Epílogo 2/2
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Ciertamente no quería llegar a casa, desde que salió a las una de la tarde del trabajo hizo todo lo posible por no llegar a casa, fue a visitar a su cuñada al rancho, pasó al centro comercial, dónde sin querer se quedó distraída con la sección de bebés en las tiendas, hasta fue a visitar a sus padres, así de grave era la situación.
Pero no podía retrasarlo más, debía llegar a casa tarde que temprano.
Debía de hablar con Tzuyu y decirle que serían madres.
Inconscientemente sonrió, no había otro que deseara más que eso, tener una familia con el amor de su vida.
Solo que no sabía si el amor de su vida también lo quisiera así.
Introduciendo la llave dentro de la cerradura, entra dentro del modesto departamento, conseguido a base del arduo trabajo de ambas.
Las luces estaban oscuras, no era para menos, ya pasaba de la medianoche, tal vez se pasó un poco al llegar a esa hora.
Sabía que a Tzuyu no le gustaba eso, la preocupaba mucho.
Bueno tal vez sea mejor, ahora llegaría a dormir y ya mañana le explicaría todo más calmadamente.
La japonesa presiona el interruptor, gritando por el susto de ver una silueta aparecer entre la luz.
-¿Dónde estabas? -La voz de Tzuyu se hizo presente en cuanto recobró la compostura, aunque poco le duró.
Ahora tendría que hablar sí o sí.
-Fui a visitar a mis padres... Y a todos mis conocidos. -Explica nerviosa.
-¿Y por eso llegaste tan tarde? Sabes que no me gusta que estés afuera tan tarde, pudo pasarte algo. -La taiwanesa le levanta del sofá yendo hasta ella, para acariciar su mejilla. Su mirada se desvía rápidamente al estómago de la rubia. - Pudo pasarles algo.
Sana se sonroja violentamente, bajando el rostro.
-¿Es cierto, amor? ¿Es cierto lo que me dijo Jihyo? -Rápidamente los ojos rojos de la azabache se cristalizan. - ¿Estás embarazada?
Sana no pude detener las lágrimas, con fuerza se aferra a su esposa, abrazándola con fuerza, ocultando su rostro entre su cuello.
-¡Lo siento no sé cuándo pasó, por favor nos dejes! ¡No dejes a tu hijo solo.
-Perate mija perate. -Exclama Tzuyu rompiendo el abrazo. - ¿Quien dice que te voy a dejar? Amor, esa es la mejor noticia del mundo, ni por más drogada que este voy a dejarte.
-Pero tu dijiste que no querías tener hijos, que después de cuidar a Soobin no querías ser madre nunca.
Tzuyu frunce el ceño.
-¿A poco no conoces a Soobin? Cualquiera no debería tener hijos si salen como él. -La toma de las manos. - Pero esto es diferente, se trata de nosotras, de un pequeño que es producto de nuestro amor.
-Entonces... ¿No estás enojada? -Pregunta con miedo.
-¿Enojada? -Tomándola de la cintura, Tzuyu la levanta dándole vuelta en el aire, Sana ríe en respuesta. - ¡Soy la drogadicta más feliz del mundo!
Cuando la deja en el suelo, Sana se acerca dándole un tierno beso, para después abrazarla, enterrando el rostro en su pecho.
-Hablando sobre eso, deberás controlarte de ahora en adelante.
Tzuyu gime en respuesta.
-Pero amor-
-¡Pero nada! Suficiente tendrá con sus tías Chaeyoung y Momo.
Suspirando fuerte, Tzuyu sonríe a pesar de todo.
Eso no importaba realmente, todo fuera por su futuro hijo, trataría de controlarse, solo un poco.
Al fin y al cabo Sana se enamoró de una marihuana, y ella de una morrita fresa.
Ahora si fin.
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Ya quedó esta madre, la verdad también había un extra pero ese si lo perdí por completo, y no me acuerdo en absoluto de que iba.
Así que solo esperen por la segunda parte de Marihuano, que saldrá muy pronto, adiós, y gracias por leer.
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