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Relatos eróticos #2 (+18)

Rosalina traviesa

Este pequeño relato comienza en el ya conocido planetario de Rosalina, quien se encuentra en la biblioteca leyendo un libro que su novio le regaló, el cual es sobre diversos platillos que se pueden hacer con ingredientes del reino Champiñón. Sentada en su silla mecedora de madera, la rubia pasaba las páginas pensando con que plato podría sorprender a su pareja. Finalmente encontró uno que le llamó la atención, por lo que dejó la página indicada con un separador celeste y dejó el libro en su lugar.

Salió de la biblioteca y se dirigió con Polari, quien aún no estaba del todo convencido de su relación.

Rosalina : Hola Polari.

Polari (voltea a ver) : Hola Rosalina ¿que sucede?

Rosalina : Bueno, ire al planeta Tierra a comprar algunos alimentos, y quería que te quedaras aquí a vigilar a los pequeños. No me tardare mucho, lo prometo.

Polari : Claro, pero si me lo permite quisiera preguntar ¿porque debe ir a comprar comida a la Tierra?

Rosalina : Es para hacerle algo a Mario.

Polari (molesto) : Claro.

Rosalina : Si sabes que solo a ti te molesta mi relación con él ¿verdad?

Polari : Llevan saliendo casi tres años, ya te has quedado en su casa y él se ha quedado aquí ¿porque aún no viven juntos?

Rosalina : Mario se mudará aquí cuando este listo, Polari. No es una decisión fácil ... tal vez no quiera hacerlo porque lo incomodas.

Polari : ¿Que?

Rosalina : Como sea, soy adulta y amo a Mario, así que te aguantas. Adiós.

Rosalina levantó su varita y desapareció de la vista de Polari, apareciendo justo enfrente del centro Cocotero, el mejor centro comercial del reino Champiñón. Una vez allí, procedió a comprar todo lo que necesitaba rápidamente, y aprovechando que ya estaba en la Tierra, decidió pasar a visitar a Mario. Fue flotando hacia su casa, la cual quedaba fuera de la ciudad, cerca del bosque pues a Mario le gustaba tener algo de privacidad.

Una vez que llegó, sacó la llave que Mario le había dado y entró a la casa, saludando.

Rosalina : Amor, soy Rosy, vine a comprar unas cosas y de paso quise visitarte.

La voz de Mario se escuchó a lo lejos y algo silenciada, como si estuviera hablando desde un agujero.

Mario : ¡Hola cariño, me alegra que vengas a visitarme, estoy en la cocina!

Rosalina cerró la puerta de la casa y dejó sus bolsas en la entrada, para después dirigirse a la cocina. Al entrar, vio los pies de Mario salieno debajo de su lavaplatos, y al lado de él había una caja roja de herramientas. Mario se arrastró hacia afuera, dandole una cálida sonrisa a su pareja.

Mario : Hoy estas preciosa.

Rosalina (sonrie levemente) : Gracias. Y ¿que es lo que haces?

Mario : Arreglo una fuga en el lavaplatos, este perteneció a mis papás y ya es algo viejo.

Rosalina : Oh, lamento interrumpir.

Mario : Tu jamás podrías interrumpirme jeje, aunque ya casi termino, así que si quieres conversar un rato solo dame unos segundos más.

Mario volvió a arrastrarse hacia donde estaban las tuberías del lavaplatos, dejando visibles solo sus piernas. El sonido de una tuerca siendo apretada se escuchó afuera, y Rosalina se quedó parada a la par de él. Sin embargo, una pícara idea se formó en su mente, y pensó en jugarle una broma a Mario. Se acercó a él y estiró su pierna izquierda mientras levantaba un poco su vestido, quedando parada ensima de él, dejandolo entre sus dos piernas. Un leve sonrojo se formó en sus mejillas, pues era la primera vez que jugueteaba con él de esa forma, y no sabía como se lo iba a tomar.

Mario (suspira) : Bien, ya termine (comienza a salir) ahora dimeeeeee ...

Al salir, lo único que Mario vio fueron las piernas desnudas de Rosalina, el interior de su vestido, y su ropa interior azul oscuro, lo que causó que se sonrojara un poco.

Rosalina : Sorpresa ...

Mario : Em ... vaya ... lo dije antes y lo volvere a decir, tienes unas piernas hermosas...

Rosalina rio tímidamente, tras lo que se arrodilló sobre Mario, dejando su cabeza dentro de su vestido. Él, por su parte, terminó con la entrepierna de Rosalina frente a su rostro.

Rosalina (sonrojada) : Creo que estas algo cansado ... así que esto tal vez te relaje un poco.

Mario : ¿Planeaste esto?

Rosalina : No ... solo se me ocurrió.

Mario metió sus manos dentro del vestido celeste de Rosalina, rozando suavemente sus piernas desnudas, causando que ella soltara un suave quejido.

Mario : Tu cuerpo me excita mucho ...

Rosalina : Lo se, ya lo hicimos una vez ¿recuerdas?

Mario : Por supuesto ... y veo que te quedaste con ganas de más.

Rosalina : Ya te dije, se me acaba de ocurrir. Pero ... si quieres hacerme algo, no me opongo.

Mario : Pues si no te molesta, entonces quitate la ropa interior.

Rosalina se puso de pie y se quitó las bragas, tirandolas a un lado, tras lo que volvió a bajar su cuerpo. Mario sostuvo sus caderas con sus manos, y fue bajando su cuerpo hasta dejar su vagina cerca de su boca, tras lo que comenzó a besarla. Rosalina comenzó a gemir de placer mientras Mario besaba su parte íntima y acariciaba sus caderas, bajando de vez en cuando a sus piernas.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhh! Siii ... sigue así Mario ... mmmm

Mario : Eres una traviesa Rosy ... nunca dejas de sorprenderme.

Mario comenzó a lamer la ya húmeda vagina de Rosalina, asegurandose de cubrirla por completo, lo que aumentó los gemidos de la rubia, quien sostuvo las manos de Mario, dejandolas en sus caderas.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhhhh, ahhhh! Alli, alliiiii ... ¡ahhhh! Hazlo despacio, de forma sensual ... ¡ahhhhh! Derriteme poco a poco ...

Mario hizo caso a Rosalina y comenzó a lamer su vagina más despacio, agregando además repentinos besos. De vez en cuando, se movía para besar la entrepierna de la rubia, haciendolo despacio y tocandola con la lengua de vez en cuando, causando que ella se estremeciera del placer.

Rosalina (cierra los ojos) : ¡Ahhhhh, siiiii, ahhhhh, ahhhhh! Mmmm, así me gusta ... despacio ... tierno ... pero sensual ¡ahhhh, ahhhhh!

Mario (se detiene) : Eres muy tierna cuando intimamos jejeje ... nunca cambies Rosy (sigue).

Rosalina : ¡Ahhh! No me hagas cumplidos ¡ahhhhh! Haces que me sonroje ¡ahhhh! Te amo Mario ¡ahhhh!

Mario (se detiene) : Lo siento, es solo que no podría hablarte de otra forma, aún cuando hacemos esto, pero si quieres puedo intentarlo.

Mario movió sus manos hacia el suave trasero de su novia, dandole un juguetón apretón, y continuo complaciendola con sus labios y su lengua, de manera pausada y gentil. Ella, por su parte, se inclinó hacia adelante, apoyando sus manos sobre el lavaplatos.

Mario (se detiene y habla de forma seductora) : Esto en verdad te gusta ¿eh?

Rosalina (jadeando) : Sí ... sí ...

Mario (acariciando el trasero de Rosalina) : Y te gustaría que continuara hasta hacerte llegar a tu clímax ¿verdad?

Rosalina : Sssí ...

Mario le dio una juguetona nalgada, causando que ella gimiera.

Mario : ¿Quieres que te coma hasta que acabes?

Rosalina : ¡Siiii! ¡Aunque lo hagas duro y rápido, en verdad quiero correrme! Puedes ver que ya estoy muy húmeda ... y sería descortés que me dejaras a medias.

Mario (sonrie) : Veo que tienes tu lado sucio después de todo.

Mario acercó su rostro a la vagina de Rosalina nuevamente y comenzó a besarla, pegandola por completo a su boca. Ella dio un grito de placer mientras sentía como la lengua de Mario entraba en ella, rozando todos sus interiores y volviendola loca. Las manos de Mario también ayudaban, acariciando el trasero de la rubia y dandole toda la atención que podía.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhh, ahhhhh, ahhhhh, siiii, sigue, sigueeeeee, ahhhh, ahhhhh, ahhhhh, ahhhhhh, eres tan asombrosooooo! ¡Ahhhhh, ahhhhh, ahhhhh, no ... no puedo ... ha ... hablar maaaas ... ahhhh, ahhhhh, ahhhh, ahhhhhh!

Mario continuo sus acciones mientras escuchaba los gemidos y chillidos de placer de su pareja, quien cerró los ojos y se entregó a la sensación. Estuvieron así unos minutos más, hasta que Rosalina sintió su clímax llegando.

Rosalina : ¡Ahhhhh, ahhhhhh, ya ... ya voy a ... a correrme ... ahhhhh, ahhhhh, ahhhhh ... siiiii ... Mariooooooooahhhhhhh!

Con un último grito de placer, Rosalina se corrió en la boca de Mario, quien se lo tragó todo. Rosalina se dejó caer sobre el lavaplatos, aún sonrojada y jadeando fuertemente. Mario, por su parte, movió las caderas de Rosalina hacia adelante, tras lo que le dio una última nalgada, haciendola gemir una última vez.

Mario : ¿Sabes? ... aún no entiendo como haces para que tu cuerpo tenga el sabor de los trozos de estrella. Es turbio, pero lindo de cierta forma.

Rosalina no respondió nada, pues estaba algo cansada.

Mario : Bueno, descansa un rato, ya hablaremos después ... creo.

La sorpresa

Mario estaba sentado en la cocina del planetario, terminando de comerse un buen plato de spaguetti luego de haber regresado de una aburrida reunión de trabajo. Su esposa apareció repentinamente, parandose detrás de él y abrazandolo por la espalda, ganandose una sonrisa de él.

Rosalina : Ya sabes que no tienes que seguir trabajando. Estamos casados y vivimos juntos, puedes vivir de lo mío. No me gusta cuando te vas, ni cuando despierto sin ti a mi lado.

Mario, quien había terminado su comida, hizo el plato hacia adelante y se puso de pie. Tomó a su esposa de la cintura y la pegó a él, levantando el rostro para verla a los ojos.

Mario : No creas que a mí me gusta dejarte sola entre semana, pero me gusta la comida de la Tierra, y para poder comprar lo que necesito para hacerme la comida debo trabajar.

Rosalina : Mmmm ... ¿y si usara mi magia para hacer aparecer el dinero? Eso hago cuando voy de visita a la Tierra.

Mario : Tu vas de visita de ves en cuando, yo hablo de gastos para todos los días, amor. No me gustaría vivir dependiendo de tu magia.

Rosalina (suspira) : No puedo convencerte de lo contrario ¿verdad?

Mario : Por mucho que me duela, no.

Rosalina : Entiendo. En ese caso, disfrutare mucho más nuestro tiempo juntos. Y aprovechando eso ... quisiera darte algo jijijiji.

Mario : No debes hacerlo, Rosy.

Rosalina : Pero quiero hacerlo. Tu siempre haces cosas por mí, y casi nunca me dejas hacerte detallitos.

Mario : Porque lo que tu me das siempre es mucho mejor que lo que yo puedo darte.

Rosalina (besa su frente) : Que más da, lo que me das me lo das con mucho amor, y eso es lo único que me importa. Ahora sí, si quieres mi pequeña sorpresa, te la dare ... (se sonroja) en nuestra habitación.

Rosalina volvió a besar la frente de su esposo y salió de la cocina, dirigiendose a su habitación. Mario se quedó sorprendido de sus palabras, pero decidió que si la dejaba sola todas las mañanas de lunes a viernes, lo menos que podía hacer era aceptar eso que quería darle, por lo que se dirigió a su habitación. Al entrar, vio a Rosalina con un lápiz labial de color celeste claro, y ella le indicó con la mano que cerrara la puerta, por lo que lo hizo.

Mario : Oye ¿de donde salió ese lapiz labial?

Rosalina : Yo lo hice, y es parte de la sorpresa jijiji.

Mario : Pues ... te queda bien.

Rosalina (rie suavemente) : Ven aqui, tontito. Lo importante es que pruebes a que sabe.

Mario : Uuuu, me tientas. (la abraza) Bien, veamos que sabor tienen ahora tus dulces labios jejeje.

Rosalina se dejó caer sobre la cama, recostando a Mario de espaldas sobre la misma, y quedandose ella recostada de lado, viendolo a él. Se acercó lentamente y le dio un suave beso en los labios, tomando su rostro con su mano. Mario también colocó su mano sobre el rostro de Rosalina, acariciando sus suaves labios con los suyos en un tierno beso prolonado. Ambos se separaron después de unos segundos, y Rosalina no pudo evitar reír al ver los labios de Mario manchados de celeste.

Mario : Mmmm ... trozos de estrella.

Rosalina (sonriendo) : Se lo mucho que te gustan, así que pense en esto.

Mario : Pues sera mejor que no lo uses tan seguido, o un día de estos voy a besar un trozo de estrella antes de comermelo porque me recordara a ti.

Rosalina (rie) : Lo tendre en mente.

Ambos volvieron a acercarse para darse otro dulce beso, pero esta vez Rosalina comenzó a pasar su mano por el cuerpo de Mario hasta llegar a su entrepierna, y al sentir la mano de su esposa, Mario cerró las piernas. Rosalina se separó del beso estando colorada, y habló en un tono suave y tímido.

Rosalina : Esto es ... parte de la sorpresa.

Mario : Rosy ...

Mario comenzó a relajar sus piernas, tras lo que Rosalina dirigió su mirada a la entrepierna de su esposo. Tomó el ziper de sus overoles y lo bajó cuidadosamente, y movió sus calzoncillos de lugar para sacar su pene.

Rosalina : Dime ... ¿que hago ahora?

Mario : Pues ... primero tomalo con tu mano.

Rosalina tomó tímidamente el miembro de su esposo con su mano, haciendo que él se estremeciera.

Rosalina (preocupada) : ¿Estas bien?

Mario : Sí ... es que es raro que alguien más te toque ¿sabes? Además tu mano esta algo fría jejeje. Bien, ahora solo mueve tu mano de arriba hacia abajo.

Rosalina comenzó a mecer su mano de la manera que Mario le indicó, comenzando a masturbarlo a un ritmo lento y pausado. Mario tomó el rostro de la rubia con su mano y la hizo verlo.

Mario : Quiero ver tu hermoso rostro mientras haces esto ... ahhh ...

Rosalina : Lamento hacerlo tan despacio ... es la primera vez que lo hago, y creo que si voy más rápido te puedo lastimar.

Mario : No importa ... mmm ... tu hazlo lento y suave, excitandome poco a poco ahh ... mientras veo tu bello rostro sonrojado y siento tu suave respiración ahhh ... hazlo a tu manera Rosy, de forma tierna y tímida ... así es como me gusta ...

Rosalina se sonrojó aún más por las palabras de Mario, y continuo masturbandolo lentamente, pegando su frente a la de él.

Rosalina : Siento que crece en mi mano ... ... ... esta ... caliente, y algo duro.

Mario : Eso es normal ... ahhhh ... en verdad quiero besarte.

Rosalina : Hazlo ... esto es para ti, al fin y al cabo.

Mario se acercó a su esposa y comenzó a besarla en los labios, y ella comenzó a mecer su mano un poco más rápido. Los quejidos de Mario eran ahogados por el beso, y pronto él comenzó a darle juguetonas mordidas a los labios de Rosalina.

Mario (pensando) : 'Ella es tan tierna y dulce ... aún ahora ... por eso me enamore locamente de ella. Aunque debere pararla cuando vaya a correrme, o esto se convertira en un desastre. Mi dulce Rosy ... sigue así.'

Rosalina (pensando) : 'Parece que le esta gustando ... y eso me alegra. Te amo Mario, y quiero demostrartelo también atraves de nuestra intimidad ¡ahhh!'

Rosalina abrió los ojos de golpe, pues Mario (excitado por que Rosalina lo estuviera masturbando) soltó su lengua y comenzó a incluirla en el beso, jugando con la lengua de su esposa. Rosalina comenzó a cerrar los ojos nuevamente, tomando parte en este jugueteo, y ambos comenzaron a darse acalorados besos. De repente, Mario se separó del beso lanzando un quejido al aire.

Mario (jadeando) : Ahhh, ahhh ... amor ... ahhh ... lo haces muy bien ...

Rosalina : Que bueno que te guste. Intentare ir un poco más rápido.

Rosalina comenzó a mover su mano más rápido, y se inclinó para darle cortos besos a Mario en los labios mientras también lo complacía con su suave mano. El placer dentro de Mario comenzó a crecer, y sus quejidos se hicieron más frecuentes.

Mario (entre besos) : Ahhhh, Rosalina, Rosalinaaa ... ahhh ... siiii ... ahh ... pero ... pronto deberas parar.

Rosalina : ¿Porque? (lo besa)

Mario : Porque ... vas a hacer que me corra ... por eso ahhh ... creo que con ... esto basta ...

Rosalina se detuvo, pero dejó su mano donde estaba.

Rosalina : Entiendo, no quieres manchar la cama.

Mario : Exacto. En verdad disfrute esto ... gracias.

Rosalina : Pues en ese caso ... no me dejas opción.

Mario : ¿Disculpa?

Rosalina se levantó de la cama y se metió entre las piernas de Mario, tomando su miembro con sus manos. Él se incorporó, sentandose en la orilla de la cama, y antes de que pudiera decir algo, Rosalina comenzó a mastrubarlo lentamente. De repente, ella acercó sus labios a su pene y comenzó a darle cortos besos, inyectando placer en Mario. Él sostuvo las sábanas de la cama mientras veía como su esposa besaba su miembro erecto, desde la punta hasta la base, dejando pequeñas marcas del lapiz labial en el mismo.

Rosalina (tímidamente) : ¿Te ... te gusta, Mario? ¿Se siente bien ... cuando lo beso?

Mario : Sssí ... sí ... me gusta, Rosy.

Ella sonrio tímidamente y continuo sus acciones. Esta vez, comenzó a lamer suavemente el pene de su esposo, comenzando con la punta, dandole cortas lamidas. Mario se estremeció y comenzó a jadear, dejando su mirada fija en el rostro de su esposa.

Mario : Ahhhhh, ahhhh, Rosalina, ahhhh, esto es fantástico ... ahhhh, por favor no pareees ... Rosy ...

Rosalina comenzó a prolongar el tiempo que lamía el miembro de su esposo, recorriendo toda su longitud y terminando en un corto beso a la punta. Pronto notó que algo estaba saliendo del mismo, pues lo probó por accidente.

Rosalina : Amor ... hay algo saliendo ...

Mario : Es ... líquido preseminal ... significa que ... pronto voy a correrme.

Rosalina : Esto fue rápido ... creo que lo prolongare un poco más.

Rosalina comenzó a ir más despacio, pues dejó de masturbar a Mario y se quedó dandole besos a su entrepierna y a su miembro.

Mario : Ahhhh, no lo prolongues más ... Rosalina, ya quiero acabar ... ahhhh, amor, no me tientes tanto.

Rosalina : Bien ... entonces dime ¿lo sigo lamiendo?

Mario : Em ... bueno, veras ... si pudieras meterlo en tu boca.

Rosalina : ¿Seguro?

Mario : Sí ... seguro.

Rosalina : Bueno ... lo intentare.

Ella tomó el miembro de Mario con una mano y le dio un beso en la punta, para comenzar a deslizar sus suaves labios por el mismo. Mario apretó las sábanas de la cama al sentir como su miembro entraba en la cálida boca de su esposa, quien lo comenzó a masturbar lentamente. Luego de unos momentos hizo su rostro hacia atrás, recuperando algo de aire.

Rosalina (jadeando) : ¿Te gusta esto, Mario?

Mario (jadeando) : Sí Rosalina, tu boca se siente en verdad placentera. Ahora, intenta meterlo y sacarlo de tu boca, y bueno, usa tus labios como quieras tambien jejeje.

La rubia sonrio y volvió a meter el miembro de Mario en su boca, comenzando a chuparlo lentamente, meciendo su cabeza de arriba hacia abajo. Con su mano continuo masturbandolo, y levantó su vista para ver su rostro. Mario posó su mano sobre su pelo, acariciandolo, y se quedó viendo su sonrojado rostro. Ella lo hacía de forma lenta y pausada, pues nunca antes lo había hecho, pero Mario lo hallaba tierno y eso le gustaba.

Mario : Rosalinaaaa ... ahhhh, ahhhh ... aún ahora eres muy tieeeerna ... ahhh, ahhhh ... eso es lo ... que me encanta de ti ahhhhh ... Rosyyyyy ... sigueee, hazlo a tu manera ... ahhhhh

Rosalina comenzó a gemir suavemente, y a lamer la parte del pene de Mario dentro de su boca. Su saliva comenzó a regarse por el miembro de su esposo, haciendo que fuera más fácil para sus labios deslizarse por el mismo. A veces se detenia y se quedaba masturbando suavemente a Mario mientras movia lentamente sus labios de arriba hacia abajo, acariciando su miembro. Mario continuó acariciando el pelo de su esposa, y decía su nombre constantemente mientras disfrutaba de la pequeña sorpresa. De repente, Rosalina comenzó a sentir el mismo líquido de antes, y se sonrojó aun más.

Rosalina (pensando) : 'Ya va a correrse ... debo estar lista ...'

Ella aceleró un poco el ritmo, cerrando sus ojos. En respuesta, Mario empuñó la mano que estaba en su pelo, tomando un buen mechón, pero no hizo otra cosa. La boca de su esposa se sentía de maravilla, y comenzó a sentir su inevitable clímax llegando.

Mario : Ahhhhh, Rosalinaaaa ... voy a correrme ... a correrme pronto ... argh ... ¡Rosalinaaaaaaa!

Mario no pudo más y se corrió en la boca de su esposa, quien intentó contenerlo todo en su boca, pero terminó haciendose para atras, recibiendo parte de la eyaculación de Mario en su rostro. Él, por su parte, cayó rendido sobre la cama. Ella se tragó lo poco que quedó en su boca, tras lo que comenzó a limpiar lo que cayó sobre su rostro y sobre la ropa de Mario, además de limpiar las marcas de besos y lápiz labial que quedaron sobre el miembro de Mario.

Rosalina (jadeando) : Vaya ... experiencia.

Mario (jadeando) : Sí ... ... ... ¿lo hacemos de nuevo otro día?

Ambos rieron.

Mario : Es broma ... a la próxima ... me toca darte la "sorpresa".

Rosalina : Pues ... estare esperando.

La idea de Mario

El héroe del reino Champiñón se encontraba vagando por la ciudad de Nueva Donk, cuando de repente sus ojos se posaron sobre un objeto en venta: una baraja de naipes. Desde hace un tiempo quería enseñarle a su esposa como jugar poker, y pensó que ahora era un buen momento para hacerlo. Entonces entró a la tienda y compró la baraja más barata, pues no quería que su esposa se molestara nuevamente por gastar su dinero en un juego.

Ya cuando regresó a su hogar, en el planetario, le enseñó el mencionado juego a Rosalina y a todos los destellos. Con el tiempo, se convirtio en un pasatiempo que disfrutaban en familia, pues el elemento de azar del juego lo hacía entretenido para todos.

Y así, un día, él y Rosalina se hospedaron en una casa alquilada en una de sus visitas a los demás planetas. La casa estaba bastante completa, teniendo dormitorio, sala, baños y cocina, todos bien equipados. Fue aquí que a Mario se le ocurrió una pícara idea, así que esperó a que Rosalina regresara de su reunión para comentarle de su idea. Él, en preparación, se colocó un pantalón negro, zapatos cafés, y una camisa blanca de botones.

Una vez que Rosalina regresó, se colocó una falda negra que le llegaba a las rodillas, una camisa de botones celeste claro, y unas zapatillas negras. Mario la guió hasta la sala, en donde le propuso su idea.

Mario : Oye amor ¿jugamos algo?

Rosalina : Claro ... y a juzgar porque tienes la baraja de póker en tu mano, ya se a que quieres jugar.

Mario : Sí, pero esta vez tengo una idea que lo hará más interesante.

Rosalina (curiosa) : ¿Cual?

Mario : El que gane le dira al que pierda que se quite una prenda de ropa.

Hasta ese punto, Mario y Rosalina aún no habían intimado, por lo que no se habían visto en ropa interior. Si bien Mario consideraba que era un buen plan para finalmente ver a su hermosa esposa en paños menores, ella pudo deducir fácilmente a donde quería llegar Mario con su idea, y decidió darle una pequeña lección antes de darle lo que quería.

Rosalina : Mmmm ... se oye interesante.

Mario : No solo se oye ¡lo es! Así habrá más tensión en cada partida.

Rosalina : Bien ... acepto.

Ambos se sentaron en el suelo, y Mario sacó la baraja para hacer la primera repartición. Jugaron la primera partida, y Rosalina ganó.

Mario : Vaya, empiezas con suerte.

Rosalina : Así parece. Bien, veamos, que hare ... mmmm ... fuera zapato derecho.

Mario hizo lo que su esposa le dijo.

Mario : Este es un juego de azar, así que no te acostumbres a ganar.

Nuevamente se hizo la repartición de las cartas, y Rosalina volvió a ganar. Con cada partida que hacían, Rosalina ganaba e iba desvistiendo poco a poco a un incrédulo Mario, quien no tardó mucho en terminar en calzoncillos. Rosalina se sonrojó al momento en que se quitó la camisa y el pantalón, ocultando su sonrisa con sus cartas. Ya al final, un molesto y derrotado Mario se rindió.

Mario (rojo de la vergüenza) : Bien, tu ganas, aprendí mi lección.

Rosalina (sonrojada) : ¿De que hablas?

Mario : Es obvio que has estado usando tu magia para ganarme siempre, pero ya entendí: no debo usar juegos de azar como una manera de verte en ropa interior. Me pase de caliente y lo admito, ya me humillaste, así que olvidemos esto.

Rosalina : ¡No! ... solo una partida más ¿de acuerdo?

Mario : Yo ...

Rosalina (lo interrumpe) : Si gano yo, lo dejamos aquí; y si ganas tu, seguimos ¿de acuerdo?

Mario (suspira) : De acuerdo.

Él volvió a repartir las cartas, y sorpresivamente ganó esta ronda.

Mario (sorprendido) : ¿Gane?

Rosalina : Así parece, así que ... (en tono juguetón) ¿que debo quitarme primero?

Mario (sonrojado) : Em ... este ... fu ... fuera zapatilla derecha.

Rosalina se quitó la prenda especificada con una pequeña sonrisa, tras lo que siguieron jugando. Mario comenzó a ganar las partidas, y luego de que Rosalina se quitara la otra zapatilla, Mario le pidió que se quitara la camisa. Ella comenzó a desabotonarla despacio, revelando poco a poco su sostén morado. Una vez que terminó, dejó caer su camisa detrás de ella. Mario, por su parte, se quedó embobado al verla con tan poca ropa ensima.

Rosalina (rie timidamente) : ¿Te gusta mi ropa interior, amor?

Mario : Siiiii ... es muy ... sexy, bueno ... tu eres muy sexy.

Rosalina soltó una pequeña risita, y luego de una ronda más, se quitó la falda, mostrando sus bragas moradas. Ahora, ambos estaban en ropa interior.

Mario : Bueno ... creo que ya es hora de parar jeje.

Rosalina : ¿Tu crees?

Mario (sorprendido) : ¿De ... de que hablas?

Rosalina : ¿Y si hacemos una última ronda?

Mario : Solo si prometes no usar tu magia ¿de acuerdo? Ni para hacerme perder, ni para hacerme ganar.

Rosalina (sonrie) : Hecho.

Mario : Bien ... ¿que quieres apostar?

Rosalina : Si ganas tu, me terminas de desvestir, si gano yo, yo me termino de desvestir.

Mario (embobado) : Eh ... em ... tu ... yo ... em ... ¿desnuda?

Rosalina : Pues, ya que estamos...

Mario, pensando que Rosalina no estaba hablando en serio, repartió las cartas una última vez, y ganó.

Mario : Que te parece, la suerte esta de mi lado.

Rosalina (sonrojada) : Así parece ... bueno ... ven a reclamar tu premio.

Mario : E ... espera ... ¿hablabas en serio?

Rosalina se levantó del suelo y se sentó en el sillón de la sala.

Rosalina : Claro, recuerda que yo también soy humana y ... esto también me excita.

Mario se levantó del suelo y comenzó a caminar hacia Rosalina, abrazandola y dandole un acalorado beso en los labios. Al separarse tomó su calzoncillo y se lo quitó, dejandolo a un lado. Rosalina se sonrojó al ver su miembro erecto, tras lo que él la levantó del sillón y se sentó en su lugar, sentandola a ella en sus piernas.

Rosalina (nerviosa) : ¿Lo haremos por primera vez ... en la sala?

Mario : Bueno, será algo exótico ¿no?

Mario comenzó a acariciar el estómago de Rosalina, acercandose a ella para besar su cuello y sus hombros. Ella colocó sus manos en su cabeza mientras comenzaba a gemir suavemente. Mario movió sus brazos a su espalda, subiendo lentamente mientras recorría la curvatura de su fina espalda hasta llegar a su sostén, desabrochandolo. Tomó los brazos de Rosalina y los pegó a su cuerpo, dejando que el sostén se deslizara solo, revelando sus voluminosos pechos.

Una vez que el sostén cayó al suelo, Mario no perdió el tiempo y comenzó a besar los pechos de Rosalina, dandoles suaves lamidas de vez en cuando, haciendo que los gemidos de la rubia se hicieran más fuertes y comunes. Colocó una mano en la espalda de Rosalina, y la otrá la bajó hasta sentir sus bragas, metiendo su mano debajo de las mismas. Rosalina se levantó un poco para dejar que Mario le quitara la ropa interior que le quedaba, y él la tomó con ambas manos y la deslizó por su trasero, tras lo que ella lo ayudó para que la terminara de deslizar por sus piernas, arrojandola finalmente al suelo.

Una vez desnudos ambos, Mario la pegó a él y continuo besando sus pechos mientras acariciaba su trasero, moviendo una mano hacia el frente del cuerpo de Rosalina para comenzar a masturbarla.

Rosalina : ¡Ahhhhh, ahhhhh, ahhhhh, vamos Mario ... ahhhh, ya tomame!

Mario se separó de Rosalina y la tomó de la cintura, levantandola.

Mario : Claro.

Rosalina tomó el miembro de Mario con su mano, y cuando él comenzó a bajarla, ella lo colocó debajo de su húmeda vagina. Mario la bajó despacio, hasta que finalmente ambos quedaron unidos, soltando un suave quejido.

Mario : ¿Estas bien? Te oí quejarte.

Rosalina : Sssí ... me duele un poco, pero estoy bien jejeje.

Mario : Bien, si quieres, empieza a moverte tu. No quiero lastimarte por accidente.

Rosalina (lo besa en los labios) : Claro.

Rosalina dejó sus manos reposadas en los hombros de su pareja, y usando sus piernas como punto de apoyo comenzó a mover sus caderas de arriba hacia abajo. Mario dejó sus manos en el trasero de su esposa, y se quedó hipnotizado viendo como sus pechos rebotaban de arriba hacia abajo con cada choque de sus cuerpos, y el como su melena rubia ondeaba en el aire. Sus suaves gemidos no se hicieron esperar, y comenzaron a inundar la habitación junto al seco sonido del choque de sus cuerpos.

Rosalina : Ahhhh, ahhhh, ahhhh, dime Mario ... ¿como se siente? Ahhhhh ¿como lo hago? Ahhhhh ...

Mario : Lo haces ... bien ... ahhhh, ahhh ... pero quiero más ... ahhh ...

Rosalina se acercó a su esposo y lo besó apasionadamente en los labios mientras comenzaba a mover sus caderas más rápido, acostumbrandose a la sensación.

Mario (pensando) : 'Se esta moviendo más rápido ... ahhhh, esto es increíble ... ella lo hace muy bien ... debo ... seguir su ritmo ... al menos hasta que se acostumbre. Para mientras, besare su cuerpo un poco.'

Mario se separó del beso y comenzó a besar los pechos de su pareja, quien lanzó un chillido de placer al aire y continuo con sus tiernos gemidos, pegando la cabeza de Mario a su busto.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhh, ahhhh, siiii, me excita mucho cuando besas mis pechos, ahhhh, ahhhhh, increibleeeeee .... ahhhh, ahhhh! ... ... pero ... comienzo a cansarme ... creo que ¡ahhhh! Es tu turno ...

No fue necesario que Mario respondiera, pues inmediatamente sostuvo la cadera de Rosalina y comenzó a mover la suya de arriba hacia abajo, penetrando rápidamente a su esposa, quien no tardó en responder con un fuerte gemido.

Rosalina : ¡¡Ahhh, ahhhh, ahhhh, ahhhh, ahhhhh, siiiiii, ahhhh, ahhhhh, ahhhhh, es tan ... intensooooo, ahhhh, ahhhh, ahhhhhh, no pareeeees, ahhhh, ahhhh, ahhhhh!!

El seco sonido de sus cuerpos chocando entre ellos se hizo más intenso y ruidoso, y Mario se separó de los pechos de su esposa para verla a los ojos. Ambos estaban sonrojados y gemían constantemente, y ella tenía los ojos entrecerrados y la mirada fija en su esposo.

Mario : ¡Ahhhh, Rosalinaaaaa, ahhhh, ahhhh, me ... me estoy cansandooo!

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhh, ahhhh, esta bien Mario, ahhh, ahhhh, puedes ... parar un poco ... ahhhh, ahhhh, ahhhh!

Mario comenzó a parar poco a poco, tras lo que se levantó y dejó a Rosalina sobre la pequeña mesita en su sala, recostandola.

Rosalina : ¡Ahhh! Esta frío aquí ¡ahhhhhh!

Mario tomó las dos piernas de Rosalina y las separó todo lo que pudo, tras lo que comenzó a moverse nuevamente.

Mario : Lo ... lo siento, ahhhh, pero es para ... descansar un poco, ahhh.

Mario se movía más lento que antes, pero el ritmo con que penetraba a su esposa era suficiente para darle placer a ambos.

Rosalina : Ahhh, ahhhh ¿que pasó? Ahhhh, ahhhh ¿acaso peso mucho?

Mario : No ... ahhh ... pero ... así me siento más cómodo, ahhhh ...

Mario comenzó a ir más rápido, causando que Rosalina estirara sus brazos y se agarrara de la orillas de la mesa mientras gritaba de placer, llegando al punto en que tiró su cabeza para atras y cerró los ojos.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhh, Mario, Mariooooo, ahhhh, ahhhh, ahhhhh, siiii, siiiiii, ahhhh, ahhhhh, voy a ... voy a correrme pronto, ahhhhh!

Mario : ¡Ahhh, ahhhh, esta bien ... hazlo .... ahhhh, ahhhh, terminemos juntos ... ahhhhh, cubre mi miembro con tus fluidos de amor!

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhh, ahhhh, y tu llename con tu semilla, ahhhh, ahhhh!

Mario (corriendose) : ¡¡Rosalinaaaaaa!!

Rosalina (corriendose) : ¡¡Ahhhhh, Mariooooo!!

Después de ese último grito, ambos llegaron a su clímax, terminando juntos. La mesa se manchó con los fluidos de ambos, y poco a poco sus cueepos comenzaron a relajarse. Mario salió del interior de su esposa y se dejó caer en el sillón, jadeando. Rosalina, por su parte, se quedó tendida sobre la mesa, dejando caer sus piernas por la orilla de la misma.

Mario (jadeando) : Ahhhh ... Rosy ... Rosy ... ... guau ...

Rosalina (jadeando) : Mmmariooo ... ahhhh ... mi vientre ... se siente ... cálido ... ahhh ... ... vaya ... eso fue ... en verdad intenso.

Mario : Hay que ... limpiar la mesa ...

Rosalina : Lo se ...

Ninguno de los dos quería moverse, pues aún estaban cansados, por lo que decidieron quedarse tumbados un rato antes de volver a vestirse y comenzar a limpiar el lugar.

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