El mundo a través de un sentimiento

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El día en el que Kim Seokjin y Kim Taehyung supieron lo que eran los sentimientos, Mari aprendió que también debes saber cómo lidiar con ellos

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La segunda cita de Taehyung y Seokjin fue en los bancos fuera de una tienda de conveniencia, donde se sentaron a escuchar algunos casetes, compartiendo cada uno un auricular, sentados bastante juntos, viendo como anochecía y sus abrigos no eran la única cosa que los hacía sentir cálidos.

Ese día conocieron un poco más el uno del otro y a Seokjin le gustó cómo, la manera coqueta de ser de Kim Taehyung, no lo hacía sentir incómodo y le gustó la forma en la que la sonrisa de Taehyung era la más grande y brillante y real que había visto alguna vez.

Le gustó cómo el viento movía el cabello azul aqua del otro y cómo su voz se volvía un poco infantil cuando le reclamaba a Seokjin algún comentario negativo que hiciera sobre alguna canción.

Taehyung se giraba, aun riendo, golpeaba el hombro de Seokjin y se quejaba.

Fue la primera vez que Taehyung escuchó una risa de Seokjin.

A Taehyung le sorprendió cuánto le gustó.

A Taehyung le gustó la forma en la que la nariz de Seokjin se enrojecía por el frío y como su cabello negro, un poco largo, le tapaba los ojos. Porque entonces él tendría la excusa de estirarse un poco, deslizar sus dedos por los mechones oscuros y pasarlos detrás de las orejas de Jin.

Entonces le gustaba cómo Jin se quedaba muy quieto y en silencio, con las orejas coloradas y los ojos brillando ligeramente dilatados, ligeramente humedecidos en las esquinas.

A ambos les gustó la tranquilidad. Les gustó la presencia del otro. Les gustó poder decir: ¿Nos vemos mañana de nuevo? Y que el otro no dudara en responder que sí.

Tuvieron una tercera cita en una exhibición de fotografía, y una cuarta cita en una tienda de Mangas.

Su quinta cita fue en la playa.

La sexta fue en un restaurante.

Tuvieron una séptima cita en una librería y la octava fue en la tienda de antigüedades donde Jin le ayudó a Taehyung a hacer un inventario, llenándose de polvo y sentándose en el piso a tomar té.

Para la novena cita Taehyung se resfrió, así que Jin conoció su pequeño apartamento cuando le llevó medicina y se quedó toda una tarde y una noche con él para cuidar su enfermedad.

Jin se quedó dormido a los pies de la cama donde Tae reposaba su fiebre, y cuando este último despertó, lo primero que hizo fue deslizar los dedos por el cabello de Seokjin, dejándolo detrás de las orejas.

Seokjin se fue al amanecer luego de acompañarlo a desayunar.

En la décima cita, Seokjin llevó a Taehyung a conocer la fundación.

En la onceava cita, Taehyung conoció el apartamento de Seokjin y Mari lo vio todo a través del mundo en el espejo.

Tuvieron incontables citas después de eso.

Pero ninguno dijo nada, ninguno hizo nada. Porque ambos, de repente, tuvieron miedo.

—Mari.

—¿Mm?

Estaban ambos acostados en la cama de Jin, mirando las estrellas brillantes de plástico que habían pegado en el techo cuando recién se habían mudado a ese lugar.

Era domingo y Jin había estado lavando su ropa, así que todo estaba húmedo y secándose en el estrecho balcón.

—¿Por qué siento que hay algo que te preocupa?

—Sabes... ¿Desde cuándo he estado yendo de aquí a allá con Taehyung?

—Uh... ¿Algunos meses? ¿Por qué?

—¿Recuerdas lo que te dije hace unas semanas?

—¿Que creías que te atraía?

Jin se quedó en silencio, con las manos detrás de la cabeza, cerrando los ojos, frunciendo el ceño por primera vez en mucho tiempo.

—Sí...creo que estoy enamorado de él.

Sonriendo, Mari giró su cuerpo, observando el perfil de Seokjin que estaba un poco nervioso y un poco lívido. —¿Qué es lo que te preocupa de eso?

Girándose también, Mari pudo ver un destello de dolor en los ojos que acababan de abrirse, algo como el miedo y algo como el arrepentimiento mientras encogía las manos contra su propio pecho y parecía un niño vulnerable.

—He estado llamando "citas" a todas las veces que hemos salido por allí o hecho algo juntos, pero ¿Qué pasa si soy el único que está creyéndose esta historia?

—¿Crees que no le gustas?

—Tengo miedo de solo gustarle. Yo siento que estoy enamorado de él.

—Pero, si le gustas, ¿No es eso una oportunidad?

Las siguientes veces que Jin y Tae salieron juntos, Seokjin se sintió desorientado y nervioso, como la primera vez que se vieron, sin saber cómo debería lidiar con la situación de haber aceptado sus propios sentimientos y el temor a que estos fuesen rechazados.

Taehyung lo vio distante, un poco distraído, un poco rígido de nuevo, cuando no lo había visto así en mucho tiempo.

Y su corazón se sintió un poco desolado también.

¿Por qué? ¿Quizá...lo malinterpretó?... ¿Quizá Jin no está interesado en él de esa manera?

Pero Taehyung no era el tipo de persona que dejaba pasar los malentendidos. A él le gustaba la comunicación, le gustaba ponerle la cara a sus problemas y resolverlos de frente.

Tae necesitaba saber si Seokjin lo quería de la misma forma en la que él lo hacía. Porque todas esas señales y todos esos encuentros no se los pudo haber imaginado solo él.

¿Cierto?

¿Para qué caer en pensamientos de los cuales no tenía pruebas cuando bien podía preguntar y saber?

Y si Seokjin no sentía nada por él...

Si Seokjin no sentía nada por él, Taehyung no se creía lo suficientemente valiente como para volverlo a ver solo como amigos.

Porque era fácil enamorarse de Seokjin, y era hermoso ser el objetivo de atención de Seokjin.

A Taehyung no solo le gustaba él. Taehyung amaba todo de él.

Lo había conocido por meses, muchos meses ya, y se sentía como años de reparar en cada detalle, en cada cambio gradual, en cada acción y en cada palabra.

Taehyung se sorprendía a sí mismo a veces preguntándose qué habría pasado si Seokjin no lo hubiese invitado a tomar un café. ¿habría dejado pasar la oportunidad y no lo habría vuelto a ver?

La primera vez que se preguntó eso fue justo al mismo tiempo que se dio cuenta de sus sentimientos.

Estaría devastado, completamente devastado.

¿Cómo dejó que su corazón cayera sin aviso, así como así?

¿Cómo se dejó atrapar con cada pequeña cosa?

Él no podía vivir ahora con la idea de no ser importante en la vida de Seokjin.

Entonces, sal de la duda pronto.

Ese día Jin había vuelto a ofrecerse para ayudar a Taehyung a hacer un inventario en la tienda de antigüedades.

Era realmente tarde y los ojos de Seokjin tenían ojeras. Taehyung sintió muchas ganas de acercarlo y abrazarle hasta que se quedara dormido.

Será esta noche, le preguntaré esta noche.

Cuando se sentaron en el piso lleno de polvo de la bodega, casi como hacían siempre que se quedaban en la tienda hasta tarde, Taehyung respiró hondo y se preparó a sí mismo para cualquiera que fuese la respuesta de Seokjin.

¿Cómo debería decirlo?

Seokjin ¿Te gusta ese té? ¿Sí? ¿Y qué hay de mí? ¿Te gusto yo?

Seokjin ¿Quieres salir conmigo?

—Tae-Tae

Seokjin ¿Te he dicho lo mucho que me gustas?

Seokjin ¿Te he dicho lo especial que eres para mí?

—Tae.

Seokjin ¿Tienes idea de lo maravilloso que eres?

¿Tienes idea de lo que provocas cuando sonríes?

¿Sabes lo que le haces a mi corazón?

—Taehyung.

Seokjin ¿Sabes qué tan fuerte es lo que siento?

Seokjin...

—Kim Taehyung ¿Me estás escuchando?

—Hyung, te amo.

La tienda se quedó en total silencio después de eso.

Taehyung no supo por qué lo dijo de esa manera, ni por qué su corazón parecía haber dejado de latir de repente. No supo por qué pareció que las partículas de polvo en el aire habían comenzado a brillar ni por qué pareció escuchar una melodía a lo lejos.

Taehyung no supo por qué, cuando levantó la vista, Seokjin estaba demasiado quieto, mirándolo fijamente.

Taehyung no supo por qué sus propios ojos se humedecieron cuando escuchó la voz baja y tierna de Seokjin diciendo:

—Yo también.