Capítulo: Mi primera vez.
Ya pueden saltar esta parte el capítulo que le sigue a la escena anterior ya esta disponible. Ya les avisaré cuando llegue el momento de esta escena. Prometido y perdonen la demora sin excusas de la situación actual de mi país ni de política. Al fin ya estoy de vuelta.
Notita informtiva: Pues llevo mucho sin escribir porque mi medio de hacerlo murió irreversiblemente. Lo he llevado a todas partes pero El diagnóstico final es que no tiene arreglo. Por eso perdí todo solo se salvó una escena que no es la que va a continuación pero igual la voy a publicar porque me asaltó El miedo 😨 y no me gustaría que desapareciera también ya que dudo que pueda volver a escribir exactamente igual. Uffff llevaba tiempo sin escribir jjjj perdón por todo este párrafo inmenso.
Aquí +18. Si no cuentas con la edad o no te gustan este tipo de escenas por favor sigue de largo. Muchas gracias.
-Al fin, solos- dijo cerrando la puerta detrás de sí. —no tienes idea cuanto tiempo llevo deseando esto-
—Yo también- le dije y vi asombro excitado en su rostro-
- Quiero escucharlo, otra vez, pero aquí, cerquita, ven - me acerqué despacio no quería nada de locuras de películas donde los protagonistas se comían, no me mal entiendan, se ve sumamente estimulante, pero estaba segura que lo viviría en carne propia eventualmente, esta era mi primera vez, llevaba posponiéndolo demasiado tiempo y como todas quería recordar cada caricia, cada sensación y disfrutarlo despacio, poder atrapar cada instante y saborearlo lentamente, además del dolor que podía pasar, quería que fuera algo que pudiera controlar, el me leía, llevábamos en este juego lo suficiente para descifrar con solo mirarnos lo que quería el otro y yo quería que todo fuera poco a poco, paulatinamente.
Nos unimos en el centro del cuarto, la única claridad es la que entraba por las persianas, era poca pero suficiente para poder detallar todo, puse mis manos alrededor de su cuello y nos quedamos mirando, y le repetí-
-Yo también deseaba mucho este momento- tocó mi labio inferior, y le miró pidiendo permiso, le sonrío dando el sí, comenzando una danza sexual entre los dos que jamás olvidaría.
Besa suavemente mis labios, estirándolos y mordiéndolos con presión pero sin lastimar, encendiendo en mi interior una llama capaz de quemar todo a nuestro alrededor.
Puso besos desde mi boca hasta mi cuello, comenzaba a gemir por lo bajo, estaba excitada más rápido de lo que había planeado.
El seguía lamiendo mi cuello, y ayudaba con mi cabeza hacia atrás enredando mi dedos en su cabello, siguió besando por toda mi clavícula mientras quitaba los botones de mi blusa, yo era toda sensaciones, se me aceleró la respiración, y el sin dejar de quitarme la blusa buscó mis ojos por la aprobación, yo asentí totalmente excitada.
La dejó caer por mis brazos al piso, miró con lujuria mi brasier negro de encajes, se acercó a ellos y los mordió suavemente con su labios, la sensación me hizo cerrar los ojos y llevar mi cabeza hacia atrás nuevamente, ya no podía pensar bien ya no importaba el mundo ni las consecuencias, no quería estar en ningún otro lugar, que no fuera allí entre sus manos, entregándome completamente sin timidez ni incomodidad.
Lo que latía entre mis piernas me pedía más, y se lo hice saber cuando miró fijamente mis ojos mientras introducía una mano por mi falda y mis bragas e iba directamente hasta allí hasta el centro de mi placer el cual latía dolorosamente ya.
Empezó a frotar en círculos lentamente, ahí de pie aún los dos yo apoyándome en sus hombros con ambas mano el invadiéndome íntimamente, se acerco al oído y susurro.-
-¿Recuerdas que te dije una vez que me gusta usar mis dedos?- su voz ronca y excitada me saco un profundo suspiro, le dije que si con la cabeza.- no te asustes los voy a usar ahora, voy a tomar tu virginidad para mí con ellos, ¿estás de acuerdo?- tuvo que leer en mi mente la confusión del porqué con los dedos, porque me explicó en otro susurro-
—Así será menos doloroso, y te prepararía mejor para que disfrutes mucho mas lo que le sigue, quiero que lo disfrutes desde ahora desde tu primera vez. No te preocupes aún no los voy a meter solo te voy a frotar hasta que estés lista, vas a saber cuándo, te lo prometo.- y profundizo el toque, logrando que olvidara el temor que había sentido durante esos segundos, nuestras narices y alientos empezaron a chocar, mezclándose, yo lo ayudé quitándome la falda rápidamente y dejándola caer, él sonriendo por lo obvio de cómo crecía mi deseo y mis ganas de sentir más, ayudándole a que creciera también el deseo dentro de su piyama,
desliza mi ropa interior hasta que quedo en mis muslos para que no pudiera abrir más mis pies, cosa un poco torturante porque entre mas sentía más quería abrirme de piernas, mi nivel de excitación ya era algo doloroso, por lo que los gemidos que se me escapaban eran lentos calientes y de desespero.
– Estás tan húmeda, y sensible- me dijo con una voz ronca y embriagada de excitación pura.
-¡Es hora!- introdujo un dedo dentro de mí y se me escapo un ¡Hay! profundo de susto, de asombro, de incomodidad, pero poco dolor, no sabía explicar, el me apretó contra si con el brazo que sostenía mi rostro anteriormente.
- Tranquila, es suave, relájate, verás como la sensación mejora- me dijo, yo estaba a la expectativa había perdido un poco la calentura y solo estaba viviendo la rara sensación de algo roto en mi que ardía, se sentía raro, pero me quedé quieta, aunque las piernas ya empezaban a debilitarse, se dió cuenta así que aún en sus brazo y con movimientos suaves de todo su cuerpo me indicaba que bajara hasta el piso con él, mantenía, su dedo dentro de mí, y era realmente incómodo.
Terminó de quitarme la ropa interior, conservando el brasier, me senté en la alfombra cerca de la cama y él se arrodillo acomodándose dentro de mis piernas, puso su mano en mi pelo y lo sujeto con un poco de fuerza, concentrando sus ojos en los míos, que iban desde mi boca a mis ojos buscando cada una de mis sensaciones, me besó despacio mientras comenzaba a mover sus dedos en mi interior nuevamente, despacio pero firmes, siguió haciéndolo y comenzó air más rápido cuando se dió cuenta que abrí los ojos de una forma que solo demostraba placer y asombro por el mismo, un placer nuevo y emocionante, desconocido pero bienvenido en toda su extensión, eso era lo que buscaba para introducir otro dedo, volví a saltar pero esta vez no detuve mis bajos gemidos,
estaba queriendo mas y él lo sabía, el placer me hizo cerrar los ojos para poder perderme completamente. Pegué mí frente a la suya, con los labios abiertos dejando escapar todo el aire de placer del que era capaz mi cuerpo.
Me eché hacia atrás apoyando mi cabeza en la cama y mis manos en la rodillas abriéndome más, en ese momento no me importaba encontrarme en una posición tan expuesta, el control escapaba de mi, solo el calor y la excitación me pedían a gritos ser atendida, no importaba cuanto me daba quería mas.-
—No sabes cuánto necesitaba esto, sentirte y hacerte sentir de esta forma. — Dijo totalmente fuera de sí-
- ni siquiera sé si sabes lo que me estás haciendo sentir, por eso quiero más, mucho más, no importa cómo, dame mas y ahora. — le dije con la voz totalmente afectada, abrió los ojos, no esperaba una declaración así-
- ¿Estás segura? – dije que si respirando aceleradamente- entonces quitó sus dedos dentro de mí, lo que no me agrado porque estaba pidiendo más y eso me dejaba con una sensación de soledad y abandono allí en el piso, se puso de pie, su lentitud era dolorosa, yo lo había pedido, pero todo era nuevo, y me afectaba querer más de aquella forma, se quito el suéter de una por encima de la cabeza dejando ver su torso completamente desnudo, bajo su piyama y lo tiro a una lado, yo veía todo el proceso, su ojos en cada una de mis expresiones, y el disfrutaba el efecto que tenía en mi.
Era jodidamente sexy y lo sabía. Con la mano que había tomado y roto mi himen la puso sobre su miembro por encima del bóxer mis ojos lo siguieron, fue cuando me di cuenta que estaban rojos de sangre, el se percato.-
- tranquila, es normal, casi todas sangran en su primera vez--, sentí la humedad caliente que tenia entre mis piernas, se acercó más me tomo de la dos manos y me ayudó a ponerme de pie.-
- ¿Te duele?- me preguntó preocupado al ver reflejado una mueca. —
-No, solo me arde un poco, es… incómodo —le dije la verdad, porque yo en secreto también pensé que dolería como el mismísimo infierno, que sería una total tortura por los cuentos que había escuchado.-
– Espera- buscó una toalla del armario y la puso encima de la cama, me senté en ella, el abrió mis piernas despacio relamiéndose los labios era increíblemente tentador, imposible no excitarse solo de verlo hacer ese gesto.
Se acomodó entre mis piernas yo me acosté completamente de espaldas, el fue directo a mi boca invadiéndola por completo, devorándola, explorándola con su lengua, asfixiándome de placer, apretando uno de mis senos, su mirada era tan intensa, tan fascinante, entendía que aquello era algo que realmente le encantaba, pegó su virilidad en mi entrepierna, a pesar que ardía incómodamente fue una nueva sensación que me invadió escapando en forma de gemido de mi boca.
Dios, fue una presión divina, mi respiración escapaba por mis labios abiertos, anunciándole mi placer. Bajó los tirantes del brasier por mis hombros sin quitarlos totalmente, pero dejando libre mis senos, lamiéndolos, atacándolos con todo, yo gemí, eran pequeños gemidos pero muy intensos, y con el seño fruncido, moviéndose contra mí, me miró, alimentándose del delicioso dolor de satisfacción que me estaba ocasionando, la estimulación únicamente del frote era una locura de sensaciones, me corría por todo el cuerpo como electricidad pura, endureciendo mis pezones, que estaban húmedos por la invasión de su boca, estaba temblorosa por la tensión, no solo de querer mas sino de cómo y cuándo iba a pasar.
Los temores estaban demás, me encantaba, estaba descubriendo, todo un nuevo mundo, de hecho lo disfrutaba tanto que gemí en su boca cuando se acercó a besarme nuevamente. Era una dulce debilidad, abrí mas mis piernas, algo que no controlé del todo, reclamando mayor profundidad, seguía queriendo más.-
-¿Quieres más, estas lista?- me dijo con su voz ronca y sexy, y solo pude responder con un gemido de profundo placer, el cual captó de inmediato, vi como su mano derecha abandonaba mi seno y lo llevaba a mi entrepierna, dió unos suaves giros en mi clítoris avivándolo aún más-
-¡Estas completamente lista para mí!- y fue cuando lo sentí, carnoso y suave pero a la vez firme y duro, en una combinación perfecta, en la entrada de mi placer buscando adentrase lentamente, una invasión dolorosa y deseada, entró en su total extensión, había dejado de respirar, concentrada en lo que me provocaba, ya completamente dentro, se detuvo, se quedó ahí-
- ¿Puedes abrir los ojos?- no me había dado cuenta que los tenia cerrados.
–Y ahora respira- dejé escapar suavemente el aire contenido, me sentía invadida y llena, como si no perteneciera allí.
—Relájate, no te va a doler, mírame a los ojos, me voy a comenzar a mover lentamente—me dijo en susurro como si le costara mucho contenerse. Y comenzó, si me dolía, lo podía aguantar pero dolía, el se dió cuenta y se volvió a detener, yo volví a respirar, el esperó a que me relajara de nuevo, y comenzó a moverse, se repitió varias veces, hasta que realmente me relajé cuando empecé a sentirlo bien, el dolor estaba, pero ya era un buen dolor.
Entraba y salía de mi con calma pero podía ver que él quería más, yo también así que me estremecí, tomé las sábanas a mis lados aferrándome a ellas con fuerza, abriendo no solo mis piernas sino todo mi ser para ser invadido en toda su capacidad, le dije más, totalmente ahogada en placer, que no parara, y me obedeció, me embistió con todo su ser, el cual estaba contenido, cada embestida era tan intensa, que me hacia gemir con locura, estaba reclamándome para sí y yo me dejaba ir arqueando mi espalda.
Era tan intenso que sentía que no podía, en mis ojos se empezaron a acumular lágrimas, no sé de donde salían pero empezaron a brotar, era tanto el placer que entendí que no solo de risa o tristeza se llora, habían otras formas y yo estaba experimentado una en su máximo esplendor, el seguía embistiéndome, una y otra vez, dentro, fuera, se le escapaban gemidos roncos y sexys que me hacían querer más, más, me uní a sus embestidas era una danza dura, tosca, perfecta. Pensé que no aguantaría, se escapó de mis labios, no sabía que era aquello pero todo mi cuerpo iba a explotar, y yo quería que pasara.
--Ah, no puedo más, no
aguanto!…. -Dije con gemidos de lamento, como si doliera pero sin el dolor. Mis ojos empañados, Estaba segura que en mi cara se podía leer la angustia, cuando lo que sentía era total placer.
Tomó con sus manos ambas nalgas me levantó hacia el reclamándome en su totalidad y volvió embestirme salvajemente, así, con el totalmente dentro de mí, como un demonio salvaje y sexy, nos dejamos llevar juntos. Fue imposible contenernos más, el placer más puro llegó a su límite, simplemente mis piernas se elevaron, mi espalda se convirtió en un arco, haciendo que nuestro abdomen se unieran, el orgasmo producido nos hizo que nuestros gemidos también se encontraran en alta intensidad de perdición, en ese momento con nuestras respiraciones debocadas a milímetros uno del otro, lo sentí enloquecedor, no solo por llegar al clímax sino por ser él quien me lo produjo y yo y solo yo, había decidido que fuera él.
Hacía un tiempo que había tomado la decisión de tomar las riendas de mi vida y me estaba funcionando de maravilla, yo elegía y lo había elegido. Me dejé caer en la cama con su cuerpo encima del mío, se sentía tan bien, creo que si hay una forma de tocar el cielo, es esta.
Fue realmente asombroso después de tanto deseo contenido al fin pude liberarlo, un poco doloroso es cierto, pero un dolor especial único, no sé de errores pero si este era uno, le daba la bienvenida.
El se dejó caer a mi lado y apoyo la cabeza en su mano, me miró sonriendo aun controlando su respiración, comenzó a hacer círculos en mis pechos con su dedo índice, aun se sentían duros, sentí liquido correr entre mis piernas saliendo de mi sexo, sintiendo esa parte débil y latiendo fuerte, como si tuviera corazón propio, cada vez que sentía un suspiro escapar de mi incontroladamente, mi cuerpo temblaba haciendo eco de todo lo que acababa de experimentar, podía sentir su cuerpo latir pegado al mío.
Me encantó el momento que acabábamos pasar, fui dueña y protagonista de su tiempo y de su cuerpo, lo estaba disfrutando al máximo, quería quedarme ahí, pegada, repetir todo una y otra vez, explorándonos las mil y una formas en las que podíamos excitarnos y darnos placer, las palabras sobraban en ese momento, el cual pensé que no acabaría nunca, cuando lo escuché susurrar,
-Jamás pensé que pudiera hacer llorar a una mujer con sexo—giré mis ojos y puse cara de no creerme nada, con una sonrisa traviesa-
-Aunque no te creo, por pura curiosidad porque no, yo no sé el motivo, pero las lágrimas escaparon de mi y es mi primera vez. Así que es difícil de creer.
—el sonríe genuinamente, llenando sus ojos de un brillo especial, pega sus labios a mi oído y me dice en un susurro.-
—Porque también fue mi primera vez—
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