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Alerta, en el siguiente cap, pueden encontrar spoiler de ELDC
Capitulo 5
Fiodor observó al pelinegro dormir por un rato. No debía dejarlo en su cuarto. Claramente tendría que haberlo despertado, pero no lo hizo. Observó la botella de aceite en la mesilla de noche y luego a la mancha grasosa entre las piernas de Eban.
Eso no saldría, las sabanas estaban definitivamente arruinadas.
En ese momento se le ocurrió que en realidad era una perdida menor considerando lo mucho que había gozado viendo el rostro de Eban al correrse. El marica lo disfrutó tanto que terminó clavándole las uñas mientras se abrazaba a su espalda y gritaba su nombre. Su sangre se había calentado tan mal con eso que se había vuelto a correr explosivamente en su culo
Cielos, Eban había sido una cosa sonrosada, sudada y con los ojos aguado, incluso había caído una lagrima de uno de sus ojos que había limpiado con su propia lengua.
Hermoso.
Pensar en el Marica como algo hermoso tuvo al hombre pisando la tierra de la contradicción.
¿Qué demonios había hecho ese Marica con él?
Volvió su vista al cuerpo desnudo desparramado en su cama, aún podía ver algunos morados antiguos en su piel. incluso el de su rostro no había terminado de desinflamar y ahora tenía un labio hinchándose a juego. Algo que no supo explicar removió desagradablemente el estomago del ruso.
No quería pensar en eso.
Buscó las sabanas que se habían abollado al final de la cama y lo cubrió con ellas antes de ir por las armas que tenía ocultas en el cuarto. Confiado, sí, estúpido no, Fiodor no iba a dejar un arma al alcance de un potencial enemigo.
Fiodor se las guardó y salió de la casa dejándolo encerrado.
Era un Phakan, tenía que controlar a sus hombres, hacer un poco de presencia. Se suponía que si se follaba lo Marica fuera de su sistema aquello ya no ocuparía sus pensamientos. Lo cierto es que todo el camino desde su residencia en el bosque a la ciudad lo hizo pensando en Eban y en lo bien que se había sentido y no solo por su culo caliente y apretado, darle placer también había contribuido a su excitación.
Había disfrutado dándole placer a un marica.
no.
solo era un culo caliente y húmedo para vaciar su polla.
Sí, solo eso.
Fiodor apretó sus manos alrededor del volante. Antes de que pudiera llegar a un acuerdo consigo mismo y lo que le provocaba el marica había llegado al Dom.
El Dom era uno de los hoteles de la cadena hotelera en la que su organización criminal lavaba dinero. Tenían su propio centro de reuniones privado de acceso exclusivo para los miembros de la bratva. cada cierto tiempo hacían un encuentro con los jefes de cada familia para ver como marchaban sus negocios. Debían de rendirles cuentas sobre los ingresos y disturbios aunque Fiodor había estado ausente en varias de ellas en los últimos meses, por lo que cuando entró a la sala más de un rostro sorprendido se giró a verlo.
Claramente no lo habían estado esperando, la mesa rectangular ya había sido llenada de vino y aperitivos y ambos lados estaban ocupados por sus comensales. Su sobrino, Eric y el esposo de este estaban a la derecha de la cabecera vacía que esperaba por él. Fiodor le lanzó una mirada a la pareja, una de las cosas que siempre había obviado sobre el que había sido su mentor era la atracción que tenía por los maricas, se había vuelto una tarea mucho más difícil desde que el hombre rubio ocupaba su derecha en cada reunión.
El viejo Oleg Petrov a la izquierda de la cabecera parecía ser el que había estado llevando la voz cantante momentos atrás, Nicolai y su esposa joven que ahora llevaba un niñito en brazos, ocupaba el siguiente lugar a la izquierda. Con los Pavlov en el segundo lado a la derecha, formaban las cuatro familias más importantes y antiguas que habían formado la alianza, Narcotráfico, sicarios, trata de personas y tráfico de armas. Luego se habían sumando las apuestas clandestinas, el ciberterrorismo, falsificación y contrabando con recursos varios de procedencias ilícitas. Pero los 4 grandes pilares siempre habían sido esas cuatro familias fundadoras, con los Voronin a la cabeza.
Fiodor era el último del linaje Voronin que llevaría ese apellido en el puesto.
Recibió un par de saludos por compromiso, y un par de miradas que lo hicieron sentir demasiado paranoico para poder prestar atención a los negocios. Evitó el contacto visual con Nicolai como si de ello dependiera su vida. No podrían sentir a Eban en su piel, pero para Fiodor era como si pudieran olerlo. Nunca deseó tanto que una de esas reuniones llegar a su fin como ese día, por norma general le gustaba sentirse importante cuando otros le rendían cuentas, pero en ese momento lo único que quería era beber una última copa por compromiso y volver a su cabaña en el bosque con...
su pensamiento fue interrumpido en ese momento y casi estuvo tentado de soltar una plegaría de agradecimiento por eso. Cuando se giró a ver quién se había acercado a él una vez que se levantó la sesión, decidió que había sido muy pronto para agradecer.
—¿qué te ocurre, canarito? Has estado en las nubes hoy—Preguntó de pronto Eric desde detrás de su vaso para que nadie pudiera leer sus labios. Él hombre siempre había tenido por costumbre ponerle motes como canarito o cachorro, aunque no esperaba que se dirigiera a él ese día. No era como que hablaran fuera de sus asuntos comerciales y por lo que sabía su territorio estaba en calma.
Fiodor se sorprendió por un momento, observó a los lados asegurándose de no tener ningún ojo sobre ellos pero se encontró con un par de ojos verdes en una esquina, el hombre con la espalda en la pared observaba atento los movimientos de Eric, estaba tenso incluso a pesar de sus intentos por parecer relajado. Su mirada sin vacilar escaneaba toda la sala en busca de amenazas cada cierto tiempo.
—No te preocupes por él. Solo está observando, acostumbrándose al ambiente—Respondió Eric a la mirada desconfiada de Fiodor, sus ojos inteligentes lo estudiaron con detenimiento.— Por cierto. Te vi viéndolo demasiado esta noche, ahora que lo pienso. ¿Algún problema con mi familia?
Su tono pretendía ser amable, incluso indiferente, nunca respetuoso, Eric nunca había demostrado respeto por él, pero sí parecía querer cubrir un halo de tensión amenazante en sus palabras. Fiodor volvió la vista de su sobrino, al Marica que calentaba la cama de su hermano y de nuevo al hombre pelilargo frente a él.
—Net. —Dijo no queríendo entrar en detalles, pero Eric era un sabueso que no dejaba ir tan fácil a su presa.
—¿Algún problema con el negocio? —Insistió. Claro, se suponía que debía conservar el negocio en el mejor estado posible para cuando tuviera que ceder el lugar a su sobrino. No importaba cuanto le correspondiera liderar algo, si ese algo ya no existía.
Fiodor mantuvo la mirada de Eric por un momento antes de volver a negarlo.—Net.—Repitió y puso fin a la conversación con un —priyátnava apyetíta (buen provecho).
comió un poco, bebió y recibió otro par de saludos informales antes de por fin conseguir escapar de allí.
Antes de ser del todo consiente de si mismo se había instalado en las gondolas de supermercado, llenando el carro con comestibles. Compró carne de todos los tipos, frutas, verduras, avena, huevos, y jamón, por la panadería tomó varias barras de pan. También añadió té y café, creía haber recordado que Eban había mencionado algo sobre eso, cuando pasó por los lácteos, cargó 3 bidones de leche, crema, quesos de varios tipos e incluso unos postres que venían en botecitos que no tenía la menor idea de que eran, pero se veían como pudín y no pudo evitarlo, en cuanto vio los bidones de jugo de naranja también cargó otro par.
Debía haber llenado el carro con comida como para lo que restaba del mes, pero por si acaso, cargó otro par de montón de cosas al azar no terminando de comprender los gustos de los americanos.
De la góndola de los dulces llevó varias barras de chocolate al azar, si había o no, pensado en cierto marica cuando las cargó solo su conciencia y él lo sabrían, incluso pasó por la zona de pilchería y cargó un par chándales que debían de adaptarse al delgado cuerpo del hombre, añadió ropa interior y calcetines, remeras térmicas y hasta un cepillo de dientes.
La parte difícil llegó en la zona de higiene personal, en el pasillo de los condones había demasiados lubricantes diferentes y Fiodor ni siquiera se atrevía a verlos, vamos. Estaba parado de cara a las cajas de preservativos porque algo en el fondo de su cabeza le gritaba que si se agachaba a tomar un bote de lubricante alguien saltaría a gritarle "Marica!"
Era ridiculo, y una parte de él lo sabía, nadie lo señalaría, pero cada vez que alguien entraba a recoger algo de ese pasillo, Fiodor se giraba y tomaba una caja de condones para disimular su presencia allí.
La situación se repitió un par de veces hasta que por el rabillo del ojo vio a un tipo revisando los botes de lubricante con cuidado, revisó y leyó las etiquetas de varios hasta que por fin se decidió por uno. Apenas se fue, fiodor tomó otro par del mismo que había agarrado el hombre y salió disparado de aquel infernal pasillo.
A la hora de la caja intentó mantener su expresión más osca e imperturbable todo el momento en el que la chica se mantuvo ticando su compra, pero no pudo evitar que un ligero rubor se apoderada de el cuando llegó a los botes de lubricante, la mujer profesional y aburrida ni siquiera lo observó dos veces, pero para fiodor no hubo un mejor momento que aquel donde por fin consiguió descargar toda su compra embolsada en la parte de atrás de su camioneta y poner rumbo a su cabaña.
Solo quería volver a casa.
***🖤***
En fin, ¿qué les parece?
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