Capítulo 6: El largo regreso a casa (Parte 1)
Mientras los habitantes de la isla se preparaban para pasar otra noche más, Endo y los niños continuaban su camino de regreso al Templo de los Hilos. Los tres atravesaron la aldea ante las miradas curiosas de las marionetas, se sorprendieron al ver como su príncipe y la hija de los capitanes ahora en lugar de mirarse con desprecio se sonreían mutuamente mientras caminaban bajo los suaves tonos del atardecer.
–Oye Jade, ¿puedo preguntarte algo?
–¡Claro! ¿Qué cosa?
–Pues...¿Cómo perdió tu papá su ojo y mano derecha?
La pelirroja llevó su dedo índice a los labios mientras pensaba su respuesta tratando de recordar la historia que su padre le había contado.
–Bueno, él me dijo que fue porque lo atacó un tiburón blanco. Pero no estoy muy segura.
–¿A qué te refieres con que no estás segura?
–Es que...cuando se lo pregunté recuerdo que mamá lo estaba mirando muy feo desde una esquina y creo que se asustó.
Orión tragó saliva recordando las veces en que había estado en presencia de la poderosa mirada de la Capitana Mangle...aún no entendía como su padre o su madre no le tenían miedo.
–Pues tu mamá si es algo aterradora...¿a ti no te asusta?
–¡No!...Bueno sí, a veces.
Segundos después, ambos niños se echaron a reír. Podría decirse que ahora tenían algo más en común.
–¡Muy bien ustedes dos—los llamó Endo de forma amigable al acercarse volando a ellos—, se que están muy entretenidos charlando pero será mejor que se apresuren! ¡Se hace tarde!
–¡Sí Endo!—respondieron los menores al unísono para luego seguir caminando—
En ese momento, los labios de Jade formaron una sonrisa traviesa.
–...Oye.—llamó a Orión susurrando—
–¿Qué?
–¿Quieres llenarle el nido de arena y cangrejos esta noche?
–¡JADE, TE ESTOY ESCUCHANDO JOVENCITA!
...
–¡Por fin, ya llegamos!—anunció Endo luego de aterrizar en el suelo, bajo el calor de las antorchas colgantes que alumbraban la entrada del templo—
–Gracias por acompañarnos Endo.
–No fue nada Orión,—respondió el pájaro bajando la cabeza respetuosamente—debo decir que estoy muy orgulloso de ustedes por haber resuelto sus diferencias. Sus padres se pondrán muy felices.
Jade apoyó su mano sobre una columna de piedra mientras trataba de recuperar el aliento después de tener que subir tantos escalones.
–¿Estás bien?—preguntó Orión poniendo una mano sobre su hombro. Sonrió aliviado al ver como la pelirroja asentía con la cabeza—
–Sí, lo estoy. Es solo que-—un gruñido proveniente de su estómago hizo que las mejillas se le pintaran de rojo—...tengo hambre. ¿Tu no?
El joven príncipe alzó los hombros desinteresado ante la mención de aquella palabra.
–La verdad no, hoy no estoy muy hambriento.
Jade alzó una ceja e inclinó su cabeza hacia un lado.
–¿"Hoy no"? ¿Las marionetas no comen todos los días?
–Casi nunca sentimos hambre—explicó su amigo dejándola aún más sorprendida—.
–¿Enserio? ¿Por qué?
–Papá dice que nuestras vidas son más largas que las de los humanos, así que no necesitamos comer mucho.
Los ojos dorados de la pelirroja se agrandaron por la curiosidad.
–...¿Quieres decir que pueden vivir muchos años? ¿Como las tortugas marinas?
–Más que las tortugas marinas—respondió Orión sonriendo orgulloso—
–¿¡Más?!
–Si no me crees, pregúntale a mi papá. Tiene más de mil años.
–¿¡MIL AÑOS?!...Cielos, es más viejo que mi papá.
Las risas de ambos se vieron interrumpidas por otro gruñido del estómago de Jade.
–Lo siento...—murmuró ella bajando las orejas. Se sonrojó de nuevo al ver como su amigo le regalaba una sonrisa amigable—
–No pasa nada. Vayamos con nuestros padres, ¿si?—le propuso él amablemente tomando su mano. Si hubiera intentado realizar dicha acción hace unos días, lo más seguro es que habría recibido un golpe (o varios) de parte de ella. Sin embargo, Jade asintió animada—.
Luego de que Endo se subiera a su hombro los dos caminaron juntos hacia las grandes puertas de madera...Pero entonces un sonido extraño los alertó. Las plumas de Endo se erizaron levemente. Jade apretó la mano de Orión al mismo tiempo que sus orejas se inclinaban hacia atrás. Tanto sus ojos como los del príncipe miraban hacia todos lados, sentían que algo no estaba bien y esa inquietud se convirtió en miedo al ver como desde unos helechos cercanos una pelota envuelta en hilos mágicos salía disparada hacia ellos.
–¡JADE CUIDADO!
Antes de que pudiera decir algo, el príncipe los apartó a ella y a Endo de un empujón. La luz de los hilos los cegó por un instante, sin embargo Jade logró escuchar con claridad su grito de dolor y el ruido de su cabeza al impactar contra el suelo.
–¡ORIÓN!
Endo voló rápidamente hacia él y se posó en su cabeza para ver si tenía algún daño grave. En el tiempo que llevaba viviendo en aquella isla había aprendido muchas cosas sobre las marionetas y una de ellas era que a su edad su resistencia al dolor no estaba del todo desarrollada...
–¿¡Estás bien pequeño?! ¡Dime cuántas alas ves!
–Ugh...—fue lo único que llegó a responder al mover su cabeza, se sentía muy mareado luego de aquel golpe—
–¿Puedes levantarte?—le preguntó Jade—
Al recibir otro quejido de su parte Jade y Endo pensaron que lo mejor era ayudarlo. Cuando lograron que se pusiera de pie, unas risas malvadas llenaron el lugar haciendo que los tres dirigieran sus miradas hacia los recién llegados. Jade empezó a gruñir cuando descubrió quienes eran los dueños de aquellas risas: tres niños marionetas, parecían algo mayores a Orión, sobretodo aquel que iba al frente del grupo. Era más alto que los demás y sus marcas faciales eran distintas, en lugar de ser rayas anchas y moradas que bajaban hasta el final de su cara, estas eran más finas y cortas, como pequeños triángulos invertidos.
–¡Ups, perdone su alteza!—se burló haciendo una reverencia. Su cabello blanco parecía aún más brillante bajo la luz de las antorchas—¡No vimos que estaba ahí!
–¡Tal vez podría haberla esquivado si supiera usar su magia!
–¡Nunca podría! ¡Sólo míralo, es un inútil!
–¡Niños maleducados,—los regañó Endo al volar hacia ellos con las plumas de su cabeza levantadas—no pueden tratar así al príncipe!
En lugar de sentirse avergonzado y disculparse por su comportamiento, el líder de aquel pequeño grupo de marionetas simplemente sonrió con superioridad para después mandarlo a volar con un simple giro de su muñeca. Endo gritó de dolor al estrellarse fuertemente contra una de las columnas del templo. Por suerte para él, Jade logró atraparlo antes de que cayera al suelo.
–¡Mi ala,—sollozó entre sus brazos—me duele!
Orión miró sus manos al instante, dudando de si sería capaz de curarlo con sus poderes. Aún no sabía cómo fue capaz de arreglar el preciado peluche de Jade. Tenía miedo de empeorar aún más su estado.
–"¡No, yo puedo hacerlo!"—se dijo así mismo dejando de lado ese pensamiento. Si pudo coser de nuevo los brazos de un peluche a su cuerpo, ¿qué tan difícil sería arreglar el ala de su amigo?— ¡Tranquilo Endo, todo va a estar bien!
–¡Cuidado alteza, podría convertirlo en cenizas!—se burló el líder del grupo para luego cambiar su expresión—...como lo hizo con mi canario.
Al ver el brillo de enojo y rencor en sus ojos, Orión comenzó a retroceder del miedo.
–¡N-No fue mi intención, sólo intentaba ayudarlo! ¡Fue un accidente, Cedric!
–¡Cállate,—ordenó tirándolo al suelo de un empujón—sólo eres un fracasado que lo arruina todo!
–...No soy un fracasado...—murmuró lentanente mirando el suelo. Cada vez que su magia fallaba, el príncipe recitaba esas palabras como un ritual en su cabeza, para lograr calmarse. Se repetía aquella frase todos los días y aunque algunas veces funcionaba, en el fondo una parte de él creía que Cedric y todos los que decían lo mismo de él en la aldea tenían razón.—
–...¿Qué?
–¡QUE NO SOY UN FRACASADO!—gritó con todas sus fuerzas luego de levantarse. Las iris blancas de sus ojos resplandecieron pero eso no asustó a Cedric, para él Orión no lastimaría ni a una mosca aunque quisiera—
–¡Claro que sí, eres el único en toda la isla que no sabe usar su magia!—lo señaló sonriendo arrogante— ¡Podrías haber evitado la pelota o que el pájaro se lastimara pero fallaste, como siempre!
El príncipe fue arrojado al suelo nuevamente después de recibir un fuerte empujón de parte de él.
–¡Tal vez serás el hijo del jefe, pero nunca serás como él!
–¡Sí, sólo eres un cobarde!
–¡Ni siquiera mereces llamarte príncipe!
Jade estaba sorprendida ante la situación, desde que había llegado a la aldea pensó que su amigo era respetado por todos por el hecho de ser un príncipe. Pero al ver como esos niños lo trataban empezó a entender el porque le había pedido ser su amigo, estaba sólo...igual que ella.
–"Tengo que hacer algo..."—pensó. Sus padres siempre le habían dicho que sus amigos eran como familia para ellos, no solo su tripulación. Si bien Orión y ella habían empezado con el pie izquierdo, su rivalidad ya era algo del pasado y no iba a permitir que unos bravucones lo trataran así. Debía hacer algo por él, después de todo se lo debía luego de arreglar el regalo de su madre—.
Se dirigió hacia unos arbustos entre los cuales sus pequeñas manos colocaron a Endo suavemente sobre la tierra.
–Quédate aquí Endo—le susurró—
–¿Qué vas a hacer Jade?—murmuró el pájaro sin comprender porqué la menor lo estaba dejando ahí—
Jade no respondió sino que se fue directo hacia el grupo de marionetas dispuesta a defender a su amigo con uñas y dientes de (ser necesario).
–¡DÉJENLO EN PAZ!—les gruñó una vez se interpuso entre ellos y el príncipe inclinando sus orejas hacia atrás—
Los tres niños marioneta se alejaron un poco sorprendidos. Mientras tanto, Orión permanecía tirado en el suelo, avergonzado y con los ojos llenos de lágrimas.
–¿J-Jade?...
–¡Ja! ¿¡Y quién eres tú para decirnos que hacer, humanAAHH-
Tanto Orión como los amigos de Cedric se sorprendieron mucho al ver como una simple niña humana había logrado tumbar al suelo a uno de los suyos con tanta facilidad.
–¡Soy su amiga tonto, y si tu o tus amigos vuelven a molestarlo se las verán conmigo! ¿¡ME OÍSTE?!—le gritó ella a Cedric como advertencia mientras lo sujetaba del cuello de su camisa y apuntaba el puño derecho directo hacia su cara—
A pesar de que tenían prohibido lastimar a los humanos, Cedric estaba a punto de usar su magia contra Jade...Pero cuando vio a la figura alta y de ojos oscuros que se hallaba detrás de ella, el joven se olvidó de esa idea al insante.
–¡S-Sí! ¡Ya entendimos!
–¡No lo volveremos a molestar!
–¡Sí, lo prometemos!
Jade sonrió victoriosa y luego de soltarlo Cedric se alejó rápidamente de ella, con sus dos compañeros abrazados detrás de él.
–¡Ahora lárguense, hoy afilé mis colmillos y no tengo miedo en probarlos con ustedes!—les ordenó la menor mostrandoles la filosa hilera de dientes que había heredado de su madre—
La pelirroja les lanzó a él y a sus amigos una mirada que pareció asustarlos como nunca en sus vidas.
–¡Ja! ¿Viste eso Or-...—su sonrisa de felicidad desapareció al encontrarse con la mirada del jefe de la aldea—¿Tío Puppet?
Los ojos de la marioneta se cernían sobre ella con seriedad, sus brazos cruzados detrás de su espalda.
–"...¿Estará enojado?"—pensó Jade preocupada bajando las orejas—
–¿Estás bien Jade?...—le preguntó suavemente mientras le acariciaba la cabeza—
–Yo...estoy bien tío Puppet.
–Que bueno—sonrió el mayor más aliviado para luego darse la vuelta con la intención de ver cómo estaba su hijo—. ¿Tu estás bien Orión-...¿hijo?
–¿Orión?
Por desgracia, el príncipe ya no estaba allí.
–¿A dónde se fue?—se preguntó su padre en voz alta—¡Hijo!
–¡Estaba aquí hace un momento!—dijo Jade—
– ¿Jade? ¿Puppet?
La suave voz de Mari los hizo girar la cabeza hacia la entrada del templo.
–Escuchamos gritos,—dijo la marioneta acercándose a ellos seguida unos metros más atrás por la pareja de capitanes— ¿pasó algo querido?.
–Orión ha desaparecido—le informó su esposo tomando sus manos con delicadeza—.
–¿¡Qué?!
Los capitanes llegaron junto a ellos con la intención de reunirse con su hija, pues habían estado esperando ese momento durante toda la tarde. Pero al escuchar sobre la desaparición del príncipe temieron que Jade se hallara en el mismo estado que él.
–¿Cómo que Orión desapareció? ¿Y Jade? ¿¡Dónde está Jade?!
–¡Aquí estoy mami!—contestó la menor tirando de la punta de su gabardina morada—
–¡Oh Jade!—suspiró la capitana con gran alivio para luego alzarla en sus brazos— ¿Estás bien cielo?
–¡Lo estoy, pero Orión ha desaparecido!
–¿Jade pudiste ver hacia dónde se fue?—preguntó Puppet a lo que la menor negó inmediatamente con la cabeza—
–¡Tenemos qué encontrarlo!—sollozó Mari—
–Separémonos,—sugirió Mangle—no puede haber ido muy lejos pero al ser de noche será mejor que vayamos en grupos. Foxy, ve con Puppet. Mari y yo revisaremos la playa, tal vez esté ahí.
–¡Esperenme!
Los cinco llevaron su atención hacia un arbusto que se sacudía en la oscuridad, se sorprendieron al ver a Endo salir del mismo con varias hojas atrapadas entre sus plumas.
–¡Yo-¡Ahhhh!—el pájaro se vio obligado a hacer una pequeña pausa debido al inmenso dolor que le causaba moverse con su ala lastimada—¡Iré con ustedes!
–¿Endo? ¿Qué le pasó a tu ala?—preguntó Puppet al ofrecerle la palma de su mano para que él se subiera. El pájaro saltó sobre ella dándole así la oportunidad de examinar su ala aún más de cerca—
–¡Estaba por llevar a los niños adentro cuando fuimos atacados por-
–¿¡ATACADOS?!—exclamaron los capitanes—
–¿¡Quien lo hizo?!—gruñó Foxy—
–¿¡Te hicieron daño hijita?!
–Estoy bien mami, no me pasó nada—dijo Jade apartando suavemente la mano de su madre de su mejilla—. Esos niños marioneta eran unos llorones.
–¿Niños?—preguntó Mari tapándose la boca asombrada—
–¡Sí, estaban molestando a Orión, intenté detenerlos pero-Ahh!...mi ala...
Con un ligero movimiento de sus dedos, los hilos mágicos de Puppet envolvieron a Endo. Mientras su magia actuaba sobre el ala del pájaro, el mayor trataba de entender todo lo que había escuchado hasta ese momento, el relato del ataque de esos niños, las amenazas de Jade dirigidas a ellos por molestar a Orión y su desaparición al momento de su llegada, todo se conectaba en su mente de forma inquietante. Empezaba a tener una idea del porqué su hijo huyó pero la angustia de no tenerlo cerca lo hacía pensar tantas otras cosas que no sabía qué creer o a quien debía creerle.
Decidió que lo mejor sería dejar de lado sus dudas por ese momento, su única prioridad era encontrar a su hijo y ver si estaba bien.
Cuando sus hilos desaparecieron, Endo intentó probar su ala moviendola de arriba hacia abajo. Al no sentir ninguna molestia o dolor, el pájaro se animó a extender su ala derecha y volar alrededor de ellos por unos segundos.
–Gracias Puppet—dijo Endo sonriendo y bajando su cabeza en señal de respeto y gratitud—. Los ayudaré en su búsqueda, creo saber hacia dónde se fue.
–Bien, vámonos, averiguaremos todo lo que pasó al volver.
–¡Yo también quiero ir!
–Claro que no jovencita, es de noche y ya has estado afuera por mucho tiempo. Te quedarás aquí con Freddy y los demás hasta que volvamos.
–¡Pero-
–Ya oíste a tu madre hija. Quédate aquí, nosotros lo buscaremos.
Viendo que sus padres no estaban dispuestos a dejar que los acompañara, la menor no tuvo más opción que asentir con la cabeza. Luego de que su padre le acariciara la cabeza a modo de despedida, su madre se la llevó en brazos hasta el interior del templo, donde la dejó al cuidado de la tripulación. Mangle les explicó a todos rápidamente que Orión había desaparecido y que saldrían a buscarlo de inmediato. Aunque la noticia de su desaparición los dejó alarmados y con muchas dudas, Freddy y los demás asintieron a la orden de cuidar a su hija hasta su regreso.
Teniendo ya la palabra de su tripulación, la capitana se despidió de ella con un pequeño besó en la frente. Luego de dar una última mirada hacia ellos, se retiró de allí mientras que Jade se quedó en brazos de su primer oficial mirando con tristeza la puerta por la que había salido.
–No te preocupes pequeña, todo estará bien—le dijo Freddy regalandole una sonrisa amigable—. Estoy seguro de que lo encontrarán pronto.
Jade asintió con las orejas caídas y dejó que el mayor la llevara con él y los demás para sentarse junto a ellos en uno de los bellos sillones que había en el salón.
–Ya que estás aquí Jade, ¿que tal si nos cuentas cómo estuvo su día?—le propuso Bonnie amablemente—.
–Sí Jade, dinos ¿se divirtieron?—preguntó Chica—
La menor no pudo responder a su pregunta, no se sentía muy animada en ese momento. Desvió la mirada hacia él otro extremo del salón y vio cerca de ella una ventana muy alta tras la que se podía ver el exterior. Incapaz de soportar las miradas de sus tíos, decidió acercarse allí y sentarse sobre el banco que tenía debajo. Al mirar a través del cristal, sus ojos se abrieron con asombro. El cielo se había tornado oscuro y la luna estaba escondida entre inmensas nubes negras.
Freddy les sugirió a los demás a no molestarla con preguntas pues entendía que la menor estaba preocupada por su amigo. Chica se levantó para llevarle un plato de galletas junto a un vaso de leche, creyendo que eso la animaría un poco.
–Ten linda, debes tener hambre. Come un poco, verás que todo va a estar bien.
Jade se limitó a sonreír levemente hacia ella como agradecimiento. Chica se inclinó para besarle la cabeza con cariño y luego se fue con los demás. La menor tomó una de las galletas que había en el plato, eran sus favoritas y realmente deseaba comer una desde que llegaron al templo. Sin embargo, prefirió esperar a que Orión regresara para así compartirlas con él.
Dejó la galleta en el plato, abrazó su peluche de zorrito y se quedó allí, mirando el cielo mientras sus tíos conversaban detrás de ella acerca de su futuro viaje de regreso.
...
Tras cortar las hojas con su espada, Foxy y Puppet siguieron avanzando por la oscuridad de la jungla alumbrados bajo la luz de una lámpara de aceite que la marioneta sostenía detrás de él. Habían decidido ir juntos y revisar el lado derecho de la isla sin alejarse mucho de la aldea, creyendo que Orión no podría estar muy lejos. Sus esposas fueron hacia el otro lado para buscarlo en la playa pues según Endo él solía ir allí con el príncipe a menudo.
–¡ORIÓN!
–¿¡HIJO, DÓNDE ESTÁS?!
Desde que empezaron su búsqueda no hubo respuesta alguna a sus gritos y ésta vez no fue la excepción.
–...¿Habrá regresado al templo?
–No lo sé...pero llevamos mucho tiempo buscándolo por aquí. Podríamos volver para asegurarnos.
Puppet sentía que su hijo aún estaba afuera pero creyó que esa podría ser una buena idea. Estaban apunto de darse la vuelta y regresar cuando escucharon un par de helechos sacudirse cerca de ellos.
–¿Orión?—llamó esperanzada la marioneta mientras alzaba la lámpara hacia allí—
Pasaron unos segundos de silencio hasta que el causante de aquel ruido salió de su escondite, no era su hijo sino un pequeño lagarto el cual, luego de mirarlos, sacó la lengua y se alejó rápidamente de ellos.
Puppet suspiró bajando la lámpara decepcionado.
–Quizás Mari y Mangle ya lo encontraron—le dijo Foxy colocando una mano sobre su hombro—.
–Mari nos habría mandado una señal...
–Tranquilo, vayamos con ellas, a ver si buscando entre los cuatro tenemos más suerte.
–...Ve tú Foxy, yo...seguiré por aquí. Sé que está cerca.
–¿Estás seguro?
–Sí, algo me dice que así es.
–...Está bien,—respondió Foxy para luego darse la vuelta y caminar hacia la playa— avísanos si lo encuentras.
–Lo haré, grita si algo sucede.
–No te preocupes, estaré-AH!—el capitán quiso terminar su oración pero su boca se cerró al tropezarse con un tronco. Se levantó avergonzado y con molestia, quitándose de encima los restos de tierra de su rostro—...estaré bien.
–Tal vez, sea mejor que te lleves esto—sugirió Puppet acercandole la lámpara con una sonrisa—
–¿No la necesitarás?
–Sé como guiarme en la oscuridad, no te preocupes.
El pelirrojo tomó la lámpara con su garfio y se despidió de él con la cabeza. Puppet lo observó alejarse de él hasta que la luz de la lámpara desapareció entre la oscuridad. Los ojos de Puppet soltaron un leve destello antes de que el mismo retomara el camino por el que habían estado andando hasta entonces. Atravesó las plantas que se hallaban frente a él, guiado con la ayuda de la luz que desprendían sus ojos gracias a su magia. Pocas veces había utilizado aquella habilidad y agradecía poseerla en ese momento.
–¡ORIÓN! ¿¡DÓNDE ESTÁS?!
...
Al escuchar los gritos de su padre, Orión abrazó aún más sus rodillas. Llevaba un buen tiempo escondido en una cueva. Aunque podría ganarse adentrado más, decidió quedarse cerca de la entrada, donde la luz de la luna aún podía tocarlo.
El príncipe tenía miedo de volver a casa, pensaba en lo preocupados que estarían sus padres y lo mucho que todos querrían saber el motivo de su desaparición. Sabía que en algún momento debería regresar, pero había otro problema y ese era su incapacidad para guiarse en la oscuridad de la noche. Había llegado con suerte a aquella cueva después de correr por un buen rato. En el camino, su cabello y ropas se había llenado de hojas, tierra y ramas gracias a los tropiezos que sufrió por correr demasiado rápido.
Se sentía inútil y avergonzado, demasiado como para moverse de allí. A pesar de eso, en el fondo deseaba que su padre o cualquier otra persona lo encontrara pronto.
–Ohh, pobre principito~. Tan solito y tan triste...
A Orión le dio un fuerte escalofrío al escuchar esa voz sombría retumbar por las paredes. Pensaba que había estado sólo todo ese tiempo.
–¿Q-Quién está ahí?
–No te asustes, soy un amigo~. Puedes confiar en mí.
Por un momento, el príncipe creyó escuchar dos veces aterradoras en lugar de sólo una. La primera era más grave y ronca, mientras que la segunda, la que lo había asustado primero, parecía ser más risueña, como si le diera gracia verlo así.
–¿Eres...un fantasma?—preguntó mirando hacia el fondo de la cueva, creyendo que de ahí provenían las voces—
–Algo así~—respondieron ambas al mismo tiempo para luego reírse con malicia—
Su respuesta dejó al menor más confundido y aterrado que antes.
–¿Q-Qué es lo que quieren?
–Saber por qué estás tan triste~—contestó esta vez solo la voz risueña—
–No es nada...estoy bien.
–Nada, ¿eh?.—susurró otra vez la misma voz—Mmm, yo no lo creo~
Orión empezó a cansarse de escucharlo, su tono de burla lo asustaba pero no más que el hecho de no poder verlo. Trató de buscarlo como pudo en cada uno de los rincones sombríos de aquella cueva, sin alejarse mucho del pequeño espacio en el que había estado sentado bajo la luz de la luna. Sin embargo, su búsqueda no tuvo éxito.
–¿Dónde estás?...¿Por qué no puedo verte?
La dos voces volvieron a reírse dejándolo congelado en su lugar.
–¿Quieres verme?~. Bueno, tal vez puedas hacerlo~
–¿E-Enserio?
–Sólo necesito que me des algo a cambio~
Orión tragó saliva mientras retrocedía sintiendo como un viento helado le soplaba la espalda.
–¿Q-Qué cosa?
De repente, una especie de humo morado envolvió sus brazos dejándolo inmovilizado. El miedo lo impulsó a gritar y retorcerse. Intentó librarse de aquel humo que lo sujetaba pero la fuerza que ejercía el mismo hacía que sus brazos no lograran despegarse de su cuerpo.
Fue obligado a mirar hacia atrás. En ese momento logró ver por fin a quien parecía haberle estado hablando todo ese tiempo. Era una figura extraña, hecha del mismo humo que lo mantenía inmóvil. Sus ojos morados resplandecían con maldad en la oscuridad al mismo tiempo que su larga y ancha sonrisa. Pero lo que más le llamó la atención fueron sus orejas, las que se hallaban arriba de su cabeza y parecían ser iguales a las de un conejo.
–¡Tu magia!
El príncipe gritó del miedo y del dolor al sentir como aquel ser horrible intentaba robarle su poder mientras que el contrario sonreía al verlo retorcerse frente a él.
–¡Por fin, después de todos estos años podré recuperar mi verdadera forma. Pronto seré completamente invencible!
–Ni siquiera lo pienses, Glitchtrap.
–...¿Qué-
No sabía de donde vino esa voz tan familiar pero el odio en él reapareció al escucharla. En ese momento una luz celeste que emanaba del pecho del príncipe lo dejó completamente cegado. Su grito retumbó por toda la cueva y gracias al fulgor de aquella luz Orión fue liberado de sus garras.
Cuando el menor volvió a abrir los ojos, descubrió que aquel horrible monstruo ya no estaba pero la sensación que le había producido al intentar robarle su poder lo había dejado temblando y con la respiración agitada.
–¡ORIÓN! ¡HIJO! ¿¡DÓNDE ESTÁS?
La voz de su padre se escuchaba muy cercana para él. En ese momento, la idea de volver a casa le parecío mucho mejor que quedarse un minuto más en esa cueva. Se levantó lentamente y luego de caminar dos pasos hacia atrás salió corriendo hacia dónde estaba su padre.
...
–¡HIJOOO! ¿¡DÓNDE ESTÁS?! ¡POR FAVOR, RESPONDE!
Puppet llevaba un buen rato gritando el nombre de su hijo a través de la jungla. En su rostro se veían las ganas de llorar que llevaba conteniendo desde que él y Foxy se separaron.
–¿Dónde estás hijo?...
Luego de unos segundos de silencio, Puppet escuchó la respuesta que tanto había estado esperando.
–¡PAPÁ!
Cuando levantó la mirada hacia el frente, vio a su hijo salir de entre unos arbustos. Con su rostro iluminado por la felicidad, corrió hacia él y para envolverlo en un cálido abrazo.
–¡Hijo! ¡Por fin! ¿¡Dónde habías estado?! ¡Estábamos muy preocupados por-
Al alejarse para mirarlo a los ojos, notó que el menor no parecía despegar la mirada del suelo. Sintió su cuerpo temblando bajo sus manos y eso lo preocupó.
–...¿Hijo? ¿Qué sucede?...—la angustia que sentía por él aumentó al escucharlo sollozar—Por favor Orión, cuéntame qué pasa. Estoy aquí, tranquilo.
El príncipe no se animó a hacer algo más que abrazar su cuello. Las lágrimas caían por su rostro, mojando el traje de su padre.
–...Fueron esos niños, ¿verdad?—preguntó cuidadosamente—¿Por eso te fuiste?
–...Lo siento...—sollozó Orión—
Puppet le acarició la espalda para intentar calmarlo y trató de hacer que lo mirara a los ojos.
–¿Por qué no me hablaste sobre ellos hijo?
–...Yo...pensé que no me creerías.
–¿Que no te creería?...¿Por qué pensaste eso?
–...Porque...ellos tienen razón, soy un fracaso—respondió con dolor para volver a bajar el rostro nuevamente—. Lo siento papá, se que una decepción para ustedes.
Las manos de su padre volvieron a levantarlo con suavidad. Al mirarlo a los ojos, su rostro volvió a ser mojado por las lágrimas.
–Orión, hijo mío, ¿cómo puedes pensar algo así?. Tu madre y yo te amamos. Eres todo para nosotros.
–¡Pero...mis poderes...todos los niños de la aldea saben usarlos menos yo! ¿Eso no les molesta?
–La magia es algo muy difícil de comprender, hijo, a algunos les lleva incluso más tiempo que a otros—explicó su padre—.
–¿De verdad?...
–Tal vez ahora tengas problemas para entenderla pero estoy seguro de que cuando seas mayor nos sorprenderás a todos...cómo lo hiciste hoy.
–¿A qué te refieres?—preguntó el príncipe confundido—
–¿Quieres contarme cómo aparecieron esos hilos mágicos en el peluche de Jade?
La mención de aquel hecho hizo que las mejillas del príncipe se sonrojaran levemente.
–¿C-Cómo sabes eso?
–Los vi cuando su madre la llevó adentro del templo, esos hilos no estaban ahí antes. Dime, ¿qué sucedió hoy en la playa?
Orión aún tenía miedo de hablarle sobre lo que pasó, temía que volviera a enojarse con él.
–Jade y yo peleamos otra vez...pero no fue ella quien lo inició todo, fui yo. Intenté arreglar su peluche porque era algo muy importante para ella. No sé cómo pero de algún modo lo conseguí y pude arreglarlo.
–Ajá, ¿y luego que pasó?—preguntó su padre atento a todo lo que él le decía—
–Después de eso, Jade y yo nos disculpamos por todo, incluyendo nuestras peleas de antes, y, bueno, ahora ella y yo somos amigos...¿Estás molesto papá?
–Bueno, debo decir que me decepciona un poco el hecho de que se hayan peleado de nuevo.
–Lo sabía...lo siento.
–Sin embargo, me enorgullece mucho más saber que ambos supieron arreglar sus diferencias y que tu hayas conseguido hacer un gesto tan bonito por ella.
–¿Enserio?
–Claro que sí,—contestó su padre acariciándole la cabeza con cariño— no importa que tan grandes o pequeños sean tus logros, como tu padre siempre estaré orgulloso de ti.
Orión recibió con felicidad el abrazo de su padre, aunque seguía teniendo dudas respecto a su magia.
–Gracias papá...pero aún no lo entiendo, ¿por qué esta vez si pude hacer ese hechizo?
Puppet rió entre dientes y le tomó la mano para emprender juntos él regreso a casa.
–No te preocupes hijo, no necesitas saber la razón de eso ahora.
–¡Pero quiero saberlo, así podré saber cómo hacerlo la próxima vez!
–Mmm...tal vez la respuesta te llegue cuando seas mayor.
–Ohh—suspiró el príncipe decepcionado—, aún falta mucho tiempo para eso.
–Valdrá la pena hijo, créeme. Todo llega a su tiempo.
Luego de decir aquellas palabras, Puppet lanzó una brillante bola de hilos hacia el cielo, la misma explotó a los pocos segundos liberando una luz poderosa justo en el mismo momento en que Foxy llegaba a la playa para ver si Mangle, Endo y Mari habían logrado tener más suerte que ellos.
Los cuatro sonrieron felices y aliviados al ver la señal de su amigo brillando en el cielo, por fin podían dar por finalizada la búsqueda.
Continuará
Holaaa uff, por fin les traigo una actualización (5000 palabras...me duelen los dedos). Espero que les haya gustado el capítulo ❤
Es muy posible que haya escenas escenas fuertes en el siguiente (no solo de "ese" tipo de escenas sino también sangrientas) así que aviso de antemano por las dudas. Igual como siempre voy a poner un aviso antes de empezar el cap. Se vienen cositas (muchos lloros) 👀❤
Bueno, los dejo ahora porque tengo un cuatrimestre que aprobar y al ritmo que voy...esta complicada la cosa :"v
Bye ❤
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