Capítulo XVI: Lo conozco
—Me dijeron que te volviste loca...
Esas palabras dichas por Isa me hicieron verla.
—No me he vuelto loca...sólo que—
Pause un momento, no sabía que escusa poner y menos a ella. La conocía de muy poco tiempo pero era de las más cercanas a mí en esos pocos días.
¿Como decirle que veo a gente? Que para acabar no son ellos.
Hasta eso me suena raro. Suspire y cerré los ojos una vez más.
—Bien Lanita, es momento de saber el porqué de tu locura— Isa me sonrió después de esas palabras y se sentó a mi lado. Tomo con sus manos mi rostro y me hizo mirarla. Lo hice, la mire...sus ojos verde; ahí estaba de nuevo, sus destellos verdes y cabellera castaña clara.
Lo conozco, conozco a esa persona, a ese chico.
Mi corazón dio un latido fuerte, y luego otro.
En definitiva era el chico que soñé, pero con mayor edad; imágenes de personas me atormentaba y no sabía cómo pararlas.
Cuando menos lo espere, lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, lo salado de ellas hacía mi piel arder y causaban dolor en mis cuencas.
Necesitaba parar... el, esa persona, limpio mis lágrimas; pero sólo hizo que salieran más.
Me causaba un sentimiento nostálgico, un sentimiento triste, dramático y conocido.
Sentía que conocía todo de él, absolutamente todo, como si le conociera de añ...
Un sonido sordo me golpeó. Literalmente me golpearon la mejilla. —Vuelve en ti marioneta— la voz de Isa me regreso a la realidad. Y ahí estaba su cabellera verde y sus ojos chocolate.
— ¡Auuu!— masculle alto, me queje de dolor y puse mi mano en mi mejilla.
Esta sólo negó y suspiro.
—No entiendo qué te pasa... ¡Me viste con cara de idiota! Y lloraste. —Isa se quejó por unos cuanto minutos más, yo sólo me levante y salí de la carpa. Quería caminar un rato, tomar aire fresco y analizar mis delirios.
La noche estaba presente en mi visión, una muy oscura y fresca. A lo lejos escuche a Isa gritar enojada. — ¡Hey! ¡Vuelve aquí!— reí bajo pero no detuve mi caminar, seguí moviendo mis pies hasta llegar a una luz. Resultó ser una hoguera en donde cierto mudó estaba sentado.
Parecía contemplar las llamas bailar, las chispas rebotar y los colores cálidos tratando de mezclarse. Di un paso más pero fue muy ruidoso y en cuanto el sonido llego a sus oídos él giro a verme. Dudo un poco pero inmediatamente sacó su libreta y escribió lento.
"¿Te encuentras mejor?"
Yo asentí, cerré mis ojos y respire. Por mi mente cruzo esa pregunta.
¿Realmente estoy bien?
No lo sabía, ni con la concentración del mundo podría saber la respuesta. Mi pasos fueron directo a su lado y me senté lentamente como si mi cuerpo fuera tan frágil. Volví a suspirar, se me estaba haciendo una costumbre hacerlo por la nada.
—Sabes, no comprendo porque estoy aquí. — mis ojos se detuvieron en las llamas de la hoguera, junte mis piernas a la altura de mi pecho y me abrace a mí misma. Las llamas rojas y naranjas llamaron a gritos mi atención; parecían querer darme su calor, que observara como bailaban entre sí, una danza descontrolada con un ritmo inigualable.
— ¿Por qué? Dime porque estás aquí— mi voz era lejana, queriendo que fuera demandante, fue más como una súplica. Estoy segura que en el fondo una pequeña replica de mi misma quería una explicación, solo una, para asegurarse de su estadía en el circo.
Observe las manos de Jonathan, cubiertas por unos guantes cortos de color blanco, estaban muy limpios como para decir que los uso un día entero. Sus brazos estaban al descubierto, su torso vestía una camiseta de tirantes color negro, lucía un pantalón grisáceo y desgastado por el tiempo.
Se veía lindo... Sin darme cuenta ese pensamiento cruzo por mi cabeza pero no reaccione hasta que su libreta irrumpió mi vista.
Su caligrafía seguía fascinándome pero no leí nada de lo que decía la pequeña libreta. Mis brazos soltaron mis piernas y una de mis manos tomo la de Jonathan, esto causo que él soltara la libreta; no hizo sonido alguno solo me miro fijamente.
El tacto de la tela en mis dedos, una sensación suave y dura a la vez. Con rapidez sentí el calor que irradiaba su mano; esta era más grande que la mía, al igual que sus dedos pero no era como las demás. Parecía más cuidada, más femenina...
Mis labios soltaron una risa muy baja, pero él lo puedo notar y su cabeza se ladeo un poco con curiosidad. Negué aun divertida por mi sencilla forma de ver las cosas.
El noto como mi mano seguía tomando la suya y retrocedió esta misma con lentitud para desviar su mirada de mí. Sin duda algo dolió dentro de mí, quizá sería ese sentimiento conocido como rechazo.
Las emociones que presentaban mi cabeza no las conocía del todo bien, no sabía que sentir exactamente solo podía nombrar lo que se suponía que eran. Lo mismo pasaba ahora, no sabía que sentir u hacer, como lidiaba con esta situación, era como si mi cuerpo se moviera por si solo e hiciera de mi lo que quisiera.
Me dedique a ver las llamas que ahora parecían reírse de mi sentir aun que creo que exageraba. Al paso de los pocos minutos me volvió a mirar y después a la libreta; la levanto observando su letra.
Solo ignore sus movimientos y regrese a la hoguera; cerré mis ojos, estaba cansada aun después de dormir todo el día.
Su libreta se acerco otra vez a mi visión, a pesar de la última vez ahora si lo leí...
"Recuerdo que en el desayuno no terminaste, ¿verdad?"
Era verdad no termine el cereal, con la primera cucharada no era suficiente para sobrevivir un día. Si lo recuerdo, no termine de comer ya que fui detrás de Marce y después...paso todo esto.
"Acompáñame"
Fue esa letra que me lo "dijo" El mimo se levanto y se sacudió; después extendió su mano enguantada hacia a mí, dude en tomarla pues ya era bastante tarde. Aun así termine cediendo a este y lo hice, tome su mano para que me ayudara a levantarme.
Caminamos a oscuras, con el cielo estrellado y la luna en su fase de cuarto menguante. Su mano seguía unida con la mía y mientras que la luz de la hoguera se desvanecía.
El se detuvo cuando llegamos al frente una carpa de un tamaño más grande que las habitaciones de los habitantes de ese circo.
— ¿Dónde...— Antes de que terminara la pregunta él se detuvo y coloco su dedo en su boca mostrando una seña para que guardara silencio. Un "shhh" con todas sus letras. Me sonrió cálidamente y soltó mi mano; lentamente camino en la oscuridad adentrándose en la carpa.
Le seguí con cuidado de no tropezar y cuando entre repentinamente una luz iluminó una parte del lugar.
La vela fue la culpable de hacer la luz, entre los dedos de Jonathan había un mechero plateado con rayones, parecía desgastado, pero el sonreía y jugaba moviéndolo ente sus dedos, de ida y de regreso.
Al final se detuvo y lo encendió, su pulgar hizo fricción en el punto exacto que causo la chispa, creando el fuego que bailoteaba con el aire. Su piel morena resplandecía con el color de esa llama.
El se giro y de inmediato extendió su mano, me dio un panecillo, la tome y un olor dulce invadió mi nariz; parecía ser de vainilla ya que su olor era parecido. Volví a mirar a Jonathan, el estaba esperando a que lo comiera, sin decir nada lo acerque a mi boca y mis dientes mordieron el suave panecillo.
El dulce sabor se corrió por mi boca y lo disfrute. Como si el azabache leyera mi mente, sus manos me ofrecieron un vaso de leche. Su sonrisa me deslumbro una vez más, le devolví el gesto y bebí la leche.
Antes que la acabara el tomo el vaso de mis manos y el término por mí. No me pareció molesto, de hecho estaba contenta de no ser la única que consumía alimentos esa noche.
Mi corazón latió muy fuerte cuando un golpe se escucho afuera, como noche de terror unos pasos se escucharon cada vez haciéndose más fuertes fuera de la carpa, parecía muy molesto el monstro que...
— ¡¿Saben la hora que es?!— los dos dimos un salto al escucharla, pero una morena de estatura baja apareció de entre la oscuridad. Su pijama roja la delataba, Lizzy se mantenía furiosa viendo como bebíamos la leche y robábamos panecillos.
—Lo sient... Mi voz se corto a media frase. Su mano sujeto la mía y corrió rápido; mi respiración fue cortada por la velocidad del mimo. La morena tenía el seño fruncido, una mueca y casi se veía renegar.
— ¡Jonathan! ¡Sabes que eso es para mañana!— los gritos y corajes de Lizzy se esparcían por el lugar, muchas luces de las carpas se encendieron y reí divertida. Era como hacer travesuras a media noche.
El sentimiento de alegría me consumió y corrí al ritmo de Jonathan, hasta parar en una típica habitación. Parecía ser la de él, ya que entro sin ningún problema, camine para entrar y observe.
El lugar era espacioso, con un escritorio, solo una cama la cual tenía una sabana azul marino y una frazada roja. Muchas cartas de baraja y monedas de colores se encontraban esparcidas por su suelo.
El noto esto y desvió la mirada. Escribió algo apenado por su desorden.
"Lamento todo el desastre"
—Tranquilo, me recuerda a mi habitación. Isa siempre tiene dulces o libros regados— examine la habitación, no había señal de que viviera con alguien más. ¿Acaso no comparte la carpa?
— ¿No tienes compañero?— negó rotundamente, inhalo aire y después lo exhalo. Hizo un par de señas y cerro sus ojos. Algo me decía que guardara silencio pero no fue así, abrí la boca para preguntar.
— ¿Por qué?— constipado movió su mano ante mi pregunta, no escribió solo dio señales de que no quería "hablar" de eso. Lo comprendí y solo deje de producir palabras.
Un silencio amargo invadió el lugar, era cruel y frio pero no incomodo. Era como si su nuestra presencia fuera más que suficiente para sustituir una conversación.
Por un momento me quede quieta, sin hacer ningún sonido, y sin más deje la respiración unos segundos. Cuando inhale aire de nuevo decidí que era hora de irme, Isa debe de estar preocupada o quías no...
—Em... sabes ya es tarde— le mire y sonreí. —Y pues creo que es hora de irme— retrocedí lentamente pero él escribió en esa libreta y me mostro su hablar.
"Ya es tarde, si andas por ahí y te descubre Lizzy te ira mal. Puedes quedarte solo por hoy"
— ¡Ho! No, no es necesario y puedo regresar. No quiero ser una molestia— levante mis manos negué con ellas, sin parar de retroceder lo cual fue mi error. Mi pie resbalo con una pequeña ficha, aun que antes de tocar el suelo Jonathan actuó rápido.
Aventó su libreta, con sus manos rodeo mi cintura para evitar mi caída y por inercia mi cuerpo se pego al suyo. Estaba sorprendida, su rostro quedo cerca del mío y parecía estar aliviado. Un calor repentino invadió totalmente mi cuerpo pero más mi rostro.
Como un bomba mis emociones estallaron, tenerlo tan cerca me ponía extraña; cerré los ojos y lo empuje con las manos. Realmente esta acción no hizo mucho, solo aclare mi mente y trate de mascullar alguna palabra.
—Está bien, me quedare solo por hoy— lo dije rápido que casi ni lo entendí, pero el parecía entender mi frase rauda y nerviosa.
Lo vi sonreír, recogió su libreta para escribir una oración algo extraña.
"Dormiremos juntos"
—Dormir...juntos— murmure para mí y analice la última oración que me había tomado desprevenida, no sabía que decir u hacer. Mis acciones se congelaron por un minuto y quede muda.
Jonathan noto esto y su expresión cambio, retrocedió y negó con las manos; parecía avergonzado, sus manos hacían diferentes posiciones y señas pero el único problema es que no les entendía.
El suspiro cansado y solo se sentó en la cama. Parecía frustrado por algo, mi mente empezó a maquinar; quizá era por no poder hablar o tal vez porque mis interpretaciones le frustraban.
Volví a mí para aclararme una duda. — ¿No te gustaría poder hablar?— su mirada se torno sombría, llena de dolor y más que nada perdida. Me dio una punzada en el pecho, sabía que había dicho palabras innecesarias.
Cuando abrí mi boca para cortar el silencio un cálido afecto me tomo, el cuerpo de Jonathan me atrapo en un abrazo y mi cabeza quedo a la altura de su pecho. El me sacaba bastante en altura, no era molesto, es como si su abrazo me dijera que no hablara, que no debía de decir nada más.
Y así lo hice, me quede en silencio siendo apresado por sus brazos y reflexionando de lo que había pasado ese día. Todo había sido igual de confuso, tan chocante e insólito.
Al poco rato el sueño lo venció y decidimos dormir. Su cama era de un tamaño razonable, no era como la había en la habitación de Isa, era un poco más grande, así que no fue tan difícil acomodarnos para dormir.
Pero ese no fue mi caso, me costó dormir ya que tenía a un chico durmiendo al lado mío, no era normal o presentía que no era normal la situación; sin embargo quede dormida al poco rato, era cómodo el lugar donde me encontraba.
Un aroma masculino me despertó , una combinación de pino e incienso. Algo dulce y amargo; Jonathan emanaba ese olor, lo tenía cerca de mí, aun cuando su espalda estaba contra la mía.
Me gire para verlo, pero me tope con su piel morena; nuevamente tenía su rostro frente al mío. Estaba dormido, sus facciones relajadas y serenas. Me quede un rato mirándolo hasta que se volteo, su cuerpo giro dándome la espalda y supe lo que había estado haciendo.
Se levanto sentándose en la cama, sus brazos se alzaron para estirarse y despabilarse. Yo me quede acostada mirando sus movimientos, note que su ropa era diferente, su camisa había cambiado al igual que sus pantalones.
Se giro a verme y me saludo con alegría; después de eso se coloco los zapatos y sus típicos guantes, no sin antes pasarme una camisa azul, que estaba guardada en un baúl cerca de su escritorio.
Comprendí que debía usarla o que quería que la usara. El formo unas señas y salió de la carpa. Así que deduje que si, debía de cambiarme, lo hice me saque la blusa que Isa me había prestado y me coloque la que Jonathan me ofreció.
El mismo olor de hace un momento me invadió, la camisa de el mimo emanaba ese olor peculiar que tenía el moreno. Cuando termine de cambiarme, salí de su carpa y el estaba esperándome.
Me miro y me guio al comedor, donde ahora había muchos chicos, mucha gente en ropas ligeras o pijamas extrañas. La carpa que habíamos asaltado ayer ahora estaba llena de chicas con mandiles y bandejas con panecillos algo conocidos.
Nos pasamos a una mesa, donde Jude y Zul estaban sentadas platicando, cuando nos sentamos en la mesa nos sonrieron, parecía que las personas en la mañana tenían un buen humor— ¡Lana!— la voz de Lizzy me paralizo y cerré los ojos esperando un buen regaño o una explicación de lo que paso la noche anterior.
—No quiero que agarres sus costumbres...así que toma— Lizzy me dio un panecillo de chocolate y sonrió; después miro a Jonathan y mascullo — Para ti no hay nada, mimo de cuarta— indignada se fue de la mesa, el mudo solo hizo un puchero.
—Ten, no me gusta el dulce— la voz tímida de Zul capturo al mimo, el recibió el panecillo y asintió agradecido. Pero su expresión cambio al ver el color que tenía ese alimento.
Un rosado característico del sabor a fresa, hizo muecas por su descubrimiento, como "decir" que no cuando Zul ya estaba esperando a que lo comiera. Reí en silencio por su esfuerzo a comer ese pan dulce.
Al final lo termino completo, volvió a agradecer a Zul y se limpio los labios con ese pañuelo decorado que antes sostenía el azucarado pan.
Cuando pare de reír internamente me dispuse a comer el panecillo de chocolate y un vaso de leche que se encontraba en la mesa. La plática inicio entre los chicos, Jude platicaba con Zul sobre un día muy especial y Elemen solo trataba de entender lo que Jonathan decía con sus señas.
—Digna de aparecer, Lana, se puede saber ¿Dónde estabas anoche?— Isa tomo mi hombro mientras tomaba leche de ese vaso. —Isa, buenos días— le sonreí y seguí tomando mi vaso de leche evadiendo su pregunta.
—Isa déjala un momento— ella se sentó al lado de Jonathan y seguida fue Elemen, volví a tomar ese vaso de leche ya para acabarlo.
—No digas nada Elemen, que no estoy contenta contigo— Elemen se desvivió en un solo suspiro —No seas payasa— con esa frase le sonrió y la abrazo.
—Pues en la noche la vi pasear con un chico— Me atragante con la leche y mire a Marce. Esta solo sonrió ampliamente, me asintió en respuesta una pregunta que no formule; quise dar una escusa pero las personas empezaron a levantarse y Jude se despidió generalizando.
—Nos vemos— me despedí de ella al igual que de Jonathan agitando mi mano, el solo sonrió, metió sus manos a los bolsillos de su pantalón y camino.
—Muy bien, suerte— Isa de despidió con su mano al aire y camino lejos de mi.
—Espera ¿a dónde vas?— le grite confundida. —Mañana es un día especial, así que más vale que escojas un acto y te pongas a practicar— con esas palabras se fue, dejándome sola y literalmente sola. Cuando me gire los demás ya también se habían ido.
Camine sin rumbo por las aéreas de práctica, payasos, domadores, alturas... Me detuve en la cuerda floja, una chica de estatura media estaba sobre la plataforma con unos zapatos algo inadecuados.
Era impresionante se subió sin titubear y camino como si lo hubiera hecho de por vida. Los tacones los sabía pisar hasta en la misma cuerda, el equilibrio que mantenía su cuerpo al caminar fue hermoso.
Aun así, su pie dio un tropiezo, su cuerpo se inclino hacia adelante pero se recupero; Jude grito fuerte su nombre y alzo sus manos. — ¡ZUL! ¿Estás bien?— ella asintió y siguió con su caminar. Practicaba con fuerza y seguridad así que yo haría lo mismo, decidida a lo que iba a hacer me adentre más a esa zona de alturas.
—Hola~ — esa voz cantada y un tono aniñado...
—Marce— me gire a ella y sonreí. Las cosas no podían ser iguales después de tantos sucesos raros con esa chica. —Hey mañana será un día especial, ¿estás lista?— no podía creer que de verdad me haya visto con Jonathan, no me importaba que lo dijera pero que hacia tarde fuera de su habitación, es un poco espeluznante.
—Lana— de nuevo me llamo, mire a Marce, su expresión de preocupación; sin conocer mucho esa chica había creado un miedo en mi, un aterrador miedo a tenerla cerca. Solo me dispuse a irme. — Tengo algo que hacer, te veo luego. —
Corrí lejos de ella y me detuve cando encontré lo que buscaba, una morena de cabello oscuro. Esta se balanceaba en el trapecio y sonreía al hacerlo.
— ¡Jazz!— inmediatamente se detuvo, sus piernas se enredaron como la última vez en ese pequeño asiento y quedo de cabeza. —Hooo ¿Lana, que te trae por aquí?— yo le sonreí y le conteste con seguridad.
— ¡Quiero aprender tu acto! — esta hizo un sonido como de sorpresa y se dejo caer sobre la maya elástica que se encontraba debajo. Su cuerpo estilizado vestía un short corto y una blusa con estampado de gatitos.
—No será fácil y tampoco seré delicada— asentí con entusiasmo que no me duro mucho. Sinceramente después de su frase "vamos" las cosas no fueron nada fáciles, casi me da un paro a esa altura y no solo eso, ella me empujaba al vacio cuando me equivocaba...
En otras palabras, estaba loca; no sé qué se me cruzo en la cabeza cuando decidí hacer esto.
Estaba más que cansada, no había hecho mucho ese día pero el cansancio me tenía presa. Me levante de esa maya después de caer más de diez veces consecutivas; mis pies se arrastraron por el suelo hasta llegar a mi carpa, Isa no había llegado y eso no me importo.
Me tire a la cama para esperar el nuevo día, que decían sería muy especial.
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La noche había llegado, todos parecían listos y como en el inicio la fila de personas se había juntado. Pero esta era diferente parecían nerviosos como alguien fuese a desmayarse en cualquier momento.
Isa no me dijo mucho sobre el tema, solo me conto que debía dar lo mejor de mí en el acto. Aun con sus palabras, Jazz se había ofrecido a ayudarme con el acto.
—Llego el momento...— dijo ella con un suspiro nervioso, su risa estaba forzada y su respiración inestable. No lo iba a negar estaba nerviosa pero sobre todo Zul, se le notaba en la mirada y estoy segura que sus manos sudaban. La había visto ensaya un par de veces el día anterior pero su expresión en ese momento mostraba que no sabía hacer aquello...
Juntas nos acercamos al inicio de todo y espiamos adentro de esa carpa roja.
— ¡Ustedes decidirán quién se queda!— Lizzy estaba emocionada, sonreía a cada palabra, su alegría era enfermiza como si esperara algo realmente genial.
— ¡Con ustedes la luz del circo! ¡La que suplantara el lugar de su madre por fin, Zul!— La hora había llegado, las personas empezarían a pasar, me uniría a ese circo en un acto, seria oficialmente otra más en ese lugar. Los pocos sucesos y personas que conocí en el corto tiempo, me hacían querer iniciar de nuevo. Una nueva vida, una identidad, experiencia con diferentes personas, amistades y lugares.
La marioneta de cristal seria solo un recuerdo, acabaría en el olvido como todo lo demás; seria Lana un actor más del circo Mave.
El próximo acto será un final.
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Hey chispitas! Lo sé muy muy muy, demasiado tarde >.< se que actualizaría más pero me dio bloqueo muy grande. Por ahora daré lo mejor de mí y seguiré escribiendo.
La verdad me anima las leídas, les amo mucho a los que leen esta historia, gracias por seguir aquí y esperar a leerme. Sé que la espera fue larga pero disfruten el capitulo que lo escribí con mucho amor para ustedes.
Chao chao mis choco chips >3<
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