悪夢 ;
Jungkook desde siempre le habían llamado la atención las muñecas, pero no porque fuera afeminado ni mucho menos. Lo que le llamaba la atención de aquellos pequeños seres de porcelana o resina, era la hermosa belleza que poseían. Esta le enceguecía y le obligaba a tener que estar cerca de ellas, al igual que una polilla cerca de una fuerte luz.
Le encantaba el arte que representaba el simple hecho de su existencia, porque eran más que perfectas y debían haber salido de los pensamientos olvidados de alguien, tal vez de alguna alma desolada que su único consuelo era crear a su persona ideal, plasmándole así en algún objeto material al cual poder observar y tocar.
Las muñecas favoritas de Jeon eran las Ball Jointed Dolls, ya que estas eran muñequitas hechas de resina que se esculpían a mano gracias a la imaginación o inspiración del escultor. Muchas de aquellas hermosas muñecas podían mostrarte sentimientos que se escondían en ese pecho faltante de corazón que eran plasmados por su creador, rogando a gritos silenciosos que les dieras un poco de tu alma para poder vivir. Pero además de estas, tenía una enorme obsesión por las marionetas, ya que al mirarles podía sentir su dolor y angustia al tener que ser controladas todo el tiempo por alguien ajeno a ellas.
No era broma cuando la gente decía que Jungkook tenía una obsesión con este tipo de juguetes, como le denominaba la gente común y corriente, porque para Jeon siempre fueron personas ignoradas por la sociedad, haciéndoles sentir tan alejadas que le quitaron las ganas de volver a hablar.
Pequeñas personas a las cuales se les extraía la vida para convertir a las pequeñas muñecas en un objeto inerte e inanimado que perdían todas sus ganas de vivir y por eso se dejaban manipular por cualquiera.
Desde que tiene memoria, recuerda haberse enamorado de aquellos angelicales seres, pues apenas sostuvo a Yoongi - su primer Ball Jointed Doll- quedó enamorado del angelical rostro adormilado del pequeño muñequito.
Apenas con 5 años, Jungkook sabía que su amor por las muñecas iba más allá que el que le tenían los chicos de su edad, pues él les amaba ''como mamá ama a papá'' decía orgulloso y como consecuencia, muchos chicos se alejaban de él diciendo que era raro y que no querían juntarse con personas como él.
Si, los humanos pueden ser muy crueles, por eso él era feliz en esas cuatro paredes, sentado con sus pequeños amigos de resina y con algunas marionetas que dejaba recostadas junto a sus hilos, porque Jungkook quería darles la libertad de que ellas hicieran lo que quisieran.
Jeon siempre prefirió a sus pequeñas muñecas antes que a los niños de carne y hueso por lo que vivía encerrado junto a ellas, les contaba sobre su día y luego les limpiaba para cambiarles de vestimenta, y así, finalmente ordenarlos en las repisas de su habitación.
Siempre siguió con la misma rutina hasta ya grande, hoy, con ya 17 años de edad, seguía haciendo lo mismo todas las tardes pero eso no significaba que Jungkook fuese un asocial, ya que tenía varios amigos ahora entrado a la escuela, su mejor amigo era Kim Taehyung, un chico tan obsesionado como él por las muñecas, pero la diferencia entre ellos, era que este amaba las muñecas de porcelana.
Ya era entrada la noche cuando su madre irrumpió en su cuarto para encontrarse con su hijo jugando con aquellos adorables muñecos que aún conservaban su buen estado a pesar de los años, esto no era novedad para la señora Jeon, hasta ya le parecía normal y más de una vez le había ayudado a su hijo a limpiar y jugar junto a sus amigos de resina y trapo.
Los ojos de Jungkook se iluminaron con un brillo especial, casi mágico, cuando su madre soltó que había comprado boletos para visitar un antiguo teatro debido a que se presentaría un pequeño show llamado ''The curse of the mummy'' que era demasiado popular ya que los rumores iban y venían respecto a la belleza de aquella pieza de arte que danzaba como si estuviese viva mientras unos cables colgaban a cada una sus extremidades, además del enorme misterio que albergaba el anciano titiritero que había creado al precioso muñeco de altura inigualable, ya que era demasiado alto para ser un muñeco, dándole así un aspecto mayor de realismo.
Era un completo enigma y misterio todo sobre aquel hombre que con agilidad y destreza se desenvolvía moviendo sus manos para crear un bello espectáculo donde la atracción principal era su pequeño muñequito bailando como un humano. Nadie sabía de donde venía, ni su nombre, ni su edad. Lo único que se conocía era el nombre del muñeco, Jimin se leía en letras casi borrosas en lo alto de la escenografía junto al nombre de la obra, por lo que por conclusión se creía que ese era su nombre.
Esa noche durmió feliz y emocionado con Yoongi entre sus brazos ya que no podía tranquilizarse de la emoción de ver por fin a tan polémico muñeco danzar.
Yoongi era su mejor compañía y consuelo en estas situaciones, cada vez que se sentía frustrado o muy ansioso recurría a él y le estrechaba en sus brazos, y así a cada uno de sus muñequitos, pues cada uno era el encargado de entregarle una emoción de calor y cercanía que le daba el equilibrio perfecto a sus sentimientos. Pero a pesar de todo, no había ninguno que le entregara pasión.
Muchas veces había escuchado a Taehyung hablar sobre las leyendas que habían detrás de aquel reservado hombre pero poco y nada se sabía a ciencia cierta por lo que todo terminaba en lo mismo; en nada.
Jungkook muy entusiasmado le contó a Taehyung que iría a ver danzar al ''ángel'', cómo la gente del pueblo le había apodado a tan majestuoso muñeco. Kim se emocionó demasiado por su amigo y le dijo que disfrutara el espectáculo ya que él no podría ser testigo de aquella pieza de arte, pues por la gran curiosidad de la gente, los boletos para la actuación se habían esfumado en segundos.
Era día domingo y el reloj marcaba las ocho en punto. Jungkook emocionado se alistó y salió junto a su madre en dirección al teatro, Jeon estaba realmente ansioso mientras intentaba imaginar cómo sería el muñeco pero por mucho que lo intentase no podía encontrar la belleza de la que todos hablaban en sus pensamientos porque con aquellas descripciones sólo le indicaban que sus testigos habían casi tocado las puertas del cielo con tan sólo verle y algo así era difícil de imaginar.
La noche cubría la extensión del despejado cielo, mostrando una luna llena en todo su esplendor y sus fieles estrellas le acompañaban en un perfecto balance de brillo y oscuridad que dejaban a la vista un hermoso paisaje digno de ser fotografiado.
Las calles se iluminaban por los faroles y en letras grandes había un cartel luminoso con las palabras ''The Curse of the Mummy''. Jungkook creía que podía gritar de la emoción pero se abstuvo ya que para su edad era considerado anormal.
El teatro no era muy grande y parecía deteriorado, como si hubiese sido abierto y limpiado solamente para aquel espectáculo. Algunas ventanas estaban rotas y se podía observar claramente el polvo en algunos muebles que parecían sacados de esas películas donde ves condes y duquesas sentados en aquellas gradas mirando con monóculo los espectáculos representados por los actores moviéndose de un lugar a otro.
Antes de entrar a la sala donde se encontraba su asiento asignado para poder apreciar el espectáculo, tuvieron que pasar por un pasillo que simulaba ser un túnel que hubiese sido claramente una boca de lobo ya que todo estaba cubierto por una espesa oscuridad, en la que podías distinguir algunas partículas de polvo que convertían el aire aún más denso de lo que ya era, teniendo como única fuente de luz unas pequeñas velas rojas cuidadosamente ordenadas en el suelo de manera que formaban un hermoso pasillo que les guiaba a través de la penumbra de la que eran testigos. Las paredes estaban revestidas en un material similar al papel crepé de colores negro y morado que ayudaban a darle una apariencia redondeada al techo y las paredes, todo era demasiado mágico a los ojos de Jungkook.
Apenas Jeon pudo divisar las luces del escenario se emocionó demasiado y comenzó a tironear del brazo de su madre para llegar rápido a sus asientos.
Grande fue la sorpresa de Jungkook al preguntarle a su madre el número de su asientos para que esta después le contestara que tenían el tres y cuatro. En ese momento si que no se aguantó y abrazó fuertemente a su madre agradeciéndole por tan maravillosos lugares ya que así podrían observar en primera fila el espectáculo.
Jungkook miró a su alrededor y notó que desde fuera la construcción parecía muchísimo más pequeña de lo que era realmente, ya que habían enormes filas de asientos, además de las gradas y balcones.
Las luces comenzaron a bajar y el sonido de la cuerda de una caja comenzó a sonar. Siete fueron el total de vueltas que le pusieron la piel de gallina a Jungkook mientras las luces se volvían más tenues hasta que llegaron a un punto donde desaparecieron por completo, dejando todo en una espesa oscuridad por unos breves segundos en los que la música aún no sonaba. Pero apenas el sonido brotó de lo que parecía ser una caja de música, Jeon se tensó por completo en su asiento.
Un simple farol era lo que le daba luz al escenario que se encontraba adornado con tan sólo un fondo negro en el cual se veía un par de plumas trazadas en blanco como si estas estuviesen cayendo al suelo pero lo que se robó su atención y aliento fue aquel joven, o más bien dicho, aquel muñeco.
En sí, la puesta en escena era demasiado pobre y bastante simple, sin menospreciar al hermoso trabajo de pintar pluma tras pluma en aquel fondo, pero el muñeco que tan sólo vestía una camisa blanca, un pantalón negro y zapatos del mismo color, su cabello era rubio pero aunque fuese un color totalmente artificial parecía realmente sedoso y bien cuidado, le había robado cualquier oración o palabra coherente que pudiese formar, el asombro fue tal, que sintió como si su alma fuese absorbida por tal belleza frente a él.
Sus movimientos eran suaves y delicados al compás de la música que sonaba, aunque esta cambiara su temple de ánimo, el muñeco parecía no verse afectado por ello y seguía saltando, girando, elevando sus manos al cielo como si pidiese a algún ser divino que le salvara.
Jeon escuchó que su madre algo le decía pero estaba demasiado absorto por lo emotivo de esa danza que no notó la ausencia de su progenitora.
El baile continuó y a veces ni notabas los cables que salían de cada una de sus extremidades, ni siquiera podías notar al alto titiritero que se camuflaba junto al fondo ya que usaba un traje que cubría su cuerpo completo, siendo éste exactamente igual a la escenografía.
Jungkook se sentía en un trance y de la nada sintió como si en el mundo no existiera nadie más que él y ese hermoso ángel que danzaba como si se tratase de una pluma. Su energía era absorbida por los atrevidos, sensuales y apasionados movimientos que hacían el muñeco al pasar de una tonalidad triste a una más alegre y finalmente a una sombría. Por fin había encontrado quien le diera la pasión que tanto anhelaba y buscaba.
Los ojos de Jungkook se cruzaron con los de Jimin por unos segundos mientras bailaba y el primero pudo jurar que éste le estaba mirando directamente a él, como si pidiese a gritos por su ayuda.
La angustia le llamaba desesperadamente cuando vio desde la lejanía como una lágrima hacía un recorrido por ese rostro de porcelana.
Jungkook alarmado quiso pararse de su asiento y correr a abrazar a aquel indefenso ser que desprendía -por sus inexistentes poros- un aire de querer libertad, pero no podía simplemente detener esa obra de arte.
Otra lágrima más acompañó la primera sin dejar de danzar en círculos con una gracia digna de envidia por cualquier bailarina con experiencia, pues jamás se había visto tal delicadeza ni talento.
Muchos de aquellos espectadores olvidaban que Jimin tan sólo era un muñeco.
La música comenzó a hacerse más tenue al igual que los movimientos de Jimin, para transformarse en un silencio total que acabó cuando las luces fueron apagadas. Los aplausos resonaron por todo el salón y de a poco a gente se comenzaba a tomar sus pertenencias, para así finalmente retirarse de aquel salón.
Jeon se quedó ahí, inmóvil al haber visto las lágrimas de aquel ser, pues eso probaba que toda su teoría sobre los muñecos era cierta. La emoción comenzó a crecer en su interior, pues varias veces había pensado que había perdido su tiempo jugando con sus muñecas. Jimin permanecía en el suelo mientras los cables aún se veían colgar del techo manteniendo al pequeño bailarín preso con sus malditas ataduras.
Jungkook se entristeció pues no quería que todo acabara tan pronto, pues podía pasarse toda la eternidad viendo danzar a aquel hermoso ángel.
Así que cuando todos se fueron y no se veía rastro alguno del titiritero se acercó hasta Jimin y tomó su rostro entre sus manos para levantarle la mirada. Su sorpresa fue al encontrarle con los ojos cerrados para que este luego abriera sus ojos asustado al reaccionar al suave tacto de unas cálidas manos tomar sus mejillas.
Jimin intentó volver a su papel de muñeco pero era en vano, Jungkook ya le había descubierto. El último acarició las mejillas de Jimin y posteriormente le envolvió en un protector abrazo. Al principio notó como el muñeco aún estaba rígido y no se movía para abrazarle pero cuando escuchó que el chico castaño le dedicaba un susurro lleno de amor, se permitió envolver sus brazos en la ancha espalda de éste. —Todo estará bien, pequeño.—
Pasión, amor y armonía fue lo que sintió Jungkook cuando las pequeñas manos de Jimin se aferraron fuertemente a él. Esperó unos minutos y se separó del muñeco. Jimin lloraba y abría su boca pero nada salía de ésta.
Jungkook le miró extrañado ya que nunca había visto a un muñeco hacer eso pero fue cuando lo comprendió. Jimin abrió su boca y su lengua no estaba, era como si se la hubiesen cortado para que no hablase y con su dedo índice recorrió su garganta de arriba hacia abajo para luego hacerle una seña de que su garganta había sido cortada.
Lágrimas recorrieron el rostro de Jeon, ¿Cómo alguien sería capaz de dañar a tan bello ser de esa manera?. Una enorme abertura -que no había notado hasta ahora- se encontraba en el lugar señalado por Jimin, mostrándole la inexistencia de sus cuerdas vocales dentro de su cuello.
El chico rubio con cuidado desabotonó sus mangas y le mostró cómo las cuerdas atravesaban sus muñecas como si se las hubiesen enterrado. En ellas había restos de sangre seca y las lágrimas de Jimin no dudaron de aparecer nuevamente.
—¿Es así en todo tu cuerpo?— preguntó temeroso en un susurro para Jimin y este asintió levemente como si le doliese aceptarlo. Jungkook no lo resistió más y lloró junto a Jimin mientras acariciaba su muñeca. Notó que un nudo se encontraba en el otro extremo por lo que iba a desatarle pero Jimin rápidamente negó y forcejeó para que le soltara pero no lo logró. Jeon dejó un beso en su muñeca.
Jimin apuntó desesperadamente hacia atrás de Jungkook y entonces fue en el preciso momento en que el titiritero se encontraba tras el con un cuchillo en lo alto, el miedo le recorrió hasta la última fibra de su cuerpo pero Jungkook fue más rápido y se corrió antes de que siquiera le rozara con el arma cortopunzante.
En un certero movimiento le arrebató el cuchillo para así terminar con la existencia del anciano, este no se resistió a la herida y cayó al suelo haciendo un sonido sordo mientras una sonrisa se formaba en sus labios —Gracias por liberarme y...— Guardó silencio debido a que un quejido se le quedó atorado en la garganta. — Lo siento. — se oyó finalmente antes de que éste por fin cerrase los ojos.
Una expresión de sorpresa quedó plasmada en el rostro de Jeon debido a que lo que meno se esperaría era el ver como el anciano se comenzaba a convertir en nada más que polvo que terminó suspendido eb el aire debido a una leve brisa que apareció repentinamente.
Aún con el miedo a flor de piel tomó el mismo cuchillo y liberó a Jimin de aquellas ataduras mientras éste último sonreía dulcemente. Jungkook le abrazó y dijo —Por fin eres libre, puedes hacer lo que quieras.— Jimin asintió y le miró con devoción para besar los labios del joven frente él.
—Ahora serás tú el que tome mi lugar. Baila para mí, pequeña marioneta.— Pronunció antes de arrancar las cuerdas vocales de Jungkook.
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Dedicado a IsisCandelario por haberme acompañado desde el inicio, muchas gracias por seguir aquí conmigo. ♥️
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