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Una navidad espacial

Sí, el título se me ocurrió en un par de segundos, no es nada original, y hasta diría que para eso mejor ni le pongo título ... ahora sí, con esa pequeña crítica ya hecha, vamos con la historia.

La nieve ya había cubierto por completo los verdes bosques del reino Champiñón, y es que las fiestas de fin de año estaban a la vuelta de la esquina, y no dejaban a nadie indiferente. Se podían ver toads caminando por las heladas calles de la ciudad llevando regalos, guirnaldas, luces de colores, pasteles, árboles, y demás cosas de la época. Varios toads vestidos de 'Santa Toad' salían a las calles a entretener a los más pequeños, mientras que los dueños de las tiendas lucían sus locales adornados acorde a la fecha.

Y, como no podía ser de otra forma, Mario y Luigi adornaban su casa, tal y como todos los años. Luigi se encargaba de colgar las guirnaldas y las luces, por ser el más alto de los dos, mientras que Mario se dedicó a comprar los adornos y el árbol, así como de adornar los niveles más bajos del mismo. Finalmente, Luigi colocó una pequeña estrella en lo más alto del árbol, bajándose de las escaleras para admirar su trabajo junto a su hermano, compartiendo un choque de manos en señal de victoria.

Mario (estirándose) : Bien, ese será el último adorno.

Luigi : Sí, una vez más terminamos justo a tiempo ... aunque me gustaría poder empezar más temprano.

Mario (se rasca la nuca) : Oh, vamos, empezando una semana antes de las fiestas nos da tiempo.

Luigi (suspira) : Ya no se ni porqué me esfuerzo.

Mario (le da palmadas a su hermano en la espalda) : Y no eres el único. Ahora que ya terminamos ... ¿se te apetece algo de chocolate caliente? Hoy está más frío que de costumbre, y eso que llevo dos suéteres.

Mario levantó el suéter rojo de lana que llevaba puesto, dejando ver otro sueter rojo más delgado debajo, el cual tenía dibujado un champiñón de vida extra lleno de brillantina, tanto que parecía tener luces incrustadas.

Luigi : Sí, por favor. Y si puedo preguntar ¿Por qué llevas el suéter que te dio Peach el año pasado, debajo del otro suéter?

Mario (caminando a la cocina) : Al menos traigo puesto el mío...

Luigi se sonrojó levemente, tras lo que comenzó a seguir a su hermano hacia la cocina.

Luigi (tartamudeando) : E~es que ya~ya tengo suficientes sue~suéteres.

Mario : Sí, claro.

Luigi : Y tu lo llevas escondido, así que no trates de hacerme sentir mal.

Mario : Hace frío y necesito dos suéteres. Además, no quiero ir por la calle y dejar ciego a alguien.

Ambos hermanos rieron suavemente, tras lo que Mario sacó sus tazas predilectas del estante, una olla, y una barra de chocolate. Llenó la olla de agua y la colocó en la estufa, tras lo que se sentó en el desayunador junto a su hermano para conversar mientras hervía el agua.

Mario : Vas a querer leche, marshmallows, o algo más.

Luigi : No te preocupes por eso, hermano. Yo me lo prepararé, gracias.

Mario : Si tu lo dices.

De repente, el teléfono del hermano de verde sonó con el tono de mensaje, el cual era una versión corta de las primeras notas del tema que E. Gadd le colocaba a todos sus aparatos que usaba para comunicarse con Luigi en sus aventuras.

Mario : Dado que solo tu tienes mensaje, supondré que es Daisy.

Luigi (saca su teléfono) : Sí, está en el supermercado ...

El teléfono de Mario interrumpe a Luigi, por lo que el primero lo saca de su bolsillo y lo revisa.

Mario : Junto a Peach comprando la comida para la fiesta privada anual en su castillo. Vaya, esa pierna es enorme.

Luigi : Y que lo digas, es casi del tamaño del brazo de Daisy.

A Mario le llega otra notificación mientras ve el teléfono, por lo que se queda un par de minutos absorto con el mismo, sonriendo de vez en cuando. Esto llama la atención de Luigi, quien solo tuvo una corta conversación con Daisy antes de que ella y Peach continuaran sus compras. Llegó a tal punto, que el agua para el chocolate comenzó a hervir y Mario ni se dio cuenta.

Luigi : Mario, el agua ya está hirviendo.

Mario (viendo el teléfono) : ¿Qué? ... (voltea a ver a la estufa) ¡Ah, cierto!

Mario guardó su teléfono en su bolsillo y corrió hacia la estufa, bajando un poco el fuego de la misma y dejando caer las barras de chocolate en su interior, para luego comenzar a moverlas.

Luigi : ¿Qué te tenía tan distraído?

Mario (de espaldas a Luigi) : Una conversación, ... lo siento, eso fue grosero.

Luigi : No me molestó, tranquilo, solo me sorprendió un poco. No sueles conversar mucho por teléfono ... así que ¿con quien estabas hablando?

Mario : Con ... Rosalina. Me estaba contando unas cosas sobre los destellos, es todo.

Luigi : Ah ... ya veo. Por cierto, que raro que ella no este con Peach y Daisy ¿no?

Mario (suspira) : No puede, tiene que estar cuidando de los destellos. Es por eso que tampoco podrá ir a la fiesta de este año.

Luigi : ¿En serio? Ya sería el segundo año que no puede ir.

Mario : Lo sé, pero ... es su desición, y no he logrado convencerla de que venga.

Luigi (pone su mano en su mentón) : Mmmmmm ... debe de haber alguna manera de que pueda ir.

Ambos hermanos se quedaron en silencio por unos segundos, tras lo que Luigi chasqueó los dedos, hablando en un tono animado.

Luigi : ¡Lo tengo!

Mario (emocionado) : ¿¡De verdad!? ... (se pone un poco más serio) ¿de verdad?

Luigi (sonriendo) : Sí, solo debemos convencer a los demás de que acepten, así que será mejor llamarlos ahora...

Más tarde ese día, en el planetario de Rosalina:

Rosalina se encontraba en la biblioteca, leyéndoles una historia a los destellos, como ya era su costumbre, cuando de repente se escuchó el sonido de un motor en el exterior. Mario y Luigi le habían dicho que irían a visitarla, así que esto no la sorprendió para nada. Se levantó de su silla y dejó el libro sobre esta, tras lo que junto a los destellos, salieron a recibir a sus visitantes, quienes habían llegado en la Odyssey. Lo que sí la sorprendió, sin embargo, fue que Mario y Luigi salieron de la nave cargando unas cuantas luces de colores, además de llevar gorros de navidad de color rojo y verde sobre sus cabezas. Ambos iban sonriendo, y los destellos no tardaron en ir a saludarlos, momento que ambos hermanos aprovecharon para ofrecerles unos gorros también. Rosalina estaba algo confundida, pero eso no le impidió sonreír al ver a sus hijos intentando acomodarse los gorros sobre sus cabezas, jugando con el pequeño pompón del mismo, el cual les parecía bastante suave.

Rosalina : Hola, Mario y Luigi. Gracias por venir a visitarme, pero ¿por qué traen todos estos adornos?

Mario (sonriendo) : Bueno, Luigi tuvo una increíble idea.

Luigi (sonrojado) : Oh, vamos, no es para tanto. Verás Rosalina, ya que el año pasado no pudiste ir a al castillo de Peach para la navidad, y este año tampoco ibas a ir, pues decidimos que sería buena idea celebrar la fiesta en tu casa. Así, no debes preocuparte de irte y dejar a los destellos solos.

Mario : Si no puedes ir a la fiesta ¡entonces llevaremos la fiesta a ti!

Rosalina (sonrojada) : Oh vamos chicos, no es ... necesario que se tomen estas molestias solo por mí.

Mario : No es una molestia. Todos están de acuerdo con este plan, y a nadie le molesta. Si esta es la forma de que puedas unirte, todos lo haremos, porque te queremos Rosalina, y queremos que te nos unas en estas fiestas.

Rosalina se sonrojó aún más por el comentario de Mario, sintiéndose enternecida por la iniciativa de sus amigos para que ella también se uniera a la fiesta de navidad. Como era de esperarse, los destellos se emocionaron al escuchar la palabra "fiesta", y comenzaron a pedirle a su mamá que por favor aceptara.

Rosalina (suspira) : Bien ... hagamos la fiesta aquí.

Todos gritaron de alegría, causando que Rosalina sonriera.

Mario : Pues en ese caso, necesitaremos ayuda con los adornos.

Varios destellos se ofrecieron rápidamente a ayudar, e incluso Rosalina se ofreció también. En cuestión de minutos, todos en el planetario estaban ayudando a poner luces, guirnaldas y demás adornos por todo el lugar. Los destellos se encargaban de colocar las luces en los lugares más altos, pues podían flotar, mientras que Mario, Luigi y Rosalina se quedaron adornando el interior de algunas de las cúpulas, así como el "piso de abajo". Todos se estaban divirtiendo al adornar el lugar, con los dos hermanos y la princesa del vestido celeste compartiendo divertidas anécdotas mientras colocaban luces. Finalmente, entre Mario y Luigi sacaron un árbol y lo colocaron en la biblioteca.

Mario : Bien, creo que esto será lo último.

Rosalina : Esto ha sido super divertido. Gracias Mario y Luigi.

Rosalina se acercó a los hermanos y los abrazó a ambos, pegándose más a Mario de forma sutil. Ellos, por su parte, le devolvieron el abrazo con una sonrisa, y un leve sonrojo de parte de Mario.

Luigi : No tienes que agradecernos nada, Rosalina.

Mario : Es verdad, solo queríamos que te lo pasaras bien junto a nosotros.

Rosalina : Y esa intención es la que agradezco.

Ella se separó de los hermanos y volteó a ver al árbol, el cual era de su tamaño.

Mario : Ahora solo faltaría adornar el árbol y ...

Rosalina sacudió su varita y de la punta de la misma comenzaron a salir pequeños destellos de luz de varios colores, los cuales rodearon a todo el árbol.

Mario (sorprendido) : O puedes usar tu magia y terminar rápido.

Luigi : ¿Pudiste hacer eso con todo el planetario?

Rosalina (se sostiene el brazo derecho, apenada) : Sí ... pero todos parecían tan ilusionados con adornar el lugar que no quise decirles que no era necesario.

Mario : Y no debes preocuparte por eso. Nos lo pasamos muy bien ¿verdad Luigi?

Luigi : Exacto, y además, el árbol se ve muy bonito y original así.

Rosalina (sonriendo) : Gracias. Bien, creo que ya todo está listo para la fiesta.

Mario : Oh sí. Prepárate para comer hasta que ya no puedas levantarte.

Luigi : No todos son como tu o Yoshi, hermano.

Rosalina (ríe suavemente) : Me imagino.

Mario se cruzó de brazos algo molesto, pero se le pasó rápidamente debido a la suave risilla que Rosalina soltó. El grupo se quedó conversando en la biblioteca durante el resto del día...

El día de la fiesta:

Rosalina estaba en su habitación mientras esperaba pacientemente a los invitados. Se había arreglado el pelo en una cola de caballo usando una liga roja, y llevaba puesto un suéter rojo junto a unos pantalones negros. De repente, escuchó el ruido de un motor y salió de su habitación con una pequeña sonrisa en sus labios. Y al llegar junto a la nave, vio a Luigi, Yoshi y Daisy bajar de la misma, tras lo que luego despegó. Luigi y Daisy llevaban suéteres puestos, y Yoshi simplemente llevaba una bufanda roja alrededor de su cuello.

Rosalina : Bienvenidos.

Daisy (viendo alrededor) : Gracias Rosalina. Y se nota que Mario y Luigi te ayudaron con los adornos, el lugar se ve muy festivo.

Rosalina : Lo sé. Y por cierto ¿dónde están Mario y Peach?

Luigi : Mario decidió venir a dejarnos a nosotros primero y luego pasar por Peach y la comida, pues todos juntos no cabíamos.

Rosalina : Oh ... eso tiene sentido. Bueno, ponganse cómodos entonces.

Varios destellos se acercaron a saludar a los invitados, todos llevando gorritos navideños, lo que causó que Daisy riera.

Daisy : ¿Todos llevan gorros?

Rosalina : Sí, les gustaron tanto que todos querían uno.

El grupo se quedó conversando mientras esperaban a los que faltaban, y una vez que Mario regresó junto a Peach y a la comida, todos ayudaron a bajarla y a llevarla a la cocina. Allí se dedicaron a terminar de prepararla, y pronto todos se sentaron a la mesa. Estuvieron conversando sobre todo lo que les había pasado en ese año, y al terminar la comida se tomaron una foto todos juntos. El resto del tiempo se lo pasaron conversando, hasta que Rosalina se levantó de la mesa y se dirigió a la biblioteca, queriendo tener un momento a solas. De repente, sintió a alguien colocando un gorro sobre su cabeza, y al voltear a ver se topó con un sonriente Mario, quien estaba apoyado en el respaldo del sillón.

Mario : Así te ves más festiva.

Rosalina (le sonríe) : Gracias Mario.

Mario (voltea a ver al árbol) : Oye, ahora que lo noto, a tu ábol le falta la estrella.

Rosalina : ¿En serio? ... bueno, entonces habrá que ponérsela ¿me ayudas?

Mario : Claro, pero no creo poder tener tiempo en un solo salto para colocarla bien ¿sabes? Además, es tu ábol.

Rosalina : Lo sé, pero aún así me gustaría que lo hicieramos juntos. Se que es una cosa ridícula y tonta de pedir.

Mario : Para nada.

Rosalina sonrió ante la respuesta de Mario, tras lo que se levantó y tomó una silla que había por allí, pegándola al árbol para que Mario pudiera subirse en ella. Una vez a la altura del ábol, Rosalina le pasó una réplica de una estrella de poder a Mario, la cual brillaba bastante, y Mario la acomodó en la punta. Ambos vieron fijamente al árbol, y Mario volteó a ver a Rosalina, iluminada levemente por las luces de colores del árbol.

Mario : Te ves bonita con ese suéter y ese peinado.

Rosalina (sonrojada) : G~gracias.

Mario : Oye ... quisieras ... ya sabes ... ¿tomarte una foto conmigo? Ya que casi no nos vemos.

Rosalina : Pues me gustaría que nos vieramos más seguido, pero ... creo que también me gustaría tener una foto de nosotros dos ... un poco más personal.

Mario (sonriendo) : Pues entonces acércate.

Rosalina se acercó a Mario, quien pasó su brazo por la espalda de la rubia, posando su mano en su hombro. Ella, por su parte, abrazó a Mario y recostó ligeramente su cabeza en la mejilla de Mario, pues ahora ambos estaban a la misma altura. Ambos intentaron no salir tan sonrojados en la foto, y por suerte las luces de colores del árbol lograron ocultar aún más el rubor de sus mejillas en la foto.

Mario (luego de tomar la foto) : Listo. Te la mandaré.

Rosalina se dio la vuelta y besó a Mario en la mejilla, tras lo que susurró suavemente.

Rosalina : Gracias ... y feliz navidad, Mario.

Mario consiguió pasarle la foto a Rosalina a duras penas, tras lo que guardó su teléfono y abrazó a Rosalina de forma repentina.

Mario : Feliz navidad, Rosalina.

Ella no tardó en corresponder al abrazo, disfrutando ambos de estar tan cerca del otro. Poco a poco comenzaron a separarse, tras lo que Mario se bajó de la silla.

Mario (aún sonrojado) : Creo que deberíamos ir con el resto. Comenzaron a preguntarse por ti, y creo que ahora se preguntan por nosotros.

Rosalina : Lo sé, solo quería descansar un rato.

Ambos salieron de la biblioteca y se reunieron con los demás, quienes comenzaron a tener un poco de curiosidad, pues desde que ambos salieron de la biblioteca no se separaron durante el resto de la reunión. Ya al final, Mario se fue a dejar a Peach, Daisy y Yoshi a sus hogares, quedándose solo él y Luigi en el hogar de Rosalina.

Luigi : Esta fue la mejor fiesta de todas. Todos la disfrutaron.

Mario : Es verdad. A Peach y a Daisy les encantó poder ver las estrellas y nebulosas tan fácilmente, y Yoshi se la pasó jugando con los destellos. Están emocionados por volver a hacer la reunión aquí el otro año.

Rosalina (sonrojada) : Eso me alegra. Yo también lo disfruté mucho. No sabía de las cosas divertidas de las que me estaba perdiendo ... así que gracias por hacer esto posible.

Mario y Luigi : ¡De nada!

Rosalina : Bien, en ese caso, adiós.

Mario y Luigi se acercaron a Rosalina para despedirse de ella, tras lo que ambos comenzaron a caminar hacia la nave en la que habían llegado. Sin embargo, Mario se quedó parado cerca de la entrada, y repentinamente salió corriendo hacia Rosalina. Él la abrazó una vez más, causando que ambos se sonrojaran.

Mario (separándose del abrazo) : Quisiera venir a verte mañana.

Rosalina : Claro ... eso me encantaría.

Mario : Pero ... creo que solo podré venir yo. Luigi seguro estará ocupado por ... recoger los adornos de la casa.

Rosalina (le da un beso en la frente a Mario) : No hay problema, tu compañía es más que suficiente para mí.

Mario aprovechó que Rosalina se inclinó para besar su frente, y le dio un beso en la mejilla.

Mario : Te quiero mucho, Rosalina.

Rosalina (sonrojada) : Yo también te quiero mucho, Mario. Te veré mañana.

Ambos se separaron lentamente, tras lo que Mario se dirigió a la nave nuevamente.

Luigi : ¿Qué tanto hicieron?

Mario : No mucho, solo nos despedimos.

Luigi : Ya se habían despedido.

Mario : Sí, pero de forma muy rápida. Y además, mañana tendrás que quitar los adornos de la casa, solo.

Luigi : ¿¡Qué!? Pe ... pero siempre lo hacemos juntos.

Mario : Voy a estar ocupado hermano.

Luigi : ¿Ocupado con queeeee...? ... (entiende lo que está pasando, y sonríe) ah, ya entiendo. Seguro le mentiste a Rosalina y quieres que te ayude a que parezca real.

Mario (avergonzado) : Nnnoooo ... bueno ... tal vez ... ¡no será mentira si sucede!

Luigi : Ay Mario, si querías estar solo con Rosalina solo tenías que pedírmelo.

Mario (suspira) : Como sea.

Luigi : Bien, quitaré los adornos solo. Pero a la próxima preguntame antes de mentir ¿de acuerdo? No me molesta si quieres estar solo con ella.

Mario : De acuerdo, lo tendré en mente. Gracias.

Ambos hermanos regresaron a su hogar, y Rosalina se quedó en el suyo, a la espera del día siguiente en el que podría pasar más tiempo junto a aquel héroe que tenía un lugar especial en su corazón...



¡Hola! Solo quería aprovechar el momento para agradecerles a todos por un año más pendientes de las tonterías que salieron de mi cabeza jajajaja. Aunque fue un año bastante irregular, en el que perdí la habilidad de mantener un horario fijo de mis historias y me fui por mucho tiempo, gracias por seguir aquí, apoyándome.

¡Feliz día del consumism...! Eh, es decir

¡¡Feliz navidad a todos!! 🎄🎄🎉🎆

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