Especial de navidad
El invierno ha llegado al reino metropolitano, en donde su ciudad capital (Nueva Donk) se encuentra llena de luces de colores y coronas de cipres por todas las calles. A donde quiera que vayas puedes sentir olor a chocolate caliente, así como escuchar a niños jugando en la nieve o a los adultos discutiendo entre ellos en los centros comerciales. Ya es 24 de diciembre y el ambiente de fiesta se respira en todos lados. La alcaldesa en persona ayudó a colocar el enorme árbol en el centro de la ciudad, cerca del ayuntamiento, y en estos momentos se alista para el gran festival navideño, el cual empezara con fuegos artificiales desde las 11:30 de la noche, para así recibir la media noche en medio de la fiesta.
Pero este ambiente ajetreado y lleno de diversas familias no es el escenario de esta historia, sino una pequeña casa en las afueras de la ciudad, de la que sale un auto rojo en dirección a los límites de la ciudad. Para suerte de quien conduce, el tráfico es casi nulo a estas horas, pues la gran mayoría de compradores de última hora toman otras rutas más concurridas, dejando el camino a seguir bastante despejado. En cuestión de minutos ya se encontraba cerca de su destino, y pronto comenzó a dislumbrar a una joven rubia sentada en una banca. Ella iba vestida con un pantalón azul oscuro con estampados de estrellas plateadas, un abrigo azul claro, una bufanda celeste y un gorro blanco que cubría parte de su cabello. Sus manos estaban cubiertas por guantes blancos, y a la par de ella se encontraba sentado un pequeño destello con un gorro rojo navideño, el cual tenía bordada la M roja, pues el destello insistió en que la bordaran a su gorrito de fiesta.
El automóvil se detuvo frente a la joven, quien se levantó de la banca. La puerta del conductor se abrió, y sin pensarlo mucho, el destello se arrojó sobre quien había salido del auto. El joven que se había bajado comenzó a reír mientras el pequeño se metía debajo de su gorro rojo y comenzaba a jugar con su pelo, pues ya ambos estaban acostumbrados a ello. La joven esbozó una pequeña sonrisa en sus pequeños labios, tan elegante como siempre.
Rosalina : Veo que ambos se extrañaron.
El destello regresó volando junto a su mamá, quedandose justo a la par de su cabeza.
Mario (rascando su cabeza) : Jeje, siempre es un placer para mí poder verlos a ambos.
El joven héroe del reino Champiñón caminó hasta la puerta del copiloto, abriendola. Con una pequeña reverencia señaló al interior del carro.
Mario (fingiendo ser un chofer de limusina) : Su carroza esta lista, mi lady.
Rosalina : ¿Siempre eres así con las chicas?
Mario (se pone serio) : Solo con las que me conocen lo suficiente como para no verme como un idiota jeje.
Mario extendió su mano hacia Rosalina, quien gustosamente la tomó y subió al auto acompañada del pequeño destello, quien se sentó entre sus piernas. Mario cerró la puerta del auto, tras lo que Rosalina se colocó el cinturón de seguridad, cubriendo al destello.
Destello (tocando el cinturón) : ¿Para que es esta cosa, mamá?
Rosalina : Es para evitar accidentes.
Destello : ¿Nos vamos a accidentar?
Rosalina (rie suavemente) : No pequeño, es solo como precaución. No todos manejan de forma cuidadosa como Mario ¿sabes?
Destello : Oh ... entiendo.
Mario entró del otro lado del carro, sentandose frente al timón. Él iba vestido con un pantalón negro y un abrigo rojo con bordados blancos, llevando además guantes rojos, algo nuevo en cuanto a su estilo usual.
Mario (quita el freno de mano) : ¿Sabes? Pudiste transportarte a la casa de mis padres, no era necesario que viniera a traerte. Pasaste frío por gusto.
Rosalina (niega con la cabeza suavemente) : Nada de eso, decidí que vinieras a traerme hasta aquí para poder hablar. Siempre es divertido tener conversaciones contigo.
Mario (comienza a conducir) : Así que soy tu payaso ¿eh?
Rosalina : No ... simplemente me hacer reír con tus ocurrencias, eso es todo. Además, tu fuiste quien me introdujo al resto, así que eres en quien más confío del grupo.
Mario : Tiene sentido.
Ambos se quedaron en silencio mientras Mario conducía por la vacía carretera. El destello se quedó viendo a la ventana lateral, comenzando a contar todos los árboles que viera pasar.
De repente, Mario rompió el hielo.
Mario : Oye ... no tenías que venir.
Rosalina : ¿Disculpa?
Mario : Ahora podrías estar celebrando las fiestas con tus hijos, y en vez de eso estas aquí ... yo no quiero que vengas obligada.
Rosalina : Yo decidí venir porque mi amigo me invitó a una fiesta en casa de sus padres, y pensé que sería bonito ir. Nadie me esta obligando.
Mario : Bueno, no es que alguien te este obligando, es más como ... como una obligación moral. Ya sabes, cuando te invitan a algún lugar y aceptas solo por ser cortés o porque sientes lástima de quien te invitó.
Rosalina : Pues, no se mucho de relaciones interpersonales, pero me decepciona un poco que creas que puedo ser falsa, Mario. Además, hacer cosas lindas por los demás porque te sientes moralmente obligado es malo, puedes dar una idea falsa de ti mismo. Así que, dime ¿tu alguna ves lo has hecho?
Mario miró fijamente al camino, evadiendo la penetrante mirada de la princesa del cosmos.
Mario : Este ... sí ... a veces.
Rosalina : Pues no deberías, así como tampoco deberías asumir que solo porque tu haces algo, todos los demás también lo hacen.
Ambos volvieron a quedarse en silencio, pero esta vez fue realmente incómodo. Mientras, el pequeño destello continuo con su juego, muy a pesar de no estar compitiendo contra nadie, sino que simplemente lo hacía para pasar el rato, escuchando de fondo lo que los adultos discutían.
De repente comenzó a nevar, y el destello olvidó por completo su juego de contar árboles para centrarse en los copos de nieve que caían del cielo. Rosalina también desvió su mirada hacia la nevada, quitando de manera incosciente un poco de presión sobre Mario, quien comenzó a relajarse mientras encendía los parabrisas. De reojo vio a su amiga, notando como veia la nieve de forma especial, como si fuera la primera vez que veia nevar.
Mario (intentando romper el hielo) : Para ser conocida como la viajera de las estrellas, es raro que una nevada te sorprenda tanto.
Rosalina ignoró por completo el comentario de Mario.
Mario : El sarcasmo no era para ofender, era para dar una transición cómica y ... ... ... solo olvidalo.
Un leve sonrojo de vergüenza se formó en las mejillas de Mario, quien comenzó a insultarse en su mente mientras veía al camino. Rosalina no era como el resto de personas a las que había conocido, ella era ... diferente, especial a su manera. Había sido difícil conseguir acercarse a ella, así como ganarse su confianza y su amistad, y a veces Mario olvidaba eso y cometía errores estúpidos que podían hacerle perder esa confianza especial que tenía Rosalina en él.
Rosalina (repentinamente) : He visto nevar en varios planetas, algunos más hostiles que otros, pero verlo ahora es especial ... aunque me es difícil decir porque. Creo que ... porque me recuerda a mi infancia, cuando salía a jugar en la nieve con mi familia.
Mario (calmado) : Yo ... lo siento. Siento haber desconfiado de ti y lamento haber tenido esa actitud. Estuvo mal de mi parte.
Rosalina (voltea a ver a Mario) : Esta bien, no es la gran cosa después de todo. Y la verdad, estoy algo nerviosa por esto.
Mario : ¿De verdad?
Rosalina : Sí, digo, conoceré a nuevas personas y no se que decir o como actuar.
Mario (sonriendo) : Solo se tu misma, fingir que eres alguien más para impresionar a otras personas suele salir muuuuy mal.
Rosalina : Veo que ahora eres tu quien me aconseja.
Mario : Bueno, después de algún tiempo de conocerte algo se me iba a pegar.
Rosalina : Que suerte que fue algo bueno.
Mario : ¿Y corría el riesgo de que me pegaras una mala actitud tuya?
Rosalina volvió a voltear, viendo fijamente a la nieve mientras ocultaba una pícara sonrisa en su rostro.
Rosalina : Nadie es perfecto.
Mario (rie suavemente) : Buena respuesta.
Ambos volvieron a quedar en silencio, un agradable y cálido silencio, y al cabo de unos minutos llegaron a la casa de los papás de Mario. Este último parqueo el auto, tras lo que se bajó del mismo y abrió la puerta de Rosalina, ayudandola a bajar. El pequeño destello se quedó flotando cerca de su mamá.
Mario : Solo recuerda no hacerle mucho caso a lo que digan mis padres, ellos suelen emocionarse cuando llevo a una mujer a la casa, especialmente mi mamá.
Rosalina : Lo tomaré en cuenta.
Mario tocó el timbre, tras lo que Luigi abrió la puerta. Después de los saludos, Mario y Rosalina entraron a la casa, dejando sus abrigos en la entrada, junto a sus guantes y gorras, pues ya se podía sentir el calor de la chimenea. Todos caminaron hacia la sala, en donde Daisy estaba terminando de adornar el árbol.
Daisy (sacude su mano en el aire) : ¡Hola Rosa!
Rosalina : Hola Daisy.
Daisy : Debo decir que no esperaba verte hoy por aquí.
De repente se escuchó una voz femenina viniendo desde la cocina, quien preguntaba quienes habían llegado a la casa.
Mario : ¡Soy yo mamá, ya regresé junto a Rosalina!
Una mujer de unos sesenta años se asomó a la sala, llevando su pelo entre negro y gris metido dentro de una redesilla de cocinera. Llevaba una camisa roja de botones y un pantalón negro, y sus ojos azules se clavaron en Rosalina, a quien vio de pies a cabeza antes de sonreir y acercarse a saludar a los que habían llegado.
Mamá (abraza a Mario) : Que bueno que al fin llegas, creo que tu padre necesita ayuda para bajar unas cosas.
Mario (se separa del abrazo) : Lo supuse (mira a Rosalina) a él le encanta bajar su tocadiscos para las reuniones familiares, aunque sea el método más complicado para oír música.
El pequeño destello salió volando hacia Mario, colocandose justo ensima de su cabeza.
Destello : Yo quiero ver el como se llame ... además me guataría conocer tu casa, pues tu ya conoces la mía.
Mario (rie) : Me parece justo, siempre y cuando no se moleste tu mamá.
Rosalina (sonriendo levemente) : Para nada, se que contigo siempre esta a salvo.
Durante toda la escena, la mamá de Mario no les quitó la vista de ensima, alternando entre ambos. Una vez que Mario y el destello salieron de la sala, ella se acercó a Rosalina y la saludó con un cálido abrazo, lo que tomó a la rubia por sorpresa.
Mamá : Así que tu eres la famosa Rosalina ¿eh? Debo decir que Mario no mentía cuando dijo que eras grande.
Rosalina (sin palabras) : Eh ... hola ... es un ... gusto.
Rosalina correspondio al abrazo, tras lo que la mamá de Mario se separó de ella.
Mamá : Y dime ¿sabes cocinar, querida? Porque en verdad necesito ayuda en la cocina.
Rosalina : Claro, sera un placer ayudar señora Bros.
Mamá (rie) : Oh, vamos, no debes ser tan formal, solo llamame Jennifer.
Rosalina : Sí ... Jennifer.
Ambas comenzaron a caminar a la cocina, y Rosalina vio de reojo a Luigi y Daisy terminando de adornar el árbol a la par de la chimenea mientras conversaban entre ellos, tras lo que consiguió voltear a tiempo antes de darse en la cabeza con el marco de la puerta de la cocina.
Jennifer (voltea) : Ups, olvide mencionar que algunos marcos son algo bajos jiji, como veras la mayoría en nuestra familia son bastante bajitos.
Rosalina (pasa agachada) : No pasa nada, puedo modular mi altura según sea necesario.
La princesa del cosmos redució su tamaño, quedando del mismo tamaño que Daisy.
Jennifer : Guau ... impresionante. Realmente verte y escuchar sobre ti son dos cosas totalmente distintas.
Rosalina : Puedo deducir que Mario ha hablado mucho de mí.
Jennifer (se pone un delantal) : Ay querida, eres lo único que ha tenido en la boca los últimos días que hemos hablado.
Un leve rubor se formó en las mejillas de Rosalina al escuchar lo mucho que Mario hablaba de ella, más por vergüenza que por otra cosa, tras lo que caminó hasta la estufa, poniendose a la par de Jennifer.
Rosalina : Bueno, somos amigos muy cercanos y él me ha ayudado a socializar de mejor manera, así que es normal que quiera darme a conocer.
Jennifer (pensando) : 'Vaya, ese tono tan serio que tiene después de haberle dicho eso ... o no siente nada por Mario, o en verdad no sabe distinguir cuando un hombre esta enamorado.' (hablando) Supongo, Mario siempre ha sido así, ayudando a otros sin pedir nada a cambio.
Rosalina : Lo se ... y por eso es que confío mucho en él.
Jennifer : Bien querida, necesito que te quedes aquí con la salsa mientras yo reviso si la pierna ya esta lista.
Rosalina : Claro.
La rubia se quedó cerca de la estufa mientras Jennifer revisaba el horno, tras lo que comenzó a ayudar a picar algunas verduras para la salsa y ayudó a preparar la ensalada y el puré de papas. Mientras iba de un lado a otro de la cocina pasó observando varios cuadros de la familia de Mario, incluyendo algunos de él y de Luigi de niños, lo que instintivamente la hizo sonreir. Desde la cocina vio a Mario ayudando a su papá a colocar su tocadiscos, y una suave música llenó el ambiente, causando que el destello comenzara a bailar en la cabeza de Mario.
Ella ya había estado en algunas reuniones con sus amigos, pero esta era diferente. Se podía sentir el ambiente familiar, y eso era algo que no sentía junto a otros humanos desde que abandonó su hogar junto al destello cuando era una niña.
Jennifer : ¿Sabes? Mario te admira mucho.
Rosalina (curiosa) : ¿En serio?
Jennifer : Sí. Él suele decir que anhela ser tan fuerte como tu algún día.
Rosalina : Estoy segura de que él ya es bastante fuerte.
Jennifer : No hablo de fuerza física cariño, hablo de fuerza emocional. Él sabe lo difícil que debió ser pasar por lo que has pasado, y aún así aquí estas. A pesar de todo seguiste adelante, sin rendirte, y por eso te admira. Eres quien lo inspira a seguir adelante en las dificultades, y por eso es que eres a ti a quien busca cuando se siente mal o tiene problemas muy serios. Significas mucho para él, y bueno, ya me había dicho que eras muy bonita, con bastante lujo de detalle.
Un fuerte sonido se escuchó a espaldas de Jennifer, y al voltear se encontró a Rosalina recogiendo unas papas del suelo, pues había botado la olla donde las estaba colocando. Ella estaba de eapaldas, ocultando así su ya notorio rubor, el cual había ido creciendo mientras escuchaba a la mamá de Mario hablando.
Rosalina (recogiendo) : Lo ... lo siento, me despiste un momento.
Jennifer (se agacha para ayudarla) : Tranquila, los accidentes pasan.
En ese momento, Mario y el destello entraron a la cocina, tras lo que terminaron de ayudar a recojer las cosas del suelo. El destello se colocó justo sobre la cabeza de Mario, luciendo como un gracioso sombrero con ojos, que además tenía un gorro navideño ensima.
Jennifer : Así que estos son los destellos ... em ... ¿puedo tocarlo?
El destello se aferró a la cabeza de Mario, quien puso una mano sobre el mismo para calmarlo.
Mario : Tranquilo, ella es mi mamá.
El destello levantó la vista y bajó de la cabeza de Mario, tras lo que flotó lentamente hacia Jennifer, quedando cerca de ella. La mamá de Mario estiró su mano y lo puyo, causando que el pequeño sintiera cosquillas, tras lo que ella lo sostuvo en sus manos y comenzó a jugar con él.
Jennifer (riendo) : Nuevamente tenías razón hijo, los destellos son muy suaves y tiernos.
Mario (sonriendo) : Sí, lo son. (mira a Rosalina) Oye, te encogiste.
Rosalina : Bueno, para mí es más cómodo así, no quiero ser una molestia.
Mario : No lo eres, además ... creo que tu estatura es parte de ... tu encanto.
Rosalina se quedó en silencio, el cual fue cortado por la alarma del horno, indicando que la pierna estaba lista.
Jennifer (suelta al destello) : ¡Bien! Ya es hora de comer.
Entre Mario y Rosalina se llevaron toda la comida de la cena al comedor, en donde Rosalina saludó al papá de Mario, un hombre llamado James. Una vez que toda la comida estuvo lista, todos se sentaron a la mesa, quedando Mario a la par de Rosalina. El destello se sentó en las piernas de su mamá, quedando al nivel de la mesa, y Rosalina regresó a su tamaño normal.
Jennifer : Oye Rosalina ¿no vendran el resto de tus hijos?
Rosalina : No, no creo que quepan en esta casa.
James : Entonces vamos a la tuya.
Rosalina : ¿Que?
Jennifer : ¡Exacto! No puedo permitir que una familia este separada en visperas de navidad.
Rosalina : Bueno, es que ... seguro Mario ya les habra dicho pero ... yo vivo en el espacio, literalmente.
Jennifer : Lo sabemos, y seguro con tu magia podras llevarnos allí.
Daisy : Eso sera divertido, digo, yo jamás he visitado tu hogar.
Rosalina : Bien, si todos estan de acuerdo...
Rosalina sacó su varita de su bolsillo y la levantó en el aire, creando una burbuja alrededor de la mesa, la cual transportó a toda la familia directo al centro del observatorio. Los destellos se asustaron al inicio, pero luego comenzaron a volar hasta su mamá.
Mario (levantandose con una sonrisa) : Creo que necesitaremos una mesa más grande.
Rosalina usó su magia para extender la mesa, tras lo que los destellos fueron acomodandose poco a poco. Polari también terminó acercandose, y finalmente Rosalina volvió a usar un poco de su magia para poner luces en todo el observatorio.
Daisy (viendo a su alrededor) : Guauuu ... es impresionante.
Jennifer : Es ... hermoso.
James : Debo decir que tienes una vista envidiable.
Rosalina : Sí ... las estrellas jamás dejan de sorprenderme.
Mario (viendo a Rosalina) : No eres la única...
Una vez que todos se acomodaron, comenzó la cena. Las anecdotas no se hicieron esperar, y aunque al principio las vergonzosas eran solo sobre Luigi, Daisy decidió meter a Mario a la conversación, dandole rienda suelta a su mamá para que hablara de él.
Jennifer (en medio de una historia) : ... así que lo siguiente que vi fue a Mario corriendo desnudo por todo el segundo piso en busca de una toalla jajajaja...
Mario (del color de su camisa) : ¡¡Mamaaaaaa!!
Polari (riendo a carcajadas) : ¡Jajajajajajajajaja, en verdad eres tonto!
Mario : ¡Fue ... fue un accidente, no tenia ni idea de que mi toalla se iría entre el inodoro!
Mario volteo a ver, sorprendiendose de lo que vio. Rosalina estaba tapandose la boca, totalmente roja por estar aguantandose la risa, y después de unos segundos ya no pudo más y comenzó a reír. Era raro verla reir tan abiertamente, ya que normalmente era bastante seria y elegante, por lo que Mario no pudo evitar comenzar a reír también. Después de todo, reirse de uno mismo es bastante sano.
El resto del almuerzo fue bastante entretenido, y Rosalina poco a poco fue soltandose, mostrando un lado un poco más relajado y juguetón, la personalidad que habría tenido de no ser por todo el tiempo que estuvo sola en el espacio, sin otro contacto que no fueran los destellos.
Mario (ve su reloj) : ¡Vaya! Ya son las 11:30 de la noche en la Tierra ... si que se pasa rápido el tiempo jeje.
Daisy : Creeme, el tiempo vuela cuando me burlo de ti, siempre es así.
Mario (suspira) : Lo que sea...
Rosalina : Entonces creo que es hora de recoger esto.
Rosalina volvió a sacudir su varita, tras lo que la mesa desapareció junto a todos los platos y las sillas.
Rosalina : Ya todo esta lavado y guardado, para cuando regresen a su casa ya solo iran a dormir.
James : Impresionante (mira a Mario) ¿Porque aún no es tu novia?
Mario (avergonzado) : ¡¡Papaaaa!!
Jennifer pellizcó a su esposo por el comentario, y Rosalina bajó la vista.
Rosalina (nerviosa) : No ... no pasa nada Jennifer ... fue ... fue solo una broma.
Luigi (intentando salvar la situación) : ¡Oigan! Vamos todos a la sala ¿de acuerdo? Allí pasaremos la media noche.
Todos estuvieron de acuerdo con Luigi rápidamente, pero antes de ir a la sala, Mario le pidió a Rosalina que lo mandara a su casa, pues debía ir a buscar algo. Al regresar lo hizo con una caja celeste con un moño amarillo claro, la cual dejó sobre sus piernas al sentarse en la sala. Todos vieron a Mario con curiosidad, por lo que decidió levantarse y caminar hasta Rosalina, ofreciendole el paquete.
Mario : Feliz navidad, Rosalina.
Ella tomó el regalo bastante sorprendida, tras lo que lo abrió, quedandose sin palabras al verlo: se trataba de una pintura de ella de niña junto a sus padres.
Mario (se vuelve a sentar) : Intente recrear la foto que tenías lo mejor que pude, y ya que ningún método digital me convenció, decidí que si la foto se rompió en el ataque de Bowser a tu hogar, tal vez un buen reemplazo sea una pintura.
Rosalina (mira a Mario con los ojos llorosos) : ¿Tu ... tu la hiciste?
Mario : Sí ... y me tome algunas libertades, como poner a tu mamá sonriendo en vez de seria. Así, la recordaras siempre con una sonrisa, porque estoy seguro de que ella siempre te ve sonriendo, orgullosa de la persona que eres...
Unas lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Rosalina y cayeron por su rostro mientras una sonrisa comenzó a formarse lentamente en su rostro.
Mario : Eh ... ¿estas bien? ... yo ... yo no quería ...
Rosalina dejó el cuadro a la par de ella y se levantó, tras lo que se arrojó sobre Mario, abrazandolo. Todos voltearon a ver, observando como el rostro de Mario se teñía de rojo mientras Rosalina estaba recostada sobre su pecho, estando de rodillas frente a él.
Rosalina : Son lágrimas de felicidad ... me encantó el regalo ... es increíble ...
Mario vio a Luigi y a Daisy, quienes se abrazaron. Por fortuna, Mario entendió la indirecta y abrazó a Rosalina, apoyando su rostro sobre su rubia cabellera, la cual era bastante suave. Ambos comenzaron a separarse lentamente, viendose a los ojos, momento en que se dieron cuenta de lo sonrojado que estaba el otro.
Mario levantó ligeramente el rostro, notando que toda su familia le estaba apuntando con el dedo hacia arriba, por lo que decidió levantar la vista y ... se topó con un par de destellos sosteniendo un muerdago ensima de él y de Rosalina. Ella también levanto la vista con curiosidad.
Rosalina : ¿Porque los destellos estan sosteniendo eso?
Mario (nervioso) : Eh ... por nada.
Daisy : Es una pequeña tradición que tenemos en la Tierra para los enamorados. Si se paran dos personas debajo del muerdago, deben besarse.
Daisy comenzó a besar al aire, consiguiendo molestar bastante a Mario.
Rosalina (baja la vista) : ¿Eso ... es verdad?
Mario (mira a Rosalina) : Sí ... pero es solo una tradición, no es obligación, de hecho hasta me parece estúpido y ...
Rosalina se inclinó rápidamente, dejando su rostro a pocos centímetros del de Mario, quien pudo sentir como todo su cuerpo comenzaba a temblar. Ella colocó sus manos sobre su rostro, y cerró los ojos.
Rosalina (en un leve susurro) : Si no te molesta ... a mi tampoco.
Mario (cerrando los ojos) : Ro ... Rosalina ...
Rosalina : Feliz ... navidad ...
Rosalina se inclinó levemente hacia adelante, juntando sus labios con los de Mario. Los destellos comenzaron a reír, y todos los demás los vieron fijamente mientras las alarmas comenzaban a sonar: ya era medianoche en la Tierra, por lo que todos empezaron a repartir saludos y abrazos. Por su parte, Mario y Rosalina se separaron lentamente, pegando sus frentes.
Mario : Eso ... eso fue ...
Rosalina (sonriendo) : Lindo y dulce ...
Mario (sonrie) : Sí ... lo fue ... pero ¿porque?
Rosalina : Porque ... te amo, Mario. Lo que siento por ti es algo que no siento por nadie más, es ... algo especial. Realmente no se como describirlo ...
Mario (pone su pulgar en sus labios) : No necesitas hacerlo ... porque yo también te amo. Puede que tengamos actitudes distintas, pero en verdad siento que tu me complementas, y cuando estoy contigo, nada más importa.
Rosalina sonrio y se subió al sillón junto a Mario, sentandose en sus piernas y dejando que él la tomara de la cintura, tras lo que acomodó su cabeza sobre su pecho, dejando que su pelo cayera sobre él. Algunos destellos fueron a sentarse en las piernas de su mamá, y otros sobre la cabeza de Mario y a sus lados. Ambos rieron, tras lo que se vieron fijamente a los ojos. Comenzaron a inclinarse para darse otro beso, cuando de repente Daisy apareció detrás de ellos llevando un gorro de navidad, tras lo que los abrazó.
Daisy : Muy bien tortolitos, aguantense un poco más a la foto de la familia, y luego ya si quieren los dejamos solitos jejeje.
Mario : Argh, no puede ser.
Rosalina : Bueno, espere miles de años para estar con la persona indicada, así que no me molesta esperar unos cuantos segundos más.
Daisy (le da un sape a Mario) : ¿Ves? Algo de ella deberías aprender.
Mario : ¡A diferencia de Rosalina, mi paciencia si tiene límites!
Luigi (Colocandose a la par de Daisy) : ¡Sonrian!
La cámara tomó la foto, en la cual Mario y Daisy salieron peleandose entre ellos, jalandose del pelo y el bigote. Luigi salió tapandose la cara de la vergüenza, Jennifer y James salieron riendo, los destellos trataban de separar a quienes se estaban peleando y Rosalina salió ocultando su risa. Una familia muy entretenida, sin duda ...
Y de mi parte ¡¡Feliz navidad y feliz año nuevo a todos!! 🥳🥳
Que disfruten de estas fiestas, y que el próximo año sea de mucho provecho para todos 😀😁
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