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Capitulo 30: Despedida en al Patio de la Escuela.

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Gracias Gracias Gracias 🙏🏻 

Asturias se vestía de gala, el sol brillaba intensamente en el cielo azul, iluminando el patio de la escuela donde se había celebrado la ceremonia de graduación, todos los estudiantes vestidos con togas y birretes, reían y compartían recuerdos mientras se tomaban fotos para inmortalizar el momento. Me encontraba rodeada de todos mis amigos y familiares.

Miré a mi alrededor sintiendo una mezcla de alegría y tristeza. Rabian pasado años juntos . Pero ahora cada uno de nosotros estaba a punto de embarcarse en un nuevo camino, la realidad de la despedida comenzaba a hacerse palpable.

– No puedo creer que esto este sucediendo– me dice Yamilet mientras me abraza –¿ Cómo vamos a sobrevivir sin vernos todos los días–

– Es una locura– le digo en un susurro al borde las lágrimas, y un nudo formándose en mi garganta. – Pero siempre llevaremos estos recuerdos con nosotros–

– Esto es solo el comienzo– chilló Yaniet, siendo la optimista incorregible mientras se unía al abrazo, – Prometamos que no importa donde estemos, siempre seremos un equipo–

Javier, que siempre había sido el bromista del grupo, levantó su birrete y exclamó: – ¡Que nadie se atreva a olvidarse de mí! ¡Soy el mas divertido de todos!– Todos rieron, y la tensión en el aire se alivió un poco.

Mario, con una expresión más seria, nos miró a todos y dijo: – Cada uno de nosotros tiene un futuro brillante por delante. No importa cuan lejos estemos, siempre podemos apoyarnos mutuamente.– Racel asintió, su voz temblando ligeramente:

– Lo importante es que hemos creado lazos que nada podrá romper. Siempre estaremos conectados– entonces Raico tomó la palabra, tomó la mano de su hermano:

– Chicos prometo estar siempre para ustedes, no importa el día la hora o la circunstancia, siempre podrán contar conmigo– diciendo la última palabra directo de sus ojos azules a los míos.

Sentí un nudo en el estómago al escuchar esas palabras entonces todos nos hicimos una inmensa pila y nos abrazamos con fuerza, mientras que todos dejaban salir sin miedo ni penas las saladas lágrimas de una despedida.

– Los voy a extrañar tanto– les susurro entre sollozos.
–Nosotros también te extrañaremos– responde Yamilet mientras acaricia mi espalda– pero no olvides que esto no es un adiós definitivo, es un hasta luego, nos vamos de esta escuela, pero seguimos en el mismo pueblo, y la magia de este lugar siempre nos va a atar–

Logró terminar entre hipidos del llanto que la ahogaba
Con un enorme y profundo suspiro, me separo de ellos y los miro a cada uno a los ojos.

–Tienen que prometerme, lo mismo que Raico, todos deben hacer su máximo esfuerzo para mantenernos en contacto. No importa lo que pase, siempre seremos amigos– Todos asintieron con determinación, levantando sus manos con un gesto de unidad.

– ¡Para siempre!– afirmaron al unísono.

Empezamos a mezclarnos entre toda la escuela y los padres, en una sincera y divertida despedida, firmando anuarios y uniformes así como tomando las fotos que guardaríamos como tesoros toda nuestra vida.

A medida que el sol caminaba, encima nuestro. Sentí una oleada de esperanza. Aunque nuestros caminos se separaran, sabía que los recuerdos que habíamos creados y las pruebas superadas juntos serian eternos, además también tenía la certeza que me dedicaría a mantener el contacto sin importar el costo.

Con una última mirada al patio lleno de risas y promesas, me doy la vuelta, era hora de prepararnos para el último baile.

Caminé a la salida acompañada de mis amigas y padres, sintiendo un futuro y un corazón lleno de amor y gratitud por cada uno de ellos.

La despedida no era el final; solo era el comienzo de nuevas aventuras. La fiesta continuaría esa noche, la cual se presentaba prometedora y tal vez también triste.

Pero no podía renunciar a mas recuerdos de mis amigos, todos juntos en un mismo lugar. Así encaminé mis pasos, acompañada de sus risas alegres y sus ojos tristes.

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Era otra noche mágica en Asturias, con el cielo se había hecho cómplice de los chicos que festejaban, estando despejado y con las estrellas brillando, siendo testigos de las emociones que iban a desatarse.

El salón de baile estaba decorado con luces centelleantes y flores de colores vivos, creando una atmósfera encantadora.

Los vestidos de las chicas eran deslumbrantes: Yo llevaba un vestido rojo de seda que realzaba mi figura, Yamilet lucía un elegante vestido azul celeste, y Yaniet, con su vestido dorado, brillaba como una estrella.

Los chicos también estaban impecables, con trajes bien ajustados y corbatas elegantes. Henry y Racel destacaban con sus sonrisas confiadas, mientras que Mario y Raico parecían nerviosos por lo que la noche les deparaba.

Javier iba acompañado de su fiel pareja sin miedos ni vergüenzas, luciendo sonrisas sinceras y verdadera felicidad.

Estaba en el centro del salón, debatiéndome entre Mario y Raico. Ambos eran encantadores a su manera, y no lograba decidirme.

Mis amigas Yamilet y Yaniet me observaban de cerca, ofreciendo apoyo en cada movimiento.
Yamilet estaba disfrutando de la noche con Henry; su relación se fortalecía día a día, y en cada baile se acercaban más. Yaniet y Racel, por su parte, también estaban cada vez más unidos, compartiendo risas y miradas sensuales y cómplices.

En un rincón del salón, Jennifer intentaba una vez más conquistar a Mario. Se acercaba con gracia, susurrándole palabras suaves y lanzándole miradas seductoras, que no pasaban desapercibidas para nadie. Sin embargo, Mario parecía distraído, sus pensamientos divididos entre su atracción por Jennifer y sus sentimientos por mí, no lo dejaban aceptar sus ruegos de garrapata en celo.

La música continuaba, llenando el aire de melodías románticas y ritmos emocionantes. Cada pareja se movía al compás, disfrutando del momento y olvidando, aunque fuera por un instante, las complicaciones de sus corazones jóvenes.

El DJ, consciente de la atmósfera cargada de emociones, decidió cambiar la música a algo más alegre para aligerar el ánimo. Una canción animada llenó el salón y las parejas se dejaron llevar por la música, riendo y disfrutando del momento.

Yo, sintiéndome abrumada, decidí tomar un descanso y dirigirme a la terraza.

La brisa fresca me acariciaba el rostro mientras miraba las estrellas, buscando respuestas en el vasto cielo nocturno. Mario y Raico, al notar mi ausencia, me siguieron. Me encontraron en la terraza, en un tenso triángulo de emociones sin resolver.

–Mariana,– dijo Mario con voz suave, –Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, no importa lo que decidas.–
Raico asintió, añadiendo: –Y yo también, Mariana. Solo quiero verte feliz.–

Suspiré, sintiendo el peso de la decisión que aún no estaba lista para tomar. Antes de que pudiera responder, Yamilet y Henry aparecieron, riendo y disfrutando de su tiempo juntos, seguidos por Yaniet y Racel, quienes estaban claramente cada vez más cerca.

Habían dejado a Javier en medio de la pista junto a su pareja dándolo todo. Yamilet me lanzó una mirada de apoyo, mientras Henry y Racel intercambiaban bromas para aliviar la tensión.
La noche avanzaba y la tensión se hacía palpable.

La amistad del grupo de amigos españoles era fuerte, pero sus corazones estaban confusos y llenos de incertidumbres.

Mientras la fiesta llegaba a su fin, nos despedimos con abrazos y más promesas de futuros encuentros. Las emociones estaban a flor de piel, y aunque la noche había sido inolvidable, también dejaba una sensación de tristeza y confusión.

Asturias, con sus montañas y paisajes majestuosos, había sido testigo una vez más de sus amores y desacuerdos. Cada uno regresó a casa con pensamientos entrelazados y el corazón un poco más pesado, pero también con la esperanza de que, con el tiempo, encontrarían claridad y paz.

De vuelta en el salón de baile, Yamilet y Henry decidieron dar un último paseo por los jardines. Se tomaron de la mano y caminaron bajo la luz de la luna, hablando de sus sueños y planes para el futuro. Su relación se fortalecía con cada momento compartido, y ambos sabían que tenían algo especial.

Yaniet y Racel, por su parte, se quedaron un poco más en la fiesta, disfrutando de los últimos momentos de música y risas. Racel tomó la mano de Yaniet y la llevó al centro de la pista de baile, donde giraron y se rieron juntos, sintiendo que el mundo a su alrededor desaparecía.

Jennifer, sin embargo, se quedó sola, observando cómo sus amigos disfrutaban de la noche. Sentía una mezcla de frustración y tristeza, sabiendo que sus intentos de conquistar a Mario habían fracasado.

Aún así, se prometió a sí misma que no se rendiría y que seguiría buscando su propia felicidad.
Mientras tanto, me quedé, junto a Mario y Raico en la terraza, mirando las estrellas y reflexionando sobre sus sentimientos.

Sabían que tenían mucho que resolver, pero también sabían que su amistad era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier obstáculo. mi decisión, todavía estaba en el aire, y aunque sus corazones estaban llenos de incertidumbre, también estaban llenos de esperanza.

Nota de la autora: creo, porque aún no lo decido que el próximo capítulo será el fin de esta historia. Aunque con varios extras porque se que quedan temas pendientes y cositas y detalles que aclarar. 
Me emociona un montón lograr terminar mi primera novela y ya voy por la próxima.  Prometido.

Bueno disfruten de su lectura aunque no comenten 😉.  Aunque sueño que pongan su dedito en la 🌟 no cuesta. 

Nos leemos chic@s.
Besos 💋 y abrazos 🤗 😘

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