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Con un beso me sedujiste (+18)

Era una tarde de sábado soleada en el reino Champiñón, cada habitante se dedicaba a sus pequeñas cosas aprovechando el período de descanso entre ataques y secuestros. Y de entre todos ellos, uno en particular se encontraba sufriendo ... o eso es lo que él creía.

Mario se encontraba solo en su casa viendo televisión, pues Luigi habia ido a visitar a Daisy a su reino, y Mario sabía por experiencia que esas "visitas" tomaban días enteros, así que tenía la casa para él solo en el resto del día. Y como cada vez que no tenía nada que hacer, se dedicó a perder su tiempo con la televisión. Pero el destino le jugaría una mala pasada, y es que esa tarde solo habian películas y series románticas en el cable. No importaba a que canal fuera, encontraba una escena de dos personas besandose con pasión. En un momento de distracción, logró vislumbrarse a si mismo y a Rosalina besandose en uno de los canales, tras lo que se restregó los ojos con fuerza, y al abrirlos pudo constatar que habia sido su imaginación jugandole una mala pasada. Harto, apagó la televisión y casi arrojó el control hacia la pantalla. Ese beso ... ese maldito beso ... no dejaba de atormentarlo ...

Hace un mes:

Era un día normal, uno de rutina. Mario se encontraba en su casa, arreglando una estantería que se habia roto, cuando el timbre de su casa sonó. Con curiosidad por saber quien era, se dirigió hacia la puerta y la abrió, encontrandose del otro lado con su buena amiga Rosalina. Ella estaba allí para preguntarle si tenia el día libre, a lo que él asintió, muy a pesar de tener trabajo que hacer.

Ella le preguntó si la queria acompañar a dar una vuelta por las praderas del reino, y así, un día que debia ser dedicado a reparar un mueble se convirtió en un día de diversión en el campo. Los dos se la pasaron de maravilla, escalando montañas, caminando junto a ríos o dejandose resbalar por el terreno empinado repleto de grama.

Ya al final del día, ambos escalaron una montaña y se sentaron en la sima para poder ver la puesta de sol desde allí. Aún jadeando por el esfuerzo, se quedaron algo pegados viendo al horizonte. Una vez que terminó el espectáculo del atardecer, Mario se volteo para proponerle el viaje de regreso a su amiga, pero parece que ella tuvo la misma idea, por lo que sus miradas se toparon. Estas eran profundas, y Mario comenzó a sentirse extraño. Rosalina, en un impulso que más tarde lamentaría, comenzó a inclinarse hacia él mientras sus mejillas se iban tiñendo de un color carmesí. Mario, sin saber porque, también comenzó a acercarse a ella, como si ambos fueran polos opuestos de un imán muy potente. Los latidos de sus corazones se sincronizaron, y ya sin pensar en nada, sus labios se juntaron en un beso que los llevaría a la ruina.

Todo comenzó como una simple tentación, y terminó convirtiendose en un momento de pasión. Mario comenzó a besar a Rosalina con más insistencia y fuerza, a lo que ella respondió de la misma manera. Sus labios se acariciaban en un rápido movimiento que los iba consumiendo a ambos, sumiendolos más y más en el momento. ¿Acaso era esto producto de amor, o solo de deseo? Era difícil decirlo.

Luego de unos segundos de desenfreno, Rosalina tomó a Mario de los hombros y lo separó rápidamente de ella. Mario seguía con los ojos cerrados y aún juraba que podía sentir los suaves labios de Rosalina sobre los suyos. Ella parecía preocupada, apenada y enojada. Rápidamente se levantó y comenzó a caminar hacia el bosque en la sima de la montaña mientras parecía querer disculparse.

Rosalina (afligida) : Yo ... yo lo siento Mario ... lo siento mucho. No ... no se que me pasó ... yo ... yo no ... no debi besarte ... no debi ... besarte.

Cuando ella iba ya algo lejos, Mario pudo levantarse y voltearla a ver, notando que también iba llorando. Él se sentía confundido y perdido, incapaz de decir algo.

Rosalina (voltea una última vez) : Lamento haberte robado tu primer beso, pues se que no era para mí ... lo siento ... esto ... esto fue un error.

Ella se adentró en el bosque, probablemente desapareciendo una vez que él ya no la pudo ver. ¿Un error? Tal vez ... ¿haberse robado su primer beso? Lo duda, él también se inclinó después de todo ¿lo hizo por amor? A juzgar por sus lágrimas ... tal vez.

En el presente:

Mario estaba sentado en el sillón con las manos sobre su rostro, tratando de pensar con claridad. Ese día ... esa mujer ... ese beso ... todo ello taladraba su mente día y noche, y nunca lo dejaba en paz. Desde ese día ya no habia hablado más con Rosalina, y habia vivido confundido y perdido. Entendía el porque le dijo que su primer beso no era para ella, pues le habia dicho que le gustaba Peach, pero desde ese día todo habia cambiado.

No podía sacarse a Rosalina de su cabeza, así como tampoco podía olvidar ese beso. Ya sea en sus sueños o cuando no tenía nada que hacer, su mente viajaba hasta poder vislumbrar a Rosalina, hasta tener una imágen de ella en su mente. Su sensual cuerpo, su tierna mirada, sus ojos tan puros como el cielo despejado, su suave pelo, sus delicados labios ... y luego, volvía a recordar ese maldito beso. Recordaba el dulce sabor de sus labios, la suavidad con que rozaba los suyos, la intensidad del momento.

Habia intentado olvidarla, pero no pudo. Intentó odiarla, pero solo consiguió pensar en ella con más frecuencia. Hasta intentó centrar todos sus esfuerzos en conseguir algo con Peach, pero cuando al fin pudo besarla y cerró sus ojos ... la imágen de Rosalina vino a su mente, y se convenció a si mismo de que la estaba besando a ella en vez de a Peach. Ya estaba harto, ese beso habia arruinado su vida ... ¿o no?

Finalmente, tomó una desición. Era hora de terminar con esto de una vez por todas, era momento de aclarar su mente y seguir con su vida. Fue hacia su teléfono y marcó el número de Rosalina una vez, dos veces, tres veces ... y así hasta que ella finalmente le respondió. Su voz parecía denotar tristeza y angustia, por lo que él trató de no sonar muy brusco cuando le pidió que fuera a su casa: era hora de aclarar las cosas.

Unos minutos después de colgar, Mario escuchó el timbre de su casa, por lo que fue a abrir. Guió a Rosalina hasta la sala, donde la hizo sentarse en uno de los sillones. Ambos se quedaron en silencio, un silencio increíblemente incómodo, acompañado de una tensión enorme. Ninguno tenía las agallas para romper el silencio, hasta que Mario decidió hablar.

Mario : Bien ... es momento de aclarar las cosas.

Rosalina (cabizbaja) : Ya dije que lo siento.

Mario (se levanta molesto) : ¿Lo sientes? ¡Ese maldito beso arruinó mi vida!

Rosalina (levanta la vista) : ¿Y crees que a mí no? Ese día cometí un grave error, uno que también me afectó a mí ¿crees que te saque con la excusa de besarte? ¡no! Eso fue algo que sucedió ... y desde ese día no puedo olvidarlo.

Mario (relajandose) : ¿Tu ... tu tampoco?

Rosalina (intrigada) : ¿De que hablas?

Mario : Veras ... yo no puedo dejar de pensar en ti y en ese beso desde ese día, y eso ... me tiene muy confundido. No he podido intentar estar con otra mujer, porque siempre tengo ese presentimiento de que ...

Rosalina (lo interrumpe) : Estas cometiendo un error.

Ambos volvieron a verse a los ojos. Mario comenzó a caminar hacia ella, posando su mano en una de sus mejillas. Ella la sostuvo sin dejar de verlo.

Mario (acercandose cada vez más): Rosa ... estoy ... realmente confundido. Yo ... no se ... que sentir.

Rosalina (en un suave susurro) : Dejame ayudarte.

Ella cerró sus ojos y volvió a unir sus labios con los de él. Mario cerró también los ojos, deshaciendose de su confusión y llegando a la evidente conclusión: no podía vivir sin ella. Ya eran grandes amigos y disfrutaban el compartir tiempo juntos, pero él jamás habia pensado en ella como una posible pareja, eso hasta ese día hace ya un mes. Porque solo le bastó un beso para seducirlo ... un simple beso.

Entregados a sus sentimientos reprimidos durante todo el tiempo que no se hablaron, ambos se abrazaron fuertemente mientras sus bocas seguian peleando entre ellas. Mario se subió al sillón, colocandose de cuclillas sobre Rosalina, y pegandola al sillón. Sus manos comenzaron a recorrer los brazos, hombros y cintura de la princesa estrella, mientras que ella acariciaba su rostro con sus delicadas manos. El calor dentro de ellos subió repentinamente cuando Mario decidió meter su lengua en la boca de Rosalina y comenzar a jugar con su lengua. Ella abrió los ojos ante esa sensación, pero los volvió a cerrar rápidamente y siguió su ejemplo, tras lo que sus lenguas comenzaron una pequeña batalla entre sus bocas. Rosalina se separó unos momentos del beso y comenzó a besar el rostro de Mario, acariciandolo con sus delicados labios. Luego, comenzó a besar su cuello mientras él la abrazaba y jugaba con su pelo.

Mario (jadeando) : Ah ... Rosa ... espera ... espera.

Rosalina (hablando entre besos) : ¿Que ... pasa ... Mario?

Mario : Vamos ... vamos a mi habitación.

Rosalina comprendió de inmediato que era lo que Mario estaba insinuando, y aunque por una fracción de segundo se sintió insegura, decidió que esto debía llegar hasta el final. Durante un mes entero habia soñado con la continuación de aquel beso, y no se iba a hacer para atras. Si iba dejar que alguien se quedara con su primera vez ... ese era Mario.

Ella dejó que él se bajara del sillón, tras lo que la tomó de la mano y ambos comenzaron a correr hacia la habitación del héroe de rojo. Al llegar, Mario cerró la puerta y Rosalina lo jaló rápidamente hacia la cama. Ambos cayeron recostados en la misma, con ella ensima de él. Su gorra cayó de su cabeza sobre las sábanas, y Rosalina la tomó y la lanzó a un lado de la cama. Ambos siguieron besandose alocadamente, momento en el que Mario le quitó la corona a Rosalina y ambos se quitaron los zapatos.

Rosalina se separó de Mario y le desabotonó el overol, quitandoselo suavemente y dejandolo junto con el resto de la ropa. Ella se sonrojó al verlo en ropa interior, especialmente al ver el bulto en su calzoncillo. Él se sentó en la orilla de la cama y Rosalina le quitó la camisa roja, los calcetines y los guantes, tras lo que él la tomó de la cintura y la acomodó sobre la cama, dejando su cabeza sobre la almohada, tras lo que volvió a besarla. Ambos se separaron, y él se quedó viendola fijamente.

Rosalina : Vamos ... ¿que esperas? ... continua ... me siento rara si solo tu estas en ropa interior.

Mario sonrio levemente y la levantó un poco para poder buscar el ziper de su vestido. Una vez que lo encontró y lo bajó, tomó el vestido de Rosalina y comenzó a quitarselo. Primero las mangas, luego lo deslizó por su torso revelando sus encantadores pechos cubiertos por su sostén, siguió bajando hasta revelar su calzón y finalmente lo deslizó por sus piernas, para arrojarlo junto al resto de la ropa. Rosalina se sentía un poco indefensa y extraña sobre que alquien más la desvistiera, pero una pequeña parte de ella estaba feliz porque todo esto estaba sucediendo.

Mario entonces tomó una de sus piernas y comenzó a acariciarla y a besarla, causando que Rosalina se estremeciera. Él comenzó a subir, recorriendo cada centímetro de su piel con sus labios y sus manos. Primero las piernas, luego su estómago, pasando por sus brazos y llegando a su cuello. Mario disfrutaba de tocar con sus manos y sus labios la suave piel del hermoso cuerpo de su princesa, y ella se sentía cada vez más excitada por sentir como Mario acariciaba su piel con sus manos y sus labios.

Finalemente, Mario volvió a besarla apasionadamente, tras lo que se separó y centró su atención en el busto de su princesa. Con cuidado, tomó los tirantes del sostén y los jaló hacia arriba, revelando sus pechos poco a poco hasta que quedaron descubiertos. Estos rebotaron al terminar de salir del sosten, causandole una rara pero placentera sensación a Rosalina, quien se desabrochó el sosten y terminó de quitarselo, arrojandolo al suelo.

Mario : Pense que no querrías terminar totalmente desnuda.

Rosalina : No me importa Mario ... estoy contigo ... y eso es lo único que me importa. Por cierto ... ¿te gustan?

Mario : Claro que sí Rosa ... todo tu cuerpo me fascina ... eres muy hermosa.

Rosalina (sonrie) : Gracias ... pues entonces ... tocalos. Si quieres ... te ayudo.

Rosalina comenzó a levantarse y tomó a Mario de los hombros, recostandolo sobre la cama. Ahora ella estaba ensima de él, apoyandose en la cama con sus manos. Mario siguio sus instrucciones y colocó una mano ensima de cada uno de sus senos, aprisionandolos entre sus manos. Lentamente, y con mucho cuidado, comenzó a mover sus manos sobre los pechos de Rosalina, masajeandolos. Ella comenzó a gemir por el placer que sentía, sonrojandose por la vergüenza que sintió al inicio.

Mario : Guau ... tus pechos son tan suaves ... se siente bien tenerlos entre mis manos. Y tus gemidos ... me encantan.

Rosalina (gimiendo) : ¡Ahhhh! Me alegra ... que te guste tocarlos ... ¡ahhhh! Así como que te gusten mis gemidos ... que son solo para ti ¡ahhhh! ... pero ... no quiero ser la única que disfrute esto.

Ella se acomodó de manera que su entrepierna quedara cerca del bulto en la ropa interior de Mario, el cual ya habia crecido desde que comenzaron. Ella pegó su pelvis a la de él, comenzando a frotar su vagina contra el pene de Mario atraves de la ropa interior de ambos. Estas acciones causaron que los gemidos de Rosalina aumentaran, y que Mario comenzara a jadear.

Rosalina : ¿Dime Mario ... te gusta?

Mario : ¡Ahhh! Sí ... sigue así por favor ¡ahhh! Se siente bien cuando lo frotas de esa manera.

Rosalina : Mmmm ... me sorprende que ya estes así de duro, ... no ... pense que fuera a suceder tan rápido ¡ahhhhh!

Mario : Es porque estoy contigo Rosa ... tu me pones así ¡ahhhh!

Mario decidió hacer algo más, por lo que levantó su rostro y comenzó a besar uno de los senos de Rosalina, para después comenzara chuparlo. Esto arrancó aún más de los dulces gemidos de Rosalina, quien comenzaba a dejar de pensar en sus acciones.

Mario (en su mente) : 'Rosa ... no puedo creer que este aquí en la cama contigo ... besando tu cuerpo desnudo ... teniendo este momento contigo. Siempre pense que eres hermosa ... y se que muchas personas querrían estar en mi lugar ... pero tu me escogiste a mí ... y eso me hace muy feliz.'

Rosalina (en su mente) : 'Esto se siente increíble ... mi cuerpo se siente caliente y tembloroso ... la sensación que me da al chupar mis pechos también es increíble, ... Mario ... no te dejare jamás y se que tu tampoco lo haras. Ahhhh ... siento como mi ropa interior comienza a mojarse.'

Mario dejó de chupar los pechos de Rosalina y la tomó de los hombros, levantandola. Ambos quedaron incados sobre las sábanas y Mario continuo sus acciones con los pechos de su princesa. Ella, por su parte, llevó sus manos hasta la pelvis de Mario y las metió en su ropa interior, sonrojandose al sentir su erección con sus manos. Lentamente comenzó a mover sus manos, masturbando a Mario de manera placentera.

Rosalina : ¡Ahhhhh, ahhhhh! Espero ... espero que esto te guste ¡ahhhh, ahhhh! (En su mente) 'Esto esta caliente ... y duro ... se siente muy extraño ... pero creo que le esta gustando.'

Mario se estremeció al sentir como Rosalina lo estaba masturbando, por lo que se separó de sus pechos y comenzó a hablar entre quejidos.

Mario : Rosa ... lo haces ... muy bien.

Rosalina : ¿En serio?

Mario : Sí ... se siente de maravilla ... pero me pregunto si ... podrias ... usar tu boca también.

Rosalina : ¿Que?

Mario : Nnnn ... nada, olvidalo.

Rosalina sacó sus manos de dentro de la ropa interior de Mario, para agacharse y comenzar a bajarle el calzoncillo, revelando así su miembro. Aún con algo de nerviosismo, Rosalina terminó de quitarle la ropa interior, dejandolo desnudo, tras lo que se inclinó dejando su cabeza a la altura de su miembro.

Rosalina : Así que ... quieres que use mi boca ¿verdad?

Mario : Si ... si quieres.

Rosalina : Claro que quiero ... aunque ... nunca he hecho nada de esto.

Mario : Lo se ... pero no importa. Disfrutare lo que hagas ... porque eres tu quien lo hace ... y eso es todo lo que me importa.

Rosalina (sonrie) : Bien ... hare lo mejor que pueda.

Ella tomó el pene de Mario entre su mano izquierda y sacó su lengua para comenzar a lamerlo alrededor de toda su longitud. Mario comenzó a jadear al sentirlo, disfrutando del momento. Bajó su mirada para poder observarla mientras lamia su pene de manera sensual, pues también le excitaba ver su rostro sonrojado. Ella se acostumbró a la sensación y comenzó a hacerlo más rápido, besandola también.

Rosalina (mientras sigue con sus acciones) : Dime ... ¿te esta gustando?

Mario (pone una de sus manos en su rostro) : Claro ... ¡ahhh! Lo haces de maravilla ... sigue así.

Ella sonrió al saber que lo estaba haciendo bien, tras lo que colocó la punta del miembro de Mario sobre sus labios y comenzó a deslizarlo lentamente dentro de su boca. Mario lanzó un quejido ante la sensación, y acto seguido Rosalina comenzó a mecer su cabeza de adelante hacia atras, delizando su miembro entre sus labios.

Mario (jadeando) : ¡Ahhhhh, sí! Rosa ... lo haces de maravilla ... es ... increíble ¡ahhh! (En su mente) 'Su boca es cálida y húmeda, ... y me encanta sentir sus suaves labios deslizandose por mi piel ... ahhhh, es asombroso.'

Rosalina continuó sus acciones de manera lenta pero constante, aumentando la velocidad de vez en cuando. Ella levantó un poco la vista y se quedo viendo fijamente a Mario, quien aún tenía su mano en su rostro. Rosalina continuó dandole placer con su boca por unos minutos más hasta que Mario hizo su anuncio.

Mario : ¡Gha! Rosa ... esto se siente tan bien que ... que ya ... ya pronto voy a correrme.

Ella sacó su miembro de su boca para poder hablarle.

Rosalina (tono sensual) : Esta bien Mario ... no parare hasta que acabes.

La dulce princesa volvió a envolver el miembro de Mario con su cálida boca, esta vez aumentando el ritmo y ruborizandose por saber lo que iba a pasar. Finalmente, y con un quejido de parte de Mario, él llegó a su clímax y se corrió en la boca de Rosalina. Una vez que terminó, ella se hizo para atrás y se tragó todo la semilla de Mario.

Rosalina (viendo a Mario con una sonrisa) : Espero que te haya gustado.

Mario : Claro que me gustó ... y lamento que hayas tenido que tragartelo.

Rosalina : No hay problema.

Mario : Y ahora ... ¿podrias recostarte?

Ella hizo lo que Mario le indicó, tras lo que él le quitó su húmeda ropa interior y la dejó a un lado de la cama. Después de eso le pidió que se volteara, tras lo que la hizo levantar sus caderas, quedando en una posición algo reveladora, pues estaba enseñandole el trasero. Rosalina se sonrojó un poco, pues esa posición le daba un poco de vergüenza y la hacia sentirse indefensa, pues no podía ver lo que Mario estaba haciendo, pero igual lo hizo porque confiaba en él.

Mario tomó su firme trasero entre sus manos, el cual también le gustaba de ella, y le dio una juguetona nalgada, arrancandole un pequeño gemido. Después, colocó su mano sobre la vagina de su princesa y comenzó a sobarla, ganandose gemidos de parte de ella.

Rosalina : ¡Ahhhhh, ahhhhh! Sí Mario ... me gusta ... me gusta mucho ... ¡ahhhhh!

Mario : Realmente me gustas en esta posición Rosa ... espero que no te moleste quedarnos así más tiempo.

Rosalina : No ... no me molesta ¡ahhhhh!

Mario procedió a meter un dedo dentro de la vagina de Rosalina, y comenzó a masturbarla. Ella gemía constantemente, estando a la merced de Mario.

Mario : Bien, creo que con eso sera suficiente.

Mario retiró sus manos y se colocó detras de ella. Sostuvo su miembro con una de sus manos y la cintura de Rosalina con la otra, para comenzar a rozar su vagina con su pene lentamente.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhh! ¿Acaso ... ese es ...?

Mario : Sí ... así que dime ... ¿estas lista?

Rosalina : ¡Ahhh! Sí Mario ... ya ... ya estoy muy excitada ¡ahhhhh! Así que hazlo ... a ti te entrego mi primera vez ... ¡ahhhh! Solo ... se gentil.

Mario : Por supuesto Rosa ... bien ... voy a entrar.

Mario se colocó en posición y comenzó a deslizarse por los húmedos interiores de Rosalina, quien apretó las sábanas de la cama con fuerza y comenzó a quejarse debido al dolor que sintió. Poco a poco, y tratando de no lastimarla mucho, Mario terminó de entrar en ella, posando sus dos manos sobre las caderas de su pareja.

Mario : ¿Estas ... estas bien?

Rosalina : Sí, ... al inicio me dolió un poco ... pero ya estoy bien. Adelante ... puedes seguir.

Mario comenzó a mover sus caderas de atras hacia adelante, impactando sus caderas con el trasero de Rosalina en cada movimiento. Ella seguía apretando las sábanas de la cama, y poco a poco sus gemidos comenzaron a hacerse cada vez más fuertes.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhh, ahhhh! ¡Sí ... sí ... se siente tan bien ... ahhhhh, ahhhh ... continua ... continua!

Mario : ¡Ahhhh, Rosa, ahhhh! Esto se siente genial ... lo ... lo estoy disfrutando mucho.

Rosalina : ¡Ahhhh, ahhhhh! Me alegra que lo disfrutes tanto como yo ... ¡ahhhh!

Mario comenzó a ir cada vez más rápido, y los sonidos de la cama rechinando y el de sus cuerpos chocando entre ellos eran solo superado por los gritos de placer de Rosalina.

Mario : ¡Ahhhhh, Rosa, levantate un poco!

Ella hizo lo que Mario le pidió, quedando sobre sus cuatro extremidades. Una vez en esta posición, Mario estiró sus manos y agarró sus pechos, tras lo que comenzó a jugar con ellos.

Rosalina : ¡Ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhh, sí ... es tan placenterooooo ... ahhhh, ahhhhh, si sigues jugando así con mis pechos yo ... yo ... voy a volverme loca, ahhhhh, ahhhhhh ... ya no se ni en que pensar, ahhhhh, ahhhhh!

Mario (en su mente) : 'Por los champiñones, esto es increíble. Su vagina esta muy húmeda y caliente ... aunque algo apretada, pero creo que con el tiempo se solucionara. Es tan placentero ... no se cuanto más pueda aguantar sin volver a acabar ... Rosa ... eres increíble.'

Ambos siguieron en esa posición por unos minutos más hasta que Mario movió sus manos y tomó a Rosalina de los brazos, estirandolos hacia su cintura, tras lo que comenzó a ir más rápido. La desordenada melena rubia de Rosalina comenzó a moverse y ondear mucho más rápido, y sus senos rebotaban cada vez más rápido.

Rosalina : ¡Ahhhhhh, ahhhhh, ahhhhh ... no pares ... no pares ... ahhhh, ahhhhh, ahhhh ... siiiiiii ... ahhhhh, ahhhhh!

Mario : ¡Ahhhh, Rosa ... pronto ... pronto voy a ... a acabar de nuevo!

Rosalina : ¡Esta bien ... puedes terminar donde quieras ... ahhhhh, ahhhhh!

Mario siguió moviendose rápidamente, pero antes de terminar soltó a Rosalina y salió de su interior. Ella cayó rendida sobre la cama y Mario la volteo y se subió ensima de ella para correrse sobre sus pechos. Una vez que terminó, él también se dejó caer en la cama. Ambos estaban jadeando, y por algun motivo se sentían ... felices, realizados.

Rosalina (tocando lo que estaba sobre su pecho) : Vaya ... te corriste bastante. Y esto esta tan ... pegajoso.

Mario : Creo que ... deberías lavarte. Y perdón pero ... no se me ocurrió otro lugar.

Rosalina : Tranquilo, esta bien así.

Ambos se vieron fijamente a los ojos.

Mario : No dije esto antes de empezar pero ... te amo Rosalina. Me tomo un buen tiempo deducirlo ... pero ya no lo negare más tiempo.

Rosalina : Yo también te amo Mario ... es por eso que accedí a hacer esto contigo.

Mario : Pues ... quien lo diría ... hicimos el amor antes de la primera cita.

Rosalina : Fue tu idea.

Mario : Y tu la secundaste.

Rosalina (rie) : Como sea ... considera esta como nuestra primera cita.

Mario : Puedo hacer eso.

Mario se levantó de la cama y fue a traer un poco de papel del baño para limpiar a Rosalina, tras lo que volvió a quedarse en la cama.

Rosalina : No tengo ganas de levantarme.

Mario : Ni yo.

Ella movió su mano y cerró las cortinas de la habitación, tras lo que Mario la tomó en sus brazos y los acomodó en la cama. Antes de quedarse dormidos, Mario le dio un último beso en la frente.

Mario : Descansa.

Rosalina : Igual tu.

Y así, ambos se quedaron dormidos, descansando después de un intenso momento juntos.

Y es que ... quien diría que un beso sería suficiente para seducir a nuestro héroe, quien cayó rendido en los brazos de la soberana del universo, rendido ante su belleza y personalidad, y todo ... por un inocente beso.

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