✨Mariposas; ChoKarui.✨
La Cuarta Guerra Mundial Shinobi había dejado marcados a muchos por sus pérdidas, miles de ninjas de todos los países habían fallecido en esa intensa lucha.
Los padres de sus dos amigos y compañeros de equipo podían ser un ejemplo.
Sin embargo, entre medio de tantas tragedias, habían surgido cosas buenas también.
Entre ellas se destacaba la unión de los shinobis de los distintos países, una alianza de paz.
Igualmente habían surgido otras uniones más... personales.
Como la unión de dos corazones en un mismo sentimiento.
El hombre de cabello castaño aún podía recordar ese día.
Todos los shinobis estaban luchando, cuando de pronto pudo ver como un revivido se lanzaba hacia una chica de espaldas a él, que estaba ocupándose de otro.
—¡Oye, detrás de ti! —le había gritado, sin embargo ella no había escuchado.
No le importó estar luchando él mismo contra uno de sus enemigos. Lo dejó y corrió hacia donde el hombre estaba a punto de apuñalarla.
La chica se dio vuelta a último momento, captando recién lo que estaba pasando después de derrotar a su contrincante.
Seguido de eso, sus manos, agrandadas con el jutsu de su clan, empezaron a sangrar.
Sí, Chōji había detenido la katana con sus dos manos.
La castaña lo miró sorprendida mientras él le daba una patada al que había detenido y a otro que venía hacia ellos. Estos salieron volando hacia alguna parte.
—¿Estás bien? —le preguntó al darse vuelta hacia ella, preocupado.
—Sí, pero... tú no pareces estar bien —miró sus manos ensangrentadas, más preocupada que el chico frente suyo.
—Ah, esto —le sonrió—. No es nada, en serio.
—Si no paramos la sangre se va a poner mal —respondió, para luego mirar hacia los lados en busca de algún lugar seguro en medio de todo ese campo de guerra–. Ven.
Tomó con cuidado su brazo y se encaminó hacia un pequeño sitio cerca de ahí, en donde al parecer no habían enemigos cerca. Ya ahí sacó una venda de su bolso y envolvió la parte de su mano afectada con esta, lo mismo para la otra mano.
Chōji observaba atento los movimientos de la chica junto a sus expresiones.
Le parecía muy linda, sí.
Se alegraba de haberla salvado.
Después de terminar aquello, volvieron con apuro hacia el campo de batalla, a ayudar a sus compañeros.
(...)
La guerra había terminado, la alianza shinobi había ganado.
El lazo entre aldeas se había intensificado considerablemente.
Todo gracias a su amigo, Uzumaki Naruto.
Aquel día, Killer Bee junto a sus dos escoltas habían ido de visita a la aldea, cosa que pasaba mucho últimamente y eso a Chōji le ponía muy feliz debido a que podía pasar tiempo con la chica que le gustaba.
Sí, se había enamorado de Karui.
La kunoichi le parecía hermosa, y además le encantaba su personalidad fuerte.
Sentía que no había chica que se pudiera comparar con ella.
Definitivamente esa era una de las mejores sensaciones que había experimentado.
Aquel día se sentía como uno normal. Acababa de salir el sol, los pájaros cantaban, la gente se estaba levantando, se sentían los gritos de la vecina para levantar a su hijo... sí, todo normal.
Chōji salió a dar un paseo matutino para terminar de despertar y para comprarse algunas papitas.
Desde hace tiempo se había acostumbrado a pasear por las mañanas.
Pero no pudo hacerlo tranquilo esta vez, ya que sentía unos gritos en la entrada de la aldea. Curioso, fue a averiguar qué era lo que pasaba.
Se llevó una sorpresa al ver a la chica de Kumogakure gritándole a otro chico de la misma aldea, el que se encontraba en el piso, aterrorizado.
Lo único que el Akimichi pudo escuchar antes de que Karui se diera cuenta de su presencia, fue algo de "Chōji", "novio", "estupidez", para luego largarse de ahí directo hacia la torre Hokage.
Darui se dio vuelta hacia el recién llegado.
—Tu novia da miedo, en serio, no sé cómo no te ha matado hasta ahora, aunque si te matara ella se sentiría mal, y luego yo tendría que aguantarla, y entonces... —empezó a murmurar cosas que para Chōji no tenían ningún sentido.
Bee se fue corriendo y rapeando después de aquello, mientras el otro chico se levantaba y lo seguía, volviendo a murmurar cosas que según él sucederían si es que no lo llevaba hasta allá.
«Sí, son un equipo un poco extraño.» pensó el de los remolinos en las mejillas mientras los miraba partir, para luego seguir caminando hacia donde iba a comprar sus papas.
(...)
Horas habían pasado de aquello, y el sol ya estaba empezando a bajar desde su punto más alto.
Chōji había terminado de comer hace poco, y se encontraba caminando por las calles de la aldea, sin saber qué hacer.
De pronto, una cabellera castaña pasó a su lado, pasándolo a traer.
La chica se dio vuelta hacia él.
—Oye, fíjate por dónde vas, id... —se cayó al ver de quién se trataba—. Oh, Chōji, lo siento.
—No te preocupes. Buenas tardes, Karui —le saludó sonriendo, feliz de habérsela encontrado.
—Hola —le sonrió de vuelta, una sonrisa a la que le mostraba a muy pocas personas.
—¿Quieres... esto... —se rascó la nuca, nervioso— pasear conmigo un rato?.
—Claro, no creo que haya problema —se puso a su lado y juntos caminaron, hablando de cosas sin mucha importancia.
Después de un rato, pararon a hablar en un pequeño parque donde ya no quedaban niños, ya que había oscurecido, haciendo el ambiente mucho más tranquilo.
—Oye, Karui —le llamó, con nerviosismo—. ¿Por qué estabas así de enojada en la mañana? —se atrevió a preguntar. De un momento a otro, la chica se encontraba sonrojada y negando con la cabeza.
—Bu-bueno, es que... —esquivó su mirada—. Darui había dicho algo muy tonto...
—¿Qué cosa?
—D-dijo que —se puso aún más nerviosa, no sabía si contarle o no, hasta que finalmente se decidió—. Dijo que nosotros éramos novios.
«¿Y por qué eso es tonto?» se preguntó el chico mentalmente «¿acaso mis sentimientos están mal?» se preocupó y se puso nervioso.
—¿Q-qué? —le preguntó, nerviosa por lo que había escuchado.
—¿Pensé en voz alta? —la miró a los ojos sorprendido, ella rió.
—Al parecer —lo miró, sintiendo algo raro en su estómago.
«¿Acaso quiero vomitar?» se preguntó al sentirlo de nuevo.
—¿Tú también lo sientes? —le preguntó el Akimichi al ver cómo posaba su mano en su estómago y ponía una expresión de preocupación—. Creo que se llaman "mariposas", Ino me habló de eso...
—¿Y por qué me pasa eso? —lo miró a los ojos con el ceño fruncido, tratando de encontrar una razón.
—Bueno... —se puso como tomate—. S-se supone que eso pasa cuando uno está... enamorado.
Karui también se sonrojó, y dejó de mirarlo a los ojos para volver su mirada al suelo.
—Sí, debe ser eso.
—¿E-eh?
—Me gustas, Chōji Akimichi —se dio vuelta hacia él, determinada—. Mucho.
Él sintió ganas de comerse tres bolsas de papas completas de un tiro de la felicidad que en ese momento estaba sintiendo.
—A... A mí también me gustas —le sonrió.
Los dos se abrazaron, y al separarse, se atrevieron a unir sus labios en un dulce beso.
Se sentía demasiado bien esa unión, sí.
Un chillido agudo los separó.
Ino estaba saltando y chillando cerca de ellos.
Sin duda alguna, aquella chica no sabía cómo disimular.
Sonrió recordando todo eso junto a muchos momentos más que habían pasado los dos juntos.
—¡Oye, papá! —llamó una pequeña niña de piel morena, cabello castaño y ojos ámbar, tal como los de su madre.
—¿Sí, Chōchō? —le preguntó el hombre, sonriendo gentilmente, como solía hacer.
—¡A que mamá se ve hermosa en ese vestido! —le señaló a la mujer, la cual llevaba puesto un vestido de un color rojo que combinaba con su cabello. En sus mejillas se notaba un sonrojo mientras lo miraba.
Chōji sonrió y se levantó, para luego acercarse a ella y tomarla de la cintura.
—Sí, muy hermosa, como siempre lo ha sido —la besó, en los labios mientras la niña comenzaba a gritar feliz y emocionada con la escena.
Ese era uno de esos momentos que no cambiaría por nada.
-----*-----
Oh my cat, hola xd.
Hice un ChoKarui, me pareció novedoso, sí jeje.
Pero lo hice más que nada porque me encanta esta pareja, desde el principio sentí que Chōji se merecía a una gran mujer, a una gran persona como esposa y compañera de vida.
Y sí, creo que Karui es perfecta Jsjsj.
Eso pues :^)
Gracias por leer 🌞💕💕
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