El mundo a través de sus ojos

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El día en el que Kim Seokjin y Kim Taehyung supieron lo que era la magia, Mari entendió también, lo que era el amor
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Taehyung pudo abrazar a Seokjin esa noche.

Aunque, ciertamente, fue Seokjin quien lo abrazó a él.

También fue Seokjin quien se inclinó, reposando sus manos en ambas mejillas del otro, mezclando su respiración con la propia, rozando la punta helada de su nariz con la otra, hasta que sus labios, tiernos y húmedos, tocaron su boca.

El beso que tuvieron quizá duró minutos o segundos, pero se sintió como si el tiempo se hubiese detenido. Había algo de magia en los primeros encuentros: siempre tenían la capacidad de detener el tiempo, de saberse únicos en el universo.

Luego de ese beso hubo algunos más.

Y unas cuantas caricias aquí y allá.

Unos cuantos suspiros.

Un poco de calor en el invierno... era invierno de nuevo, ya había pasado un año desde que se habían conocido.

Esa noche Seokjin entendió acerca de esa clase de magia de la que Mari hablaba todo el tiempo.

La magia de las pequeñas cosas.

Seokjin y Taehyung decidieron volverse una pareja oficialmente después de eso, y se dijeron te amo muchas veces, y se abrazaron y besaron y tocaron y amaron muchas veces más.

Unos meses pasaron como papeles en el viento volando y entre más días transcurrían más sentimientos y situaciones y planes e ideas, se acumulaban.

Luego de algún tiempo, comenzaron a vivir juntos.

Fue la misma noche en la que durmieron en la misma cama por primera vez que Taehyung descubrió acerca de Mari, porque la vio saliendo del espejo.

Después de muchas explicaciones, muchas preguntas, muchas suplicas después, Taehyung simplemente lo aceptó y su estudio lo convirtió en otra habitación por si algún día Mari se aburría de vivir en el espejo.

El chico de cabellos coloridos la dejaba hacer magia dentro de la casa y reemplazaba los fusibles cuando se quemaban. Aun así, él dejaba que Seokjin la regañara porque Mari creía firmemente que a veces Taehyung tenía maldad en su corazón.

Bromeo, Taehyung tiene un gran corazón.

Taehyung abrió una tienda de arte un año después junto a la tienda de antigüedades y Seokjin volvió a escribir poesía, y algunas páginas incompletas que Tae encontraba por arte de magia las pegaba en la puerta de la nevera y las leía de vez en cuando.

Durante ese tiempo Jin amó el cabello de Taehyung siendo rubio, rojo, fucsia, verde, azul, gris, castaño y negro.

También amó abrazar a Tae cuando entró en crisis por creer que se quedaría calvo luego de que el último tinte comenzase a tumbarle el cabello.

Jin vio como su pequeño apartamento pasó a ser un departamento con tres habitaciones y un lindo balcón donde se sentaban todos los días al amanecer para desayunar juntos y al atardecer para tomar café o té y hablar sobre el día y sobre cualquier cosa.

Taehyung vio a Seokjin queriendo escribir un poemario y le vio cortarse a sí mismo el cabello con tijeras de cocina.

Taehyung amó estar con Seokjin cada día de su vida.

A medida que el tiempo pasaba, Mari pudo aprender nuevos tipos de magia y nuevas formas de reconocerla.

También aprendió a suplicar y llorar cuando Jimin regresó muy enojado a arrancarle la cabeza por no haber cumplido su tarea.

Pero no importaba, realmente no importaba.

Porque Mari era una Amante. Ella era feliz viendo la magia en el amor.

En la magia de las pequeñas cosas que Seokjin aprendió, pudo ver cada momento como algo especial.

Como cuando Taehyung conoció a sus padres y estuvo a punto de llorar porque él es muy sentimental cuando está feliz y porque la mamá de Jin preparó pastel de fresa cuando Jin le dijo que era el favorito de su pareja.

Y también estaba la magia que solo él podía ver.

Como la forma en la que el cabello de Taehyung se veía en la almohada, o la forma en la que sus ojos se abrían lentamente al despertar, la forma en la que suspiraba somnoliento y la forma en la que, lo primero que hacía, era buscar a Jin entre las sabanas, para abrazarlo antes de levantarse.

Y esa era solo la magia de las mañanas.

Faltaba la de la tarde y la del anochecer. También esa que ocurría en ocasiones especiales y la que veía los fines de semana cuando armaban planes para los dos.

A Mari, en especial, le gustaba la magia de escuchar a Seokjin leer su propia poesía porque podía ver pequeños rastros de él mismo y de Taehyung en cada una de sus palabras, y más que eso, podía ver la felicidad en sus ojos.

No obstante, si le preguntabas, Mari te diría que, de los dos, Taehyung era quien tenía un sentido más preciso sobre la magia.

¿Qué sabes sobre la magia, Taehyung?

Él solo sonreiría, como solo él sabía sonreír, y miraría a lo lejos cualquier bosquejo de presencia del sol.

Y respondería:

La magia es Seokjin.

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Fin
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