- BaekHyun miró el reloj colgado en la pared, detrás del mostrador. La verdad quedaban tan sólo cinco minutos para cerrar y aún le quedaba bajar un par de maseteros de los mostradores e imprimir el comprobante de ventas acumulada en el día.

—¿Le parece si le ayudo a cerrar, y le hago preguntas en el proceso? .- Ofreció notando la duda en la voz del más bajito.

—¿Qué? No, eso no sería correcto...Usted es un cliente.

—Por supuesto que lo es, soy yo el que está incomodándolo, esta justo de tiempo ahora. ¿no? Además, así veo las flores de más cerca.

El rubio no quiso que su corazón comenzara a latir, ni tampoco que sus mejillas tomaran un vergonzoso color rosa, pero sucedió. Era inevitable, por alguna estúpida y desconocida razón, no sentir mariposas en el estómago cuando el pelinegro le sonreía de esa forma tan amplia y amable.

No perdió más tiempo al final, recordando que MinSeok pasaría por él al local en poco tiempo, así que sólo asintió y pidió al recién llegado que le ayudara con los maseteros y los adornos más grandes, que eran los que podían dañarse si llegaban a caerse por algún movimiento de tierra o por la vibración de un camión al pasar, quien sabe. Coordinaron muy bien, el alto además haciendo gala de suporte y de su fuerza, demostrándole que esos brazos definidos que había mirado con descaro el otro día, pegados a su ropa, si eran fruto de duro entrenamiento.

ChanYeol por su parte, suspiró agradecido una vez que el joven florista aceptó su oferta. La verdad es que YooRa había estado triste todo el fin de semana, de pronto pensando en lo difícil que sería ser madre soltera y en lo mucho que extrañaba al imbécil de su ex-marido. Había llorado mucho a pesar de que el hijo de puta ese no merecía ni una sola lágrima, y lo había mandado a la tiendita de la esquina a comprar helado de chocolate con nueces siete veces hasta que finalmente decidió dejar de hacerle caso y en vez de llevarle la pequeña casata individual porque no Yeollie, tráeme la pequeña o si no terminaré del porte de un manatí, le llevó la de litro y medio.

Como el ramo de rosas de la semana pasada ya estaba comenzando a marchitarse (y por supuesto, jamás le diría a su hermana que era su culpa por no querer levantarse y cambiarles el agua, eso solo la hundiría más en su miseria), pensó que sería buena idea llevarle otra cosa para adornar su tocador, a ver si así se animaba a arreglarse un poco o al menos cuidar su preciosa piel que ya estaba viéndose seca y descuidada porque la mujer no encontraba las ganas ni las energías para levantarse y ponerse una tonta mascarilla hidratante.  Pero mentiría si dijera que eso era lo único que le interesaba de esa Florería.

En fin, sus planes casi son saboteados por su tonto trabajo y un error de principiante que cometió su pasante en la empresa, el cual tuvo que arreglar antes de marcar salida, y por consiguiente abandonó tarde del edificio por enésima vez en esos siete días. Corrió como nunca para tratar de llegar, y admite que le volvió el alma al cuerpo cuando el rubio bajito le dijo que aún no cerraba, aunque intuyó que de todos modos lo estaba incomodando con su presencia, por eso se ofreció a ayudar (y bueno, quizás también lo hizo para poder charlar más con el tipo).

—Me gusta este.- Dijo ChanYeol al tomar un adorno en específico, tenía una orquídea color rosa, acompañada de otras hierbas de color blanco que la hacían destacar.—Aunque no se que flor sea esta.

—Es una orquídea, a pesar de que su nombre viene de un vocablo griego que hace alusión a partes masculinas, se relaciona mucho con la fecundidad femenina.

El joven Park sonrió triunfante, era perfecto. Una flor con un significado bonito para su hermana embarazada.

—Lo llevaré, entonces.

BaekHyun le sonrió devuelta, y si el otro lo hubiese conocido un poco más se habría dado cuenta de lo poco sincera que aquella mueca fue. El dueño del la florería le pidió con su mejor cara que lo llevara al mesón para poder hacer el pago mientras el terminaba de re-ordenar la última maseta; ya estaba todo listo para poder cerrar. En tiempo récord hizo la venta, imprimió lo que necesitaba y suspiró contento, porque ya estaba todo listo para el cierre y MinSeok estaba a una cuadra de allí según el texto que acababa de recibir.

—Muchas gracias, nuevamente. - Le dijo el oficinista, su maletín en una mano y el adorno en la otra. Ambos estaban ya fuera de lugar, las luces estaban apagadas y el letrero ponía que Blooming Days estaba cerrada por el día. —Me ha salvado de un aprieto, en serio.

—No se preocupe, no puedo decirle que no a un cliente tan amable.- Le echó llave a la puerta, no queriendo decir aquello de frente para que no notara lo colorado que estaba

—El amable es usted.

El rubio quiso darse la vuelta y responder algo, cualquier cosa, por poco y olvidándose porqué era que no debía coquetear con el tipo, carajo. Pero el teléfono móvil del alto lo trajo de vuelta a la realidad, y casi se rió ante lo irónico de la coincidencia. ChanYeol le dijo que debía irse, pidiéndole disculpas por dejarlo así nada más y sonando un poco apurado, sus largos dedos tapando el celular como si así la persona al otro lado de la línea quedara aislada de la conversación.Le hizo una venia, dio las gracias nuevamente y se dio media vuelta marchándose de inmediato, dejando a BaekHyun solo y con una sensación amarga en la boca.

—Vaya, ¿y ese galán?

La voz tras de él lo asustó, haciéndolo gritar de forma ridícula. Se giró inmediatamente con el ceño fruncido para encontrase con un chico casi de su misma estatura, vestido con un chaleco tejido que le quedaba grande, jeans negros y zapatillas de lona.

—Mierda, hyung.- Contestó sobresaltado, mirando de todos modos hacia todos lados para asegurarse de que nadie más aparte de su amigo lo vio siendo patético.—Casi me infarto.

—¿Tan concentrado estabas en el bombón de piernas chuecas? ¿Lo conoces? — Inquirió el chico, sus cejas levantándose y sus ojos felinos brillando con curiosidad. Una sonrisa ladina asomándose en su pequeña y linda boquita.

—Es sólo un cliente, MinSeok hyung. — Se defendió de inmediato, poniendo su mejor cara de desinterés.—De todos modos, ya está helando, movámonos. Hay una larga noche de películas por delante. Dicen que la critica destruyó el filme que elegimos y necesito saber si es verdad o no.

—Vale, vale. Pero no me cuentes más, seguro ya te leíste spoilers y no quiero que me arruines a mi la fiesta también.- Se quejó golpeándole el brazo de broma, en un gesto de confianza. Comenzaron a caminar por inercia en dirección al Mini Market, pero de pronto el mayor se detuvo, mirándolo—¿Pasamos a comprar comida?

—No quiero frituritas.- Soltó el rubio haciendo un puchero. Puede que el tema de su cliente lo haya dejado un poco triste, y eso significaba: antojos para pasar la pena.- Quiero pollo frito.

—Me parece un excelente cambio de planes, Baek. Vamos a comprar al local que recomendó Nini la otra vez.

BaekHyun asintió, feliz de haber logrado desviar el foco de atención de su amigo hacia otra cosa que no fuera ese cliente hermoso que le robaba suspiros y le aceleraba el pulso. Ese cliente que esperaba no volver a ver, porque se había llevado una orquídea color rosa, una de las flores más sensuales que existen, y que en el lenguaje de las flores significaba amor y cariño. Amor y cariño para una persona que no era, ni sería él.


"Hombre emparejado, es hombre muerto BaekHyunee"


Desde ese día habían pasado un par más, siendo ya jueves. La película efectivamente había sido un asco, siendo más efectos especiales que actuación de la calidad por lo que terminó comiendo alitas de pollo frito picante con MinSeok mientras se reían de los chistes de Tony Stark en Iron Man 3, película que habían visto un centenar de veces pero nunca les fallaba para pasar una velada entretenida y relajada.  El mayor a pesar de ser dueño de una cafetería (siguiendo el negocio familiar), siempre estuvo interesado en la mente humana y de hecho era Licenciado en Psicología de una universidad prestigiosa, por ello disfrutaba mucho analizando personajes de películas por pura diversión y por el placer de aprender, por lo que fue bastante interesante analizar al superhéroe y su estrés post-traumático en el filme porque mira Baek, eso se llama terror nocturno y es muy común en las personas con PTSD.

No había vuelto a ver al pelinegro durante esos días, y pensó que quizás ahora sí, el tipo no volvería a aparecerse por su local, cosa que lo aliviaba porque en serio, no podía ser normal estar tan enganchado de una persona que no conocía realmente.  Tenía que sacárselo de la cabeza, y si volvía a aparecerse por ahí le sería difícil lograr su cometido.

Y quizás, Byun BaekHyun debería comenzar a creer un poco más en las supersticiones y tocar madera cuando pensara en algo que no quiere que suceda.

Cinco de la tarde marcaba su reloj de pared cuando el maldito Park ChanYeol hace su aparición, esta vez peinado, claramente calmado, y a pesar de no llevar corbata y tener el primer botón de su camisa sin abrochar, se ve ordenado. Esta vez no corrió a la tienda.

—Bienvenido.- Dice BaekHyun sin saber ya como enfrentarse a la situación, era absolutamente irrisorio, por lo que se dedicó a poner una de esas sonrisas falsas pero bonitas que tanto había practicado, sintiéndose tenso al no saber como reaccionar.— ¿En qué lo puedo ayudar?

—Oh, la verdad, sólo vine a saludar.

Ahí estaba, maldita sea. Dios lo odia, y el rubio lo sabe. Lo sabe porque no puede ser que le haga esto, que le mande un chico guapo no disponible a torturarlo de esa manera tan cruel. Su abuela diría que más bien era una prueba por haber sido un creyente infiel y haber dejado de ir a la Iglesia después de esa vez a los diez años, cuando rezó por ganar la competencia de ciencias de la escuela y no se le cumplió, siendo que su brillante idea era totalmente el mejor proyecto de todos y consistía de juntar muchos caracoles en una caja plástica con pasto  y ramitas dentro y luego usar su baba como crema para el rostro.

—Si le soy sincero, sucede que veo el adorno de la orquídea y pienso en usted.

Sep, su abuela diría que por haber sido un bastardo inmaduro y haberse negado a volver a rezar porque sus deseos no se cumplieron, ahora Dios lo estaba poniendo a prueba a ver si lograba resistirse a cometer adulterio y así se salvaba irse directo al jodido infierno. ¿Cómo se supone que tenía que responder? Carajo.

Se quedó en silencio, dedicándose a volver a sus tareas para no tener que hacer contacto visual. Estaba regando un par de maseteros, eso solía relajarlo y esperaba que ahora funcionara también, porque sentía su sangre hervir y su corazón chocar contra su pecho, latiendo rápido.

—Digo, es muy bonito y delicado, y yo...- ChanYeol se aclara la garganta acercándose hasta donde estaba pero a una distancia prudente, y el rubio se pierde el rubor en sus orejas por estar tratando de evitar mirarle a los ojos y derretirse ante esas palabras bonitas que lo hacían pensar en cosas indebidas cuando claramente no eran dirigidas a él con intenciones de flirteo.— Nuevamente lo estoy incomodando, no es así ¿BaekHyun-ssi? — Lo pronunció lentamente, teniendo cuidado, pues quizás se estaba equivocando y lo último que quería era ser grosero con el florista.

—No, no...- Y el pobrecito tuvo que tragar duro, porque no esperó que el hombre recordara su nombre después de tantos días, cuando únicamente lo escuchó de la señora Jung y encima utilizó un mote cariñoso. - Este ¿señor?...

—ChanYeol, soy Park ChanYeol.- Respondió con esa sonrisa preciosa que parecía partirle la cara en dos, ofreciéndole su mano para presentarse como era debido .- ¿Su nombre, lo dije bien verdad? Estoy siendo raro de nuevo.

—Señor Park, si, soy Byun BaekHyun.- Tomó la mano del otro, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su brazo y hacerlo estremecer ante el cálido contacto, tan cliché. —Y no, no me incomoda. De hecho, le agradezco que hable bien de mis adornos.

—Es sólo que me tiene un poco fascinado, nunca me había fijado en este tipo de cosas, hasta hace poco que comparto con más personas un mismo espacio en casa. ¿Usted los hace?

La pregunta la hizo caminando un poco más hacia a el, hasta llegar pararse justo al lado de BaekHyun, su perfume haciendo estragos en el más bajito.

—Por supuesto.- Responde con orgullo, su pecho inflándose un poquito.

—¿Usted solo, BaekHyun-ssi? Ahora que lo pienso, no me he topado con otro empleado.

—Los adornos sí, los hago solo. - Comenzó, poco a poco relajándose. El tipo a pesar de que le aceleraba el pulso con cada palabra que pronunciaba con esa gruesa voz suya, le transmitía mucha confianza. —Con las flores me ayuda la esposa de mi hermano, que estudió botánica, herbología y recursos naturales, y con las ventas a veces me cubre un par de turnos una estudiante universitaria, conocida del barrio. No he tenido tiempo para entrenar a alguien más.

—Debe ser duro.

—Al inicio lo era, pero lo disfruto mucho. Quizás me gustaría tener un aprendiz fijo, enseñar es divertido.

—¿Puedo preguntar cómo nació la idea de abrir una Florería? No es algo muy común para un hombre tan joven.

La pregunta la hizo sin ningún tipo de doble intención, y el dueño del local pudo percibirlo. No había malicia, ni ningún indicio de estarle menospreciando como habían hecho otros en su momento, sólo genuino interés. Quizás por eso decidió mirarlo a los ojos, y hablar mientras se perdía en esos oscuros orbes que le devolvían la mirada muy atentos.

—La tienda originalmente era de mi abuela. - Comenzó.- Mi familia no era muy acomodada, mi padre fue a comprar cigarros a la esquina y jamás volvió, eso es lo que me repite mi hermano tres años mayor desde que tengo seis. Mi madre tenía dos trabajos para poder mantenernos a mi y a mi hyung, y llegó un punto en el que no quería verla bajar cada mes un poco más de peso y acumular más bolsas bajo sus ojos.

Tomó un clavel de entre las flores sueltas que tenía en un balde decorado a mano, ese en especial lo había pintado su sobrina.

—Le dije a mi madre que quería trabajar para ayudar con los gastos de la casa, de todos modos en el colegio me iba bien pero no era un genio, no como BaekBeom. Sólo me lo permitió después de rogarle mucho y con la condición de que ayudaría a mi abuela en la Florería. Me gustó muchísimo.

Sonrió al recordar a la anciana, al inicio sólo hacía los mandados y el aseo, pero poco a poco todo eso de las flores y el arte de hacer arreglos lo cautivó. Aprendió de ella, y al cabo de un año y medio estaba graduado de la escuela, tenía una clientela fija que lo contrataba para hacer decoraciones menores y dinero suficiente para que su madre no tuviera que preocuparse por comprarle zapatos nuevos o libros para la escuela.

A pesar de las negativas de su progenitora, BaekHyun decidió no ir a la universidad. Quería que todo ese dinero que había ahorrado para pagar su posible colegiatura se lo dieran a BaekBeom. Su hermano mayor rindió una excelente prueba de ingreso pero no pudo pagar la matrícula y tampoco calificaban para recibir una beca, por lo que se fue al servicio militar para juntar ingresos y poder ingresar al salir.

—No me arrepiento de nada. Mi abuela falleció hace un tiempo, pero estaría orgullosa. Mi hyung es médico en una buena clínica, está casado y tiene dos hijos, mi mamá puede disfrutar de una vida tranquila y yo tengo mi tienda que me da lo suficiente para ser feliz.

—Es realmente fascinante, y muy sacrificado. Realmente es admirable, BaekHyun-ssi. Llevar un negocio solo...

—Oh vamos, no es para tanto. Además, si saqué una maestría en economía en una universidad que daba clases vespertinas. Admito que siempre me dio miedo todo el tema ese de los impuestos y el libro contable, así que estudié un poco de economía para no acabar en la cárcel por algún fraude tributario, o como se diga.

Ambos se largaron a reír, sintiéndose ligeros y a gusto. La campana de la tienda suena, indicando que ha llegado clientela, y ambos se giran para mirar a una pareja de chicas muy acarameladas, comentando lo lindos que se veían los adornos de la vitrina.

ChanYeol suspiró pesadamente, un poco decepcionado porque ya no tendría la completa atención del chico. Sabía que estaba siendo extraño, pero no podía evitar querer ver al rubio de ojos almendrados y sonrisa cuadrada. No se lo podía sacar de la cabeza, y está seguro que tras escuchar su historia de nobleza, perseverancia y sacrificio, le sería mucho más difícil dormir en las noches sin ver su rostro al cerrar los ojos.

—¿Me disculpa, señor Park?

—Por supuesto.- La verdad, si le molestaba, quería que las chicas se fueran para poder seguir charlando, pero eso sería ser egoísta y de paso, arruinaría el negocio del tipo.— De hecho, creo que debería irme ya. Fue un gusto, BaekHyun-ssi.

—Por favor, sólo BaekHyun.

—Vale, pero entonces, llámame ChanYeol.

Sus miradas se cruzaron, y el florista jura que vio un brillo especial en los ojos contrarios, sintiéndose casi como una conexión. Y podrían haberse perdido en ello, disfrutando de una burbuja de paz, pero la voz aguda de una de las mujeres los sacó del trance, el bajito diciéndoles que enseguida estaría con ellas. El pelinegro decidió que no le quitaría más tiempo.

—Hasta la próxima, BaekHyun.

—Nos vemos, ChanYeol.



El resto de la semana pasó sin novedades, salvo esas dos chicas que finalmente lo contrataron para decorar el salón de eventos en el que celebrarían simbólicamente su boda. Eran una pareja muy agradable, se conocieron en la universidad y se enamoraron, tanto así que decidieron viajar a Las Vegas para poder casarse, ya que en su país no podían.

El lunes siguiente, BaekHyun ya no se sorprende al ver entrar a ChanYeol por la puerta de su local, esta vez no tan tarde, pero aún así es el último cliente en entrar a Blooming Days. A estas alturas ya no cabe dudas que el hombre será un regular y tendrá que aprender a vivir con las mariposas en el estómago y las mejillas rosadas. Ese día el alto también compra un ramo de rosas, diciéndole que ya no pueden faltar sus flores en casa, y que son parte esencial de ella. Conversan un poco más mientras el rubio envuelve el pedido con toda la calma del mundo, inconscientemente alargando la estadía del otro, no queriendo que salga por la puerta de vidrio y llegue a su casa donde lo espera una persona a la cual ama y mima con detalles clichés como lo son las rosas rojas.

Como se hace tarde, vuelven a cerrar el local juntos, esta vez haciéndolo rápido porque en el supermercado de la cuadra siguiente hay ofertas en todas las carnes y BaekHyun realmente tiene un antojo monstruoso y quiere llegar antes de que no quede nada.

—Yo también iba a pasar por allí.- Le dice ChanYeol con una sonrisa.— Cerremos rápido y vayamos juntos, BaekHyun.

Esa tarde es tuno del pelinegro de hablar un poco sobre si mismo porque Yo ya dije demasiado, y hablar de mi vida es muy aburrido, Park.

ChanYeol cree que su vida es aún más aburrida. Por supuesto que le gusta su trabajo, no por nada estudió en una buena universidad y se graduó con honores de la carrera, pero de todos modos no puede evitar sentirse poca cosa al lado del florista, porque él hizo algo poco común para un hombre de su edad, se esforzó y ahora disfrutaba de un trabajo que podría haber sido un fracaso de no haber sido por su talento y su carisma.

De todos modos, conversaron sobre ello. ChanYeol le comenta que siempre fue de Seúl, mientras que BaekHyun venía de provincia y no fue hasta que falleció su abuela que se mudaron a la capital aprovechando que su hermano mayor consiguió un buen trabajo y le compró un modesto apartamento a su madre para que estuviera más cerca de sus nietos y tuviera acceso a mejores prestaciones en salud.  El podría haberse quedado en su antigua casa lejos de la gran ciudad, pero prefirió mudarse con su amigo KyungSoo y abrir su local en un lugar nuevo, llevar el legado de su querida abuela más allá de lo que se hubiera podido imaginar (aunque aquello significó dejar un par de señoras de edad muy tristes en su pueblo, porque eres nuestra razón para salir de casa BaekHyunee.)

También descubrieron que eran del mismo año, pero que el bajito era mayor por un par de meses, que ambos eran fanáticos del pollo frito, el helado de cereza y la pizza con piña. El pelinegro se quejó un poco de su trabajo y de lo cansado que estaba de tener que entrenar a una nueva pasante, y el otro sólo se rió porque el tipo era muy dramático para hablar y movía mucho sus manos.

Ese lunes, salieron de la tienda con una sonrisa en el rostro y una bolsa llena de carne y cosas totalmente innecesarias que compraron sólo porque querían alargar un poco más conversación.

Después de ese día siguieron más. ChanYeol se volvió un cliente regular con mucha facilidad. La verdad es que estaba colado hasta los pies por Byun BaekHyun, su risa encantadora y sus manos bonitas. Desde ese día que lo acogió, mojado y desaliñado, ofreciéndole techo y café de manera totalmente desinteresada, no pudo dejar de pensar en él. Desde joven se plantó ante su familia con la idea de que el amor no era solo una cosa entre un hombre y una mujer, por lo que no era de extrañar para ninguno de sus familiares y cercanos que tuviera parejas de distintos géneros, porque sip, era bisexual y el rubio de ojitos castaños era justamente su tipo. Tenía un cuerpo proporcionado, hombros anchos, cintura pequeña y caderas amplias, un culo precioso y una estatura perfecta para encajar entre sus brazos. Incluso, diría que era el ser más atractivo que se había topado en años, y eso que una de sus ex-novias era una jodida modelo.

A pesar de tener experiencia en el romance, debía admitir que desde que encontró un trabajo estable como jefe de equipo, sus posibilidades de tener una vida amorosa y sexual se habían reducido drásticamente y que salvo un par de encuentros casuales estando más borracho que otra cosa, había perdido totalmente la práctica. No sabía muy bien como acercarse al tipo y mostrarle sutilmente que estaba interesado, temía asustarlo y cagarla, más que nada porque el florista no sólo era hermoso, joder, sino que además era una persona interesante y carismática.

Desde que comenzaron a tratarse por el nombre hacía poco más de dos meses, y el alto sentía que todo iba bien, aunque a veces le daba la impresión que el mayor trataba de mantener distancia.

Ese día lunes, como siempre, salió del trabajo y caminó directo hacia la Florería. Lamentablemente hoy era uno de esos días en los que marcaba tarjeta pasado su hora regular. Gracias a todo lo bueno, su pasante ya era parte del staff fijo y había terminado su entrenamiento, pero de todos modos siempre que se acercaba la fecha límite para la entrega de algún proyecto el equipo se colmaba de papeleo y muchas cosas por hacer, por lo que las horas extra eran necesarias.

Entró casi a la hora del cierre, para variar y desgraciadamente esta vez no podía ayudarle al tipo con el libro contable o con el aseo del lugar por su hermana estaba más embarazada que nunca, llena de hormonas y necesitaba pronto su jodido shampoo especial porque se me cae el pelo, carajo, ¿me quieres ver calva y gorda?

La sonrisa que esbozó el rubio era tan hermosa que estaba seguro que en algún momento su corazón se saltó un latido.

—Bienvenido.

Le dijo sonando tan formal que le hizo gracia, sobretodo porque estaba seguro que el dueño del local sabía que era el quien había entrado.

— Buenas tardes, BaekHyun-ssi.

Por eso decidió que era una buena idea molestarlo un poco. Hacía mucho que se trataban de manera informal, había muchas charlas sobre películas, animé y música entre ellos como para usar algún tipo de honorífico.

En esos cortos tres meses de conocerse, había descubierto que eran absurdamente compatibles a pesar de tener personalidades muy distintas. BaekHyun era bastante huraño y hogareño, prefiriendo quedarse en casa viendo televisión, jugando videojuegos o simplemente recostado en su cama haciendo nada. Le gustaba salir a divertirse, por supuesto, también iba de parranda con sus amigos de cuando en vez o se juntaba en la cafetería de MinSeok a charlar con los demás, pero si le daban a elegir, la comodidad de su hogar era su primera opción.  El alto en cambio era de esos hombres que amaban salir a pasear, ir al cerro o al parque, disfrutar de la naturaleza. Además le gustaba mucho cocinar, a diferencia del florista que si no fuera por KyungSoo moría de hambre porque el Ramen instantáneo puede matarte, BaekHyun.

— ¿Lo de siempre? Tengo un arreglo recién hecho aquí conmigo. - Dijo el mayor, sacando un pequeño arreglo de rosas rojas, claveles en tonos pálidos, papel blanco y una cinta dorada. — Y por favor, ya basta con las formalidades. Es sólo BaekHyun para ti, señor cliente.- Se burló.

El pelinegro le sonrió culpable, se encogió de hombros y asintió ante eso último, susurrando un "Lo siento" quedito, al mismo tiempo que se acercaba al mostrador y tomaba en sus manos el arreglo en cuestión para admirarlo más detenidamente.

— Me encanta.

Y estaba siendo totalmente sincero. Había aprendido a apreciar mucho los adornos y arreglos que hacía BaekHyun, a pesar de que al inicio los compraba más como una excusa para volver a entrar a la tienda que por otra cosa. Finalmente se convirtió en una costumbre, su hermana los amaba, realmente le subían el ánimo, y él francamente no pensaba en el dinero que se había gastado en todo ese tiempo sino en lo orgulloso que se veía el chico y en lo mucho que lo hacía sentir feliz el hecho de estarle apoyando.

— ¿Cuánto es?

— Lo mismo de siempre.

— Estoy seguro que esto no cuesta tan poco, es demasiado bonito.

Podría haberle dicho alguna frase cliché básica, tipo "Demasiado bonito, igual que tú" o alguna otra linea sacada de una película americana de bajo presupuesto, pero no estaba seguro de que aquello fuera lo adecuado. Si bien, había estado mostrando constantemente interés y habían tenido un sin número de conversaciones, algunas superficiales y otras más profundas, nunca habían realmente tocado el ningún tema en el plano romántico, más que nada porque el bajito no parecía interesado en explorar por esos lados y el pelinegro no quería asustarlo siendo demasiado intenso, por mucho que se muriera por besarlo.

— Los beneficios de ser cliente frecuente, ChanYeol.

— Te he dicho millones de veces que me cobres como corresponde por tu maravilloso trabajo, por favor. Haces que sienta que me estoy aprovechando.

Llevaba ya el suficiente tiempo invadiendo su lugar de trabajo como para saber que el tipo siempre le cobraba de menos, pero era tan terco como una mula y no iba a darle la razón jamás, maldito Tauro.

—A ver, ¿Quién es el dueño de la Florería? – Preguntó el florista, arreglándose unos mechones de cabello rubio del flequillo, haciendo un gesto de falsa altanería. Parándose erguido sobre el mostrador donde figuraba un panfleto: "Blooming Days, de Byun BaekHyun".

—Vale, lo voy pillando. – Suspiró rendido, sin perder la sonrisa. De verdad ya ni sabía porqué seguía insistiendo, si el otro no lo iba a dejar pagarle lo que era justo. —Al menos dime si ya cerraste caja para pagar con tarjeta y no estropear el libro contable ¿sí? Sé que hoy llegué demasiado tarde.

—Alcánzame tu tarjeta entonces, ChanYeol.

El más bajito hizo el respectivo cobro mientras él revisaba sus mensajes. Tenía textos de sus amigos y de su hermana, que fueron los primeros que abrió. <<No te olvides de mi encargo, mocoso. Y apresúrate que mamá está haciendo pastel y no me deja comer hasta que llegues>>. Quiso realmente reírse respondiendo el texto, pero se contuvo porque pensó que aquello sería maleducado de su parte, vamos que nunca es lindo que otra persona se ría sola de algo que no entiendes  y te quedes colgado de la broma. Al final sólo le mando una respuesta afirmativa con un par de emojis haciendo alusión a que era una bruja.

Los demás eran de SeHun, su mejor amigo, recordándole que estaba invitado a cenar y pidiéndole que por favor trajera postre porque el no había alcanzado a comprar; por último tenía un texto de LuHan.

<<Si el imbécil de mi novio te dice que no hay postre porque averié el horno tratando de hacerlo, ignóralo. Es mentira. Yo no hice nada malo, la porquería estaba rota>>

No alcanzó, sin embargo, a responder ese último (que por supuesto le sacó otra sonrisa, y esque sus amigos eran idiotas) pues como siempre, el bajito le hizo entrega de todo lo correspondiente con su cara más radiante, y luego chequeó a través del ventanal de su tienda que no vinieran ningún posible cliente para poder imprimir el resumen de lo vendido en el día desde la máquina bancaria.

Mientras el rubio dejaba todo en orden, el guardó su móvil, su tarjeta y su billetera y tomó el ramo de flores para YooRa con cuidado de no estropearlo con sus enormes y torpes manos. Como era costumbre, caminaron juntos hasta la puerta, y él espero a que el otro le echara llave una vez que estuvieron fuera.

—No era necesario que te quedaras y lo sabes, sé que vas con prisa.

—Fue sólo un minuto, BaekHyun. Además, siempre pienso que no es bueno que cierres estando tu solo, imagínate te asaltan o algo así. El otro día mostraron un par de robos por esta zona en la televisión.

—Soy cinturón negro en Hapkido, nadie quiere meterse conmigo. Incluso, podría voltearte y no te darías ni cuenta de como sucedió.

—Ya, lo pillo.- Respondió riendo.—Eres un chico fuerte.

—Me ato las sandalias yo solito.

—Tienes que dejar de usar frases sacadas de películas de Disney.

—Lo dice el que entiende todas y cada una de las referencias.—Rodó lo ojos divertido, y ChanYeol tuvo que tragarse un suspiro. Por eso es que le gustaba tanto, por su sentido del humor, su buena memoria, su forma tan genial de ser.—Bueno, Tontules, yo me largo y no te retengo más. No quiero meterte en problemas.

—Cuídate de camino a casa.

—Tu también.- Le dijo el chico, su rostro agradecido, y sus lindos ojitos brillando de la forma más hermosa. —Nos vemos, ChanYeol.

—Hasta pronto, BaekHyun.




o-o-o-o

¡Feliz día del ChanBaek! Atrasado, como parece que el mi tradición.

Aprovecho este espacio para disculparme por la ausencia. No estoy pasando por un buen momento, y así también, personas muy importantes para mi están teniéndola muy difícil así que me mantuve alejada de todo. Pero no podía dejar de publicar este capítulo que les debía, para celebrar el día de mi ship favorita. La lectura y la escritura son mi lugar seguro, de verdad me refugio en ello y me relajo.

Además, paso también a dar las gracias a las personitas que leen y comentan, de verdad que son inspiradoras y me alegran mucho.  Y solo a mi , sino a todas las autoras que pudieron participar del Fest y darme una oportunidad.  Y a quienes tuvieron sus problemas, también les agradezco aunque no hayan publicado (aún, siempre pueden hacerlo y les apoyaré de todos modos) porque hay cosas que son inevitables y no soy quien para criticar ni poner problemas, al final somos personas fuera de este especio virtual.

Sin más, espero que hayan disfrutado este capítulo, que es el más largo de todos y en el podemos develar un poco la historia desde el punto de vista de ChanYeol. El próximo es el final, y luego sólo nos quedaría el epílogo.  Espero no se haya vuelto muy lento y aburrido por el hecho de haber tenido que separarlo.


Nos leemos !

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