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Entre dos corazones

Era una tarde lluviosa en el ya conocido reino Champiñón, pero a pesar de dicha lluvia, el toad cartero no dejaba de trabajar. Cubierto con una capucha que evitaba que se mojara, este diligente servidor público se dirigía a entregar una carta muy especial. Adentrandose en la zona alejada de la ciudad principal, llegó hasta una casa un tanto apartada del resto, la casa de los legendarios hermanos Mario, héroes del reino. Tocó la puerta una vez, escuchando movimiento dentro de la casa. Unos segundos después la puerta se abrió, mostrando a Mario del otro lado.

Toad : ¡Buenas tardes señor Mario!

Mario (sorprendido) : Hola, em ¿puedo saber porque saliste con este torrencial?

Toad (saca una carta de su bolsillo) : Sabes que siempre hago mi trabajo.

Mario (se rasca la cabeza) : No debiste hacerlo, pudo esperar.

Toad (le da la carta) : Esta es una carta muy especial, creeme.

Mario (toma la carta) : Gracias, y dime ¿no gustas algo de beber?

Toad : Pues me gustaría un poco de café para calentarme, si no es molestia.

Mario : Para nada, ven, entra y calientate un poco.

El toad cartero entró a la casa, tras lo que Mario cerró la puerta. El invitado procedió a quitarse la capa, colgandola en el lugar designado para ello, tras lo que se secó los zapatos en una alfombra en la entrada y comenzó a caminar hacia el interior.

Mario : La chimenea de la sala esta encendida, por si quieres ir.

Toad : Gracias. Usted siempre es muy atento con nosotros señor Mario, por eso lo queremos y respetamos tanto.

Mario (sonriendo) : No tienes que agradecer nada, y sabes que puedes llamarme solo Mario.

El héroe de rojo fue a la cocina a preparar dos tazas de café, dejando la carta sobre la mesa de la sala. El toad cartero, mientras, se fue a sentar en un sillón de la sala frente a la chimenea, extendiendo sus manos para calentarlas.

Toad : ¿Y Luigi?

Mario (haciendo el café) : Esta de vacaciones en Sarasaland.

Toad : Así que los rumores son ciertos.

Mario (llegando con las tazas) : ¿Que rumores?

Toad : Ya sabes ... que él y la princesa Daisy son pareja.

Mario le entregó una taza al toad y él se quedó la otra, sentandose en otro sillón cerca de la chimenea.

Mario : Sí, es verdad, aunque no me gusta que hayan rumores sobre eso.

Toad : Bueno, con las redes sociales se puede saber de todo, especialmente sobre personas conocidas. Basta una foto o una publicación para crear los rumores.

Mario (suspira) : Creo que tienes razón, especialmente por lo indiscreta que es Daisy. Solo porque le pueden cancelar la cuenta no ha subido desnudos.

El cartero río suavemente, pues no quería dar la impresión de que estaba faltandole el respeto a la princesa Daisy.

Toad : (Bebe un poco) Y dime ... ¿vas a ver la carta?

Mario : ¡Ah! Sí, ya voy jeje ... no suelo recibir correo muy a menudo así que se me olvidó.

Mario se inclinó en el sillón para agarrar la carta, dandose cuenta de que el sobre era rosado. Con algo de curiosidad y nervios comenzó a abrirlo, sacando la pequeña carta en su interior. Esta era sencilla, con un pequeño texto escrito en el centro y una marca de lapiz labial en forma de beso en la parte de abajo.

Querido Mario:

Lamento no poder decirte esto en persona, pero cada vez que trato de hablar las palabras se atoran en mi garganta. Cada vez que te veo a los ojos y te veo sonreír siento que todo se detiene a mi alrededor y soy incapaz de pensar en otra cosa que no seas tu. Se que no aceptaras dinero ni riquezas como pago por lo que has hecho por mí, así que quiero darte mi amor ... pues tu felicidad es todo lo que deseo.

Sinceramente, Peach.

Mario dejó la carta en la mesa y se recostó en el sillón, hundiendose en el mismo. El cartero lo miró fijamente, esperando una reacción.

Toad : Y ... ¿que decía? La princesa solo me dijo que te la entregara lo más rápido posible.

Mario (confundido) : Em ... pues ... no mucho ... creo.

Nuestro héroe aún estaba intentando procesar lo que habia leído. Si bien tenía una buena amistad con Peach, ella nunca le habia escrito algo tan personal y cariñoso. Y más alla del ocasional beso en la mejilla o la nariz, no es que le hubiera demostrado tanto cariño. Pero aún así, se sentía feliz y algo esperanzado de llegar a ser algo más que amigos, así que llevado por la curiosidad fue hacia el teléfono de la casa y marcó el número del castillo. Unos segundos después de marcar, la princesa respondió del otro lado de la línea.

Peach : ¿Hola?

Mario : Hola Peach, em ... soy yo, Mario.

Peach (emocionada) : ¡Oh! Jeje, hola Mario ¿que sucede?

Mario : Pues que recibí la carta que me mandaste.

Peach (nerviosa) : ¿E ... en serio?

Mario : Sí, y ... creo que es muy bonito lo que escribiste, y me preguntaba si ... te gustaría salir a tomar algo mañana.

Peach : ¡Por supuesto! ... nada me gustaría más que eso.

Mario : ¡Perfecto! ... pues, te vere mañana ... adiós.

Peach : Adiós.

Ambos colgaron el teléfono, y del lado de Mario él decidió regresar a la sala.

Toad : ¿Que sucedió?

Mario : No puedo decirte, lo siento, pero yo sí aprecio mi vida privada.

Toad : Entiendo ... bueno, espero que no te moleste que me quede un poco más, pues aún llueve bastante fuerte.

Mario : Lo se, y no hay problema. Dime ... ¿te gustan los juegos de mesa?

El cartero asintió, tras lo que Mario fue a buscar unos juegos de mesa a su cuarto. Mientras, del lado de Peach ella volteó a ver a quien la estaba acompañando.

???? : Dime ... ¿que pasó?

Peach (la abraza) : ¡Que funcionó Rosa, funcionó!

Rosalina : Jeje ... me alegro.

Peach se separó de su amiga.

Peach : Me invitó a salir mañana.

Rosalina : Vaya ... eso es genial.

Peach : Lo se. Y todo gracias a ti por escribir esa carta. No se como lograste inventarte todas esas cosas absurdas, pero gracias por hacerlo.

Rosalina : De ... nada. Soy buena ... inventando ... cosas.

Peach : Espero que no te moleste seguir ayudandome ¿verdad?

Rosalina : Claro que no. Tengo mucha ... imaginación.

La princesa del reino Champiñón caminó hacia la salida de su habitación y se fue caminando por los pasillos. Mientras, la madre de los destellos se quedó tirada en la cama de su amiga, viendo directamente al techo. Y es que eso que habia escrito en la carta que luego transcribió y firmó su amiga (que hasta el beso lo habia puesto ella) era todo cierto, y lo habia escrito desde lo profundo de su corazón. Palabras que desgraciadamente no le correspondía a ella decircelas a Mario, pues eso no era lo correcto.

Y es que cuando Peach le pidió ayuda para poder convencer a Mario de estar con ella, no pudo decir que no. Y eso comenzó una serie de eventos que la llevaron a escribir más cartas, para que después Peach solo las transcribiera y firmara con su nombre y las enviara. Con el tiempo, ella y Mario se hicieron novios, y Rosalina tuvo que dedicarse solo a observar de lejos. Sin embargo, siguió aconsejandola y escribiendo uno que otro mensaje más...

Dos meses después:

Rosalina se encontraba leyendoles una historia a los destellos cuando escuchó ruido fuera de la biblioteca. Unos destellos decidieron salir a ver que estaba pasando, y muchos salieron volando rápidamente. Con más curiosidad que antes, ella también salió de la biblioteca, justo a tiempo para ver los pies de Mario sobresaliendo de una montaña de destellos. Ella dejó salir una pequeña risita, tapandose la boca para que no fuera tan evidente. Lentamente comenzó a caminar hacia Mario, quien emergió de la molotera de destellos.

Rosalina : Lamento que esto haya pasado, estos pequeños son muy entusiastas.

Ella le tendió la mano y lo ayudó a levantarse.

Mario : Lo se, pero no importa, siento cosquillas cada vez que hacen eso.

Rosalina : Jeje, si tu lo dices. Y dime ¿a que debo la visita?

Mario : Pues que hace tiempo que no hablamos, ya sabes, desde que Peach y yo salimos juntos, y pues decidí venir a verte.

Rosalina : Gracias, pero no debiste usar tu tiempo en esto.

Mario : Oye, que tenga novia no quiere decir que ya no vea a mis amigos.

Mario dio un paso al frente y cayó de rodillas, haciendo un esfuerzo por no hablar.

Rosalina (se agacha) : ¡Mario! ¿estas bien?

Mario (fingiendo) : Sí ... estoy bien.

Rosalina : No, no lo estas. No dejare que te hagas el héroe ahora, no estas hecho de metal.

Mario : Bueno ...

Rosalina : Y tampoco te pases de listo, sabes a que me refiero.

Ella vio a dos destellos, quienes entendieron lo que quería hacer. Ambos se colocaron a los lados de Mario y lo levantaron, ayudandolo a caminar hasta la habitación de Rosalina. Allí lo ayudaron a sentarse en la cama, y ella se sentó a la par de él.

Rosalina : Bien, muestrame.

Mario : ¿De ... de que hablas?

Rosalina (suspira) : Tu herida Mario, tienes la rodilla mojada, quiero verla.

Acorralado, el héroe de rojo no tuvo mejor opción que subirse el pantalón hasta descubrir su rodilla derecha, la cual tenía una cortada abierta que estaba sangrando.

Rosalina (toma la rodilla entre sus manos) : ¿Como te hiciste esto?

Mario : ¡Gha! ... ¿Como crees? Rescatando a Peach, por supuesto. Parece que Bowser jamás se rendirá.

Rosalina (saca su varita) : ¿Y no dijiste nada?

Mario : Pues ... unos toads se ofrecieron a coserla, pero creo que al venir a verte debio descocerse en el camino.

Rosalina : Ya veo, bien, quedate quieto.

Ella colocó su varita sobre su rodilla y esta comenzó a sanar. Mario la vio al rostro y recordó aquella tarde en la que ella lo salvó de morir. Recordó su canción y la sensación de sus caricias mientras lo ayudaba. Recordó su perfume en su sillón ... y se sintió ... extraño.

Una vez que terminó, Mario volvió a colocarse la ropa como se debía y se bajó de la cama, para después mover un poco su pierna, descubriendo que estaba como nueva.

Mario : Vaya ... gracias.

Rosalina : No hay de que. Y ahora que eso se solucionó ... creo que hay que salir.

Mario : Claro.

Él le tendió la mano y la ayudó a levantarse, tras lo que ambos salieron. Desde ese día, comenzaron a pasar más tiempo juntos, y Mario se iba sintiendo cada vez más raro, anhelando que llegara el momento de poder ir con ella y los destellos más aún de lo que anhelaba estar con Peach. Algo estaba cambiando dentro de él, pero se negaba a aceptarlo.

Mientras, Rosalina hacia todo lo posible por olvidarse de sus sentimientos por él, pero cada vez que estaban juntos volvía a enamorarse, haciendole imposible el poder seguir adelante. Polari, el mayor de los destellos, estaba preocupado por esto, y un día decidió abordarla mientras ella estaba en el jardín.

Polari : Hola Rosalina.

Rosalina (voltea) : Hola Polari ... ¿que se te ofrece?

Polari : Pues que ... la vi escribiendo otra carta más, y la verdad lo hallo innecesario pues el maestro Mario y la princesa han sido pareja por casi un año.

Rosalina (se pone de espaldas) : Lo se ... pero no puedo negar mi ayuda.

Polari : No es eso lo que estoy diciendo. Lo que trató de decir es que debería seguir con su vida y olvidar todo esto...

Rosalina (lo interrumpe) : Estan teniendo problemas.

Polari (sorprendido) : ¿Disculpa?

Rosalina (cierra los puños) : Él vino a verme hace tres días para decirme que estan teniendo problemas. Ella sigue siendo secuestrada y él esta harto de seguir atorado en ese ciclo sin fin, así que vino a verme para alejarse un poco de todo eso ...

Polari : Entiendo ... ¿y que hizo?

Unas lágrimas comenzaron a salir de los ojos de quella princesa, rodando por sus mejillas hasta juntarse en su barbilla.

Rosalina : Y le dije ... que no se rindiera. Que le enseñara a defenderse y que peleara hasta el final para mantener esa relación porque ... porque ... (voltea a ver a Polari, ya teniendo más lágrimas en su rostro) ¡Porque él es feliz con ella!

Polari se quedó quieto donde estaba, incapaz de reaccionar.

Rosalina (llorando) : Pude haberle dicho que se rindiera ... que buscara a alguien más ... pero no lo hice, porque todo lo que quiero es que sea feliz, incluso si esa felicidad no es conmigo. No espero que lo entiendas.

Ella volvió a voltearse, quedandose sollozando en silencio mientras Polari se alejó de allí y se dirigió a su habitación, sacó una caja de debajo de su cama y se fue directo al reino Champiñón. Una vez que llegó fue hasta  la casa de Mario y tocó a la puerta, siendo recibido por Luigi.

Luigi : ¡Polari! ... ¿que haces aquí?

Polari : Quisiera hablar con tu hermano.

Luigi : Claro, pasa adelante, él esta en la sala viendo televisión.

Polari : Gracias.

El destello más viejo entró en la gran casa, llegando hasta la sala, en donde Mario estaba viendo televisión desplomado en su sillón. Una vez que lo vio apagó la televisión y se levantó del sillón, tras lo que Polari dejó la caja en la mesa de la sala.

Mario (extrañado) : Hola ... Polari.

Polari : Hola Mario (voltea a ver a Luigi) Em ... ¿podrias darnos algo de privacidad, por favor?

Luigi miró a su hermano, quien asintió en señal de aprobación, tras lo que el hermano de verde se dirigió a su habitación.

Mario : Y ... ¿que traes en esa caja?

Polari : La verdad.

El invitado abrió la caja frente a Mario, haciendose para atras. El héroe del reino, con algo de curiosidad, comenzó a acercarse a la caja hasta ver su interior. Grande fue su sorpresa al ver que dentro habian varias cartas.

Mario : Em ... ¿que es esto?

Polari : Solo leelas.

Mario sacó un puñado y comenzó a leerlas, dandose cuenta de que eran las cartas que Peach le habia dado a él, pero estas no tenían nombre, estaban escritas sobre un papel celeste claro y tenian otra letra, más elegante que la de Peach. Una por una las fue viendo, llegando incluso a la que Peach le habia mandado hace unos minutos. Ya hasta el fondo se encontraba otra nota, la cual abrió con curiosidad.

Querido Mario:

Desearía poder olvidarte, pero no puedo. Desearía decirte lo que siento por ti, pero tengo miedo de perder nuestra amistad. Y aun así, si tu eres feliz, yo también lo sere, aunque nunca pueda sentir la calidez de tus brazos cuando estoy recostada en mi cama, aunque tus besos sean para alguien más, aunque tu vida este ligada a la de alguien más. Yo siempre voy a cuidarte desde las estrellas ... mi héroe.

Mario dejó la nota en la caja nuevamente, para después desplomarse en su sillón.

Polari : Ella ha escrito todas esas cartas y ha estado ayudando a tu novia todo este tiempo.

Mario (confundido) : ¿Porque ... porque me dices esto ahora, Polari?

Polari (se acerca) : Porque ... quiero que hagas algo, el que no me importa, solo que la ayudes. Ella ha pasado por mucho, y con el tiempo se volvió una persona muy fuerte, es raro verla triste o melancólica. Pero hoy, Mario, hoy la vi llorar por primera vez en casi quinientos años. No me importa lo que hagas, pero si de verdad es tu amiga ... si de verdad te importa ... haras algo para que deje de sufrir.

Polari volvió a meter las cartas en la caja, la cerró y se dirigió a la salida de la casa, cerrando la puerta con cuidado. Mario, por otro lado, se quedó sentado en su sillón, pensativo. Recordó el momento en el que le comentó a Rosalina sobre sus problemas de pareja, y ella se comportó como una amiga. No trató de convencerlo de dejar a Peach, sino que lo animó a seguir con ella. Su mente era un desastre al igual que su corazón, encontrandose entre dos personas. Incapaz de decidir, salió de su casa sin decir nada y se dirigió a un bar en la ciudad toad.

Mario (entra y se sienta en la barra) : Dame lo más fuerte que tengas.

Cantinero (lo mira y se acerca) : Pero si se trata del legendario Mario Bros, héroe del reino.

Mario : Vaya título ¿eh? ... y bien, ¿vas a servirme?

Cantinero : Por supuesto, este va por cortesía de la casa.

Mario : No, claro que no. Estoy cansado de que todos quieran regalarme cosas.

Cantinero : Entonces me temo que deberas buscar otro lugar.

Mario (pensativo) : Grrr ... esta bien.

El cantinero sonrió y fue al estante por una botella, sirviendo un poco en un vaso pequeño y pasandoselo a Mario.

Cantinero : Ten cuidado, este vodka es realmente fuerte.

Mario (toma el vaso) : Por eso lo quiero ... ¡salud!

Él se empinó el vaso completo, dejandolo en la barra de nuevo.

Cantinero : Problemas con mujeres ¿eh?

Mario : ¿Disculpa?

Cantinero : No creas que no reconozco a un hombre bebiendo para olvidar una mujer. Muchas personas pasan por aquí, no solo toads, y he oído varias historias.

Mario (comienza a jugar con el vaso) : Pues ... diste en el clavo.

Cantinero : Que raro, habria jurado que ya eras pareja de la princesa.

Mario : Lo soy, pero ... siento algo ... por alguien más, y no se que hacer.

Cantinero : ¿Porque?

Mario : Pues ... no se. Siempre soñé con poder estar junto a Peach, pero ahora no me parece tan genial. Sigo rescatandola del peligro y estoy comenzando a cansarme de vivir en este ciclo sin fin. Si no es Bowser, es alguien más. Y yo ... yo no se que hacer, he intentado varias cosas, pero no funcionan y ... y ...

Cantinero : Tienes miedo.

Mario : ¿Disculpa?

Cantinero : Crees que después de todo este tiempo salvandola es lo correcto que tengan una relación amorosa, y tienes miedo de lo que podría significar no hacerlo ... de lo que sucedería si la dejas.

Mario : Pues ... un poco. Todos esperan que así sea, y ... bueno ... se siente la presión ¿sabes?

Cantinero : Así parece. Y esta otra mujer ... ¿como es?

Mario (se sonroja un poco) : Ella es ... maravillosa. Es atenta, amable, valiente, graciosa, fuerte, y es la mujer más hermosa que he conocido en mi vida. Y ... tiene el corazón más puro que he visto en mi vida.

Cantinero : Me parece que realmente estas enamorado.

Mario : Sí.

Cantinero : Bien, dejame darte un consejo. Hazte una pregunta ... ¿en donde eres más feliz, aca en el castillo, o con la otra chica?

Mario vio al cantinero a los ojos y recordó la frase de la nota "si tu eres feliz, yo también lo sere".

Mario (se levanta) : Gracias, creo que ... ya se que hacer ¿Sabes? Deberías dar más consejos.

Cantinero : Lo dudo, mi única experiencia, a parte de esta, son borrachos tan colocados que ni pueden pronunciar bien sus nombres.

Mario (rie) : Pues no lo haces nada mal ... solo digo.

El héroe del reino salió del bar y se dirigió a su casa, pues ya habia tomado una desición...

Unas horas después, Mario aterrizó en el hogar de Rosalina luego de haber usado el anillo estelar que ella le regaló. Pasó saludando a todos los destellos y caminó hacia la cocina, en donde ella lo estaba esperando.

Rosalina : Que bueno que viniste Mario, ... lamento haberte llamado, pero no se como reparar el lavatrastes

Mario : Tranquila, es un gusto poder ayudarte.

Él se acercó y tomó la caja de herramientas, para después dedicarse a reparar el lavatrastes. Luego de unos minutos el trabajo estaba listo, por lo que salió de la cocina y se encontró con Rosalina.

Mario : Listo, quedó como nuevo.

Rosalina : Gracias Mario, de verdad no se como pagarte esto.

Mario : ¿Que te parece dandome tu amor?

La guardiana del universo se puso roja como un tomate ante esa contestación.

Rosalina (nerviosa) : Ma ... Mario, no ... no se de ... de que hablas.

Mario : Sí lo sabes Rosa, tu lo escribiste ¿verdad? ... (suspira) lo se todo. Se que escribiste las cartas por Peach, y se que tu eres la que siempre me ha curado en mis aventuras, así como se ... que me amas.

Rosalina no pudo más y salió corriendo del lugar mientras se tapaba el rostro, por lo que Mario salió corriendo detras de ella, siguiendola hasta que ambos entraron a su habitación. Los destellos los siguieron de cerca, pero Polari les cortó el paso y no los dejó entrar a la habitación.

Rosalina se sentó en la orilla de la cama de espaldas a Mario, aún con las manos en su rostro. Él se acercó a ella lentamemte hasta que estuvieron frente a frente, y con cuidado le quitó las manos del rostro. Ella estaba llorando un poco, y estaba sonrojada. Sus miradas se cruzaron, y Mario sostuvo su rostro entre sus manos.

Rosalina (triste) : Mario yo ... yo lo lamento. Se que tu tienes a tu ser especial en tu vida, pero te juro que lo respeto y solo qui...

Ella no pudo seguir hablando, pues Mario la silenció con un tierno beso en los labios. Al inicio se sintió asustada, luego confundida, y finalmente comenzó a cerrar los ojos lentamente, entregandose al beso que tanto habia esperado. Mario acariciaba su rostro con sus manos mientras la besaba con dulzura, disfrutando de sus dulces labios, los cuales no habian sido besados hasta ahora. Él se encargó de hacerle saber que la amaba, que estaría allí para ella. Luego de unos minutos, ambos se separaron.

Rosalina : Ma ... Mario ... ¿porque? ¿que ... que pasó con tu persona especial?

Mario (sonriendo) : Acabo de besarla.

Rosalina comenzó a sonreír de manera involuntaria mientras Mario le secaba las lágrimas.

Mario : Yo también quiero verte feliz pase lo que pase. Hace unas horas tome mi desición y rompí por las buenas con Peach, pues ella también tenia sus dudas sobre el futuro de nuestra relación. Así que, si aún hay espacio para mi en tu corazón ... me gustaría llenarlo.

Rosalina (sonriendo) : Siempre habra espacio para ti en mi corazón, mi héroe.

Ambos volvieron a besarse, y Rosalina tomó a Mario de la cintura, recostandose ambos sobre la cama, en donde continuaron besandose y abrazandose...

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