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Una noche increíble (+18)

La gente votó, y yo cumplo la voluntad del pueblo XD


Mario y Rosalina llegaron al planetario luego de pasar la tarde compitiendo entre ellos en carreras de karts, intentando superar sus mejores tiempos en varias pistas de carreras que permanecían abiertas fuera de los torneos oficiales. La madre de los destellos había decidido seguir mejorando su manejo de la cuatrimoto y las motocicletas, por lo que iba con su traje de carreras puesto. Luego de saludar a los destellos, Mario y Rosalina comenzaron a caminar hacia la habitación de la rubia.

Mario (suspira) : Eso fue divertido ... aunque sigo diciendo que practicas en la senda arcoíris en secreto porque me fue imposible alcanzarte, la forma en que tomas las curvas es demasiado perfecta.

Rosalina (ríe suavemente) : Vamos Mario, no seas un mal perdedor. Además, tú también me sacaste mucha ventaja en algunas pistas ... como las que llevan tu nombre ¿No será que tú eres el que practica en secreto?

Mario (ríe) : Aceptaré los cargos cuando tú hagas lo mismo.

La pareja se detuvo frente a la entrada de la habitación de la rubia, quien retiró el campo de fuerza que bloqueaba la entrada.

Mario (mete las manos en sus bolsillos) : Bueno, disfruté mucho las competencias del día de hoy. Deberíamos hacer esto más seguido ¿sabes? 

Rosalina : Lo mismo digo; pero ¿seguro de que no quieres quedarte un rato más? 

Mario : No quisiera ser una molestia.

Rosalina (coloca sus manos sobre su pecho) : ¿Bromeas? Sabes que adoro dormir con mi peluche favorito.

Mario (se sonroja) : B~bien, solo ... no vuelvas a llamarme así.

Rosalina (abraza a Mario y lo levanta del suelo) : Vamos Mario, no te hagas el rudo ... yo sé que te gusta que te hable así. Eres mi pequeño y apapachable novio y no cambiaría eso jamás.

La madre de los destellos volvió a dejar a su pareja en el suelo y dio media vuelta para entrar a su habitación. El pequeño héroe se quedó parado por unos segundos, sintiendo como se le calentaba el rostro, tras lo que decidió entrar también. Una vez dentro, vio como Rosalina se quitaba el pañuelo celeste de su traje y los guantes, dejándolos sobre el pequeño tocador de su habitación.

Rosalina : Iré a acostar a los destellos, ponte cómodo para mientras.

Mario (aún sonrojado) : C~claro. Aunque podría ayudarte con los pequeños.

Rosalina (le sonríe levemente) : Lo sé, pero hoy eres mi invitado. Les daré las buenas noches por ti ¿de acuerdo?

La mujer del vestido celeste se acercó al pequeño héroe y se inclinó para darle un beso en la frente, tras lo que salió de la habitación. Mario procedió a sentarse en la orilla de la cama, quitándose sus guantes y sus zapatos, los cuales dejó apoyados contra la pared al lado de la cama.

Mario (pensando) : 'En verdad me gusta que Rosy me tenga todos esos apodos tiernos, pero me da un poco de vergüenza que lo diga en voz alta.'

Mientras esperaba a que su novia regresara, el héroe de rojo sacó su celular de su bolsillo y le mandó un mensaje a su hermano, indicándole que se quedaría a dormir con Rosalina. Luego colocó el teléfono sobre la mesa de noche y se recostó en la cama. Unos minutos después, la madre de los destellos entró nuevamente a la habitación, colocando la barrera mágica detrás de ella. El héroe de rojo se volvió a sentar en la orilla de la cama y vio a su pareja caminar hasta su tocador y sentarse en la silla de madera frente a este, quedando de espaldas a él. Ambos podían verse el rostro por medio del espejo.

Rosalina : Pensé que te iba a encontrar ya con la pijama puesta.

Mario : Y yo pensé que tal vez ibas a querer hablar un rato antes de dormirnos. O incluso darte un baño.

Rosalina : Tal vez mañana, no siento que halla sudado tanto hoy. Además, me gusta hablar contigo cuando estamos recostados en la cama, con nuestra pijama puesta. Es muy cómodo así.

La madre de los destellos se quitó las botas de su traje y las calcetas que llevaba puestas, metiendo sus pies en sus pantuflas de conejo estelar, las cuales tenían orejas azules para el pie derecho y amarillas para el izquierdo. Luego abrió uno de los gabinetes, del cual sacó el vestido de noche morado que usaba como pijama, pero al levantar el rostro se dio cuenta de que Mario estaba viendo fijamente hacia ella, por lo que le sonrió de forma juguetona al espejo, desviando su mirada un poco hacia el reflejo de su pareja.

Rosalina : ¿Algo llamó tu atención?

Mario : Sí ... tú.

Rosalina dejó su pijama sobre el tocador y volteó a ver a Mario, quien se había sonrojado ligeramente.

Mario : Es solo que ... a veces te veo y ... me cuesta creer que seas mi novia. Y creo que es por eso que ... me suele dar un poco de vergüenza que te refieras a mí como "tu peluche" o cosas así. No sé ... a veces, cuando estoy contigo, siento que estoy soñando.

La mujer de ojos celestes se levantó de la silla frente a su tocador y comenzó a caminar hasta la cama sin quitarle los ojos de encima a Mario, y una vez que estaba parada frente a él, dio media vuelta y se sentó sobre su regazo, tomándolo por sorpresa. Y antes de que pudiera reaccionar, Rosalina tomó sus manos y las colocó sobre su estómago, recostándose un poco sobre el cuerpo de Mario. Con una pícara sonrisa en su rostro, Rosalina movió su trasero ligeramente de derecha a izquierda, rozando la entrepierna de Mario con su suave retaguardia, tras lo que soltó una suave risilla.

Rosalina (voltea a ver a Mario) : ¿Esto te parece un sueño?

Mario : Sí ... y de los mejores.

Rosalina le sonrió de forma sensual a Mario, cerrando ligeramente sus ojos, tras lo que tomó una de las manos de Mario y la movió un poco hacia arriba de forma lenta, acariciando la mano de su pareja mientras lo hacía.

Rosalina : ¿Sabes? Si bien me gusta mucho que seas lindo y algo infantil ... también me gusta cuando te pones íntimo conmigo, si sabes de qué hablo. Me gusta mucho que me acaricies, (coloca la mano de Mario sobre su muslo, y él se sigue dejando guiar) que me toques con gentileza, haciendo que me estremezca cada vez que siento tu calidez tan cerca de mí, (mueve la mano de Mario por su vientre hasta dejarla sobre uno de sus pechos) y sentir tus manos ... por todo mi cuerpo.

La rubia se mordió el labio inferior, consiguiendo sacar a Mario de sus pensamientos (en los que de igual manera solo estaba ella), tras lo que el pequeño héroe apretó gentilmente el seno de su pareja, quien se volteó nuevamente y suspiró suavemente mientras cerraba los ojos. El pequeño héroe entonces comenzó a acariciar el pecho de Rosalina, moviendo su mano en círculos alrededor del mismo mientras presionaba su mano contra este suavemente, estrujándolo un poco sin lastimar a Rosalina, pues luego de un tiempo ya había encontrado el punto perfecto de presión que la excitaba sin causarle dolor. La madre de los destellos entonces comenzó respirar más rápido que de costumbre, sonrojándose levemente. Mientras tanto, Mario estaba acariciando su vientre con su otra mano, presionándolo con las yemas de sus dedos suavemente para marcar la trayectoria de los mismos, pues aunque el traje que llevaba puesto la madre de los destellos le quedaba bastante ajustado, este seguía evitando que su piel se tocara directamente.

Rosalina : Ohhhh ... Mmmmmnnghhh (ríe suavemente) dime cariño ¿Sigo pareciendo un sueño para ti?

Mario : Siempre lo parecerás ... pero ahora solo quiero pensar en cómo darte una noche increíble.

Rosalina (suelta una risilla) : No si yo te la doy primero.

La madre de los destellos se levantó del regazo de Mario, dejándolo con ganas de seguir tocándola. Sin embargo, la rubia tenía otros planes, y aún con un leve rubor sobre sus mejías colocó sus manos sobre las axilas de Mario y lo levantó de la cama, recostándolo sin muchos problemas sobre una de las almohadas. Acto seguido ella se sentó sobre su entrepierna, colocando sus piernas a los lados de las de su pareja mientras se quedaba de rodillas. Sus pantuflas se quedaron tiradas en el suelo, y soltó otra risilla al ver como Mario se sonrojaba aún más al tenerla sobre él de esa forma.

Rosalina (coloca sus manos sobre el pecho de Mario) : ¿Qué sucede ... sorprendido de que hallan cambiado los roles? (empieza a acariciar el pecho de Mario) ¿Te gusta esto ... que sea yo quien tome el control?

Mario respondió sacudiendo su cabeza rápidamente de arriba a abajo, siendo incapaz de hablar. La rubia le sonrió de forma juguetona y le lanzó un beso, causando que él se excitara aún más.

Mario (pensando) : 'Se ve tan sexy así ... creo que incluso me gusta más que cuando me deja hacer lo que quiera.'

Lo siguiente que Rosalina hizo fue tomar la gorra de Mario y colocarla sobre su cabeza luego de quitarse la corona, la cual hizo flotar hasta su mesa de noche. Acto seguido soltó una suave risilla y comenzó a mecer sus caderas de adelante hacia atrás lentamente, rozando el bulto en los overoles de su pareja (producto de una erección) con su entrepierna. Mario entrecerró los ojos y comenzó a jadear suavemente, mientras que la rubia se sonrojó y se mordió el labio inferior, colocando sus manos sobre el pecho de su pareja.

Rosalina (en un tono grave y seductor) : ¿Te gusta esto ... Mario? (él asiente) Bien ... ahora pongámoste más cómodo.

La madre de los destellos colocó sus manos sobre las correas del overol de Mario y, sin dejar de mover sus caderas, comenzó a desabotonarlos uno por uno mientras usaba la otra mano para sostenerse. El pequeño héroe estaba disfrutando del rose de sus partes íntimas, y la manera en que Rosalina lo veía mientras intentaba desnudarlo solo lo excitaba más, al punto en que colocó sus dos manos sobre los muslos de su pareja; pero ella tenía otros planes, ya que soltó sus correas ya desabrochadas y con una mirada sensual en su rostro tomó las manos de Mario y las quitó de sus muslos.

Rosalina : Sin tocar jijiji.

Mario : Pero ...

La rubia colocó el dedo índice de su mano derecha sobre los labios de Mario.

Rosalina : Shhhh ... sin quejas. Ya te dejaré hacer lo que quieras luego, ahora solo relájate y disfrútame.

El héroe de rojo se quedó en silencio de inmediato, dejando sus manos a los costados de su cuerpo. En ese momento, Rosalina se sentó erguida sobre su regazo nuevamente y colocó sus dos manos sobre su cuello, tomando el zíper de su traje de carreras con su mano derecha y su traje con la izquierda. Acto seguido comenzó a bajar el zíper del mismo, dejando que partes de su piel comenzara a salir a la vista lentamente mientras no le quitaba la vista de encima a su pareja, desnudándose de forma sensual. Mario podía ver en la mirada de su pareja que lo estaba invitando a observarla con cuidado, y la vista del héroe pronto se desvió  a la mano de Rosalina que estaba moviendo el zíper, dejando su sostén blanco a la vista, luego su vientre, y finalmente se detuvo unos pocos centímetros abajo de su ombligo. Acto seguido tomó ambas mitades de su traje y las separó un poco, mostrándole aún más piel a su pareja.

Mario : ¿S~segura de que no ... puedo tocarte? Pensé que te ... gustaba que lo hiciera.

Rosalina (suelta una risilla) : Sí, me gusta, pero no te apresures. Esto no es divertido si se acaba muy rápido. (se hace hacia atrás para sentarse sobre los muslos de Mario) Ahora siéntate, por favor.

El pequeño héroe volvió a hacerle caso a la mujer de ojos celestes, sentándose sobre la cama. Entonces, Rosalina tomó las correas de su overol y las dejó caer hacia atrás, pasándolas sobre sus hombros, tras lo que tomó su camisa y se la quitó, lanzándola fuera de la cama. Y sin tiempo que perder, la rubia se inclinó hacia Mario y lo besó en los labios, haciéndose un poco más hacia atrás y colocando sus manos sobre el pecho desnudo de su pareja, el cual comenzó a acariciar. El héroe de rojo en verdad tenía ganas de acariciarla a ella también, pero con tal de seguirle el juego solo dejó sus manos sobre las sábanas mientras ella deslizaba su lengua dentro de su boca, comenzando a moverla alrededor de la suya mientras empezaba a respirar agitadamente sobre su rostro. Mario notó que Rosalina estaba actuando más apasionada que de costumbre, colocando sus manos sobre su espalda y empujándolo ligeramente hacia atrás mientras lo besaba, sus labios bailando de forma elegante sobre los suyos mientras su lengua intentaba fusionarse con la de él. Solo las manos de Mario los mantenían en esa posición, mientras que las de Rosalina se paseaban por la firme espalda de su pareja, las yemas de sus dedos dejando su marca sobre su piel, dándole escalofríos cada vez que ejercía un poco de presión para recordarle lo mucho que ella también disfrutaba acariciarlo, sentir su calor cerca de ella. Y pronto, Mario ya no pudo seguir sosteniéndolos y se fue de espaldas sobre la cama. Curiosamente, su gorra no se cayó de la cabeza de Rosalina, quien despegó sus labios de los de él y sacó su lengua de su boca mientras abría un poco los ojos. Él también los abrió y sacó momentáneamente su lengua, rozándola con la de ella una vez más antes de separarse por completo. Y sin perder ni un segundo, Rosalina se movió hacia el cuello de Mario y comenzó a besarlo con pasión, respirando de forma agitada sobre aquella parte tan sensible del cuerpo de su amado, quien comenzó a jadear. Los labios de la rubia, suaves y algo húmedos por el beso tan ardiente que habían compartido, se paseaban sobre la piel de Mario, y pronto bajó hacia sus hombros y hacia su pecho, mientras sus manos se movían con elegancia y deseo a los costados del torso del pequeño héroe, quien solo observaba a su pareja marcar su cuerpo, recordándole lo real que era su relación, y lo mucho que esta la había cambiado.

Mario (entre jadeos) : Te ... te amo tanto, Rosy.

La madre de los destellos no respondió al comentario de su pareja (al menos no de inmediato) sino que se inclinó un poco hacia la izquierda y se acercó a su cuello, suspirando suavemente para dejar su cálido aliento sobre la piel de su pareja, quien se estremeció, momentos antes de soltar un quejido al sentir la mano derecha de Rosalina posarse sobre el bulto en sus overoles.

Rosalina (susurrando al oído de Mario) : Puedo ver lo mucho que me amas aquí.

La rubia soltó una risilla mientras comenzaba a acariciar la punta del bulto con su dedo índice, moviéndolo suavemente de adelante hacia atrás y en círculos, causando que Mario soltara un quejido mientras flexionaba las rodillas un poco.

Mario (voltea a ver a Rosalina) : Sabes que no solo te veo de esa forma.

Rosalina (suelta una risilla) : Lo sé, y por eso es que yo también te amo, Mario. 

En ese momento, la rubia movió su mano derecha hacia el estómago del pequeño héroe y la deslizó por debajo de sus overoles y su ropa interior, causando que él se estremeciera. Entonces comenzó a sobar el interior de sus muslos y su pelvis, moviendo sus delicados dedos alrededor de su erecto miembro, sin tocarlo aún. Solo estaba paseándose por sus alrededores, tentándolo.

Rosalina (susurrando) : Para mí, tu también te sientes como un sueño a veces. Así que, vamos a olvidar todo lo demás por ahora ... y actuemos como si esto fuera un sueño.

La rubia mordió la oreja de Mario con sus labios de forma juguetona, causando que se estremecieran las piernas de su pareja, quien sentía que ella lo estaba "matando" con todo ese jugueteo, pero que le estaba gustando demasiado. Entonces, Rosalina sacó su mano de entre los overoles de su pareja y se volvió a sentar erguida, sentando a Mario también, tras lo que tomó su cabeza con sus dos manos y enterró su rostro en medio de sus pechos.

Rosalina : Ya puedes tocarme ... así que diviértete.

Mario no dejó a su novia esperando mucho tiempo, pues de inmediato colocó sus manos sobre el trasero de ella, dándole un juguetón apretón, dejando que sus dedos se hundieran un poco en la suave retaguardia de la rubia, quien solo río suavemente. Acto seguido se separó de él y se dejó caer sobre la cama, separando sus piernas todo lo que pudo mientras sacaba sus brazos del traje, quedando la parte superior de su cuerpo solo cubierta por su sostén, y le dedicó una mirada seductora a Mario, diciéndole "pon tus manos y tu boca donde quieras".  Él entonces se recostó sobre la cama también, dejando su rostro sobre el vientre de su novia y colocando sus manos debajo de los muslos de la rubia, para luego levantarlos y colocarlos sobre sus hombros. Rosalina entonces empezó a mover sus piernas de arriba a abajo de forma juguetona mientras dejaba sus manos sobre las sábanas y cerraba los ojos, dejando escapar un leve suspiro. Entonces, Mario le dio un beso en el estómago y comenzó a acariciar sus muslos, dándoles un ligero apretón de vez en cuando, sacándole risillas a Rosalina, quien suspiraba con cada beso de su pareja a su vientre, sintiendo como sus labios iban subiendo poco a poco. Ahora era ella quien se sentía impaciente al saber hacia dónde se dirigían los besos de su pareja, quien quitó las piernas de Rosalina de sus hombros y se acercó más a sus pechos, dejando un beso sobre la parte superior de uno de ellos, ganándose otro suspiro de su pareja, quien juntó sus piernas a los costados del cuerpo de Mario y comenzó a rozar sus pantorrillas con sus pies, aún sin abrir los ojos. Recostó su cabeza del lado derecho mientras su novio empezaba a hacer más frecuentes sus besos, llegando incluso a darle un ligero chupón antes de colocar ambas manos sobre su sostén, apretando sus pechos ligeramente. La madre de los destellos comenzó a jadear mientras Mario masajeaba sus senos, besando la parte descubierta de estos mientras usaba la suave tela del sostén para rozar su sensible piel y sus pezones, cubriendo sus pechos casi por completo con sus manos.

Rosalina : Mmmmnnnggghhhh ... sí, sí ... oh sí, Mario ... (suelta una risilla) ya sabes lo ... sensible que es mi cuerpo allí (se muerde el labio inferior).

Entonces, Mario desabotonó el sostén de su pareja al deslizar sus manos debajo de su espalda, lo levantó y lo arrojó nuevamente, tras lo que inclinó para meter buena parte del pecho derecho de Rosalina dentro de su boca, y comenzó a chuparlo. Con su mano derecha siguió masajeando el otro seno de su pareja, ganándose el primer gemido de la rubia, el cual fue suave y prolongado. Ella movió sus brazos sobre las sábanas, estirándolos ligeramente y volviéndolos a contraer rápidamente, y movió su rostro hacia el lado opuesto, comenzando a soltar más gemidos mezclados con jadeos y suspiros. El pequeño héroe pronto colocó su dedo índice sobre uno de los pezones de Rosalina y comenzó a mover su dedo en círculos alrededor de este mientras apretaba ligeramente su pecho y movía su lengua en círculos alrededor del que estaba en su boca. 

Rosalina : Ooohhhh ... ahhhhhh ... mmmmmm ... sigue ... sigueeeee.

Si bien Rosalina no era tan ruidosa cuando hacían el amor, su cuerpo sí que era muy expresivo, y pronto comenzó a moverse de forma descontrolada sobre la cama, estremeciéndose ligeramente de vez en cuando mientras seguía gimiendo suavemente. 

Rosalina (pensando) : 'Su boca se siente tan cálida ... igual que su mano ... y su lengua. No me molesta que me deje los pechos manchados de saliva ... solo quiero que siga aprovechándose de mis áreas mas sensibles ... se siente tan ... rico. Ya necesitaba esto. Y por su intensidad ... creo que él también.'

Pronto, Mario separó sus labios del pecho derecho de Rosalina, dejándolo un poco manchado con su saliva, y comenzó a mover su lengua de arriba hacia abajo sobre su erecto pezón mientras presionaba ligeramente el otro con su mano, haciendo que ella soltara un suave chillido y se moviera nuevamente sobre las sábanas, como si quisiera voltearse. Entonces, el héroe de rojo procedió a chupar su otro pecho, pero ahora pasó su mano izquierda sobre el vientre de Rosalina y se detuvo sobre su entrepierna, aún cubierta por su traje de carreras, causando que ella apretara sus muslos ligeramente mientras soltaba una risilla. Acto seguido volvió a destensar su cuerpo y Mario comenzó a mover su mano de arriba hacia abajo sobre su pubis, lo que solo excitó aún más a la mujer de ojos celestes, quien abrió ligeramente los ojos.

Rosalina : E~espera ... déjame hacer algo.

Mario se separó entonces de sus pechos, dejándolos un poco húmedos por su saliva, tras lo que Rosalina se terminó de quitar el traje de carreras y lo lanzó fuera.

Rosalina : Listo.

Ya con la rubia casi desnuda por completo, Mario tomó su pierna derecha y la levantó, colocándola sobre su hombro izquierdo mientras él se colocaba de rodillas a frente a ella. Rosalina se inclinó hacia su lado derecho mientras su pareja colocaba su mano sobre sus pantis blancas y empezaba a mecerla de arriba hacia abajo lentamente, aplicando un poco de presión sobre su vagina. Ella empezó a gemir nuevamente, su vagina goteando un poco y mojando su ropa interior, dejando una pequeña mancha en la misma.

Mario : ¿Ya estás húmeda?

Rosalina (entre gemidos) : S~sí ... ya te dije ... que me encanta ... que me toques.

Para Rosalina, el contacto físico era realmente importante, por lo que ya estaba bastante excitada a pesar de que Mario no había tocado su vagina directamente todavía. Sin embargo, él continuó moviendo su mano sobre sus pantis, comenzando a ir más rápido, y al mismo tiempo comenzó a acariciar el muslo de la pierna que tenía sobre el pecho, dándole un beso mientras movía su mano hacia el pubis de su pareja, comenzando a acariciarlo también mientras ejercía un poco de presión sobre el mismo. La rubia apretó los dedos de sus pies y de sus manos, levantándose un poco de la cama al doblar su espalda, apretando las sábanas con sus manos y el pie que estaba sobre las mismas. Su ropa interior estaba comenzando a ponerse algo pegajosa, por lo que Mario bajó su pierna, le quitó las pantis, las lanzó fuera de la cama, y regresó a la posición de antes. Pero esta vez, antes de tocar directamente a su pareja, se inclinó un poco hacia ella, pegando su propia pierna a su cuerpo, y colocó su dedo índice sobre los húmedos labios de Rosalina. Ella chupó su dedo, manchándolo con su saliva, tras lo que Mario lo retiró para colocarlo sobre su clítoris, haciendo que ella se estremeciera ligeramente. Acto seguido comenzó a mover su dedo en círculos sobre la región más sensible del cuerpo de la rubia, empezando despacio y aumentando el ritmo poco a poco. Esto causó que la mujer de ojos celestes hundiera su cabeza en la almohada y comenzara a mover su cintura de forma errática de derecha a izquierda mientras sus piernas se estremecían. Se aferró a las sábanas mientras comenzaba a soltar gemidos más cortos pero más fuertes, sin llegar a alzar mucho la voz, sintiendo como su cuerpo era golpeado por ola de placer tras ola de placer. 

Al cabo de un tiempo Mario retiró su mano de la húmeda vagina de Rosalina, la cual ya estaba goteando sobre las sábanas, y esta vez fue él quien chupó sus dedos, para volverlos a llevar a la intimidad de su pareja, pero esta vez metió un dedo en su cálido interior. Ella abrió los ojos por completo y clavó su mirada en su pareja, quien empezó a mover su dedo de adentro hacia afuera, doblándolo en el interior de su vagina como si estuviera indicándole a alguien que se acercara, formando un gancho. De esta manera rozaba un punto bastante sensible en el interior de la vagina de Rosalina, quien comenzó a estremecerse aún más.

Rosalina : Sí, sí, sí ... oh, Mario ... no pares ... no pares, no pares, no pares ... ahhhhhh, sí ... ese es el punto ... ese es, ese es, ese es ... ooooohhhhhh ... mete otro más, otro más.

Mario procedió a meter un segundo dedo y comenzó a mover sus dedos más rápido, colocando chupando los dedos de su otra mano para colocarlos sobre el clítoris de Rosalina y comenzar a rozarlo rápidamente, moviendo sus dedos de arriba hacia abajo, de un lado a otro, y en círculos, todo mientras movía los dedos de su otra mano. La madre de los destellos no tardó en sentir como todo su cuerpo se tensaba, sintiendo un algo que se acumulaba en su pubis.

Rosalina : Ohhhhh ... aarggghh, cariño ... cariño voy ... voy a correrme, voy a correrme pronto ... voy a correrme prontooooo ...

La rubia abrió su boca para sacar su lengua mientras volvía a hundir su cabeza en el colchón, tensando los dedos de sus pies y apretando las sábanas con más fuerza. Mario sintió como su vagina comenzaba a palpitar un poco, y tuvo que hacer un esfuerzo por evitar que ella lo golpeara con sus piernas, las cuales estaban fuera de control. Los gemidos de Rosalina se mezclaron con bobas risillas y algunos chillidos, sintiendo cada vez más la necesidad de dejar salir algo, juntando sus muslos de vez en cuando mientras intentaba lidiar con todo el placer que sentía. Y de repente arqueó su espalda y separó sus piernas más de lo usual mientras sus ojos rodaban hacia atrás y comenzaba a salivar un poco mientras dejaba escapar un gemido más prolongado de lo usual. Mario sintió que las paredes de su vagina apretaban sus dedos más de lo usual y comenzaban a tener espasmos, y sintió que sus dedos se mojaban. Entonces retiró sus dedos del interior de la vagina de Rosalina, y pronto sus fluidos salieron disparados de esta, manchando las sábanas de la cama. Él intentó seguir masajeando su clítoris, pero ella estaba sacudiendo sus piernas demasiado, llegando incluso a levantar sus caderas mientras se seguía corriendo, sintiendo la descarga de placer producto de su orgasmo por todo su cuerpo, sintiendo cosquilleos por todos lados. Al orgasmo le siguió una suave risilla, y aún con un rostro que denotaba placer, volteó a ver a su pareja, y sin pensárselo dos veces se impulsó hacia él, dejando la gorra roja sobre las sábanas en el proceso, y recostó su rostro en el pecho de Mario, rodeando su espalda con sus brazos. Aún respirando de forma agitada, la madre de los destellos abrazó con fuerza a su pareja, quien también la rodeo con los brazos.

Ambos se quedaron en silencio, y la agitada respiración de Rosalina era lo único que se escuchaba mientras se iba calmando poco a poco, hasta que se separó de Mario y lo empujó hacia atrás, dejando caer su cabeza sobre las almohadas de la cama. Entonces tomó la parte superior de su overol con las manos y lo deslizó hacia abajo, haciendo luego lo mismo con su calzoncillo. Acto seguido recogió la gorra de Mario y volvió a colocársela, tras lo que se volvió a acomodar sobre la entrepierna de Mario, sosteniendo su erecto miembro con su mano derecha para colocar la punta del mismo frente a los húmedos labios de su vagina.

Mario : Vas rápido ¿eh?

Rosalina (le sonríe) : Tampoco te adelantes.

La mujer de ojos celestes movió todo su cuerpo hacia abajo, entrecerrando los ojos y dejando salir un suave y prolongado gemido cuando sintió el pene de su pareja entrando en su vagina, hasta que terminó completamente dentro, causando que Mario gimiera también.

Rosalina : Ohhhhh ... tan ... profundo ... mmmmm, a veces olvido lo bien que se siente.

La rubia colocó sus manos sobre el pecho del pequeño héroe y comenzó a mover sus caderas de arriba hacia abajo, dejando que el pene de Mario saliera de sus húmedos interiores un poco antes de volver a meterlo todo dentro. Su pelo comenzó a sacudirse con cada movimiento, al igual que sus pechos, para el deleite visual de su pareja, quien también comenzó a gemir. El suave trasero de Rosalina también se sacudía con cada golpe que se daba contra las piernas de su pareja, quien se quedó viendo fijamente al rostro de ella.

Mario : Ahhhh ... yo ... también había olvidado ... lo bien que se siente esto ... pero ...

El héroe de rojo intentó tomar los muslos de su pareja con sus manos, pero ella retiró sus manos del pecho de su pareja solo para retirar sus manos de sus muslos, dejándolas sobre las sábanas.

Rosalina (entre jadeos y suaves gemidos) : Te dije ... que no te ... adelantaras.

La madre de los destellos soltó las manos de Mario y con su mano derecha comenzó a acariciar su rostro mientras que con la izquierda se aferraba de las sábanas para mantener el equilibrio, todo mientras seguía moviéndose de arriba hacia abajo. La cama comenzó a sacudirse un poco con el movimiento, y el seco sonido de sus cuerpos chocando entre ellos, junto al húmedo sonido de la penetración, no tardaron en llenar los oídos de ambos.

Mario (sonriendo) : Eres ... mala.

Rosalina (suelta una risilla) : No ... esto es ... ser mala.

La rubia se sentó erguida nuevamente y levantó su cuerpo, sacando el pene de su pareja de su interior, tras lo que se dejó ir hacia atrás y se sentó sobre sus piernas. Separó sus piernas para dejaras a los costados, y con su mano derecha tomó el pene de Mario, húmedo después de haber estado dentro de su vagina, y comenzó a mover su mano de arriba hacia abajo. El pequeño héroe se sacudió un poco sobre la cama, tensando sus piernas cuando Rosalina aceleró el ritmo con el que movía su mano, todo mientras observaba a su pareja de manera sensual, usando su otra mano para acariciar los muslos de su pareja y el área de su pubis.

Mario : Ahhhh ... R~Rosyyyy ... ooohhhhh ... ya ... ya entendí ... fffuuuuu ...

Rosalina soltó una suave risilla y dejó el pene de Mario en paz, tras lo que se volvió a acomodar sobre él y nuevamente dejó que su pene penetrara su vagina, colocándose erguida sobre su pubis nuevamente.

Rosalina : Me alegra jijiji. (habla en la mente de Mario) '¿Te estoy haciendo sentir incómodo? No quiero que lo pases mal.'

Mario (en su mente) : 'Para nada, yo ... estoy disfrutando esto más de lo que esperaba.' (sonríe) 'Tú sigue, que lo estás haciendo muy bien. Por cierto ... me encanta que lleves mi gorra puesta. Te ves muy linda así.'

La madre de los destellos sonrió al escuchar la respuesta de su pareja, tras lo que comenzó a mecer su cintura de adelante hacia atrás, comenzando a jadear al sentir como la parte dura de la pelvis de Mario rozaba su clítoris al moverse de esa forma, mientras sentía su erecto pene rozando el interior de su vagina.

Rosalina (cierra los ojos) : Ahhhhh ... mmmmmm ... ohhhh sí ... (abre los ojos y mira a Mario) sí, amor ... mantén ... mantén esa erección para mí ... no ... no te canses.

Mario dejó sus manos sobre las sábanas de la cama y clavó su mirada nuevamente en el rostro de su amada, quien pronto comenzó a moverse de arriba hacia abajo nuevamente, alternando entre ese movimiento y el meneo de sus caderas de adelante hacia atrás con el pene de Mario completamente dentro de ella. Al cabo de un rato, los gemidos de ambos comenzaron a mezclarse con el resto de sonidos producto de sus acciones. El pelo de Rosalina ya se había desordenado, y unas gotas de sudor comenzaron a formarse en su frente mientras seguía siendo la única que se estaba moviendo.

Rosalina : Te ves tan ... lindo cuando ... desde aquí ... arriba.

Mario simplemente sonrió en respuesta, disfrutando la forma lenta y sensual en la que Rosalina estaba llevando el momento. Sin embargo, esto no duró mucho, pues la madre de los destellos se inclinó cerca de Mario y colocó sus manos a los lados de su cabeza, apretando las sábanas. Acto seguido, comenzó a mover sus caderas más rápido que de costumbre, causando que ambos comenzaran a gemir más fuerte, siendo los gemidos y jadeos de Mario los más fuertes. La rubia estaba casi que somatando su pubis contra el del pequeño héroe, quien comenzó a flexionar sus piernas, tensando los dedos de sus pies mientras sentía que se acercaba su orgasmo cada vez más. Gotas del sudor de Rosalina comenzaron a caer sobre la cama, la cual se comenzó a sacudir más que antes, rechinando un poco. Lo único más fuerte que ese sonido era el que hacía el trasero de la madre de los destellos con cada impacto de su cuerpo con el del héroe de rojo, sonando casi como si le estuvieran dando nalgadas. 

Mario (apretando las sábanas de la cama) : ¡R~Rosyyyy ... no tan ... no tan in ... intenso ... ahhhhhh, fuuuuu ... voy a ... a correrme!

Rosalina (entre jadeos) : Hazlo ... hazlo, hazlo, hazloooooo ...

La rubia cerró los ojos y continuó moviendo sus caderas hasta que Mario soltó un leve grito, lanzando su cabeza hacia atrás mientras tensaba los dedos de sus pies. Rosalina lanzó también su cabeza hacia atrás y abrió los ojos por completo, empezando a moverse más y más despacio al sentir como el miembro de su pareja pulsaba más de la cuenta en su interior, abriendo la boca para dejar salir un suave y prolongado gemido. Mario movió sus piernas de derecha a izquierda ligeramente mientras eyaculaba, respirando agitadamente para intentar calmarse. Luego de unos segundos, Rosalina se detuvo y volvió a sentarse erguida, acariciando suavemente el pecho de Mario mientras él se calmaba luego de su orgasmo, destensando su cuerpo y bajando el ritmo de su respiración poco a poco.

Rosalina : Ya estamos ... a mano.

Mario (aún ido) : S~sí ... a ... a mano. Fuuuuu ... no creo ... haberme corrido tan fuerte ... antes. Mama-mía ... eso sí ... fue intenso. Creo que ... te debo dejar ... tomar el control ... más seguido.

Rosalina no respondió de forma verbal al comentario de su pareja, sino que comenzó a mecerse con su erecto pene aún dentro de ella nuevamente, causando que Mario se estremeciera y tensara los dedos de sus pies nuevamente.

Mario : Ahhhh, R~Rosyyy ... ¿Qué ... qué haces?

Rosalina (pone su mano derecha sobre los labios de Mario) : ¿Ya te cansaste? ... porque para mí ... la noche aún es joven.

Mario (le da un beso a la mano de Rosalina) : Bueno ... si lo pones así, solo ... dame tiempo antes de ... ponerte intensa de nuevo.

Rosalina (suelta una risilla) : Lo tomaré en cuenta.

La madre de los destellos procedió a tomar las manos de Mario y colocarlas sobre sus muslos, tras lo que continuó con el movimiento de sus caderas. El pequeño héroe entendió que ya podía tocarla, por lo que empezó a acariciar sus suaves muslos mientras ella empezaba a mover sus caderas de arriba hacia abajo, continuando aquel momento apasionado entre ambos ...


Creo que será mejor dejarlos solos ...

FIN


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