Cap. VI Discurso
Creo que es justo que reproduzca la totalidad del discurso de Ganid, hecho a la prensa colombiana e Internacional en Cartagena el 18 de septiembre. Que, por culpa de mis rabietas, no pude dar termino. Sin embargo, gracias a la grabación proporcionada por mi amigo Jonathan, complementaré el segmento.
En esos momentos Ganid discurría, más o menos, en los siguientes términos:
“Sobre las características físicas de la persona es muy poco lo que puedo decir. Es joven, no mayor de 30 años, estatura normal, quizá con el pelo oscuro, ojos y piel claros, contextura media y pienso que es ama de casa y madre de uno o dos niños”.
Luego vino el alboroto de los periodistas y el público. Sólo callaron rato después cuando Ganid comenzó a hablar de nuevo.
“Muchos prejuicios de la humanidad provienen de los dictados o lineamientos de conducta que la sociedad a calificado como bien vistos. Y cuando hablo de sociedad me refiero a cada una de las diversas agrupaciones de seres humanos, que se reúnen por un objetivo, pensamiento, creencia, dogma o sentimiento común. Llámese o conózcase como sociedad religiosa, sociedad científica, sociedad política, militar, psicoanalítica, arqueológica o económica. Y uno de tantos prejuicios arraigados en el hombre, es el de la naturaleza impura del amor provisto de sexo. El acto sexual es considerado como una rendición a nuestros instintos animales, una necesidad de reproducción para perpetuar la raza. Aún aquellos que disfrutan el sexo sin tabúes ni restricciones. Viéndolo como lo que es: algo totalmente natural y hasta deseable, consideran que la pérdida de la virginidad, significa o equivale destruir la pureza espiritual de una persona. Sea hombre o sea mujer. Se le debería tomar como un paso evolutivo en la vida, un escalafón más en la larga carrera del vivir, una etapa para experimentar sentimientos y nuevas sensaciones. Talvez se le podría ver desde una óptica menos censurista y hasta avergonzada de ser una criatura terrenal. Muchas voces alaban a Dios y las Maravillas de su Creación mejor elaborada: el cuerpo humano. Con sobrada razón recitan la hermosa complejidad de nuestros tejidos, los órganos, el corazón, el cerebro, el esqueleto y los músculos. Con evidente regocijo, agradecen al Creador el Don de la Vista, el Oído, el Olfato, el Gusto, etc. En fin, todos coinciden en la perfección del cuerpo humano y lo remiten como prueba de la existencia de una Inteligencia Divina, amorosa, misericordiosa y creativa. Luego reniegan de sus instintos. Calificando como inmoral lo antes considerado Divino.
“Yo les digo: no se puede medir el crecimiento o la pureza espiritual de una persona a través de los actos, causas o consecuencias físicas de la unión sexual. Más si esta santificada, ratificada y autorizada por el matrimonio. Existen demasiados precedentes y fundamentos extra-corporales que se escapan a nuestro juicio material, impidiendo que tal discernimiento sea una verdad infalible.
“Por estas razones pido a los presentes, y a todo aquel que este observando o escuchando este mensaje, no dejarse llevar por los prejuicios acerca de la condición incasta de la primera persona llamada a ser un Elevador Espiritual. Recuerden, por ejemplo, lo que pasó cuando se descubrió que María, la madre de Jesús, tuvo otros hijos con José. Perdiendo el vanagloriado y sobreestimado estatus de pureza virginal. El escándalo no se hizo esperar y mucha gente se llevó las manos a la cabeza, desilusionadas, estupefactas e iracundas. No obstante, el hecho de que, si fue o no una concepción Divina o natural, no le restaba méritos al nacimiento y el mensaje de ese ser maravilloso: Jesús de Nazaret.
“Realmente no es tan trascendental la virginidad de la persona seleccionada como el potencial espiritual requerido para la tarea en cuestión. Potencial mismo que será desarrollado al máximo de sus capacidades, por los Preceptores encargados de la instrucción. Y yo confió en su juicio, tengo la certeza de que ellos escogieron a esta señora porque es la persona adecuada a las necesidades del planeta, dada la condición actual de nuestro nivel espiritual colectivo.
“Aun así, el trabajo de crecimiento espiritual, es una empresa de índole individual. Cada quien y cada cual es responsable ante sí mismo de su evolución interna. Todo progreso personal a la larga beneficiará al proceso en general, al progreso planetario. Tenemos la experiencia de lo que ocurrió con el llamado Movimiento de la Nueva Era que se popularizó a mediados de la última década del siglo pasado. En el mismo se pretendió unir energías en torno a una interesante meta común: encontrarnos a nosotros mismos, abogar por la paz y convertirnos en una humanidad mejor. Se suponía que la entrada en Acuario nos impulsara a buscar nuevos niveles de conciencia y Orden Cósmico. Todo se quedó a medio camino y el crecimiento fue exiguo, pocas personas lograron avanzar en la sinuosa senda de la espiritualidad. No es menos cierto que hubo mucha buena intención de parte de las personas protagonistas del movimiento. Propagaron ideales y mensajes positivos a través del mundo. Acercaron el mundo occidental al mundo oriental, enfrentando e intercambiando costumbres, creencias, conocimientos, medicinas, cultura y religión. Pero cometieron un error grave: ritualizaron el evento. Todo comenzó a reducirse a fórmulas mágicas, ceremonias milenarias de milagrosos resultados e interpretación de signos o sucesos circunstanciales a manera de augurios astrológicos y proféticos. Cada uno expresó opinión ante el inminente acontecimiento, anunciaron cambios en el hombre y en el planeta. Contribuyendo a la anarquía, mientras unos apoyaban los viejos mitos y tradiciones, otros atacaban los antiguos dogmas, para lograr imponer los ritos que habían diseñado para la Nueva Era. Estas razones, aunadas a las ya decaídas profecías de destrucción, favorecieron a la creación de un caos en los sistemas de fe.”
“Por eso expreso un llamado de lucha interior, un mensaje de unidad para la consecución de metas comunes. Ya es tiempo de comprender que somos habitantes de un planeta, mucho más allá de las nacionalidades, credos, costumbres y etnias. Nosotros, toda esa diversidad de razas y pueblos, conformamos una cultura global que nos identifica a nivel Cósmico. Es hora de aceptar esa identidad planetaria con honor y respeto, dejando a un lado las prejuiciosas rivalidades entre Occidente y Oriente, entre el Sur y el Norte, entre el Blanco y el Negro. Somos seres humanos, hijos del mismo Dios. Entonces: ¿por qué seguir enfrascados en una lucha fratricida? Ahora es una buena oportunidad, de cumplir el undécimo mandamiento que nos dejó Jesús: Ama al prójimo tanto como a ti mismo, ámense los unos a los otros tal como Él nos amó y nos ama. Por eso cuando me pregunta mi nacionalidad no les respondo, yo no soy de ninguna parte y pertenezco a todos mis congéneres: a la raza humana.”
Todos los presentes prorrumpieron en aplausos, iniciándose entonces una primera ronda de preguntas.
—¿Cómo sabe usted que la persona seleccionada proviene de la zona sudamericana? —inquirió un periodista colombiano luego de saludarle y desearle buenos días.
—Se me ha informado que pertenece a esta zona e inclusive se me ha revelado el nombre de esta persona —explicó.
—¿Quiénes son las personas que le suministran estos datos? —preguntó un representante de la iglesia católica.
—Seres de Órdenes no Reveladas al servicio directo de Gabriel.
—El Arcángel Gabriel? – exclamó extrañado el representante.
—Yo prefiero llamarle Gabriel, aun cuando se le podría denominar con otros títulos o pseudónimos como San Gabriel Arcángel, Brillante Estrella Matutina o Gabriel de Nebadón – corrigió Ganid.
Un nuevo murmullo general sacudió la sala de conferencias.
—¿Tiene pensado identificar exactamente a la persona seleccionada? ¿Sabe a ciencia cierta dónde vivía? ¿Quién es esa persona y cuál es su nombre completo? —interrogó un periodista norteamericano.
—Saber quién es, es uno de los principales motivos de mi peregrinación por estas tierras. Claro que es importante identificarla. Cuando esto ocurra podremos conectarnos con sus energías y conocer muchos detalles de su aprendizaje y cómo, cuándo y dónde regresará.
Otra persona se interesó en una posible conexión entre este suceso y la segunda venida de Jesús. Interpretando el adiestramiento como una señal de su advenimiento.
– No, esto no tiene nada que ver con eso. Estas personas serán llamadas a reafirmar el mensaje de Jesús. No se debe relacionar con su retorno, así como tampoco es su misión fortalecer o ratificar religión alguna, mucho menos fundar una nueva iglesia. Su trabajo es de estricto carácter espiritual, nada tiene que ver con grupos políticos, religiosos, étnicos o institucionales.
Muchas preguntas le hicieron después, pero no les considero tan importantes como para colocarlas en el relato. Se desviaron del tema central de la rueda de prensa: el inicio de la capacitación de un Elevador Espiritual. Una senda de trivialidades fue el camino escogido por ellos “¿Cuál es su país de origen? ¿Cuál fue su equipo favorito en el mundial de fútbol del año pasado? ¿Está usted casado? ¿Está de acuerdo con el vegetarianismo? Y pare usted de contar.
Llegado el final, se despidió de todos, prometiendo informar pronto alguna novedad sobre el hallazgo de la persona seleccionada. Una promesa que carecía de sentido para mí. Yo ya lo sabía.
—Lo único que tienes que hacer es llamarme, yo te diré quién es —pensé en voz alta, como si Ganid me pudiera oír a través de la grabación.
El martes siguiente, casi una semana después, llegó un e-mail firmado por un tal Nightmare Hacker en donde se encontraba una detallada, interesante y extraña interpretación de mi sueño. Sin duda Jonathan tenía las manos metidas en el asunto. Era alguno de sus contactos, al cual remitió la información necesaria para que desentrañara las obsesivas y maniáticas imágenes de mi mente. Este señor, quienquiera que fuese, coincidía conmigo en que el beso era una despedida. Mencionaba en su artículo que el carácter inocente y casi maternal del ósculo se debía al respeto mutuo habido entre ella y yo. El hecho de no haber otro tipo de contacto físico y la no-reiteración del beso, indicaba que no habría otra oportunidad para hacerlo de nuevo. O sea: no nos veríamos luego o las posibilidades de que ocurriera eran prácticamente nulas.
Resaltaba en sus notas, la soledad existente en las calles. No había testigos de nuestro encuentro, no existió nadie que nos viera o pudieran delatarnos, le parecía extraño. Eso, de manera indirecta, me hizo recordar los comentarios de los vecinos, que expresaron observar un inusual comportamiento de mi persona, el día de su desaparición, en los alrededores de su casa, cuando se suponía que yo la acompañaba. Nadie la vio, sólo yo le observé en esos últimos momentos.
Para Nightmare Hacker el collage de sitios, localidades y avenidas significaban situaciones y lugares que nunca compartimos. El tren en el cual llegué, desde otra ciudad. Indicaba un traslado, una búsqueda o alguna especie de fuga. Era una representación de todas las maniobras, desplazamientos y pretextos usados para poder verle en persona. Se suponía que yo realizaría un viaje en el futuro hacia parajes que jamás pensamos coincidir, paisajes inéditos y circunstancias de paradójicos desarrollos; por no mencionar posibles finales decepcionantes.
En el sueño, cuando la vi, ella se aprestaba a abordar un taxi con un cargamento de carácter alimenticio. Irrumpí en la escena, justo cuando ella estaba a punto de partir. Mariángeles hizo un alto, pasó por mí. Y luego conversamos, antes de desaparecer con mi despertar. En la vida real, en nuestro último encuentro, María se preparaba a abordar una empresa inabarcable para toda la Humanidad con un cargamento de naturaleza espiritual. Ella compartió sus pensamientos y dudas conmigo. Luego se fue o se la llevaron a plena luz del día y en mis propias narices. Nadie, excepto yo, logró oír sus últimas palabras en este plano.
Claro que Nightmare Hacker no llegó a estas conclusiones tan avanzadas. Él sugirió que yo estaría presente en la salida de María de los Ángeles hacia un gran periplo y que al retrasarse en su regreso yo recorrería muchos senderos en su búsqueda. Lo anterior fue una relación hecha por mí basándome en los hechos consumados y en las circunstancias de aquella tarde singular del viernes 9 de septiembre del 2050.
La fecha se vincula con los nueves resaltados en las imágenes. Se nombró 6 veces el consabido número 9 en el sueño. Una de esas ocasiones ella se había comido 9 frutos, los cuales identificó con esa misma denominación “9”. 9 Veces fue ingerido el número 9 dejando unos 2 o 3 para mí. El primer 9 indicaba el día, el segundo el mes, septiembre es el noveno mes del año. El número dibujado en el suelo, serviría para señalar los nueve días de diferencia entre su desaparición y el discurso de Ganid, anunciando el inicio de la preparación nueve jornadas antes. La posterior repetición del número dos ocasiones más, reiteraba la fecha (9 + 9 = 18): 18 de septiembre. En cuanto el papel numerológico que representaban el 2 y el 3 no estaba bien definido, el resultado de su combinación es 5 y si tomamos en cuenta que el número total de mangos era de 11 o 12 y el resultado de su suma también es 5 (1 + 1 + 1 + 2 = 5). Lo único que parecía sugerir era otra fecha: 5 de mayo. ¿Qué podría significar? ¿Algo importante que podría ocurrir ese día? Cabía esperar 10 meses para saberlo. Otro dato curioso: 5 + 5 = 10 ¿los 10 meses que debíamos aguardar? 10 = 1 + 0 = 1 ¿Esperar a una persona? ¿Mariángeles o a quién?
Todo un galimatías inconcebible.
Él sugirió otras combinaciones más, unas triviales, algunas de carácter relevante relativo. Estas operaciones secundarias servían para corroborar las anteriores. También hizo notar la fugaz aparición de su esposo, quien iba en dirección contraria a la nuestra. Señalando la disparidad de los caminos y destinos de ambos. Él, ni siquiera reparó en nuestro paso y se perdió en la inmensidad de aquella vía desubicada hacia el Sur. Ella y él habían dejado de tener criterios o sentimientos comunes, Era el tiempo justo de María para dejarle atrás, para buscar la verdad que yacía en el fondo de su corazón. Yo le acompañé un poco más allá, los límites de mi presencia ya habían sido medidos y no me era permitido trascenderlos. Ni siquiera el amor sincero que siento por ella fue una excusa válida para poder ir con María de los Ángeles a donde quisiera que fuese.
El taxista sin rostro representaba los Entes invisibles y anónimos que le conducían a su intrínseco objetivo. El hecho que yo viajase un pequeño tramo con ella y él, demuestra que cuando le acompañaba a su hogar ya se la habían llevado. ¿En qué momento ocurrió? Es un misterio tan enigmático como irónico ¡Todo pasó en mi presencia y fui incapaz de percibir nada extraño en ella o en las personas circundantes! En el sueño el taxista nos esperaba, mientras compartíamos y comíamos mangos, estacionado frente a la puerta. Las bolsas de comida se quedaron en el auto mientras Mariángeles y yo entramos a la vivienda vacía y desconocida. Yo desperté antes de que ella volviera al vehículo en el sueño.
En cuanto al mensaje que ella me brindó en el sueño. El cual no puedo recordar nada. Nightmare Hacker dedujo que su contenido era la revelación de su efectiva elección. Y que María compartió conmigo. Sin embargo, el anuncio fue emitido a un nivel muy alto de conciencia y mi consiente no logró asimilarlo. Permaneciendo escondido en las zonas subconscientes e inconscientes de mi mente. En el escrito me recomendaba ir a un psicoanalista que se especializase hipnoterapias y aurahipnosis. Quizá un sondeo sacará a flote el contenido de dicho mensaje, o por lo menos parte de él.
Me pareció que este Nightmare Hacker era una persona con muchos conocimientos. Podría aprender grandes cosas de él. Intenté contactarle a través de su e-mail, pero jamás me contestó. Después de tratar de comunicarme por dos días continuos, desistí. El e-mail ni siquiera era recibido. Habían desconectado la línea y quizá hasta los equipos.
Ese mismo día, jueves 29 de septiembre, contacté a Jonathan. Me encontraba triste y afligido; me hacía mucha falta María. Se había ido y me costaba mucho aceptar tal cosa. Una palabra amiga, aliviaría mis penas, eso pensé.
—Nightmare Hacker murió hace dos días —me anunció mi amigo.
Malas noticias. Eso explicaba con creces y pena, la nula respuesta a mis comunicados.
—¿Cómo te enteraste? ¿Qué le pasó? —inquirí, consternado.
—Lo supe por uno de sus amigos aquí en Caracas, el mismo que me lo recomendó. Al parecer era un anciano y murió de un infarto. Sus contactos, en Costa Rica, han publicado un homenaje en la Web, tú sabes: poemas, análisis de su trayectoria, artículos, fotos, notas de despedida y cosas por el estilo.
—¿Dijiste: ¿Costa Rica?
—Sí. Igual y hubiera buscado a un Lapón para que nos ayudara, su procedencia o su gentilicio es lo que menos importa —contestó Jonathan, un tanto risueño.
—Y yo que tenía ganas de hablar con él en persona.
—Iba a ser difícil de todas maneras, no creo hubieras ido a Costa Rica sólo para verlo. Esas no son cosas de gente cómo tú —manifestó.
—¿Qué insinúas? ¿Acaso no me consideras capaz de realizar ciertas cosas? —Protesté, ofendido —¡Yo iría al fin del mundo si allí encontrase a Mariángeles!
— Seguro —comentó —seguro será así.
Preferí no contestarle como se merecía, no iba a discutir con él por un asunto tan trivial. Pensé que era mejor contarle los hallazgos de nuestro difunto y anónimo colaborador. Él tomó su acostumbrada posición escéptica y alegre, restándole importancia al aspecto numerológico y las coincidencias descritas por Nightmare Hacker.
—Las casualidades no existen —manifesté —nada es producto del azar; recuerda: Dios no juega a los dados.
Jonathan me dio la razón a medias e hizo un comentario inesperado:
—Creo que ha llegado la hora de conocernos en persona.
—¿En vivo y directo?
—Exactamente.
—¿Voy o vienes? —pregunté, tratando de coordinar el evento.
—Mejor es que yo vaya, tú tienes compromisos laborales, yo sólo soy un vago mantenido por sus padres.
—Estoy de acuerdo, en eso tienes razón: eres un vago.
—Además —agregó divertido – tengo curiosidad por conocer al cacharrito y todas sus maquinitas periféricas.
—Muy gracioso Johnny, muy gracioso.
—Genio y figura hasta la sepultura.
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