Solo a ti te amo
Historia basada en la genial idea original de DaiProx
¡Espero que te guste el resultado 😀!
El sol comenzó a salir en una pacífica ciudad del reino metropolitano. Alejada de la ruidosa capital de Nueva Donk, esta ciudad parecía más un pequeño pueblito en las cercanías de un bosque, pero sin bosque. Todos se conocían entre ellos, y la tranquilidad contrastaba evidentemente con el bullicio de la capital.
Es en esta pequeña ciudad que comienza nuestra historia, o al menos la parte que será contada. En una de las casas, una familia con dos hijos mellizos está comenzando su día. Uno de ellos, un joven de 19 años llamado Mario, se encuentra ayudando a su mamá en la cocina mientras su hermano Luigi termina de bañarse. Vestido con su camisa favorita (una de color rojo con una flor de fuego en medio) el joven espera ansioso a que su atareado día comience.
Mamá : Hoy luces muy entusiasmado hijo.
Mario : Bueno, tengo muchas reuniones el día de hoy, y la verdad estoy emocionado por todas ellas.
Mamá : Tu siempre atareado ¿eh?
Mario (sonrie) : Siempre es bueno tener la mente ocupada, eso evita los malos pensamientos.
Luigi (llega a la cocina con el pelo mojado) : ¡Buenos días!
Mamá : ¡Buenos días! ... ¡Luigi! ¿Que te he dicho de no secarte bien el pelo?
Luigi : Pero si esta bien seco.
Mario : En el mundo al revés lo esta, de seguro.
Luigi : ¡Mario! Un poco de apoyo no cae mal ¿eh?
Mario y su mamá comenzaron a reír, y Luigi tuvo que regresarse a su habitación a terminar de secarse el pelo.
Mientras esta familia termina de prepararse para comenzar el día, y lejos incluso del planeta, en el espacio distante, una joven de 18 años se encuentra en su habitación peinando su rubia cabellera. Vestida con un pantalón azul y una blusa celeste, esta joven de ojos celestes tan puros como el cielo despejado se dedica a peinarse frente al espejo mientras una sonrisa se dibuja en su rostro. Ayudada por una revista de belleza que una de sus amigas en la Tierra le prestó, esta joven se arregla para una ocasión especial. El día de hoy por fin se animará a pedirle al chico que le gusta que salga con ella.
Él ha sido su mejor amigo desde que se conocieron hace ya 10 años. Ella solía ir a una colina cerca de su casa para colocar un telescopio y poder observar las estrellas. Un día, se topó con que alguien ya le había ganado el lugar, un niño de pelo café y ojos azules como el océano. Parecía estar muy entretenido haciendo anotaciones en un cuaderno mientras observaba por pocos al cielo nocturno. Un poco temerosa, esta chica se fue acercando poco a poco a aquel "intruso" en su lugar especial. A medida que se acercaba pasó pisando una rama, alertando al intruso de su presencia.
El niño la volteó a ver, torciendo la cabeza al verla. Ella se quedó parada, esperando a que él actuara primero. Y lo que salió de su boca ... eso jamás lo olvidará.
¿Eres un ángel?...
Vestida de blanco y bajo la luz de la luna y las estrellas, no era descabellado pensar que aquél niño la confundiría con uno de estos seres celestiales. Sin embargo, ese cumplido tan repentino tomó a la pequeña niña por sorpresa, quien se puso colorada al instante y desvió su mirada.
¿Porque lo dices?
La pregunta salió de sus labios casi de inmediato. No pudo ver la reacción del niño, pues estaba viendo hacia otro lado, sin embargo, fue capaz de imaginarse su mirada mientras hablaba.
Porque vas de blanco y ... eres muy bonita. Mamá me ha dicho que los ángeles son seres de luz que nos protegen, así que deben lucir bien ¿no crees?
La niña fue levantando el rostro poco a poco, topandose con la mirada sonriente de aquel niño. Ya más relajada, procedió a presentarse.
No, no soy un ángel. Yo vivo cerca de aquí ... y me llamo Rosalina.
Pues, gusto en conocerte. Yo me llamo Mario.
Desde ese día se hicieron grandes amigos, y con el tiempo fueron conociendo gente nueva.
Regresando al presente, una vez que Rosalina obtuvo el peinado que quería, pasando su pelo por su hombro derecho, salió de su habitación.
Volviendo al planeta Tierra, Mario salió de su casa y comenzó a caminar hacia la estación de buses que quedaba cerca de la misma. Una vez allí, tomó uno de estos medios de transporte hacia la ciudad capital. En el bus, y sentado cómodamente, sacó un papel de su bolsillo. Este tenía un mensaje escrito con una letra bastante elegante, y llevaba la marca de un beso en la parte de hasta abajo:
Ven a buscarme a las afueras de la universidad a las 9 de la mañana. No llegues tarde.
Pauline 💋
Mario volvió a dejar el papel en su bolsillo y se recostó en el sillón. Pauline era una chica que vivía en la capital, a la cual había conocido un día en la universidad. Ella era un año mayor que él, y era muy inteligente, tanto que estaba haciendo sus prácticas finales para graduarse. De pelo castaño y largo, ojos negros, y unas curvas de infarto, Pauline despertaba el interés a donde fuera.
Ambos se habían conocido por necesidad, pues ella necesitaba de alguien que la protegiera en un viaje de estudios que hizo a unas ruinas toad en el desierto. A Mario siempre le interesó la historia del reino, por lo que aceptó gustoso acompañarla. Desde ese día solía visitarla cada cierto tiempo para que ella le enseñara sobre historia, especialmente la relacionada a ruinas antiguas. Ella era una excelente maestra, y a pesar de su seriedad tenía un carisma increíble, siendo capaz de motivar a casi cualquier persona que se le acercara. Esta reunión que la carta describía se trataba, de hecho, de una de sus clases privadas.
Una vez que llegó a la ciudad capital, comenzó a caminar directamente a la universidad. Pasó cerca de una tienda de electrodomésticos para ver la hora, dandose cuenta de que iba con tiempo. Es más, llegó a la entrada de la universidad diez minutos antes de lo acordado, y allí estaba Pauline, tan coqueta como siempre. Vestida con un pantalón negro, una camisa roja de botones, zapatos negros de tacón, y un sombrero rojo con listón del mismo color, la chica de 20 años comenzó a saludar a Mario desde el momento en que lo vio.
Mario (acercandose) : Hola Pauli.
Pauline : Hola Mario, es bueno ver que comienzas a llegar temprano a tus reuniones.
Mario (rasca su cabeza) : Trato de que los buenos hábitos se me queden grabados jejeje.
Ambos se dieron un abrazo y Pauline plantó un beso en la mejilla del joven de rojo.
Pauline : Bien, si no te molesta, yo aún no he comido, así que la clase de hoy será en la cafetería.
Mario : Por supuesto, la maestra manda.
Ambos caminaron hasta la cafetería, en donde Pauline ordenó un desayuno completo, y Mario pidió un vaso de café con unas galletas. Ambos consiguieron mesa y se sentaron uno a la par del otro.
Pauline : Bien, primero quiero ver si lo que te enseñé la última vez se te quedó.
Mario : Por supuesto. Hablamos de la época premonárquica del ya constituido reino Champiñón, cuando este era gobernado por un senado de al menos 30 toads....
La sesión de estudios duró casi dos horas, tiempo en que hablaron no solo de historia, sino de biología, química, física, matemática, lenguaje, entre otros temas.
Pauline (le da un último sorbo a su jugo) : Bien, creo que con esto terminamos por hoy.
Mario : Excelente, aunque a veces estas reuniones se me hacen muy cortas.
Pauline : Pues, yo regresaré a mi casa ... um ... ¿quisieras ... venir conmigo?
Mario (sonriendo) : Lo siento Pauli, pero tengo otros compromisos hoy.
Pauline (con un leve sonrojo) : ¡Claro! No pasa nada, creo que ... eso fue muy atrevido de mi parte jiji.
Mario : No pasa nada, y no te preocupes, seguiremos viendonos, siempre y cuando no sea una molestia para ti.
Pauline : Estos momentos jamás serán una molestia para mí, Mario. Me ayudan bastante, de hecho. Repaso cosas que he aprendido y de vez en cuando, pues, aprendo algo nuevo de ti.
Pauline se inclinó y besó a Mario en la mejilla.
Pauline (sonriendo) : Suerte con el resto de tu día.
Mario : Hasta luego entonces.
Mario se levantó de la mesa, tiró el vaso desechable en la basura, y salió del campus con dirección a su siguiente destino.
Caminó hasta la sección de transporte extraurbano, fue a la sección entre reinos, y finalmente entró al apartado de viaje rápido. Este consistía en una sala llena de tuberías verdes, azules, rojas y amarillas, indicando cada color la distancia a recorrer. Estas se conocían como "warps" y consistían en tuberías propulsadas subterraneas que conectaban las capitales de todos los reinos entre ellas. Era un método rápido pero algo exigente de viajar, por lo que niños abajo de 12 años no podían usarlo, y solo a partir de los 18 años podías usarla sin acompañamiento de un adulto. Además, las personas mayores de 60 años o los que padecieran de enfermedades cardíacas, las mujeres embarazadas o las personas con sobrepeso (por obstruir las tuberías) también tenían prohibido usar este método de viaje.
Mario se dirigió a la tubería que lo llevaría hasta su destino, pero en ese momento escuchó que alguien llamaba su nombre. Volteo y buscó a quien lo llamaba, sonriendo al darse cuenta de que era la amiga de su infancia: Rosalina. Ella estaba saliendo de la tubería que conectaba con el reino Champiñón, y parecía estar muy bien arreglada. Una vez que la vio, ambos comenzaron a caminar hacia el otro, y cuando estaban a punto de saludarse Rosalina vio las marcas de los dos besos de Pauline en la mejilla de Mario. Un poco frustrada, lo saludó dandole la mano, lo que causó un poco de sorpresa en Mario.
Mario : Hola Rosy.
Rosalina (seria) : Hola Mario, que bueno que logre encontrarte por aquí. Iba a ir a tu casa a buscarte.
Mario (pone su mano detras de su cabeza) : Ah, bueno, es que hoy tengo varios compromisos jejeje.
Rosalina pasó su mano por la mejilla de Mario, limpiando el lápiz labial de la misma, tras lo que le mostró su mano.
Rosalina : Sí, me doy cuenta.
Mario : Vaya ¿todo este tiempo tuve una marca en mi mejilla?
Rosalina : Sí.
Mario : Ah, bueno, gracias por quitarmela jeje. Es que ahorita en la mañana fui a ver a Pauline.
Rosalina : Oh.
Rosalina se quedó seria. Pauline era dos años mayor que ella, era más seria, inteligente, y más atractiva físicamente, así que en ese terreno no tenía mucho que hacer para destacar.
Rosalina : Pero ahora estas aquí, y ella no, así que quisiera saber si tienes algo de tiempo libre.
Mario : Lo siento, pero como dije, hoy tengo varios compromisos. De hecho en estos momentos voy a la casa de Daisy, pues ella esta ayudandome a entrenar para el próximo torneo de boxeo. Esta vez seguro que ganaré. Puedes venir si quieres.
Rosalina apretó los puños detrás de su espalda al oír esta respuesta. Daisy era otra de sus amigas, y ella y Mario la conocían desde la secundaria. Ella era un año mayor que Rosalina, y por lo tanto, de la misma edad que Mario. Fuerte y atlética, era una experta en los deportes, otra habilidad en la que Rosalina no podía destacar por ensima de ella. La lista se comienza a acortar, la verdad.
Rosalina : Yo ... yo ...
Mario : Si estas ocupada yo lo entiendo.
Rosalina (en su mente) : 'Primero Pauline y ahora Daisy. Mis amigas estan consiguiendo fácilmente tiempo a solas con Mario ... ¿porque? ¿porque ellas lo consiguen tan fácilmente y yo no? ... no importa. Sera cruel, pero ire con Mario solo para que Daisy no se quede sola con él.' (hablando) Claro que ire contigo, hoy tengo mucho tiempo libre.
Mario : ¡Genial!
La pareja caminó hasta la tubería que conectaba con el reino de Sarasaland y entraron en la misma. El viaje duró poco más de un minuto, y emergieron de una tubería en la central de viajes de la capital del reino. Salieron del lugar y se adentraron en las calles, caminando hasta el castillo, lugar donde reside Daisy, la princesa del reino. Al llegar solo tuvieron que identificarse y los dejaron pasar fácilmente.
Al entrar al castillo se dirigieron al gimnasio que Daisy habia mandado a construir, y allí fue donde la encontraron. Estaba vestida con una pantaloneta naranja con rayas blancas a los costados, y un top con el mismo patrón de colores. Su piel algo bronceada por el calor del reino relucía bastante con esa combinación de colores, así como su plano abdomen. Al verla, Rosalina no pudo evitar puyar un poco su estómago.
Daisy (al verlos) : ¡Hola chicos!
Mario se acercó rápidamente a donde ella se encontraba y ambos se dieron un peculiar saludo con las manos. Rosalina se acercó luego y simplemente la saludó dandole la mano.
Daisy : Veo que trajiste compañía ¿eh Mario?
Rosalina (antes de que él responda) : Me lo tope cuando iba a su casa y me invitó a venir.
Mario : Espero que no haya problema.
Daisy : Claro que no, todos somos amigos después de todo. Aunque no podrás entrenar con nosotros si no trajiste ropa acorde.
Rosalina : Pero ... Mario viene vestido igual que yo.
Mario : Es que Daisy me hace favor de guardar mi ropa deportiva.
Rosalina : ¿¡Queeeee!?
Mario : Así no debo traer nada conmigo cuando vengo. Bien, ire a cambiarme, ya regreso.
Mario se dirigió a los vestidores.
Daisy : ¿Sabes Rosa? Deberías intentar venir aquí más seguido. Así bajarías algo de peso.
Rosalina (molesta y celosa) : ¡No lo necesito porque no estoy gorda! Simplemente ... no ... ¡parezco una rama!
Daisy (riendo) : Jajaja, tranquila, solo bromeaba.
Rosalina (roja de celos) : Sí, como no.
Rosalina fue a sentarse algo cerca de donde Mario y Daisy iban a estar. Luego de unos minutos, Mario salió de los vestidores llevando una camisa roja sin mangas y una pantaloneta del mismo color.
Mario : Bien, estoy listo.
Primero, ambos empezaron haciendo ejercicios de calentamiento, haciendose bromas de vez en cuando, todo mientras Rosalina simplemente los observaba. Luego, ambos se pusieron los guantes y la protección necesaria, tras lo que subieron al cuadrilatero y comenzaron a entrenar. Mario se veía muy concentrado, al igual que Daisy.
Rosalina recordó la vez en que Mario habia estado llegando a la casa de Daisy todos los días por dos semanas enteras, para practicar para una competencia de karts. Daisy era muy talentosa en todos los deportes, y Rosalina ... ella pues ... tenía dos pies izquierdos y mala coordinación en sus brazos, por decirlo de una forma.
Luego de unas dos horas de entrenamiento, Mario y Daisy decidieron parar. Ambos estaban sudados, y Daisy le pasó su botella de agua a Mario para que bebiera, tras lo que bebió ella.
Rosalina (en su mente) : '¡No puede ser, como se atreve, eso fue un beso indirecto, ahhhhhhhh!'
Mario (jadeando) : Fuuu ... bien, creo que ... he mejorado bastante.
Daisy (jadeando) : En definitiva ... tus reflejos son ... cada vez mejores.
Mario : Me gustaría quedarme ... pero tengo otro compromiso.
Daisy : Claro ... tu ve ... ya sabes que ... siempre estare lista cuando quieras venir.
Mario : Eres la mejor Dais.
Mario bajó del cuadrilatero y fue a las duchas a darse un buen baño para refrescarse, y Daisy hizo lo mismo. Al cabo de unos minutos, Mario salió vestido tal y como habia venido, y fue hacia donde Rosalina.
Mario : Ahhh, creo que me siento más relajado.
Rosalina (de brazos cruzados) : Así parece.
Mario : Creo que esta vez tengo oportunidad de ganar, aunque aún me falta pulir unos detalles ¿tu que crees?
Rosalina (suspira) : Creo que has mejorado bastante, y que tienes buenas oportunidades de ganar.
Mario (sonriendo) : Gracias.
Rosalina : Y ... ahora que ya terminaste esto.
Mario : Debo ir al castillo de Peach.
Rosalina (desilusionada) : ¿Que?
Mario : Pues, ya tengo hambre, y le prometí a Peach que probaría sus nuevos platillos. Ella esta practicando para una competencia de cocina.
Rosalina : Claro.
Peach era otra de sus amigas, a quien conocieron al mismo tiempo que a Daisy. Ella era quien le habia dado a Rosalina la revista de belleza y le habia estado dando consejos sobre como conquistar a un chico (Rosalina tuvo que mentir sobre quien le gustaba). Peach era de la misma edad que ella (18 años), pero a diferencia de ella, Peach habia destacado en algo desde que la conocieron: la cocina. Peach era una excelente cocinera, muy dedicada y también muy amable con todos. Y Rosalina ... pues ... habia aprendido a cocinar por pura necesidad, y tampoco es que hiciera maravillas de platillos.
Rosalina (le truena el estómago) : Em ... creo que yo también debería ir ...
Mario (ríe) : Sí, también deberías.
Ambos salieron del castillo y volvieron a dirigirse a la zona de transporte. Viajaron hasta la capital del reino Champiñón, y de allí se dirigieron al castillo. Al entrar se toparon con una mesa enorme llena de diferentes platillos, y en la otra orilla de la misma se encontraba Peach, quien llevaba su pelo recogido debajo de una redesilla de cocina, y llevaba puesto un delantal blanco ensima de su vestido rosado. Al verlos les hizo señas para que fueran a donde ella estaba, y al llegar Mario ella lo saludó de forma efusiva, dandole un abrazo y plantandole un beso en cada mejilla.
Peach : Gracias por venir Mario, no se que haría sin mi catador estrella.
Mario : De nada, y la verdad no es para tanto ... solo me gusta mucho comer jeje.
Peach : Y veo que viniste con Rosalina.
Rosalina (levanta la mano tímidamente) : Hola ... Peach.
Mario : Rosalina tiene hambre también, espero que no te importe si me ayuda.
Peach : Claro que no, mientras más opiniones tenga, mejor.
Mario y Rosalina procedieron a probar todos los platillos que habian en la mesa, dando sus opiniones de cada uno. Rosalina se esforzaba por decir algo más elaborado que: "sabe rico", mientras que Mario siempre tenía algo que apuntar, ya sean fallos, o simplemente sugerencias. Una vez que terminaron con todo, Peach los invitó a quedarse, pues iba a haber una fiesta en el castillo.
Esta fue enorme, y Daisy, Pauline, Luigi, y varias personas del reino fueron invitados. Incluso los yoshis llegaron a la fiesta. Mario, como ya era costumbre, fue el centro de atención debido a las historias de sus aventuras. Las tres chicas se encontraban rodeandolo, y Rosalina lo observaba todo desde lejos mientras jugaba con la comida de su plato.
Miraba a sus tres amigas y luego se miraba a ella misma. No tenía un cuerpo esbelto como Daisy, no era buena cocinera como Peach, y no era tan inteligente y atractiva como Pauline. Entonces ... ¿que la hacía especial? ... ... ... por lo visto, nada.
Ya en la noche, Mario comenzó a despedirse de todos. Peach le preguntó si él iba a regresar otro día, y él aceptó gustoso regresar al castillo a seguir probando su comida. Una vez que se despidió de todos, le dijo a Luigi que él se adelantara, pues aún tenía que despedirse de Rosalina y no la veía por ningún lado. La buscó por todo el castillo, pero no la encontró. Intrigado, salió del castillo y comenzó a caminar por los alrededores.
Luego de unos cuantos minutos de búsqueda, finalmente la encontró parada ensima de un puente sobre un río. Se habia desarreglado el pelo y estaba tirando piedras al río mientras las observaba impactar con el agua. Mario se acercó lentamente a donde ella estaba, poniendose a la par.
Mario : Hola.
Rosalina (sin emoción) : Hola ... ¿que haces aquí? ... ¿porque no estas probando la comida de Peach?
Mario : Porque ya me voy a mi casa, y pues quería despedirme de ti.
Rosalina : Pues ... adiós.
Mario : Oye ... ¿te encuentras bien? Has estado actuando raro últimamente, no solo el día de hoy.
Rosalina : Sí Mario ... estoy ... bien.
Mario : ¿Segura?
Rosalina (comienza a llorar) : ¡No, no estoy bien! ¿Sabes porque? ¡Porque no importa lo que haga, jamás podré llamar tu atención! Las otras tres chicas ... ellas ... son todas buenas en algo. Y no importa lo que haga ... ellas siempre hayan la manera de ... pasar tiempo a solas contigo y ... y tu siempre ... las halagas y ... pasas ... tiempo con ellas.
Mario : ¿Así que te sientes celosa?
Rosalina (apoya su cabeza en la orilla del puente) : Sí, Mario ... me siento celosa de ellas. Yo ... no puedo cocinar como Peach, no soy atlética como Daisy y tampoco se mucho como Pauline. No ... tengo el cuerpo atlético de Daisy ni la figura de Pauline. Yo ... no soy especial, solo soy una chica que conociste un día por accidente.
Ambos se quedaron viendo al río, y Mario se quedó parado en silencio por unos minutos, tras lo que se fue de allí. Rosalina se quedó donde estaba, y para su sorpresa, Mario regresó a los pocos minutos con cinco flores en sus manos.
Mario : Bien Rosy, quiero que veas estas flores.
Rosalina : ¿Para que?
Mario : Solo míralas.
Ella se volteó y observó a las cinco flores. Habia una rosa roja, una flor rosada, una naranja, una gris medio marchita y una celeste brillante que sobresalía por entre todas.
Rosalina : Ya.
Mario : Bien, ahora dime ¿que opinas de la flor gris?
Rosalina : Que ... se ve fea comparada con las demás ... y no tiene nada de especial ... como yo.
Mario : Pues ... esta flor a la que estas despreciando por su aspecto es la etapa joven de esta flor celeste, mejor conocida como "lágrima de luna."
Mario se acercó a la orilla y dejó caer las flores roja, naranja y rosada, quedandose con las otras dos.
Mario : Verás, la lágrima de luna es una flor muy peculiar. Durante sus primeros momentos de vida, es gris y parece que va a marchitarse en cualquier momento. Esto se debe a que necesita de cuidados muy especiales, y enfrenta verdaderas dificultades para poder crecer. Las personas que solo ven lo superficial pasan de ella y la ignoran, muchas veces deshaciendose de ella porque "se ve fea." Pero cuando consigue madurar y crecer, y con los cuidados necesarios, se convierte en la flor más bella de todas.
Mario, algo nerviso, se acercó a Rosalina y colocó la flor celeste en su pelo. Ambos se sonrojaron, lo que tomó a Rosalina por sorpresa. Ella nunca lo había visto sonrojado, muy a pesar de que de vez en cuando halagaba a sus tres amigas. Pero ahora se veía ... nervioso y algo asustado.
Una vez que puso la flor en el pelo de Rosalina, él se quedó viendola fijamente y comenzó a acercar sus manos a las de ella, tomandolas. El corazón de Rosalina se aceleró, al igual que el de él.
Mario : Lo que ... trato de decir, Rosy, es que lo que te hace especial no es algo que pueda verse a simple vista. Tu ... has pasado por momentos realmente difíciles, tus padres murieron y ahora vives en el espacio cuidando de otras creaturas que también perdieron a alguien importante. A pesar del dolor, no dudaste en darles ese amor que a ti también te faltaba. Y estoy seguro de que cuando creas en ti misma y madures ... seras la flor más bella del universo y la estrella más brillante.
Rosalina : Ma ... Mario ... yo ... yo ...
Mario : Tu siempre has estado junto a mí en mis momentos difíciles, me has aconsejado, y yo te he contado mis más grandes secretos. Para mí ... eres más que ... mi mejor amiga. Porque Yo ... yo ... yo sí puedo ver ya esa belleza Rosy, ... porque ... ... ... solo a ti te amo, mi dulce ángel.
Rosalina se quedó callada y comenzó a ver como Mario comenzaba a acercarse a ella. Ella se quedó quieta, y comenzó a cerrar los ojos, algo que Mario también comenzó a hacer. A medida que sus rostros se iban acercando, Rosalina se iba poniendo cada vez más nerviosa. Y cuando empezó a sentir la respiración de Mario, habló con un leve susurro.
Rosalina : Te amo ...
Ambos procedieron a juntar sus labios en un tierno beso, tomados de la mano y bajo la luz de la luna y las estrellas, testigas de primera mano de su amor.
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