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Capítulo: 18 Enfermedad inesperada.

Estoy completamente dormida y en mi sueño profundo oigo el móvil sonar. Quiero tomarlo pero se me escapa de las manos, la insistencia es tal, que comienzo a avanzar hacia la luz dejando atrás la profundidad que me tenía acorralada, víctima del cansancio y lo vivido tan abruptamente en esos días y esta terrible noche.

Abro poco a poco los ojos y me doy cuenta en el lugar que me encuentro, en la habitación del hospital, miro la cama del gemelo y el aún duerme plácidamente. A su lado se le ha colado Henry, esta igual de dormido. Se ven tan tranquilos e inocentes.

Les juro que si no fuera por el diagnóstico de especialistas tan prestigiosos no me creería la gravedad en la que se encuentra.

Es realmente hermoso, aunque su hermano me atrae de una forma muy diferente, son tan iguales y tan distintos a la vez, es impresionante.

Es raro, Yamilet parece que salió a tomar café o lago. Tomo la llamada y es ella.

- ¿Mariana?

-Si Yami, ¿Qué pasa?

- ¿Dime algo de Yaniet? ¿Está mejor? ¿Qué es lo que dicen los médicos? Mi mamá no me deja ir porqué tiene miedo que sea contagioso, por eso te llamo, ella está aquí a mi lado. Por favor dile que no es contagioso, que no es lo mismo que tiene Racel.

Ella sigue entre lágrimas y sollozos hablando y yo he entrado en el limbo, no entiendo nada, y en mi cabeza se repiten cada una de las preguntas que me ha hecho.

Siento al gemelo moverse en la cama y me espabilo. Salgo silenciosamente con Yamilet en el oído llorando y pidiéndome información y ayuda que no tengo.

Ya en el pasillo decido calmarla para enterarme que es lo que ha pasado. Espero una pausa y la aprovecho.

-Yamilet, cariño, por favor necesito que respires. ¿Vale? Ok, ahora dime más lento que es lo que ha pasado, yo estoy en el hospital y no me he enterado de nada. Racel está durmiendo.

- ¿Henry? - Pregunta en un susurro-

-El también está bien, duerme como un ángel al lado del trigueño, ahora me cuentas para entender-

-Anoche cuando nos separamos, Henry y yo salimos del hospital, nos sentamos en el parquecito del frente y comenzamos a besarnos, yo me acelere un poco y el mucho más, me comenzó a besar el cuello y ya en mis pechos...- como se pueden dar cuenta la tuve que interrumpir había perdido el norte por completo-

-Yami, cariño sin tantos detalles que me tienes nerviosa-

-Perdón, perdón, perdón, es verdad, bueno en esa parte, recibo una llamada de la madre de Yaniet que venían que estaban llegando mal hospital, que buscara y avisara al médico de Racel para ver si aún se encontraba y podía recibirla, porque tenía los mismos síntomas del gemelo. - vuelvo a interrumpirla.

-Eso es imposible cariño, he investigado a fondo la enfermedad y mi madre también y no es contagiosa- le digo calmada porque estaba totalmente segura.

-Resulta que la ambulancia llegó a pocos segundos- siguió contando y sollozando- corrimos a su encuentro y es real nuestra amiga estaba muy mal, igual a Racel, te lo digo de verdad. Por suerte el doctor Manuel estaba y la recibió ahora mismo está en urgencias.

Te llamé pero no me cogiste el móvil. Mi mamá se enteró y me fue a buscar, tuve que dejar a Henry solo. No he podido pegar ojo. Necesito saber. No podré salir de aquí hasta que le demuestre a mi madre que no hay peligro. ¿Me ayudas?-

-Claro que te ayudo. Ahora mismo me pongo en función de ello- le digo muy segura, sobre todo para calmarla. Colgamos y me vienen los recuerdos de lo vivido en la madrugada.

Anoche Raico me rescató de las garras de la que pensé sería mi muerte mi final. Había ido en mi auxilio y como fiel caballero de brillante armadura había hecho su entrada triunfal.

Claro casi lo mato del trastazo que le di por no hablar antes de levantar la sábana que me hacia invisible en aquel rincón bajo la camilla.

Pero me perdonó. Aun defiendo que lo merecía. Igual que tampoco me creyó nada de lo que le conté.

Estaba en tan deplorable estado, y hablando casi un idioma aún no descubierto, que para el esas incoherencias eran frutos del miedo y de la situación en la que solita me había metido.

Ahí le resté un montón de puntos más, tantos, que le impedí la entrada al cuarto, y dejándolo solo y botado afuera.

Para ese entonces le había quitado los grados de Héroe, degradándolo a simple amigo y mortal. Sobre todo por la forma en que defendía ciegamente a ese asesino llamado doctor.

Solo esperaría a la mañana a la llegada de Mario. El sí me daría la razón, ahora ese asesino serial sabía el rostro de Raico y le sería fácil ponerme nombre, ya que era parte del grupo.

Todos estábamos en peligro, este tonto no se daba cuenta pero Mario sí que me creería.

También estaba la situación de Yaniet y esa enfermedad inesperada. Salió tan bien de aquí y ahora grave, es algo que no logro procesar.

Tomo el móvil para llamar a mi madre y no me venga a buscar, necesito reunir al grupo, es urgente.

Los llamo a todos citándolos para encontrarnos en el parque del frente cuenta con el espacio la vegetación y la privacidad que u grupo de adolescentes necesitan en nuestro caso. El último es Mario, ensayo cada palabra que le voy a decir pues no quiero que se acalore más de lo necesario y que su impulsividad tenga consecuencias nefastas.

En lo que llegan repaso todo en mi cabeza e intento ahuyentar el miedo, somos adolescentes, algunos nos llamarían críos y otros falsos adultos. Pero no cuentan con nuestras capacidades e inteligencia y todos juntos podemos salir airosos de lo que sea que se nos presente.

Lo repito una y otra vez para grabarlo a fuego y terminar creyéndomelo, es la única forma que tengo de vendérselo a los demás, así poder lograr que me crean y trabajar juntos. Tengo toda una teoría a lo Sherlock Holmes. Que no puede fallar.

Nunca pensé añorar los días de ocio sano y aburrimiento. Es un hecho.

Logro controlar y serenar a Mario por teléfono y también logro que todos se junten en el lugar señalado, menos Racel por supuesto y Yaniet que se encontraban en sus respectivas habitaciones del hospital.

Están expectantes al porqué de mi forma de actuar completamente irreal a como me han conocido hasta el momento. Así que no me queda más remedio que expresar mi discurso bajo sus miradas curiosas, arriesgando a quedar como una loca con necesidad de una camisa de fuerzas urgente.

-Chicos- Yamilet carraspea- y chicas digo mirándola por lo que me acaba de hacer innecesariamente.

- Mario y yo fuimos testigos de de un pelea de unos doctores, que no están actuando correctamente, están jugando con la vida de los pacientes y no solo temo por la vida de los allí ingresados si no por la nuestra- todos se quedan en silencio.

No saben que decir y yo no sé como continuar por la incomodidad de sus expresiones. Mario se da cuenta e interviene.

-Es verdad, ya le conté a los castaños de lo sucedido para que me ayudaran a estar pendientes- dice apoyando con un movimiento de cabeza me pide que continúe con mi exposición.

Aprovecho la atención de todos y les cuento con lujos de detalles todo lo sucedido desde que llegué a la cafetería hasta que el gemelo me rescató de la morgue- ahí es cuando se formó la gorda. Raico no permitía que le hablara mal del salvador de su hermano-

-Pero tranquilo Rai, nadie lo está acusando, estamos hablando de un tal Doctor García no se trata del doctor de tu hermano ¿No es cierto Mariana? - me dice Mario casi suplicando para que lo apoyara, cosa imposible de hacer. -

-Lo siento mucho, pero el doctor de la Morgue es el mismo que el doctor de Racel, por eso Raico esta así, el le habló directo lo saludo, lo conoce. El Doctor García es el Doctor Manuel García el Especialista que trata a nuestro amigo y ahora a Yaniet. -

Todos estaban blancos como el papel, pero Raico parecía un loco, no nos lo iba a poner fácil, pero se trataba de un asesino y el entendería aunque en ello se me fuera la vida.

-No te creo, y no puedo creer que seas capaz de inventar algo tan absurdo, te desconozco y no te quiero cerca de mi o de mi hermano- me dijo y pude ver cierto rastros de odio pasivo agresivo en su forma de tratarme.

Igual no iba a tirar la toalla el tenía que entender. -

-No te miento, no gano nada con eso- le digo seria mirándolo a los ojos-

-No te creo- me responde de la misma manera- no pienso escuchar mas idioteces ni de ti ni de ninguno de ustedes, si siguen intentando difamar al Doctor se las verán conmigo y la justicia-

-Hala, lo mejor que puede pasar, estoy deseando que la justicia intervenga- le digo sarcásticamente, él se me acerca con una expresión que desconocía de su parte-

-Aléjate de nosotros- se va dejándome con un dolor insoportable en el pecho
Pero ya me había preparado para esto.

Explique nuevamente a los chicos y llegamos entre todos según los hechos que hasta ahora se habían presentado que debíamos investigar un poco más y entre lo posible conseguir pruebas incriminatorias que pudieran validar nuestras sospechas.

Jugaríamos en equipo, no nos pondríamos en peligro en ningún momento y estaríamos en contacto y pendientes de todos en cada segundo.

Yamilet y Henry ya eran un equipo. Mario y Javier formaron otro. Javier tenía un muy buen amigo dentro del hospital que lo podría ayudar mucho consiguiendo pruebas y profundizando en la vida del doctor.

Yo me propuse para convencer a Raico en contra de todos los consejos de que me alejara de él e hiciera caso, pero ninguno de ellos lo consiguió así que mi misión era poner al gemelo de nuestra parte por el bien de su hermano, de su novia y de todos nosotros en general.

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