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Levantandote el ánimo

Mario, el gran héroe del reino Champiñón, se encontraba sentado en la orilla del observatorio espacial viendo a las estrellas, en un intento por aclarar su mente. Habian pasado ya dos semanas desde que se habia quedado atorado aquí a causa del ataque de Bowser, y sentía verdaderamente la presión del tiempo por detenerlo. Esta vez no solo era Peach, o el reino, esta vez era el universo entero el que peligraba, por lo que a veces sentia que tal vez no estaba a la altura de este reto.

En estos momentos se encontraba meditando sobre como obtener una estrella de poder que le estaba dando verdaderos dolores de cabeza. El enemigo que la protegía le habia dado paliza tras paliza, al punto en que decidió probar suerte en otros lados, pero nada surtía. Sin esa estrella de poder, el observatorio no podía avanzar más, y su aventura se veía estancada.

De reojo observaba como los toads del escuadrón toad bromeaban entre ellos junto a Luigi, totalmente despreocupados de lo que fuera a pasar. Tenian su confianza puesta en él, y eso solo lo hacia sentir mas presionado. Volteo la mirada, observando a los destellos flotando de un lado a otro conversando entre ellos. Nuevamente, lucian muy despreocupados, confiados de que él iba a ayudar a reparar su hogar. Incluso el destello que lo acompañaba a todos lados decidió tomar un descanso, saliendo de su cabeza para ir a jugar con sus hermanos, gorra incluida.

Mario aún se encontraba pensando en que hacer cuando tuvo una extraña sensación, como si alguien lo estuviera observando fijamente. De repente, una suave voz femenina se escuchó al lado de él, en un tono calmado y con algo de curiosidad.

???? : ¿Te encuentras bien, Mario?

El héroe de rojo volteo hacia su derecha, encontrandose cara a cara con aquella mujer que conoció al iniciar su aventura: Rosalina, madre de los destellos y protectora del universo. Ella generalmente solo se paraba cerca del núcleo a observarlo, o se metia a la biblioteca para contarles una historia a los destellos. No solia hablar mucho, y se mantenía seria todo el tiempo, sin hacer ni una sola mueca, sin sonreir, sin llorar, sin expresar miedo ... nada. Y el mechón de pelo sobre su ojo derecho no hacia más que aumentar el halo de misterio sobre ella, lo que hacia que Mario se sintiera incómodo al estar cerca de ella, evitando el contacto visual la mayoría del tiempo.

Pero esta vez lucía diferente, lucía ... un poco más humana. Podía ver algo de preocupación en su rostro, y su mirada habia perdido ese curioso brillo que siempre tenia. Mario tragó saliva, pues no se sentía cómodo con la idea de decirle que no estaba seguro de poder ayudarla, menos de salvar al universo y detener a Bowser. Tratando de hacerse el rudo, Mario dejó de verla y dejó su vista fija en el espacio frente a él, hablando con un tono serio y seguro.

Mario : Sí, solo quería estar solo unos segundos.

Aquella mujer de vestido celeste claro sonrio levemente al escuchar la respuesta de su invitado, pues sabia que le estaba mintiendo. Nuevamente volvió a hablar, conservando el tono calmado pero amable.

Rosalina : Se cuando a alguien lo preocupa algo Mario. Has estado ayudandome todo este tiempo, dejame ayudarte también.

Mario cerró los ojos y apretó un poco los puños al verse descubierto. Desvió la vista nuevamente hacia el rostro de su acompañante, topandose con su firme mirada, la cual por algun motivo le daba un sentimiento de calidez que no podia explicar. Esta vez era diferente a todas las anteriores, era como si ella tratara realmente de comprenderlo ... o al menos hasta ahora él se daba cuenta de que ella lo intentaba. Incapaz de seguir haciendose el indiferente ante alguien que genuinamente queria saber que le pasaba, decidió hablar con la verdad.

Mario : Yo ... me siento perdido ... e incapaz de continuar.

El héroe de rojo volvió a mover su rostro, esta vez quedando cabizbajo viendo a sus manos, las cuales colocó entre sus piernas. De reojo alcanzó a ver como aquella misteriosa mujer se alejó de su lado, causando que se sintiera peor. Murmuró para sus adentros cientos de cosas, y todas pasaban por una sola idea: la habia decepcionado.

Estaba pensando cuando todo el lugar se sacudió repentinamente. Pudo ver como el observatorio se preparaba para moverse de ubicación, y muy sorprendido se puso de pie. Sintió un fuerte empujón el cual lo hizo tambalearse, y justo antes de que se fuera de espaldas por la orilla del observatorio, pudo sentir como una delicada mano lo sostuvo. Esta jaló con cuidado hacia adelante, dejandolo de pie, aunque algo confundido. Al poder ver con más claridad, pudo distinguir que Rosalina lo habia detenido en su caída. Al toparse sus miradas, pudo verla sonreír por primera vez en todo el viaje.

Rosalina : Ten cuidado, no quieres mojarte ¿o sí?

Mario se quedó paralizado al verla sonreír, tanto que ni escuchó lo que ella dijo. No solo no la habia visto sonreír antes, sino que su sonrisa era genuina y de oreja a oreja, casi como si intentara no reirse. Era extraño ... pero acogedor, como si estuviera ayudandolo a relajarse, y vaya que funcionó, pues lo hizo sonreír levemente.

Sospechando que le habia dicho algo importante, Mario decidió voltear para darse una idea de en donde estaban. Para su sorpresa, vio lo mismo que antes: el espacio, pero lo veia ... de una manera curiosa. Estaba duplicado respecto a un eje de simetría, como si estuviera viendo una porción del espacio reflejada respecto de la otra.

De repente, varios destellos salieron volando hacia afuera y pasaron tocando una parte del exterior, generando pequeñas ondas por donde pasaban. Fue entonces que Mario comprendio donde estaban: se encontraban ensima de una enorme masa de agua cristalina, la cual reflejaba a la perfección el cielo nocturno sobre ellos. Vio como los destellos se dedicaban a jugar en el agua, en una vista que retaba sus sentidos al máximo, pues era muy difícil distinguir el agua del cielo.

Rosalina : Siempre que necesito pensar vengo aquí, pues los destellos adoran jugar en el agua.

La serena voz de su acompañante sacó a Mario de sus pensamientos, haciendolo voltear.

Mario : Oh ... bueno, no era necesario venir hasta aquí.

Rosalina : Sí lo es ¿sabes? No hemos tenido tiempo para hablar de manera tranquila ... tal vez ahora sea un buen momento.

La mujer de vestido celeste caminó hasta la orilla del observatorio, sentandose en la misma. Con sumo cuidado y una delicadeza increíble, tomo la orilla de su vestido y lo levantó hasta la altura de sus rodillas. El rostro de su acompañante se encendió bastante, quedando del color de su camisa. Intentó apartar la vista, pero algo dentro de él lo instaba a seguir observando el fino cuerpo de aquella mujer.

Rosalina, por su parte, no pudo evitar volver a sonreír al notar la respuesta de Mario ante sus acciones.

Rosalina : Tranquilo ... solo quiero meter mis piernas en el agua.

Ella se quitó los zapatos y los dejó a un lado, sacando sus piernas descubiertas por la orilla del observatorio. Con cuidado fue metiendolas en el agua, hasta que toda la parte baja fue cubierta. Ella seguia sonriendo, y comenzó a mover sus piernas de adelante hacia atras, jugando con el agua. Repentinamente volteo a ver a su acompañante.

Rosalina : Intentalo, veras que te sientes mejor. Y no te preocupes por el agua, esta templada.

Mario no tenia muchas ganas de jugar con agua, pero rechazar la invitación seria descortés, por lo que la aceptó. Se sentó cerca de la orilla, se quitó los zapatos y los calcetines, se subio el pantalon hasta las rodillas, y se acercó a la orilla, metiendo sus piernas en el agua. Al inicio tocó levemente la orilla con uno de sus dedos, dandose cuenta de que efectivamente el agua tenia la temperatura ideal, ni muy fría ni muy caliente. Ya más confiado, decidió seguir hasta quedar sentado justo en la orilla, comenzando a mover sus piernas dentro del agua.

Se sorprendió de lo delgadas que eran las piernas de Rosalina comparadas con las suyas, al igual que sus pies, los cuales eran pequeños. A ella pareció llamarle la atención esta actitud.

Rosalina : ¿Puedo saber que llama tu atención de mis piernas?

Mario levantó rápidamente la vista, topandose con el rostro de Rosalina, quien no parecía estar enojada ... simplemente habia preguntado por genuina curiosidad, sin malicia alguna.

Mario : Em ... bueno, es que ... son delgadas y delicadas ... ya sabes, sin dejar de ser sanas.

Rosalina : Ya veo ... así que llaman tu atención.

Mario : Un poco ... tal vez.

Rosalina : Bien ... y dime ... ¿te sientes más cómodo y relajado?

Mario : Un poco ... gracias.

Rosalina : Aún no me agradezcas, que solo estamos empezando. Pero tomate tu tiempo ... no me molesta quedarnos en silencio unos minutos.

Ella volvio a ver hacia el horizonte, quedando el ambiente en silencio. Mario la siguio observando, aún sin saber muy bien que era lo que llamaba tanto su atención sobre ella. Finalmente, decidió hablar con ella sobre sus dudas e inseguridades.

Mario : Veras ... yo estoy teniendo problemas con una estrella de poder y ... últimamente me pongo a pensar ... ¿y si no tengo lo necesario para poder conseguirla? ¿y si no puedo detener a Bowser y salvar al universo? ¿y si ... no puedo ayudarte como prometi?

Rosalina volteo a verlo nuevamente.

Rosalina : ¿Y que te hace pensar en eso?

Mario : Que todo esto parece ser demasiado para mi ... las expectativas son enormes ahora y ... y no se si ...

Rosalina posó ligeramente su mano sobre el hombre de Mario, como una señal de compañerismo. Esto causó que Mario se sintiera algo nervioso, y que clavara su mirada en el rostro de aquella mujer.

Rosalina : Estas dejando que todo esto te afecte demasiado, y pierdes de vista el porque lo estas haciendo Mario, ¿lo recuerdas? Quieres salvar a tu persona especial, fue eso lo que te llevó al espacio en primer lugar.

Mario : Supongo que ... tienes razón.

Rosalina : Si solo te centras en eso, si realmente la quieres salvar con todo tu corazón, entonces podras superar cualquier obstaculo, Mario. Eres muy valiente y siempre piensas en los demás antes que en ti mismo, es por eso que todos confian en ti para acabar con este problema ... es por eso que yo confio en ti.

Mario : Pero ...

Rosalina : Nada de peros, Mario. Le has devuelto la vida a mi hogar, y se que no solo me ayudas para que yo pueda llevarte hacia el centro del universo, sino que también lo haces porque genuinamente quieres ayudarme. Y yo se que puedes hacer esto Mario ... jamas dude, o dudare de ti y de lo que puedes conseguir cuando te propones una meta.

Mario : ¿En ... en serio?

Rosalina : Claro ... es por eso que te confie el cuidado del destello que te acompaña a todos lados. Y lamento no poder ser capaz de agradecertelo lo suficiente ... y por eso es que quiero ayudarte en este momento, como una manera de decir "gracias".

Mario la vio fijamente, dandose cuenta de que estaba hablando en serio. Nuevamente se quedó observando hacia donde estaban todos los destellos jugando en el agua.

Mario : Oye Rosalina ... nosotros ... ¿somos amigos?

Rosalina : Yo puedo ser lo que tu quieras Mario, tu amiga, o solo una mujer que conociste de casualidad en una de tus aventuras.

Mario : Pues ... no me vendria mal tener a una amiga como tu.

Mario la volteo a ver con una sonrisa en su rostro, y para su sorpresa, ella le sonrio como respuesta.

Rosalina : Sabes que puedes contar conmigo.

Mario : Lo se.

Ella lo tomo con cuidado entre sus brazos, pegandolo a ella para un cálido abrazo de consuelo y amistad. Mario sintió como una de sus piernas tocaba una de las de ella, sintiendo la suavidad de su piel. Ella lo aprisiono entre sus delicados brazos, colocando una de sus manos en su espalda y la otra en la parte de atras de su cabeza, la cual comenzó a acariciar. Mario movio su rostro hacia el lado, pues por la diferencia de tamaños, este quedaba justo ensima del suave busto de su nueva amiga. Él fue capaz de sentir sus suaves latidos, así como la calidez que ella emanaba y que lo rodeaba gracias al abrazo. Su vestido era muy suave, otorgandole una sensación bastante placentera. Juntando todas esas sensaciones, fue inevitable que Mario se sonrojara.

Luego de unos pocos segundos, Rosalina posó su rostro sobre la cabeza de Mario, dandole un tierno beso, para después comenzar a separarse. Mario sentía su corazón latiendo a mil por hora, pues era la primera vez que una mujer lo abrazaba así ... desde su mamá.

Rosalina : Dime ... ¿te sientes mejor, amigo?

Mario : Sí ... ya me siento mejor ... y con ganas de continuar.

Rosalina : Bien ... continuaremos pronto, pues yo tambien quiero relajarme.

Mario vio como ella saltaba hacia el agua, convirtiendo su vestido en un bañador que cubría todo su torso. Salió del agua, quitandose el pelo mojado del rostro y le tendio la mano con una sonrisa en su rostro. Mario decidió que podía darse el lujo de relajarse un poco con su nueva amiga, así que la tomó de la mano y dejo que lo jalara al agua, adquiriendo también un bañador para la ocasión.

Ya en el agua, Rosalina se sostuvo de la orilla.

Rosalina : Vayamos con los destellos ... ¡el último en llegar hace el almuerzo!

Ella se dio un buen empujón desde la orilla, comenzando a nadar hacia el lugar acordado.

Mario : ¡Oye, no seas tramposa!

Mario se pegó a la orilla y también obtuvo un buen empujon, nadando justo detras de ella mientras ambos reían. Era la primera vez que la oía reir, y su risa era más dulce y tierna de lo que habia pensado. Ya sin penas en su mente, Mario pasó unas cuantas horas jugando con todos, sorprendiendose de que Rosalina tuviera un lado tan juguetón y algo infantil. Tal vez ... debia tomarse el tiempo de conocerla mejor, y no juzgarla por la primera impresión. Después de todo, iban a pasar un buen tiempo juntos, al menos hasta que la aventura terminara...

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