Capítulo 1: Un nuevo hogar
Unas pequeñas aclaraciones antes de comenzar con esta historia:
❤Lo que está entre " ", son pensamientos.
❤Lo que está entre —, son acciones.
❤Está historia es una secuela de mi historia Tu espada y la mía, unidas por el Hilo Rojo. Si no la leíste, será mejor que lo hagas o de lo contrario no entenderás algunas de las cosas que pasarán aquí. También recomiendo leer la precuela que escribí de esa historia: Recuerdos de un Amor Pirata. Ambas historias están publicadas completas en mi perfil❤
★Esta historia está protagonizada por mis dos OC's e hijos de las dos parejas principales de Tu espada y la mía, unidas por el Hilo Rojo: Jade (hija de Foxy y Mangle) y Orión (hijo de Puppet y Mari). Sin embargo, el hecho de que estos dos sean los protagonistas no quiere decir que las otras parejas no aparecerán, así que tranquis.
Otra cosa, si alguna de las parejas presentes en esta historia no es de tu agrado o simplemente no te gusta, no estás obligado a leer este fic n.n. Y no quiero ver peleas de ship o de ninguna otra clase en esta historia.
★Puede contener escenas y frases basadas en películas o series que tal vez ya hayas visto.
★Contendrá Lem-...Bueno esto, todavía está en duda ya que además de que no soy buena escribiendo sobre esto me siento un poco incómoda al hacerlo -_- (No me odien si llego a omitir una escena de estas, como dije escribir este tipo de cosas es muy difícil para mí. Espero que lo entiendan).
★Toy Bonnie aquí es hombre (solo para aclarar xdxd)...y Puppet también, por las dudas (soy de las que se enteraron muy tarde de que el fantasma que poseía a Puppet era una niña :"v)
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Una tranquila mañana de 1791, a las afueras de la bella ciudad de Nueva Orleans, un carruaje tirado por dos dos caballos recorría los largos caminos de tierra que atravesaban bosques y pantanos. Los pasajeros a bordo del mismo eran una pintoresca familia de cinco integrantes que se dirigían juntos a su nuevo hogar, una bella casa de campo a las orillas del río Mississippi.
Llevaban cerca de dos horas de viaje y todo parecía estar muy tranquilo dentro del transporte.
–¡BUAAAAAAHHHHHH!
–¡Bella, búscate otro lugar para sentarte!
–¡Tu búscate el tuyo, y ya ponte las botas! ¡Tus pies apestan!
–¡No es cierto!
–¡Claro que sí!
–¡NIÑOS PAREN DE UNA VEZ!
–¡BUAAAAAAAHHHHH!
Bueno...más o menos.
–¡Por amor a los siete mares Jade deja de llorar!—le suplicaba la mujer albina y de ojos dorados a su pequeña hija de un año desde hace algunos minutos mientras la sostenía entre sus brazos y le daba palmaditas a su espalda con la esperanza de calmarla un poco. Su esposo, un hombre pelirrojo y mitad zorro igual que ella, revisaba desesperado los asientos en busca de algo para ayudarla a tranquilizar a su hija—
A pesar de que tanto ellos como sus hijos iban bien vestidos, su apariencia había cambiado un poco luego de pasar tanto tiempo encerrados en aquel carruaje. Se los notaba agotados y desarreglados, y no veían la hora para que ese caótico paseo finalmente terminara.
–¿¡Foxy dónde dejaste su peluche?!—le preguntó la albina pensando que esa podría ser la solución al llanto de la menor—
–¡Pensé que tu lo tenías!—respondió el mayor intentando ocultar su frustración sin detener su búsqueda frenética—
–¡Sí, pero te lo di hace media hora cuando te dejé que la cargaras de nuevo!
Foxy revisó nuevamente los asientos pero el peluche de su hija no aparecía por ninguna lado.
–¡No está aquí!
–¡Claro que lo está, solo búscalo bien!
En ese momento, la pequeña Jade empezó a llorar aún más fuerte. Y la paciencia de la albina empezó a decaer aún más.
–¡RÁPIDO!—le gritó ella. Foxy se vio obligado a pedirle encarecidamente al cochero que se detuvieran por un momento—.
Los dos miembros restantes de aquella familia, una niña de diez años de pelo castaño y ojos morados y un muchacho de su misma edad que se diferenciaba de ella únicamente por sus ojos azules, se asomaron por la ventana del lado izquierdo con un ligero brillo de emoción en sus ojos ya que ambos estaban muy ansiosos de ver su nueva casa.
Pero su deseo por llegar allí a veces los llevaba a hacer preguntas molestas cuando el carruaje se detenía, tales como:
–¿¡Ya llegamos?! ¿¡Es aquí?!
–Todavía no—respondió ya fastidiada la albina a los dos gemelos descansando su frente sobre la palma de una de sus manos. El escuchar esas preguntas sumadas a los lloriqueos de su hija menor la hacía sentir que la vena de su cabeza en cualquier momento iba a estallar—
No se confundan, ella y Foxy los amaban mucho, a pesar de no ser sus verdaderos padres. Pero viajar con ellos en carruaje no era algo sencillo ya que, a pesar de haber cumplido diez años, seguían siendo un par de gemelos muy inquietos y habladores...y Jade seguía siendo una niña muy tierna y dulce pero que además se ponía a llorar descontroladamente cada diez minutos.
–¡Mira Benny, una oveja blanca!—señaló Bella al ver un gran rebaño de ovejas pastando tranquilamente al otro lado del camino. Su hermano menor se acercó a ella entusiasmado—.
–¡Mira Bella, una oveja negra!—señaló Benny está vez mirando con atención al rebaño—.
Pasaron unos segundos y los gemelos vieron algo que los sorprendió tanto que no pudieron evitar hablar los dos a la vez.
–¡Una oveja blanca sobre una oveja negra!...—y luego de eso, ambos intercambiaron las mismas miradas de asco—Eww...
Bella cerró las cortinas para después alejarse de la ventana con su hermano. Ambos fijaron sus miradas sobre su madre y empezaron a preocuparse al verla tan callada en aquella posición.
La albina suspiró pesadamente mientras seguía sosteniendo a su hija la cual seguía llorando muy fuerte cerca de su oreja izquierda. No podía mentir, amaba mucho a su familia...pero ser madre no era algo fácil.
Seguramente la presencia de sus padres hubiera sido de gran ayuda en ese momento...y a veces se preguntaba qué le habrían dicho si ninguno de los dos se hubiera ido.
–¿Mamá?...
–¿Qué Benny?—le preguntó al menor tratando de mantener la calma pues no quería gritarle ya que eso sólo la haría ponerse mal al igual que a ellos—
–¿Estás bien?...
–Sí, ¿por qué?.
–Es que...estás llorando...
No se había percatado de que estaba llorando hasta que se tocó la cara y notó el rastro húmedo sobre sus mejillas. Había superado la muerte de sus padres pero en momentos como esos el estrés y el dolor de no tenerlos cerca a veces podían mucho más con ella.
¿Quién diría que en algún momento de su complicada vida como pirata la temida Capitana Mangle se convertiría en madre a tiempo completo?.
–Yo...estoy bien niños, no se preocupen—les dijo a los gemelos sonriendo tanto como pudo a la vez que se limpiaba la cara con el brazo que tenía libre. Notó que los niños seguían mirándola de la misma manera y trató de hablarles de otra cosa para desviar el tema—. Díganme, ¿cómo se imaginan la nueva casa?.
Luego de pensarlo unos momentos, los gemelos creyeron tener su respuesta.
–Pues...¡Yo creo que será muy bonita!—respondió Bella sonriente—¡Me gustaría que tuviéramos un balcón en nuestra habitación y un salón de entrenamiento!
–¿Y tú Benny?. Seguro que te gustaría tener tu propio salón de arte, tal vez haya alguna habitación que puedas usar sólo para ti.
–¿¡De verdad?! ¡Sí, me encantaría tener un salón de arte para mí sólo!—dijo el menor emocionado. Recientemente, había descubierto que el arte era otro de sus talentos. Le apasionaba mucho pintar, en especial el hacer retratos—.
La albina sonrió al escucharlos, en el fondo ella también estaba ansiosa de conocer su nueva casa. En ese momento, su esposo volvió a entrar al carruaje y no parecía muy animado.
–Lo siento cariño, no lo encontré—anunció con gesto de derrota al sentarse nuevamente junto a ella y cerrar la puerta. En ese instante, Mangle cerró sus ojos con fuerza ya que Jade había lanzado un agudo grito en medio de su llanto—.
No podía ser otra cosa más que la ausencia de su peluche lo que hacía que la pequeña zorrita pelirroja llorara de esa manera, y Mangle lo sabía. Jade estaba limpia, no tenía hambre y hasta hace algunos minutos atrás dormía como un tronco. Ni siquiera intentó cantarle ya que ella y Foxy descubrieron que aquel truco sólo funcionaba durante la noche.
–Tal vez lo habrá dejado en el suelo en la última parada que hicimos.
–No puede ser...Foxy ese era su peluche favorito, ¿cómo se supone que la calmaremos ahora?.
Su esposo movió la cabeza en negación, estaba muy cansado y realmente no sabía que más podrían hacer. Lo único que ambos querían era llegar a su nuevo hogar lo más pronto posible para descansar hasta la hora de la cena pero nunca podrían seguir el viaje si su hija no dejaba de llorar.
Al ver la complicada situación en la que se encontraban, los gemelos tomaron la decisión de ayudarlos. Empezaron a mirar a su alrededor pero sin moverse mucho de sus asientos. Buscaban algo que fuera lo más parecido posible al peluche de su hermanita.
De repente, Benny vio que algo extraño sobresalía detrás de la espalda de la capitana.
–Creo que está detrás de tu espalda mamá—dijo el menor señalando con su dedo dicha ubicación—.
La pareja de zorros miró hacia allí y para su sorpresa descubrieron que, efectivamente, además de la cola de Mangle había otra más pequeña que se asomaba por detrás de ella. Aquella colita roja y peluda le pertenecía al peluche favorito de Jade, el que tanto les costó encontrar y que por un momento habían dado por perdido.
Ambos se preguntaron cómo era posible que ninguno de ellos lo hubiera visto antes. Sin embargo, la frustración y el cansancio que sentían en ese momento quedó en segundo lugar por un rato. Simplemente aceptaron que aquello fue sólo otro error de primerizos.
Foxy tomó al zorrito de peluche de su cola y se lo entregó a Jade con la esperanza de que tenerlo en sus manos finalmente la haría calmarse.
Los llantos de la menor cesaron en el instante en que sus lindos ojos dorados vieron a su peluche favorito. Jade lo abrazó sonriendo para después soltar una pequeña risita.
Sus padres suspiraron sintiendo un gran alivio, de no haber traído ese objeto con ellos probablemente Jade seguiría llorando hasta el fin de los tiempos.
Al ya no escuchar los llantos de la hija menor de la pareja que estaba llevando, el cochero, un hombre mitad oso, castaño y de ojos azules se alejó de los caballos para ir a comprobar cómo estaban las cosas.
–¿Ya se calmó?—preguntó con confianza puesto que ya conocía a esa familia desde hace tiempo—.
–Sí, Freddy—respondió Mangle con suavidad—. Perdona por hacerte parar...otra vez.
–Descuide capitana, no hay problema—dijo el mayor amablemente—. Además, a los caballos ya les hacía falta descansar. ¿Quieren seguir? ¿O prefieren ir a estirar las piernas un rato?.
–No lo sé...¿seguro de que tus tíos estarán ahí cuando lleguemos?.
–Dijeron que partirían hacia allá cerca de las nueve...—respondió Foxy—y no estaban en la casa cuando nos despertamos, querida. Seguramente ya deben estar ahí, de lo contrario nos los habríamos cruzado por el camino.
La albina no estaba muy convencida de aquella idea por lo que solo suspiró para luego descansar su mirada sobre su hija menor. Foxy notó lo caídos que estaban sus párpados sobre sus bellos ojos ambarinos, él sabía lo cansada que estaba porque él se sentía igual, por lo que pensó bien en las palabras de Freddy.
–Pero...si tu y los niños lo desean, podemos salir afuera unos minutos. Creo que a todos nos vendría bien.
Mangle sonrió al sentir el tacto cariñoso del pelirrojo sobre su mejilla. Necesitaba salir de allí y quizás tirarse un rato sobre el pasto por lo que la idea no le pareció tan mala. Jade empezó a cerrar sus ojitos y a acurrucarse sobre su pecho, una señal de que la pelirroja ya tenía sueño, otra vez.
Esa fue una señal tanto para ella como para el resto de los presentes.
–Está bien...—contestó Mangle. Foxy le regaló una sonrisa a la vez que depositaba un tierno beso sobre su frente y en el dorso de su mano, cerca de donde brillaba su anillo de bodas—.
...
La familia pasó unos quince minutos fuera del carruaje. Mangle y Foxy se hallaban recostados junto con Jade debajo de un árbol. Mientras que su hija menor descansaba entre los brazos de su madre, sus otros dos hijos miraban las nubes y jugaban a adivinar su forma tirados sobre el pasto no muy lejos de donde estaban ellos. Freddy había llevado a los caballos a beber algo del agua del río, por suerte no debió alejarse mucho así podía vigilar que nada malo les sucediera.
Durante ese tiempo, todos pudieron descansar un poco más y olvidarse de los momentos de tensión vividos en medio del viaje. Cuando Freddy regresó, Foxy y Mangle pensaron que ya era hora de seguir así que llamaron a los gemelos. Cuando todos regresaron al carruaje Freddy hizo andar a los caballos por el mismo camino que llevaban siguiendo desde hace un tiempo.
Pasó casi media hora y por primera vez desde que salieron de la ciudad, se sentía una gran tranquilidad dentro del carruaje. Los niños se dedicaban a mirar el paisaje, cada uno desde su ventana mientras que sus padres sólo los observaban a ellos y a Jade con cariño y en silencio.
Foxy llevó su garfio a la cintura de Mangle y la acercó suavemente hacia él. La albina sonrió y reposó la cabeza sobre el hombro de su esposo.
–Tranquila, no creo que falte mucho—le dijo suavemente sin dejar de mirarla—.
–¿De verdad lo crees?—preguntó ella con voz cansada—.
–Claro que sí, y cuando lleguemos todos haremos lo que queramos: Los niños podrán salir a jugar y tu y yo, por fin, tendremos un rato a solas.
Mangle se rió un poco al sentir los colmillos de su esposo morder ligeramente su cuello.
–Mi amor, creo que te olvidas de un pequeño detalle—le dijo ella bromeando al mismo tiempo de que señalaba con su cabeza a la bola de pelo que descansaba entre sus brazos. Su esposo sonrió con cariño al ver lo tranquila que estaba su hija—.
–Tu también podrías irte con tus hermanitos a jugar, princesa...—le dijo con voz burlona a su hija mientras le rascaba la nariz con su dedo a modo de juego aún sabiendo que corría el riego de despertarla—.
En un rápido movimiento, Foxy alejó su dedo de la cara de Jade ya que la misma intentó morderlo mientras dormía. Y con razón, su hija ya tenía sus colmillos bien desarrollados y una sola mordida de ella podía dejar marca.
A Mangle le dio gracia aquella reacción por parte de ambos y no pudo evitar soltar una pequeña risa.
–O tal vez no—bromeó ella sin borrar su sonrisa—.
–¡Oigan ahí atrás, les tengo buenas noticias!—anunció Freddy sonriente desde afuera—.
–¿Qué sucede Freddy?—preguntó Foxy—.
–¡Creo que ya estamos llegando!.
Luego de que Freddy les diera aquella noticia, los gemelos no perdieron tiempo en sacar su cabeza por la ventana izquierda del carruaje y preguntar:
–¿¡Ya llegamos?! ¿¡Es aquí?!
–"Espero que así sea..."—pensó Mangle—.
El carruaje siguió avanzando por un camino rodeado por una hilera de árboles. Al final del mismo los gemelos pudieron ver cómo frente a ellos se alzaba una bella casa de campo, la madera de la misma era blanca y había macetas con flores decorando el alfeizar de las ventanas.
Había un pequeño grupo de personas esperándolos en la entrada, entre ellos un hombre y una mujer mitad zorro que se encontraban un poco más alejados de aquel grupo, ambos eran una pareja a quienes los cinco integrantes de aquella familia ya conocían y estaban felices de poder encontrarse con ellos nuevamente.
Freddy detuvo a los caballos frente a la entrada y ni bien lo hizo los gemelos salieron disparados como balas para saludar a sus tíos abuelos.
La pareja se sorprendió al recibir el gran abrazo de los menores pero se lo tomaron muy bien, para ellos ese comportamiento no representaba una molestia ya que habían llegado a querer mucho a esos niños.
Los tres hombres que conformaban el pequeño grupo de servientes a su lado se acercaron al carruaje para descargar las pertenencias de los recién llegados y llevarlas adentro de la casa. En ese momento, Foxy y Mangle bajaron a saludar a sus parientes junto a Jade, ahora era el pelirrojo era quien sostenía a su hija, un gesto que sin duda hizo sentir más aliviada a su esposa.
–¡Ahh sobrino, me alegro de que pudieran llegar!. ¿Qué tal estuvo el viaje? ¿Hubo algún problema?.
Foxy estuvo a punto de contestar cuando, de repente sintió un fuerte tirón de una de sus orejas. La responsable del hecho fue su hija, quien se había despertado hace apenas unos minutos de llegar y que ahora estaba más que entretenida con las orejas de su padre.
–Hubo algunas...complicaciones, tío, pero nada fuera de lo-AHH!—y ese fue otro tirón, pero más fuerte—...normal.
Su esposa se rió internamente y tomó la decisión de liberarlo de la dura tarea de aguantar los tirones en las orejas de su hija.
–A ver, ven aquí pinzitas—dijo ella al recibirla entre sus brazos—.
Sin embargo, la albina empezó a arrepentirse cuando sintió el primer tirón de su oreja derecha, que para su desgracia fue bastante fuerte y la hizo gritar un poco.
–Nos...alegra mucho verlos y-AAHH—y ese fue otro más, a Jade le encantaban las orejas de sus padres pero sobretodo las de su madre porque se parecían mucho a las suyas—...les agradecemos que nos dejen quedarnos aquí.
–Es un placer, querida. Esperamos que la casa les guste—dijo la tía de Foxy, amable como siempre—.
–Pues debo adelantarles que desde afuera se ve preciosa y seguro que es igual de bella por dentro—dijo Mangle admirando la belleza de la construcción frente a ella—.
Preston y Melody les presentaron a las tres sirvientas que los ayudarían con los quehaceres de la casa, las cuales se inclinaron con respeto ante ellos. Dos de ellas parecían tener la misma edad de Mangle y fueron las que más se entusiasmaron al ver a los hijos de la pareja.
Para ella eran muy tiernos...Pero, ¿pensarían lo mismo luego de unas semanas?
...
La familia ahora se encontraba recorriendo la casa. Los tíos de Foxy se habían ido con Freddy de regreso a la ciudad, pues no podían dejar a sus hijas solas por mucho tiempo.
La casa de campo era un poco más pequeña que la que pertenecía a sus tíos pero no por ello era menos linda. Al contrario, el interior de la misma se veía tan bonito como el exterior: en cada salón había muchas pinturas de bellos paisajes colgadas sobre las paredes, las cortinas y alfombras eran blancas y muy suaves. Los muebles también eran hermosos y combinaban a la perfección con el lugar.
Tanto Mangle como los gemelos les sorprendió lo bonita que era por dentro. Foxy era el único que no se encontraba tan sorprendido y no era porque el lugar no le gustara sino porque ya lo conocía. Mucho antes de conocer a su esposa por primera vez, él pasaba los veranos en esa casa con su familia.
El pasear por allí le traía muchos recuerdos de su niñez y lo hacía extrañar un poco a su padre y a su hermano. Fue muy difícil para él superar sus muertes y lo más triste es que aún pensaba en ese día...
Pero, por suerte, él ya no se sentía tan afectado por ese recuerdo como antes pues sabía que el culpable de aquellos actos imperdonables y muchos más que lo habían afectado por tantos años a él y a su amada se había ido para siempre. Eso le traía paz tanto a él como a su familia y estaba decido a no permitir por nada en el mundo que algo malo les sucediera.
–¡Mamá! ¡Papá!—llamaron los gemelos sacándolo de sus pensamientos—
–¿Sí, niños?
–¿Podemos ir a ver el jardín?—preguntó Bella—.
–¿Por favooor?—La imitó su hermano—
Foxy miró a su esposa en busca de aprobación, sabía que a ella le preocupaba que terminaran rompiendo algo por accidente pero también sabía lo emocionados que estaban por conocer el lugar por su cuenta y ninguno de los dos podía negarse a sus caritas tiernas cuando pedían algo pues los gemelos, como los buenos ladrones que eran, conocían muy bien el arte de la persuasión.
–Está bien, pueden ir—dijo Mangle luego de soltar un suspiro de derrota. Sus hijos gritaron de alegría y luego de que se les concediera ese permiso salieron corriendo devuelta hacia al exterior—. ¡Pero ni piensen en alejarse de ahí!
–¡Y no rompan nada en el camino o quedarán castigados!
Los traviesos hermanos desaparecieron de su vista, dejándolos solos a los tres en medio del corredor
–¿Continuamos, capitana?—preguntó el mayor a la albina haciendo un ademán con elegancia—.
–No perdamos ni un segundo—respondió su esposa con una sonrisa—.
...
Después de recorrer todo el piso superior, los zorros bajaron nuevamente al primer piso, donde ingresaron al Salón Principal. Foxy le contó a Mangle que, cuando era pequeño, la mayor parte del tiempo aquel salón sólo era utilizado por su familia como una simple sala de estar, pero cuando decidían organizar una fiesta solían mover los muebles a otra habitación, para hacer más espacio.
Era un salón muy hermoso y que sin duda aprovecharían al máximo.
Mientras sus padres conversaban, Jade miraba todo a su alrededor con sus grandes ojitos dorados abrazada a su peluche.
–¿Estás feliz querida?—preguntó el pelirrojo tomando su mano mientras la miraba con cariño. Lo que más deseaba era que ella y los niños estuvieran felices en su nuevo hogar—
–Mucho...—respondió la albina regalandole una tierna sonrisa—. Es una casa preciosa.
Foxy no podía más con la tentación de besar los hermosos labios rojos de su esposa, pero cuando se acercó para hacerlo algo, o más bien alguien, se interpuso entre él y Mangle.
–¡Papá!—lo llamó la pequeña Jade agarrándose de su nariz al mismo tiempo que de su boca escapaban un par de risitas. Foxy no pudo evitar reir por la ternura que le causaba su hija—.
A Mangle también le causó mucha ternura el ver aquella escena, interrumpir los besos de su esposo era una de las especialidades de Jade cuando estaba con ellos.
–Cariño, ¿podrías prestarme a mami un rato, por favor?—preguntó él acariciando la mejilla de la menor—.
La expresión de Jade cambió de repente al igual que la posición de sus orejas. No le gustaba mucho esa idea.
–¡No, mami mía!—se negó ella abrazándose de manera protectora al cuello de su madre—
Mangle se rió al ver la expresión en el rostro de su esposo. Foxy sabía que Jade era muy unida a ella, después de todo la albina nunca se apartaba de su lado...pero debía admitir que a veces le molestaba que su propia hija le impidiera besar a la mujer que amaba.
–Jade...no soy sólo tuya, soy de tu papá y de tus hermanos—le explicó suavemente a la menor apartando sus brazos de su cuello—. Debes aprender a compartir, ¿harías eso por mami?.
El ver la sonrisa en el rostro de su madre fue suficiente para hacerla recapacitar y aceptar su petición.
–...¡Sí!
–Esa es mi niña—le dijo la albina para luego depositar un tierno beso sobre su mejilla izquierda—.
Luego de dejar a su hija suavemente en el piso del salón, la capitana y su esposo finalmente pudieron unirse en aquel beso que tanto esperaban. Un profundo beso lleno de amor, un amor por el que ambos habían luchado con valentía por mucho tiempo y que a pesar de todas las dificultades y obstáculos que la vida les impuso seguía siendo igual de fuerte y poderoso que hace dos años atrás, cuando sus caminos volvieron a cruzarse siendo capitanes de bandos enemigos.
Tardaron un tiempo en darse cuenta pero ahora sabían que aquel encuentro no fue una casualidad sino obra del destino, un destino sellado desde su nacimiento por el hilo rojo.
La falta de aire los obligó a ambos a separar sus labios, aunque sin darse cuenta estos seguían buscándose en la corta distancia que había entre ellos.
Foxy juntó su frente con la de su esposa a la vez que los dedos de su única mano se entrelazaban con la mano de ella. Los anillos que ambos portaban brillaron al ser tocados por el sol, cuya luz atravesaba suavemente la ventana más grande del salón.
–Seremos muy felices aquí—murmuró Mangle. En su interior aún tenía muchas inseguridades pero la esperanza en ella creció luego de aquel beso. El amor compartido entre ella y su esposo, el amor por sus hijos y el deseo de tener una vida tranquila la hicieron olvidarse de todos sus miedos, al menos por ese instante—.
–Claro que sí—respondió Foxy suavemente disfrutando del suave perfume de su cabello blanco. Sabía que mientras ellos siguieran juntos todo estaría bien—.
Continuará
¿Qué les pareció el primer capítulo? :3
¿Extrañaron a los gemelos?. Sinceramente yo sí jajaj, los extrañaba mucho uwu
Espero que les haya gustado el comienzo de esta historia, recuerden dejar una estrellita si quieren y si les gustó el capítulo y además de algún comentario. Estás dos cosas me motivan mucho a seguir ❤
Cuando termine mi final de morfología veré si puedo traerles un nuevo capítulo, por ahora debo concentrarme en eso.
Bueno, les deseo buenas noches ❤. Byeee❤❤
PD: Este capítulo me quedó más largo de lo habitual xD
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