Vida en la naturaleza
Historia basada en la idea de DaiProx
Fue difícil, pero aquí esta. Perdón si no es como esperabas, pero igual espero que te guste el resultado 😀
La calma se puede sentir en el planetario del cometa, en donde Mario y su hijo Marco, de 19 años, se encuentran ordenando las cosas del ex héroe del reino Champiñón y actual héroe de todo el universo.
Marco (toma una caja de un estante y la sopla, levantando polvo) : ¡Achu, achu! Ahhh ... ahhh ... ¡achuuu!
Mario (sosteniendo otra caja) : Salud.
Marco : Gracias *cough, cough* guau ... estas cajas si que llevan su tiempo aquí ¿eh, pa'?
Mario (deja la caja en el suelo) : Cuando me mudé con tu mamá me traje mis pertenencias necesarias para comenzar una nueva vida. Pero no había tanto espacio en nuestra habitación, así que cuando pude traerme el resto de cosas las metimos en cajas y olvidamos que estaban aquí.
Marco abrió una caja y sacó una foto de su papá y su tío de niños. Estaban parados frente a un numeroso grupo de yoshis de varios colores, y enmedio de ellos se encontraba un yoshi bebé de color verde.
Marco : Oye papá (le enseña la foto y señala al yoshi bebé) ¿Ese es el tío Yoshi?
Mario (toma la foto mientras sonríe) : Sí ... jejeje, había olvidado esta foto. Mis padres adoptivos la tomaron para que no olvidara a los yoshis que nos criaron a mí y a tu tío.
Marco : Y dime ¿como fue vivir en la selva?
Mario : Muy interesante. Tuve que cazar mi propia comida muchas veces, aunque tuve ayuda de los otros yoshis jovenes que estaban aprendiendo a cazar también. Una vez caze y comí planta piraña de fuego.
Marco (asombrado) : Genial, y ¿como sabe?
Mario : Por muy raro que suene ... sabe a pollo.
En ese momento entraron Rosalina y Marina, la otra hija de la pareja (un año menor que Marco) y Marco se levantó para enseñarle la foto a Marina.
Marina : ¿Y esta foto, papá?
Mario : Es un recuerdo de mi época en la selva.
Marina : ¿De cuando te criaste con los yoshis?
Mario : Exacto.
Rosalina : Me pregunto como habra sido eso ... ya sabes, vivir en la naturaleza.
Marina : ¿Podemos hacerlo?
Rosalina : ¿Disculpa?
Marco : Estoy de acuerdo con Marina ¿podemos vivir un rato en la naturaleza, por favooooor? Solo para saber como se siente.
Marina : Piensalo, sería un buen entrenamiento para nosotros, sobrevivir sin nuestros poderes mágicos.
Rosalina (pensativa) : Creo que a mí también me serviría ... me he acomodado demasiado a usar mi magia para casi todo.
Mario : Pues entonces hablare con Yoshi para que nos consiga un espacio en su isla bastante aislado de la aldea yoshi. Así, si uno de ustedes ya no aguanta, puede pedir que lo lleven a la aldea en cualquier momento.
Marco : Me ofende que pienses eso papá ¡ya verás como tu eres el que se va a rendir!
Marina : ¡Llegaremos hasta el final!
Mario : Pues en ese caso, hay que ir ya.
La familia se puso de acuerdo con Polari para que él se quedara a cargo de los destellos mientras ellos iban a la Tierra. Allí se encontraron con Yoshi, quien los guió hasta una sección bastante profunda del bosque, en donde los dejó con un cuchillo, y unas botellas vacías. Toda la familia llevaba pantaloneta y una camisa sin botones, además de sombreros para el sol.
Una vez que Yoshi se fue, Mario avanzó hacia el frente, tomando la palabra.
Mario : Bien familia, lo primero es hacernos un refugio. Marco, Marina, vayan a la selva y vean si consiguen una cueva algo decente para convertirla en nuestra nueva casa. Mientras, su mamá y yo buscaremos agua y árboles donde también podamos poner un refugio. (señala una piedra en forma de huevo de yoshi) Recuerden el camino de regreso a este lugar, pues aquí nos reuniremos; esa piedra servirá para marcarlo.
La familia se separó según las tareas asignadas, y los hermanos comenzaron a explorar el frondoso bosque, abundante en plantas pirañas y animales salvajes.
Marco (lanzando el cuchillo al aire y atrapandolo al caer) : Dime Marina ¿que tan difícil crees que será esto?
Marina : No se, pero no deberiamos confiarnos. Sin magia no podremos alumbrar el camino por la cueva ... si es que encontramos una.
Luego de varios minutos de caminata, la pareja de hermanos se topó con la entrada de una cueva. Esta era bastante grande, sin embargo, no sabían si algo ya vivía allí adentro.
Marco : Este parece buen lugar, la cueva esta seca y se encuentra cerca de árboles con frutos.
Marina : Pero no servira de mucho si hay enredaderas de plantas pirañas allí adentro que puedan usarnos de almuerzo mientras dormimos.
Marco : Entonces habra que explorar.
Marina volteo a ver hacia otro lado, tras lo que se alejó del lugar. Se acercó a un árbol y tomó una de sus ramas más delgadas, tras lo que Marco se acercó a ella y con el cuchillo la ayudó a cortarla.
Marco : Una antorcha, bien pensado hermanita.
Marina : Gracias ... pero aún necesitamos una manera de hacer fuego.
Marco : Tengo una idea, pero sera peligroso.
Marina : Planta piraña de fuego.
Marco asintió, tras lo que Marina se alejó un poco del árbol.
Marina : ¿Sabes donde habran de esas?
Marco : No deben estar lejos ... habra que ir a buscar.
Mientras los hermanos buscaban una planta piraña de fuego, Mario y Rosalina se movían entre los árboles buscando un arroyo o agua de lluvia, para poder meterla en las botellas.
Rosalina : ¿Estas seguro de que esa agua se puede beber?
Mario : Esa es el agua que beben los yoshis, así que sí, estoy seguro.
Ambos siguieron caminando, hasta que de repente Rosalina pisó un pedazo de tierra flojo y se resbaló, comenzando un desliz de tierra que la arrastró.
Rosalina (reaccionando) : ¡Ahhhhh, amor, ayudame!
Mario (voltea a ver) : ¡Tranquila estrella, ya voy!
Rosalina se seguía deslizando por la pendiente mientras intentaba sostenerse de los árboles, pero al intentarlo una vez recibió un latigazo de parte de una de las ramas, dejandole una marca en el brazo. Mario, por su parte, comenzó a saltar de tronco en tronco, evitando entrar al desliz de tierra, pero siguiendo a su esposa.
Rosalina (viendo al frente) : ¡Amoooor, acantiladooooo!
Mario vio hacia el frente, dandose cuenta de que el desliz llevaba a un desfiladero. Comenzó a saltar más rápido todavía, adelantandose a Rosalina. Se colgó de la rama de un árbol con sus piernas y se quedó de cabeza.
Mario : ¡Toma mis manos bebé!
Rosalina extendió sus manos y se aferró fuertemente a su esposo, quien aprovechó el impulso para darse la vuelta y quedar sentado en la rama, dejando a Rosalina sobre sus piernas. Ambos vieron el desliz caer por el acantilado, tras lo que escucharon el chapuzón de la tierra y las rocas al impactar con agua.
Rosalina (jadeando abrazada de Mario) : Gracias amor ... en verdad eres mi héroe.
Rosalina le dio un tierno beso a Mario en los labios, quien también la estaba abrazando con fuerza.
Mario (separandose del beso) : Sabes que siempre te protegere. Ahora, dejame ver tus brazos.
Rosalina le enseñó el brazo con la marca de la rama que la golpeo.
Mario : Se ve feo ... ¿tienes más golpes, estrellita?
Rosalina : Creo que no ¿y tu, te lastimaste?
Mario : No, por suerte. Parece que la lluvia de ayer aflojó la tierra, habra que ir con más cuidado. Pero por suerte, creo que encontramos agua, al menos para lavarte la herida, aunque habrá que bajar el acantilado ¿crees poder hacerlo sola o te llevo cargada?
Rosalina (sonriendo) : Yo puedo sola, no sera necesario que me cargues.
Mario : Bien.
De vuelta con los hermanos, estos encontraron una planta piraña que dormía plácidamente, y a falta de mejores ideas, Marco se acercó y la golpeo con la rama. La planta se despertó furiosa, lanzando una bola de fuego en dirección a su atacante, quien la golpeo con la rama, encendiendola. Después de eso, ambos salieron corriendo como si no hubiera un mañana, esquivando los ataques de la letal planta.
Una vez que llegaron a la cueva, ambos se tomaron un tiempo para recuperar el aliento.
Marina (jadeando) : Vaya ... jamás me había dado cuenta ... de lo fácil que es ... nuestra vida ... con nuestra magia.
Marco (jadeando) : Ahora entiendo porque ... papá se queja cada vez ... que uso mi magia para ... cambiar de canal sin tener que buscar el contro remoto.
Ya descansados, ambos entraron a la cueva, siendo Marco el primero por llevar la antorcha. Una vez dentro, se dieron cuenta de que la cueva era más profunda de lo que pensaban.
Marco : ¿Sera necesario llegar hasta el fondo?
Marina : Creo que sí, no queremos sorpresas desagradables. Dame el cuchillo, marcare el camino para que no nos perdamos.
Marco : Claro.
El hermano mayor le pasó el cuchillo a su hermana, quien comenzó a dejar una línea recta en la pared derecha de la cueva a medida que avanzaban. La cueva comenzó a bifurcarse, por lo que comenzaron a tomar distintos caminos.
Marco (avanzando) : Este lugar es enorme (le truena la panza) y yo ya tengo hambre.
Marina (cansada) : Creo que tienes razón, ya hemos avanzado mucho, si hubiera peligro ya lo habriamos encontrado. Será mejor regresar.
Ambos dieron media vuelta y comenzaron a regresar siguiendo las marcas que había dejado Marina en la pared. Sin embargo, tomaron tantos caminos diferentes que aún con esa guía, terminaron inevitablemente perdidos.
Marco : Eh, hermanita ¿porque no hemos hayado la salida?
Marina : No lo se ... hemos seguido las marcas todo este tiempo, ya deberiamos haber salido.
De repente se escuchó en todo el túnel el sonido de rocas crujiendo y partiendose, tras lo que un poco de tierra fina cayó del techo.
Marina : ¿Que fue eso?
Marco (levanta la antorcha y ve rajaduras) : Ay no ... ¡correeeee!
Marco salió corriendo justo a tiempo para evitar ser aplastado por un enorme pedazo de roca que cayó del techo. Marina no se quedó atrás y comenzó a correr detrás de él, escuchando como los tuneles colapsaban detrás de ella. Ambos solo querían evitar morir soterrados, por lo que simplemente se metían al túnel que pareciera más estable. De repente, Marco alcanzó a ver una enorme caída frente a él, dandole tiempo de frenar. Sin embargo, Marina no pudo reaccionar a tiempo y lo empujó, alcanzando a sostenerse ella de la orilla. Marco soltó la antorcha y se sostuvo del pie de su hermana, tras lo que el lugar por donde entraron se termino de derrumbar, dejandolos atrapados donde estaban, a oscuras y colgando de un acantilado.
Regresando con la pareja de esposos, ambos iban descendiendo su propio acantilado, uno a la par del otro. Las rocas parecían bastante estables, y ambos se aseguraban de que la roca que iban a pisar fuera segura antes de hacerlo.
Rosalina : ¿Cuanto falta amor? No quiero ver hacia abajo.
Mario (mira hacia abajo) : No mucho, puedo ver un pequeño río debajo de nosotros. Ya casi llegamos.
Mario dio otro paso, pero la traicionera montaña le jugó en contra y la piedra en que se apoyó se desplomó, causando que cayera. Por suerte, Rosalina reaccionó a tiempo y lo sostuvo, ayudandolo a pegarse a la roca de nuevo.
Rosalina (asustada) : ¿Estas bien?
Mario (calmandose) : Sí ... estoy bien. Gracias por sostenerme.
Rosalina (sonrie) : Yo también te protegere siempre, no lo olvides.
Mario (sonriendo) : Jamás lo olvidare mi estrella jeje.
Ambos continuaron bajando hasta llegar al suelo, y frente a ellos se encontraba un río bastante calmado. Mario acercó a Rosalina y metió su brazo al agua.
Mario : Por suerte es solo un moretón, ya se pasará.
Rosalina (mira a los extremos del río) : ¿A donde crees que lleve esto?
Mario : No se, tal vez al mar o a un lago.
Rosalina : Me gustaría seguirlo, quisiera quitarme toda esta tierra y lodo de ensima.
Mario : Buena idea.
Ambos se levantaron y comenzaron a seguir la corriente del río, y después de unos minutos se encontraron con un pequeño lago. Este estaba rodeado por dos enorme paredes de piedra, y habían pocos árboles alrededor.
Mario : Bueno, parece que llevaba a un lago.
Rosalina : Así parece.
Rosalina se metió directamente al agua, sumergiendose en el lago. Sacó su rostro y lanzó su mojada cabellera hacia atrás de su cabeza, ecupiendo un poco de agua.
Rosalina : Ven amor, el agua esta fresca.
Mario, quien también estaba manchado de tierra, se metió al agua y nadó hasta estar cerca de su esposa, a quien tomó entre sus brazos.
Mario : Tienes razón, el agua esta buena.
Rosalina : Jijijiji ... dime ¿podrías lavarme?
Mario : Uuuuhh, jeje, si que eres pícara amor.
Rosalina : Estamos solos aquí, así que ...
Mario : Te lavare con mucho gusto.
Mario se apartó de su esposa y tomó uno de sus brazos, comenzando a quitarle el lodo que aún estaba pegado. Para su sorpresa, y algo de deleite, Rosalina se quitó la blusa, lanzandola a la orilla del lago.
Rosalina (en tono pícaro) : Ay esta tierra, se me metió por ... todos lados.
Mario (sonriendo) : Entonces seré muy, muy minucioso contigo jeje...
Y dejando a esta pareja con su pequeño momento, sus hijos seguían colgando de un acantilado.
Marina (haciendo fuerza) : Lo siento hermano ... no te vi.
Marco : No pasa nada Marina, aún estamos vivos ¿no?
Marina : Sí ... pero también estamos encerrados.
Marco : No del todo, ... creo que podemos buscar una salida abajo. Trata de mover tu pie para mecerme hacia la pared, intentare agarrarme.
Marina : Claro.
La hermana menor comenzó a mover su pie de un lado a otro, y Marco también puso de su parte para comenzar a mecerse y finalmente poder agarrarse de la pared. Soltó a Marina, quien pudo aferrarse de mejor manera a la pared.
Marina : Entonces ¿bajamos?
Marco : Sí ... bajamos.
Los dos comenzaron a descender por el barranco, teniendo cuidado de donde pisaban. Por suerte para ellos, esta pared de piedra era bastante firme y seca, por lo que bajaron sin problemas. Una vez en suelo firme, comenzaron a caminar en línea recta hasta que vieron un poco de luz entrando por un tunel, y al seguirla se toparon con una pequeña formación de agua, y sobre esta una abertura por donde se podía ver unas plantas sobre ellos.
Marco : Agua ... ¡agua!
Sin pensarlo mucho, Marco se lanzó a por el agua, tomando un poco en sus manos y bebiendola.
Marco : ¡Ahhhh, esta deliciosa!
Marina se acercó lentamente y tomó un poco también.
Marina : Es agua de lluvia ... seguro se ha estado acumulando aquí. Lástima que no tengamos las botellas.
Marco (saciado) : Bueno, primero hay que ver como salir de aquí. Ese agujero es demasiado grande como para alcanzarlo, aún si yo te cargo.
Marina (señala hacia el frente) : Marco, mira.
Los dos hermanos se percataron de que un poco de agua se desbordaba de uno de los lados, formando un fino hilo que se dirigía hacia otro lado de la cueva.
Marina : Si seguimos eso podremos encontrar una salida, y así sabremos como volver.
Marco : Bien, a caminar más entonces.
Ambos comenzaron a seguir aquel pequeño chorro de agua, notando que delante de ellos había un poco de luz que cada vez se hacía más fuerte. De repente, el pequeño chorro de agua se mezcló con un arroyo pequeño, el cual venía de otra sección de la cueva. Ambos lo siguieron, y finalmente dieron con otra salida de la cueva, terminando en un claro del bosque. Allí, el arroyo hacía más grande, convirtiendose en un pequeño río.
Marco : ¿Donde estamos?
Marina : No tengo idea ... lo más probable es que estemos ya muy lejos del punto de reunión y de la entrada de la cueva.
Marco (suspira) : Vaya día, y ni siquiera ha terminado.
Marina (agudiza la vista) : Un momento ... acaso son ... ¿papá y mamá?
Marco también observó fijamente a donde Marina estaba viendo, y en efecto: vieron a Mario y Rosalina caminando hacia ellos desde el otro lado del río. Parecían bastante animados, y venían tomados de la mano mientras reían. Al ver a sus hijos comenzaron a saludarlos de lejos, y ellos corrieron a su encuentro.
Una vez que estuvieron juntos, Marco y Marina guiaron a sus papás a donde habían encontrado agua, y allí llenaron las botellas. Luego de eso, Mario y Marco salieron a conseguir algo de comer, mientras Marina y Rosalina hacían una fogata. Una vez que todo estuvo listo, la familia se sentó a comer mientras conversaban sobre los retos que pasaron para llegar hasta aquí. Mario se sintió orgulloso de que sus hijos lograran superar esos obstáculos con ingenio y fuerza, y Rosalina casi se desmaya al escuchar todo el peligro que enfrentaron "sus bebés."
Una vez que terminó la comida, llegó el momento de poner un campamento, el cual decidieron hacer cerca de la fuente de agua potable. Juntaron varias hojas y acomodaron unos troncos secos y ramas para hacer un pequeño techo. Pusieron tres pequeñas tiendas, una para Marco, una para Marina y una para Mario y Rosalina.
Una vez que eso estuvo hecho, Mario decidió que valía la pena ir a explorar un rato más antes de que anocheciera, para conocer más el terreno. Todos estuvieron de acuerdo, y juntos decidieron caminar un poco. De esa forma, lograron encontrar otro lago en donde podían bañarse, dejando el camino hasta su campamento marcado con piedras. Siguieron de largo un poco más, encontrando árboles llenos de las frutas rojas que tanto le gustan a los yoshis, marcando también el camino a este lugar de interés.
Finalmente, se encontraron con otro río, pero la corriente de este era más rápida y brusca. Sin embargo, había un enorme tronco de árbol que atravesaba el río.
Rosalina : Vaya, eso sí es conveniente.
Mario : Los yoshis debieron colocarlo allí para poder pasar fácilmente.
Marco (lo toca con el pie) : Em ¿que tan estable creen que sea?
Marina : A mí me parece bastante estable.
La hija menor decidió intentar pasar al otro lado, por lo que se subió al tronco y comenzó a caminar. Este crujió un poco, pero nada más paso, por lo que Marina avanzó hasta la mitad del mismo.
Marina (voltea) : ¿Ven? Parece que es seguro...
Y como si la naturaleza quisiera reírse de ella, el tronco colapsó bajo su peso, partiendose a la mitad y botandola al río.
Mario : ¡Princesaaa!
Rosalina : ¡Mi niñaaa!
Marina (saliendo a flote) : ¡Papá, mamá ayudaaa!
El resto de la familia comenzó a correr cerca de la orilla del río mientras Marina intentaba sostenerse de lo que fuera. Las rocas estaban mojadas, por lo que se resbalaba al tocarlas, las ramas que estaban cerca se partían, y Marina pronto comenzó a escuchar algo.
Marina : ¡¡Cascada!!
Mario : ¡Eso es verdad, yo también lo esucho!
Rosalina : ¿¡Que hacemos!?
Marco (señala al frente) : ¡Miren, una liana!
Frente a ellos y cerca de la cascada, se encontraba una liana metida entre el agua.
Mario : ¡Pequeña, sostente de la liana!
Marina vio hacia el frente y se aferró a la liana, quedando sus pies fuera del agua y apunto de caerse por la cascada. De un rápido vistazo pudo ver que la caída era enorme, y habían rocas hasta abajo, por lo que la caída era realmente letal. De repente, la liana comenzó a romperse, lo que asustó a Marina, pero justo cuando esta se rompió ella fue sostenida por su papá, quien logró atraparla.
Mario (jadeando asustado) : Tranquila ... tranquila ... ya te atrape...
Sosteniendo a Mario se encontraba Rosalina, quien estaba sosteniendose de dos piedras con sus pies. Poco a poco, y con ayuda de Marco, lograron sacar a Marina del río. Una vez que todos estuvieron fuera, comenzaron a reír, relajandose luego del horrible momento que acababan de pasar, tras lo que regresaron a su campamento con otra lección aprendida.
Ya en la noche, y antes de acostarse, toda la familia se tumbó en la grama y se quedó observando las estrellas.
Rosalina (recostada sobre su esposo) : Vaya día ¿eh? ... jamás pense que sería tan peligroso y aterrador.
Mario : Bueno, al menos sobrevivimos al primer día.
Marco : Y yo aún no me rindo.
Marina : ¡Ni yo!
Mario (rie) : Esos son mis hijos ...
Rosalina (sonriendo) : Nuestros hijos ...
Y así, terminó el primer día de varios que pasarían en la naturaleza, aunque este fue sin duda el más alocado de todos...
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