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30

Una pesadilla de tal magnitud no puede ser borrada de la noche a la mañana, superar un suceso tan traumático cómo lo es una violación requiere de esfuerzo y mucho apoyo.

Por suerte eso era algo con lo que contaba de sobra la rubia.

Las semanas fueron pasando conforme su proceso psicológico también lo hizo, para poder seguir adelante Sana tuvo que retomar sus terapias que detuvo luego de empezar a salir con Tzuyu, creyendo tontamente que esa nueva relación solucionaría todos sus problemas.

Para nadie fue fácil superar ese suceso, tanto Sana cómo sus amigos sufrieron mucho, totalmente destrozadas por ver a su amiga en aquel estado tan crítico.

Las primeras semanas la japonesa se la pasó encerrada, solo saliendo de vez en cuando para comer algo o fingir que nada malo había ocurrido cuando sus padres se dignaban a aparecerse por la casa.

Ahora luego de dos meses Sana parecía estar mejor, al igual que sentía su relación con Tzuyu completamente estable.

La azabache por fin había dejado de ser una idiota con ella, inclusive llenándola con besos y lindos apodos cuando estaban a solas, y tomando su mano en público.

Tal vez no sonaba como gran cosa, pero conociendo a Tzuyu aquello era enorme, la menor no se caracterizaba por ser la persona más demostrativa del mundo.

Lastimosamente entre ese mar de recuperación, un barco estaba hundido en sus profundidades, un barco con un problema aún no resuelto por la pareja.

[...]

[...]

Realmente estaba feliz.

Sana jamás creyó que podría llegar a experimentar ese nivel de alegría en su vida, cuando peor se la pasaba, ahí tenía a sus amigas para ella, pero todas estaban totalmente cegadas por su dinero, que se llenaban de bienes materiales para tratar de llenar ese vacío.

Sin darse cuenta que eso no es lo que realmente necesitaban.

Ahora que se acurrucaba entre los brazos de una fuerte taiwanesa, mientras le cantaban las mañanitas a una tierna vaca, pudo darse cuenta que eso era lo que necesitaban.

Compañía.

Muchos dicen que tener pareja no lo es todo, y que no debería ser necesario para ser feliz, pero lo que esas personas no saben es que lo necesario no es una pareja, sino el amor que está te entrega.

Ahí lo veía, cada una de sus amigos disfrutaban del amor.

Jennie que siempre fue la personas más clasista que llegó a conocer, abrazaba a una humilde taquera.

Mina que veía solo como entretenimiento a esa gente pobre, terminó enamorándose de una enana ratera, capaz de robarse el mundo entero con tal de darle a japonesa todo lo que se merecía.

Dahyun que tuvo que aprender a vivir en esos barrios desde que tuvo que separarse de su familia para poder estudiar lo que deseaba, pudo encontrar al ser amado que tanto estuvo buscando en una adorable drogadicta.

Rosé pudo encontrar el amor de una forma poco convencional, cayendo en los encantos de dos bellas mujeres que al instante de conocerla prometieron que lo cuidarían de todo mal.

Y ella consiguió la paz que tanto estuvo buscando en un marihuano que adoraba dormirse en las banquetas.

O mejor dicho, marihuana

[...]

[...]

Luego de haberle cantado la tradicional canción de cumpleaños y haber repartido el pastel que con mucho odio preparó Nayeon, ahora sí pudieron divertirse enserio.

Jeongyeon dejó dormida en el establo a la cumpleañera como buen padre responsable, y al fin permitió que todo lo ilícito saliera.

Chaeyoung sacó las bolsas de marihuana que había traído, mientras que Jennie sacaba las botellas de vino y cerveza que trajo en conjunto con Lisa.

La música desbordaba por todo el rancho al igual que el alcohol, y las parejas disfrutaban bebiendo en conjunto.

Tzuyu tenía sentada en sus piernas a la rubia que hablaba animadamente con Jennie, la azabache llevaba rato nerviosa, ni siquiera se atrevió a beber algo, demasiado preocupada por tratar ese tema con Sana.

Había esperado todo este tiempo para que Sana estuviera mentalmente estable, no quería ser la causante de otra recaída suya.

Tragando saliva Tzuyu deposita un beso la nuca de su novia, llamando su atención.

-¿Pasa algo, Chuwy? —Pregunta Sana volteando a verla.

-¿Podemos hablar? —Los ojos lastimeros de Tzuyu preocuparon a la japonesa, que inmediato se disculpó con las chicas alejándose del lugar.

Tomando su mano Sana siguió caminando hasta llegar ese modesto cuarto donde estuvieron la última vez que visitaron el rancho, dónde tuvieron su primera vez juntas.

Sana fue a recostarse en la cama, extendiendo los brazos para que Tzuyu fuera a recostarse.

Al ver que está se mantuvo parada al lado suyo, supo que algo muy malo pasaba.

-Amor, ¿qué sucede? -Sana extiende su mano, entrelazándola con la de la azabache.

Realmente no quería decirlo, aunque no la merecía, no quería perderla.

Tzuyu amaba como loca a Sana.

-Yo... Debo confesarte algo. -Dijo a la vez que tragaba saliva.

Sana inmediatamente pensó lo peor.

¿Va a dejarme? ¿Acaso esperó hasta ahora para terminar conmigo?

Viendo la nueva de tristeza de su novia, Tzuyu supo que lo mejor era hablar ahora, antes de seguir lastimándola.

-¿Recuerdas nuestra primera cita? -Sana asiente. - Ese día te mentí... No llegué tarde por haber tenido unos problemas en el rancho...

Tzuyu voltea a verla directamente a los ojos, solo había confusión y pánico en ellos.

-¿Entonces?

-Ese día yo... Me quedé con una amiga antes de salir contigo, solía mantener relaciones con ella así que ese día me ofreció quedarme con ella antes de salir contigo para ajá, yo acepté y... Te engañé.

Un sepulcral silencio atacó de forma inmediata, provocando que Tzuyu mirara al suelo cómo la cobarde que es, pero sin atreverse a romper su unión con la cálida mano de Sana. Si iba a perderla, quería sentir su tacto por una última vez.

-Tzuyu... -Con los ojos presos en lágrimas la taiwanesa alzó la mirada, sintiendo el tacto de Sana en su mejilla, limpiando sus lágrimas.

-Tzuyu, ya lo sabía.

Al escucharla los ojos de la menor parecieron querer salir de sus órbitas, y todo color salió de su cuerpo, estaba blanca como papel.

-¿C-como que ya lo sabías?

-Digamos que Seulgi borracha no es la persona más discreta del mundo. -Dijo sonriendo.

Sana jaló la mano de Tzuyu haciendo que está caiga sobre su cuerpo, ambas recostadas en la cama.

Tzuyu quiso levantarse aún preocupada por el asunto, pero Sana la tomó del cuello, obligándola a quedarse presa en su pecho.

-Perdóname por favor, perdóname, yo te amo Sana. —La voz de Tzuyu se rompió al instante, aferrándose con fuerza a la ropa de su amada. No quería soltarla.

-Está bien Tzuyu, te perdoné desde el primer momento, al fin y al cabo, creo que no tengo porque enojarme.

-¡Claro que tienes que enojarte! -Gritó Tzuyu levantando la cabeza. – ¡Por dios Sana la cagué!

Sana gira los ojos volviendo a enterrar el rostro de Tzuyu en su pecho, ahora no quería escucharla, el enojo por la situación ni podría disimularlo demasiado.

-Claro que la cagaste, pero en ese entonces no podía exigirte nada realmente. Nuestra relación empezó de la peor manera, entiendo que hayas sido tan mala conmigo, aunque si tanto odiabas nuestra relación debiste romper conmigo, no acostarte con alguien más. Por supuesto que me molesté cuando me enteré, pero en ese entonces eras una total idiota. Antes ni siquiera te importaba. —Suspira. — Pero ahora... Si te importo, ¿verdad?

Tzuyu la abraza, cambiando de posiciones, ahora Sana estaba sobre ella.

-Eres lo más importante que tengo, yo te amo, por favor nunca olvides eso.

Era todo lo que necesitaba escuchar.

Sana la amaba, y había cambiado por ella.

Esa era la única prueba que necesitaba para saber que Tzuyu nunca volvería a engañarla.

[...]





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