28
[...]
Se sentía horrible.
Recostada sobre la tina de baño en su lujosa mansión, no podía hacer nada más que llorar.
Cada vez que cerraba los ojos volvía esa imagen de Chris encima suyo, tocándola con su asqueroso miembro.
Y encima haber sido vista por Tzuyu la hacía sentir peor, si es que su relación apenas estaba mejorando, no podía imaginarse cómo debe sentirse Tzuyu ahora a su lado.
Debe darle asco.
La japonesa toma la costosa esponja de bajo, pasándola sobre su cuerpo, una y otra vez hasta que su piel arde, pero sigue sin ser suficiente. Aún puede sentir esas manos tocándola, aún sigue sintiéndose sucia.
Le doy asco.
Ahora me dejará.
Tzuyu me dejará.
Unos leves golpes en la puerta detienen los movimientos bruscos contra su piel, y justo a tiempo porque la sangre empezaba a brotar de pequeñas heridas.
-¿Si? -Pregunta con un hilo de voz, limpiando inútilmente sus lágrimas que se combinan con el agua.
-¿Está todo bien, Sana? -Exclama Nayeon desde otro extremo de la puerta, con notable preocupación.
-¡Si, Nayeon, todo bien!
-De acuerdo, te espero acá afuera, Tzuyu y Jeongyeon acaban de salir, me dijeron que llegan en un rato.
La japonesa frunce el ceño al escuchar eso.
Esperaba salir y poder abrazar a Tzuyu, necesitaba la calidez de sus brazos para sentirse un poco en paz, no tenía a nadie más en casa salvo Nayeon para acompañarla, sus padres estaban de viaje cómo era costumbre.
Nayeon le sugirió llamarlos para comentarles sobre toda la situación,
pero Sana sabía que no serviría de nada, nunca se molestaron en ayudarla cuando Chris la golpeaba durante las cenas familiares, solo porque tener de yerno al heredó de una fortuna les resultaba muy conveniente.
-Está bien, en un momento salgo. —Suspira, cerrando la llave, lista para salir.
Mientras secaba su cuerpo, la japonesa solo podía pensar en una cosa.
¿Dónde pudo ir Tzuyu?
-Tan solo espero que no haga una tontería...
[...]
-¿Tienen todo listo?
-Simónes mi diabla. Está todo listo.
Por más idiota que haya podido actuar la azabache en el pasado, pudo aprender de sus múltiples errores, y por nada del mundo dejaría sola a Sana después de una situación como la que pasaron hace unas horas.
O bueno, por lo menos no lo haría si no fuera algo de vital importancia.
-Muy buen, avísale a Jungkook que en cuanto nos vea, nos caiga.
Algo como darle su merecido a Christopher.
Tras haber dejado a la rubia en su hogar, se contactó con todos sus amigos de aquel agradable anexo en el que estuvo en su juventud.
Oh, tan buenos recuerdos de aquellos días donde se agarraba a putazos por un churro.
Aun así haber estado en ese lugar le dejó muy buenos recuerdos, al igual que buenos amigos, quienes siempre estaban ahí para ella cuando los necesitara.
Por ello es que, sin dudarlo, y a pesar de las quejas de su hermano, los contactó para hacerse cargo de ese tal Chris antes de que se les escapara.
Suponiendo por como lo dejo, aun debía seguir inconsciente en el parque.
Para cuando llegó ahí junto sus amigos y hermana, él había desaparecido, por suerte encontraron su rastro de sangre hasta la que era una gran mansión.
Alcanzaron a verlo entrar, y después de darse unos buenos jalones con una lata de thinner que tenía Chaeyoung, esperaban a qué el joven saliera.
Luego de tocar el timbre y decir por el intercomunicador que se trataba de Sana.
El imbécil ni siquiera se lo cuestionó.
-Muy bien, ya saben, pueden hacerle lo que quieran al culero, pero yo le daré el golpe final. -Exclama la azabache escondida en un callejón, justo frente la casa del coreano.
-No te apures, será todo para ti. —Le respondió Dawn, sacando su navaja mariposa.
-No lo digo por ustedes, sino por Hyuna, se dio uno jalones bien potentes. -Voltea a ver a la mencionada, todavía inhalando de aquella lata.
-¡Ando bien, diabla! -Chaeyoung trata de quitarle la lata, recibiendo un golpe en su nuca. — ¡Déjame culera!
Tzuyu gira los ojos, esperando que la chaparra pueda quitarle la lata antes de que lo arruine todo.
Justo en ese momento, alguien sale de la mansión, corriendo emocionado hasta la reja de entrada.
Maldito hipócrita, piensa Tzuyu.
-¡Sana! -Grita Chris extasiado al abrir la reja.
Él sabía que esa pequeña puta volvería, siempre llorando y diciéndole que se detenga.
Que patética, él sabía que lo disfrutaba.
Vaya fue su sorpresa cuando no encontró a absolutamente nadie afuera de su casa, volteó para todos lados buscando algún rastro de la rubia, pero nada.
Confundido se da la vuelta para regresar adentro, sin notar a siete personas corriendo detrás de él.
-¡Ya valiste verga! —Grita Yuta, yendo a taparle la cabeza con una bolsa de plástico.
-¿¡Ahg que creen que hace- ¡Hmmf!
-¡Súbanlo a la camioneta! -En cuánto Jungkook grita eso, una camioneta blanca con los vidrios polarizados llega, siendo conducida por Matthew.
-¡Trépense hijos! ¡En putiza como van! -Todos obedecen la indicación del mayor, subiéndose a la camioneta junto con Chris, quien no deja de patalear y pelear.
-¡Te voy a dar en tu madre, hijo de la chingada!
Con ese último grito, todos rompen en carcajadas a la vez que Matthew arranca la camioneta.
Se chingarían a ese wey.
Yoongi procede a amarrar al chico tanto de las manos como de los pies, para luego ponerse un pasamontaña negro, al igual que los demás.
Con excepción de Hyuna, quien se ponía uno rosado. Tzuyu se acerca a Chris, quitándole la bolsa de golpe.
-¿Qui-ienes son ustedes? ¡Déjenme ir por favor! ¡No he hecho nada malo! - Lloriquea.
-¿Nada malo? -Tzuyu ríe, extendiéndole la mano a Chaeyoung.
Chaeyoung entiende la indicación, sacando la navaja de su bolsillo y entregándosela.
Sentado al lado de Matthew, estaba Jeongyeon presenciando todo con una mueca.
O sea, sí, él se merece todo eso y más, pero para ella no era fácil verlo, solo fue con ellos para evitar que lleguen demasiado lejos.
Chris abre los ojos al ver a la chica acercarse a él con la navaja en mano, comenzando a moverse como loco.
-¡Espera por favor! ¡No hagas nada de lo que puedas arrepentirte!
-¿No hiciste nada malo? Lastimaste a una pobre e inocente chica, abusaste de ella, la humillaste, y la hiciste vivir un infierno. -Cegada por la furia, Tzuyu lo toma del rostro, enterrando la punta del arma blanca en su mejilla. —Ahora te haré pagar por lo que hiciste...
Chirs pagaría por todo lo que le hizo pasar a la japonesa.
[...]
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Se me perdió el edit del anexo, por lo que tuve que hacerlo de nuevo, quise que ahora parecieran más drogos, espero haberlo logrado JAJAJ
Ya se la saben, anexo santa fe rifa
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